Aquino - PRIMERA TIMOTEO 17


CAPUT 6

18
(
1Tm 6,1-8)

LECTIO 1: Ad 1 Timotheum 6,1-8

Que enseñe a los siervos a guardar el mayor respeto a sus amos fíeles o infieles, para que no sea blasfemado el nombre de Cristo, y cuide no se admita doctrina contraria.

1. Quicumque sunt sub iugo servi, dóminos suos omni honore dignos arbitrentur, ne nomen Domini et doctrina blasphemetur.2. Qui autem fideles habent dóminos non contemnant, quia fratres sunt, sed magis serviant, quia fideles sunt et dilecti, quia beneficii participes sunt. Haec doce et exhortare.3. Si quis aliter docet et non acquiescit sanis sermonibus Domini nostri 1esu Christi, et ei quae secundum pietatem est doctrinae.4. Superbus est, nihil sciens, sed languens circa quaestiones et pugnas verborum, ex quibus oriuntur invidiae, contentiones, blasphemiae, suspiciones malae.5. Conflictationes hominum mente corruptorum, et qui a veritaie privati sunt, existimantium quaestum esse pietatem.6. Est autem quaestus magnus pietas cum sufficientia.7. Nihil enim intulimus in hunc mundum, haud dubium quia nec auferre quid possumus.8. Habentes autem alimenta et quibus tegamur, his contenti simus.

Arriba instruyó el Apóstol a Timoteo sobre el uso de los manjares y acerca de las personas a quienes proveía de alimentos la 1glesia; aquí trata de otras personas pertenecientes al pueblo de la 1glesia, personas de ínfima categoría y de mayor estado. Pone la instrucción sobre los siervos y la aserción contraria: "si alguno enseña de otra manera", pero que él evite lo contrario y guarde lo antedicho; también cómo han de portarse los siervos con sus amos, ya fieles, ya infieles. Dice pues: "todos los que están debajo dei yugo de la servidumbre" por su condición servil, que por semejanza se dice yugo; porque así como a los bueyes los sujeta el yugo, para que no vayan a donde quieran, así a los siervos el amo, para que no hagan lo que les venga en gana.

-"Han de considerar a sus amos como dignos de todo respeto", esto es, de la debida reverencia. "Siervos, obedeced a vuestros señores temporales con temor y respeto, con sencillo corazón, como a Cristo" (Efesios 6,5). Y la razón es: "para que el nombre del Señor y su doctrina no sea blasfemado"; porque si los amos infieles advirtiesen que sus siervos se rebelaban, como si la fe les inculcase la rebeldía, condenarían el nombre de Cristo y blasfemarían nuestra doctrina. "Vosotros sois la causa de que sea blasfemado el nombre de Dios entre los gentiles" (Rm 2,24). Así pues, los que tienen amos infieles obedézcanlos, para que no sea blasfemado el nombre de Dios. Pero ¿y con los fieles? "no les han de tener menor respeto" o no los desprecien; cosa que a veces sucede cuando, por demostrarles familiaridad, los de la hez se alzan a mayores y la soberbia los lleva tras sí. "Por 3 cosas se perturba la tierra, o más bien 4, las cuales ella no puede sufrir: por un esclavo que llega a reinar" (Pr 30,21). Y la razón, según el Filósofo, es que los hombres, en semejantes circunstancias, "paralogizan" o razonan al revés: porque, si se ven iguales en algo, creen que lo son en todo, y no quieren sujetarse a otros en algo; como en las guerras civiles, porque el pueblo no está sujeto, créense iguales a los nobles en todo. Y así pudiera suceder que, porque los siervos se ven iguales en algo a sus señores, a saber, en la fe, se juzguen simplemente iguales. Por eso dice: "no han de tenerles menor respeto". Y pone 3 motivos: lo. el don de la fe. Por eso dice: porque son fieles; don por cierto muy grande, porque el justo vive por la fe. Por ella asimismo es vencido el mundo; 2o. la dignidad de la divina elección; por eso dice: amados, a saber, de modo más excelente que las otras criaturas, porque Dios los adopta por hijos. "Mirad qué amor nos ha tenido el Padre, queriendo que nos llamemos hijos de Dios y lo seamos en efecto" (1Jn 3,1); 3o. el beneficio de la gracia; por eso dice: "como partícipes de ta! beneficio", cuanto al sacramento del Señor, ¿"el pan que partimos no es la participación del Cuerpo del Señor?" (1Co 10,16). -"Esto has de enseñar" a los ignorantes, "y a esto has de exhortarlos", para que a sabiendas lo cumplan.

