Aquino - FILIPENSES





Colección "SANTO TOMAS DE AQUINO 1

COMENTARIOS DE SANTO TOMAS DE AQUINO A TODAS LAS EPÍSTOLAS DE SAN PABLO

S. Thomae Aquinatis Doctoris Angelici in omnes S. Pauli Apostoli Epístolas Commentaria

Petri Marietti 1896


SANTO TOMAS DE AQUINO COMENTARIO A LA EPÍSTOLA DE SAN PABLO A LOS FILIPENSES



Traducción Castellana del Texto Latino por J.I.M.

EDITORIAL TRADICIÓN, S. A. MÉXICO, 1978

Derechos reservados (c) en cuanto a la traducción castellana por Editorial Tradición, S. A.

Av. Sur 22 No. 14 (entre Oriente 259 y Canal de San Juan), Col Agrícola Oriental. México 9, D. F.

Primera edición: Junio de 1978.- 1,500 ejemplares.

Título del original latino: Sancti Thomae Aquinatis Doctoris Angelici super Epistolam Sancti Pauli Apostoli ad Philippenses expositio

1

PROLOGO

"La senda de los justos es como una luz brillante, que va en aumento y crece hasta el mediodía" (Pr 4,18).

Píntase en este texto la vida de los santos por 3 cualidades que les son propias:

a) la estrechez en que viven, porque "angosta es la puerta y estrecha la senda que conduce a la vida, y pocos atinan con ella" (Mt 7);

b) el resplandor que derraman (Ep 5); porque los justos son luminosos; su senda, por tanto, es luminosa;

c) el aprovechamiento, que va siempre en aumento (1P 2), hasta llegar al mediodía de la gloria (1Co 13).

Por el contrario, el camino de los malos es espacioso, obscuro, tenebroso, lleno de tropiezos, como lo dicen los Pr 4 y Mt 7: "ancha es la puerta y espacioso el camino que conduce a la perdición". De

cuyas palabras podemos sacar la materia de esta carta; porque los Filipenses andaban siguiendo a Cristo por el recto camino y padeciendo por El muchas tribulaciones. Asimismo iban iluminados por la fe y aprovechando en la virtud, como es patente en toda la carta, que viene oportunamente colocada después de la carta a los Efesios, en la que se da una instrucción de cómo guardar la unidad eclesiástica, que, por haberla guardado con todo esmero y cuidado, les propone por dechado.




Capítulo 1

2
(
Ph 1,1-7)

Lección 1: Filipenses 1,1-7

Da gracias por los beneficios hechos a los Filipenses, y dice que se huelga de su aprovechamiento en la fe, en la que irán medrando, con el favor de Dios, hasta el día del juicio.

1. Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús, que están en Filipos, con los obispos y diáconos.
2. La gracia y paz de Dios, Padre nuestro, y de nuestro Señor Jesucristo, sean con vosotros.
3. Yo doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de vosotros,
4. rogando siempre con gozo por todos vosotros, en todas mis oraciones,
5. al ver la parte que tenéis en el Evangelio de Cristo, desde el primer día hasta el presente,
6. porque tengo una firme confianza en que quien ha empezado en vosotros la buena obra de vuestra salud la llevará al cabo hasta el día de la venida de Jesucristo;
7. como es justo que yo lo piense así de todos vosotros, pues tengo impreso en mi corazón el que todos vosotros sois compañeros de mi gozo en mis cadenas, y en la defensa y confirmación del Evangelio.



Divídese esta carta en salutación y narración epistolar. Descríbense las personas que saludan, las saludadas, los bienes que se les desean. De las personas que saludan se pinta su condición: siervos. La persona principal es Pablo, que se interpreta pequeño, con lo que se hace notar su humildad (Is 50). Timoteo, la persona que le acompaña, había sido predicador suyo; "ya que no tengo ninguna persona tan unida de corazón y espíritu conmigo como él, ni que se interese por vosotros con afecto más sincero" (Ph 2,20).

Píntase luego su condición, al decir: siervos; "porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo Señor nuestro, haciéndonos siervos vuestros por amor de Jesús" (2Co 4,5). - Pero, al contrario, dice San Juan: "ya no os llamaré siervos". Respondo que hay doble servidumbre correspondiente al doble temor; que el de la pena engendra una mala servidumbre, y de ésta se entiende lo de San Juan; pero el temor casto engendra una servidumbre de reverencia, y a ésa se refiere aquí el Apóstol.

