TRENTO - CAP. XVII. Mantengan los Obispos el decoro de su dignidad, y no se porten con bajeza indigna respecto de los ministros de los Reyes, Potentados o Barones.


CAP. XVIII. Obsérvense exactamente los cánones. Procédase con suma madurez si se ha de dispensar en ellos en alguna ocasión.

Así como es muy conveniente a la utilidad pública relajar en algunas ocasiones la fuerza de la ley, para ocurrir más plenamente, en beneficio público, a los casos y necesidades que se presenten; así también dispensar con mucha frecuencia de la ley, y condescender con los que lo piden, mas por la práctica y ejemplos, que porque así lo exijan ciertas circunstancias escogidas de personas y cosas; es precisamente abrir la puerta a todos para que falten a las leyes. Por tanto, sepan todos que deben observar exacta e indistintamente los sagrados cánones en cuanto pueda ser. Mas si alguna causa urgente y justa, y la mayor utilidad que se presentare en algunas ocasiones, obligase a que se dispense con algunos; se ha de conceder esta dispensa con conocimiento de la causa, con suma madurez, y de balde, por las personas a quienes tocare dispensar; y si la dispensa no se concediere así, repútese por subrepticia.


CAP. XIX. Prohíbese el duelo con gravísimas penas.

Extermínese enteramente del mundo cristiano la detestable costumbre de los desafíos, introducida por artificio del demonio para lograr a un mismo tiempo que la muerte sangrienta de los cuerpos, la perdición de las almas. Queden excomulgados por el mismo hecho, el Emperador, los Reyes, los Duques, Príncipes, Marqueses, Condes y señores temporales, de cualquier nombre que sean, que concedieren en sus tierras campo para desafío entre cristianos; y ténganse por privados de la jurisdicción y dominio de aquella ciudad, castillo o lugar que obtengan de la iglesia, en que, o junto al que, permitieren se pelee, y cumpla el desafío; y si fueren feudos, recaigan inmediatamente en los señores directos. Los que entraren en el desafío, y los que se llaman sus padrinos, incurran en la pena de excomunión y de la pérdida de todos sus bienes, y en la de infamia perpetua, y deban ser castigados según los sagrados cánones, como homicidas; y si muriesen en el mismo desafío, carezcan perpetuamente de sepultura eclesiástica. Las personas también que dieren consejo en la causa del desafío, tanto sobre el derecho, como sobre el hecho, o persuadieren a alguno a él, por cualquier motivo, o razón, así como los espectadores, queden excomulgados, y en perpetua maldición; sin que obste privilegio ninguno, o mala costumbre, aunque sea inmemorial.


CAP. XX. Recomiéndase a los Príncipes seculares la inmunidad, libertad, y otros derechos de la Iglesia.