--"Si alguno enseña de otra manera, y no abraza las saludables palabras de Nuestro Señor Jesucristo, y la doctrina que es conforme a la piedad". Excluye la aserción contraria, con el modo de la falsa doctrina, su raíz, la soberbia y sus efectos: las envidias, contiendas, blasfemias... Por 3 capítulos demuestra, si quieres saber, qué doctrina es errónea. Lo sabrás si va contra la doctrina eclesiástica. Por eso dice: "si alguno enseña de oirá manera" diferente de como yo y los otros Apóstoles. "cualquiera que os anuncie un Evangelio diferente deí que habéis recibido, sea anatema" (Gal. L,9). Pues la doctrina de los apóstoles y de los profetas se dice canónica, porque es como la regla de nuestro entendimiento. Por tanto nadie debe enseñar cosa diferente. "No añadáis a las palabras que yo os hablo, ni quitéis nada de ellas" (Deut. 4,2; Ap 22). Cuanto a lo segundo dice: "y no abraza las saludables palabras... "; porque el Señor Jesús vino para dar testimonio de la verdad (Jn 18); y por eso lo envió el Padre como doctor y maestro (I Mac. 2). Por tanto va fuera de camino el que no abraza sus palabras (I Reyes 1 5). Y dice saludables, porque en las palabras de Cristo no hay nada corrompido, nada falso o perverso, porque son palabras de la divina Sabiduría. "Justos son todos mis discursos; no hay en ellos cosa torcida ni perversa; son rectos para aquellos que tienen inteligencia y fáciles para los que han hallado la ciencia" (Pr 8,8). Cuanto a lo tercero: "observa, hijo mío, los preceptos de tu padre, y no abandones la ley o las enseñanzas de tu madre" (Pr 6,20). Por eso dice: "y la doctrina que es conforme a la piedad". Esta piedad es por el culto que se da a Dios; "en el conocimiento de la verdad, que es según la piedad" (Tt 1,1).

Y la raíz del error es doble, a saber, el afecto de soberbia y el defecto de inteligencia. Y dícese la soberbia raíz de los errores de 2 maneras. Primero, porque los soberbios quieren entrometerse en lo que no les va ni les viene; por consiguiente es fuerza que yerren y falten (Is 16). Asimismo porque no quieren dar su brazo a torcer, sino se apoyan en su prudencia y no quieren someterse a la Escritura Sagrada, que dice: "no estribes en íu prudencia" (Pr 3); "donde está la humildad, ahí la sabiduría" (Pr XI). También la falta de inteligencia; donde es de saber que, así como en el cuerpo la salud consiste en cierta igualdad de humores; así la verdad es cierta igualdad en el entendimiento, porque la verdad es la adecuación del objeto y el entendimiento. De donde así como el enfermo, cuando no tiene esa igualdad de la complexión, al menor accidente contrario padece quiebra, lo mismo en el entendimiento, cuando el hombre no se funda en la verdad ni tiene capacidad para poder juzgar la verdad, con cualquier dificultad cae en el error. "Hombre flaco y de corta edad, y poco idóneo para entender ei derecho y las leyes" (Sg 9,5). Como dice Boecio, el entendimiento se ha para con la razón como ei círculo al centro. Porque la razón discurre considerando los actos y los defectos, los respectos y relaciones de unas cosas con otras; y, mientras no las resuelva hasta entender la verdad, de nada sirve la razón. De donde, cuando capta la verdad de una cosa, la tiene como su centro; porque algunos discurren y el pesquis no les da para más. "las cuales andan siempre aprendiendo, y jamás arriban al conocimiento de la verdad" (2Tm 3,7). Por eso dice: "es un soberbio que nada sabe, sino que antes bien enloquece sobre cuestiones", esto es, que no llegan al mismo centro. Y dice cuestiones, porque en algunas cosas la duda brota de parte del objeto, en otras de parte de las palabras y de los nombres. Por eso dice: cuestiones, cuanto a lo primero, es a saber, de objetos, "que son más propias para excitar disputas que para formar por la fe el edificio de Dios" (1Tm 1,4).

Cuanto a lo segundo dice: "disputas de palabras", lo cual ha de entenderse cuando sólo hay disensión de palabras; porque el Señor dice: "si el Hijo os librare, seréis verdaderamente libres" (Mateo 17). "luego son libres los hijos". Si de esto quisieren algunos concluir que todos los católicos, así como son hijos de Dios, así fuesen también libres, sería disputa de palabras, porque el Señor habla allí de la libertad espiritual, no de la carnal.

-"de donde se originan envidias... " Pone el efecto del error, y primero el mismo efecto, luego manifiesta algunas cosas que había dicho: "ciertamente es un gran tesoro la piedad". Asimismo muestra qué males se siguen de la falsa doctrina y en quiénes; y entre esos males unos están dentro del corazón, otros afuera. Adentro están los movimientos desordenados respecto del mal y del bien. Respecto del bien está la envidia, que consiste en la tristeza del bien ajeno; de donde dice: envidias, que puede entenderse, o en el propósito, o universalmente, porque cuando algunos trabajan no al servicio de la verdad, sino de la palabrería, no miran con buenos ojos que alguno les ponga el pie delante. "al apocado ie quita la vida la envidia" (Jb 5,2). Lo mismo en el propósito, porque si a los siervos se les trata como libres y no subditos, los señores se dolerán y tendrán envidia de que los siervos se les equiparen. Y por la envidia el hombre se levanta contra el hombre al que le tiene envidia; y esto se llama contienda. "Honra es para el hombre el huir de contiendas" (Pr XX,2). O se subleva contra Dios, y esto es blasfemia.

