Aquino: I Corintios 14

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(
1Co 4,14-21)

Lección 3 1Co 4,14-21

Amonéstalos y con humilde.; palabras los exhorta a que sigan su ejemplo, pero si no se corrigen amenaza con castigarlos.

14. No os escribo estas cosas porque quiera sonrojaros, sino que os amonesto como a hijos mios muy queridos.
15. Porque aun cuando tengáis millares de ayos en Jesucristo, no tenéis muchos padres; pues yo soy el que os he engendrado én Jesucristo por medio del Evangelio.
16. Por tanto, os ruego que seáis imitadores mios, así como yo lo soy de Cristo.
17. Con este fin he enviado a vosotros a Timoteo, el cual es hijo mio carisimo, y fiel en el Señor, para que os informe de mi proceder en Jesucristo, conforme a lo que yo enseno por todas partes en todas las 1glesias.
18. Algunos están tan engreidos, como si yo nunca hubiese de volver a vosotros.
19. Mas bien pronto pasaré a veros, si Dios quiere, y examinaré no la labia de los que andan ahí henchidos, sino su virtud.
20. Que no consiste el reino de Dios en palabras, sino en la virtud.
21. ¿Qué estimáis mas?, ¿que vaya a vosotros con la vara, o con amor y Espíritu de mansedumbre?

Después de haber dado a los Corintios una buena carda, por juzgar temerariamente a los Apóstoles y despreciarlos con altivez, apremialos ahora el Apóstol a corregirse, primero amonestándolos de palabra, segundo con el ejemplo, tercero con el azote. Acerca de lo primero, poneles la traza de la admonición, diciendo: "estas cosas, que en el decurso de la carta os dije, no las he escrito para sonrojaros", es a saber, con vergüenza de mala ley, que lleve a la desesperación, aunque quisiera os saliese a la cara el empacho que evite el pecado, según aquello del Eclesiástico: "hay vergüenza que conduce al pecado, y hay también vergüenza que acarrea la gloria y la gracia de Dios" (4,25); sino que "os amonesto como a hilos mios muy queridos" (Si 7).

Muestra, en segundo lugar, el modo debido de amonestar, diciendo: "porque aunque tengáis millares de ayos en Jesucristo, no tenéis muchos padres". Donde es

de considerar lo que va de ayo a padre; porque el padre engendra, el ayo nutre y educa al nacido (Ga 3). Llamase, pues, el Apóstol su padre en Cristo, por haber sido el primero que les predico el Evangelio; y éste es el motivo que alega de lo que acaba de decir: "pues yo soy el que os he engendrado en Jesucristo por medio del Evangelio". Ahora bien, la generación es un procedimiento encaminado a la vida, mas el hombre por la fe vive en Cristo (Ga 2); pero la fe, como se dice en Romanos, proviene del oir, y el oir depende de la predicación de la palabra de Cristo (X,17); de donde la semilla es la palabra de Dios, por la que el Apóstol los engendro en Cristo (Stg. 1).

En cambio a los otros llamalos ayos, pues, ya neofitos, vinieron en su ayuda; para que se entienda que, en lo tocante a la predicación del Evangelio, la comparación del ayo al padre es la misma de arriba del que riega al que planta, y del que sobreedifica al que pone el cimiento.

Aprémialos luego a corregirse, a ejemplo suyo, al decir: "ruégoos, pues, hermanos"; y exhortalos primero a imitar su ejemplo, diciendo: luego por el hecho de ser hijos, siendo propio de los buenos hijos imitar a sus padres, "os ruego que seáis imitadores mios", es a saber, en no juzgar temerariamente, como ni yo lo hago, ya qi.e ni a mi mismo me atrevo a juzgar, y en tener baja estimación de vosotros, y de los otros un alto concepto. De donde no sin causa uso de tal modo de hablar: "nosotros somos flacos, vosotros fuertes" (2Th 3).

Pero es de advertir que a los que antes nombro hijos ahora los nombra hermanos; e hijos en Cristo, porque los había engendrado no para si, mas para Cristo; y por haber él sido engendrado por Cristo, hermanos e hijos en buena consecuencia. Así que si habían de imitarlo como padre, tenía que ser al tanto monta de su imitación de Cristo, que es de todos el padre principal; con lo que se quita a los subditos la ocasión de seguir el mal ejemplo de los prelados. De donde se concluye que los subditos solo han de imitar a los prelados en lo que ellos imitan a Cristo, que es regla infalible de la verdad, y; por eso se propuso por dechado a los Apostoles: "ejemplo os he dado para que, como Yo lo hice, lo hagáis también vosotros" (Jn 13); ejemplo, por cierto, que Pablo seguia, según lo de Job: "mis pies han seguido sus huellas; he andado por sus caminos, sin desviarme nunca de ellos" (23,1 1).

