Aquino: 2a Timoteo 7

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(
2Tm 2,8-15)

LECTIO 2: Ad 2 Timotheum 2,8-15

A ejemplo de Cristo Timoteo se siente impelido al martirio, y a sí mismo se propone también por dechado y por premio de su martirio la resurrección gloriosa.

8. Memor esto Dominum nostrum 1esum Christum resurrexisse a mortuis, ex semine David, secundum Evangelium meum; 9. 1n quo laboro usque ad vincula, quasi male operans, sed verbum Dei non est alligatum.10. 1deo omnia sustineo propter electos, ut et ipsi salutem consequantur, quae est in Christo lesu, cura gloria caelesti.11. Fidelis sermo: nam si commortui sumus, et convive-mus.12. Si sustinemus, et conregnabimus; si negaverimus, et Ule negabit nos.13. Si non credimus, Ule fidelis permanet, negare seipum non potest. Haec commone, testificans coram Deo. Noli contendere verbis, ad nihil enim utile est, nisi ad subversionem audientium.15. Sollicite autem cura teipsum probabilem exhibere Deo, operarium inconfusibilem, rede tractantem verbum veritatis.

Arriba puso la preparación al martirio, aquí la exhortación al mismo, y echa por delante primero el ejemplo del premio, luego el del martirio, a continuación la consecuencia del premio por el martirio; porque el premio de la muerte preciosa de un mártir es la resurrección gloriosa, cuyo dechado lo tenemos en nuestra cabeza: Cristo. Por eso dice: "Acuérdate que Nuestro Señor Jesucristo, del linaje de David, resucitó de entre los muertos, según mi Evangelio"; como si dijera: ten en la memoria a Nuestro Señor Jesucristo contra las tribulaciones. "En todas tus empresas tenle presente, y El sea quien dirija todos tus pasos" (Pr 3,6); pues muchas cosas hay que pensar en El, pero especialmente la resurrección; que a ésta se ordena todo, de modo particular todo el estado de la Religión Cristiana. "Pues si confesares con tu boca al Señor Jesús y creyeres en tu corazón que Dios le ha resucitado de entre los muertos, serás salvo" (Rm 20,9). Y advierte que dice resucitado, porque aunque el Padre lo haya resucitado, con su propia virtud resucitó y es el primero de los resucitados (1Co 15). Pero se dice: "del linaje de David", porque resucitó y murió según la naturaleza humana (Rm 1). -"Según mi Evangelio", esto es, el que yo he predicado (1Co 15). El que predica el Evangelio es ministro del Evangelio, así como el que bautiza es ministro del bautismo; con todo, no puede decirse mi bautizo, como mi Evangelio; y esto porque mucho influye una exhortación solícita.

-"Por el cual estoy yo padeciendo, hasta verme entre cadenas, como malhechor". Se propone como dechado de mártir, y primero su pena, luego su causa; y en la pena su acerbidad, su oprobio y constancia. La acerbidad, cuando dice: en el cual, esto es, en predicar el Evangelio, o por el cual padezco, es a saber, me veo en aflicción, y esto hasta verme entre cadenas, porque cuando escribió esta carta estaba en la cárcel en Roma, "manifestando el misterio del Evangelio, del cual soy embajador, aun estando entre cadenas" (Ep 6,20). El oprobio, por lo que mira a los infieles, al decir: como malhechor; pues los cristianos tenían entonces una pésima reputación. "Bienaventurados seréis cuando los hombres os aborrezcan, y os separen de sus sinagogas, y os afrenten, y abominen de vuestro nombre como maldito, en odio del Hijo del hombre" (Lc 6,22). A Cristo también lo condenaron como malhechor (Is 53). Y la constancia la demuestra diciendo: "si bien la palabra de Dios no está encadenada"; porque, aunque el cuerpo esté atado, no así la palabra de Dios, ya que la predicación nació de la voluntad del Apóstol, que era libre, especialmente por la eficacia de la caridad, que nada teme (Rm 8); porque, como dice 1Jn 3: "mayor es Dios que nuestro corazón". Y dícese que estando en la cárcel convirtió a muchos.

-"Por tanto todo lo sufro por amor de los escogidos". Muestra la causa, porque al mártir no lo hace la pena, sino la causa; y es doble la causa del martirio, a saber, por el honor divino y la salud del prójimo. Lo primero, porque "por Ti, oh Señor, somos entregados cada día en manos de la muerte". Por la salud del prójimo, porque aquí dice: "por amor de los escogidos" (Jn 15 1Jn 3). Y dice: "por amor de los escogidos", porque cualquier bien que se haga redunda especialmente en bien de los escogidos, no de los réprobos. Y esto ¿de qué manera? "a fin de que consigan también ellos la salvación". Mas ¿por ventura no fue suficiente la pasión de Cristo? Sí por cierto, mas convenía que el Apóstol padeciera por 2 razones: la. porque daba ejemplo de persistir en la fe; 2o. porque se confirmaba la fe, y esto servía de red barredera para arrastrarlos a la salvación "adquirida por Jesucristo", esto es, que nos viene por su medio; "pues El es el que ha de salvar a su pueblo o librarle de sus pecados" (Mt 1,21). Y no sólo la salud presente de la gracia, sino también "con la gloria celestial"; "porque es muy grande la recompensa que os aguarda en los cielos" (Mt 5,12).