Deseando el santo Concilio que no sólo se restablezca la disciplina eclesiástica en el pueblo cristiano, sino que también se conserve perpetuamente salva y segura de todo impedimento; además de lo que ha establecido respecto de las personas eclesiásticas, ha creído también deber amonestar a los Príncipes seculares de su obligación, confiando que estos, como católicos, y que Dios ha querido sean los protectores de su santa fe e Iglesia, no sólo convendrán en que se restituyan sus derechos a esta, sino que también reducirán todos sus vasallos al debido respecto que deben profesar al clero, párrocos, y superior jerarquía de la Iglesia; no permitiendo que sus ministros, o magistrados inferiores violen bajo ningún motivo de codicia, o por inconsideración, la inmunidad de la Iglesia, ni de las personas eclesiásticas, establecidas por disposición divina, y por los sagrados cánones; sino que así aquellos como sus Príncipes, presten la debida observancia a las sagradas constituciones de los sumos Pontífices y concilios. Decreta en consecuencia, y manda que todos deben observar exactamente los sagrados cánones, y todos los concilios generales, así como las demás constituciones Apostólicas, hechas a favor de las personas, y libertad eclesiástica, y contra sus infractores; las mismas que también renueva en todo por el presente decreto. Por tanto, amonesta al Emperador, a los Reyes, Repúblicas, Príncipes, y a todos, y cada uno, de cualquier estado, y dignidad que sean, que a proporción que más ampliamente gocen de bienes temporales, y de autoridad sobre otros, con tanta mayor religiosidad veneren cuanto es de derecho eclesiástico, como que es peculiar del mismo Dios, y está bajo su patrocinio; sin que permitan que le perjudiquen ningunos Barones, Potentados, Gobernadores, ni otros señores temporales, o magistrados, y principalmente sus mismos ministros; antes por el contrario procedan severamente contra los que impiden su libertad, inmunidad y jurisdicción, sirviéndoles ellos mismos de ejemplo para que tributen veneración, religión y amparo a las iglesias; imitando en esto a los mejores, y más religiosos Príncipes sus predecesores, quienes no sólo aumentaron con preferencia los bienes de la Iglesia con su autoridad y liberalidad, sino que los vindicaron de las injurias de otros. Por tanto cuide cada uno en este punto con esmero del cumplimiento de su obligación, para que con esto se pueda celebrar devotamente el culto divino, y permanecer los prelados y demás clérigos en sus residencias y ministerios, con quietud y sin obstáculos, con fruto y edificación del pueblo.


CAP. XXI. Quede en todo salva la autoridad de la Sede Apostólica.

Ultimamente el santo Concilio declara que todas, y cada una de las cosas que se han establecido bajo de cualesquiera cláusulas, y palabras en este sacrosanto Concilio sobre la reforma de costumbres, y disciplina eclesiástica, tanto en el pontificado de los sumos Pontífices Paulo III y Julio III de feliz memoria, cuanto en el del beatísimo Pio IV, están decretadas en tales términos, que siempre quede salva la autoridad de la Sede Apostólica, y se entienda que lo queda.


DECRETO PARA CONTINUAR LA SESIÓN EN EL DíA SIGUIENTE

No pudiendo cómodamente evacuarse todos los puntos que se debían tratar en la presente Sesión, por ser muy tarde; se difieren todos los que restan para el día siguiente, continuando la misma Sesión según lo establecido por los Padres en la congregación general.Continuación de la Sesión en el día 4 de diciembre.

LAS INDULGENCIAS, LA MORTIFICACIÓN, EL ÍNDICE Y LOS EMBAJADORES


DECRETO SOBRE LAS INDULGENCIAS

Habiendo Jesucristo concedido a su Iglesia la potestad de conceder indulgencias, y usando la Iglesia de esta facultad que Dios le ha concedido, aun desde los tiempos más remotos; enseña y manda el sacrosanto Concilio que el uso de las indulgencias, sumamente provechoso al pueblo cristiano, y aprobado por la autoridad de los sagrados concilios, debe conservarse en la Iglesia, y fulmina antema contra los que, o afirman ser inútiles, o niegan que la Iglesia tenga potestad de concederlas. No obstante, desea que se proceda con moderación en la concesión de ellas, según la antigua, y aprobada costumbre de la Iglesia; para que por la suma facilidad de concederlas no decaiga la disciplina eclesiástica. Y anhelando a que se enmienden, y corrijan los abusos que se han introducido en ellas, por cuyo motivo blasfeman los herejes de este glorioso nombre de indulgencias; establece en general por el presente decreto, que absolutamente se exterminen todos los lucros ilícitos que se sacan porque los fieles las consigan; pues se han originado de esto muchísimos abusos en el pueblo cristiano. Y no pudiéndose prohibir fácil ni individualmente los demás abusos que se han originado de la superstición, ignorancia, irreverencia, o de otra cualquiera causa, por las muchas corruptelas de los lugares y provincias en que se cometen; manda a todos los Obispos que cada uno note todos estos abusos en su iglesia, y los haga presentes en el primer concilio provincial, para que conocidos y calificados por los otros Obispos, se delaten inmediatamente al sumo Pontífice Romano, por cuya autoridad y prudencia se establecerá lo conveniente a la Iglesia universal: y de este modo se reparta a todos los fieles piadosa, santa e íntegramente el tesoro de las santas indulgencias.