Respecto del mal está la sospecha; de donde se dice: "sospechas siniestras", a saber, de los señores contra los cristianos, como si hubiéramos fantaseado la libertad para sacar dinero; o como si se hubiese inventado la doctrina cristiana toda ella para el solo propósito de hacer libres a los siervos. Y de aquí se siguen alteraciones contra los fieles; aunque esto no está en el corazón de todos, sino de ciertos hombres, con estas 3 condiciones: la primera pertenece a la falta de luz natural, la segunda a falta de conocimiento, la tercera al vicio de la afición desordenada. Y así dice: "hombres de ánimo estragado", esto es, aun de la razón natural, que tienen pervertido el juicio, "se corrompieron, cometieron abominaciones" (Ps 13,1). Cuanto a lo 2o. dice: "y privados de la luz de la verdad", a saber, de su conocimiento, "nó hay verdad, ni hay misericordia, no hay conocimiento de Dios en el país" (Os. 4,1). Cuanto a lo 3o. dice: "que piensan que la piedad es una granjeria", esto es, que el culto de Dios se ordena a la granjeria y adquisición de riquezas, "y aun han creído éstos ser nuestra vida un juego, y que toda nuestra ocupación debe reducirse a amontonar riquezas, y que conviene el ganar por cualesquiera medios, aunque sean malos" (Sg 15,12). Tales hombres, con tal modo de pensar, fácilmente se hacen de la vista gorda y caen en los antedichos males.

-"Y ciertamente"... declara que la piedad es un gran tesoro, y muestra cómo se han entre sí la piedad y la granjeria, que no consiste en la adquisición de riquezas exteriores; "porque los que pretenden enriquecerse caen en tentación y en el lazo del diablo... " Y da la razón: "porque nada hemos traído a este mundo". Dice pues: éstos dicen que la piedad es una granjeria; mas yo digo que es un gran tesoro la piedad; por eso añade: con suficiencia, pero de aquellas riquezas que dan la suficiencia, que consiste en 2 cosas, principalmente en la piedad, que ordena las otras cosas a Dios y al prójimo, y éstas son las virtudes y dones de la gracia; "pues es un tesoro infinito para los hombres, que, a cuantos se han valido de él, ha hecho partícipes de la amistad de Dios" (Sg 7,14). Segundo, en la sustentación de la vida; de donde dice: con suficiencia, esto es, se contenta con lo que basta para vivir.

-"porque nada hemos traído a este mundo". Señala la razón, y lo. por la condición humana; 2o. por su necesidad: "teniendo qué comer... ". Y pone la condición cuanto a su principio y cuanto a su fin, como si dijera: basta la necesidad, no es conveniente la superfluidad, porque "nada hemos traído a este mundo". "Desnudo salí del vientre de mi madre" (Jb. 1 1). Lo mismo cuanto al fin, porque nada nos llevaremos. "Durmieron su sueño y nada hallaron en sus manos los varones de las riquezas" (Ps 75; Job 27). Cuanto a la necesidad dice: "teniendo, pues, qué comer y con qué cubrirnos, contentémonos con esto"; porque la necesidad es la razón de tener los bienes que ha menester el hombre o contra lo interior que lo desgasta, y para eso son los alimentos; o contra lo exterior que lo corrompe, y para eso son los vestidos que lo cubren y las casas que le dan albergue. "Sean las costumbres sin rastro de avaricia, contentándoos con lo presente" (He 13,5). "Lo esencial de la vida del hombre es agua y pan, y vestido y casa para tener cubierto aquello que no debe dejarse ver" (Eccli. 29,28).

19
(
1Tm 6,9-14)

LECTIO 2: Ad 1 Timotheum 6,9-14

Afirma que la codicia es la raíz de todos los males; exhorta a Timoteo a huir de ella y abrazar las virtudes.

9. Nam qui volunt divites fieri incidunt in tentationem, et in laqueum diaboli, et desideria multa inutilia et nociva, quae mergunt homines in interitum et perditionem.10. Radix enim omnium malorum est cupiditas, quam quídam appetentes erraverunt a fide et inseruerunt se doloribus multis.11. Tu autem, o homo Dei, haec fuge; sedare vero iustitiam, pietatem, fidem, charitatem, paiientiam, mansuetudinem.12. Certa bonum certamen fidei, apprehende vitam aeternam, in qua vocatus es, et confessus bonam confessionem coram multis testibus.13. Praecipio tibi coram Deo, qui vivificat omnia, et Christo 1esu, qui testimonium reddidit sub Pontio Pilato, bonam confessionem.14. Ut serves mandatum sine macula irreprehensibile usque in adventum Domini nostri 1esu Christi.

Arriba mostró el Apóstol cuál sea la granjeria conveniente a los cristianos, porque es la piedad con suficiencia; aquí muestra que incurren en muchos daños los que buscan la superflua adquisición de las riquezas; y señala cuáles sean esos males que se siguen del apetito desordenado de riquezas, y por qué motivo: "pues la raíz de todos... " Los males que se siguen son de 2 géneros: unos vienen del enemigo exterior, otros de la concupiscencia interior: los deseos.

