Aquino, 1Tes 7


CAPITULO 5

8
(
1Th 5,1-13)

Lección 1: 1 Tesalonicenses 5,1-13


Sosiega de su ansiedad a los que deseaban saber cuándo sería el día del juicio; sólo les dice que para los buenos sería bueno y para los malos malo.

1 Pero cuanto al tiempo y al momento no necesitáis, hermanos míos, que os escriba.

2 Porque vosotros sabéis muy bien que, como el ladrón de noche, así vendrá el día del Señor;

3 pues cuando estarán diciendo paz y seguridad, entonces los sobrecogerá de repente la ruina, como el dolor de parto a la preñada, sin que puedan evitarla.

4 Mas vosotros, hermanos, no vivís en tinieblas, para que os tome de sobresalto como ladrón aquel día;

5 puesto que todos vosotros sois hijos de la luz e hijos del día; no lo somos de la noche ni de las tinieblas.

6 No durmamos, pues, como los demás; antes bien, este mos en veta y vivamos con templanza.

7 Pues los que duermen duermen de noche, y los que se embriagan de noche se embriagan.

8 Mas nosotros que somos hijos del día vivamos en sobriedad, vestidos de cota de fe y de caridad, y teniendo por yelmo la esperanza de la salud,

9 porque no nos ha puesto Dios para blanco de venganza, sino para hacernos adquirir la salud por Nuestro Señor Jesucristo,

10 el cual murió por nosotros, a fin de que, ora velando, ora durmiendo, vivamos juntamente con El.

11 Por lo cual consolaos mutuamente, y edifícaos los unos a los otros, cómo ya lo hacéis.

12 Asimismo, hermanos, os rogamos que tengáis especial consideración a los que trabajan entre vosotros, y os gobiernan en el Señor, y os instruyen,

13 dándoles las mayores muestras de caridad por sus desvelos; conservad la paz con ellos.

Arriba los corrigió de lo que había que corregir en ellos; aquí los amonesta para lo venidero, y pone primero la amonestación, luego la oración, 2 cosas que nos son necesarias: la admonición, porque por nuestro albedrío hacemos lo bueno, y la oración, porque para hacerlo también interviene la gracia. Cuanto a lo primero los exhorta a prepararse al juicio futuro y les muestra el modo de hacerlo. Descúbreles asimismo las condiciones de ese juicio y cómo han de prepararse a él. Sosiega también su ansiedad por saber cómo será esa venida y les muestra lo que ellos acerca de eso ya saben. Dice pues: menester era os escribiese, porque lo necesitabais, de lo anterior; pero acerca del tiempo, invierno, verano, o más bien qué tiempos serán aquéllos, no era necesario; porque ciertas cosas sobre ese punto están exclusivamente reservadas a la ciencia divina (Mt 24 Mc 13 Ac 1 Qo 7). Por tanto, no era necesario os escribiese de eso, porque lo que hay que saber "ya lo sabéis", esto es, "que como el ladrón de noche, así vendrá el día del Señor". Todos son días del Señor" (Ps 1 Ps 18); pero éste de manera espedal, porque hace en todos su voluntad: en los buenos, porque llegan al fin que Dios les había prefijado, a saber, la salvación (1Tm 2); en los malos, porque serán castigados (Ps 74).

Vendrá como ladrón, esto es, inopinadamente (Lc 12 2P 3 Ap 3). Mas ¿cómo puede decirse que el día venga en la noche? Pero ambas cosas son verdaderas: viene de día, porque a franquear de par en par los secretos de los corazones (1Co 4); de noche, por la incertidumbre (Mt 25), porque nadie sabe a qué hora será.