LA ELECCIÓN DE MANJARES, DE LOS AYUNOS Y DÍAS DE FIESTA

Exhorta además el santo Concilio, y ruega eficazmente a todos los pastores por el santísimo advenimiento de nuestro Señor y Salvador, que como buenos soldados recomienden con esmero a todos los fieles, cuanto la santa Iglesia Romana, madre y maestra de todas las iglesias, y cuanto este Concilio, y otros ecuménicos tienen establecido; valiéndose de toda diligencia para que lo obedezcan completamente, y en especial aquellas cosas que conducen a la mortificación de la carne, como es la abstinencia de manjares, y los ayunos; e igualmente lo que mira al aumento de la piedad, como es la devota y religiosa solemnidad con que se celebran los días de fiesta; amonestando frecuentemente a los pueblos que obedezcan a sus superiores: pues los que los oyen oirán a Dios remunerador, y los que los desprecian, experimentarán al mismo Dios como vengador.


ÍNDICE DE LOS LIBROS, DEL CATECISMO, BREVIARIO Y MISAL

En la Sesión segunda, celebrada en tiempo de nuestro santísimo Padre Pío IV, cometió el santo Concilio a ciertos Padres escogidos, que examinasen lo que se debía hacer sobre varias censuras, y libros o sospechosos o perniciosos, y diesen cuenta al mismo santo Concilio. Y oyendo ahora que los mismos Padres han dado la última mano a esta obra, sin que el santo Concilio pueda interponer su juicio con distinción y oportunidad, por la variedad y muchedumbre de los libros; manda que se presente al santísimo Pontífice Romano cuanto dichos Padres han trabajado, para que se determine y divulgue por su dictamen y autoridad. Y lo mismo manda hagan respecto del Catecismo los Padres a quienes estaba encomendado, así como respecto del Misal y Breviario.


LUGAR DE LOS EMBAJADORES

El santo Concilio declara, que por causa del lugar señalado a los Embajadores, así eclesiásticos como seculares, en los asientos, procesiones o cualesquiera otros actos; no se ha causado perjuicio alguno a ninguno de ellos; sino que todos los derechos y prerrogativas suyas, y del Emperador, sus Reyes, Repúblicas y Príncipes, quedan ilesas y salvas, y permanecen en el mismo estado en que se hallaban antes del presente Concilio.