-"Es una verdad incontrastable". Pone el premio consiguiente al mérito del martirio, la deposición de los testigos y la consecuencia: "que si morimos con El, también con El viviremos". En fin lo confirma por testimonio. Dice pues: "es una verdad incontrastable", esto es, lo que voy a decir es digno de crédito. (Ap 22).

-"Que si morimos con El… " pone la consecuencia, y primero en la remuneración de los buenos, segundo en el castigo de los malos. 2 elementos hay en la recompensa de los buenos, a saber, la reparación por la resurrección y la sobreañadidura de la gloria a la que resucitarán; y por eso muestra que por medio de Cristo se llega a la reparación de la vida y a la resurrección. Dice pues: "si morimos con El", a saber, con Cristo, por la recepción del sacramento en el bautismo (Rm 6); asimismo por la penitencia, macerando con asperezas el cuerpo (Ga 6); otrosí, muriendo por confesar la verdad, como Cristo (Ps 115); si así morimos con El, también con El viviremos; esto es, así como El resucitó, resucitaremos también nosotros; "que si hemos sido injertados con El por medio de la representación de su muerte, igualmente lo hemos de ser representando su resurrección" (Rm 6,5). Luego trata de la gloria que merecen los santos por una muerte ignominiosa. ¿"Por ventura no era menester que el Cristo padeciese todas estas cosas y así entrase en su gloria?" (Lc 24,26). Por eso dice: "si con El padecemos", a saber, pacientemente las aflicciones y los oprobios, "reinaremos también con El", esto es, juntamente con El arribaremos al reino. "Bienaventurados los que padecen persecución por la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos" (Mt 5,10).

-"Si le negáremos, ES nos negará igualmente". Muestra la consecuencia por lo que hace a las penas. Y de 2 maneras puede uno pecar contra la fe: exteriormente, negándola; interiormente, renunciando a ella. Cuanto a lo primera dice: "si le negáremos", a saber, delante de otros, "El nos negará igualmente" en el juicio: "en verdad os digo que no os conozco" (Mt 25). Negar es no reconocerlos por ovejas suyas. Cuanto a lo segundo dice: "si no creemos", esto es, si arrojamos de nuestro corazón la fe, "El permanece siempre fiel", esto es, mantiene su palabra. De donde dícese que el fiel permanece en su fe, porque la fe no es otra cosa que la participación o adhesión a la verdad; y El es la verdad misma que a sí misma no se puede negar. ¿Luego no es omnipotente?

Respondo que precisamente por eso es omnipotente, porque no puede negarse o desmentirse a Sí mismo; pues más frisa con la impotencia poder desfallecer, porque señal es de flaqueza de la propia virtud faltar en algo su propio ser. Y si Cristo se desmintiese a Sí mismo fuera en menoscabo de su persona; por tanto, el hecho mismo de no poderse desmentir a Sí mismo es razón de perfecto poder. De donde, como va dicho, no hay en El lugar al pecado, ni puede desmentir su poder y su justicia para no castigar; porque él que no creyere será condenado" (Mc 16,16). Pero ¿acaso no puede Dios perdonarle a alguno la pena? Puede ciertamente según el orden de su sabiduría, mas no contra el orden de su sabiduría y justicia.

-"Estas cosas has de amonestar". Confirma lo dicho por testimonio; como si dijera: junto con otros te amonesto a que estas cosas siempre las tengas en el corazón, "poniendo a Dios por testigo", esto es, trayéndolo por testigo en presencia de con quien hablo.

-"Huye de contiendas de palabras, porque de nada sirven sino para pervertir a los oyentes". Muestra la manera de resistir a los infieles y a qué cosas hay que oponer resistencia. Asimismo excluye el modo indebido de hacerlo y pone el debido. Dice pues: "huye de contiendas de palabras". Contienda significa trabarse de palabras, y puede entenderse de 2 maneras, porque el que habla palabras acedas maléase doblemente: de un modo, si con esto hace pie para allegarse el favor de la falsedad, como cuando uno, con la confianza de hundirlo todo a gritos, impugna la verdad. De otro modo, por el desorden, como cuando profiere palabras, acedas, o fuera del modo debido, o contra la calidad de la persona. Mas no es pecado, si se hace con moderación, en las circunstancias debidas y en defensa de la verdad. Y así en retórica se emplea como un instrumento de exhortación. Con iodo en la Sagrada Escritura se toma en mal sentido, por el desorden que lleva consigo. "Pero si alguno se muestra terco, le diremos que nosotros no tenemos esa costumbre, ni la Iglesia de Dios" (1Co 11,16). Y dice, de palabras, porque algunos parece no saben discutir sino soltando la maldita. Y esto es propiamente contender o litigar. Mas si esto se hace no con sólo palabras, sino con verdaderas razones, ya no es contender sino disputar.

