Aquino, 1Tes



Colección "SANTO TOMAS DE AQUINO1


COMENTARIOS DE SANTO TOMAS DE AQUINO A TODAS LAS EPÍSTOLAS DE SAN PABLO

S. Thomae Aquinatis Doctoris Angelici in omnes S. Pauli Apostoli Epistolas Commentaria

Petri Marietti 1896

SANTO TOMAS DE AQUINO COMENTARIO A LAS DOS EPÍSTOLAS DE SAN PABLO A LOS TESALONICENSES

Traducción Castellana del Texto Latino por J.I.M.

EDITORIAL TRADICIÓN, S. A. MÉXICO,1977

Derechos reservados (c) en cuanto a la traducción castellana por Editorial Tradición, S. A., Av. Sur 22 No. 14 (entre Oriente 259 y Canal de San Juan), Col Agrícola Oriental. México 9, D. F.

Primera edición: Noviembre de 1977.-1, 000 ejemplares.



COMENTARIO a la PRIMERA EPÍSTOLA a los TESALONICENSES



Título del original latino: Sancti Thomae Aquinatis Doctoris Angelici super Primam Epistolam Sancti Pauli Apostol ad Thessalonicenses expositio



PROLOGO

1
"Y crecieron las aguas e hicieron subir el arca muy alto sobre la tierra" (Génesis 7,17Mt 7,27Si 30Ct 8,7), pero la Iglesia no es sumergida por ellas. "Cercáronme las aguas, hasta el punto de quitarme la vida; encerrado me he visto en el abismo; el piélago ha cubierto mi cabeza… mas Tú, ¡oh Señor, Dios mío!, sacarás mi vida del lugar de la corrupción" (
Jon 2,6). No desfallece o se da por acabada sino que es levantada, y 19 por la subida de la mente a Dios. Bien dice San Gregorio que el mal que aquí nos pone en estrechura nos hace que acudamos con premura para buscar nuestro remedio en Dios. "En medio de sus tribulaciones se levantarán con presteza para convertirse a Mí" (Os 6,1). 2o. por la consolación espiritual. "Cuando las congojas se multiplican en mi corazón, tus consuelos deleitan mi alma" (Ps 93,19). "Al paso que se aumentan en nosotros las aflicciones por amor de Cristo, se aumenta también nuestra consolación por Cristo" (2Co 1,5). 3o. por la multiplicación de los fieles, porque en tiempo de las persecuciones Dios multiplicó la Iglesia. "Pero cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban y crecían" (Ex 1,12). Así pues, todo lo dicho se acomoda a esta carta, porque éstos (los Tesalonicenses) mantuviéronse fuertes en medio de muchas tribulaciones. Veamos el texto.



CAPÍTULO 1

2
(
1Th 1,1-10)

Lección : 1 Tesalonisenses 1,1-10

Dice a los Tesalonicenses que tiene presentes sus trabajos y gózase cíe que su fe ande de boca en boca por todas las iglesias.

1 Pablo, Silvano y Timoteo, a la Iglesia de los tesalonicenses, congregada en Dios Padre, y en Nuestro Señor Jesucristo.

2 Gracia y paz sea con vosotros. Sin cesar damos gracias a Dios por todos vosotros, haciendo continuamente memoria de vosotros en nuestras oraciones,

3 acordándonos delante del Dios y Padre nuestro de las obras de vuestra fe, de los trabajos de vuestra caridad, y de la firmeza de vuestra esperanza en Nuestro Señor Jesucristo;

4 considerando, amados hermanos, que vuestra elección es de Dios.

5 Porque nuestro Evangelio no se anunció a vosotros sólo con palabras, sino también con milagros, y dones del Espíritu Santo, con eficaz persuasión, porque ya sabéis cuál fue nuestro proceder entre vosotros, para vuestro bien.

6 Vosotros, de vuestra parte, os hicisteis imitadores nuestros, y del Señor, recibiendo su palabra en medio de muchas tribulaciones, con gozo del Espíritu Santo;

7 de suerte que habéis servido de modelo a cuantos han creído en Macedonia y en Acaya.

8 Pues que de vosotros se difundió la palabra del Señor, no sólo por Macedonia y por Acaya, sino que por todas partes se ha divulgado en tanto grado la fe que tenéis en Dios, que no tenemos necesidad de decir nada sobre esto.