Mas porque pudierán alegar ignorancia, les quita ese pretexto, diciendo: "con este fin he enviado a vosotros a Timoteo, el cual es hijo mio carisimo, y fiel en el Señor", según aquello de Filipenses: "porque no tengo ninguna persona tan unida de corazón y Espíritu conmigo como él, ni que se interese por vosotros con afecto mas sincero" (II,20)- "para que os informe de mi proceder", esto es, os ponga al corriente de mis andanzas y de;todo lo que hago, y os exhorte a echar por el mismo camino (Jr 6), que es el msmo de Jesucristo y, por consiguiente, no debéis tener a mengua seguirlo (Ps 24); ni os parezca pesado el que a todos os lo imponga, por lo cual añade: "conforme a lo que yo enseno pior todas partes en todas las iglesias" (Col 1). O digamos que "vias meas", mis caminos, se han de referir a las obras, y "sicut et ubique",, como en todas partes, a sus enseñanzas; que a esto había sido enviado Timoteo, a moverlos a imitar las obras y observar las enseñanzas del Apóstol.

Acto continuo amenazalos con arrimarles la vara, al decir: "como si yo nunca hubiese de volver"; y demuestra que se han merecido una buena tunda por haberse engreido, como si no hubiese de volver, esto es, como si no temierán los dejase convictos de su soberbia, siendo por el contrario dignos de azotes; pues los humildes con solo decirles entrán en razón, no así los soberbios, de tal condición, que piden de azotes su buena ración (Job 40).

Anunciales también su llegada en que ira a tomarles cuentas, diciendo: "bien pronto pasaré a veros". Y porque en los Proverbios se dice: "el corazón del hombre forma sus designios, mas del Señor es el dirigir sus pasos" (16,9), por eso añade: "si Dios fuere servido", o, como dice Santiago: "queriendo Dios, y, si viviéremos, haremos esto o aquello".

Pronunciales asimismo su conocimiento de juez, al decir: "y conoceré, es a saber, en el orden judicial (Job 28) acuciosamente examinaré no la labia de los que andan así llenos de viento, sino su virtud", como si dijera, no por habladores ganarán con mi examen autoridad y crédito, pues, como dicen los Proverbios: "donde la charlataneria, allí a menudo hay pobreza" (14,23), sino por virtuosos (ya que la virtud es la que califica y autoriza a un sujeto).

-"Que no consiste el reino de Dios en palabras, sino en virtud", esto es, la pertenencia al reino de Dios no esta al arbitrio de la elocuencia, a tenor de lo de San Mateo: "no todo el que me dice: Señor, Señor, entrara en el reino de los cielos, sino el que hace la Voluntad de mi Padre". Por ultimo, amenazalos con la corrección mas de tal suerte que quede a su discreción, diciendo: "¿Qué preferis?, ¿que vaya a vosotros, a castigaros con la vara de la corrección, o con amor, esto es, haciendo ostentación de amor, y Espíritu de mansedumbre?, ¿de arte que os pase (como a los gatos) la mano por el espinazo? Eso depende de vosotros; porque si aun seguís erre que erre, entonces tendré que ir con el rebenque en Ja mano, según aquello: "pegada esta la necedad al corazón del muchacho; mas la vara del castigo la echara fuera" (Pr 22,15). Pero si os enmendáis, haré con vosotros alarde de amor y de mansedumbre (Ga 5). No es que diga esto, que, a no venir con la vara, no viniese con amor, ya que esta escrito: "quien escasea el castigo quiere mal a su hijo; mas quien le ama le corrige continuamente" (Pr 13,24); mas porque el que es castigado, entre tanto que es vareado, no siente así la dulzura del amor con que es tratado, como *aquel que es consolado con suavidad y blandura.

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Capítulo 5

(1Co 5,1-5)

Lección 1: 1Co 5,1-5

Sienta en el banquillo de los acusados a la fornicación, excomulga al fornicario, entregandole a Satanas para castigo de su cuerpo, mas no se olvida de la salvación de su alma.

1. Es ya voz publica que entre vosotros se cometen deshonestidades, y tales, cuales no se oyen ni aun entre gentiles, hasta llegar alguno a abusar de la mujer de su propio padre.
2. Y, con todo, vosotros estáis hinchados de orgullo, y no os habéis entregado al llanto, para que fuese quitado de entre vosotros el que ha cometido tal maldad.
3. Por lo que a mi toca, aunque ausente de ahí con el cuerpo, mas presente en espiritu, ya he pronunciado, como presente, esta sentencia contra aquel que así peco.
4. En nombre de nuestro Señor Jesucristo, uniéndose con vosotros mi espiritu, con el poder que he recibido de nuestro Señor Jesús,
5. sea ese que tal hizo entregado a Satanas, o excomulgado, para castigo de su cuerpo, a trueque de que su alma sea salva en el dia de nuestro Señor Jesucristo.

