COMPENDIO DE TEOLOGIA 304

304

CAPITULO LIII

Las relaciones en virtud de las cuales se distinguen uno de otro, el Padre , el Hijo y el Espiritu Santo, son relaciones reales y no solo relaciones de razon.

Las relaciones en virtud de las cuales se distinguen uno de otro el Padre, el Hijo y el Espiritu Santo, son relaciones reales y no relaciones de razon. Las relaciones de razon solamente son aquellas que tienen por objeto, no alguna cosa existente en la naturaleza de las cosas, sino alguna cosa que solo existe en la concepcion: por ejemplo, la derecha o la izquierda, hablando de una piedra, no son relaciones reales, porque ni la derecha ni la izquierda se refieren a cualidad alguna realmente existente en la piedra; se refieren al hecho de considerar una piedra como si tuviera derecha o izquierda, porque esté a la derecha o a la izquierda de un animal. Es asi que la derecha o la izquierda en un animal son relaciones reales, porque se refieren a ciertas propiedades existentes en partes determinadas del animal; luego existiendo como existen realmente en Dios las relaciones en virtud de las cuales el Padre, el Hijo y el Espiritu Santo se distinguen uno de otro, necesario es que estas relaciones sean reales, y no solo de razon.



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CAPITULO LIV

Estas relaciones no son accidentalmente inherentes.

No es posible que estas relaciones sean accidentalmente inherentes, ya porque las operaciones a que se siguen directamente las relaciones son la misma substancia de Dios, ya porque, como antes se ha demostrado, no puede haber en Dios nada que sea accidental. De aqui se sigue que si las relaciones de que hablamos existen en Dios, no pueden ser accidentalmente inherentes, sino subsistentes. Por las premisas precedentes puede comprenderse como lo que es accidental en los demas seres, puede existir substancialmente en Dios.



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CAPITULO LV

Las relaciones referidas constituyen en Dios una diferencia de personas.

Como en la naturaleza divina la distincion se efectua por relaciones que no son accidentales, sino subsistentes; y como la distincion de las cosas subsistentes en toda naturaleza intelectual es una distincion personal, necesario es que las relaciones de que hablamos constituyan en Dios una diferencia de Personas. Luego el Padre, el Hijo y el Espiritu Santo son tres Personas, y también tres hipostasis, porque la palabra hipostasis significa alguna cosa subsistente y completa.



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CAPITULO LVI

Es imposible que haya en Dios mas de tres personas.

Es imposible que haya en Dios mas de tres personas, porque es imposible que las Personas divinas se multipliquen por una division de substancia, sino solamente por una relacion de procesion, y, no por una procesion cualquiera, sino por una procesion que no dé por resultado alguna cosa externa. En efecto: si esa procesion diera por resultado alguna cosa externa, no tendria naturaleza divina, y por consiguiente no seria una persona o una hipostasis divina. Es asi que en Dios la procesion que no tiene un término exterior no puede ser tomada mas que en el orden de las operaciones de la inteligencia de donde procede el Verbo, o de las operaciones de la voluntad de donde procede el amor, como dijimos antes; luego no puede haber en Dios alguna persona divina que de l proceda de otro modo que como procede el Verbo a quien llamamos Hijo, o el amor al que llamamos Espiritu Santo. Ademas, como Dios lo abarca todo con sola la intuicion de su inteligencia, y su amor se extiende a todo por un solo acto de su voluntad, es imposible que en Dios haya muchos verbos o muchos amores; luego si el Hijo procede como Verbo, y el Espiritu Santo como amor, claro es que no puede haber en Dios muchos Hijos o muchos Espiritus Santos. Ademas, lo que admite fuera de si alguna cosa del mismo género no es simplemente perfecto, y por esta razon las cosas que son simplemente perfectas en su naturaleza no se multiplican en numero, como Dios, el sol (5), la luna y otras cosas semejantes. Necesario es también que tanto el Hijo como el Espiritu Santo sean simplemente perfectos, siendo como es Dios cada uno de ellos. Es, pues, imposible que haya muchos Hijos y muchos Espiritus Santos. Ademas, lo que hace que algo subsistente sea tal cosa determinada y distinta de las demas, no puede multiplicarse en numero, porque lo que es individual no puede ser predicado de muchos, En virtud de la filiacion, el Hijo es esta persona divina subsistente en si misma y distinta de las demas; como por los principios de individualizacion Sortes es tal persona humana determinada. Asi como los principios de individualizacion en virtud de los cuales Sortes es tal hombre determinado, no pueden convenir mas que a uno solo; asi también la filiacion en Dios no puede convenir mas que a una sola persona. Lo mismo sucede en cuanto a las relaciones del Padre y del Espiritu Santo, y, por consiguiente, es imposible que haya en Dios muchos Padres, muchos Hijos o muchos Espiritus Santos. Aun podemos insistir considerando que las cosas que poseen la unidad de forma no se multiplican en numero, sino por la materia, como se multiplica la blancura, porque son muchos los objetos que la reciben: es asi que en Dios no hay materia; luego en l todo lo que posee la unidad de forma y la unidad de especie, no puede multiplicarse numéricamente, y asi sucede, en efecto, con la paternidad, la filiacion y la procesion del Espiritu Santo; luego es imposible que en Dios haya muchos Padres, muchos Hijos o muchos Espiritus Santos.