Luego, al decir: "pues cuando estarán diciendo… ", expone lo que había dicho respecto de buenos y malos. Cuanto a lo primero describe la presunción de los malos y el peligro de la tardanza. Dice pues: Vendrá como ladrón, porque cuando menos se le espera; "pues cuando estarán diciendo paz", cuanto a lo presente, esto es, mientras tranquilamente viven, se llevarán un terrible chasco. "Viviendo sumamente combatidos de su ignorancia, a un sinnúmero de muy grandes males le dan el nombre de paz" (Sg 14,22); "y seguridad", cuanto a lo por venir: "¡Oh alma mía!, ya tienes muchos bienes de repuesto para muchísimos años: descansa, come, bebe y date buena vida" (Lc 12,19). Pero al contrario dice el mismo Lucas: "secándose los hombres de temor y de sobresalto, por las cosas que han de sobrevenir a todo el universo" (Lc 21,26). Luego no hay seguridad. Hay dos soluciones. Una es de San Agustín: en aquel tiempo, dice, habrá algunos buenos que llorarán, se afligirán, estarán a la espera. San Lucas dice que "se secarán", por la carencia de placeres y abundancia de males… pero los malos tendrán paz y seguridad. Otra solución da la Glosa.

Describe luego el peligro: "entonces los sobrecogerá de repente la ruina", por 4 cualidades: porque será súbito, repentino; "porque de repente, cuando no se espera, dará consigo abajo" (Is 30). Será mortífero: ruina (Jb 18); aflictivo: "como dolor de parturienta" (Ps 47); inevitable: "no habrá escapatoria para ellos" (Jb 11,20). Ahora es tiempo de huir de la ira de Dios y acogerse a su misericordia; pero entonces no será tiempo de misericordia sino de justicia.

Lo que toca a los buenos lo expone al decir: "mas vosotros", excluyéndolos de la compañía de los malos y explicando por qué. Dice pues: "no estáis en tinieblas", porque tenéis el conocimiento de la luz de Cristo para ese día; por tanto, para vosotros no será imprevisto ni os cogerá de improviso (Jn 8); y la razón es porque "todos vosotros sois hijos de la luz". Prueba que son hijos de la luz y del día. Llámanse en la Escritura hijos de alguna cosa los que tienen abundancia de ella. Así por ejemplo: "en el cuerno hijo del aceite" (Is 5) quiere decir: en un cuerno que tiene mucho aceite. Así pues, a los que de luz y día les cabe mucha parte llámeseles hijos de la luz; y esta luz es la fe de Cristo (Jn 8 Jn 12). Asimismo del día; porque así como de la luz se forma el día, así de la fe de Cristo se hace el día, esto es, la honestidad de las buenas obras. "La noche está ya muy avanzada y va a llegar el día" (Rm 13,12). Por consiguiente, "no somos hijos de la noche", esto es, de la infidelidad, "ni de las tinieblas", quiere decir, de los pecados. "Rechacemos, pues, las obras de las tinieblas, y revistámonos de las armas de la luz".

Al decir luego: "no durmamos, pues", muestra cómo han de prepararse para esa venida, observando lo bueno y tomando venganza de lo malo, con su monición y explicación respectiva. Dice pues: puesto que el día del Señor vendrá como ladrón (Lc 12), luego vosotros, ya que lo sabéis, debéis andar la barba sobre el hombro. De donde dice: "no estemos, pues, dormidos" en el sueño del pecado (Ep 5), ni de la pereza (Pr 6), sino estemos en vela (Mt 24). Y para esto es necesario "que vivamos con templanza", para que mente y cuerpo no estén sobrecargados y abotagados con los deleites y cuidados del mundo (Lc 21,34 1P 5). La razón es porque la noche es un tiempo acomodado para ciertas cosas que hacen los que duermen o están borrachos. Pero nosotros no estamos en la noche. Luego… Dice pues: "los que duermen duermen de noche", esto es, destinan el tiempo de la noche al descanso, y el día al trabajo (Ps 103). Absténganse asimismo del vino durante el día por sus negocios, y de noche sólo recójanse. "El ojo del adúltero está aguardando la obscuridad" (Jb 24,15). Así pues, sueño y borrachera son acomodados para la noche, porque, embargados por la noche de la infidelidad y por las tinieblas de los pecados, embriagados están por el amor de lo presente, sin esperanza de lo futuro, como dice en Ep 4,19: "los cuales, no teniendo ninguna esperanza, se entregan a la disolución, para zambullirse con un ardor insaciable en toda suerte de impurezas". - "Mas nosotros, que somos hijos del día", esto es, pertenecemos al día de la honestidad y de la fe, "vivamos en sobriedad" (Rm 13).