9 Porque los mismos fieles publican el suceso que tuvo nuestra entrada entre vosotros, y cómo os convertisteis a Dios, abandonando los ídolos, por servir al Dios vivo y verdadero,

10 y para esperar del cielo a su Hijo Jesús (a quien resucitó de entre los muertos) y el cual nos libertó de la ira venidera.

En esta carta quiere fortalecer el Apóstol a la Iglesia contra las tribulaciones, y lo. contra las tribulaciones presentes; 2o. (en la segunda carta) contra las futuras del tiempo del Anticristo. Divídese en salutación y narración epistolar. Asimismo refiérese lo. a las personas que mandan saludos; 2o. a la Iglesia saludada; 3o. a los bienes que le desea. Y es de advertir que, como hay igualdad donde no interviene la iniquidad, ya que se dirige a gente buena, por eso no menciona para nada su oficio, sino sólo su nombre humilde: Pablo. (Sg 7). Y se acompaña de dos que junto con él les predicaron el Evangelio, a saber Silvano (lo mismo que Silas) y Timoteo, a quien, como se dice en Ac 16, lo circuncidó. Saluda a la Iglesia, que es la congregación de los fieles; y esto "en Dios Padre y en Nuestro Señor Jesucristo", esto es, en la fe de la Trinidad, y divinidad y humanidad de Cristo, porque conociendo estos misterios seremos dichosos. Toca la persona del Padre y del Hijo encarnado, en quienes se sobreentiende el Espíritu Santo, que es el lazo que los une. Los bienes que les desea son la gracia, que es el principio de todos los bienes (1Co 15); y la paz, que es el fin; porque entonces hay paz cuando el apetito está enteramente en sosiego.

Luego, al decir: "gracias damos a Dios", comienza la narración epistolar, los elogia por su perseverancia pasada; y los amonesta para lo futuro a obrar bien. Asimismo da gracias en general por los bienes que han recibido y los conmemora en especial; da también gracias por ellos y ruega por ellos. Cuanto a lo primero enumera 3 cualidades que ha de tener la acción de gracias: 1º que sea ordenada, es a saber, a Dios. Por eso dice: "demos gracias a Dios" (Ps 83 Jc 1). 2º perseverante, porque ha de ser siempre; 3 universal: "por todos vosotros". Ora luego por ellos diciendo: "haciendo continuamente memoria de vosotros en nuestras oraciones", como si dijera: cada vez que oro os tengo presentes (Rm 1).

"Acordándonos de las obras de vuestra fe" y de las otras virtudes teologales, que son los bienes de que da gracias (1Co 13). Pone la fe a la cabeza, porque es el fundamento de las cosas que se esperan (He 11). Pero ésta no basta, si no va acompañada de obras y trabajos. Por eso dice: "de las obras de vuestra fe, de los trabajos de vuestra caridad" (Jc 2). Asimismo porque de nada sirve desfallecer en soportar trabajos por Cristo (Lc 8). Por eso dice: "obras y trabajos", como si dijera: "acordándonos de vuestra fe que obra y trabaja. También de la caridad, en cuyas obras abundaban; y de la esperanza que hace con paciencia soportar lo adverso (Rm 12); y de la tolerancia o paciencia que engendra la esperanza (Jc 5), quiero decir, de Nuestro Señor, esto es, que tenemos de Cristo o la que nos dio Cristo (1P 1). Esta esperanza, que no es para placearla a los ojos de los hombres, sino "delante de Dios, " y la cual "sirve a nuestra alma como de un áncora segura y firme" (He 6,19); pues en el Antiguo Testamento la esperanza no llevó a Dios.

-"Considerando, amados hermanos, que vuestra elección es de Dios". Trae a colación los bienes que recibieron y los elogia por haber recibido su predicación con devoción y prontitud, no obstante la tribulación y, a pesar de la tribulación, no haberse apartado de ella. Les muestra qué tal fue su predicación y cómo la recibieron ellos; qué sabía él de ellos y qué ellos de él. Dice pues: "¡Oh, hermanos amados de Dios!", no sólo en general, cuanto al ser de naturaleza, mas especialmente porque habéis sido llamados a los bienes eternos (Ml 1 Dt 33).