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CAPITULO LVII

De las propiedades o nociones de Dios, y cual es su numero con respecto al Padre.

Reconocido en Dios este numero de personas, debe haber en él cierto numero de propiedades de las personas que sirvan para diferenciarlas entre si. En el Padre hay tres: una que le distingue del Hijo solo, la paternidad; otra que le distingue del Hijo y del Espiritu Santo, propiedad que llamamos inascibilidad, porque Dios Padre no procede de ninguno otro; otra, en fin, que es aquella por la cual el Padre es con el Hijo distinto del Espiritu Santo, y se llama espiracion comun. No se asigna propiedad que distinga al Padre del Espiritu Santo, porque el Padre y el Hijo son el principio comun del Espiritu Santo, como hemos manifestado antes.

Notas

5. Sto. Tomas y los escolasticos de su tiempo creian que los astros eran incorruptibles y de una materia esencialmente distinta de la de nuestros cuerpos terrestres. Por esto eran tenidos por mucho mas perfectos.



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CAPITULO LVIII

De las propiedades del Hijo y del Espiritu Santo. Su Numero y Naturaleza.

Dos propiedades convienen necesariamente al Hijo: una que le distingue del Padre, la filiacion; otra que juntamente con el Padre le distingue del Espiritu Santo, la espiracion comun. No hay necesidad de asignar al Hijo una propiedad que le distinga del Espiritu Santo solo; porque, como acabamos de decir, el Hijo y el Padre son el principio comun del Espiritu Santo. Tampoco hay necesidad de asignar una propiedad, en virtud de la cual el Hijo y el Espiritu Santo se distingan del Padre, porque el Padre se distingue de ambos por una sola propiedad, la inascibilidad, en cuanto que el Padre no procede de nada. Como el Hijo y el Espiritu Santo tienen modos diferentes de procesion, claro es que se distinguen del Padre por dos propiedades. El Espiritu Santo no tiene mas que una sola propiedad, por la cual se distingue del Padre y del Hijo, propiedad a que damos el nombre de procesion. De lo dicho aparece que no puede existir propiedad que distinga al Espiritu Santo del Hijo solo o del Padre solo. Cinco son, por consiguiente, las propiedades que se atribuyen a las Personas divinas, a saber: la inascibilidad, la paternidad, la filiacion, la aspiracion comun, y la procesion.



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CAPITULO LIX

Por qué estas propiedades son llamadas nociones.