Las personas a quienes van encaminados los saludos son todas de la Iglesia de Filipos, y primero las menores. De ahí que diga: "a todos los santos que están en Filipos", asíllamada por Filipo que la fundó; y llámalos santos por el bautismo (Rm 6). Luego se dirige a las personas mayores diciendo: "con los obispos". Pregúntase por qué antepone las personas menores a las mayores, y se responde que porque primero está el pueblo que el prelado. "¿Acaso no son los rebaños los que deben ser apacentados por los pastores?" (Ez 34,2). Que así debe ser y no al contrario. Pregúntase asimismo ¿por qué no menciona a los presbíteros? Respondo: porque al decir obispos quedan con ellos incluidos, ya que no hay muchos obispos en una ciudad; de donde al decir obispos en plural da a entender que también se refiere a los presbíteros. Con todo eso, es un orden distinto del episcopado, porque se lee en el mismo Evangelio que, después de la designación de los 12 Apóstoles - cuyo lugar ocupan los obispos- , designó 72 discípulos, cuyo lugar tienen los sacerdotes. Dionisio también distingue entre sacerdotes y obispos; pero al principio, aunque fuesen órdenes distintas, no así los nombres de los órdenes. De modo que aquí, al decir obispos, incluye a los presbíteros.

Vienen a continuación los bienes que les desea, que son dos, pero lo abarcan todo. El primero es la gracia de Dios que perdona los pecados (Ep 2); el último la paz del hombre (Ps 147); y por consiguiente, deséales los bienes intermedios, "que descienden de arriba" (Jc 1), de Dios Padre; y también de Cristo, que lo mereció por su humildad. Por eso añade: "y de nuestro Señor Jesucristo" (Jn 1 Ep 2).

En pos pone la narración epistolar, en que d" gracias por los beneficios pasados y los exhorta a qu aprovechen en lo futuro. Así que primero anticipa el hacimiento de gracias y luego toca la materia de ese hacimiento; y da gracias por el gozo con que ruega por ellos; por lo cual englobando estas 3 cosas dice: "gracias a nuestro Dios". Dar gracias es reconocer la gracia que se ha recibido (1Th 5). "Cada vez que me acuerdo de vosotros"; pues nada les sucede que para el Apóstol no sea digno de un nacimiento de gracias, ¡algo por cierto grande con mayúscula! "La memoria de los justos será celebrada" (Pr 10,7). "por todos vosotros" (Is 50). Da pues gracias por el bien de todos, hace oración y ruega por que Dios los guarde, y todo en razón del gozo que por eso siente. "Lejos de mí cometer tal pecado contra el Señor, que yo no cese nunca de rogar por vosotros" (1S 12,23).

La materia de las antedichas 3 cosas la toca al decir: "al ver la participación que tenéis", y primero la materia del hacimiento de gracias; luego la del gozo por los acontecimientos futuros; tercero, la de la plegaria. Dice pues: al ver la participación con que participáis de la doctrina evangélica creyendo y poniendo por obra lo que creéis; que en eso consiste la verdadera participación (He 13); "desde el primer día hasta el presente" (Si 27). "Pues gozóme, por lo mismo que tengo la firme confianza de que quien ha empezado en vosotros la buena obra de vuestra salud la llevará al cabo". (Jr 17). Y esto con el favor de Dios; por eso dice: "quien ha empezado", sin el cual nada se puede hacer (Jn 15); contra el error de los Pelagianos, según los cuales, el principio de las buenas obras está en nosotros, el remate y término en Dios. Pero esto no es cierto; porque el principio de las buenas obras en nosotros es el pensamiento de hacer el bien, y esto también procede de Dios, como se dice en 2Co 3,5: "no porque seamos suficientes por nosotros mismos para concebir algún buen pensamiento, como de nosotros mismos; sino que nuestra suficiencia viene de Dios". "Hasta el día de la venida de Jesucristo", en que dará a cada uno según sus obras (2Tm 6 1Co 1).