-"que vuestra elección es de Dios", como si dijera: sé de cierto que estáis elegidos, no porque lo hubieseis merecido, mas porque Dios de su bella gracia os eligió. Y esto lo sé, porque Dios me ha dado una gran prueba en la predicación, a saber, cuando a aquellos a quienes hablo Dios les concede la gracia de oír con fruto la palabra, o a mí la gracia de desplegar las velas de la elocuencia. Mas Ezequiel parece decir lo contrario: "yo haré que tu lengua se pegue a tu paladar, de suerte que estés mudo" (Ez 3,26). Por eso primero trae a cuento con cuánta virtud les predicó y lo corrobora con su testimonio: "como sabéis". Virtuosamente, porque mi predicación no fue con palabras grandilocuentes, sino con la fuerza de lo alto: "mi modo de hablar y mi predicación no fue con palabras persuasivas de humano saber, pero sí con los efectos sensibles del espíritu y de la virtud de Dios!" (1Co 2,4). O puede referirse a la confirmación de la predicación o al modo de predicar. Si a lo primero, así fue confirmada mi predicación entre vosotros, no con argumentos, sino con la virtud de los milagros, como dice San Marcos: "cooperando el Señor y confirmando su doctrina con los milagros que la acompañaban" (Mc 16,20). Asimismo con el don del Espíritu Santo (Ac 10 He 2).

-"y con gran plenitud". Añade esto para que no pensasen haber recibido menos que los Judíos; como si dijera: el Espíritu Santo no hace acepción de personas, sino que con la misma abundancia se comunicó a vosotros como a los Judíos (Ac 2). Pero si se refiere a lo segundo, entonces "en virtud" significa enseñándoos una vida virtuosa (Ac 1). - "y en el Espíritu Santo",, que os inspirará, "pues no seréis vosotros los que hablaréis" (Mt 10). - "con gran abundancia", porque de todo lo necesario a la fe os he dado suficiente instrucción. Y lo corrobora con su testimonio, al decir: "como vosotros sabéis", esto es, qué dones y virtudes os hicimos ver (2Co 5).

Muestra luego cuan virtuosamente recibieron su predicación: "vosotros, de vuestra parte, os hicisteis imitadores nuestros", y cómo no se echaron para atrás por las tribulaciones. Y primero demuestra su virtud en el hecho de haber imitado a otros; segundo, en haber puesto la muestra para que otros los imitaran. Cuanto a lo primero señala a quiénes imitaron y en qué. 1mitaron a quienes debían, a saber, a los prelados; por eso dice: "os hicisteis imitadores nuestros" (Ph 3). Y ¿en qué? No ciertamente en lo que, como hombres, faltamos, sino en imitar a Cristo; de donde se dice: "y del Señor". - "Sed mis imitadores, como yo lo soy de Cristo" (1Co 4), a saber, en lo que he imitado a Cristo, en soportar con paciencia las tribulaciones (Mt 16 1P 2). Por eso dice: "recibiendo su palabra en medio de muchas tribulaciones, con gozo del Espíritu Santo", esto es, aunque preveíais que se os venía encima una gran tribulación por recibir la palabra de Dios, eso no obstante, la habéis recibido con gozo (Jc 1 Ac 5), digo, "del Espíritu Santo", que es el amor de Dios, no con otro, que hace gozarse a los que padecen por Cristo, porque lo aman. "Aunque un hombre, en recompensa de este amor o caridad, dé todo el caudal de su casa, lo reputará por nada" (Ct 8,7).

Y de tal manera me habéis imitado, que habéis dado que imitar a otros; de donde dice: "de suerte que habéis servido de modelo". Cuanto a esto, muestra que han dado qué imitar, cómo se ha divulgado su fama y cómo los alababan todos los pueblos. Dice pues: tan perfectamente nos habéis imitado, "que habéis servido de modelo", esto es, de ejemplo de vida, no sólo en vuestra tierra sino también en otras (Mt 5). Habéis servido de modelo a los creyentes, a cuyo conocimiento llegó vuestra fe; a lo cual ha contribuido vuestra bondad; pues "de vosotros, como punto de partida, se difundió la palabra del Señor" o la predicación sobre el Señor, esto es, vuestra fama se ha difundido, "no sólo en Macedonia y en Acaya", vecinas vuestras, sino "la fe que tenéis en Dios tan perfecta", esto es, que Dios acepta y que os une con Dios y que también se ha divulgado en todo lugar. (Rm 1) Y señal de esto es que no tenemos necesidad de decir nada sobre ello; pues toca al buen predicador proponer como ejemplo las cosas buenas de los otros; "ya que vuestro ejemplo ha provocado la santa emulación de muchos" (2Co 9,2). Pone luego los encomios con que andaban en boca de otros, "porque los mismos fieles publican el suceso que tuvo nuestra entrada entre vosotros" (Pr 31). Y alaban en vosotros mi predicación y vuestra conversión. Publican pues "el suceso que tuvo nuestra entrada entre vosotros", porque se atravesaron grandes dificultades y tribulaciones. Alaban también vuestra conversión. Y muestra cómo se convirtieron, quién los convirtió y a qué fin se convirtieron. Cuanto a lo primero dice: "y cómo os convertisteis a Dios", esto es, con cuánta facilidad y perfección (Jl 2 Si 5). Cuanto a lo segundo, "abandonando los ídolos". - "Bien sabéis vosotros que cuando erais paganos os ibais en pos de los ídolos mudos según erais conducidos". (1Co 12,2). Cuanto a lo tercero, "por servir al Dios vivo y verdadero", a saber, con culto de latría, no a la criatura, sino a Dios; lo contrario de lo que dice en Rm 1,25: "sirviendo a las criaturas en lugar de adorar al Creador".