Estas cinco relaciones pueden ser llamadas nociones de las personas, porque nos dan a conocer la distincion de las Personas divinas; pero no pueden recibir el nombre de propiedades, entendiendo propio solamente lo que conviene a una sola persona; porque la espiracion comun conviene al Padre y al Hijo. Sin embargo, no hay inconveniente en que se llame propiedad a la espiracion comun, siguiendo la costumbre recibida de decir que una cosa es propia a muchos con relacion a otra cosa distinta, como, por ejemplo, cuando se dice que la cualidad de bipedo conviene al hombre y al ave respecto del cuadrupedo. Pero como las Personas divinas se distinguen por las relaciones solas, y como las nociones nos dan a conocer la distincion de estas mismas Personas, necesario es que estas nociones pertenezcan de algun modo a la relacion. De estas relaciones, cuatro son relaciones verdaderas, que establecen entre las Personas divinas una reciprocidad de relaciones, porque, con respecto a la quinta nocion, esto es, la inascibilidad, pertenece a la relacion como negacion de relacion, supuesto que las negaciones se refieren al género de las afirmaciones, y las privaciones al género de las posesiones, como lo que no es hombre al género del hombre, lo que no es blanco al género de la blancura. Entre las relaciones que establecen entre las personas relaciones mutuas, unas tienen nombre, como la paternidad y la filiacion, porque significan propiamente una relacion; otras son innominadas, como las que designan las relaciones reciprocas entre el Padre, el Hijo y el Espiritu Santo; y en este caso, en lugar de darlas el nombre de relaciones, emplearemos la palabra origenes. Es evidente que la espiracion comun y la procesion significan el origen y no las relaciones procedentes del origen. Asi podemos decirlo, considerando las relaciones del Padre y el Hijo; porque la generacion significa un origen activo, de donde procede la relacion de la paternidad; y el nacimiento, por el contrario, significa el origen pasivo del Hijo, de donde procede la relacion de la filiacion. La espiracion comun, y aun la procesion, producen alguna relacion; pero como las relaciones son innominadas, nos valemos de los nombres de los actos en lugar de los nombres de las relaciones.



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CAPITULO LX

No hay en Dios mas que tres Personas. Aun cuando son cuatro las relaciones que en él subsisten.

Debemos considerar que aunque las relaciones subsistentes en Dios sean las mismas Personas divinas, como dijimos antes, sin embargo, no puede haber en Dios cinco o cuatro personas, segun el numero de las relaciones. El numero, en efecto, determina cierta distincion. Del mismo modo que la unidad es indivisible, asi también la pluralidad es divisible. Para la pluralidad de personas es necesario que las relaciones tengan un valor distintivo, en razon a la oposicion; porque la distincion formal no tiene lugar mas que por la oposicion. Considerando, pues, dichas relaciones, la paternidad y la filiacion, se ve que tienen entre si una oposicion relativa, en virtud de la cual no pueden existir simultaneamente en el mismo supuesto; y por lo tanto es necesario que la paternidad y la filiacion sean dos personas subsistentes. La inascibilidad es en verdad opuesta a la filiacion, pero no a la paternidad; y esta es la razon por qué la paternidad y la inascibilidad pueden convenir a una misma persona. La espiracion comun no se opone tampoco ni a la paternidad, ni a la filiacion, ni aun a la inascibilidad, y por lo mismo no hay inconveniente alguno en que la espiracion comun se encuentre en la persona del Padre y en la del Hijo. Esta es la razon por que la espiracion comun no es una persona subsistente distinta de la persona del Padre y de la del Hijo. La procesion, por el contrario, tiene una oposicion relativa a la espiracion comun. De aqui resulta que conviniendo al Padre y al Hijo toda espiracion, necesario es que la procesion sea una persona distinta de la persona del Padre y de la del Hijo. De aqui aparece con la mayor claridad, porqué no se dice que hay en Dios cinco personas, en razon al numero cinco de nociones, sino tres personas, en razon a las tres relaciones personales. Las cinco nociones no son por cierto cinco cosas subsistentes; al paso que las tres personas son tres cosas subsistentes. Aun cuando muchas nociones o propiedades puedan convenir a una persona, no hay mas que una sola que constituya la persona; porque lo que constituye la persona no es la pluralidad de propiedades, sino la propiedad subsistente y relativa. En efecto, si se concibieran muchas propiedades como distintas y subsistentes por si mismas, habria por lo mismo muchas personas en lugar de una; por consiguiente, es necesario decir que entre muchas propiedades o nociones que convienen a una persona sola, la que procede, segun el orden de la naturaleza, es la que constituye la persona, y las demas son consideradas como inherentes a la persona ya constituida. Es, pues, evidente que la inascibilidad no puede ser la primera nocion del Padre que constituye a su persona, ya porque la negacion no constituye nada, ya porque la afirmacion precede naturalmente a la negacion. En cuanto a la espiracion comun, presupone en el orden de la naturaleza la paternidad y la filiacion, del mismo modo que la procesion del amor presupone la procesion del Verbo; y de ahi resulta que la espiracion comun no puede ser la primera nocion del Padre, ni del Hijo; y, por consiguiente, que la paternidad es la primera nocion del Padre, la filiacion la primera nocion del Hijo, y la procesion sola la nocion del Espiritu Santo. Queda probado que hay tres nociones que constituyen las personas, la paternidad, la filiacion y la procesion; y que estas tres nociones son necesariamente propiedades. En efecto, lo que constituye la persona solo debe convenir a la persona constituida; porque los principios de individualizacion no pueden convenir a muchos; por esto se da a estas tres nociones el nombre de propiedades personales, como constituyendo tres personas del modo que hemos dicho; y por esto se dice que las demas son propiedades o nociones de personas, pero no personales, supuesto que no constituyen las personas.