Pónese luego la razón del gozo al decir: "como es justo que yo lo sienta así de todos vosotros", esto es, está muy puesto en razón, ya que vosotros os holgáis conmigo de los bienes que tengo; "pues tengo impreso en mi corazón el que todos vosotros sois compañeros de mi gozo en mis cadenas"; como si dijera: tengo para mí que tales sois, es a saber, que reputéis por vuestro el gozo mío de gozarme en mis cadenas, (pues había sido aherrojado por Cristo, materia de sumo gusto para él), como dice Santiago (Jc 1,2): "tened, hermanos míos, por materia de sumo gozo el caer en varias tribulaciones"; y como lo sintieron los Apóstoles, que "se retiraron de la presencia del concilio muy gozosos, porque habían sido hallados dignos de sufrir aquel ultraje por el nombre de Jesús" (Ac 5,41).

- "y en la defensa y confirmación del Evangelio", es a saber, predicando con toda osadía contra los tiranos y los herejes, y consolidando esa predicación del Evangelio en los corazones de los fieles; "recorriendo por su orden el país de Galacia y de la Frigia, confortando a todos los discípulos" (Ac 18,23). O, según la Glosa, esta otra exposición: "en mi corazón", esto es, en mi deseo de que seáis compañeros del gozo sempiterno, que nadie os quitará (Jn 16). Y esto por ninguna vía se puede borrar de mi corazón, porque, aun estando en cadenas y todo dedicado a la confirmación y defensa del Evangelio, este cuidado ha hecho manida y no se aparta de mi corazón.



3
(
Ph 1,8-17)

Lección 2: Filipenses 1,8-17

Desea el Apóstol que en los Filípenses aumente la caridad, a cuyo fin lo pide a Dios, y los quiere sin tacha de lo malo, y medrados más y más cada día en lo bueno.

8. Dios me es testigo de la ternura con que os amo a todos en las entrañas de Jesucristo.
9. Y lo que os pido es que vuestra caridad crezca más y más en conocimiento, y en toda discreción,
10. a fin de que sepáis discernir lo mejor, y os mantengáis puros y sin tropiezo hasta el día de Cristo,
11. colmados de frutos de justicia por Jesucristo, a gloria y loor de Dios.
12. Entretanto, ¡oh hermanosi, quiero que sepáis que las cosas que han sucedido han redundado en mayor progreso del Evangelio;
13. de suerte que mis cadenas por Cristo han llegado a ser notorias a toda la corte del emperador, y a todos los de más habitantes;
14. y muchos de los hermanos en el Señor, cobrando bríos con mis cadenas, con mayor ánimo se atreven a predicar sin miedo la palabra de Dios.
15. Verdad es que hay algunos que predican a Cristo por espíritu de envidia, y como por tema, mientras otros lo hacen con buena intención;
16. unos por caridad, sabiendo que estoy constituido para defensa del Evangelio;
17. Otros, al contrario, por celos y tema contra mí, anuncian a Cristo con intención torcida, imaginándose agravar el peso de mis cadenas.

Habiendo tratado ya de la materia del gozo de la esperanza futura, aquí muestra a dónde apuntan los ruegos que por ellos hace, manifestándoles, ante todas cosas, su deseo ardentísimo; que por ser sólo a Dios manifiesto en los entresijos del corazón, por lo mismo lo invoca como testigo de que por ellos ruega echándolos menos. "He aquí que en el cielo está mi testigo, Dios" (Jb 12).

- "de la ternura con que os amo" yo que estoy en las entrañas de Jesucristo; o ¡cómo deseo que vosotros estéis en ellas!; como si dijera; ¡cómo deseo vuestra salvación y la participación de la entrañable caridad de Cristo! "Por las entrañas misericordiosas de nuestro Dios" (Lc 1,78); como si dijera: porque la fuerza del amor penetra a lo profundo e íntimo del corazón. O ¡cómo deseo que estéis en las entrañas de Jesucristo!, esto es, que lo améis con un amor profundo, para que os lo pague en la misma moneda; que en esto consiste la vida del hombre.

Pone luego la súplica al decir: "y esto pido", es a saber, 3 bienes: lº cuanto al aumento de la caridad interior, porque el efecto interno sube de quilates con la caridad; por tanto, al que no la tiene hay que desearle que la tenga, y al que la tiene que la tenga en todo su lleno. Por eso dice: "que vuestra caridad crezca más y más". Y este aumento hay que pedírselo a Dios, el único que puede dárnoslo. "Poderoso es Dios para colmaros de todo bien; de suerte que contentos siempre con tener en todas las cosas todo lo suficiente, estéis sobrados para ejercitar toda especie de obras buenas" (2Co 9,8). Y es necesario que también nosotros lo pidamos, pues dice Nuestro Señor por San Mateo (Mt 5:

"Yo os digo que, si vuestra justicia no es más llena y mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos".