Después de rematar lo tocante al Sacramento del Bautismo, empieza aquí el Apóstol con lo concerniente al del Matrimonio, sacando a la vergüenza un pecado que va contra el matrimonio, es a saber, la fornicación, en particular la de un fornicario, cuya culpa saca a plaza y le da su jabon, así como también la complicidad de los que toleraban dicho pecado. Toca tres cosas que ponen de realce la gravedad de la culpa, por notoria, por singular, por tolerada. Por notoria, al decir: no sin motivo pregunté si queriáis que viniese a vosotros con la vara en la mano, habiendo algo que la merecia, ya que "es voz publica que se cometen entre vosotros deshonestidades", contra lo que enseña la iglesia, que dice de este pecado que "ni aun lo toméis en los labios" (Ep 5 Is 3).

b) Por singular, pues "ni entre gentiles" se oye o se juzga licita, a no ser la simple fornicación. De ahí que los Apostoles (Ac XV), para desarraigar este error de que no fuese pecado, a los gentiles que se convertian a la fe imponianles abstenerse de la fornicación. Pero había otra especie que hasta para los gentiles estaba prohibida, y por eso dice: "hasta llegar alguno a abusar de la mujer de su propio padre", como se dice de Rubén: "te derramaste como agua, no medres; porque subiste al lecho de tu padre y profanaste su talamo" (Gn 49,4). Y por contrario a la razón natural, hasta para los gentiles era horrible; pues por la reverencia que naturalmente tienen los hijos a sus padres, con el padre y la madre esta vedado que los hijos se casen, por ley universal y en todo estado; de suerte que el texto de Génesis 2,24: "por cuya causa dejara el hombre a su padre y a su madre" pueda entenderse en este sentido: que no habra matrimonio entre ellos; y en el mismo sentido lo que allí se añade: "y estara unido a su mujer, y los dos vendrán a ser una sola carne", tocante a la esposa del padre que, por la misma razón, como la madre, no puedej casarse con su hijastro, según aquello del Levitico: "no tendras que ver con la mujer de tu padre, porque carne de tu padre ha sido ella" (18,8). c) Por tolerada; en que hace notar tres tachas: 1) soberbia, al decir: "y eso no obstante, estáis hinchados de orgullo", esto es, con el viento de la soberbia, pensando sois inocentes porque el otro es pecador, ilimitando al fariseo, que decia para si: "no soy como los demás... ni como este publicano" (Lc 18,2).

2) 1njusticia, pues dice: "en lugar de haber llorado", compadeciéndoos del pecador (Jr 9), que es lo que hace la verdadera justicia, dice San Gregorio, no tratarlo con desdén.

3) Negligencia en diligenciar "que fuese quitado de entre vosotros el que ha cometido tal maldad"; porque una tal compasión, de parte del varón justo, para con el pecador, con la herida !le da vida, según lo de los Proverbios: "la vara le arrimaras, y con eso libraras su alma (y vida) del infierno" (23,14).

Otro provecho que de aquí se sigue es que los otros también se corrigen. "Azotado el hombre impio, el necio sera mas cuerdo" (Pr 19,25), pero "si no se pronuncia, en pecando, la sentencia, roto el freno del temor -eso enseña la experiencia- cometerán la maldad (dice Eclesiastés) los hombres". Y para que la corrección sea efectiva, algunas veces, por temor al contagio, habra que separar a,l pecador, según aqueilo: "echa fuera al mofador, y saldrán con él las discordias, y cesarán los pleitos y contumelias" (Pr 22,10).

Mas ya .que ellos no lo hicieron, él suplira su negligencia, pronunciando sentencia contra el pecador, al decir: "por lo que a mi toca, aunque ausente de allí con el cuerpo. .."; en cuyas palabras va envuelta, con el modo y la sentencia, su autoridad de juez. Acerca de lo cual, parecia no estar muy ajustado al orden judicial el condenar a un ausente, según los Hechos: "no acostumbrán los Romanos condenar a ningun hombre antes que el acusado tenga presentes a sus acusadores" (25,16); pero esta dificultad Ja ataja el Apóstol diciendo: "aunque ausente de ahí con el cuerpo, mas presente en espiritu", esto es, con afecto y cuidado solicito (Col 2); o porque en espiritu, como si estuviese presente, conocia lo que ellos hacian, como dijo Eliseo: "¿pues qué? ¿No estaba yo presente en Espíritu cuando aquel hombre salto de su coche para ir a tu encuentro?" (\\ Reyes 5,26). Y por estar presente en espiritu, "ya he juzgado", esto es, he pronunciado sentencia de condenación contra aquel que así peco.

Pone seguidamente la autoridad del Señor principal, diciendo: "en nombre de nuestro Señor Jesucristo", es a saber, con la autoridad y representación suya, o por la virtud e invocación de su nombre, según aquello de los Colosenses: "todo lo que hacéis, de palabra o de obra, hacedlo en el nombre de nuestro Señor Jesucristo".

Al decir luego: "todos de un mismo sentir", indica de qué manera ese juicio se ha de hacer: primero, juntos los fieles, cuando dice: "congregada la asamblea"; porque a los pecados graves se ha de aplicar el castigo, después de sobrepensado y por muchos acordado. De ahí la costumbre antigua de tener junto a las puertas los jueces sus tribunales, donde el pueblo se juntaba, según aquello: "pondras jueces en todas tus puertas" (Dt 16); y el Salmo CX: "en la asamblea de los justos y en la concurrencia grandes son las obras del Señor"; y lo de San Mateo: "donde hay dos o tres congregados en mi nombre ahí estoy en medio".

Segundo, a esa asamblea da también su asentimiento: "y con mi espiritu", esto es, con mi voluntad y autoridad, a tenor de lo que había dicho: "mas presente en el espiritu".