Dice pues: contentémonos con ios alimentos... porque "los que quieren hacerse ricos", no para aliviar su necesidad, sino para andar nadando en riquezas, "caen en tentación... " "No hay cosa más inicua que codiciar dinero" (Eccli. X,10). Y pone 2 tropiezos que los hacen caer: las tentaciones y los lazos; porque primero tientan por cuanto las riquezas halagan e inducen a algunos pecados. "No tengáis sino tentaciones humanas u ordinarias" (1Co X,13; 1 Tes 3). Y enredan con lazos, porque para los que no las tienen las riquezas son tentación, y para los que las tienen lazo, porque no devuelven de grado las que toman. "Quien aüega tesoros a fuerza de mentir con su lengua es un tonto e insensato" (Pr 2 i,6).

De la parte de dentro pone 3 males: lo. que cae en muchos deseos; pues la perfección del hombre consiste en tener su corazón reducido a la unidad; porque cuanto una cosa es más una, tanto es mas parecida a Dios que en verdad es uno. Pero el que busca riquezas Je declara la guerra, porque su corazón es tirado de aquí y de allá. "Está dividido su corazón y perecerán luego" (Os. X,2). Y esto porque "donde está tu tesoro . ." Estos deseos son inútiles por muchos conceptos: a) espiritualmente, porque no conducen a la felicidad (Sg 5.); b) temporalmente también, porque no dan lo que prometen (Ecles 6); c) son nocivos. (Ecles. 5). Y muestra cómo son nocivos, porque "hunden a los hombres en el abismo... ", a saber, de presente. Por causa de las riquezas muchos perecieron. También para lo porvenir; por eso dice: "y la perdición" (Ac 7). O ambas cosas refiérense al daño espiritual, "sufre con mucha paciencia a los que son vasos de ira, dispuestos para la perdición" (Rm 9,22). Ruina, esto es, muerte eterna; y perdición, esto es, pena eterna, que se llama perdición por la pena de daño, porque los condenados están como perdidos, mientras no pueden volver a su casa, a saber, de la eternidad, "el impío está reservado para el día de la venganza y será conducido al día de la ira del Señor" (Jb 2 1,30).

"Pues la raíz... " La razón de esto se demuestra por la naturaleza de la codicia y la experiencia. Dice pues: caen en la tentación... ¿Por qué? Porque "la raíz de todos los males es la codicia". Según algunos se toma de 3 maneras: unas veces por la avaricia, según que es un especial pecado, a saber, el amor desordenado al dinero. Otras, según que es el género de todos los pecados, por cuanto dice un desordenado apetito de las cosas temporales, elemento constitutivo de todo pecado, que es la conversión a un bien conmutable. Pero así no es raíz, sino género de todos los pecados. El tercer modo según que es cierto desorden del alma en codiciar desordenadamente los bienes temporales, y éste solamente es un pecado habitual, y no en acto, pero es cierta especie de raíz de todos los pecados. Y dícese la codicia raíz, y la soberbia principio (Eccli. X), porque la soberbia connota corrupción del ánimo para apartarse de Dios. Pero el árbol se alimenta por la raíz, y el pecado por la codicia de parte de la conversión al bien conmutable. Mas me parece que habla de la codicia, según que es un especial pecado. De donde dice: "los que quieren hacerse ricos". Y la codicia es un desordenado amor al dinero. Por eso digo que la avaricia es la raíz de todos los pecados; pues todos los pecados consisten en el apetito; por tanto el origen de los pecados es conforme al origen de los objetos apetecibles; porque el origen de las cosas apetecibles procede del fin; por consiguiente, cuanto más deseable es el fin de un pecado, tanto es peor. Y el fin de un pecado es deseable por sí mismo, esto es, por la excelencia; porque para esto quiere el hombre ese bien, para sobresalir; y esto es soberbia, y por eso la soberbia es el principio de todos los pecados. También es deseable por otra razón: porque sirve para todo, como las riquezas, porque por ellas piensan los hombres que lo tienen todo. En este aspecto la avaricia es la raíz de todos los males.

Luego al decir: "de la cual algunos", muestra lo mismo por la experiencia y dice: "dejándose arrastrar"; porque cuanto más riquezas se tienen tanto más se desean. "El avariento jamás se saciará de dinero" (Eccles. 5,9). Y caen primero en daños espirituales; por eso dice: "se desviaron de la fe"; porque los muchos ilícitos lucros, que no quieren dejar, los prohibe la sana doctrina de la fe, y entonces se buscan otra doctrina que más les sonría y les dé esperanza de salvación. Y esto especialmente lo hacen los usureros. En segundo lugar porque "se sujetaron a muchas penas", aun de presente, porque hay solicitud en adquirir, temor en poseer, dolor en perder. "Luego que se hubiere hartado de riquezas, sentirá congojas, se abrasará y se verá acometido de toda suerte de dolores" (Jb XX,22). Y mucho más se dolerán en lo futuro.

