Aquino: I Corintios 51

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1Co 12,7-11)

Lección 2: 1Co 12,7-11

Afirma que todas las gracias, llamandolas por su nombre, las causa el mismo indivisible Espiritu.

7. Pero los dones visibles del Espíritu Santo se dan a cada uno por la útilidad.
8. Así, el uno recibe del Espíritu Santo el don de hablar con profunda sabiduría; otro recibe del mismo Espíritu el don de hablar con mucha ciencia;
9. a éste le da el mismo Espíritu una fe o confianza extraordinaria; al otro la gracia de curar enfermedades por el mismo Espiritu;
10. a quién el don de hacer milagros; a quién el don de profecia; a quién discreción de espiritus; a quién don de hablar varios idiomas; a quién el de interpretar las palabras o razónamientos.
11. Mas todas estas cosas las causa el mismo indivisible Espiritu, repartiéndolas a cada uno según quiere.

Sentada esta distinción de gracias, en general, ministerios, operaciones, ahora ya en especial las pone de manifiesto, y primero en lo tocante a la diversidad de las gracias, segundo en lo concerniente a la de los ministerios. Y a algunos los puso Dios, etc. En cuanto a lo primero hace dos cosas. Primero establece la distinción de las gracias en especial; en segundo lugar, aplica la semejanza: así como el cuerpo, etc. Acerca de lo primero hace tres cosas. Primero establece la condición de las gracias gratis dadas; en segundo lugar establece la distinción de ellas: A unos se les da, btc; en tercer lugar describe la acción de ellas: Mas todas estas, etc. Así es que primero dice: Se ha dicho que hay divisiones de las gracias. Pues a cada quien se le da, en lo cual se designa el sujeto de ellas; así es que así como no hay en el cuerpo ningun miembro que no participe, por su sentido o movimiento, de la cabeza, así también nadie hay en la 1glesia que no participe en algo de las gracias del Espíritu Santo, según aquello de San Mateo (25,15): Dio a cada uno según su capacidad; y Efesios 4,7: A cada uno de nosotros se le ha dado la gracia.- Manifestación del Espiritu, en lo cual se designa el oficio de la gracia gratis dada. Mas a la gracia que hace grato a uno pertenece que por ella inhabite el Espíritu Santo, lo cual ciertamente no corresponde a la gracia dada gratis, sino que por ésta solamente se manifiesta el Espiritu: como por una voz el movimiento interior del corazón. Por lo cual se dice en Jn 3,8: Tu oyes su voz. Y se dice en el Salmo 97,3: Hizo visible el Señor su salvación.

Y esta manifestación, por semejantes gracias, del Espíritu Santo, se hace de dos maneras: a) como maestro, santificador y huésped que mora en la 1glesia, pongo por caso, como cuando un pecador, en quien no habita el Espíritu Santo, obra milagros para demostrar que la fe de la 1glesia, que él predica, es verdadera. De ahí lo de Hebreos: "atestiguandola Dios con señales, y portentos, y variedad de milagros, y con los dones del Espíritu Santo, que ha distribuido" (2,4).

b) como huésped que mora en aquel a quien tales gracias se conceden; y así se dice de Esteban que lleno de gracia, y del Espíritu Santo, obraba grandes prodigios y milagros entre el pueblo (Ac 6,8). Gracias así no se otorgan sino a los santos.

Y porque no parezca vana semejante ostentación, añade: "para útilidad", comun, se entiende. Con lo cual se indica para qué fin se dan; y esto o mientras se prueba la verdadera doctrina de la iqlesia, con lo que los fieles se confirman mas en eüa, v los infieles conviértense; o en tanto que se prooone a los demás por dechado la santidad de algún hombre. De ahí lo que dice abajo: "por eso vosotros, ya oue sois codiciosos de estos dones, desead ser enriquecidos con eüos, "ara edificación de la iglesia" (14,12); v arriba: "al modo que yo tambén en todo procuro complacer a todos, no buscando mi útilidad particula!-, sirso la de los demás, a fin de que se salven" (X,33).

- "Así, el uno recibe,.. " Distingue las gracias que, como esta dicho, danse para útilidad comun, y por consiguiente, conviene la distinción entenderla de tal modo oue por uno se pueda la salvación procurar de todos. Empero obra es ésta que no puede el hombre obrar por un influjo interior, reservado solo a Dios, mas r>or mera nersuasión por fuera; para lo cual se requiere facultad de persuadir, y sobre lo persuadido facultad de confirmarlo y de arte tal proponerlo que todo mundo lo entienda. Ahora bien, para tener ese don de persuadir es requisito que el hombre esté bien perito en el arte de esgrimir con certeza principios y conclusiones acerca de aquello que trata de persuadir. Y en materia de salud, de las conclusiones algunas son principales, las divinas, terreno cuya incumbencia toca a la sabiduría, que es, dice San Agustín, el conocimiento de las cosas divinas; a lo cual alude el texto: "así, el uno recibe del Espíritu Santo el don de hablar con profunda sabiduría", para poder persuadir lo tocante al conocimiento de las cosas divinas: "porque Yo os daré una lengua tan elocuente y tan sabia, que no podrán resistirla ni hacerle contradicción todos vuestros enemigos" (Lc 21,15 1Co 2,6).