29 cuanto al entendimiento: "en todo conocimiento". Mas ¿por ventura de la caridad se origina la ciencia? Así es, puesto que lo dice San Juan: "mantened en vosotros la unción divina, que de El recibisteis. Con eso no tenéis necesidad que nadie os enseñe, sino que conforme a lo que la unción del Señor os enseña en todas las cosas, así es verdad, y no mentira" (I,2,27Jn 16

Todo lo que hacemos hemos de arroparlo con la librea de la caridad. Por tanto, quien tiene caridad tiene buen juicio: a) cuanto a lo que puede conocerse, lo que es capaz de ser conocido. Y así dice: "en toda ciencia",

por la que conozca la verdad y mantenga fidelidad a lo que enseña la fe. Esta es la ciencia de los santos de que habla la Sabiduría.

b) cuanto a lo que es capaz de ser obrado, como él dice: "y en toda discreción", que es una facultad de conocer, que versa sobre los objetos exteriores, y es una propiedad suya juzgar inmediata y rectamente de su propio objeto sensible; razón por la que tal nombre pasó a designar el juicio interno de la razón; de ahí que se les diga sensatos a los que en la vida práctica aciertan con su buen juicio (Sg 1 Sg 6). Pero este sentido ha de servir no sólo para considerar, mas también para discernir entre lo bueno y lo malo, y entre lo bueno y lo mejor; por eso añade: "a fin de que sepáis discernir". Advertid que la candad afina el sentido para examinar lo bueno; mas la perfecta caridad para discernir lo mejor (1Co 12 1Co 14). Por eso dice: "lo mejor".

c) tercero, cuanto al efecto: la inmunidad de lo malo, la perfección en lo bueno. Lo primero al decir: "os mantengáis puros" (sinceros); porque hay que evitar dos pecados, a saber, el de la corrupción interior, por el que el hombre se corrompe en sí, y éste se evita con la sinceridad (1Co 5); y otro contra el prójimo, es a saber, la ofensa. Por eso dice "y sin ofensa" o tropiezo (1Co 4 2Co 6), "hasta el día de Cristo Jesús", esto es, hasta el fin de la vida. (Mt 24).

Por lo que mira a la gracia dice: "colmados de frutos de justicia", que significa, o que ciertas obras justas sean fructuosas (Rm 6), o bien que esos frutos justos sean retribuidos con el premio que de justicia se les debe, esto es, con la corona de justicia (2Tm 4 Sg 4); lo cual se obtiene "por Cristo", porque todo lo que hacemos, si es bueno, lo es por El (Jn 15); y ha de hacerse con este fin, es a saber, "para alabanza y gloria de Dios"; que con las obras de los Santos Dios es glorificado cuando de allí toman pie los que las ven para prorrumpir en alabanzas a Dios (Ps 148 Jr 33).

- "Entretanto, quiero que sepáis...", con que los previene para lo futuro, poniendo a su consideración los ejemplos que hay que seguir y que evitar (la conclusión de esta amonestación moral la pone en el cap. 4: "así pues, hermanos carísimos"). Cuanto a lo primero, lo que hay que imitar, se propone a sí por ejemplo, y a otros. De sí propone a su imitación el provecho, el gozo que siente por ese aprovechamiento, el fruto que recoge. Asimismo, junto con el aprovechamiento, les propone el modo.

Dice pues: os he amonestado a no perder el tiempo, y para que tengáis por dechado mi aprovechamiento, quiero que sepáis el estado de mis cosas: por fuera tribulaciones, que, por foráneas, no me mudaron por dentro, sino, al contrario, redundaron en mayor provecho, pues fueron ocasión a que la fe predicada hiciese más grande fruto (2Co 1). Y les muestra ese aprovechamiento en sí y en los otros. En sí bien patente había sido su constancia en sufrir por Cristo tales cosas, en tanto grado que fue echado a la cárcel. De ahí que diga: "de suerte que mis cadenas por Cristo han llegado a ser notorias", timbre de gloria por ser por Cristo (1P 4

De parte de los otros la fe crecía en común; por eso dice: "y muchos de los hermanos" (1M 4 Si 10 Pr 18); aunque con esta diferencia: que algunos hablaban bien y otros mal; los que bien, unos movidos de caridad en general, otros por un amor especial al Apóstol; y los que mal, unos movidos de malicia en general, otros por un odio especial al Apóstol. Pero, a mi modo de ver, lo que intenta San Pablo es darnos a conocer la doble causa que movía a algunos a predicar:

Iº por envidia; razón por la cual descubre el Apóstol su perversa intención diciendo: "verdad es que hay algunos que predican a Cristo por espíritu de envidia" (Jc 3 1Co 3).