-"Pero tú, huye de estas cosas". Lo exhorta a seguir la sana doctrina y a evitar la mala, y le propone el camino que hay que seguir atándolo con la inducción del precepto: te mando. También lo exhorta a evitar los susodichos pecados y le muestra lo que ha de hacer: sigue la justicia". Y porque el siervo debe imitar a su señor, por eso le dice: "¡oh varón de Diosi, como si dijera: ¡tú, entregado al servicio de Diosi "Quien dice que permanece en El, debe seguir el mismo camino que El siguió" (1Jn 2,6). Si pues tú eres varón de Dios, debes obrar como Cristo obró, que huyó cuando querían hacerlo rey (Jn 6); "el cual, a vista del gozo que le estaba preparado en la gloria, sufrió la cruz sin hacer caso de la ignominia" (He 12,2). Luego tú también huye de estas cosas.

¿Qué hará pues? Lo exhorta a seguir la milicia espiritual y a combatir en ella: "pelea valerosamente por la fe". Y las armas espirituales son o para hacer el bien o para soportar el mal. Y lo primero es o respecto del prójimo, al cual nos ordenamos por la justicia y piedad o misericordia; porque lo primero sin lo segundo es severidad, y lo segundo sin lo primero remisión; o respecto a Dios, al cual nos ordenamos por la fe, que perfecciona el entendimiento, y por la caridad que perfecciona el afecto. Y para soportar los males están 2 virtudes: la paciencia y la mansedumbre, porque del hombre, cuando está de malas, se apoderan 2 pasiones desordenadas, a saber, la tristeza desordenada y la ira que brota de ella. Por eso la paciencia es contra la tristeza exagerada (Lc 21), y la mansedumbre contra la ira.

Luego lo mete en la verdadera pelea y le muestra cómo ha de pelear. Díceie pues: "pelea valerosamente", a ejemplo de los soldados, que pelean para defender lo que tienen o para conseguir lo que no tienen; y este peligro corren los santos: que han de pelear para guardar su hacienda: la fe y las virtudes; por eso dice: por la fe. "Combate por la justicia hasta la muerte" (Eccli. 4,33). O entiéndase fe en este sentido: que por ella evites los pecados (1Jn 5), o a ella conviertas a otros. Y dice bueno, esto es, certamen legítimo (1Co 9). Y entonces es bueno cuando se desembaraza de todos los estorbos (2Tm 4).

En segundo lugar pelean para conseguir lo que no tienen; y ésta es la vida eterna, que se conquista a punta de lanza (Mateo XI). Por eso dice: "arrebata la vida eterna", a saber, como si cogida con la mano la vencieras con la lucha; o combate el combate de la fe. ¿Y con qué premio? Que alcances la vida eterna (1Co 9).

-"para la cual fuiste llamado". Da la razón del dicho y responde a una objeción, como si dijera: dices que debo arrebatar; quisiera, pero no puedo. ¡Vaya si puedesi se te debe de derecho, porque para eso te ha llamado Dios y el Rey de ese reino; por eso debes esforzarte con todo tu empeño (1P ,2). Propone en segundo lugar la obligación, como si dijera: combate valerosamente la buena pelea, porque prestaste juramento de hacerlo; por tanto no te es lícito hacer resistencia. Por eso dice: "y diste un buen testimonio confesando la fe delante de muchos testigos", esto es, en la consagración, cuando te ordenaron de obispo, prometiste ser un buen luchador (1Co 9), o un buen confesor, predicando la fe, para que la guardes.

"Yo te ordeno". Lo obliga a que observe lo mandado con precepto, donde introduce por testigos a Dios Padre y a Nuestro Señor Jesucristo. Dícele pues: te avisé, mas para que no creas que te es lícito obrar de otra manera, te ordeno, como tú debes ordenar a tus subditos, delante de Dios. Por haberlo impulsado a 2 cosas: arrebatar la vida y dar un buen testimonio, por eso introduce al Autor de la vida, que vivifica todas las cosas. Y dice Dios, que es toda la Trinidad, que es el autor de la vida. También introduce a Cristo hombre, que confesó ser Hijo de Dios, que es un buen testimonio de nuestra fe. Asimismo recomienda el mandato, porque en sí es justo, recto y a diferencia de los otros irreprensible (Jb 6). ¿Y hasta cuándo hay que observarlo? "Hasta la venida del Señor". El usque: hasta, dice el fin de la intención, esto es, que por la observancia de este mandato te prepares para la venida; o, esto es, hasta tu muerte, porque cual fueres ahora, tal serás entonces. "El que perseverare hasta el fin" (Mt 24).

20
(
1Tm 6,15-16)

LECTIO 3: Ad 1 Timotheum 6,15-16

Predice la venida de Cristo al juicio futuro, cuyo tiempo, por serle desconocido, no lo señala; con todo prenuncia que será manifiesto y exalta a Dios con magníficas alabanzas.

15. Quem suis temporibus ostendet beatus el solus potens, Rex regum et Dominus dominantium.16. Qui solus habet immortalitatem, et lucem habitat inaccessibilem, quem nullus hominum vidit, sed nec videre potest, cui honor et imperium sempiternum. Amen.

