Aquino: 2a Timoteo 11

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2Tm 3,6-11)

LECTIO 2: Ad 2 Timotheum 3,6-11

Haciendo una lista de otras vicios, contra los que arma a su Timoteo de muchas virtudes, le enseña a huir de los hombres corrompidos con los vicios enumerados.

Et hos devita.

6. Ex his enim sunt qui penetrant domos, et captivas ducunt mulierculas oneratas peccatis, quae ducuntur variis desideriis.7. Semper discentes et numquam ad scientiam veritatis pervenientes.8. Quemadmodum autem 1annes et Mambres restiterunt Moysi, ita et hi resistunt veritaii, homines corrupti mente, reprobi circa fidern.9. Sed ultra non projicient. 1nsipientia enim eorum manifesta erit ómnibus, sicut et illorum fuit.10. Tu autem assecutus es meam doctrinam, institutionem, propositum, fidem, longanimitatem, dilectionem, patientiam.11. Persecutiones, passiones, qualia mihi jacta sunt Antiochiae, Iconii et Lystris; quales persecutiones sustinui, et ex ómnibus eripuit me Dominus.

Arriba describió el Apóstol el peligro de les últimos tiempos y señaló su causa; aquí enseña que también de presente hay que evitarlos; y previene avisando se eviten, y muestra en qué hombres de presente se hacen manifiestos. Dice pues: dije que en los últimos tiempos habría pésimos hombres; mas no te creas seguro al presente; sino que también ahora has de evitar a tales y a tales hombres, no sea que caigas en los mismos errores. "Huye del hombre hereje, después de haberle corregido una y dos veces" (Tt 3,1 Tt 1). Y aunque en algunas cosas hay que evitarlos, mas no cuanto a exhortarlos de palabra. Y entonces muestra que aun ahora hay algunos fulanos de tal ralea; señala el daño que hacen y la quiebra que padecen y el estorbo que los pone en estrechura. Acerca de lo primero muestra el impedimento que ponen a los súbditos y a los prelados; asimismo demuestra su imprudencia y su astucia. Evítalos, pues, que hay algunos de éstos; porque de ellos, esto es, de su número, son. -"Así ahora muchos se han hecho anticristos" (1Jn 2,18). Ni habéis de entender que fueron, sino que son, a saber, facinerosos e ingratos…, porque los pecadores ya convertidos no deben llamarse pecadores, "ni pronunciaré sus nombres con mis labios" (Ps 14,4).

Muestra su malicia al decir: "los que se meten por las casas". Y a la letra puede exponerse este pasaje: como si se entremetieran desordenadamente y anduvieran vagando de casa en casa por interés. Contra lo cual dice el Si 21: "el tonto con -facilidad mete el pie en casa ajena". Mas no por esto prohíbese a algunos visitar a los afligidos en sus casas, porque "la religión pura y sin mácula delante de Dios Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones" (Jc 1,27). O por casa puede entenderse metafóricamente la conciencia. "Entrando en mi casa hallaré en ella mi descanso" (Sg 8,16). Entonces los que se meten por las casas son los que astutamente quieren saber los secretos de la conciencia para engañar a otros". "con hacerte hablar mucho hará prueba de ti, y como por pasatiempo te sonsacará tus secretos" (Si 13,14).

Con todo eso, a los que tienen cargo de otro les es lícito investigar el estado de conciencia de sus súbditos. (Pr 17).

Señala su astucia cuando dice: "y cautivan a las mujercillas", y se toca su malicia, porque las privan de la libertad y del estado de gracia (Jc 1) y las trasladan al estado de servidumbre, que es el estado de pecado. "Cuando el Señor devolvía a Sión los cautivos" (Ps 125,1); porque esto es lo que significa el nombre cautividad (Is 5). Muestra en segundo lugar sobre qué personas ejercitan su malicia, y las describe por la fragilidad del sexo, por la malicia de su trato, por la vanidad de sus aficiones, por su falta de discreción. Cuanto a lo primero dice: mujercillas, que son de menor discreción y de sexo más quebradizo. Y las llama mujercillas, porque las señoras de alto coturno tienen sus consejeros, con cuyos consejos aconsejadas no se dejan seducir; pero éstas están destituidas de tal ayuda (Mt 23 1M 1). Tocante a lo segundo dice: "cargadas de pecados". El pecado es una carga, pues no permite andar con libertad ni erguido el talle, sino doblado. "Mis culpas como carga pesada cargan demasiado sobre mí" (Ps 37,5); y por esto especialmente engañan a éstas, porque el pecado déjale mullida la cama a la seducción. Asimismo, por ser de mala ralea, temen resistir, para no perderse. Cuanto a lo tercero dice: "arrastradas de varías pasiones", esto es, están que ni pintadas para seducidas, pues sus deseos de esto y de aquello las traen al retortero. "El hombre de ánimo doble es inconstante en todos sus caminos" (Jc 1 Jc 8). Por eso fue seducida la primera mujer, porque no se mantuvo firme en dar crédito a la palabra del Señor, sino que dijo: no sea que muramos. "No pongas los ojos en una mujer que quiere a muchos… " (Si 9,3). Cuanto a lo cuarto: "las cuales andan siempre aprendiendo, y jamás arriban al conocimiento de la verdad". La curiosidad siempre anda a caza de novedades, y no quiere insistir (en su conocimiento). De donde dice: siempre aprendiendo. -"Una mujer loca y vocinglera… y que no sabe nada" (Pr 9,13). Con todo, esto que dijo: siempre aprendiendo puede reducirse a aquello de "las que andan de casa en casa".