Tercero, echa mano de la autoridad del Señor principal, Jesucristo, diciendo: "con el poder que he recibido de nuestro Señor Jesucristo", por cuya virtud tiene vigor y firmeza el juicio que da la 1glesia, como dice San Mateo: "todo lo que atareis sobre la tierra ..."(18).

Por fin la sentencia condenatoria, al decir: "sea este que tal hizo entregado a Satanas"; la cual envuelve tres cosas: la pena, el efecto de la sentencia y el fruto. La pena, cuando dice: "sea este que tal hizo entregado a Satanas" (se sobreentiende: he determinado que esto se haga); lo cual puede entenderse de dos maneras: a) que, como se dice en San Mateo X, así como dio el Señor a los Apostoles potestad sobre los espiritus inmundos, para arrojarlos fuera de los cuerpos de los posesos, así también podian valerse del mismo poder para ordenarles atormentasen en el cuerpo a los, que ellos juzgasen dignos de esta pena. Mando, pues, el Apóstol a los Corintios que en virtud de su autoridad entregasen, para que Satanas lo atormentase en el cuerpo, al susodicho fornicario. De ahí el efecto de la sentencia, al decir: "para castigo de su cuerpo", quiere decir, que a la carne que peco; la vejase y afligiese, a tenor del dicho aquél: "por donde tomo contento, de ahí le venga el tormento" (Sg XI,17).

En tercer lugar, el fruto: "a trueque de que su alma sea salva en el dia de nuestro Señor Jesucristo", esto es, para que en el dia de la muerte o del juicio, como arriba se explico, consiga su salvación, y así se cumpla lo también ahí agregado: "eso no obstante, él no dejara de salvarse, si bien como quien pasa por el fuego" (1Co 3,15), es a saber, de la pena témpora!; que el designio del Apóstol de entregar al pecador no fue de que para siempre quedase en poder del diablo, mas de que, por la aflicción de la carne, a penitencia se moviese y convirtiese, según aquello: "que sota el maltratamiento dara, al fin, entendimiento" (Is 28,19). Esta sentencia del Apóstol es afin a la que el Señor dicto contra Jdb, cuando le dio permiso a Satanas, diciéndole: "en tu mano esta, es a saber, su cuerpo; mas ¡cuidadito con tocar su alma!" o quitarle la vida (II,6).

De otro modo puede entenderse lo de entregarle a Satanas, es a saber, fulminando sentencia de excomunión, por la cual es uno separado de la comunión de los fieles, y de la participación de los sacramentos, y privado de los sufragios de la 1glesia, con los que el hombre se pertrecha contra las impugnaciones de Satanas, por cuya razón dicese de la 1glesia que es "terrible, para los demonios, como un ejército en orden de batalla" (Ct 6).

Lo que sigue: "para castigo del cuerpo" se entiende así: que, al separarle de la 1glesia y convertirlo en blanco de las tentaciones de Satanas, tenga menos trabas para arrojarse al pecado, según el Apocalipsis: "el que anda sucio ensuciese todavía" (22,2). Y llama los pecados mortales "interitum carnis", perecimiento de la carne, porque, como dice en Salatas: "el que siembra en su carne de su carne cosechara la corrupcion".

Pero añade: "a trueque de que su alma sea salva", quiere decir, para que, reconociendo la fealdad de sus pecados, con la confusión se arrepienta, y así sea sanada, conforme a lo que dice Jeremias: "he quedado confuso y avergonzado, porque he sufrido el oprobio do mi mocedad" (31,19). Puede también entenderse en este otro sentido, es a saber, que su espiritu, el de la 1glesia, que es el Espíritu Santo, permanezca con los fieles hasta él dia del juicio, de modo que no lo pierdan por rona pecaminosa del pecador contagioso, porque "el Espíritu Santo, al venir la iniquidad, por su indigno tratamiento, huira del mal pensamiento, de la ficción y el engano" (Sg 1,5).

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(
1Co 5,6-8)

Lección 2: 1Co 5,6-8

Échales en cara su culpa a los que al fornicador le echaban la capa encima para encubrir su pecado, y ordena que a ese mal hombre de su companía lo aparten.

6. No tenéis, pues, motivo para gloriaros. ¿No sabéis que un poco de levadura aceda toda una masa?
7. Echad fuera la levadura aneja, para que seáis una masa nueva, como sois panes puros y sin levadura. Porque Jesucristo, que es nuestro cordero pascual, ha sido inmolado por nosotros.
8. Por tanto, celebremos la fiesta o el convite pascual, no con levadura aneja, ni con levadura de malicia y de corrupción, sino con los panes acimos de la sinceridad y de la verdad.

Hizo mención el Apóstol, en la lección anterior, de dos culpas: del Corintio fornicario y de los que su pecado a sangre fria toleraban; aquí las dos redarguye. junto con su negligencia, echa en cara a los Corintios su negligencia en juzgar, y otras tachas en lo mismo; y reprende, lo primero, a aquellos que al fornicario no lo apartaron de si; lo segundo, el concepto equivocado que, por no entenderlas bien, formaban de sus palabras. Reprende, pues, lo que hicieron, y enseña lo que han de hacer: "¡Fuera con la levadura aneja!"