Las conclusiones secundarias son las que pertenecen al conocimiento de las criaturas, conocimiento que se llama ciencia, dice San Aqustin; y a esto se refere lo que añade: "otro recibe del mismo Espíritu el don de hablar con mucha ciencia", a fin de que lo de Dios pueda darlo a conocer por medio de las criaturas; va que a esta ciencia -prosigue San Aqustin- se atribuye aquello con lo que la piadosa fe se defiende y cobra fuerza, no empero lo que las ciencias humanas tienen de curiosidad. Diole la ciencia de los santos (Sb 10,10). La sabiduría y la ciencia son tus riquezas saludables (Sb 33,6).

Pero hay que advertir aquí que ciencia y sabiduría han de contarse en el numero -así las cuenta Is (II,2)- de los 7 dones del Espíritu Santo. De ahí que el Aoostol no resene en el catalogo de las gracias "gratis datas" la ciencia y sabiduría, sino la palabra con ciencia y sabiduría, que a esto van enderezadas: a que uno con sus palabras pueda persuadir a otros lo perteneciente a la ciencia y lo que a la sabiduría.

Los principios de la doctrina de la salvación son los articulos de la fe, como él añade: "a éste le da el mismo Espíritu una fe extraordinaria"; no quiere decir la virtud de la fe, que es comun a todos los miembros de Cristo, según aquello de Hebreos (II,6): "sin la fe es imposible agradar a Dios", sino la palabra de la fe, por la cual lo concerniente a la fe puede un hombre proponerlo rectamente y sin error, o con tal arte y primor, cuan firme es la certidumbre y ardimiento de su fe, según dice San Mateo (15,28): "loh mujer, grande es tu fel"

Mas no puede la razón, ya que no da para mas, confirmar o demostrar lo que a la doctrina de la salvación concierne, según aquello de Eccli 3,25; muchas cosas se te han enseñado que sobrepujan la humana inteligencia; que se confirma o demuestra por una señal divina, pongo por caso, en Moisés, que, al ser enviado al pueblo de 1srael, de Dios recibio una señal en prenda de que lo por él dicho era de parte de Dios (Ex 4); así como el sello real es prenda de que algo mandado viene por orden del rey. Y esta señal recibida, o bien atane a la obra, que solo Dios puede hacer, como los milagros, que aquí de dos clases distingue el Apóstol; porque primero dice: "a uno, se le da, se sobrentiende, la gracia de la salud, esto es, por la que pueda sanar una enfermedad, por uno y el mismo Espiritu". Saname, Señor, y quedaré sano (Jr 17,14). Porque la persuasión se debe no solo a la grandeza del hecho, sino también a lo beneficioso. Y la segunda clase la expresa así: "a otro se otorga simplemente obrar milagros", y entonces la persuasión solamente de la grandeza del hecho se deriva, como cuando, por ejemplo, quedo dividido el mar (Ex 14), o como cuando la luna y el sol se pararon en el cielo, según se lee en Josué (Josué 10,12-13). Aquel que os comunica el Espíritu y obra milagros entre vosotros... (Ga 3,5).

Mas de otro modo se recibe la divina señal: en lo concerniente a las cosas que solo Dios puede conocer. Y éstas son de dos clases: o un futuro contingente, según aquello de Is 41,23: Vaticinad lo que ha de acontecer en lo venidero y conoceremos que vosotros sois dioses. Y en cuanto a esto dice: a otro el don de profecia que es revelación divina, por la que se anuncia, con certeza inconmovible, lo que habra de acontecer. Derramaré yo mi Espíritu sobre toda clase de hombres, y profetizarán vuestros hijos (Joel 2,28). La otra clase es el conocimiento del corazón humano, según aquello de Jeremias 17,9: Perverso es el corazón del hombre e inescrutable. ¿Quién podra conocerlo? Yo, el Señor, soy el que escudrina los corazónes y el que examina los afectos. Y en cuanto a esto agrega: "a quién discreción de espiritus", es a saber, para que pueda juzgar con discernimiento qué Espíritu mueva a uno a hablar u obrar, si el de caridad o el Espíritu de envidia. No queráis creer a todo espiritu, sino escudrinad los espiritus si son de Dios (1Jn 4,1).

El poder de persuadir a otros con la palabra depende de que uno pueda darse a entender a esos otros; porque hay dos impedimentos: uno, tanta variedad de idiomas y de dialectos; otro, que las escrituras muchas veces son obscuras. Contra lo uno y lo otro por remedio se ofrecen respectivamente estas dos gracias: 19 "a quién el don de lenguas", para que pueda hablar en varios idiomas, de arte que todos le entiendan, como a los Apostoles, que hablaban en varias lenguas; 2° "a otro el don de interpretar", esto es, los pasajes, o razónamientos dificiles de las Escrituras. Yo he oído decir de ti que tu puedes interpretar las cosas oscuras (Da 5,16). Pues qué, ¿no es cosa propia de Dios la interpretacion? (Gn 40,8).