2º por amor de Cristo y del Evangelio; de ahí que diga: "otros lo hacen con buena intención" (Ps 50).

Pero el Apóstol agrega diciendo: "unos por caridad",

que torna buena la voluntad; pues lo hicieron para suplirme en el cargo de maestro. Luego explica el Apóstol lo que había dicho, que algunos no lo hicieron con sanas entrañas sino por picapleitos; intención perversa que se hizo patente de dos maneras: de una, porque predicando en público amotinaron al pueblo gentil contra el Apóstol, como ya lo habían hecho otra vez. De otra, porque creían que San Pablo se turbaría, al saber que se arrogaban su oficio de predicador, lo cual sería restregarle con sal las llagas.



4
(
Ph 1,18-24)

Lección 3: Filipenses 1.18-24

Gózase Pablo de que en público se predique a Cristo y su Evangelio, hágase con buena o con mala intención.

18. Mas ¿qué importa? Con tal que de cualquier modo sea Cristo anunciado, bien sea por algún aparente pretexto, o bien por un verdadero celo; en esto me gozo y me gozaré siempre.
19. Porque sé que esto redundará en mi bien, por vuestras oraciones y el auxilio del Espíritu de Jesucristo,
20. conforme a mis deseos, y a la esperanza que tengo de que por ningún caso quedaré confundido; antes estoy con total confianza de que también ahora, como siempre, Cristo será glorificado en mi cuerpo, ora sea por mí vida, ora sea por mí muerte.
21. Porque mi vivir es Cristo, y el morir es una ganancia mía.
22. Pero si quedándome más tiempo en este cuerpo mortal, yo puedo sacar fruto de mi trabajo, no sé en verdad qué escoger.
23. Pues me hallo estrechado por ambos lados: tengo deseo de verme libre de las ataduras de este cuerpo, y estar con Cristo, lo cual es sin comparación mejor para mí;
24. pero, por otra parte, el quedar en esta vida es necesario por vosotros.

En la lección anterior describió el Apóstol el provecho que se siguió de estar encadenado, ahora trata del gozo originado de tal provecho y de la materia de dicho gozo, que a veces procede de una buena causa, directamente y como tal; y a veces de una mala causa, indirecta y accidentalmente. Si su origen es bueno, hay que alegrarse del efecto y de la causa, como cuando se da limosna por amor de Dios. Mas si la causa es mala, hay que alegrarse del efecto, no de la causa; así como de la redención de Cristo, no obstante que su causa fue el deicidio de Judas y de los Judíos. Así sucede en la Iglesia, en donde la utilidad dimana en veces de buenos predicadores, por la buena intención con que lo hacen, y en veces de malos por su mala intención; y en ambos casos, según va explicado, hay que alegrarse. Por eso dice: ¿más qué importa? Con tal que de cualquier modo, bien sea por algún aparente pretexto, o bien por un verdadero celo". Por un pretexto anuncia a Cristo quien no se lo propone de principal intento, mas por otro motivo, pongo por caso la ganancia o la gloria (Pr 18). Por un verdadero celo quien con recta intención (Is 38); pero en una o en otra forma para utilidad de la Iglesia, por lo cual dice: "si Cristo es anunciado"; porque si no lo fuese, muy dañoso sería se anunciase otra cosa, como cuando se enseña una falsa doctrina.

Muy a propósito San Agustín: al pastor que por verdadero celo anuncia la verdad hay que amarlo; al mercenario que por la ganancia, tolerarlo; mas al doloso y falso que predica el error, como miembro podrido, hay que cortarlo.

Pone luego el gozo que de ahí se le sigue diciendo: "en esto me gozo y me gozaré siempre", es a saber, que mis cadenas, por tratarse de Cristo, se han hecho notorias, y que Cristo es anunciado; me gozo al presente (Jn 14), y me gozaré en lo futuro (Is 51).