-"porque de nada sirven". Da la razón de tal enseñanza: porque una disputa moderada, cuando va regida por la razón, es útil para instruir; mas si es pura palabrería, entonces es litigiosa. Por eso dice: "de nada sirven, sino para pervertir a los oyentes", y esto de 2 maneras: de una, cuando se pone en duda lo que es cierto; de otra, porque los oyentes se escandalizan. "Donde se habla demasiado abunda también la pobreza" (Pr 14). Por tanto, "donde hay envidias y contiendas hay también inconstancia y toda obra perversa". Mas ¿por ventura se puede entablar disputa, delante del pueblo, sobre la fe, no sin trabarse de razones? Respondo: de parte de los oyentes hay que distinguir, porque o los infieles ¡o solicitan y entonces es útil la disputa pública -ya que con ella la gente sencilla queda más instruida, viendo confutados los errores y falsedades-; o no lo solicitan, y entonces no es útil la discusión sino peligrosa. También hay que distinguir de parte del disputante, porque si es prudente, con trazas manifiestas de confutar al adversario, entonces debe disputar en público; y, si no lo es, de ninguna manera.

-"Ponte en estado de comparecer delante de

Dios… " Pone el modo debido de resistir cuanto a 3 cosas: la recta intención, la recta operación, la recta doctrina. Porque el que quiere disputar ha de escudriñar su intención para ver si le impulsa un buen celo. Por eso dice: "como un ministro digno de la aprobación de Dios", que prueba los corazones; "pues no es aprobado quien se abona a sí mismo, sino aquel a quien Dios abona o alaba" (2Co 10,18). Asimismo que dé firmeza con las obras a la doctrina que predica de palabra, porque, si no lo hace, es digno de confusión. Por eso dice: "que nada hace de que tenga motivo de avergonzarse"; como si dijera: haz esto, si no quieres te salgan los colores al rostro. Otrosí, que sepa dispensar bien la palabra de la verdad, enseñando a sus oyentes cosas verdaderas y útiles. Por eso añade: "que sabe dispensar bien la palabra de la verdad", no que anda buscando la ganancia y la gloria. "No somos nosotros como muchísimos que adulteran la palabra de Dios, sino que la predicamos con sinceridad, como de parte de Dios, en la presencia de Dios y según Cristo".



8
(
2Tm 2,16-20)

LECTIO 3: Ad 2 Timotheum 2,16-20

Le amonesta a que evite las doctrinas heréticas, por el daño que hacen, enseñándole que no por ese motivo hay que quitar de en medio la fe y muéstrale por qué permite Dios que algunos incurran en el error,

16. Profana autem et vaniloquia devito, . Multum enim proficiunt ad impietatem.17. Et sermo eorum ut cáncer serpit. Ex quihus est Hy-menaeus et Philetus.18. Qui a vertíate exciderunt, dicentes resurrectionem iam factam, et subverterunt quorumdam fidem.19. Sed ¡irmum fundamentum Dei stat, habens signaculum hoc. Cognovit Dominus qui sunt eius. Et discedat ab iniquitate oninis qui invocat nomen Domini.20. 1n magna autem domo non solum sunt vasa áurea et argéntea, sed et lignea et fictilia: et quaedam quidem in honorem, quaedam autem in contumeliam.

En lo antedicho instruyó a Timoteo mostrándole el modo general de resistir a los infieles, aquí en especial muéstrale a quiénes hay que resistir, por qué y cómo. Dice pues: "evita, por tanto, los profanos y vanos discursos", donde 2 cosas muestra que hay que evitar: a saber, los profanos y vanos discursos, y refiérense a lo mismo o a cosas diversas; pues profano es, como si dijéramos, lo que está lejos del santuario, esto es, del culto divino; y eso son las enseñanzas heréticas; por eso hay que evitarlas. Así que dice: evita lo profano. Puede también decirse que son profanos y además fabulosos y vanos discursos los que se oponen a la fe. "Vanidad habla cada cual a su prójimo" (Ps 11,3).