-"En fin, así como Jannes y Mambres resistieron a Moisés". Indica el daño que acarrean a los prelados y el perjuicio de oponerse a su doctrina; y trae el ejemplo del Éxodo, cuando los magos resistieron a Moisés; porque desde el principio del mundo siempre ha habido una pugna entre la verdad y la falsedad. "Verdad es que hubo también falsos profetas en el pueblo de Dios, así como vendrán entre vosotros maestros embusteros, que introducirán sectas de perdición y renegarán del Señor" (2P 2,1). Pero en el Éxodo a estos magos no se les llama por su nombre, como aquí, (información que quizá tuvo San Pablo por algunas palabras de los judíos). "Del mismo modo éstos resisten a la verdad", a saber, la que predicamos nosotros. (Ac 7).

Consiguientemente cuando dice: "hombres de un corazón corrompido, réprobos en la fe" da a entender la mengua que padecen en la fe y en las obras. Como dice la Glosa: hombres que por sus obras se demuestran réprobos. "Llamadlos plata espuria, porque el Señor ya los ha reprobado" (Jr 6,30). Mas no sólo réprobos en la obra, sino también en la fe, de mente corrompida, esto es, en la potencia racional; pues una cosa se dice entonces corrompida cuando descaece de su propia virtud, y la propia perfección de la mente es el conocimiento de la verdad. De donde se dice de mente corrompida quien está falto y flaco en el conocimiento de la fe.

-"mas no lograrán sus intentos". Muestra cómo se ven en aprietos, y lo. que se verán en dificultades; y 2o. el modo de estorbar el logro de sus intentos: "porque su necedad se hará patente a todos". Y es de sabré, cuanto a lo primero, que del hombre dimana la voluntad de hacer daño, mas de Dios que lo permite el poder de llevarlo a efecto; y Dios no le permite al malo dañar cuanto quiera, sino le fija un término: "hasta aquí llegarás, y no pasarás más adelante; y aquí quebrantarás tus hinchadas olas" (Jb 38,1 Jb 1). Así el diablo no hirió a Job sino según el orden de la permisión de Dios. Así Arrio no causó en la Iglesia más daño sino cuanto Dios le permitió. En Ap 7,3, dice un ángel: "no hagáis mal a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta tanto que pongamos la señal en la frente a los siervos de nuestro Dios". Y dice: no lograrán sus intentos más de lo que Dios les permita. El modo de impedir que salgan con lo que pretenden es quitándoles el rebozo y ocultamiento, que hay que quitar, porque son dañosos. (Jb 41). Por eso dice: "su necedad se hará patente a todos", al correr Dios el telón, cuando iluminará lo escondido en las tinieblas (1Co 4), "como se hizo la de aquéllos", a saber, los magos de Faraón, que no pudieron obrar milagros.

-"Tú, al contrario, ya has visto mi doctrina". Muestra la idoneidad de Timoteo para resistir estos peligros, y lo. por la educación que le había dado el Apóstol; 2o. por la experiencia de las Escrituras que conocía desde niño. Asimismo demuestra que el Apóstol lo había suficientemente instruido y que otros en general lo podían instruir. Estaba instruido de palabra, lo cual se hace de 2 maneras: una, sobre conocer la verdad; otra, sobre obrar la justicia. Cuanto a lo primero dice: "Tú, al contrario, ya has visto mi doctrina", esto es, has sido instruido en la fe católica; por tanto, bien puedes huir de ellos. Cuanto a lo segundo: "mi modo de proceder", o institución, o educación sobre algunas cosas, sujetas a la operación humana, que hay que hacer. "Todo lo he probado y estoy ya hecho a todo" (Ph 4,12).

Muestra también cómo estaba educado con el ejemplo, ya para practicar la virtud, ya para tolerar la adversidad: mi paciencia. En la práctica de las buenas obras hay que considerar 2 elementos: lo. la recta intención del fin; por eso dice: el propósito, que pertenece al fin (Sg 8); y a éste se llega por el ejercicio de las buenas obras, que nacen de 3 virtudes, a saber, las teologales; y lo. pone la fe (He 11). 2o. la esperanza, al decir: longanimidad, que significa una larga expectación; 3o. la candad (1Jn 3).