Al decir luego: "porque sé que esto redundará en mi bien", pone el fruto que dimana de su aprovechamiento, el medio de conseguirlo, la materia del tal fruto, y mueve una duda sobre si seguir viviendo o mejor morir. Dice pues: gozóme con todo esto, por razón del fruto, que de aquí se ha seguido, en orden a la salvación eterna (Is 45); porque redunda en beneficio de nuestra salvación la cooperación que ponemos por salvar a otros, cuando alguna buena obra hacemos; pues si, como dice San Mateo: "al que escandalizare a uno de estos pequeños más le valiera le ataran al cuello una rueda de molino y lo arrojaran al profundo del mar" (Mt 18), ¿de cuánta gloria, por el contrario, se hará merecedor el que procura la salvación de muchos?

El auxilio es triple, es a saber:

a) de parte de los otros la oración mutua, como él dice: "por vuestras oraciones", por las cuales espero que Dios me ayude (Jc 5);

b) de parte de Dios, de quien procede la esperanza de nuestra salvación (Is 26); por eso dice: "y el auxilio del Espíritu de Jesucristo" (Rm 8), y habla por semejanza; porque cuando alguno está débil, ha menester de arrimo para apoyarse, que eso significa "suministrar"; y nosotros por débiles necesitamos de esa "suministración" espiritual. "Os recordará cuantas cosas os tengo dichas" (Jn 14,26) cual si las suministrara.

c) de parte nuestra está la esperanza en Dios; porque "quien confía en sus riquezas caerá por tierra" (Pr 1,28). Conviene pues tener nuestra esperanza anclada en Dios (Ps 24); por eso dice: "conforme a mis deseos y a la esperanza que tengo".

¿Mas qué, acaso la esperanza no es la expectación de la bienaventuranza futura? Hay que decir que la esperanza es el movimiento del apetito hacia un bien arduo, por dos razones: porque cuando uno espera conseguir algo por sí mismo, la esperanza no tiene expectación; y cuando por otro, entonces sí tiene expectación; y así esperamos nosotros, con la esperanza de conseguir algo por otro (Ps 39 Rm 7). Pero dice: sé, y luego: espero y aguardo. ¿Acaso es cierta esta esperanza? Sí, responde el Apóstol: "pues por ningún caso quedaré confundido" (1M 2 Rm 5 Si 2).

La razón y explicación de esta expectación y esperanza, que no quedará fallida, la da al decir: "porque mi vivir es Cristo"; razón que estriba en que él está enteramente dedicado al servicio de Cristo; como si dijera: todo esto redundará en mi salvación, porque estoy al servicio de Cristo, en cuerpo y alma, de pies a cabeza. Y pone las 3 cualidades que adornan esta esperanza: la confianza, la perseverancia, la certeza de la intención. Dice pues: "antes estoy con total confianza", como si dijera: muchos me persiguen, pero yo confío en Dios; "viviré lleno de confianza, y no temeré" (Is 12,2 Ps 11). Estoy con total confianza "de que también ahora como siempre", esto es, desde el principio de mi conversión (Ac 9Jb 27Si 43,35

De dos modos glorificamos a Cristo con nuestro cuerpo. De uno, al ponerlo a su servicio ejecutando con él sus ministerios. "Glorificad a Dios, y llevadle en vuestro cuerpo" (1Co 6,20). De otro, poniendo al tablero nuestro cuerpo por Cristo (1Co 13). Del primer modo se encarga la vida; del segundo la muerte. Por eso dice: "ora sea por mí vida, porque obra estando vivo, ora sea por mí muerte" (Rm 14), que puede también entenderse de la muerte espiritual: "haced, pues, morir los miembros del hombre terreno" (Col 3).

Explica luego en qué consistirá esa mortificación, en vida y en muerte, diciendo: "porque mi vivir es Cristo, y el morir es una ganancia mía". Vida dice movimiento, y vivos los que se mueven. De ahí que radicalmente la vida del hombre parece ser lo que es principio de su movimiento; y esto es aquello a que, como a fin, el afecto está unido; porque éste lo impulsa a todo; razón por la cual lo que los mueve a obrar llámanlo algunos vida suya, como los cazadores a la cacería y los amigos a su amigo.