Y dice vivo, para descartar el culto de los ídolos, porque los idólatras daban culto a ciertos muertos, como a Rómulo y Hércules, cuyas almas dijeron estaban divinizadas. Por eso dice: vivo. - "Vivo Yo para siempre" (Dt 32,40).

Asimismo porque los Platónicos pensaban que ciertas substancias separadas eran dioses por participación, dícese verdadero, no por participación de la divina naturaleza; y porque los que le sirven serán recompensados, no resta ya sino que vosotros, que le servís, esperéis la recompensa. De donde dice: "y para esperar del cielo a su Hijo", a saber, de Dios. "Bienaventurados todos los que lo esperan" (Is 30 Lc 12). Estos son los que tienen ceñidos los lomos. Y esperamos 2 cosas, a saber, la resurrección, para conformarnos a El. "Pero nosotros vivimos ya como ciudadanos del cielo, de donde animismo estamos aguardando al salvador Jesucristo Señor nuestro, el cual transformará nuestro vil cuerpo, y le hará conforme al suyo glorioso" (Ph 3,20 Rm 8).

Esperamos también vernos libres de la pena futura que amenaza a los reos; y por Cristo nos vemos libres de la causa de la pena, esto es, del pecado. Por eso dice: "el cual nos libertó de la ira venidera". (Ap 6), de la cual nadie, sino Cristo, puede librarnos (Mt 3).



CAPITULO 2

3
(
1Th 2,1-12)


Lección 1: Tesalonicenses 2,1-12

Dice el Apóstol a los Tesalonicenses que no poco había padecido, antes de predicarles a ellos, mas no por eso se había apagado en él la confianza de desempeñar ese ministerio.

1 Pues vosotros, hermanos, sabéis bien cómo nuestra llegada a vuestra ciudad no fue en vano,

2 sino que habiendo sido antes maltratados y afrentados (como no ignoráis) en Filipos, puesta en nuestro Dios la confianza, pasamos animosamente a predicaros el Evangelio de Dios en medio de muchos obstáculos.

3 Porque no os hemos predicado ninguna doctrina de error, ni de inmundicia, ni con el designio de engañaros;

4 sino que del mismo modo que fuimos aprobados de Dios para que se nos confiase su Evangelio, así hablamos, no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que sondea nuestros corazones.

5 Porque nunca usamos del lenguaje de adulación, como sabéis; ni de ningún pretexto de avaricia -Dios es testigo;

6 Ni buscamos gloria de los hombres, ni de vosotros, ni de otros algunos.

7 Pudiendo como apóstoles de Cristo gravaros con la carga de nuestra subsistencia, más bien nos hicimos párvulos en medio de vosotros, como una madre que está criando, llena de ternura para con sus hijos.

8 De tal manera apasionados por vosotros, que deseábamos con ansia comunicaros no sólo el Evangelio de Dios, sino daros también nuestra misma vida. Tan queridos llegasteis a ser de nosotros.

9 Porque bien os acordaréis, hermanos, de nuestros trabajos y fatigas; cómo trabajando de día y de noche, a trueque de no gravar a nadie, predicamos ahí el Evangelio de Dios.

10 Testigos sois vosotros, y también Dios, de cuan santa y justa y sin querella alguna fue nuestra mansión entre vosotros, que habéis abrazado la fe,

11 sabiendo como sabéis, que nos hemos portado con cada uno de vosotros a la manera de un padre con sus hijos,

12 amonestándoos, consolándoos y conjurándoos a llevar una vida digna de Dios, que os ha llamado a su reino y gloria.