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CAPITULO LXI

Removidas o separadas por una abstraccion mental; las propiedades personales desaparecen las hipostasis.

De lo dicho antes aparece que, apartando por una abstraccion mental las propiedades personales, desaparecen las hipostasis: En efecto: separada la forma por medio de la abstraccion intelectual, queda el sujeto de la forma, a la manera que, después de haber separado la blancura, quede la superficie la cual separada permanece la substancia, de la cual removida la forma queda la materia prima; pero destruido el sujeto, ya no queda nada. Es asi que las propiedades personales son las mismas personas subsistentes, porque estas propiedades no constituyen las personas como sobreviniendo en supuestos preexistentes; porque lo que en Dios es absoluto, no puede ser distinto, sino solo lo que es relativo; luego necesario es decir que, hecha abstraccion mental de las propiedades personales, no quedan ya hipostasis distintas, en tanto que separando las nociones no personales quedan siempre hipostasis distintas.



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CAPITULO LXII

Como después de la abstraccion mental de las propiedades personales quedan siempre la esencia divina.

Si alguno preguntase si después de la abstraccion mental de las propiedades personales queda la esencia divina, debe respondérsele, si en un sentido, y no en otro. En efecto: hay dos clases de abstracciones mentales: una que consiste en abstraer la forma de la materia, procediendo de lo que es mas formal a lo que es mas material, porque lo que es primer sujeto queda siempre en primer lugar, y la ultima forma es lo primero que se aparta o remueve; otra, que consiste en abstraer lo que es universal de lo que es particular. Esta abstraccion se efectua en cierto modo en un sentido contrario, porque se apartan primero las condiciones materiales de individualizacion para atenerse solo a lo que es comun. Aun cuando en Dios no haya ni materia ni forma, ni universal ni particular, hay en Dios, sin embargo, algo que es comun, que es propio y supuesto de la naturaleza comun; y sucede asi porque las personas son comparadas a la esencia, segun el modo de entender, del mismo modo que los supuestos propios son comparados a la naturaleza comun. Luego, segun el primer modo de hacer la abstraccion mental, separando las propiedades personales, que son las personas subsistentes, queda destruida la naturaleza comun, al paso que haciendo la abstraccion por el segundo modo, la naturaleza comun existe siempre.



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CAPITULO LXIII

Del orden de los actos personales con relacion a las propiedades personales.