-"porque contribuyen mucho a la impiedad". Da razón de por qué han de evitarse y esto por 2 motivos: lo. por el daño que hacen; 2o. por el fruto de evitarlos. Cuanto a lo primero muestra el daño que hacen dando al traste con la fe, aunque no tan totalmente que quede del todo arruinada, porque "el fundamento de Dios se mantiene firme". Pone también la enseñanza, añade una semejanza y completa con un ejemplo. Dice pues: hay que evitar lo que impide la piedad, que se dice culto de Dios; de donde la doctrina de la fe es la doctrina de la piedad; mas la impiedad es la doctrina contra la fe. Por eso dice: "porque contribuyen mucho a la impiedad", esto es, conducen al error o a una doctrina errónea; pero este aprovechamiento es abusivo y para su mal. "Los malos hombres y los impostores irán de mal en peor, errando y haciendo errar a otros" (2Tm 3,13). Luego pone la semejanza diciendo: "y la plática de éstos cunde como gangrena"; porque los herejes al principio dicen algunas cosas verdaderas y útiles, mas cuando se les da oídos mezclan también otras cosas que vomitan mortíferas. Por eso dice que su bachillería cunde como gangrena. "Por una chispa se levanta un incendio, y por un hombre doloso se vierte mucha sangre" (Si 11,34)

-"del número de los cuales son Himeneo y Fileto". Los pone de ejemplo, ya que éstos dos en su tiempo corrompían la fe, por quienes inducidos algunos a error se han convertido en charlatanes y picoteros. De Fileto se habló en el capítulo. De Himeneo en 1Tm 1. Y dice: "que se han descarriado de la verdad". "De entre nosotros han salido, mas no eran de los nuestros" (1Jn 2,19). Y esto agrava su situación; porque "mejor les fuera no haber conocido el camino de la justicia que, después de conocido, abandonar la Ley santa que se les había dado" (2P 2,21). Su error era decir que la resurrección ya había tenido su cumplimiento, según aquello: "y los cuerpos de muchos santos que habían muerto resucitaron" (Mt 27,52), Y decían que, si entonces resucitaron, ya no había por qué esperar otra resurrección. De otro modo y mejor que, como hay doble muerte, así también doble resurrección, a saber, del alma y del cuerpo. De la del alma habla el Ap 20,6: "bienaventurado y santo quien tiene parte en la primera resurrección". Decían pues que a esta resurrección de las almas, ya sucedida, había que referir todo lo contenido en las Escrituras. "SI habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba" (Col 3). Y este error persiste aun hoy entre los herejes y por él arruinan a algunos. Dice muy a propósito: "y han pervertido la fe de varios", porque destruyen el fundamento de la fe. "¡Oh hombre lleno de toda suerte de fraudes y embustes, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás nunca de trastornar los caminos rectos del Señor?" (Ac 13,10).

-"Pero el fundamento de Dios se mantiene firme". Muestra cómo las herejías no echarán a pique totalmente la fe, ya que la fe de la Iglesia no puede corromperse enteramente por las doctrinas heréticas.

Muestra también por qué permite Dios que algunos cometan errores, y, por el contrario, que los elegidos estén firmes en su fe como una roca. Dice pues: los herejes pervierten, "pero el fundamento de Dios se mantiene firme"; y estos fundamentos son aquellas personas que tienen la gracia de mantenerse firmes, "porque estaban fundadas sobre piedra firme" (Mt 7,25). -Firme, porque no se puede mover. Por eso se dice antes: "cayeron las lluvias, y los ríos salieron de madre, y soplaron los vientos, y dieron con ímpetu contra la tal casa, mas no fue destruida". Esta firmeza estriba primero en la divina predestinación, segundo en nuestro albedrío. Cuanto a lo primero dice: este firme fundamento "está marcado con el sello", esto es, ésta es la señal de su firmeza. "Quien cree lo que El atestigua testifica con su fe que Dios es verídico" (Jn 3,33). Esta es la primera parte del sello, a saber, la que depende de la divina predestinación, porque conoce el Señor quiénes son los suyos; y este conocimiento es el de la divina predestinación. "Yo conozco a mis ovejas, y tengo otras que no son de este aprisco" (Jn 10,14).

Cuanto a lo segundo dice: "apártese de la maldad cualquiera que invoca el nombre del Señor"; como si dijera: si están predestinados por Dios, porque por su albedrío se salvarán, sigúese de aquí que, por el hecho de no acabar alguno finalmente adherido al pecado, muestra que está predestinado. Dos elementos toca en orden a ponerse en estado de salvación: lo. que confiese la fe (Rm 10); 2o. que se aparte del pecado. "No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos" (Mt 7). Por eso dice: "apártese de la maldad cualquiera que invoca el nombre del Señor". Pero eso de invocar entiéndase que no sólo de boca, sino interiormente por la fe y exteriormente por las obras.