En el capítulo anterior los elogió por haber recibido la palabra de Dios en medio de tribulaciones, aquí por no haber echado pie atrás por el mismo motivo; y así recuerda sus tribulaciones, les muestra qué remedio les aplicó y por qué razón. Mas como arriba les dijo que andaba en boca de todos cómo había entrado a ellos para convertirlos, por eso de lo primero que trata es de su entrada y luego de su conversión. Cuanto a lo primero les refresca la memoria de la constancia que tuvo antes de venir a ellos; la sinceridad de la doctrina por la cual los convirtió y la sinceridad de su trato con los convertidos. Asimismo las tribulaciones que primero padeció antes de venir a ellos y cómo no por eso perdió la confianza.

Dice pues: digo que nuestra entrada, como sabéis, a vuestra ciudad "no fue en vano", esto es, fácil, sino difícil, porque fue en medio de muchas tribulaciones. O no inane, es a saber, vacía, sino llena. (Gn 1). O no inane, esto es, móvil, sino estable. "No he corrido en balde, ni en balde he trabajado" (Ph 2,16); "sino que antes" hemos padecido maltratamientos corporales (Pr 19 Ps 61) y también espirituales, porque por la misma causa hemos sido afrentados en Filipos, donde padeció tribulaciones por la curación de la pitonisa. Y ésta (Filipos) es ciudad de Macedonia; mas no por eso dejó de predicar con santa libertad. "He aquí que Dios es el salvador mío, viviré lleno de confianza, y no temeré" (Is 12,2). La misma confianza tuve en predicaros animosamente "el Evangelio de Dios", para vuestra conversión, "en medio de muchos obstáculos" (Rm 12 2Co 11).

Luego, cuando dice: "exhortación", muestra la sinceridad de su predicación y de su doctrina; que se corrompe o por la materia de la enseñanza o por la intención del que la enseña. Por lo primero doble es la corrupción, o por algún error, como el que enseñase que se salva uno ciertamente por Cristo, pero con la observancia de las ceremonias legales (2Tm 3); y por eso dice: "no os hemos predicado ninguna doctrina de error", como la de algunos; o por la inmundicia, como la de los que decían que había que darse a carnalidades, doctrina de cierto Nicolás, que, poniendo su esposa a disposición ajena, permitió la promiscuidad de los matrimonios; por eso dice: "ni de inmundicia" o torpezas carnales (Ap 2 Jb 6). Asimismo ni con fraude, como el de algunos que, aunque digan verdad, llevan aviesa intención, porque no buscan la utilidad de los oyentes o la honra de Dios, sino la suya; y contra esto dice: "ni con el designio de engañaros" (Jr 9).

Así pues, su predicación no es perversa, sino sincera; y sincero es lo que conserva su naturaleza. Sincera es pues la predicación cuando se enseña a tenor y con el mismo fin con que enseñó Cristo. Por eso dice: "sino como fuimos aprobados", esto es, hablamos del mismo modo y con la misma intención que tuvo Dios para elegirnos y aprobarnos para predicar su Evangelio (Ga 2 Ac 9).

Muestra luego que su predicación no fue fraudulenta, al decir: "no como para agradar a los hombres"; y lo demuestra por exclusión de lo que pudiera dar ocasión a parecerlo; lo manifiesta también por una señal y causa. Cuanto a lo primero dice: mi predicación no es como para agradar a los hombres, es a saber, no se hace con ese fin; porque "los huesos de los que complacen a los hombres fueron esparcidos por Dios" (Ps 52,6); "si agradase a los hombres, no sería siervo de Cristo" (Ga 1).

Con todo, alguna vez han de querer agradar a los hombres, para gloria de Dios, para que la predicación sea más fructuosa, como se dice en 1Co 10,33: "en todo procuro complacer a todos"; - "sino a Dios", "ya que todas las acciones del hombre están patentes, a tos divinos ojos" (Pr 16,2). Señal de esto es que no anduvimos con adulaciones, habiéndoos de cosas placenteras (Is 30,10 Pr 24).

