Aquino - A TITO 10

10
(
Tt 3,9-15)

Lección 2: Tito 3,9-15

Le dice que evite el trato con los herejes, como gente perniciosa y pervertida, y, deseándole la gracia, se despide dándole saludos a los que lo aman en Cristo.


9. Pero cuestiones necias, y genealogías, y contiendas, y debates sobre la Ley evítalos, porque son inútiles y vanos.10. Huye del hombre hereje, después de haberle corregida una y dos veces;11 sabiendo que quien es de esta ralea está pervertido y; es delincuente, siendo condenado por su propia conciencia.12. Luego que yo hubiere enviado a ti a Artemas, o a Tíquico, date prisa en venir a mí, a Nicópolis, pues he resuelto pasar allí el invierno.13. Envía delante, con todo honor, a Cenas, doctor de la Ley, con Apolo, procurando que nada les falte.14. Aprendan asimismo los nuestros a ejercitar los primeros las buenas obras en las necesidades que se ofrecen, para no ser estériles y sin fruto.15. Todos los que están conmigo te saludan; saluda tú a los que nos aman conforme a la fe. La gracia de Dios sea con todos vosotros. Amén.En la lección anterior enseñó el Apóstol a Tito qué había de proponer para instruir al pueblo. Ahora le indica lo que ha de evitar en la doctrina; y primero hace esto, luego escribe ciertas cosas familiares. Asimismo la primera la divide en dos partes mostrándole cómo ha de evitar las enseñanzas ajenas e inútiles y cómo ha de huir de los herejes. Hay que advertir que quien profesa la doctrina de alguna ciencia ha de dar cumplida satisfacción de las cuestiones que se tratan en ella; que por sí haga algún tratado de la materia; que dispute con los que oponen resistencia, y que enseñe lo que sobre ella hay que evitar. En las otras ciencias ningún sabio responde a cualquier pregunta, sino sólo a las que se refieren a su ciencia. Lo mismo el doctor de la verdad no debe responder a cualquier pregunta; pues a la sabiduría se opone la necedad; y ésta es doctrina de la sabiduría (Dt 4); por eso dice: "cuestiones necias". Así pues, las cuestiones que tengan otro propósito que esta doctrina, son necias; y se le oponen las cosas y palabras indisciplinadas y descompuestas. "Job ha hablado neciamente, y sus palabras no suenan buena doctrina" (Jb 34,35). Asimismo cuando lo que está claro se propone como dudoso, esto es, todo aquello que se supone debe uno saber en su ciencia. Y esto es lo que toca a la instrucción en materia de fe y costumbres.También hay cosas que debe evitar. Por eso dice: "genealogías". Pónense las genealogías en las Escrituras por los misterios y para entender mejor la historia. Al resistir a los impugnadores ha de evitar "los debates y contiendas"; porque cuando la discusión es para averiguar la verdad, loable cosa es; mas cuando para en contienda para mostrar lo que hay que seguir y lo que hay que evitar, entonces lo mejor es hurtarles el cuerpo. "Honroso es para el hombre el huir de contiendas" (Pr 20,2 2Tm 2). Los debates de la ley son los que traen su origen no de la bachillería de los litigantes, sino de la contrariedad en la Escritura o de encontradas razones. Mas ¿por ventura han de evitarse siempre tales debates? Digamos que en la Sagrada Escritura nada hay contrario según la verdad, sino que lo que parece contrario o es porque no se entiende, o porque está adulterado por culpa de los copistas, como se echa de ver especialmente en los números y en las genealogías. Y como estas cosas no es fácil determinarlas, mejor no embarcarse en ellas; y precisamente porque "son inútiles"; y el doctor no ha de perder de vista estos dos bienes, a saber, la utilidad y la verdad (Pr 8 Is 48). No hay pues que entrometerse en cosas inútiles y que no tienen la sólida verdad por fundamento; porque saber singularidades, como son las genealogías, no contribuye a perfeccionar el entendimiento, ni a edificar las costumbres, ni a instruir la fe. Y son "vanas", por estar vacías de la sólida verdad.Luego, al decir: "hereje", señala de quiénes hay que huir, de los herejes, y dice por qué. Así pues: "huye del hombre hereje", donde es de notar en qué consiste ser hereje, y la razón de este nombre hay que tomarla de la primera acepción; pues no se llama hereje porque divide, sino porque elige, según San Jerónimo; pues en griego herejía quiere decir elección. De donde hereje es lo mismo que electivo, como si se adhiriera pertinazmente a una secta que eligió. Todo hereje yerra, mas no todo el que yerra es