FINALIZACIÓN DEL SACROSANTO Y ECUMÉNICO CONCILIO DE TRENTO

Que los decretos del Concilio se deben recibir y observarHa sido tan grande la calamidad de estos tiempos, y tan arraigada la malicia de los herejes, que no ha habido aserto de nuestra fe, por claro, constante y cierto que haya sido, al que instigados por el enemigo del humano linaje no hayan contaminado con algún error. Por esta causa, el sagrado Concilio ha procurado ante todas cosas condenar y anatematizar los principales errores de los herejes de nuestro tiempo, y explicar y enseñar la doctrina verdadera y católica; como en efecto ha condenado, y anatematizado, y definido. Mas no pudiendo hallarse ausentes por tanto tiempo de sus iglesias tantos Obispos, convocados de varias provincias del orbe cristiano, sin grave daño y peligro universal de la grey que les está encomendada; no quedando tampoco esperanza alguna de que los herejes, convidados tantas veces, aun con el Salvoconducto que desearon, y esperados por tanto tiempo, hayan de concurrir ya a esta ciudad; y por esta causa sea necesario dar últimamente fin a este sagrado Concilio; resta ahora que amoneste, como lo hace en el Señor, a todos los Príncipes, para que presten su auxilio, de suerte que no permitan que los herejes corrompan, o violen lo que el mismo Concilio ha decretado, sino que estos, y todos lo reciban con respeto, y lo observen con exactitud. Y si sobreviniere alguna dificultad al recibirlo, u ocurren algunas cosas que pidan (lo que no cree) declaración, o definición; a más de otros remedios establecidos en este Concilio, confía él mismo, que cuidará el Beatísimo Pontífice Romano de ocurrir, por la gloria de Dios y tranquilidad de la Iglesia, a las necesidades de las provincias, o llamando de estas, en especial de aquellas en que se haya suscitado la dificultad, las personas que tuviere por conveniente para evacuar aquellos puntos; o celebrando otro concilio general, si lo juzgare necesario; o de cualquiera otro modo que le pareciere el más oportuno.Que los decretos del Concilio hechos en tiempo de los Pontífices Paulo III y Julio III se reciten en esta SesiónPor cuanto se ha establecido y definido en este sagrado Concilio muchas cosas, así dogmáticas como sobre la reforma de costumbres, y en diversos tiempos en los Pontificados de Paulo III y Julio III de feliz memoria; quiere el santo Concilio que todas ellas se reciten y lean al presente. Se recitaron. Del fin del Concilio, y de que se pida al Papa su confirmaciónIlustrísimos Señores, y Reverendísimos Padres: ¿Convenís en que a gloria de Dios omnipotente se ponga fin a este sacrosanto y ecuménico Concilio? ¿y que los Legados y Presidentes de la Sede Apostólica pidan, a nombre del mismo santo Concilio, al Beatísimo Pontífice Romano, la confirmación de todas, y cada una de las coas que se han decretado y definido en él, así en el tiempo de los Romanos Pontífices Paulo III y Julio III de feliz memoria, como en el de nuestro santísimo Padre Pío IV? Respondieron: Así lo queremos.A consecuencia de esto, el Ilustrísimo y Reverendísimo Cardenal Morón, primer Legado y Presidente, dijo, echando su bendición al santo Concilio: Después de dar gracias a Dios, id en paz, Reverendísimos Padres. Respondieron. Amen.