Al proponerle el Apóstol a Timoteo el precepto, le ordenó que guardase lo antedicho hasta la venida de Cristo, y por eso trata aquí de esa venida, de la cual dice que será en tiempo oportuno, que seré manifiesta y señala al autor de esa venida. Cuanto a lo primero dice:

-"que hará manifiesta a su tiempo". "Vendrán en los últimos tiempos impostores artificiosos" (2 Pedro 3,3). Por eso quiere mostrar que, aunque parezca la venida del Tártaro, con todo a su tiempo se daré a conocer (Eccles. 3 y 8). El tiempo oportuno es el fin del mundo, porque es el tiempo de la siega y recolección; por eso es necesario que venga al fin. Cuanto a lo segundo dice: mostrará, esto es, hará manifiesta; porque, aunque sea visible a los ojos, su virtud, con todo, está escondida; pero entonces también su divinidad se hará manifiesta a los santos; los reprobos en cambio sólo verán la gloria de la carne. Cuanto a lo tercero dice que lo hará manifiesto Dios Trinidad, y primero describe la venida de Cristo; segundo, prorrumpiendo en su recomendación, lo alaba diciendo: "cuyo es el honor y el imperio sempiterno".

Describe al autor de la venida por su perfecta operación, por su singular potestad, por su naturaleza incomprensible. Lo primero cuando dice: el bienaventurado; porque la bienaventuranza es una operación perfecta de una suprema virtud operativa de óptimo modo dispuesta. Y ésta es nuestra bienaventuranza. La de Dios es aquella por la cual se conoce a sí mismo; pues si no se conociese, no sería Dios. Mientras Dios -dice San Gregorio- con gran gusto y deleite se goza en la fruición de sí mismo es enteramente dichoso. Y muy a propósito dice el autor de esta venida que es feliz, porque para esto es la venida de Cristo, para llevarnos a la felicidad. "Dichoso seré yo si algunas reliquias de mi descendencia lograren ver el esplendor y la gloria venidera de Jerusalén" (Tb 13,20).

Cuanto a lo 2o. dice: "y solo poderoso" (Ps 88). Mas ¿por qué dice solo? ¿Por ventura las demás cosas no tienen potencia? Cierto que sí por participación, mas sólo Dios por sí, por esencia. De donde dice: "Rey de los reyes y Señor de los que dominan". Señor -dice San Ambrosio- es nombre de potestad, lo mismo que rey. Así pues, quien tiene sobre sí señor y rey está su jeto a la potestad y el tal no tiene poder de sí sino de otro. Si pues Cristo es Rey de los reyes... por fuerza El solo tiene el poder no de otro sino todos de El. Y doble potencia se designa en Dios, a saber, la que gobierna el mundo (Pr XX); a la que alude el texto: Rey de reyes (como si se dijese de régimen); y la potencia creadora: Señor de los que dominan (Ap 19; Salmo 99).

Cuanto a lo 3o. dice: "El solo, que es inmortal por esencia y que habita en una luz inaccesible". La incomprensibilidad de Dios es patente: lo. porque trasciende todo lo que es comprensible en las criaturas; 2o. porque por el hecho mismo de ser Dios sobrepuja la comprensión de todos. Lo primero se demuestra al decir Solo; pues en cualquiera mudanza hay cierta corrupción, por cuanto todo lo que se muda, por mudarse deja de ser tal. Así pues propia y verdaderamente es incorruptible lo que es enteramente inmutable. Mas toda criatura, en sí considerada, tiene alguna mudanza o mutabilidad; Dios, por el contrario, es absolutamente inmutable. Mas si alguna criatura es inmutable, esto le conviene por el don de la gracia. Y con esto se demuestra que la naturaleza de Dios trasciende todo lo que existe en la naturaleza creada.

Cuanto a lo 2o. dice: "habita en una luz inaccesible". La luz en las cosas sensibles es el principio de la visión; de donde el medio que de algún modo hace conocer las cosas se llama luz. Pero cada cosa se conoce por su forma y según que actualmente es; de donde cuanto tiene de forma y de acto tanto tiene de luz. Por tanto las cosas que son ciertos actos, pero no puros, son luminosas, pero no luz. Mas la divina esencia, que es acto puro, es la misma luz. (Jn 1). Y Dios habita consigo, y ésta es luz inaccesible, esto es, no visible a los ojos carnales, sino inteligible; con todo eso, ningún entendimiento creado puede arrimársele.