Por fin, al decir: "mas todas estas cosas... ", indica quién es el autor de las antedichas gracias, para excluir tres errores: primero, el de los gentiles, que atribuian los dones diversos a diversos dioses; contra el cual error afirma: "mas todas estas cosas las causa el mismo indivisible Espiritu". -Un solo cuerpo y un solo espiritu. (Ep 4,4). Segundo, el error de aquellos que a Dios solo atribuian la universal providencia de las cosas, ya que a las causas segúndas daban la particular; contra los cuales añade: "repartiéndolas a cada uno según quiere" -A los cuales distinguio el Señor y diferencio sus condiciones (Si 33,1 Si 1). Tercero, el yerro de aquellos que, cierto, a la voluntad de Dios, pero con ella también al mérito humano, o al hado juntamente atribuian la diversidad de las gracias; como los Macedonianos, para quienes ministerio del Padre y del Hijo era el Espíritu Santo; y contra éstos agrega: "como quiere". -El Espíritu sopla donde quiere (Jn 3,8).

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1Co 12,12-31)

Lección 3: 1Co 12,12-31

Se muestra la división de los dones en la 1glesia a semejanza del cargo que los miembros en el cuerpo desempenaban.

12. Porque así como el cuerpo humano es uno, y tiene muchos miembros, y todos los miembros, con ser muchos, son un solo cuerpo, así también el cuerpo mistico de Cristo.
13. A cuyo fin todos nosotros somos bautizados en un mismo Espíritu para componer un solo cuerpo, ya seamos judíos, ya gentiles, ya esclavos, ya libres; y todos hemos bebido un mismo Espiritu.
14. Que ni tampoco el cuerpo es un solo miembro, sino muchos.
15. Si dijere el pie: pues que no soy mano, no soy del cuerpo, ¿dejara por eso de ser del cuerpo?
16. Y si dijere la oreja: pues que no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿dejara por eso de ser del cuerpo?
17. Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿donde estaria el oído? Si fuese todo oído, ¿donde estaria el olfato?
18. Alas ahora ha puesto Dios en el cuerpo muchos miembros, y los ha colocado en él como le plugo.
19. Que si todos fuesen un solo miembro, ¿donde estaria el cuerpo?
20. Por eso ahora, aunque los miembros sean muchos, el cuerpo es uno.
21. Ni puede decir el ojo a la mano: no he menester tu ayuda; ni la cabeza a los pies: no me sois necesarios.
22. Antes bien, aquellos miembros, que parecen los mas débiles del cuerpo, son los mas necesarios,
23. y a los miembros del cuerpo, que juzgamos los mas viles, a éstos cenimos de mayor adorno; y cubrimos con mas cuidado y honestidad aquellos que son menos honestos.
24. Al contrario, nuestras partes o miembros honestos, como la cara, manos, ojos... , no han menester nada de eso; pero Dios ha puesto tal orden en todo él cuerpo, que se honra mas lo que de suyo es menos digno de honor,
25. a fin de que no haya cisma o división en el cuerpo, antes tengan los miembros la misma solicitud unos de otros.
26. Por donde si un miembro padece, todos los miembros se compadecen; y si un miembro es honrado, todos los miembros se gozan con él.
27. Vosotros, pues, sois el cuerpo mistico de Cristo, y miembros unidos a otros miembros.
28. Así es que ha puesto Dios varios miembros en la 1glesia, unos en primer lugar, apostoles; en segundo lugar, profetas; en tercero, doctores; luego, a los que tienen él don de hacer milagros; después a los que tienen gracia de curar, de socorrer al prójimo, don de gobierno, de hablar todo género de lenguas, de interpretar las palabras.
29. Por ventura ¿son todos apostoles? ¿o todos projetas? ¿o todos doctores?
30. ¿hacen todos milagros? ¿tienen todos las gracia de curar? ¿hablan todos lenguas? ¿interpretan todos?
31. Mas vosotros entre esos dones aspirad a los mejores. Empero voy a mostraros un camino o don todavía mas excelente.

Después de haber puesto la distinción de las gracias, la hace manifiesta aquí con la semejanza del1 cuerpo natural, semejanza en general y en especial; semejanza que adapta luego a su caso. Acerca de lo primero conviene considerar que, así como algo se dice uno -según Aristoteles- de tres maneras distintas, asimismo el cuerpo humano o el de cualquier animal, porque de diversos miembros resulta su perfección, cual de instrumentos diversos del alma. De donde el alma se dice ser acto del cuerpo organico, esto es, constituido de organos diferentes. Es, pues, algo por si uno: a) por indivisible, como la unidad y el punto, por cuya manera excluye tal unidad del todo la multitud, llamese actual -o llamese potencial, b) por continuidad, como la linea y la superficie; y esta unidad excluye la multitud actual, no la potencial, c) por integridad que no excluye una y otra multitud; como la casa si es una lo es porque su unidad se funda en la variedad de piedras y de diver* sas maderas.