De esta suerte es Cristo vida nuestra, ya que es todo el principio de ella y de sus operaciones vitales. Por eso dice el Apóstol: "mi vivir es Cristo", porque sólo Cristo lo movía; "y el morir ganancia", donde habla el Apóstol con toda propiedad: que cualquiera estima por ganancia añadir una nueva perfección a una vida que no la tiene toda, así como el enfermo tiene por logro una vida sana. Nuestra vida es Cristo (Col 3); pero aquí es imperfecta. "Mientras vivimos en este cuerpo, andamos como peregrinos, ausentes del Señor" (2Co 6). Así que cuando morimos y en el cuerpo empeoramos, a vida mejor medramos, a quien presentes estamos entonces, es a saber, a Cristo (Ps 126 1Tm 4).

Acerca de lo dicho mueve luego una duda al decir: "pero si quedándome más tiempo en este cuerpo mortal, yo puedo sacar fruto de mi trabajo, no sé en verdad qué escoger"; duda que suelta más adelante después de proponer razones por una y otra parte. Dice pues: "si quedándome más tiempo en este cuerpo, yo puedo sacar fruto de mi trabajo", es entonces verdad que mientras vivo, Cristo es en mi cuerpo glorificado. Luego mi vivir en la carne, esto es, mi vida en carne, es dicho fruto; de donde pone como predicado de la causa el efecto, esto es, si la vida me trae por fruto la glorificación de Cristo, quiere esto decir que la vida en la carne es buena y fructuosa; "cogéis por fruto vuestro la santificación" (Rm 6,22).

Si pues, en tal condición se halla este arduo negocio, "no sé en verdad qué elegir", si fallecer o vivir, "pues no sabemos siquiera qué hemos de pedir en nuestras oraciones, ni cómo conviene hacerlo" (Rm 8,26); "porque tímidos son los pensamientos de los mortales, e inciertas o falaces nuestras providencias" (Sg 110,14).

Mas ¿por qué dudas, Pablo? "Porque de una y de otra parte me veo en un aprieto"; ya que en el hombre hay doble movimiento, a saber, de la naturaleza y de la gracia: de la naturaleza para no morir (2Co 5 Jn 22), y de la gracia, sugerido por la caridad, que mueve al amor de Dios y del prójimo. Este afecto de amor de Dios muévenos a que estemos con Cristo. Por eso dice: "con deseo de verme libre de las ataduras de este cuerpo", mas no precisamente para estar sin trabas, "mas para estar con Cristo" (2Co 5). Con que notada queda de falsa la opinión de los Griegos, según los cuales, las almas de los santos, luego en muriendo ellos, no gozan al punto de la compañía de Cristo. Y este deseo de morir es por razón "de ser sin comparación mucho mejor para mí estar en compañía de Cristo" que estar sin ella; "porque ¿qué busco en el cielo, o sin Ti qué quise yo en la fierra? Desfallecen mi carne y mi corazón" (Ps 72,25), es a saber, en su afán de hallar el bien; pues "en verdad, mejor es un día en tus atrios que otros mil lejos de Ti" (Ps 83,11). Por lo que mira al prójimo, el amor a él mueve a buscar su provecho; por eso dice: "pero, por otra parte, el quedar en esta vida es necesario por vosotros", esto es, mi vida es necesaria para bien de ustedes (2Co 5).

O si se da esta otra explicación: me veo en aprieto… esto es, de ambas partes brota el deseo de romper las ataduras… no por eso se muda el sentido. Mas no parece que haya aquí lugar a duda, antes bien parece que aun el Apóstol se inclina por lo primero, porque el primer deseo lo despierta en nosotros el amor de Dios, y el segundo el amor del prójimo; y siendo mayor y mejor el primer deseo. Luego… Respondo que hay dos maneras de amar a Dios: una con amor de concupiscencia, con la cual quiere gozar de Dios y deleitarse en El, y en lo cual busca el hombre su bien. Otra es el amor de amistad, por la cual antepone el hombre, aun a este deleite con que goza de Dios, el honor del mismo, y ésta es caridad perfecta. De ahí que diga que "ni la muerte, ni la vida, ni los Angeles… podrán apartarlo del amor de Cristo" (Rm 8); y añade: "deseaba yo mismo el ser apartado de Cristo por mis hermanos" (Rm 9,3). Y esto lo dijo para mostrar que lo abrasaba una caridad más perfecta, como si estuviese dispuesto, por el amor y gloria de Dios, a verse privado de la visión beatífica; motivo por el cual eligió esto, y con razón, como más perfecto.