-"Vestidos de cota de fe y caridad". Muestra cómo han de prepararse con el ejercicio de las buenas obras; los amonesta en general y en especial, y da la razón de ello. Hay en el hombre dos miembros principales, que fue costumbre proteger en las batallas, a saber, el corazón, que es el principio de la vida, y la cabeza, que es principio del movimiento exterior, de quien dependen los sentidos y de algún modo los nervios; y al corazón lo protege la cota y a la cabeza el yelmo. La vida espiritual en nosotros es Cristo, por quien tiene vida el alma, y el Señor habita en nosotros por la fe (Ep 3) y también por la caridad (1Jn 4) que da forma a la fe. Por tanto, debemos tener fe y caridad. De donde dice: "vestidos de cota de fe y de caridad", porque protege las partes vitales, "y teniendo por yelmo la esperanza de la salud", que es principio del movimiento espiritual, que estriba en la intención del fin que esperamos conseguir.

-"Porque no nos ha puesto Dios para blanco de venganza". Muestra cómo obra en nosotros la razón, a saber, por la preordenación divina y la gracia de Cristo; y muestra también el modo de alcanzar la salud. Dice pues: "porque no nos puso", esto es, no ordenó. "Os puse", a saber, santos, para que vayáis… (Jn 15). - "Dios para ira", esto es, para alcanzar su ira; pues "Dios no hizo la muerte" (Sg 1 Ez 18); - "sino para adquisición", esto es, para alcanzar la salvación (Mt 11 1P 2); y esto por gracia de Cristo. Por eso dice: "por Nuestro Señor Jesucristo" (Ac 4), "el cual murió por nosotros", esto es, nos salvó muriendo por nosotros (1P 3). Y el modo de llegar es porque Cristo nos enseñó obrando nuestra salud, y esto muriendo y resucitando (Rm 4). Por eso dice: "a fin de que, ora velando, ora durmiendo, vivamos juntamente con El" (Rm 14).

Al decir luego: "por lo cual", nos enseña cómo hemos de prepararnos por lo que mira a las condiciones especiales de las personas, a saber: cómo hay que portarse con los iguales, y con los prelados los súbditos y con los súbditos los prelados. A los iguales debemos consolarlos en las adversidades; de donde dice: "consolaos mutuamente". Asimismo dar edificación en los ejemplos; de donde dice: "y edifícaos los unos a los otros" (Rm 14).

Los súbditos a los prelados deben el reconocimiento de los beneficios, la caridad y la paz. De donde: "que tengáis especial consideración", esto es, que reconozcáis los beneficios que os hacen (He 13); tengáis especial consideración, digo, primero de parte de ellos, porque se toman por vosotros el mayor trabajo. De donde dice: "a los que trabajan entre vosotros" para vuestro bien (2Tm 2). Segundo, de parte de Dios; por consiguiente, hay que guardarles la reverencia que se le guardaría a Dios. De donde dice: "y os gobiernan en el Señor", esto es, en lugar del Señor (2Co 2). Tercero, de parte vuestra, porque os son útiles. De donde dice: "y os instruyen". Por eso les debéis una mayor caridad que a otros. Cuarto, "la paz por sus desvelos".

Pero algunos hacen lo contrario: "aborrecieron al que los corregía" (Am 5). Mas vosotros conservad la paz por el trabajo que ellos se toman en corregiros, porque es propio de su oficio hacer esto (Ps 119).