A esta guisa, asienta el Apóstol que la unidad en el cuerpo no excluye la multitud de miembros, diciendo que "así como el cuerpo es uno, pero tiene muchos miembros"... (Rm 12,12). Y esta otra afirmación: que ia multitud de miembros no destruye la unidad del cuerpo. De donde añade: "y todos los miembros, con ser muchos, son, con todo, un solo cuerpo", que esta compuesto de todos. Por lo cual en Job 10, i 1 se dice: Vestisteme de piel y carne, y con huesos y nervios me organizaste.

Pénese luego la adaptación de la semejanza, al decir: "así también el cuerpo mistico de Cristo", se entiende, es uno, según aquello: "y no hay sino un solo Señor, que es Jesucristo, por quien han sido hechas todas las cosas" (1Co 8,6). Mas con ser uno, tiene muchos y diversos miembros, esto es, todos los fieles, como dice a los Romanos: "aunque seamos muchos, formamos en Cristo un solo cuerpo" (12,5).

Ponese, en segundo lugar, la razón de la adaptación, que es doble: de unidad y de diversidad. La de ia unidad es el Espíritu Santo, según aquello: "un cuerpo y un espiritu" (Ep 4,4). Mas por virtud del Espíritu Santo dos beneficios conseguimos: primero, el de la regeneración, según Juan 3,5: Quien no renaciere del agua y del Espíritu Santo... Por lo cual dice: "a cuyo fin todos nosotros, que somos miembros de Cristo, somos bautizados en un mismo Espiritu, esto es, por virtud de un mismo Espíritu Santo, para componer un solo cuerpo", quiere decir, una 1glesia, que es el cuerpo de Cristo, como afirma en Efesics 1 y en Galatas 3. En segundo lugar, por el Espíritu Santo somos restaurados para la salvación. Por lo cual añade: "y todos hemos bebido un mismo Espiritu", esto es, por virtud de un mismo Espíritu Santo. (El Sacramento de la unidad, la Eucaristia, restaura y refrigera en nosotros las perdidas fuerzas.) Por esta bebida puede entenderse, o bien el refrigerio que da internamente el Espíritu Santo al corazón humano, apagando la sed de los deseos y concupiscencias carnales (Eccli. XV,3;Jn 7,38); o el caliz del Sacramento, cuyo vino consagra el mismo Espíritu (1Co 10).

La razón de la diversidad proviene, o de parte del rito, al decir: "ya seamos judíos, ya gentiles", o de parte de la condición: "ya esclavos, ya libres"; mas ni una ni otra impide la unidad del cuerpo de Cristo, como dice a los Galatas: "ya no hay distinción de judio y griego, ni de siervo y libre, ni tampoco de hombre y mujer; porque todos vosotros sois una cosa en Jesucristo" (3,28).

Pasa luego a explicar en especial la semejanza: "que ni tampoco el cuerpo... "; y primero describe la condición del cuerpo natural y de sus miembros, y la adapta después al cuerpo mistico de Cristo. Acerca de lo primero, describe en su integridad el cuerpo natural, y qué relación o respecto hay entre unos miembros y otros. Asimismo en este punto propone lo que pretende, lo hace claro con ejemplos; lo prueba, en tercer lugar, llevando a un inconveniente.

Así que afirma primero: dicho esta que todos nosotros hemos sido bautizados para componer un cuerpo mistico, a semejanza del cuerpo natural. Porque el cuerpo natural del hombre no esta compuesto de un miembro, sino de muchos; porque la perfección del cuerpo no estriba en un solo miembro, sino se integra de muchos, que por fuerza han de servir a los actos y potencias diversas que tiene el alma. De donde lo de Romanos:: "porque así como en un solo cuerpo muchos miembros tenemos, mas no todos los miembros empléanse en un mismo oficio, así nosotros, aunque seamos muchos, formamos un solo cuerpo en Cristo, siendo todos reciprocamente miembros los unos de los otros" (12,5).

Desciende luego a ilustrar la doctrina con ejemplos en ciertos miembros del cuerpo; y primero en los que para el movimiento sirven, contrapuesta al pie la mano: el pie como mas plebeyo, porque, junto con hollar bajo su planta la tierra, soporta la carga y el peso de todo el cuerpo; la mano como mas noble, porque es ella, y no otro miembro, por antonomasia el organo. Y a esto se refiere el texto: "si dijere el pie: puesto que no soy mano, del cuerpo no soy, ¿por eso dejara de ser del cuerpo?" cual si quisiese decir: no estriba la perfección del cuerpo toda en un miembro, por muy noble que sea, sino es menester también que aun los viles participen. Por dichos miembros, que sirven para moverse, entiéndense aquellos hombres que se entregan a llevar activa vida en la 1glesia, y como los pies subditos son, de los que se dice en Ezequiel 1,7: Sus pies erán pies derechos; mas por las manos figuranse los prelados, que, disponen de los otros. De ahí lo de los Cantares: "sus manos de oro y como hechas a torno, llenas de jacintos" (5,14). Y en la 1glesia no solo son menester las manos, es a saber, los prelados, sino también los pies, los subditos, los vasallos. De donde lo que dicen los Proverbios: "en la muchedumbre del pueblo esta la gloria de un rey" (14,28).