-"Y en una casa grande no sólo hay vasos de oro y de plata, sino también de madera y de barro, y de ellos unos son para usos decentes, otros para usos viles". Da la razón de por qué permite Dios que algunos yerren, aunque a todos ama. Y puede entenderse esto de 2 maneras, porque o en general, o en especial por lo que mira a uno u otro. Pues si preguntas en singular por qué a éste le da el don de la perseverancia y no al otro, no hay más razón sino porque Dios así lo quiere. Dice San Agustín: si no quieres errar, no te metas a juzgar por qué a éste lo trae a remolque y al otro no. Mas si preguntas en general por qué a unos sí y a otros no, la razón es la que señala el Apóstol en Romanos 9, y es una misma con ésta, aunque con otros ejemplos. Por eso dice: "sufre con mucha paciencia a los que son vasos de ira, dispuestos para la perdición"; porque, así como todas las cosas que Dios hizo en la naturaleza y en la gracia, las hizo para manifestar su gloria (Si 42); así también hizo diferentes criaturas, para que la perfección de la divina bondad, que no puede manifestarse por una, se manifieste suficientemente por otra. Lo mismo pensemos, por ejemplo, de un alarife, que hace en una casa una ventana más hermosa que otra. Si alguno preguntase por qué no toda la casa es ventana, la razón es porque así sería toda la casa imperfecta. "Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído?" (1Co 12,17). Así, por lo que mira al efecto de la gracia, dice el Apóstol, porque era menester que Dios manifestase su misericordia y su justicia; pues si a todos salvase, sólo fuese su misericordia; si a todos condenase, sólo su justicia. Por eso, queriendo Dios mostrar en unos su justo enojo y hacer patente su poder, "sufre con mucha paciencia a los que son vasos de ira, dispuestos para la perdición". Semejante razón es la de la perfección de la Iglesia, que convenía fuese perfecta, (que no lo sería) si no hubiese en ella diversidad; con todo, la hay triple, a saber: de buenos y malos, de buenos y mejores, de malos y peores. Y a ésta se refiere cuando dice: "en una casa grande", esto es, la Iglesia (Ba 3), "no sólo hay vasos de oro…", en donde los vasos de oro y de plata se distinguen de los de barro; los de plata de los de oro; los de barro de los de madera. En el primer caso se establece la comparación de los buenos con los malos; en el segundo la de los buenos con los mejores; en el tercero la de los malos con los peores; porque los dorados y los plateados son los buenos; pero los dorados son los mejores, los plateados los menos buenos. De modo parecido, los de madera y de barro son los malos; pero los barrosos son peores, los de madera menos malos.

Consiguientemente señala la diversidad cuanto al uso, de manera que los buenos sean vasos destinados para usos decentes, como vasos de honra; los malos, en cambio, como destinados al oprobio, esto es, a viles usos, sean vasos de barro y de madera. Así como entre los hombres algunos, a saber, los santos, son como vasos preciosos (); y otros, a saber, los malos, como vasos inútiles (Is 32 Si 21). Los primeros son para honrarse con ellos y se les debe la vida eterna (Rm 2). Los segundos son para oprobio (1R 2). Puede hacerse otra aplicación de la predicha diversidad a la de la Iglesia, de manera que los vasos dorados sean los prelados; los de plata, barro, madera, los correspondientes a los grados inferiores. Y lo que añade: "unos son para usos decentes, otros para usos viles", no quiere decir que todos los vasos de oro y de plata sean para honrarse con ellos y los barrosos para oprobio, porque de cualquier estado unos se salvan y otros se condenan.


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2Tm 2,21-26)

LECTIO 4: Ad 2 Timotheum 2,21-26

Le enseña que hay que evitar las cosas profanas por los frutos malos que producen y qué es lo que hay que seguir.

21. Si quis ergo se emundaverit ab istis, erit vas in honorem, sanctificatum et utile Domino, ad ornne opus bonum par atura.22 1uvenilia autem desideria fuge; sedare iustitiam, fidem, spem, charitatem et pacem cum las qui invocant Dominum de corde puro.23. Stultas autem et une disciplina quaestiones devita, sciens quia generant lites.24. Servum autem Domini non oportet litigare, sed mansuetum esse ad omnes, docibilem, patientem.25. Cum modestia corripientem eos qui resistunt veritati, nequando Deus det illis poenitentiam ad cognoscendam veritatem.26. Et resipiscant a diaboli laqueis, a quo captivi tenentur ad ipsius voluntatem.

Le enseñó arriba a evitar lo profano por razón del daño; aquí le enseña lo mismo, mas por razón del fruto; y propónele primero evitarlo, luego su fruto; pues llama purificación hurtar el cuerpo a la profanidad. Dice pues: hay vasos para usos viles; "si alguno pues se purificare de estas vilezas", porque su contacto mancha (Si 13)… Por tanto hay que huir de ellas (2Co 9). Y el fruto que se sigue es cuádruple: el lo. en orden a la gloria, "porque será un vaso de honor"; pues, si lo ensuciaran esas cosas profanas, estaría destinado al oprobio; si se purifica, a la honra (Ps 138). "Quita la escoria a la piafa, y saldrá purísima la alhaja" (Pr 25,4). Otros son efectos de la gracia, el primero de los cuales es la santificación del hombre; segundo, su ordenación por la recta intención; tercero, su ordenación por la ejecución de la obra.