9
(
1Th 5,14-28)


Lección 2: Tesalonicenses 5,14-28

Quiere que los prelados corrijan a los súbditos; enseña igualmente cómo han de tratarse entre sí y estrechar mutuamente los lazos de la caridad en la oración; por último, según su costumbre, firma la carta.

14 Os rogamos también, hermanos, que corrijáis a los inquietos, que consoléis a los pusilánimes, que soportéis a los flacos, que seáis sufridos con todos.

15 Procurad que ninguno vuelva a otro mal por mal, sino tratad de hacer siempre bien unos a otros y a todo el mundo.

16 Vivid siempre alegres.

17 Orad sin intermisión.

18 Dad gracias por todo al Señor, porqut esto es lo que quiere Dios que hagáis todos en nombre de Jesucristo.

19 No apaguéis el espíritu de Dios.

20 No despreciéis las profecías.

21 Examinad, sí, todas las cosas, y ateneos a lo bueno.

22 Apartaos de toda apariencia de mal.

23 Y el Dios de la paz os haga santos en todo, a fin de que vuestro espíritu entero, con alma y cuerpo, se conserven sin culpa para cuando venga Nuestro Señor Jesucristo.

24 Fiel es el que os llamó, y así lo hará, como lo ha ofrecido.

25 Hermanos míos, orad por nosotros.

26 Saludad a todos los hermanos con el ósculo santo.

27 Os conjuro por el Señor que se lea esta carta a todos los santos hermanos.

28 La gracia de Nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros. Amén.

Mostró arriba cómo han de portarse los súbditos cor» los prelados; aquí al contrario, y primero con sus súbditos sacerdotes, y luego en general con todos. Hay que saber que el cuidado pastoral debe dirigirse a dos cosas, a saber: a apartar a otros del pecado y a guardarse a sí mismos. Cuanto a lo primero 3 cosas dice el Apóstol, pues de 3 maneras pueden los súbditos incurrir en falta: en el acto, en la voluntad, en la virtud. En el acto, cuando cometen una acción pecaminosa y entonces hay que corregirlos; y, aunque de cualquier pecado, de modo especial del de inquietud. Por eso dice: "corregid a los inquietos" (2Th 3 Si 19). - En la voluntad, cuando no acomete empresas grandes, porque la adversidad y los pecados antecedentes le quebrantan los bríos. De donde dice: "consolad a los pusilánimes". Pusilánime es el que no tiene arrestos para cosas grandes, por temor de no salir adelante con ellas. "Decid a los pusilánimes: esforzaos y no temáis" (Is 35). Y en la virtud, o cuando pecan por debilidad, o cuando aflojan en la buena acción, y a éstos hay que darles ánimo. De donde dice: "soportad", dando aliento, con entrañas de caridad, a los flacos, cuya virtud es muelle y delicada para emprender lo bueno o para hacer rostro a lo malo (Rm 15).

Por lo que toca a sí, el prelado debe cuidarse de cualquier defecto, pero mayormente de la impaciencia, porque él carga con todo el peso de la multitud (Nb 11). Por eso dice: "sed sufridos con todos" (Pr 19 Ps 91).

Luego, al decir: "procurad que ninguno", señala en general cómo se han de portar con todos o en todas las cosas; y primero cómo se han de manejar en ciertas circunstancias; segundo qué han de hacer en todas. Cuanto a lo primero les indica cómo se han de portar con el prójimo, en las cosas que tocan a Dios y en lo que mira a sus dones. Respecto del prójimo han de haberse con él de tal manera que no le infieran ningún mal y procuren hacerle bien. Por eso dice: arriba os exhorté en especial, pero ahora en general: "a que ninguno vuelva mal por mal" (Ps 9). Pero va en contra que muchas veces se pide venganza ante el juez. Respondo: así como la moralidad de un acto se toma de la intención del fin, del mismo modo la intención puede apuntar a dos hitos: o al daño del prójimo, de modo que haga como mansión en él, y esto es ilícito, porque nace de sed de venganza; o al bien de la corrección, o de la justicia y conservación de la República, y así no devuelve mal por mal, sino bien, a saber, la corrección del prójimo.