Sobre soportar los males lo instruye sobre 3 cosas que le trae a la memoria: la paciencia que tuvo, los males que soportó, el socorro divino que le acompañó. Así pues pone lo. la paciencia, que perfecciona la obra (Jc 1), y la materia de la paciencia, a saber, las persecuciones en general (Mt 10), y también en especial: las vejaciones, que padeció en su propio cuerpo (2Co 11); y en particular "lo que me aconteció en Antioquía, Iconio y Listra". Los judíos lo persiguieron en presencia de Timoteo, mas no le faltó el auxilio divino. Por eso dice: "mas de todas me ha sacado a salvo el Señor" (2Co 1).


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(
2Tm 3,12-17)

LECTIO 3: Ad 2 Timotheum 3,12-17

Es cosa corriente que los santos padezcan persecución y que los malos cada día se hagan más malos; por eso amonesta a Timoteo a perseverar en lo que aprendió y le declara la utilidad de las Escrituras.

12. Et omnes qui pie volunt vivere in Christo lesu persecutionem patientur.13. Mali autem homines et seductores proficient in peius, errantes et in errorem mittentes.14. Tu vero permane in his quae didicisti, et credita sunt tibi, sciens a quo didiceris.15. Et quia ab infantia sacras litteras nosti, quae te possunt instruere ad salutem, per fidem quae est in Christo lesu.16. Ornnis enim scriptura divinitus inspirata utilis est ad docendum, ad arguendum, ad corripiendum, ad erudiendum in iustitia.17. Ut perfectas sit homo Dei ad omne opus bonum ins-tructus.

Arriba propuso a Timoteo como dechado las persecuciones que él mismo padeció; y, porque no parezca que él solo ha pasado por esas vejaciones, hace patente que esto es moneda corriente entre los santos; aquí la pasan mal en sufrir penalidades, al paso que los malos, por sus culpas, van de mal en peor. Dice pues: he padecido persecuciones, mas no sólo yo, sino todos. Piadosamente se toma en 2 sentidos: unas veces por la virtud de la piedad que se refiere al culto divino; otras por la misericordia para con el prójimo. Así pues, "todos los que quieren vivir piadosamente, según Jesucristo", esto es, quieren observar el culto de la Religión cristiana (Tt 2), "han de padecer persecución", mayormente en la primitiva Iglesia cuando de todas partes impugnaban a Cristo Judíos y Gentiles (Jn 16 Mt 24). Asimismo, todos los que quieren vivir piadosamente, esto es, por la fe en Cristo, observar la misericordia para con el prójimo, por fuerza han de padecer persecución, por dentro, si no por fuera, a saber, cuando se compadecen de las faltas de sus prójimos, cuyas culpas y penalidades están viendo (2Co 11 2P 2 Ps 118). Hay también otras persecuciones que no pueden faltar del todo a los santos, a saber, del demonio, el mundo y la carne, porque, como se dice en Ga 5,17: "la carne tiene deseos contrarios a los del espíritu". Véase también Rm 7 Ps 30.

Al decir luego que "los malos hombres irán de mal en peor", muestra que los malos caen en males peores, a saber, de culpa. Dice los malos en sí, a saber, en cuanto hechos una pella de pecados (Mt 21); "y los impostores" o seductores, en perjuicio de los prójimos, por cuanto los apartan del camino de la verdad, que es el común (Rm 16): "con palabras melosas y con adulaciones, seducen los corazones de los sencillos". Mas, no contentos con el mal que hacen, "irán de mal en peor". "El que está sucio prosiga ensuciándose" (Ap 22,11). -Pero al contrario dice arriba: "no lograrán sus intentos". Digamos que van de mal en peor o por permisión de Dios o, como aquí se entiende, por la intención maliciosa de ellos, que apunta siempre a ese blanco (de la maldad); mas, según la providencia divina, se ven impedidos de llevar a cabo lo que empezaron. Pero en sí mismos irán de mal en peor, por cuanto yerran acerca de la verdad. "Muy errados andáis, por no entender las Escrituras, ni el poder de Dios" (Mt 22,29). Yerran asimismo en las obras, y de esta manera todos los malos yerran (Pr 14). Yerran también con los prójimos, por seductores; de donde dice: "haciendo errar a otros", a saber, persuadiendo que por el camino de la prosperidad se puede llegar al reino de los cielos, contra lo dicho arriba: "que todos los que quieren vivir piadosamente… " "Pueblo mío, los que te llaman bienaventurado ésos son los que te traen engañado" (Is 3,12). -"Mas tú mantente firme en lo que has aprendido".