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(
Ph 1,25-30)

Lección 4 Filipenses 1,25-30

Díceles que, por atender a su aprovechamiento, no morirá y que irá a verlos, y exhórtalos a la perseverancia en el Evangelio ele Cristo.

25. Persuadido de esto, entiendo que quedaré todavía, y permaneceré con todos vosotros, para provecho vuestro y gozo de vuestra je,
26. a fin de que crezca vuestro regocijo y congratulación conmigo en Cristo Jesús, con motivo de mi regreso a vosotros.
27. Sólo os encargo ahora que vuestro proceder sea digno del Evangelio de Cristo, para que o sea que yo vaya a veros, o que esté ausente, oiga decir de vosotros que perseveráis firmes en un mismo espíritu, trabajando unánimes por la fe del Evangelio;
28. y no deben intimidaros los enemigos, pues esto que hacen contra vosotros, y es la causa de su perdición, lo es para vosotros de salvación, y esto es disposición de Dios,
29. pues que por los méritos de Cristo se os ha hecho la gracia, no sólo de creer en El, sino también de padecer por su amor.
30. sufriendo el mismo conflicto que antes en esa ciudad visteis en mí, y el que ahora habéis oído que sufro.

Aquí resuelve la duda que había propuesto anteriormente, con razones en pro y en contra; y primero, como si hubiese elegido una parte, anuncíales de antemano, por lo que mira a su persona, su futura ¡da a ellos, y de parte de ellos les indica en qué disposición han de estar. Asimismo les señala el fruto de esa ida y explica en qué consiste. Dice pues: ya que dijimos que la permanencia en la carne era necesaria por vosotros, y que mi vida os era provechosa, "persuadido de esto", precisamente "porque permaneceré", pero esto como si "depositara mi confianza en Dios" (Pr 18), "entiendo que quedaré todavía y permaneceré con todos vosotros", esto es, viviré, y por mucho tiempo. Mas, por el contrario, fue luego muerto por Nerón. Respondo que esta carta fue escrita o compuesta el primer año de estar en la cárcel, que fue el primer año de Nerón; y de ahí para adelante vivió 7 años.

- "con todos vosotros", esto es, para utilidad de todos vosotros, "no buscando la mía particular, sino la de los demás, a fin de que se salven" (1Co 10,33). Y esto "para provecho vuestro", esto es, para que por mis exhortaciones aprovechéis en la fe y os alegréis con lo que habéis oído sobre mi vida, pero mas os hubieseis alegrado si yo hubiese estado presente (Rm 1). A continuación explica lo que había dicho: "a fin de que crezca vuestra congratulación conmigo, con motivo de mi regreso a vosotros", esto es, si Dios fuese servido que yo fuese nuevamente a vosotros, para que estéis rebosando de alegría (Ep 3). Y esto "en Cristo Jesús", pues no tenían otro motivo para alegrarse con él sino Cristo (Filemón).

- "Sólo os encargo ahora que vuestro proceder sea digno del Evangelio de Cristo". Es lo que exige de parte de ellos, cuya utilidad manifiesta y explica. Díceles pues que lo que de parte de ellos se requiere es sólo un proceder digno del Evangelio de Cristo, quiere decir, ajustado a esa doctrina (1Th 2 Col 1), "para que o sea que yo vaya a veros, o que esté ausente, oiga decir de vosotros cosas buenas"; lo que para mí es materia de gozo; "que en ninguna cosa tengo mayor gusto que cuando entiendo que mis hilos van por el camino de la verdad" (3Jn 4). Y ahora en especial les exige primero la unidad, segundo la constancia. La unidad necesaria a los santos es de triple género: de amor, de concordia, de cooperación. De amor, y por eso dice: "oiga decir de vosotros que permanecéis firmes en un mismo espíritu", lo que no puede lograrse sino con la atadura del amor (Ep 4 1Co 6). De concordia; que a eso suena "unánimes", esto es, teniendo un ánimo y voluntad (Ac 4 Ps 67). De cooperación: "colaborando por la fe del Evangelio", de suerte que unos se ayuden a otros. A esto alude lo del primer libro de Samuel 25Pr 18Lc 21 Ps 1Is 51,12Mt 16 Jn 12 Os 12Ep 2,8Ac 5


Capítulo 2




Aquino - FILIPENSES