Quas primas ES 30

CONDICIÓN LITURGICA DE LA FIESTA

30 Por tanto, con Nuestra autoridad apostolica, instituimos la Fiesta de Nuestro Señor Jesucristo Rey, y decretamos que se celebre en todas las partes de la tierra el ultimo domingo de octubre, esto es, el domingo que inmediatamente antecede a la festividad de Todos los Santos. Asimismo ordenamos que en ese día se renueve todos los anos la consagración de todo el género humano al Sacratísimo Corazon de Jesús, con la misma formula que Nuestro predecesor, de s. m., Pio X, mando recitar anualmente.

Este ano, sin embargo, queremos que se renueve el día 31 de diciembre, en el que Nos mismo oficiaremos un solemne pontifical en honor de Cristo Rey, u ordenaremos que dicha consagración se haga en Nuestra presencia. Creemos que no podemos cerrar mejor ni mas convenientemente el Ano Santo, ni dar a Cristo, Rey inmortal de los siglos, mas amplio testimonio de Nuestra gratitud -con lo cual interpretamos la de todos los católicos- por los beneficios que durante este Ano Santo hemos recibido Nos, la Iglesia y todo el orbe católico.

31 No es menester, Venerables Hermanos, que os expliquemos detenidamente los motivos por los cuales hemos decretado que la festividad de Cristo Rey se celebre separadamente de aquellas otras en las cuales parece ya indicada e implicitamente solemnizada esta misma dignidad real. Basta advertir que, aunque en todas las fiestas de Nuestro Señor, el objeto material de ellas es Cristo, pero su objeto formal es enteramente distinto del titulo y de la potestad real de Jesucristo. La razon por la cual hemos querido establecer esta festividad en día de Domingo, es para que no tan solo el Clero honre a Cristo Rey con la celebración de la Misa y el rezo del Oficio Divino, sino para que también el pueblo, libre de las preocupaciones y con espíritu de santa alegría, rinda a Cristo preclaro testimonio de su obediencia y devoción. Nos parecio también el ultimo domingo de octubre mucho mas acomodado para esta festividad que todos los demás, porque en él casi finaliza el ano liturgico; pues así sucedera que los misterios de la vida de Cristo, conmemorados en el transcurso del ano, terminen y reciban coronamiento en esta solemnidad de Cristo Rey, y, antes de celebrar la gloria de Todos los Santos, se celebrara y se exaltara la gloria de Aquel que triunfa en todos los Santos y elegidos. Sea, pues, vuestro deber y vuestro oficio, Venerables Hermanos, hacer de modo que a la celebración de esta fiesta anual preceda, en días determinados, un curso de predicación al pueblo en todas las parroquias, de manera que, instruidos cuidadosamente los fieles sobre la naturaleza, la significación e importancia de esta festividad, emprendan y ordenen un género de vida que sea verdaderamente digno de los que anhelan servir amorosa y fielmente a su Rey, Jesucristo.



CON LOS MEJORES FRUTOS

32 Antes de terminar esta Carta, Nos place, Venerables Hermanos, indicar brevemente las utilidades que en bien, ya de la Iglesia y de la sociedad civil, ya de cada uno de los fieles esperamos y Nos prometemos de este publico homenaje de culto a Cristo Rey.


A) PARA LA IGLESIA

En efecto; tributando estos honores a la soberania real de Jesucristo, recordaran necesariamente los hombres que la Iglesia, como sociedad perfecta instituida por Cristo, exige -por derecho propio e imposible de renunciar- plena libertad e independencia del poder civil; y que en el cumplimiento del oficio encomendado a ella por Dios, de ensenar, regir y conducir a la eterna felicidad a cuantos pertenecen al Reino de Cristo, no pueden depender del arbitrio de nadie.

Mas aun: El Estado debe también conceder la misma libertad a las Ordenes y Congregaciones religiosas de ambos sexos, las cuales, siendo como son valiosisimos auxiliares de los Pastores de la Iglesia, cooperan grandemente al establecimiento y propagación del reino de Cristo, ya combatiendo con la observación de los tres votos la triple concupiscencia del mundo, ya profesando una vida mas perfecta, merced a la cual, aquella santidad que el Divino Fundador de la Iglesia quiso dar a ésta como nota caracteristica de ella, resplandece y alumbra cada día con perpetuo y mas vivo esplendor, delante de los ojos de todos.


B) PARA LA SOCIEDAD CIVIL

33 La celebración de esta fiesta, que se renovara cada ano, ensenara también a las naciones que el deber de adorar publicamente y obedecer a Jesucristo, no solo obliga a los particulares, sino también a los magistrados y gobernantes.

A éstos les traera a la memoria el pensamiento del Juicio Final, cuando Cristo, no tanto por haber sido arrojado de la gobernación del Estado, cuanto también aun por solo haber sido ignorado o menospreciado, vengara terriblemente todas estas injurias; pues su regia dignidad exige que la sociedad entera se ajuste a los mandamientos divinos y a los principios cristianos, ora al establecer las leyes, ora al administrar justicia, ora finalmente al formar las almas de los jóvenes en la sana doctrina y en la rectitud de costumbres. Es, además, maravillosa la fuerza y la virtud que de la meditación de estas cosas podran sacar los fieles para modelar su espíritu según las verdaderas normas de la vida cristiana.


C) PARA LOS FIELES

34 Porque si a Cristo Nuestro Señor le ha sido dado todo poder en el Cielo y en la tierra; si los hombres, por haber sido redimidos con su sangre están sujetos por un nuevo titulo a su autoridad; si, en fin, esta potestad abraza a toda la naturaleza humana, claramente se ve que no hay en nosotros ninguna facultad que se sustraiga a tan alta soberania. Es, pues, necesario que Cristo reine en la inteligencia del hombre, la cual, con perfecto acatamiento, ha de asentir firme y constantemente a las verdades reveladas y a la doctrina de Cristo; es necesario que reine en la voluntad, la cual ha de obedecer a las leyes y preceptos divinos; es necesario que reine en el corazon, el cual, posponiendo los afectos naturales, ha de amar a Dios sobre todas las cosas, y solo a El estar unido; es necesario que reine en el cuerpo y en sus miembros, que como instrumentos, o en frase del apostol San Pablo, como armas de justicia para Dios(Rm 6,13) deben servir para la interna santificación del alma. Todo lo cual, si se propone a la meditación y profunda consideración de los fieles, no hay duda que éstos se inclinaran mas fácilmente a la perfeccion.

35 Haga el Señor, Venerables Hermanos, que todos cuantos se hallan fuera de su reino deseen y reciban el suave yugo de Cristo; que todos cuantos por su misericordia somos ya sus subditos e hijos, llevemos este yugo no de mala gana, sino con gusto, con amor y santidad: y que nuestra vida, conformada siempre a las leyes del reino divino, sea rica en hermosos y abundantes frutos; para que, siendo considerados por Cristo como siervos buenos y fieles, lleguemos a ser con El participantes del reino celestial, de su eterna felicidad y gloria.

Estos deseos que Nos formamos para la fiesta de la Navidad de Nuestro Señor Jesucristo, sean para vosotros, Venerables Hermanos, prueba de Nuestro paternal afecto; y recibid la bendición Apostolica, que en prenda de los divinos favores os damos de todo corazon, a vosotros, Venerables Hermanos, y a todo vuestro Clero y pueblo.

Dado en Roma, junto a San Pedro, el 11 de diciembre de 1925, ano cuarto de Nuestro Pontificado.

PIO XI



Quas primas ES 30