La segur a la raiz pone a la culpa pasada; porque había dicho antes que de soberbia hinchazon se sigue la incompasión, y de ahí en la corrección el negligente descuido. Así que, primeramente, lo que tacha en los Corintios es la soberbia hinchazon, diciendo: "ese gloriaros vosotros, por los defectos ajenos, cual si fueseis inocentes, no es cosa buena", por cierto; porque debe cada uno, si de gloriarse se trata, poner su gloria en los bienes que de Dios ha recibido, no en los otros, según lo dice en los Galatas: "por tanto, examine cada uno sus propias obras, y así si halla que son rectas tendra entonces motivo de gloriarse en si mismo solamente, y no respecto de otro" (6,4). De modo especial es malo gloriarse en males ajenos (Ps 51).

El por qué de lo antedicho lo señala, al decir: "¿no sabéis que un poco de levadura aceda toda una masa?", como si dijera: no es posible que ignoréis esto; porque es de saber que en la levadura pueden considerarse dos cosas: el sabor que le da al pan y la corrupción; en lo primero se significa la sabiduría de Dios, que da sabor a las cosas que pertenecen al hombre (Mt 13). En lo segundo puede entenderse el pecado, pues por uno que hace el hombre, sobre todo lo que obra se expande la corrupción, pongo por caso, el pecado, tan propio de fariseos, que en San Lucas se compara o equipara al fermento o levadura: la disimulación.

Puede también entenderse por levadura el hombre pecador, y a este propósito se trae la parabola; pues así como por un poquito de levadura toda la masa se corrompe, así por un pecador se enloda la sociedad. "Por una chispa se levanta un incendio, y por un hombre doloso se derrama mucha sangre" (Eccli. XI,34). Y vemos que así sucede cuando a pecar de algún modo otros siéntense arrastrados, porque uno peco primero; o también porque consienten d pecador sus pecados, por no irle, por lo menos, a la mano, cuando es tiempo aun de hacerlo, según dice a los Romanos: "los que hacen tales cosas son dignos de muerte; y no solo los que las hacen, sino también los que aprueban a los que las hacen" (I,32). Por cuya razón no tenían por qué gloriarse los Corintios del pecado de uno, sino mas bien cautelar no fuesen a amancillarse todos con su trato y compania, a tenor de aquello: "como azucena entre espinas, así es mi amiga entre las jovenes" (Ct 2,2); donde comenta la Glosa: quien no tuvo sufrimiento para aguantar a los malos no fue bueno.

¿Qué hay que hacer, entonces? lo indica seguidamente al decir: "echad fuera la levadura aneja". Primero da una enseñanza, y luego dice el porqué. Puesto que "aceda una masa un poco de levadura", por eso "hay que echar afuera la que esta aneja", esto es, expurgaos vosotros, arrojando al fornicario, que pecando retorno a la vejecia de la corrupción antigua, según lo dice Baruc: "envejeciste en tierra ajena, te contaminaste con los muertos" (3,2); con lo cual quiere decir que toda la sociedad limpia y pura ha de quedar, separando a un pecador. De ahí que, salido Judas, haya dicho el Señor: "ahora es glorificado el Hijo del hombre" (Jn 13,31).

Puede también, por la aneja levadura, entenderse el viejo error (Is 26), o también la corrupción del pecado original (Rm 6), o de otro cualquiera pecado actual, según aquello: "desnudaos del hombre viejo y de sus obras y acciones" (Col 3,9), con cuya enajenación queda el hombre exonerado de esa tacha y corrupción.

Viene en pos, por consecuencia, el efecto de la purga: "para que seáis una masa nueva" o conspersión, que es una mezdla de agua y de harina nueva, antes de que la levadura se le anada a la mixtura. Así que poniendo a un lado de los fieles el fermento, esto es, al pecador o al pecado, quedan como masa nueva, en toda su integridad, limpia y pura de maldad (Ps 102 Ep 4).

El modo de hacer ja purga lo señala cuando dice: "como sois acimos", esto es, sin levadura de pecado. La palabra azimo viene de la particula privativa a: sin, y de zyma: levadura. De ahí que el Señor diga a sus discipulos: "guardaos de la levadura de los fariseos" (Mt 16,2).

-"Porque Jesucristo, que es nuestro cordero pascual, ha sido inmolado por nosotros". Señala, al decir esto, el porqué de lo antedicho, es a saber, por qué los fieles deben ser panes asimos, razón que ha sido tomada del misterio de la Pasión de Cristo. De donde, para moverlos les propone el tal misterio y saca la conclusión: "celebremos, pues, la fiesta..." o el convite de la pascua, a propósito del cual conviene considerar que entre los sacramentos de la antigua ley celebérrimo entre todos era el cordero pascual, que, por prescripción del Éxodo, era inmolado por todos los hijos de Israel en memoria de aquel beneficio, cuando el ángel exterminador, que mataba a cuchillo a los primogénitos de los egipcios, paso de largo las casas de los judíos, cuyos dinteles y postes estaban rociados con la sangre del cordero. De donde el nombre de pascua alude a lo que ahí sucedió: "porque es el transito del Señor", y porque por virtud de este beneficio, a fin de cuentas, al pueblo le fue posible atravesar el Mar Rojo; ya que el cordero figura era de Cristo inocente, quien, como dice San Juan, es "el Cordero de Dios".