Demuestra lo mismo por la causa; pues por dos motivos busca uno agradar a los hombres, o por los beneficios, o por la gloria; y ambos a dos exclúyense de aquí, como él mismo dice: "porque nunca usamos del lenguaje de adulación, como sabéis, ni de ningún pretexto de avaricia, Dios es testigo"; que no sólo evitamos la adulación, sino cualquier pretexto de avaricia (1Tm 6 Jr 6). - "ni buscamos gloria de los hombres, ni de vosotros, ni de otros algunos" por la doctrina, teniendo de donde poder gloriarnos y beneficiarnos, más aún seros cargosos (por la deuda que con él tenían de glorificarlo y sustentarlo); de donde dice; "pudiendo, como apóstoles de Cristo, gravaros con la carga de nuestra subsistencia". Y le llama carga, porque sus perversos predicadores se desmandaban en sus exigencias. "Vosotros habéis devorado mi viña" (Is 3,14).

-"más bien nos hicimos párvulos en medio de vosotros". Con lo cual manifiesta que no busca la gloria humana ni ocasión de hacerse rico. Muestra también su humildad y con una semejanza sus desvelos: "como una madre que está criando, llena de ternura para con sus hijos". Pone pues lo primero diciendo: "nos hicimos párvulos", esto es, humildes (Si 32); y lo demuestra con una semejanza: "como una madre que está criando", que hace los mismos gestos que su hijito y, para que aprenda a hablar; con lengua balbuciente medio pronuncia las palabras, mamulla y tartajea. (1Co 9,3)

-"De tal manera apasionados por vosotros, que deseábamos con ansia comunicaros no sólo el Evangelio de Dios, sino daros también nuestra misma vida", como lo hace el buen pastor (Jn 10). "¡Tan queridos llegasteis a ser de nosotros!" (2Co 12).

Al decir luego: "porque bien os acordaréis", demuestra lo segundo que había dicho, a saber, que "ni con pretexto de avaricia", porque nada tomamos de vosotros, sino lo conseguimos a fuerza de trabajo. Que algunos trabajan por cierto para recrearse, nosotros no, sino sudando la gota bien gorda. Por eso dice "de nuestros trabajos", no para ejercitar el cuerpo, mas para abrumarlo de fatiga. De donde dice: "y fatigas". Otros trabajan también de día, nosotros da noche y de día. Con esto quiso alejar a los seudoapostóles que se hacían pagar muy caro su trabajo y a los zánganos entre ellos (1Co 4).

-Testigos sois vosotros, y también Dios" de cuan limpio fue su proceder: santo cuanto a la vida, cuidadoso cuanto a la doctrina. Dice pues: sabéis "cuan santamente", esto es, puramente (Lv 11); "justamente", en lo que mira al prójimo (Tt 2); "y sin querella alguna fue nuestra mansión entre vosotros, que habéis abrazado la fe", esto es, desde que creísteis, sin dar motivo a que ninguno de vosotros en particular pudiese escandalizarse. Advertid que algunas veces no poco valor tiene la predicación en singular, "sabiendo, como sabéis, que nos hemos portado con cada uno de vosotros a la manera que un padre con sus hijos" (1Co 4), "amonestándoos" (Filemón) y "consolándoos" con palabras blandas; al contrario de lo que se dice en Ez 34: "dominabais sobre ellas con aspereza y con prepotencia"; "para que yo consuele a todos los que lloran, para cuidar de los de Sión que están llorando" (Is 61,2). Y ¿qué predicaste, Pablo? "que dignamente", esto es, que vuestro modo de proceder fuese tal, como conviene a ministros de Cristo, "conjurándoos a llevar una vida digna de Dios, que os ha llamado a su reino y gloria". - "Luego el deseo de la sabiduría conduce al reino eterno" (Sg 6).

4
(
1Th 2,13-20)

Lección 2: Tesalonicenses 2,13-20

Da gracias a Dios por la fe de los Tesalonicenses, que mantuvieron con firmeza, sin ceder a la adversidad.




13 De aquí es que no cesamos de dar gracias al Señor, porque cuando recibisteis la palabra de Dios, oyéndola de nosotros, la recibisteis, no como palabra de hombre, sino (según es verdaderamente) como palabra de Dios, que fructifica en nosotros, que habéis creído;

14 porque vosotros, hermanos, habéis imitado a las iglesias de Dios que hay en Judea reunidas en Jesucristo; siendo así que habéis sufrido de los de vuestra propia nación las mismas persecuciones que aquéllas kan sufrido de los judíos;

15 los cuales también mataron al Señor Jesús, y a los profetas, y a nosotros nos han perseguido, y desagradan a Dios, y son enemigos de todos los hombres;

16 prohibiéndonos el predicar a los gentiles a fin de que se salven, para ir siempre ellos llenando la medida de sus pecados, por lo que la ira de Dios ha caído sobre su cabeza y durará hasta el fin.