Y esta exhortación a mantenerse firme es por 3 capítulos: por parte del que le enseña, por parte del mismo Timoteo, por parte de lo que recibió. Dice pues: has seguido mi doctrina… luego, mantente firme en ella (Qo 10 1Co 15); "en lo que has aprendido y se te ha encomendado", porque todo cristiano aprende las cosas de fe, y ésta es la doctrina de la salvación (Jn 6); mas de manera especial se encomiendan a los prelados las enseñanzas de la fe, por razón del encargo que tienen de dispensarlas a los demás (Ga 2). Y ¿por qué es menester mantenerse firme? Porque el maestro que me lo enseñó es de tal competencia que no pudo errar. "En mí habla Cristo" (2Co 13). Por tanto, mantente firme, considerando que, de quien lo aprendiste, es de Pablo, que no lo aprendió de un hombre ni por magisterio de un hombre (Ga 2).

Segunda razón, por la propia condición; porque es vergonzoso para un hombre, educado con buena crianza desde su niñez, venir a flaquear en la vejez. "El hombre que de la justicia se vuelve al pecado destínale Dios a la perdición" (Si 26,27). Y Timoteo con esa diligencia fue educado. "La senda por la cual comenzó el ¡oven a andar desde el principio, esa misma seguirá también cuando viejo" (Si 22,6). Por eso dice: "y también que desde la niñez aprendiste las sagradas letras", que son las del Antiguo Testamento, que aprendió desde la infancia, por ser hijo de mujer judía. Por tanto, hizo su madre que lo criasen con ellas, esto es, con el Antiguo Testamento -contra lo que dicen los maniqueos- porque el Apóstol llama aquí al Antiguo Testamento Sagradas Letras, que no pueden entenderse del Nuevo Testamento, que no le habían enseñado de niño.*

Tercera razón, de parte de lo que recibió; porque si alguno cursa alguna ciencia inútil, la deja y pasa a otra; mas si la ciencia es utilísima, sería una insensatez dejarla; porque "toda escritura inspirada de Dios es propia para enseñar, para convencer…"

Digo pues que recibiste las Sagradas Letras que, por útiles, no han de menospreciarse. "Yo soy el Señor tu Dios, que te enseña cosas útiles" (Is 48). Por eso añade: "que te pueden instruir" -"Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna" (Jn 6 Jn 5). Y estas Sagradas Letras te pueden instruir para la salvación, mas no sino mediante la fe en Cristo Jesús, "siendo así que el fin de la Ley es Cristo, para justificar a todos los que creen en El" (Rm 10,4).

Y manifiesta el por qué diciendo: toda escritura, donde demuestra que las Sagradas Letras son el único camino de la salvación; por 3 razones: porque las recomienda por razón de su principio, por razón de sus efectos provechosos y por razón del último fruto y utilidad. Pues si atendemos a su principio, sobre todas se lleva la gala; porque las otras son fruto del entendimiento humano, pero la Sagrada Escritura es divina; por eso dice: "Escritura inspirada de Dios"; "porque no traen su origen las profecías de la voluntad de los hombres, sino que los varones santos de Dios hablaron siendo inspirados del Espíritu Santo" (1P 1,21), Mas dirás: ¿cómo es que no están divinamente inspiradas las otras escrituras, ya que, según San Ambrosio, toda verdad, quienquiera que la diga, dimana del Espíritu Santo?

Hemos de decir que Dios tiene 2 operaciones: inmediata la una, como los milagros (obra propia suya); mediata la otra, por medio de causas inferiores, como las obras naturales (Jb 10), que, con todo, hácense por la operación de la naturaleza. Así en el hombre instruye el entendimiento ora inmediatamente por las Sagradas Letras, ora mediatamente por las otras escrituras. Y el efecto de esta escritura es doble, porque enseña a conocer la verdad y persuade a obrar la justicia. "Mas el Consolador, el Espíritu Santo, os enseñará, a saber, lo que debéis conocer, y os sugerirá lo que habéis de obrar" (Jn 14). Por consiguiente es útil para conocer la verdad y útil también para gobernar las acciones; porque hay razón especulativa y razón práctica, y en ambas es necesario que conozca la verdad y rechace el error; pues no mentir y refutar al que miente es obrar sabiamente. Cuanto a lo primero dice: "es propia para enseñar", a saber, la verdad (Ps 118). Cuanto a lo segundo: "para convencer". Así en Tt 1,9, le dice que el obispo sea "adicto a las verdades de la fe, según se la han enseñado a él, a fin de que sea capaz de instruir en la sana doctrina y redargüir a los que contradijeren".