Mas hay que advertir que el entendimiento de 2 maneras puede llegarse al conocimiento de una naturaleza, a saber, para conocer y para comprender. Pero es imposible que el entendimiento llegue a comprender a Dios, porque así conocería a Dios como es en sí conocible; mas Dios es perfectamente conocible cuanto a lo que tiene de entidad y de luz; mas éstas son infinitas; luego es infinitamente conocible. Por otra parte la virtud del entendimiento creado es finita, y por eso aun el entendimiento (humano) de Cristo no comprende a Dios. Pero hay otro modo de conocer a Dios, a saber, tocándolo; y según esto ningún entendimiento creado por su propia naturaleza llega a conocer aquello que es Dios. Y la razón es porque ninguna potencia puede llegar a una altura superior a su objeto; y el objeto propio del entendimiento es "quod quid est", lo razonable, el por qué de una cosa; de donde lo que sobrepasa "quod quid est", excede la proporción de todo entendimiento. Pero en Dios no es cosa diversa su ser y su esencia. ¿Cómo pues será conocible? Luego alleguémonos a conocerlo, aquí por gracia, y en lo futuro por gloria (Ps 33). Mas ¿cómo habita Dios en una luz inaccesible, y por otro lado dice el Salmo 96: "nubes y tiniebla le circundan", y el Éxodo 19: "acercóse Moisés a la tiniebla en que estaba Dios?" Responde Dionisio: toda tiniebla es luz inaccesible. Por tanto es lo mismo aquí luz y allí tiniebla; pero llámase tiniebla por cuanto no se ve y luz por cuanto se ve. Pero de dos modos es una cosa invisible: de un modo por sí misma, como una cosa opaca; de otro modo por ser excesiva, como el sol para los ojos de la lechuza. Así algunas cosas no nos son tan visibles por el defecto de su ser y otras por el exceso; y de esta manera en algún modo Dios nos es inaccesible, "a quien ninguno de los hombres ha visto", lo cual es absolutamente verdad, aun incluyendo a los ángeles, si se entiende de la comprensión, porque sólo Dios se comprende o hace concepto cabal de su grandeza. Mas si de la visión, por la que se le alcanza, entonces se entiende de 3 maneras. Una, que nadie lo ha visto con ojos corporales. Otra, que fuera de Cristo nadie lo ha visto según su esencia viviendo aún en carne mortal (Éxodo 33). Tercera, que nadie vio lo que es Dios por sí mismo (Mateo 11 y 16).

Luego prorrumpe en alabanzas de Dios diciendo: "cuyo es el honor"; y pone 2 cosas. La primera pertenece a la demostración de reverencia: el honor (Mal. 1); la segunda a la gobernación: "el imperio sempiterno".

21
(
1Tm 6,17)

LECTIO 4: Ad 1 Timotheum 6,17-21

Instruye a los ricos que no fijen el ancla de su esperanza en las perecederas riquezas de este mundo, sino que procuren con todas sus fuerzas enriquecerse con buenas obras; y a Timoteo lo exhorta a evitar lo malo y a guardar lo bueno.

17. Divitibus huius saeculi praecipe non sublime sapere, ñeque sperare in incerto divitiarum, sed in Deo vivo, qui praestat nobis omnia abunde ad fruendum.18. Bene agere, divites fien in bonis operibus, facile tribuere, communicare.19. Thesaurizare sibi fundamentum bonum in futurum, ut apprehendant bonam vitam.20. O Timothee, depositum custodi, devitans profanas vocum novitates, et oppositiones falsi nominis scientiae,21. Quam quídam promittentes, área fidem exciderunt. Gratia Dei tecum. Amen.

Arriba trató de la instrucción de las personas del ínfimo estado; aquí vuelve a su materia y lo instruye para que instruya a los ricos. Y siempre que lo instruye para que instruya a otros, le avisa que no descuide de sí; y primero excluye los vicios en que abundan con frecuencia los ricos, luego los induce a lo bueno: "a obrar bien".

Dice pues: "a ios ricos de este siglo". Las riquezas traen consigo la abundancia; pero hay abundancia de cosas espirituales, y éstas son las verdaderas riquezas: "la sabiduría y la ciencia son tus riquezas saludables, y el temor del Señor tu tesoro" (Is 33,6). Otras son corporales, y éstas no son verdaderas riquezas, porque no bastan. Por eso añade, con cierta disminución: "de este siglo" (cf. Baruc 3).

A éstos, pues, mándales. Cuando trató de los siervos, no lo apremió con precepto, porque es virtud usar de autoridad con los mayores, no con los menores. Por eso dice: no te tientes la ropa para ordenar, por consideración a sus riquezas y a su elevada alcurnia. Y ¿qué debe mandarles? "que no sean altivos", esto es, no sentir altamente de sí. Mas ¿por ventura esto es malo? Respondo: puede tornarse malo por 2 razones: la. si se ensoberbecen, por causa de esas cosas que no tienen verdadera excelencia, esto es, de las temporales; de donde el que por una excelencia exterior se engalla presuntuoso y altivo, se regosta sin seso, y esto es soberbia. Con todo eso los hombres carnales no traen tanta cuenta con otra sublimidad como con ésta, que puede conseguirse con las riquezas, a quienes todo se rinde y sujeta (Ecles. X,19). De donde, como la hacienda de los ricos de este mundo son estos bienes, vanamente se engríen.

2a. de otra manera, porque hay ciertas cosas, como los dones espirituales, que tienen sublimidad (Eccli. 25); que pueden gustarse desordenadamente, no por la naturaleza de los dones, sino por atribuirse el que los tiene lo que no es suyo, o no reconociendo que lo que tiene es de Dios. De donde en el primer caso hay desorden por defecto de las cosas; en el segundo por desorden en el afecto;

El segundo vicio de los ricos es la esperanza en las cosas mundanas. De donde dice: "ni pongan su confianza" (Jb 31; Pr X) "en las riquezas caducas". 1ndica la razón de la advertencia; pues la confianza se pone en donde uno espera hallar socorro; pero el socorro es del fuerte y las riquezas son frágiles; no hay pues que esperar en ellas (Mateo 6) "sino en Dios vivo", en quien hay que poner la verdadera esperanza (Jer 17; Sant. 1). Mas esto que dice: "que nos provee de todo abundantemente para nuestro uso", puede exponerse de dos maneras: o bien que el disfrute se tome por el gozo, y de este modo acontece también en las cosas corporales; o bien que por estas cosas lleguemos a gozar de Dios.