Así pues, como el cordero figura fue inmolado por los hijos de 1srael, para que él pueblo de Dios libre se viese de la matanza del angel, y para que libres ya del cautiverio de Egipto pasasen por el Mar Rojo; del mismo modo inmolado por los hijos de 1srael fue Cristo, por cuya sangre el pueblo de Dios se libra del acoso del demonio, y por medio del bautismo, como por otro Mar Rojo, de la esclavonía del pecado. Y aquel cordero figura sel decia de la pascua de los judíos, pues para dar a entender el transito se inmolaba. De ahí lo de San Mateo: "¿donde quieres te preparemos a comer la pascua?", esto es, el cordero pascual.

Dice, pues, el Apóstol: ¿que por qué debéis ser azimos? es porque así como la pascua figurativa del antiguo pueblo es el cordero inmolado, así también "nuestra pascua, esto es, del nuevo pueblo, es Cristo inmolado", a quien le viene nacido el nombre de pascua, que en hebreo significa paso, transito (Ex 12), y en griego pasión; pues por ésta, por la que fue inmolado, paso de este mundo al Padre (Jn 13).

Saca después la conclusión, al decir: "por tanto, celebremos la fiesta"; para cuya evidencia habra que considerar que, como se lee en el Éxodo, luego de inmolado el cordero pascual, se le comia con panes azimos. Así pues, como el cordero fue figura de nuestra pascua inmolada, del mismo modo ha de haber conformidad entre una y otra observancia; y sea la consecuencia que, ya que Cristo inmolado es nuestra pascua, razón es que celebremos" tanta dicha, es a saber, banqueteandonos con Cristo, no solo en el Sacramento (Jn 6), sino también en espiritu, gozando con gran deleite, según aquello, de su sabiduría: "los que me coman quedarán de Mi con hambre, y los que me beban quedarán sedientos" (Si 24,29), y así con alegria espiritual (Ps 41).

El modo de hacer el festejo ha de ajustarse a la verdad de la figura, como él dice: "no coro levadura aneja, ni con levadura de malicia y de corrupcion"; pues se mandaba en él Éxodo que en las casas en que se comiese el cordero pascual no se hallase levadura de ninguna especie. ¿Por qué? Porque es propiedad de ella, con la vejez, corromperse. De ahí que con la ablación del fermento puede entenderse la cesación de observar los mandamientos de la antigua ley, que por la Pasión de Cristo perdieron ya su vigor, según aquello: "por sobreabundar lo nuevo, echaréis fuera lo viejo" (Lv 26,10).

Puede entenderse también la remoción del pecado corruptor, según se dijo que un poco de levadura aceda toda una masa, por cuya razón añade: "ni con levadura de malicia y de corrupcion", de suerte que por malicia se entienda la obra perversa (Stg. 1), y por maldad (nequitia) la maquinación fraudulenta (Pr 26); o, según la Glosa, al decir: "no con levadura aneja", la remoción de lo viejo del pecado en general.

-"no con levadura aneja, ni con levadura de malicia y de maldad". Esta es una explicación, parte por parte, de lo que es el pecado, de modo que por malicia se aluda al que se comete contra uno mismo, y por maldad él pecado que se comete contra otro. Descartado, pues, el modo no debido de celebrar el banquete, determina el conveniente, al anadir: "sino con los panes azimos de la sinceridad y la verdad", esto es, con sinceridad y verdad, que significan los azimos.

Opone sinceridad a corrupción del pecado, que significo, al decir: "no con levadura aneja...", porque sincero es aquello que no tiene corrupción (2Co 2); la verdad se contrapone a las figuras de la antigua ley, pues "la verdad y la gracia en Cristo tienen su origen" (Jn 1,17); quiere decir, que la pascua verdadera con verdad, no con figuras, la debemos celebrar. De donde, según la Glosa, por sinceridad entiéndase ia inocencia de los vicios, o novedad de la vida, y por verdad la justicia o rectitud, que excluye en las buenas obras el dolo, doblez o fraude.

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(
1Co 5,9-13)

Lección 3: 1Co 5,9-13

Explicales el sentido de una palabra de cierta carta que no entendieron bien los Corintios, y explicado les enseña con quién no habrán de juntarse.

9. Os tengo escrito en una carta: no tratéis con los deshonestos.
10. Claro esta que no entiendo decir con los deshonestos de este mundo, o con los avarientos, o con los que viven de rapiña, o con los idolatras; de otra suerte era menester que salieseis de este mundo.
11. Cuando os escribi que no trataseis con tales sujetos, quise decir qué si aquel que es del numero de vuestros hermanos es deshonesto, o avariento, o idolatra, o maldiciente, o borracho, o vive de rapina, con este tal ni tomar bocado.
12. Pues, ¿como podria yo meterme a juzgar a los que están fuera dé la 1glesia? ¿No son los que están dentro de ella a quienes tenéis derecho a juzgar?
13. A los de afuera Dios los juzgara. Mas vosotros apartad a ese mal hombre de vuestra compania.