ACLAMACIONES DE LOS PADRES AL FINALIZAR EL CONCILIO

El Cardenal de Lorena.Muchos años, y memoria sempiterna a nuestro Beatísimo Padre y Señor, el Papa Pío, Pontífice de la santa y universal Iglesia.Los PP. Dios y Señor, conserva para tu Iglesia por larguísimo tiempo al santísimo Padre: concede larga vida.El Card. Conceda el Señor paz, eterna gloria, y felicidad entre los santos a las almas de los beatísimos sumos Pontífices Paulo III y Julio III, por cuya autoridad se comenzó este sacro y general Concilio.Los PP. Sea su memoria en bendición.El Card. Sea en bendición la memoria del Emperador Carlos V y de los Serenísimos Reyes que han promovido y protegido este Concilio universal.Los PP. Así sea, así sea.El Card. Larga vida al serenísimo y siempre Augusto, católico y pacífico Emperador Ferdinando, y a todos nuestros Reyes, Repúblicas y Príncipes.Los PP. Conserva, Señor, este piadoso y cristiano Emperador: Emperador del cielo, ampara los Reyes de la tierra, que conservan tu santa fe católica.El Card. Muchas gracias y larga vida a los Legados de la Sede Apostólica Romana, que han presidido en este santo Concilio.Los PP. Muchas gracias: Dios les de la recompensa.El Card. A los Reverendísimos Cardenales, e ilustres Embajadores.Los PP. Muchas gracias: larga vida.El Card. Larga vida, y feliz regreso a sus iglesias a los santísimos Obispos.Los PP. Sea perpetua la memoria de estos proclamadores de la verdad: larga vida a este católico Senado.El Card. El Concilio Tridentino es sacrosanto y ecuménico: confesemos su fe; observemos siempre sus decretos.Los PP. Siempre la confesemos, siempre los observemos.El Card. Así lo creemos todos: todos sentimos lo mismo; y consintiendo todos los abrazamos y suscribimos. Esta es la fe del bienaventurado san Pedro, y de los Apóstoles: esta es la fe de los PP.: esta es la fe de los católicos.Los PP. Así lo creemos; así lo sentimos; así lo firmamos.El Card. Insistiendo en estos decretos, hagámonos dignos de las misericordias y gracia del primero, grande y supremo Sacerdote, Jesucristo Dios, por la intercesión de su santa inmaculada Madre y Señora nuestra, y la de todos los santos.Los PP. Así sea, así sea.El Card. Anatema a todos los herejes.Los PP. Anatema, anatema.Después de esto, mandaron los Legados y Presidentes, so pena de excomunión, a todos los Padres, que antes de ausentarse de la ciudad de Trento, firmasen de propia mano los decretos del Concilio o los aprobasen por instrumento público; y todos suscribieron después en número de 255: es a saber: 4 Legados; 2 Cardenales; 3 Patriarcas; 25 Arzobispos; 168 Obispos; 7 Abades; 39 Procuradores con legítimo poder de los ausentes; y siete Generales de órdenes religiosas.FIRMAS DE LOS PADRESen el nombre de Dios. Amén.Yo Juan de Morón, Cardenal de la S. R. I., Obispo de Palestina, Presidente, y legado a latere del SS. Señor el Papa Pío IV y de la santa Sede Apostólica en el sagrado y ecuménico Concilio de Trento, definí, y firmé de propia mano.Yo Estanislao Hosio, Presbítero Cardenal de Vormes del título de san Eustaquio, Legado a latere del mismo SS. Señor el Papa Pío IV y de la santa Sede Apostólica, y Presidente en el mismo sagrado ecuménico Concilio de Trento, firmé de propia mano.Yo Luis Simoneta, Cardenal del título de san Ciriaco in Thermis, Legado, y Presidente en el mismo Concilio, firmé.Yo Bernardo Navagerio, Cardenal del título de san Nicolás inter imagines, Legado y Presidente en el mismo Concilio general, firmé.Yo Carlos de Lorena, Presbítero Cardenal de la S. R. I. del título de san Apolinar, Arzobispo, Duque de Rems, y Par primero de Francia, definí, y firmé de propia mano.Yo Luis Madruci, Diácono Cardenal de la S. R. I. del título de san Onofre, electo Obispo de Trento, definí, y firmé de propia mano.Yo Antonio Elio, de Cabo de Istria, Obispo