hereje, por 2 razones: l? de parte de la materia en la cual yerra, pongo por caso, si no se trata del fin del hombre o de lo que toca a la fe y a las buenas costumbres. Quien así yerra no es hereje. Pero si errase en lo que toca al fin de la vida humana, siempre es hereje. Y digo el fin de la vida humana, porque entre los antiguos había sectas que ponían diferente fin, como parece por los Estoicos y los Epicúreos.O cuanto a la fe; y así, si alguno dijese que Dios no es trino y uno y que la fornicación no es pecado, es hereje; 2' de parte de la elección; porque el que elige, si no es pertinaz, sino que está dispuesto a enmendar su error, conforme a la determinación de la Iglesia (y así no procede con malicia, sino con ignorancia), no es hereje. "Huye pues del tal", por el peligro, "pues su conversación cunde como gangrena" (2Tm 2). Asimismo que nadie se haga cómplice de sus pecados, no parezca estar de acuerdo con ellos. "Si viene alguno a vosotros y no trae esta doctrina, no le recibáis en casa ni le saludéis; porque quien le saluda comunica en cierto modo con sus acciones perversas" (2Jn 10). También por la pena. "Retiraos de las tiendas de esos hombres impíos y no toquéis cosa suya, porque no seáis envueltos en sus pecados" (Nb 16,25). Quiere, con todo, que se le avise; si no hace caso, entonces téngasele por hereje y vitando. Dice: "después de haberle corregido una y dos veces, porque así se procede en la Iglesia al fulminar la excomunión; y la razón es porque el número de toda cosa tiene principio, medio y fin; por eso se toma como suficiente para todo (2Co 13,1). Otrosí por la perfección del número 3. La razón de esquivarlo es porque con el que yerra hay que obrar desde el principio para que se corrija (Mt 9); por eso no hay que dejarlo hasta ver si es posible curarlo; si no se puede, entonces dejarlo (Lc 19).Escribe luego ciertas cosas familiares, al decir: "cuando yo hubiese enviado" y primero unas que le tocaban a él, y termina la carta con saludos. Dice pues: "luego que yo hubiere enviado a ti a Artemas o a Tíquico". Estos dos eran discípulos del Apóstol. Mandó a otros porque quería que Tito fuese a él, ni le señala tiempo sino lugar, pues lo necesitó para ayudarle en la predicación; quiso, con todo, anticipar a Artemas, muestra lo que dispone de ellos y responde a la objeción: "aprendan asimismo los vuestros". Este Apolo, de quien hablan los Ac 19, era obispo de los Corintios, por cuya culpa los dejó y fuese a Creta a Tito, mas habiéndose corregido los Corintios el Apóstol lo manda llamar. A Cenas lo llama doctor de la Ley, aunque Apolo fuese muy docto, porque en el Judaismo tuvo esta dignidad. La razón por la que quiere que se anticipen éstos, y no Tito, es porque Tito era necesario en Creta, por ser obispo; éstos en cambio no tenían ninguna cura pastoral. "Procurando que nada les falte", como si dijera: si no tienes, provean tus súbditos. Por eso añade: "así aprendan los vuestros", a saber, los fieles, a proveer como hacen los Judíos. Y dice: los vuestros, a saber, los súbditos, aprendan a aventajarse a los Judíos y a los otros de Asia, que proveen a sus predicadores y menesterosos: "en las necesidades que se ofrecen", esto es, en casos de necesidad (1Tm 6). Y la razón porque deben aventajarse es "para no ser estériles y sin fruto".(1Co 9,7). Así pues, el pueblo, si es como la viña del Señor, debe llevar fruto, no sólo espiritual, sino también temporal, para que con ellos se sustenten los labradores; de otra suerte serían infructuosos (Mt 7). Luego los saluda, primero de parte de los otros, luego les ruega que saluden a los otros, finalmente pone sus saludos. Cuanto a lo primero dice: "saludan", esto es, desean la salud. En segundo lugar dice: "saluda tú a los que nos aman conforme a la fe" de Cristo, porque no hay entendimiento posible de un fiel con un infiel, como se lo significó a Josafat, rey de Judá, por su amistad con Acab, rey de Israel, Jehú profeta, hijo de Hanani: "tú das socorro a un impío y te estrechas en amistad con gente que aborrece al Señor" (II Par. 19,2). O a los que nos aman en la fe, esto es, con afecto fiel. "Nada hay comparable con el amigo fiel" (Si 6,15)."La gracia de Dios", que es principio de todos los bienes (Rm 3), "sea con todos vosotros", porque no escribe a uno solo para su provecho, sino para el de toda la Iglesia.Gracias a Dios.



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