El otro ejemplo que pone es de los miembros que sirven a la virtud aprehensiva: el ojo a la vista, y la oreja al oído; porque estos dos sentidos son los que están al servicio de modo mas especial de la sabiduría humana: la vista para el hallazgo, pues muestra las diferencias tan multiples de las cosas; para educar, el oído, pues oyendo uno se enseña. Empero de estos sentidos aventajase en nobleza la vista, porque a mas cosas se extiende su magisterio y por mas espiritual, por cuya razón es mas digna que el oído.

.Así, pues, dice: "y si dijere el oído, miembro de menor nobleza: yo no pertenezco al cuerpo, supuesto que no soy ojo, miembro de mayor nobleza, so achaque de no ser olo, ¿dejara de ser del cuerpo?". Significanse por ellos los que a la vida contemplativa se dedican en Ja iglesia, entre quienes los doctores, que por si mismos considerán la verdad, cuéntanse a guisa de ojos. De ahí lo de los Cantares: "sus ojos como los de las palomas que se ven junto a los arroyuelos de aguas, y que se parán a la oriüa de caudalosisimas corrientes" (5,12). Por los oídos, en cambio, los discipulos, que, de oir a los maestros, se enterán de la verdad: Quien tenga oídos para entender, entienda (Mt 13,9). Pues falta y necesidad sabemos que hay en la 1glesia, no tan solo de doctores, sino también de discipulos, como dalo a entender Job: "bienaventurado me llamaba el que oia mis palabras" (29,1 1).

A continuación demuestra el inconveniente de que fuera todo el cuerpo un solo miembro no mas, esto es, el verse privado de cosas que necesita y estar manco de otros miembros. Acerca de lo primero advierte el inconveniente que de eso se seguiria, diciendo: si todo «el cuerpo fuese ojo, que es el miembro de mas cuenta, ¿donde estaria el oído?", esto es, el instrumento necesario para oir; cual si dijera: si en la 1glesia todos desempenasen el oficio de maestros. Por lo cual se dice en Santiago 3,1: No queráis muchos de vosotros hacer de maestros. Reciprocamente: "si el cuerpo fuese todo oído, es a saber, instrumento para oir, ¿donde estaria el olfato? Por tal pueden entenderse en la 1glesia aquellos que, aunque incapaces de alcanzar en las palabras su peso y sabiduría, ciertos rastros, como olor, captan a larga distancia. De ahí lo de los Cantares: "correremos al olor de tus aromas" (1,3).

Demuestra asimismo la verdad contraria, es a saber, que en el cuerpo no deben faltar ni la vista ni el oído, al decir: mas ahora ha puesto Dios, esto es, ordenadamente ha dispuesto, miembros diferentes unos de otros. Porque, aunque tal diferencia sea una obra natural, a este fin por instrumento toma a la naturaleza la Providencia divina; y, por tanto, refiriéndose a esa causa, la primera en disponer de los miembros, añade: "y los ha colocado en él", cual si dijera: no puso miembros diversos de tal suerte que por si cada miembro se rigiera, sino que dentro del cuerpo se aunasen a un mismo fin. Y "como le plugo"; porque la primera causa del ser que tienen las cosas es la voluntad divina, según aquello del Salmo: "hizo todo lo que le plugo" (I 13). Del mismo modo en la 1glesia, a beneplacito suyo, ha dispuesto que haya estados y oficios bien diferentes, como dice a los Efesios: "habiendo sido predestinados, según el decreto de Aquel que hace todas las cosas conforme al designio de su voluntad" (Ep 1,2).

El segundo inconveniente contrario seria la falta de integridad en el cuerpo, a la que alude, diciendo: "que si todos fuesen un solo miembro, ¿donde estaria el cuerpo?", esto es, ¿donde estaria la integridad corporal? cual si quisiese decir: simplemente no estaria. Pues, de la misma manera, si en la 1glesia todos fuerán de una misma condición y de un mismo grado, quitaransele la gala y la perfecta hermosura, con que el Salmo la describe "con vestido recamado" (44,10). "Por eso ahora -afirma aquí lo contrario- aunque los miembros sean muchos, uno es el cuerpo", que esta compuesto de todos; y de modo semejante, "como ejército en orden de batalla" (Ct 6,3) es la 1glesia con sus instituciones y diversos ordenes.

Esto en lo tocante al cuerpo. En lo tocante a los miembros, y a su mutua relación, trata ahora, haciendo ver a) su necesidad; b) la cuenta que hay que tener y diligencia con ellos; c) y de unos para con otros su mutua solicitud. Acerca de lo primero, hace ver que, aunque unos miembros no tengan tanta nobleza como otros miembros del cuerpo, empero son necesarios, y de tal necesidad pone una comparación. Y así como antes liablo de los miembros que sirven al movimiento y a la virtud aprehensiva, así ahora, y en tal diferencia fundase el por qué primero de su necesidad. De ahí que diga: "no puede el ojo, que sirve al conocimiento, por quien se entienden los contemplativos, decir a la mano, que se emplea en el movimiento, y figura a los activos: no he menester tu ayuda"; ya que los contemplativos han menester el bordon y arrimo de los activos para mantenerse en pie. De donde lo de San Lucas: que, entre tanto que Maria, sentada a los pies de Cristo1 escuchaba sus palabras, Marta no paraba un punto, yendo de aca para alla.