Así que cuanto a lo primero dice: santificado (1Co 6). Cuanto a lo segundo: "útil para el servicio del Señor". Mas ¿por ventura Dios tiene necesidad de nuestros servicios? Cierto que no (Ps 15), pero dice: útil al Señor, en el sentido de que su utilidad redunda en honra del Señor (Ac 9). Cuanto a lo tercero: "aparejado para toda obra buena" (Ps 118). Y dice: para toda obra buena, porque los preceptos afirmativos no obligan para siempre. Por tanto, debe estar preparado para obrar cuando sea necesario.

-"Por consiguiente, huye de las pasiones juveniles". Muéstrale cómo ha de evitar las profanidades y entre ellas pone 2: las malas conversaciones y las doctrinas perversas. Dice pues: digo que para que seas vaso purificado, debes evitar estas cosas; por consiguiente las pasiones juveniles. Dice esto, porque era ¡oven, y esas pasiones juveniles eran deseos de vanidades exteriores y de placeres carnales; y es natural a los jóvenes desear estas cosas. "La juventud y las delicias no son sino vanidad" (Qo 2,10). Y la razón es doble: una, porque no tienen experiencia de otras cosas; otra, porque estos deleites naturales están ordenados como medicina contra los trabajos; y la naturaleza en los jóvenes se ve trabajada (por las pasiones); por eso se inclinan a los deleites.

-"y sigue la justicia, la fe, la caridad y la paz". Muestra lo que hay que abrazar, y son 4 cosas, la primera de las cuales ordena a uno respecto de los súbditos, y ésta es la justicia, porque el príncipe es el custodio de la justicia (). La segunda lo ordena a El, y ésta es la fe, sin la cual es imposible agradar a Dios. La tercera es la esperanza. La cuarta pone en orden a cada uno respecto de su prójimo, a saber, la caridad y la paz, que se extiende a los enemigos (1Co 13). De la caridad se sigue el gozo, y la paz lleva consigo una ordenada concordia. -"con aquellos que invocan al Señor". Puede explicarse refiriéndolo a lo inmediatamente dicho; como si dijera: seguid la paz con aquellos…" "con limpio corazón"; porque no se acepta la alabanza de boca del pecador; pero en He 12 se dice: "seguid la paz con todos". ¿Por qué pues aquí se dice: "con aquellos que invocan al Señor con limpio corazón"? Respondo: cuanto está de nuestra parte, hemos de tener paz con todos, si es posible; mas no puede haber paz entre buenos y malos, porque paz dice concordia y ésta no puede tenerse con los malos. Puede también interpretarse "con aquellos…" como en conexión con todo lo antecedente; como si dijera: sigue de tal manera la justicia, la paz y todo lo demás, como los que invocan al Señor con limpio corazón.

-"Las cuestiones necias, y que nada contribuyen a la instrucción, evítalas, sabiendo que son un manantial de altercaciones". Exhorta con esto a evitar las malas doctrinas, cuestiones necias, porque su materia es de cosas necias, que se oponen a la sabiduría, esto es, que van contra la divina sabiduría; y a éstas no debe dar pie el hombre sino resistirlas. "Necio se hizo todo hombre con su ciencia" (Jr 10,14). Dice también: sin disciplina, cuanto al modo, porque todo lo hunden a gritos. O sin disciplina de parte de aquellos de quienes se duda, pongo por caso si ponen en tela de juicio lo que toda la Iglesia sostiene y defiende. "Job ha hablado neciamente y sus palabras no suenan buena doctrina" (Jb 34,35). Y las cuestiones en tanto han de estimarse en cuanto ¡leven a la verdad, por cuanto conviene que todos digan una misma cosa. Pero las cuestiones necias no llevan a la verdad, sino a la contienda, que hay que evitar. "Vosotros ayunáis para seguir los pleitos y contiendas". Por eso dice: "pero al siervo de Dios, esto es, al que está entregado a su servicio, no le conviene altercar".

-"sino ser manso con todos". Muestra lo que hay que seguir, y da la razón "por si quizá Dios los trae a penitencia". La mansedumbre es una virtud general que han de tener los que quieran trabar disputa. Es la virtud que refrena la ira, que perturba el juicio de la razón, y es necesaria en la averiguación y el juicio de la verdad (Mt 11 Ps 24). Y en especial ha de tener para con los superiores docilidad; para con los perseguidores paciencia; para con los falsos doctores corrección. Y así dice: docible, esto es, dispuesto a que cualquiera lo corrija, y ésta es sabiduría celestial, que, "además de ser honesta y llena de pudor, es pacífica, modesta, dócil, concorde con todo lo bueno, llena de misericordia y de excelentes frutos" (Jc 3,17). Cuanto a lo segundo, sufrido; porque "la doctrina del hombre se conoce por su paciencia" (Pr 19,2 Ps 91). Cuanto a lo tercero: "que reprenda con modesta dulzura a los que contradicen a la verdad", porque la corrección ha de ser modesta. "Si alguno cayere desgraciadamente en algún delito, vosotros, los que sois espirituales, al tal instruidle con espíritu de mansedumbre" (Ga 6,1).