También cuanto a la razón práctica es necesario que aparte del mal e induzca al bien (Ps 33). Cuanto a lo primero dice: "para corregir", esto es, de lo malo. "Dichoso el hombre a quien el mismo Dios corrige" (Jb 5,17 Mt 18). Cuanto a lo segundo: "para gobernar en la justicia". Y todo esto lo hace la Sagrada Escritura (Is 8). Cuatro pues son los efectos de la Sagrada Escritura, a saber: enseñar la verdad, rebatir arguyendo la falsedad, por lo que hace a la razón especulativa; librar del mal e inducir al bien, en lo que mira a la práctica; y el último efecto suyo es llevar a los hombres a la perfección; pues no el bien como quiera, sino el perfecto, es su obra (He 6). Por eso dice: "para que el hombre de Dios sea perfecto", pues no puede ser perfecto si no es hombre de Dios; porque una cosa perfecta es la cabal y acabada, a la que no le falta nada. Y entonces el hombre es perfecto cuando está apercibido, esto es, preparado "para toda obra buena", no sólo para las que son de necesidad para salvarse, sino también para las que son de supererogación. No nos cansemos, pues, de hacer el bien" (Ga 6,9).

* Ni empezaba todavía a escribirse. (Nota del trad.)



CAPUT 4

13
(
2Tm 4,1-5)

LECTIO 1: Ad 2 Timotheum 4,1-5

Conjura a Timoteo, delante de Dios, a que con todo empeño se entregue a predicar el Evangelio que se le ha confiado, porque se avecinan tiempos muy malos en que la verdad se verá envuelta en las nubes del error.

1. Testificor coram Deo et Domino lesu Chrisio, qui iudicaturus est vivos et mortuos, per adventum ipsius et regnum eius.2. Praedica verbum, insta opportune, importune; argüe, obsecra, increpa in omni patientia et doctrina.3. Erit enim tempus cum sanam doctrinam non sustinebunt, sed ad sua desideria coacervabunt sibi magistros prurientes auribus.4. Et a veritate quidem auditum avertent, ad fábulas autem convertentur.5. Tu vero vigila, in ómnibus labora, opus fac evangelistae, ministerium tuum imple, sobrius esto.

Previniéndole de los peligros de los últimos tiempos y demostrándole su capacidad para enfrentarse a ellos, enséñale aquí de qué manera ha de resistirlos. Y pónese primero la amonestación, segundo su necesidad; así mismo el ruego encarecido para que predique y otra admonición. En la contestación o testificación dos cosas hay que considerar, a saber, ante quiénes se testifica y por quién. Testifícase ante dos, a saber, ante quien bienaventuranza nuestra es y ante quien nos introduce a ella; y Dios es nuestra bienaventuranza (Ps 32). Por eso dice: "fe conjuro delante de Dios", esto es, invoco a Dios por testigo de esta admonición que te voy a hacer, pues este testigo no se llama a engaño (2Co 1). -"y de Jesucristo", a quien toca introducirnos a la gloria, "por el cual, asimismo, en virtud de la fe, tenemos cabida en esta gracia, en la cual permanecemos firmes, y nos gloriamos esperando la gloria de los hijos de Dios" (Rm 5,2). O nos introducirá de otra manera, porque "El juzgará a vivos y a muertos". Y llama vivos a los que, cuando El venga, hallará entonces vivos, pero que morirán ciertamente, mas, como en breve resucitarán, se llaman vivos: "nosotros los vivos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados, juntamente con ellos, sobre nubes, al encuentro de Cristo en el aire" (1Th 4,17). O vivos llama a los buenos, esto es, los que viven la vida de la gracia, y muertos a los malos (1Jn 3); y también a éstos juzga (Ac 10). Mas siendo Cristo Dios, ¿a qué viene este enlace: "delante de Dios y de Cristo"? Respondo: puede admitirse que se diga delante de Dios, esto es, el Padre, y el Cristo, a saber, el Hijo; porque el Padre es la fuente de la divinidad.

-"al tiempo de su venida y de su reino". Lo conjura por las dos cosas que más desean los santos: la venida de Cristo (Lc 12) y su reino: "venga a nos fu reino" (Mt 6 Ap 22). Por cierto que ejerce su señorío, con potestad general, sobre toda criatura (Mt 28); mas de modo especial reina espiritualmente en los santos, aquí por gracia y allí por gloria; porque los santos no son de este mundo (Jn 18). Mas este reino aquí se estrena y se consumará en lo por venir, cuando todos los reinos, quieran que no quieran, le quedarán sujetos (Ps 109).