Demuestra lo mismo según la otra diferencia de prelJados y vasallos, en el cuerpo figurados por la cabeza y los pies; que es lo que añade: "ni la cabeza, esto es, el prelado, según 1 Sam. 15,1: Has sido hecho cabeza en las tribus de 1srael, puede decir a los pies, o a los subditos: no me sois necesarios"; porque, como dicen los Proverbios: "en la muchedumbre del pueblo esta la gloria de un rey" (14,28). Compara luego, cuanto a la necesidad, a los diferentes miembros, al decir que los que parecen de menos cuenta y mas viles, como son los intestinos, ésos son mas necesarios. Así también en la 1glesia, si no fuera por la ayuda de algunas personas viles, labradores, por ejemplo, o de oficios parecidos, no se pudiera vivir; no así, en cambio, si faltarán algunas personas de las mejores, dedicadas al estudio de la sabiduría y a la vida contemplativa, que le sirven a la 1glesia de mas ornato y prestancia. Que una cosa es necesaria, en cuanto es útil al fin. Mas las cosas nobilisimas no se dan por razón de la útilidad, sino que por si mismas son apetecibles como fines. Por lo cual se dice en Job: " si he comido, sin pagar el precio, los frutos de la tierra, y he apremiado las personas de los labradores" (3 1,39).

Tercera comparación, cuanto al alino exterior de unos miembros y de otros, y por qué. Y este alino es de dos clases, según concierna a la honra o mire a la honestidad, como son, para adornarse, los aretes y collares, o, como demanda o lo exige la decencia, las bragas para cubrirse y cosas por el estilo.

Tocante, pues, a lo primero, dice: "y a los miembros dei cuerpo, que juzgamos mas viles, a éstos cenimos de mayor honor", esto es, de mayor ornato, como a las orejas, de cuyos lobulos se cuelgan aretes -sin poner nada en los ojos-, y a los pies, que se calzan con calzados pintados y adornados de perlas, según aquello de los Cantares: "y con qué gracia andan esos tus pies colocados en tan rico calzado" (7,1). Pero a los ojos y manos no se añade algún adorno. Así también en la 1glesia los consuelos y dulzuras, que no han menester los santoo y varones mas perfectos, destinense para empleo de gente menos perfecta. De donde lo de Is : "como un pastor, apacentara su rebano, recogera con su brazo los corderillos; los tomara en su seno, y llevara El mismo las ovejas recién paridas" (40,1 1); y lo de San Pedro: "mandos, vosotros, igualmente, habéis de cohabitar con vuestras mujeres, tratandolas con honor y discreción, como a sexo mas flaco" (1P 3,7).

En lo que toca al segundo, que mira a la honestidad, dice: "y cubrimos con mas cuidado y honestidad, esto es, por industria humana, aquellos que son menos honestos". Algunos miembros llamanse así entre los santos, no porque lleven consigo torpeza pecaminosa, mas por la desobediencia que en ellos -los miembros de la generacion- se ha seguido del pecado origina!; o asimismo porque están a un vil uso destinados, como So están esos miembros que sirven a la emisión de lo que al cuerpo le sobra, por lo cual con mayor recato y solicitud mayor los arropamos; no así a los que a usos nobles se destinan, que no han menester el antedicho cuidado, De donde lo que se sigue: "al contrario, nuestras partes, o miembros honestos... no han menester nada de eso", es a saber, de honestidad exterior; por tanto, la cara no se encubre con un velo. Por semejante manera, a los que de alguna culpa se hacen reos en la 1glesia hay que irles a la mano y traerlos sobre ojo, según lo del Eclesiastico: "a la hija desenvuelta guardadala con estrecha custodia" (42,1 1); y lo de los Galatas: "si alguno, como hombre que es, cayere, desgraciadamente en algún delito, vosotros, los que sois espirituales, al tal instruidle con Espíritu de mansedumbre" (6,1) - reprensión que donde no hay culpa, como es obvio, no ha lugar.

Es de advertir que a los miembros los noto de tres defectos: de flaqueza, de vileza, de deshonestidad; el ultimo de los cuales, en los miembros de la 1glesia, tiene linaje de culpa; el segundo es de servil condición, y el primero pertenece al estado de imperfección.

Ahora, viniendo a la causa de ese alino, señala, en primer lugar por causa eficiente la primera; porque aunque los hombres a los miembros guarden tal término y cortesia, esto se observa, con todo, por ordenación divina. De ahí que diga: "pero Dios ha puesto tal orden en todo el cuerpo, que se honra mas lo que de suyo es menos digno de honor". Porque los hombres por cierto instinto divino hacen esto, según aquello de Job: "les abre Dios los oídos y los instruye y corrige" (33,16).