Trato de mover el Apóstol a los Corintios a que echasen de si a|pecador, mas sin lograr su propósito, por no haber entendido cierta palabra, que en una carta anteriormente enviada se contenia. Esta falsa inteligencia es la que ahora trata de disipar. Para lo cual torna al yunque la tal palabra a fin de darle, ya despojada del orin bastardo, aquilatada en su verdad, su sentido adecuado y verdadero.

Dice, pues, lo primero: "os tengo escrito en una carta", una anterior que no esta en las Canonicas, "no tratéis con los deshonestos", esto es, no andéis en companía de ellos ni los admitáis al trato y conversación a tenor de lo que dicen los) Sapienciales: "no sigas, hijo mio, rus pasos; guardate de andar por sus sendas" (Pr 1,15); "de ningun modo des entrada en tu alma a las meretrices" (Eccli. 1X,6).

-"Claro esta que no entiendo decir con los deshonestos de este mundo". He aquí la falsa inteligencia, del vocablo antedicho, que quiere desterrar, y es doble; pues 1osi Corintios pensaban que lo decia el Apóstol de solos los infieles, y solo de los fornicarios, no de los oLos pecadores; pero San Pablo los desengaña, diciéndoles: "claro esta que no entiendo decir que no tratéis para nada con los deshonestos de este mundo". Llama a los infieles con el nombre de mundo, según lo que dice San Juan: "y el mundo no lo conocio".

Tocante a lo segundo, que no solo hablaba de los deshonestos, prosigue la enumeración diciendo: "o con los avarientos, es a saber, los que retienen injustamente lo ajeno (Ep 5); o con los que viven de rapiña, o arrebatan violentamente lo ajeno (1Co 6); o con los idolatras", contra los cuales dice la Sabiduría: "siendo el abominable culto de los ídolos la causa y el principio y fin de todos los males" (14,27). Y de todo el párrafo el sentido es éste: no solo os prohibí el trato con los deshonestos, sino también con todos los otros pecadores. Asimismo hay que advertir que por la fornicación uno peca contra si, por la avaricia y la rapiña contra el prójimo, por la idolatría contra Dios; y con esta tripartita y breve enumeración se entiende todo linaje de pecado y transgresión.

-"De otra suerte... ", es a saber, si por tales deshonestos hubiésemos de entender los que andan por este mundo, no quedaba otro remedio que "haber de salir de él", ya que de ellos todo él mundo esta plagado. De donde a no ser que huyais, diciendo adios a este mundo, no es posible no topéis de esa piara un bicho inmundo; pues, como dice San Juan: "el mundo todo fundado esta en la maldad". O entiéndase de este modo: que, al tiempo de convertiros, de los infieles del mundo tendriáis que separaros. De donde, pues dicho esta "Yo os elegi de este mundo" (Jn 15), no hace falta amonestaros. O también de este otro modo: debieráis de haber salido, es a saber, por la muerte; que es preferible morir que consentir el pecado, por dar gusto al pecador. De ahí que diga: "porque tengo por mejor el morir que el que alguno me haga perder esta gloria" (1Co 9,15).

El verdadero sentido de esta palabra lo explica luego, al decir: "pero ahora os he escrito...", en que propone lo que pretende, indica de ello el por qué y concluye lo que intenta: "echad fuera a ese mal hombre". Dice, pues, lo primero: ahora os explico lo que os he dejado escrito: "que no trataseis con tales sujetos", quiero decir, con los deshonestos y otros pecadores. "Si aquel que es del numero de vuestros hermanos" al modo que dice el Señor: "todos vosotros sois hermanos" (Mt 23) -pero no dice: si aquel que es hermano, sino: si aquel que se nombra hermano, pues por el pecado mortal uno se aparta de la caridad, que es causa de la hermandad espiritual. De ahí lo dicho en Hebreos: "permanezca en vosotros la caridad de la hermandad". Nombrasele, pues, hermano, por la verdad de la fe, mas no lo es en verdad, por falta de caridad, falta que dimana del pecado.

De donde el hilo cortado volviendo a anudar, decimos: "cuando os escribi que no trataseis con tales sujetos, quise decir que si aquel que es del numero de vuestros hermanos es deshonesto, o avariento, o idolatra, o maldiciente, o borracho, o vive de rapina, con éste tal ni tomar bocado", esto es, debéis, según lo dice San Juan: "si viene alguno a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni lo saludéis" (2? Carta,10); como si dijera: cuando os dije que no debiáis tratar con los pecadores, me referia a los fieles que se nombrán hermanos y viven entre vosotros; mas no, como dice San Agustín en su libro contra Parmeniano, y lo cita la Glosa en este lugar, se ha de entender que alguno, por un juicio extraordinario, haya de ser separado de la comunión de los demás; pues a menudo pudiera errar, sino mas bien ha de hacerse, al estilo de la 1glesia, cuando es uno rechazado de la comunión de los otros, como el convicto o confeso de propia voluntad. Por eso señaladamente dice: "si aquel que se nombra", para que por tal nombramiento entendamos el que pronuncia la 1glesia contra allguno por sentencia judicial; y los que así son echados y apartados del trato y la comunión con los demás no han de admitirse, como aquí se dice, a comer, ni como en la susodicha autoridad de San Juan ha de saludarseles, ni menos aun podrán acercarse a comulgar. De ahí lo que dice el verso: "Os, orare, vale, communio, mensa negatur", que en romance dice así:

Al que ha sido excomulgado Niégase rezo y bocado; Niégase la Comunión; Niégase, loh desolacion!, Llevandolo a punto crudo, Trato, coloquio, saludo.