Cuanto a lo segundo dice: "sino tratad de hacer siempre bien". Y dice: "seguid", no dice haced, porque tú por ti mismo debes buscar la ocasión de hacer el bien a tu prójimo, y no esperar que él te dé la ocasión de hacérselo. "Busca la paz y sigúela" (Ps 33,15). "No te dejes vencer del mal", de suerte que te arrastre para hacerlo, "mas vence al mal o al malo con el bien" (Rm 12), retrayéndolo de lo malo para que se aplique a lo bueno (Ga 5).

Al decir luego: "vivid siempre alegres", muestra cómo han de portarse con Dios, para con el cual es necesario observar 3 cosas: el alegrarse de El mismo; de donde dice: "estad siempre alegres", a saber, con el recuerdo de Dios; porque cualquier mal que ocurra no tiene comparación con el bien que es Dios. Por tanto, ningún mal lo interrumpa; de donde dice: "vivid siempre alegres".

29 orar para recibir beneficios. "Orad sin cesar"; "es necesario orar siempre y nunca desfallecer" (Lc 18). Mas ¿cómo puede ser esto? Respondo: de 3 maneras: a) siempre ora el que a sus horas no deja de orar, b) siempre, esto es, continuamente ora; pero entonces la oración se toma por el efecto de la oración, que es la interpretación o explicación del deseo; porque cuando deseo algo lo pido orando. De donde por oración se entiende la petición de las cosas convenientes a Dios y, por tanto, el deseo tiene fuerza de oración (Ps 9). Todo, pues, lo que hacemos, proviene del deseo Luego la oración permanece con su virtud en los bienes que hacemos, porque provienen del deseo. No cesa de orar -dice la Glosa- quien no cesa de hacer el bien.

39 por lo que mira a la causa de la oración, a saber, haciendo limosna. En las Vidas de los Padres se dice: siempre ora el que da limosna, porque el pordiosero que la recibe ruega por ti, aun estando tú dormido.

49 orar para recibir beneficios y dar gracias por los recibidos. Por eso dice: "dad gracias por todo", próspero y adverso (Rm 8 Col 2 Ph 4); "porque esto es lo que quiere Dios".

Cómo hayan de haberse con los dones de Dios lo muestra diciendo: "no apaguéis el espíritu de Dios"; primero, que no les pongan impedimentos, y segundo, que no los desprecien. El Espíritu Santo es una persona divina incorruptible y eterna, de donde, cuanto a su substancia, no puede extinguirse; con todo, dícese que alguno extingue el espíritu, de un modo, apagando su fervor, o en sí, o en otro (Rm 12). Pues cuando alguno quiere hacer algo bueno, impulsado por el fervor del Espíritu Santo, o también cuando brota un movimiento bueno, y él lo impide, apaga el Espíritu Santo. "Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo" (Ac 7,51).

Otro modo de apagar el espíritu es cometiendo pecado mortal; porque el Espíritu Santo en Sí siempre vive, pero en nosotros vive cuando nos hace vivir en Sí; mas, cuando uno peca mortalmente, ya no vive en él el Espíritu Santo (Sg 1). El tercer modo es ocultándolo; como si dijera: si tenéis el don del Espíritu Santo, servidos de él para el provecho de los prójimos; pues ¿de qué sirve la sabiduría escondida y el tesoro enterrado? (Si 20).

-"No despreciéis las profecías"; que entre ellos había algunos con espíritu de profecía, que en opinión de éstos eran tenidos por locos. (1Co 14). O por profecía entiéndase la doctrina divina; pues los que la explican se ¡laman profetas; como si dijera: no despreciéis las palabras y predicaciones de Dios (Jr 20).