-"por si quizá Dios los trae a penitencia". Responde a una tácita pregunta; pues pudiera alguno decir: éstos resisten a la verdad, por tanto, hay necesidad apremiante de corregir. Respondo que Dios Padre puede reducirlos a penitencia, y a esto ha de esforzarse el justo: a que se reduzcan a penitencia; y señala la penitencia que ha de procurar contra los adversarios, el fruto de la penitencia, la necesidad de la penitencia. Dice pues: no sea que alguna vez, esto es, que alguna vez los traiga Dios a penitencia, porque por su resistencia soberbia parece difícil les conceda Dios lugar a penitencia. Ciérrase aquí la puerta al error de Pelagio, que atribuye a nuestras obras los dones de la gracia; lo cual, por lo dicho, está ciaro que es falso, porque es también don de Dios el principio del bien, a saber, la penitencia. "Conviértenos, ¡oh Señor!, a Ti, y nos convertiremos" (Lm 5,21). El fruto de la penitencia es doble: el conocimiento de la verdad y la liberación del poder del diablo. Por eso dice: "para que conozcan la verdad"; porque, cuando maliciosamente se opone resistencia a la verdad, su misma malicia los ciega; así que, cuando se quita la malicia, conocen la verdad (Jn 8); "y se desenreden de los lazos del diablo", esto es, de las ocasiones de errar de parte del entendimiento, como las falsas fantasías; y de parte del afecto, como la envidia, la soberbia y cosas parecidas. La necesidad de la penitencia es grande, porque, a no tenerla, queda por señor de ellos el demonio. De donde dice: "que los tiene presos", porque el que hace el pecado siervo es del pecado (Jn 8); "a su arbitrio", o para seguirlo, o para que haga con el hombre lo que le venga en gana. Pero, al contrario, no tan luego lo precipita como quisiera. Hay que decir entonces que sólo consigue lo que le está permitido; pero es difícil que le arrebaten lo que ya tiene asido. "¿Por ventura podrá quitársele a un hombre esforzado la presa? ¿O podrá recobrarse aquello que ha arrebatado un varón valiente?" (Is 49,24).



CAPUT 3

10
(
2Tm 3,1-5)

LECTIO 1: Ad 2 Timotheum 3,1-5

Predícele los peligros futuros de los últimos tiempos por la abundancia de la malicia y del amor propio.

1. Hoc autem scito quia in novissimis diebus instabunt témpora periculosa.2. Et erunt homines seipsos amantes, cupidi, elati, superbi, blasphemi, parentibus non obedientes, ingrati, scelesti.3. Sine affectione, sine pace, criminatores, incontinentes, immites, sine benignitate.4. Proditores, protervi, tumidi, caed et voluptatum amatores magis quam Dei.5. Habentes speciem quidem pietatis, virtutem autem eius abnegantes.

Arriba lo industrió en cómo resistir a las tribulaciones y peligros presentes, aquí le enseña cómo ha de mantenerse firme contra los riesgos futuros. Y lo. anuncia los peligros futuros; 2o. muestra su idoneidad para resistirlos; 3o. cómo ha de hacerles frente. Y ya que anuncia esos peligros, le enseña que aun ahora ha de evitar los vicios de sus seguidores. Dice pues: te dije que evitaras los profanos y vanos discursos, aunque no es lo único que hay que evitar, porque con los presentes están también los peligros futuros. Y ¡lámanse "días postreros", porque están vecinos al último día (Gn 49,1). "sobrevendrán tiempos peligrosos" (Mt 24). La causa, la abundancia de la iniquidad, "y por la inundación de los vicios se resfriará la caridad de muchos" (Mt 24,12); porque la fe y la caridad o quedará anulada o totalmente aniquilada; porque una cosa tanto más deja de ser cuanto más alejada de su principio; y por eso en aquel tiempo más desfallecerán la fe y la caridad cuanto más alejadas estarán de Cristo. "Cuando venga el Hijo del hombre, ¿pensáis que hallará fe en la tierra?" Y, cuanto a esto primero, pone la raíz de la iniquidad, luego sus diferentes especies. Mas la raíz de toda iniquidad es el amor propio; y dos amores han hecho dos ciudades. Pero contra esto está que el amor que cada uno se tiene a sí mismo es natural.

Respondo: según las 2 naturalezas que hay en el hombre, la raciona! y la corporal, cuanto a la primera, que también se llama hombre interior (2Co 4), el hombre debe amarse más a sí que a los demás, porque necio sería quien quisiese pecar por apartar a otros del pecado; mas, cuanto al hombre exterior, es laudable que ame a otros más que a sí. De donde, los que a sí mismos sólo se aman, como está dicho, son dignos de vituperio. "Todos buscan sus propios intereses, no los de Jesucristo" (Ph 2,21). De esta raíz nacen diversas especies de iniquidad.