De lo dicho puede colegirse cual es intelectualmente el orden de los actos personales con relacion a las propiedades personales. Las propiedades personales son personas subsistentes. La persona subsistente, cualquiera que sea su naturaleza, obra por la comunicacion de su naturaleza y en virtud de esta misma naturaleza, porque la forma de la especie es el principio de la generacion de un ser semejante en la misma especie. Luego como los actos personales pertenecen a la comunicacion de la naturaleza divina, necesario es que la persona subsistente comunique la naturaleza comun en virtud de su misma naturaleza. De aqui pueden deducirse dos conclusiones: primera, que la potencia generativa en el Padre es la misma naturaleza divina; porque el poder de hacer alguna cosa es el principio en virtud del cual se ejerce la accion; segunda, que un acto personal, a saber, la generacion, segun el modo de entender, presupone la naturaleza divina y la propiedad personal del Padre, que es la hipostasis misma del Padre, aun cuando esta propiedad, en cuanto que es relacion, proceda del acto. De esto se sigue que si se considera en el Padre la cualidad de persona subsistente, puede decirse que engendra, porque es Padre; y si, por el contrario se considera la relacion, sera necesario decir que es Padre, porque engendra.



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CAPITULO LXIV

Como ha de entenderse la generacion con respecto al Padre y al Hijo.

Conviene saber que ha de entenderse de distinto modo el orden de la generacion activa por la paternidad, y la generacion pasiva o la natividad con relacion a la filiacion. La generacion activa presupone en el orden de la naturaleza la persona del que engendra, al paso que la generacion pasiva o la natividad precede en el orden de la naturaleza a la persona engendrada, porque ésta recibe su existencia de su natividad. Por consiguiente, la generacion activa, segun el modo de entender, presupone la paternidad, en cuanto que es constitutiva de la persona del Padre; por el contrario, la natividad no presupone la filiacion, en cuanto que es constitutiva de la persona del Hijo, pues segun el modo de entender, la precede de uno y otro modo, es decir, en cuanto que es constitutiva de la persona y en cuanto que es relacion. Lo mismo debemos entender de todo lo que pertenece a la procesion del Espiritu Santo.



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CAPITULO LXV

Entre los actos nocionales y las personas no hay mas que una diferencia de razon.

En el orden que hemos asignado a los actos nocionales y a las propiedades nocionales, no pretendemos establecer que los actos nocionales se diferencien en el fondo de las propiedades personales, sino solamente en cuanto al modo de entender Del mismo modo que la inteligencia de Dios es Dios mismo en el ejercicio activo de su inteligencia, asi también la generacion del Padre es el Padre que engendra, aun cuando estas cosas estén significadas de otra manera. Aunque una persona tenga muchas nociones, no por eso hay en ella composicion alguna. En efecto, siendo la inascibilidad una propiedad negativa, no puede producir composicion de ninguna clase. Las dos relaciones que existen en la persona del Padre, a saber, la paternidad y la espiracion comun, son en el fondo una misma cosa en tanto que son comparadas a la persona del Padre. En efecto asi como la paternidad es el Padre, asi también la espiracion comun en el Padre es el Padre, y en el Hijo es el Hijo. Estas relaciones se diferencian por razon de la diversidad de sus conceptos, porque el Padre se refiere al Hijo por medio de la paternidad, y al Espiritu Santo por la espiracion comun; y del mismo modo el Hijo se refiere al Padre por la filiacion, y al Espiritu Santo por la espiracion comun.



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CAPITULO LXVI

Las propiedades relativas son la misma esencia divina.

Las propiedades relativas son la misma esencia divina, Las propiedades relativas son las mismas personas subsistentes: es asi que en Dios la persona subsistente no puede ser mas que la esencia divina: es asi que la esencia divina es Dios mismo, como ya hemos demostrado; luego las propiedades relativas son en el fondo lo mismo que la esencia divina. Ademas, todo lo que hay en un ser, fuera de su esencia, esta en él accidentalmente: es asi que en Dios no puede haber accidente alguno; luego las propiedades relativas no son en el fondo diferentes de la esencia divina.



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CAPITULO LXVII

Las relaciones no son exteriores como afirmaron los Porretanos (6).