-"Examinad, sí, todas las cosas". Muestra cómo han de haberse en todo y singularmente que tengan discreción (Rm 12). En esta materia ha de aplicarse un diligente examen, elegirse lo bueno, rechazarse lo malo. Cuanto a lo primero dice: "no despreciéis las profecías; no obstante eso, examinad todas las cosas", es a saber, las dudosas; porque las claras no han menester examen. "No queráis creer a todo espíritu" (1Jn 4,1). Cuanto a lo segundo dice: "y ateneos a lo bueno" (Ga 4). Cuanto a lo tercero: "apartaos de toda apariencia de mal" (Is 7). Y dice apariencia, porque hemos de evitar hasta ¡o que tiene apariencia de mal, a saber, lo que sin escándalo de los hombres no pudiéramos observar en presencia suya.

-"y el Dios de la paz". Es una oración que calza al pie, con la que ora por ellos y les da esperanza de ser oído, y les hace especiales advertencias. Dice pues: esto os amonesto; pero de nada sirve si Dios no ayuda con su gracia. Por eso implora: "que el Dios de la paz os haga santos" (Lv 21) "en todo", esto es, que seáis santos de pies a cabeza. Y esto, "a fin de que vuestro espíritu entero…" Con ocasión de estas palabras dijeron algunos que en el hombre una cosa es el espíritu y otra el alma, y así pusieron 2 almas en el hombre: una la que anima, otra la que razona: Pero esta doctrina está reprobada por las enseñanzas de la Iglesia. Sépase, pues, que entre ellas no hay diferencia esencial, sino potencial; porque en nuestra alma hay ciertas fuerzas, que son actos de los órganos corporales, como también potencias de la parte intelectual; hay otras fuerzas, que no son actos de tales órganos, sino están separadas de ellos, como son las potencias de la parte intelectual; y éstas llámanse espíritu, como si fuesen inmateriales y en cierto modo estuviesen separadas del cuerpo, por cuanto no son actos del cuerpo, y llámanse también mente. "Renovaos en el espíritu de vuestra mente" (Ep 4,23). Llámase alma por su función de animar, que le es propia; y habla aquí Pablo con toda propiedad; pues 3 cosas concurren para el pecado: la razón, la sensualidad y el cuerpo que ejecuta la acción. Desea, pues, que no haya pecado en ninguna de estas partes.

No en la razón; de donde dice: "para que el espíritu", esto es, vuestra mente, se conserve entero; pues en todo pecado, ya que todo malo es ignorante, la razón se corrompe. Asimismo ni en la sensualidad; de donde dice: alma. Tampoco en el cuerpo; por eso dice: y el cuerpo. Y esto sucede cuando se le conserva libre de pecado.

Y dice: "sin queja", no sin pecado, que es prerrogativa exclusiva de Cristo; mas llevar una vida irreprensible también pueden hacerlo otros, que, aunque cometen pecados veniales, pero no mortales y que escandalicen al prójimo (Lc 1,6). Y añade: "para cuando venga Nuestro Señor Jesucristo", a saber, que dure hasta el fin de la vida. O espíritu entero refiérese al don del Espíritu Santo, como si dijera: permanezca en su integridad el don que tenéis del Espíritu Santo.

Al decir luego: "fiel es el que os llamó", da esperanza de que oirá, como si dijera: así como lo espero, así lo hará; porque El mismo que llamó lo hará, esto es, llevará a su término lo que empezó (Ps 144 Rm 8).

Añade por último unas amonestaciones familiares: a saber, la oración: orad; asimismo la paz entre sí: "saludad a todos los hermanos con el ósculo santo", no traicionero, como el de Judas, ni libidinoso como el de la mujer lujuriosa (Pr 7). "Os conjuro por el Señor que se lea esta carta a todos los santos hermanos"; pues temía que los prelados, por ciertas cosas que iban aquí escritas, la ocultasen (Pr 11). Concluye finalmente la carta con saludos.





Aquino, 1Tes 7