17 Pero cuanto a nosotros, hermanos míos, después de haber estado por un poco de tiempo separados de vosotros con el cuerpo, no con el corazón, hemos deseado con tanto más ardor y empeño volveros a ver,

18 y por eso mismo quisimos pasar a visitaros y, en particular, yo, Pablo, he estado resuelto a ello más de una vez, pero Satanás nos lo ha estorbado.

19 En efecto, ¿cuál es nuestra esperanza, nuestro gozo y la corona que formará nuestra gloria? ¿No sois vosotros, delante de Nuestro Señor Jesucristo, para el día de su advenimiento?

20 Sí, vosotros sois nuestra gloria y nuestro gozo.

Arriba mostró el Apóstol cómo fue su entrada en Tesalónica, aquí cómo se convirtieron, a saber, de todo punto, con una fe robusta, que les hizo resistir, a pie firme, la marejada de las tribulaciones. Reseña, pues, ese caudal de bienes, por los que da gracias a Dios y explica por qué. Dice pues: "de aquí es que", por haberos predicado con ahinco, como un padre a sus hijos, doy gracias, como un padre por los beneficios que sus hijos han recibido. "Reputo por la mayor gracia de todas el oír que mis hijos andan por el camino de la verdad" (Jn 2); "con nacimiento de gracias" (Ph 4). Pero ¿de qué? "porque cuando recibisteis la palabra de Dios, oyéndola de nosotros". Gracias debe dar el predicador cuando su palabra fructifica en los oyentes. Y dice la palabra de Dios de nosotros, esto es, por medio de nosotros (Ps 84 Rm 10), "la recibisteis", esto es, la retuvisteis firmemente en el corazón, "no como palabra de hombre", cuyos vocablos vanos son (2Co 13 2P 1). Mas ¿por qué dais gracias? porque "el hecho mismo de haber creído Dios lo ha obrado en vosotros" (Rl. 2,13 Is 26).

Luego, al decir: "porque vosotros habéis imitado a las iglesias de Dios que hay en Judea", muestra con cuánta fortaleza se mantuvieron en las tribulaciones, reseñando esas mismas tribulaciones y diciendo qué remedio pensaba aplicar. Asimismo elogia su paciencia en las adversidades, y reprende a los que sembraron cizaña. Dice pues: recibisteis mis palabras, no como si las dijese un hombre, "sino como en realidad son, palabras de Dios", porque por ellas os habéis arriesgado a peligrosa muerte; que el hecho de morir por Cristo es un testimonio de que las palabras de la fe son de Dios; por eso mártires y testigos son la misma cosa. "En Judea", donde se anunció por primera vez la fe de Cristo (Is 2) y donde estalló la primera persecución (Ac 8). "Traed a la memoria aquellos primeros días cuando, después de haber sido iluminados, sufristeis con valor admirable un gran combate de persecuciones" (He 10,32). Y éstos sufrieron parecidas persecuciones; por eso dice: "habéis sufrido de los de vuestra propia nación las mismas persecuciones", esto es, de los mismos Tesalonicenses (Mt 10).

-"los cuales también mataron al Señor Jesús". Moteja a los judíos, por quienes dio principio la persecución, de asesinos; y trae a la memoria su culpa y la razón de su culpa. Cuanto a lo primero establece un parangón de la culpa respecto de los ministros de Dios, de sí mismo, de todo el género humano. Los ministros de Dios son los predicadores, y el principal de ellos es Cristo, en figura los profetas, ejecutivamente los Apóstoles. Contra todos la emprendieron los judíos. Y primero habla de Cristo: "que mataron al Señor Jesús" (Mt 21). -Que los Gentiles le hayan dado muerte no les quita un adarme de culpa, ya que con sus mismas voces pidiéronle a Pilato lo sentenciara a muerte (Jr 12). Luego de los profetas: ¿"A qué profeta no persiguieron vuestros padres? Ellos son los que mataron a los que anunciaban la venida del Justo, que vosotros acabáis de entregar, y del cual habéis sido homicidas" (Ac 7,52). En pos de los Apóstoles: "y a nosotros nos han perseguido" (Mt 10).