Pero hay que advertir que el Apóstol en la enumeración de arriba no pone sino pecados mortales, en señal de que solo por pecados mortales se ha de excomulgar a uno; y que lo son los que pone se ve claro, pero no así la embriaguez, que puede ponerse en duda y parece que no siempre llega a pecado mortal; pues dice San Agustín que, si no es muy a menudo, no es pecado mortal; y el por qué pienso que estriba en que si de casta es la embriaguez pecado mortal, no siempre. Porque pongamos que alguno, por el deleite del vino, quiera perder la razón, poniéndose así a peligro de cometer pecados y mas pecados: quien tal hace a la candad parece se opone. Con todo, por accidente, sucede que la embriaguez pecado mortal no es, por no tener experiencia del poder trastornador que en su fuerza tiene el vino, o ignorar de su cabeza la flaqueza; pero esta excusa se quita con una copa tras otra. Y así señaladamente no dice el Apóstol ebrio, sino ebrioso, borrachon, o calamocano.

Mas añade aquí a la lista de pecados que arriba puso, otros dos, es a saber, maledicencia, embriaguez; y pertenece esta ultima al linaje de pecados contra uno mismo, en cuya jurisdicción se hallan la gula y la lujuria. Pero la maledicencia al género de pecados que se hacen contra el; prójimo, a quien se le causa daño de obra y también de palabra, echandole maldiciones, imprecandole males o hablando mal de él, lo cual es ya detracción, o arrojandole a su cara locuciones oprobiosas, que llamamos contumelias, que, como arriba se dijo, todo eso constituye lo que es la maledicencia.

Al decir después: "pues, ¿como podria yo meterme a juzgar a los que están fuera de la 1glesia?", señala el por qué de lo que había dicho, esto es, que eso había de entenderse de los hermanos, y no de los infieles. Porque "¿qué tengo yo que ver, esto es, en algo me toca, juzgar, o proferir sentencia condenatoria, contra aquellos que están fuera?, quiere decir, los infieles, que totalmente se hallan fuera de la 1glesia? Pues poder espiritual los Prelados de la 1glesia lo tienen solo sobre aquellos que a la fe se sujetaron, según aquello: "teniendo en la mano el poder para vengar toda desobediencia, para cuando hubiereis satisfecho a lo que la obediencia exige de vuestra parte" (2Co X,6). Mas sobre aquellos de fuera tienen también indirecta potestad, porque hallandose culpables, les prohiben a los fieles el tener trato con ellos.

-"¿No son por ventura los que están dentro de ella a quienes tenéis derecho a juzgar?", como si con esta semejanza quisiera decir: juzgáis vosotros con la misma autoridad con que yo juzgo. De donde, así como vosotros no juzgáis sino de lo vuestro, así también yo. "El juez sabio hara justicia a su pueblo" (Eccli. X,1).

Sale al paso, en tercer lugar, a una tacita duda; pues pudiera parecer ser de mejor condición los infieles, a quienes no se condena por los pecados ya dichos; mas descarta esto, diciendo: por eso, por tal razón "no me oca a mi juzgar a los que se hallan afuera; que a ésos, a los infieles, hay quien los juzgue, y es Dios", es a saber, con juicio condenatorio, no de examen; pues, como dice Gregorio, condenara a los infieles, sin ponerse a averiguar o examinar sus pecados; ya que, lo dice San Juan: "quien no cree ya esta juzgado", es a saber, que para ser condenado da de si por qué sobrado, y con lastre mas pesado le queda a Dios reservado para el gran dia del juicio, según aquello: "Horrenda cosa es caer en las manos del Dios vivo" (He 10,31).

Saca, por fin, la conclusión que de primer intento queria sacar, diciendo: puesto que al decir yo: no tratéis con deshonestos, ha de entenderse lo dije refiriéndome a los fieles, no a los que se hallan afuera; luego, de ahí se concluye que "habéis de apartar lo malo", quiero decir, a ese hombre, que anda "enmedio de vosotros", esto es, echadle fuera, arrojadle de vuestra compania, según el Deuteronomio: "arrancaras el mat de en medio de ti" (13,5).

Hay, pues, que considerar, de lo antedicho por el Apóstol, que no esta prohibido el trato con los infieles» que, en pena de sus pecados, no han recibido la fe; trato que para los flacos se ha mucho de cautelar, que, para no ser enganados, bien les viene estar guardados. No así los fieles de fe robusta, que licitamente pueden tratarlos y entregarse a convertirlos, como se dice adelante: "si algún infiel os convida, y queréis ir, comed sin escrupulo de todo lo que os ponen delante" (X,27). En cambio con los infieles que alguna vez fueron fieles, o recibieron la fe, como los herejes y Jos apostatas, vedado les esta a los fieles de todo punto este trato, así como con los otros pecadores que aun están sujetos a la potestad de la 1glesia, y esa veda es en castigo o en pena de sus pecados.


Aquino: I Corintios 14