No puede decirse que las propiedades de que hemos hablado estén fuera de las personas, y no en las personas, como dijeron los Porretanos. En las cosas sometidas a las relaciones de esta clase, debe haber relaciones reales, como se ve claramente en las criaturas, en las cuales hay relaciones reales, como hay accidentes en los sujetos. Es asi que las relaciones que distinguen a las personas divinas son relaciones reales, como dijimos antes; luego es necesario que estas relaciones estén en las personas divinas, pero no como accidentes. En efecto: hemos demostrado que aquellas cosas que en las criaturas son accidentes, trasladadas a Dios, dejan de ser accidentes, como la sabiduria, la justicia y otras cosas semejantes. Ademas de esto, en Dios no puede haber distincion mas que por las relaciones, porque las cosas que estan designadas de una manera absoluta son comunes; luego si las relaciones estan fuera de las personas o son exteriores a ellas, no quedara ninguna distincion entre estas personas. Necesario es, por consiguiente, admitir que las propiedades relativas estan en las personas; pero de tal suerte, que son las personas mismas, y aun la misma esencia divina, a la manera que se dice que la sabiduria y la bondad en Dios, son Dios mismo y la esencia divina.



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CAPITULO LXVIII

De los efectos de la divinidad, y en primer lugar del Ser.

Después de estas consideraciones referentes a la unidad de la esencia divina y a la trinidad de personas, aun nos quedan por examinar los efectos de la divinidad. El primer efecto de Dios en las cosas, es su mismo ser, que suponen todos los demas efectos de que es fundamento. Todo lo que tiene una existencia cualquiera, necesariamente recibe su ser de Dios. En efecto: en todas las cosas ordenadas se encuentra comunmente que lo que es primero y perfectisimo en un orden cualquiera, es causa de lo que es posterior en el mismo orden, como el fuego, que es calidisimo, es causa del calor en los demas cuerpos calidos. Las cosas imperfectas traen su origen de las cosas perfectas, como las simientes, que proceden de los animales y de las plantas. Antes hemos demostrado que Dios es el primero y el mas perfecto de los seres; luego necesario es que sea causa del ser en todo lo que goza del ser. Ademas, todo lo que tiene una cualidad por participacion, se refiere a lo que goza de ella por esencia, como al principio y a la causa, a la manera que el hierro encendido tiene la virtud ignea de lo que es fuego por esencia: es asi que Dios es su propio ser, como antes se ha probado; luego el ser le conviene por su esencia, en tanto que no conviene mas que por participacion a los demas seres. En efecto: no hay ningun otro ser cuya esencia sea su propio ser; porque el ser absoluto y subsistente por si mismo debe necesariamente ser unico, como ya queda probado; luego Dios es necesariamente la causa de la existencia de todo lo que es.



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CAPITULO LXIX

Dios no tuvo necesidad de materia preexistente para la creacion de las cosas.

Lo dicho anteriormente demuestra que Dios, al crear las cosas, no tiene necesidad de materia para obrar, porque ningun agente, antes de obrar, tiene necesidad de lo que produce con su accion, sino solamente de aquello que no puede producir con su misma accion. El arquitecto, para obrar, necesita piedras y maderas, porque no puede producir estos materiales con su accion, al paso que produce la casa con su operacion, pero no la supone preexistente a su obra. Necesario es que la materia sea producida por la accion de Dios, puesto que hemos demostrado que todo lo que de cualquier modo es, tiene a Dios por causa de su existencia. Queda, pues, probado que Dios, al obrar, no supone la materia ya existente. Otra razon: el acto es naturalmente anterior a la potencia, y por esta razon le conviene primariamente la cualidad de principio: es asi que todo principio que al crear presupone otro, no posee la cualidad de principio mas que de un modo subalterno; luego siendo Dios el principio de todo como acto primo, y la materia como un ser en potencia, inconveniente seria decir que Dios, al crear las cosas, supone la materia existente. Ademas, cuanto mas universal es una causa, tanto mas universal es también su efecto, porque las causas particulares aplican los efectos de las causas universales a un objeto determinado; determinacion que es al efecto universal lo que el acto es a la potencia. Toda causa que constituye una cosa en el estado de acto presupuesto, por lo mismo que esta en potencia con respecto a este acto, es causa particular relativamente a alguna causa mas universal. Es asi que esto no conviene a Dios, siendo como es causa prima; luego la materia no es preexistente a su accion, y por consiguiente, a l pertenece el poder hacer que las cosas pasen de la nada al ser, lo cual es crear. Por esta razon el Simbolo de la fe catolica le confiesa Creador.