En segundo lugar enjuicia su culpa en comparación con Dios, aunque creyesen que con esto le prestaban un gran servicio (Jn 16). Mas porque tienen un celo no gobernado por la discreción, por eso no agradan a Dios, ya que no lo hacen con recta fe, sin la cual es imposible agradar a Dios (He 11). En tercer lugar, respecto de todo el género humano, al decir: "y son enemigos de todos los hombres" (Gn 16). Y en esto consiste su enemiga: en prohibir e impedir la predicación y conversión de los Gentiles. Así en Ac 11 repréndesele a Pedro el haber ido a visitar a Cornelio. Lo mismo en Lc 15 túrbase el hijo mayor, a saber, el pueblo de los Judíos, porque el menor, esto es, el pueblo de los Gentiles, es recibido por su padre (Is 45 Nb 11). Y la razón de esta culpa hay que buscarla en la divina permisión, por la que quiere que llenen la medida de sus pecados; pues todas las cosas, ya que nada es infinito, tienen su límite y una cierta determinada medida, que está en la preciencia de Dios: la de los buenos en su preparación, "ya que a cada uno de nosotros se nos ha dado la gracia según la medida de la donación de Cristo" (Ep 4); la de los malos, en cambio, en la permisión; porque los malos no lo son cuanto quisieran, sino cuanto Dios les permite. Por tanto, su vida está circunscrita a esos límites de la permisión de Dios. "Acabad pues de llenar la medida de vuestros padres" (Mt 23,32). Por eso dice: "para que vayan siempre llenando"; pues Dios dio a los judíos, después de la Pasión de Cristo, por espacio de 40 años, un plazo para que hicieran penitencia; mas no por eso se convirtieron, sino que añadían pecados a pecados, y por eso Dios ya no les franqueó más campo a sus licencias. De donde dice: "por lo que la ira de Dios ha caído sobre su cabeza" (2R 22 Lc 21). Y no creáis que esta ira durará cien años, sino "hasta el fin" del mundo, "hasta tanto que los tiempos de las naciones acaben de cumplirse" (Lc 21,24).

-"Pero cuanto a nosotros". Refiérese al remedio que se propuso emplear, a saber, el ir personalmente a ellos. Signifícales el propósito de su visita, el impedimento, la causa por la que quería ir. Dice pues: "pero cuanto a nosotros, después de haber estado por un poco de tiempo separados de vosotros", o por vuestras tribulaciones, nos hemos visto privados ore, esto es, de vuestra conversación y de vuestro aspecto o vista; y por estas dos cosas es necesaria la presencia del amigo, que engendra consuelo. Mas si hemos estado separados con el cuerpo, no con el corazón, porque con él estamos presentes. (1Co 5).

-"hemos deseado con tanto más ardor y empeño volveros a ver", para que, como con el corazón, así con el cuerpo estuviese presente (Rm 15). -"nos dimos prisa". Habla en plural, porque escribe a nombre de 3 personas, a saber, de la suya, de la de Silvano y Timoteo. Por eso también "quisimos venir a vosotros", todos quizá una vez; pero yo, Pablo "una y otra vez", esto es, lo intenté dos veces, "pero Satanás nos lo ha estorbado", esto es, procuró impedirlo, acaso por tempestades de la atmósfera (Ap 7).

Muestra luego la causa de su propósito, al decir: "en efecto, ¿cuál es nuestra esperanza, nuestro gozo y la corona que formará nuestra gloria?", primero cuanto a lo futuro, segundo cuanto a lo presente. Dice pues: deseo veros, y doy gracias por los bienes de que abundáis, que son nuestra esperanza; porque por ellos esperamos de Dios el premio, cuando viniere a darle a cada uno según sus obras; ya que al predicador le está reservada la máxima recompensa por aquellos que convirtió. O el gozo; porque el gozo de ellos es el gozo del Apóstol; como su bien lo es del Apóstol; pues el bien del efecto redúcese al bien de la causa. O corona de gloria, porque por los combates que sostuvieron ellos, es coronado también el que los llevó a la batalla; pues corónase al capitán que llevó a los soldados a combatir (Si 30).

Mes esta esperanza, ¿cuál es? "¿No lo sois vosotros?" Más aún, en el siglo futuro, delante de Nuestro Señor Jesucristo, para el día de su advenimiento; pero también en el presente, vosotros sois, delante de todos los fieles, nuestra gloria (1Co 9): "y nuestro gozo", con que me alegro, al presente, de vuestros bienes.



CAPITULO 3


Aquino, 1Tes