Consiguientemente cuando dice: "predica la palabra de Dios", pénese la admonición para que insista con la doctrina, que es doble: una para todos y otra para algunos. Asimismo lo amonesta a que aplique la doctrina en general y le enseña el modo de hacerlo. Dice pues: "predica la palabra", a saber, del Evangelio (Mc 16). Dos cosas ha de tener la predicación: anunciar la verdad y corregir las costumbres, que debe hacer el predicador (Lc 24). El modo es la insistencia sin tregua; por eso dice: "insiste con ocasión, y sin ella". -"cargan sobre mí las ocurrencias de cada día, por la solicitud de todas las iglesias" (2Co 10,28). Pero dice: importunamente, y contra esto está el Si 20,22: "la parábola no tiene gracia en boca del fatuo, porque la dice fuera de tiempo"; y Pr 15,23: "la palabra oportuna es de perlas". -Digamos que el predicador ha de predicar siempre oportunamente, si se ajusta a la regla de la verdad, mas no si se rige por la falsa estimación de los oyentes, que juzgarán la verdad importunidad; porque el que predica la verdad siempre es para los buenos oportuno, para los malos importuno. "Quien es de Dios escucha la palabra de Dios; por eso vosotros no la escucháis, porque no sois de Dios" (Jn 8,47). "¡Oh, cuan sumamente áspera es la sabiduría para los hombres necios!" (Si 6,21). Si el hombre tuviese que aguardar coyuntura para hablar solamente a los que quieren escuchar, aprovecharía sólo a los justos; mas es menester que a sus tiempos predique también a los malos para que se conviertan. Por eso añade: importunamente. "Clama, no ceses; haz resonar tu voz como una trompeta y declara a mi pueblo sus maldades" (Is 58,1).

-"Reprende". Pénese la doctrina en especial y el modo de enseñarla: "con toda paciencia". Y doctrinando a uno, especialmente lo puede hacer o en cosas tocantes a la fe, pongo por ejemplo para que enseñe la verdad y eche fuera el error (Tt 2); o en cosas tocantes a las buenas costumbres, y para esto alguna vez introduzca al bueno y superior, y benignamente, con cara de risa, déle un tironcillo de orejas; por eso dice: ruega. -"No reprendas con aspereza al anciano, sino exhórtalo como a padre" (1Tm 5,1); "si alguno cayere, vosotros, los que sois espirituales, al tal instruidle con espíritu de mansedumbre" (Ga 6,1), especialmente si no peca por malicia. Mas si doctrina o mete en vereda a un malo, debe darle una carda; por eso dice: increpa. -"Por tanto, repréndelos fuertemente, para que conserven sana la fe" (Tt 1,13). Mas ¿de qué modo? Con toda paciencia, que no se trasluzca la ira ni con ira, sino apaciblemente, léele la cartilla a quien se la debes leer. "La doctrina del hombre se conoce por la paciencia" (Pr 19,2). "y doctrina", es a saber, la que mira a la fe y a las costumbres.

-"Porque vendrá tiempo en que los hombres no podrán sufrir la sana doctrina". Muestra la necesidad de la antedicha admonición, que es triple, según provenga de parte de los oyentes, de Timoteo o del Apóstol. La primera, de parle de los oyentes, es su mala disposición para oír, el no querer dar oídos a lo provechoso sino a lo curioso. Dice, pues, cuanto a lo primero: en tanto no quieran dar oídos a la sana doctrina, insísteles, caliéntales las orejas, "porque vendrá tiempo en que los hombres no soportarán la sana doctrina", y ese tiempo será cuando habrá malos doctores; "porque sé que después de mi partida os han de asaltar lobos voraces" (Ac 20,29). De donde dice: "no podrán sufrir", esto es, les será odiosa vuestra doctrina, la de Cristo (Pr 8).

Otra perversidad es el deseo de oír desordenadamente cosas curiosas y dañosas. "¿Hasta cuándo, a manera de párvulos, habéis de amar las niñerías? ¿Hasta cuándo, necios, apeteceréis las cosas que os son nocivas, e imprudentes aborreceréis la sabiduría?" (Pr 1,22). Por eso dice: "sino que, teniendo una comezón extremada de oír doctrinas que lisonjeen sus pasiones, recurrirán a una caterva de doctores propios para satisfacer sus desordenados deseos". Eso es lo que significa coacervabunt, multiplicarán… Contra lo cual dice Jc 3,1: "no queráis muchos de vosotros, hermanos míos, hacer de maestros, considerando que os exponéis a un juicio muy riguroso". Y hay coacervación o amontonamiento cuando se multiplican los indignos e incapaces, y mayor coacervación hay si se juntan cuatro indignos que si cien buenos, porque "la muchedumbre de varones sabios es la felicidad del mundo" (Sg 6,26). Y esto significa según sus deseos: que uno quiere oír a uno y otro a otro, y así se buscan maestros al sabor de su paladar. Y dice: "maestros, cosquillosos de orejas", a saber, los oyentes. Dícese que tiene comezón en los pies el que no quiere estarse quieto; pero en los oídos el que siempre quiere oír novedades, cosas curiosas e inauditas y alguna vez dañosas. Los Atenienses no tenían otra ocupación (Ac 17), y por esas novelerías se multiplican las doctrinas heréticas (Pr 19).