Notas

6. Los Porretanos son los discipulos de los discipulos de Gilberto de la Porré, obispo de Poitiers, que murio en 1154. Fue célebre por sus desgraciadas aplicaciones de la filosofia a la teologia. Exagero mucho la distincion real entre la esencia comun y la esencia individualizada. Por esto en el concilio de Reims de 1148, forzado por S. Bernardo, tuvo que dar cuenta de cuatro proposiciones contenidas en su comentario in Boetium, que parecian contraria a la fe. Se le acusaba de establecer una diferencia real entre Dios y la divinidad o entre la divinidad y las personas divinas; de afirmar que solas las tres personas son eternas, mas no las propiedades y relaciones; y por fin que la naturaleza divina no se habia encarnado. Gilberto no fue condenado , pero se le impuso la retractacion, a la cual se sujeto.



321

CAPITULO LXX

La Creacion conviene solamente a Dios.

Deducese también de lo dicho que la cualidad de Creador conviene solamente a Dios, porque la creacion conviene a la causa que no reconoce otra causa mas universal: es asi que esto solo pertenece a Dios; luego solo l es Creador. Ademas, cuanto mas distante del acto esta la potencia, tanta mas virtud necesita para reducirse a acto: es asi que cualquiera que sea la distancia de la potencia al acto, siempre queda mayor distancia si se substrae la misma potencia; luego para crear una cosa de la nada es necesaria una virtud infinita. Dios solo posee una virtud infinita, porque tiene una esencia infinita; luego Dios solo puede ser Creador.



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CAPITULO LXXI

La diversidad de la materia no es la causa de la diversidad en las cosas.

De las premisas anteriores se deduce que la causa de la variedad de las cosas no es la diversidad de la materia. En efecto: hemos demostrado que la accion divina no supone la materia preexistente, supuesto que crea las cosas en su ser propio: es asi que la causa de la variedad de las cosas no procede de la materia sino en cuanto la materia es necesaria para la produccion de las cosas, a fin de que las formas sean diversas, segun la diversidad do la materia; luego la materia no es la causa de la variedad de las cosas creadas por Dios. Ademas, lo que en las cosas constituye el ser, constituye también la unidad y la pluralidad, porque cada cosa, en cuanto que es ser, es también una: es asi que las formas no tienen el ser por causa de la materia, sino mas bien las materias por las formas, porque el acto es mejor que la potencia, y por esto una cosa por cuya virtud existe otra, es mejor que esta ultima; luego las formas no son diversas porque convengan a diferentes materias, sino que son diversas las materias en virtud de las diversas formas.



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CAPITULO LXXII

De qué modo ha producido Dios los diversos seres, y de qué modo se ha causado la pluralidad de las cosas.

Siendo las cosas respecto de la unidad y de la pluralidad lo mismo que con respecto a su ser, y dependiendo de Dios el ser de todas las cosas, necesario es que la causa de la pluralidad de las cosas proceda de Dios. Veamos de qué manera. Es necesario que todo agente produzca alguna cosa semejante a él, en cuanto es posible; pero como no es posible que las cosas creadas por Dios pudieran asimilarsele hasta en la bondad divina en aquella simplicidad con que existe en Dios, claro es que ha sido necesario que lo que es uno y simple fuese representado de un modo diverso y desemejante en las cosas creadas; y necesario ha sido, por consiguiente, que hubiera diversidad en las cosas creadas por Dios, a fin de que la diversidad de las cosas imitase a su manera la perfeccion divina. Ademas, todo ser que es producto de una causa, es finito, porque solo la esencia divina es infinita: es asi que todo ser finito se hace mayor por una adicion cualquiera; luego es mejor que la diversidad existiera en las cosas creadas, a fin de que se multiplicasen los seres buenos, que no establecer un solo género de seres creados. Propio es de lo que es excelente producir obras excelentes; luego conveniente era que Dios produjera la variedad en sus criaturas.