Luego la causa final, al decir: "a fin de que no haya cisma o división en el cuerpo"; como la hubiera, si no se acudiera a la falta y menester que tienen los miembros. Cuanto a los del cuerpo mistico, a todas luces se evita, si se mantiene en la 1glesia la paz y tranquilidad, repartiendo a cada miembro lo que le es necesario. De donde lo dicho arriba: "que todos tengáis un mismo lenguaje, y que no haya entre vosotros divisiones" (1Co 1,10). Empero cuanto a los miembros del cuerpo natural hubiera cisma en el cuerpo, si se les quitase (a los miembros) la debida proporción.

Tercera comparación: la mutua solicitud de unos miembros y de otros, la cual propone diciendo primero: no solo tienen los miembros la misma solicitud reciprocamente, sino asimismo una hacia un fin encaminada, esto es, a que la unidad del cuerpo se mantenga y se conserve; como se ve a todas luces en el cuerpo natural, en donde un miembro cualquiera tiene innata inclinación a dar su ayuda a los otros, pongo por caso la mano, que de modo natural un hombre opone a los golpes, para que los otros miembros sean por ella protegidos. Lo mismo los otros fieles la misma solicitud, dentro del mistico cuerpo, tienen con los otros miembros, según lo del Eclesiastico: "y mando a cada uno de ellos el amor de su prójimo" (17,12); y lo de los Galatas: "coimportad las cargas unos de otros" (6,2).

Pone, en segundo lugar, ejemplos de esta solicitud: a) en las cosas adversas, en donde se ve mas clara. De ahí que diga: "por donde si un miembro padece, todos los demás se compadecen"; como se hace manifiesto en el cuerpo natural, porque si un miembro adolece, como que se pone enfermo todo el cuerpo, y al lugar de la dolencia vienen, como de socorro, los espiritus y humores. Solicitud parecida debe haber entre los fieles de Cristo, de modo que, si uno padece, el otro lo compadezca, según aquello de Job: "yo en otro tiempo lloraba con el que ss hallaba atribulado, y mi alma se compadecia del pobre" (30,25).

b) en las prosperas; por lo que añade: "y si un miembro es honrado, esto es, cobra fuerza, de una o de otra manera, todos los miembros se gozan con él"; lo que es también manifiesto en el cuerpo natural, donde el vigor de un miembro cede en provecho y ayuda de los otros miembros. Asimismo entre los miembros de la 1glesia tal simpatia ha de haber que con los bienes de otro cada uno se complazca (y sea como la regla). Me alegro y congratulo con todos vosotros (Ph 2,17).

"Alegrarse con los que están alegres, y llorar con los que lloran" (Rm 12,15).

Después de haber explicado la comparación y semejanza, la acomoda a su propósito, primero en lo concerniente a la unidad corporal, diciendo: "ahora bien, vosotros, que estáis unidos con la unidad de la fe, sois el Cuerpo de Cristo", según aquello: "a El lo ha constituido cabeza de toda la 1glesia, la cual es su Cuerpo" (Ep 1,22).

Segundo, por lo que mira a la diversidad de los miembros, al anadir: "y miembros unidos a otros miembros"; lo cual puede entenderse de tres maneras:

1- sois miembros dependientes de Cristo miembro, que se dice miembro según la humanidad, por la que principalmente llamase cabeza de la 1glesia; ya que, según la divinidad, razón de parte o de miembro no tiene cabida en El, siendo como es el bien general del universo.

2- sois miembros que dependéis de otro miembro, por cuanto por mi persona habéis sido conquistados y adquiridos para Cristo, según aquello: "en Cristo Jesús, por el Evangelio, os he yo engendrado" (1Co 4,15).

3- puede explicarse de modo que se haga notar la diversidad y el conjunto de los miembros, y el sentido sea éste: sois miembros de miembro, esto es, entre vosotros hay tal diferencia y ordenación respectiva, como la hay entre los miembros, uno respecto del otro.

Prosigue luego con los distintos oficios o administraciones; acerca de lo cual, las pone por orden, señala su diferencia e indica su preferencia por las diferentes administraciones y gracias. Acerca de lo primero hace una resena de las mayores o principales administraciones o ministerios, y también de las secundarias.

Los ministerios mayores en la 1glesia son los de los Apostoles, a cuyo oficio incumbe: a) la autoridad para gobernar al pueblo fiel, cargo que propiamente toca al oficio del apostolado; b) la facultad de enseñar; c) el poder de obrar milagros, en confirmación de la doctrina; prendas apostolicas a que alude San Lucas, cuando dice: "y habiendo convocado a los doce apostoles, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios y virtud de curar enfermedades, y enviolos a predicar el reino de Dios, y a dar la salud a los enfermos" (9,1).