Consiguientemente "cerrarán sus oídos a la verdad", porque no podrán sufrir la sana doctrina, que es la que no tiene mezcla de falsedad. "Si os digo la verdad, ¿por qué no me creéis?" (Jn 8 Os 4). "y los aplicarán a las fábulas". Las fábulas están compuestas de cosas maravillosas en las que falta la verdad; y éstas son las que los hombres cosquillosos de orejas quieren oír.

-"Tú, entretanto, vigila en todas las cosas". Pónese la necesidad de parte de Timoteo, que tenía cometido el oficio de predicar, y, por tanto, era necesario lo hiciera; y amonéstalo a andar solícito, indúcelo a trabajar y rígelo en su trabajo. Dice pues: "tú, entretanto, vigila"; como si dijera: ¡ya ves lo que hacen éstos! Tú, en cambio… (Mt 24 Lc 2). "El que preside o gobierna, sea con vigilancia" (Rm 12,8); mas, como vigilancia sin trabajo de nada sirve, lo induce a barbechar en todos los campos, luego le circunscribe uno a sus fatigas y le hace ver la necesidad de este trabajo. Dícele pues: vigila, pero de modo que hagas algo; por tanto, trabaja, "porque glorioso es el fruto de las buenas obras" (Sg 3,15).

Y esto "en todas las cosas", es a saber, con hombres de todo género (Is 32 Mc 16). De donde luego determina a qué especie de trabajo ha de dedicarse: "desempeña el oficio de evangelista", esto es, evangeliza; que es un trabajo noble, porque para eso fue enviado Jesucristo (Lc 4 Is 41). Y evangelista llámase algunas veces el que escribió el Evangelio, y en este sentido son cuatro; otras el que lo predica, y así se toma aquí y en Ep 4. La necesidad de este trabajo se demuestra porque es un ministerio que se te ha encomendado como cargo propio tuyo. Por tanto, cumple con él, a saber, predicando. "Decid a Arquipo: considera bien el ministerio que has recibido en nombre del Señor, a fin de desempeñar todos sus cargos" (Col 4,17). Y da excelente cobro de su oficio de evangelista el que derrama con sus palabras las luces del Evangelio y lleva a efecto con sus obras lo que predica (Ac 1).

Induce consiguientemente a la moderación diciendo: "vive con templanza", o con sobriedad corporal, que dice bien con el predicador; porque la embriaguez es enemiga de la sabiduría (Qo 2). O pénese aquí la sobriedad en lugar de la discreción. (Ac 26 1P 5).



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2Tm 4,6-8)

LECTIO 2: Ad 2 Timotheum 4,6-8

Predícele que se acerca el tiempo de su muerte y dícele que tiene segura la celestial corona.

6. Ego enira iam delibor, et tempus resolutionis meae instat.7. Bonum certamen certavi, cursum consummavi, fidem servavi.8. 1n reliquio reposita est mihi corona iustitiae, quam reddet mihi Dominus in illa die, iustus iudex. Non solum autem mihi, sed et his qui diligunt adventum eius.

Arriba lo exhortó a que se entregase de lleno a la predicación y a la doctrina, y esto por el auditorio y por el mismo Timoteo; aquí introduce la tercera necesidad, a saber, por parte del Apóstol, porque pronto había de partir de este mundo. Predícele la inminencia de su tránsito y le manda que lo visite: date prisa. Cuanto a lo primero señálale la instancia de su muerte y la seguridad con que muere: he combatido el buen combate; y, junto con la muerte que ya esperaba, las vejaciones que padecía; porque "yo ya estoy a punto de ser inmolado y el tiempo de mi muerte se avecina". La pasión de los santos dícese inmolación (Ph 2 Ps 115). En los sacrificios, que se hacían antiguamente, y se ofrecían de cosas líquidas, pregustábase el vino u otro licor, y estas pregustaciones se llamaban libaciones (Rm 11). Por eso denomina su martirio inminente libación; y aunque de tiempo atrás viene pregustando esos sinsabores y hieles, "ya el tiempo de romper mis ataduras apremia". Y hay doble resolución o desaladura: una del lazo del cuerpo con el alma (Qo 12), y otra del cuerpo que torna al polvo de donde salió (Gn 3).