324

CAPITULO LXXIII

De la variedad de las cosas y en grado y en orden.

Conveniente era establecer cierto orden en la variedad de las criaturas para que unas fuesen mejores que otras. A la grandeza de la bondad divina pertenecia hacer, en cuanto es posible, a los seres creados, participantes de esta bondad. Dios no solamente es bueno en si mismo, sino que aventaja en bondad a todo, y todo lo dirige y atrae hacia su bondad. Para que fuese mas perfecta la semejanza de las criaturas con Dios, necesario era que ciertos seres fuesen mejores que otros, a fin de que la accion de unos recayera sobre otros para su perfeccionamiento. La primera variedad de las cosas consiste principalmente en la diversidad de las formas; y la diversidad de las formas esta basada en la contrariedad, porque el género esta dividido en diversas especies, con contrarias diferencias. Y como es necesario que haya orden en la contrariedad, porque entre los contrarios hay diversos grados de perfeccion, claro es que estableciendo Dios la variedad entre los seres, ha debido poner en ellos cierto orden, haciendo que los unos sean mejores que los otros.



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CAPITULO LXXIV

De qué modo entre las criaturas unas son mas en potencia y menos en acto, y otras por el contrario.

Como una cosa es tanto mas noble y perfecta cuanto mas se aproxima a la semejanza divina, siendo Dios acto puro sin mezcla de potencia, necesario es que los seres mas perfectos sean mas en acto y menos en potencia, y que los que son inferiores a ellos sean mas en potencia. Veamos como sucede esto. Como Dios es eterno e inmutable en su ser, los seres mas infimos, como mas distantes de la semejanza divina, son aquellos que estan sometidos a la generacion y a la corrupcion, que existen en un tiempo y no existen en otro; y como el ser sigue la forma de la cosa, existen cuando tienen esta forma, y dejan de existir cuando estan privados de ella. Necesario es, por consiguiente, que haya entre ellos alguna cosa que pueda, ya recibir esta forma, ya quedar privada de ella, y esto es a lo que llamamos materia. Los seres menos nobles han de estar por lo mismo compuestos de materia y de forma. Los que estan mas elevados en la escala de los seres, se aproximan mas a la semejanza divina, sin que haya en ellos potencia para ser o no ser, porque mediante la creacion han recibido de Dios el ser inmortal. Siendo la materia, en cuanto materia, la potencia para el ser que resulta de la forma, los seres en que no se encuentra la potencia para el ser o el no ser, no estan compuestos de materia y de forma, pues no son mas que formas subsistentes en su ser que recibieron de Dios. Es necesario que las substancias de este género sean incorporales e incorruptibles; porque en todas las cosas corruptibles hay potencia o no ser, lo cual no sucede lo mismo en las otras, como ya hemos dicho; luego son incorruptibles. Ademas, ningun ser se corrompe sino por la separacion de la forma, porque el ser sigue siempre la forma: es asi que siendo formas subsistentes las substancias de este género, no pueden ser separadas de sus formas, y por lo mismo no pueden perder el ser; luego son incorruptibles.

Entre estas dos clases de substancias hay otras intermediarias, que sin tener potencia para el ser o el no ser, tienen, sin embargo, potencia para la locomocion. Tales son los cuerpos celestes, que no estan sometidos a la generacion ni a la corrupcion, porque no hay en ellos contrariedades; y sin embargo, son mutables en cuanto al lugar, y en algunos se encuentra materia y movimiento. El movimiento es el acto de un ser existente en potencia. Por consiguiente, estos cuerpos tienen una materia que no esta sujeta a la generacion y a la corrupcion, sino solo a la locomocion o mutacion de lugar.




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