-"levantaránse hombres amadores de sí mismos, codiciosos, altaneros, soberbios". Primero pone los pecados que se cometen por el abuso de las cosas exteriores. En segundo lugar los que provienen de obrar desordenadamente con los otros: "blasfemos, desobedientes, ingratos…" En tercer lugar los que de obrar desordenadamente consigo: "incontinentes o disolutos".

Y en las cosas exteriores hay abundancia de riquezas y excelencia de bienes. Cuanto a lo primero dice: codiciosos; y pónese primero la codicia, porque es la raíz de todos los males; o es vecina del amor propio, por serlo de los bienes exteriores. Cuanto a lo segundo: altaneros. La altanería es una especie de soberbia, de las 4 que hay: una, cuando uno se atribuye a sí cosas de que carece. Otra, cuando lo que tiene de otro se lo atribuye a sí como si de sí lo tuviera (1Co 14). Tercera, cuando se atribuye a sí lo que tiene de otro, mas por propios méritos (Lc 18). Cuarta, cuando quiere singularizarse y que le vean superior a todos, y ésta es la altanería (Ps 130). Lo que sigue: soberbios, se reduce a las otras especies de soberbia. "Dios resiste a los soberbios y ¿a su gracia a los humildes".

En seguida pone los vicios que dicen desorden respecto de los otros, y primero respecto de los superiores, que son: Dios, y contra Este dice: blasfemos (Is 1); los padres, y así dice: desobedientes a sus padres (1R 15 Pr 30); los bienhechores, y tocante a esto dice: ingratos "los que devuelven mal por bien" (Ps 37 Col 3 Sg 16).

Segundo, respecto de los iguales y de los prójimos, otros 3 males: el lo. pertenece a la obra; por eso dice: facinerosos o perpetradores de delitos graves contra los prójimos (Is 1). El 2o. al afecto; de donde dice: desnaturalizados, esto es, sin afecto de caridad y sin paz. El 3o. a la palabra; por eso dice: calumniadores. "No serás calumniador ni chismoso en el pueblo" (Lv 19,6).

También, cuanto a sí mismo, otras 3 especies: la la. cuanto a la corrupción de la concupiscible: incontinentes o disolutos; dícense los que por causa de las depravadas concupiscencias no se mantienen en el bien propuesto. "No hay cosa de tanto valor que pueda equivaler a un alma casta" (Si 26,20). Cuanto a la irascible, dice con toda propiedad: fieros (inmites), esto es, no mansos; pues esta mansedumbre gobierna la pasión de la ira (Mt 11 Ps 24). Añade también otra cosa que pertenece al efecto de la irascible, a saber, la exclusión de la benignidad; de donde dice: sin benignidad, inhumanos; porque es natural que, donde domina un contrario, excluya al otro contrario. (Ep 4).

Luego pone los vicios que tocan a la corrupción de la parte racional. Esta potencia se perfecciona por la prudencia; y a la prudencia se opone algún vicio o por abuso de la prudencia o por su privación. Cuanto a lo primero dice: traidores. A la prudencia pertenece la sagacidad, de la que algunos abusan para el mal, y éstos son los traidores (). También la constancia, de la que algunos abusan obstinándose en la maldad; por eso dice: protervos (Pr 3).

Luego pone los vicios que se refieren a la privación de la prudencia, y lo. la causa de la privación; de donde dice: hinchados; pues los soberbios, por no medir sus fuerzas, en lo que hacen proceden con hinchazón y vienen a parar en nada (Pr 11); 2o. el efecto de la privación, porque anteponen a lo eterno lo temporal; de donde dice: "amadores de deleites más que de Dios" (Is 13). Mas ¿por ventura es lo mismo ser incontinente que amador de deleites? Respondo que no, porque propiamente dícese incontinente el que tiene esperanza de escapar de los deleites, pero es vencido por ellos; mas propiamente el amador de ellos es el destemplado que tiene en su juicio corrompido el aprecio de esas cosas.

En consecuencia pone la disimulación diciendo: "mostrando, sí, apariencia de piedad, pero renunciando a su espíritu", a saber, a la virtud de la piedad, que se toma aquí en dos sentidos: uno, la misma fuerza de la piedad, esto es, su virtud; de donde dice: renunciando, esto es, no teniendo la verdad. "Profesan conocer a Dios, mas le niegan con las obras" (Tt 1,16). Otro sentido, porque por virtud de una cosa se entiende aquello de que depende toda la cosa; y toda la virtud de la piedad depende de la caridad; por eso dice: renunciando a su virtud, es a saber, la caridad.




Aquino: 2a Timoteo 7