Luego cuando dice: bueno, muestra qué seguridad tiene en la muerte; porque hay diferencia entre la muerte del justo y la del pecador. De éste último se dice: "muerto el impío, no le queda ya esperanza", que la había puesto en estas cosas transitorias y, por tanto, no la tiene ya en las eternas. El justo, por el contrario, la tiene en las eternas, y no en las terrenas. Pone pues el mérito de su seguridad y la seguridad de su premio: "nada me resta sino aguardar la corona". El mérito de esta vida estriba en 3 cosas: en resistir a lo malo, aprovechar en lo bueno y hacer buen uso de los dones de Dios. Lo primero llámase una pelea; de donde dice: he combatido el buen combate; que se dirá bueno si es por cosas buenas, como el del Aposto!, por la fe y la justicia, "por la justicia pugna hasta el último aliento para bien de tu alma, combate por la justicia hasta la muerte" (Si 4,33). También por la calidad de la pelea, si es con todo empeño y con todas las de la ley. "No será coronado sino quien lidiare según las leyes" (2Tm 2,5). "Así que yo peleo, no como quien tira golpes al aire, sino que castigo mi cuerpo y lo esclavizo" (1Co 9,26). Asimismo por la dificultad de la batalla. "Hízole salir vencedor en la gran lucha" (Sg 10,12).

Lo segundo, que es el aprovechamiento en lo bueno, llámase carrera, que es lo que sigue: "he concluido la carrera", "corred de tal manera que ganéis el premio"

(1Co 9,24). Y llámase carrera el aprovechamiento de los santos, porque corren con carrera veloz, para llegar a la meta, con crecidos aumentos, aguijoneados por el estímulo de la caridad. "Esforcémonos, pues, a entrar en aquel descanso" (He 4,2). "Corrí por el camino de tus mandamientos" (Ps 118).

Mas puede objetarse que le restaba todavía el certamen y la carrera de la muerte. A esto se responde que es obra perfecta y acabada la del hombre que a buen comienzo buen término suma en su intención, como el Apóstol, que lo empezado pretendía llevar a feliz término.

El buen uso de los dones de Dios es doble: a saber, la conservación de la fe, y por eso dice: "he guardado la fe", que hace el que se sirve de los dones de Dios para gloria y salvación de los prójimos (Mt 24 1Tm 1); o he conservado en mí la virtud de la fe (Rm 14). Por lo cual "sed prudentes como las serpientes", esto es, guardad y defended la fe, como cabeza y fundamento de las virtudes.

-"Nada me resta sino aguardar la corona de justicia". Pónese la esperanza del premio, que coloca en primer lugar, luego al dador "que se la dará", y en tercero a los partícipes del premio: "los que desean su venida". Dice pues: ya que combatido he con valor y concluido la carrera, ¿qué resta ya sino aguardar la corona? Llámase corona de justicia, porque de su justicia la dará Dios. Pero, al contrario, sabernos que la vida eterna de su bella gracia Dios la da (Rm 6 Rm 8) luego no de justicia. Respondo: está ahí la gracia cuanto a la raíz del mérito; la justicia cuanto al acto, que procede de la voluntad; o dígase corona de justicia la que se da de justicia, porque dase a los justos como corresponde a sus obras justas. "Dad al varón justo la enhorabuena, porque él comerá del fruto de sus buenas obras" (Is 3,10). Esta corona es doble: una principal y otra secundaria. La primera es el premio esencial, que no es otra cosa que el gozo fruitivo de la verdad. "En aquel día el Señor de los ejércitos será corona de gloria y guirnalda de regocijo para las reliquias de su pueblo" (Is 28,5). Así pues, Dios es nuestra corona. La segunda es la que se debe a obras calificadas y de muy buena estofa, la aureola, una de las cuales se debe a los mártires. "No será coronado sino quien combatiere con todas las de la ley"; y a esto alude lo que dice: "he combatido el buen combate". Otra se debe a las vírgenes: "coronada triunfa eternamente, ganando el premio en los combates incontaminados por la castidad" (Sg 4,2). Y a esto se refiere lo que dice: he concluido la carrera. Las vírgenes siguen al Cordero a dondequiera que va (Ap 14). La tercera la de los doctores: "añadirá adornos graciosos a tu cabeza, y ceñirá tus sienes con esclarecida diadema" (Pr 4,9). Y cuanto a esto dice: "he guardado la fe".

Y dice: "me está reservada", esto es, según la eterna predestinación (2Tm 1,12). El dador es Dios; por eso dice: "que me dará el Señor", por su justicia, "en aquel día"; porque ésta es la corona de la gloria, y es doble: la del alma, que se da a los santos el día de su muerte (2Co 5); la del cuerpo, que se dará el día del juicio (1Co 15). Los partícipes de esta gloria son todos los santos; de donde dice: "no sólo a mí" está reservada (Ap 22 Ct 5). Los que no aman a Dios no tienen por qué desear su venida. Más bien "¡ay de aquellos que por mofa desean el día del Señor!" (Am 5,18); porque la corona sólo se debe al amor (Jn 14).



Aquino: 2a Timoteo 11