Luego cuando dice: "a obrar bien" los amonesta a trabajar por conseguir lo bueno; mas los que ponen su afición en las riquezas se esfuerzan primero por adquirir las que no tienen; luego en disfrutar las que tienen; tercero, para lograr el fin de las riquezas. Como triaca contra esa ponzoña les contrapone estos 3 consejos el Apóstol: lo. que adquieran las riquezas espirituales que no tienen. Por eso dice: a obrar bien (Is 1). Cuanto a lo 2o. es de saber que hay 2 maneras de usar las riquezas: una es tener y otra dar; la principal es dar. Por eso pone éstas dos: lo. que den; por eso dice: repartir liberalmente, esto es, sin llevarlo pesadamente por dentro; "no con tristeza o por necesidad" (2Co 9); y sin tardanza: "no digas a tu amigo: anda y vuelve; mañana te daré lo que pides, pudiendo dárselo luego" (Pr 3,28) (Jb 31). 2a. que guarden, no tanto para su provecho cuanto para el común; de donde dice: comunicar sus bienes, esto es, tenerlos como comunes (Rm 12). Cuanto a la 3a. que lleguen al fin de atesorar; por eso dice: "atesorad un buen fondo para lo venidero, a fin de alcanzar la vida eterna". El tesoro espiritual es el acumulamiento de los méritos, que son el fundamento del futuro edificio, que se nos prepara en el cielo; porque toda la preparación de la gloria futura se hace por los méritos que adquirimos por la gracia, que es el principio del mérito. "Atesorad tesoros en el cielo... " (Mateo 6) "Corred de tal manera que alcancéis el premio".

-"¡Oh Timoteo!" Lo instruye para que conserve lo bueno y evite lo malo. Dícele pues: ¡"Oh Timoteo, guarda el depósito!" Depósito del hombre es todo bien que tiene cualquiera, confiado por Dios para que lo conserve y lo multiplique. "Su gracia no ha sido estéril en mí, sino siempre está conmigo" (1Co XV,10). Y así le dice que guarde el depósito, esto es, que se conserve y multiplique en gracia de Dios; pues el que esconde el talento es castigado, y al siervo inútil lo arrojan a las tinieblas exteriores (Mateo 25). Y especialmente los prelados tienen un depósito: el cuidado de los prójimos y fieles (Jn 21: He 12; 2Tm 1).

Lo mismo cuanto a evitar lo malo, especialmente lo que parece como nacido para amancillar la fe; y la razón es que, así como al príncipe secular lo ponen para guardar la unidad del reino, así al espiritual para conservar la unidad espiritual. Y la paz del reino consiste en la justicia; por eso aquél se ordena a la justicia. Pero la unidad de la 1glesia estriba en la fe; por eso principalmente lo amonesta a guardar la fe (Lc 22).

De modo parecido pudiera corromperse la fe por la falacia, como cualquier ciencia. La falacia unas veces se origina de la voz, otras del objeto; de donde hay falacia en la dicción y fuera de dicción. Y de esta manera se corrompe la fe por algunas voces desordenadas, como dice San Jerónimo que las herejías tienen su origen en vocablos desordenadamente proferidos. Por eso dice: "evitando las novedades profanas en las expresiones". Porque no querer oír algo nuevo es ladrar contra las costumbres; mas no hay que oír novedades profanas;* y novedad profana es cuando se introduce algo contra la fe. Y se dice nueva en comparación de lo antiguo; como Nestorio cuando llamó a la B. Virgen María Ghristotocos, para concluir que no era Madre de Dios. Por eso los Santos Padres en el Concilio de Efeso determinaron que se la llamara Theotocos (1Tm; y 2).

Mas algunas veces se corrompe por razones realmente sofísticas; lo que hay que evitar. Dice: "y las contradicciones de la ciencia que falsamente se llama tal", porque no es verdadera ciencia, sino aparente. Pues la ciencia, según su propia razón, no es sino de cosas verdaderas. Pero es imposible que lo verdadero sea contrario a lo verdadero, aunque algunas veces dos cosas falsas sean entre sí contrarias. Por consiguiente, es imposible que lo que contradice a la verdad divina, que es suma verdad, sea verdadero. "Estad sobre aviso para que nadie os seduzca por medio de una filosofía inútil y falaz, y con vanas sutilezas, fundadas sobre la tradición de los hombres, según los elementos del mundo, y no conforme a Jesucristo" (Col 2,8). -"Que profesándola algunos vinieron a perder la fe". Profesándola, esto es, diciendo tenerla. "Necio se hizo todo hombre con su ciencia" (Jr X,14); que no es de Dios, porque el que habla mentira, habla de su cosecha. "Tu saber y tu ciencia te sedujeron" (Is 47,10; Jer. 2,16). La gracia de Dios sea contigo Amén.

LAUS DEO




Aquino - PRIMERA TIMOTEO 17