Ahora bien, en toda potestad o virtud ordenada lo principal resérvase a la suprema; lo demás comunicase también a las potestades inferiores. Pero el poder de obrar milagros dice orden a la doctrina, como a la fe, según aquello de San Marcos: "y sus discipulos fueron, y predicaron en todas partes, cooperando el Señor y confirmando su doctrina con los milagros que la acompanaban" (16,20).

La doctrina, en cambio, dice orden al gobierno del pueblo como a su fin, según aquello de Jeremias: "y os daré pastores según mi corazón que os apacentarán con la ciencia y con la doctrina" (3,15). Por todas estas razónes, entre los ministerios eclesiasticos ocupa el primer lugar el de los apostoles, a quienes incumbe de modo especial el gobierno de la 1glesia. Por eso dice: "y Dios puso, esto es, coloco por orden, en la 1glesia a unos" en determinados ministerios, conforme a lo de San Juan 15,16: "os he destinado para que vayáis por todo el mundo".

Puso, pues, en primer lugar, "a los apostoles", a quienes confio el gobierno de la 1glesia: Yo os preparo el Reino como mi Padre me lo preparo a Mi (Lc 22,29), como lo da a entender la visión del Apocalipsis de la ciudad con 12 cimientos, que lleva escritos en ellos los nombres de los 12 Apostoles; por cuyo motivo fueron los primicerios o tuvieron las primicias de las gracias espirituales entre todos los otros fieles, según aquello de Rm 8,23: nosotros mismos que tenemos ya las primicias del espiritu. Y aunque a los Apostoles, a quienes se dijo: "Id y enseñad a todas las gentes" (Me. 16,15), incumba de modo especial el oficio de enseñar la doctrina, otros empero entrán a la parte, como los profetas, a quienes Dios se revela, o los doctores, que instruyen al pueblo con las revelaciones recibidas por otros. De ahí lo que añade: "en segundo lugar profetas", aun los del Nuevo Testamento; porque lo que se dice en San Mateo 2,13.: que "la ley y los profetas hasta Juan" se entiende de los profetas que anunciaron de tiempo atras la futura venida de Cristo. "En tercero doctores". De donde lo que en los Hechos se lee: "había en la 1glesia de Antioquia profetas y doctores" (13,1). De semejante manera también la gracia de los milagros, que primeramente fue dada por Cristo a los Apostoles, se comunica a los otros. De ahí que anada: "luego a los que tienen el don de hacer milagros", esto es, en la naturaleza (Sa. 3,6), porque, en cuanto a los milagros que se hacen en los cuerpos humanos, agrega: "después a los que tienen gracia de curar", según aquello de San Lucas: "les dio virtud de curar enfermedades" (9,1).

A continuación enumera los ministerios menores o secundarios, de los cuales unos se ordenan al régimen de la 1glesia -que, como dijimos, pertenecen a la dignidad del apostolado-; otros a la doctrina. Al régimen de la 1glesia pertenecen en general ciertos socorredores o, digamos, los que arriman el hombro para ayudar a los prelados de mas categoria en el gobierno universal de la 1glesia, como los archidiaconos a los obispos, según aquello de Rlipenses: "asiste a esas que conmiga han trabajado por el Evangelio con Clemente y los demás coadjutores mios" (Ph 4,3). Mención especial hace de los que tienen "el don de gobierno" como son los parrocos, a quienes se encarga el gobierno de una porción del pueblo cristiano. Donde no hay quien gobierne se arruina el pueblo (Pr 2,14).

Mas a la doctrina pertenece secundariamente el ministerio que añade: "el don de hablar todo género de lenguas", por aquellos que -como se dice en los Hechos- hablan grandiosidades en diversas lenguas, para que éstas no sean obstaculo, por su variedad, a la doctrina evangélica; y "el don de interpretar las palabras", para quitar el impedimento que pudiera tener la doctrina con la obscuridad de ellas. El que habla una lrngua pida la gracia de interpretarla (1Co 14,13).

Hace ver luego la diferencia entre los antedichos ministerios, diciendo: "¿por ventura en la 1glesia son todos apostoles?", como si quisiese decir: No. "¿O todos profetas?". Con lo cual se ve que no todos los ministerios son los mismos. El Señor diferencio sus condiciones (Si 33, ! 1). No todas las cosas les son útiles a todos (Si 37,31).

Por ultimo, al decir: "mas vosotros entre esos dones aspirad a los mejores", el afecto que les tienen lo pone en orden, diciendo: puesto que, como se dijo, son tantos los dones del Espíritu Santo, "aspirad, esto es, desead, los carismas mejores", las gracias de mas cuantia, quiere decir, para que tengáis mas deseo de lo mas aquilatado, mas bien que del don de lenguas, de la profecia, por ejemplo, como abajo se dira (Cap. XIII). "Sometedlo a prueba todo, quedaos con lo mejor" (1Th 5,21). Y para que en esos dones no fuese a quedar de asiento su afecto, añade: "y aun todavía me queda por enseñaros una via mas excelente", esto es, la caridad que lleva a Dios sin rodeos. Corri por el camino de tus mandamientos (Ps 1 Ps 18,32). Este es el camino: andad por él (Is 30,21).


Capítulo 13


Aquino: I Corintios 51