de Pola, y Patriarca de Jerusalen, definí, y firmé de propia mano.Yo Daniel Bárbaro, Veneciano, Patriarca electo de Aquileya, definí, y firmé.Yo Juan Trevisani, Patriarca de Venecia, definí, acepté, y firmé de propia mano.Pedro Landi, Veneciano, Arzobispo de Candia, definí, y firmé.Yo Pedro Antonio de Capua, Napolitano, Arzobispo de Otranto, definí, y firmé.Yo Marcos Cornelio, Arzobispo electo de Spalatro, definí, y firmé.Yo Pedro Guerrero, Español, Arzobispo de Granada, definí, y firmé.Yo Antonio Altovita, Florentino, Arzobispo de Florencia, definí, y firmé.Yo Paulo Emilio Verali, Arzobispo de Capaccio, definí, y firmé.Yo Juan Bruno, de nación Dulcinota, Arzobispo de Antibari la Dioclense, y Primado de todo el reino de Servia, definí, y firmé.Yo Juan Bautista Castaneo, Romano, Arzobispo de Rosano, firmé de propia mano.Yo Juan Bautista Ursini, Arzobispo de Santa Severina, definí, y firmé.Yo Mucio, Arzobispo de Zara, definí, y firmé.Yo Segismundo Saraceny, Napolitano, Arzobispo de Azerenza y Matera, firmé de propia mano.Yo Antonio Parragues de Castillejo, Arzobispo de Caller, definí, y firmé de propia mano.Yo Bartolomé de los Mártires, de Lisboa, Arzobispo de Braga, Primado de España, definí, y firmé de propia mano.Yo Agustín Salvaigo, Arzobispo de Génova, definí, y firmé de propia mano.Yo Felipe Mocenigo, Veneciano, Arzobispo de Nicosia, Primado y Legado nato en el reino de Chipre, definí, y firmé.Yo Antonio Cauco, Veneciano, Arzobispo de Patras, y coadjutor de Corfú, definí, y firmé.Yo Germánico Bandini, de Sena, Arzobispo de Corinto, y coadjutor de Sena, definí, y firmé.Yo Marco Antonio Colorana, Arzobispo de Taranto, definí, y firmé.Yo Gaspar de Foso, Arzobispo de Regio, definí, y firmé.Yo Antonio de Muglitz, Arzobispo de Praga, definí, y firmé.Yo Gaspar Cervantes de Gaeta, Arzobispo de Mesina, electo de Salerno, definí, y firmé de propia mano.Yo Leonardo Marini, Genovés, Arzobispo de Lanciano, definí, y firmé.Yo Octaviano de Preconis, Franciscano, de Mesina, Arzobispo de Palermo, definí, y firmé de propia mano.Yo Antonio Justiniani, de Chio, Arzobispo de Nascia y Paros, definí, y firmé.Yo Antonio de Puteis, de Niza, Arzobispo de Bari, definí, y firmé.Yo Juan Tomás Sanfelici, Napolitano, Obispo el más antiguo de Cava, firmé.Yo Luis de Pisa, Veneciano, electo Obispo de Padua, clérigo de la cámara Apostólica, definí, y firmé.Yo Alejandro Picolomini, Obispo de Pienza, firmé.Yo Dionisio Griego, Obispo de Milopotamo, firmé.Yo Gabriel de Veneur, Francés, Obispo de Evreaux, definí, y firmé de propia mano.Yo Guillermo de Montbas, Francés, Obispo de Lectour, definí, y firmé de propia mano.Yo Antonio de Camera, Obispo de Belay, firmé.Yo Nicolás María Caraccioli, Napolitano, Obispo de Catania, definí, y firmé.Yo Bernardo Bonjuan, Obispo de Camerino, definí y firmé.Fabio Mirto, Napolitano, Obispo de Gayazo, definí, y firmé.Jorge Cornelio, Veneciano, Obispo de Trivigi, definí, y firmé.Yo Mauricio Petra, Obispo de Vigebano, definí, y firmé de mano propia.Yo Marcio de Medicis, Florentino, Obispo de Marcia-nova, firmé.Yo Gil Falcetta de Cingulo, Obispo de Bertinoro, definí, y firmé de propia mano.Yo Tomás Casell, de la ciudad de Rossano en Calabria, del orden de Predicadores, Obispo de Cava, definí y firmé de mi mano.Yo Hipólito Arrivabeno, Mantuano, Obispo de Giera Petra, firmé de propia mano.Yo Gerónimo Macabeo, Duscanense, Obispo de santa Marinela en la provincia del patrimonio de san Pedro, definí, y firmé de propia mano.Yo Pedro Agustín, Obispo de Huesca y Jaca, de la provincia de Zaragoza en la España citerior, definí, y firmé.Yo Jacobo, Florentino, Obispo de Chizzoa, firmé de propia mano.Yo Bartolomé Sirgio, Obispo de Castellaneta, definí, y firmé.Yo Tomás Estela, Obispo de Cabo de Istria, definí y firmé.Yo Juan Suarez, Obispo de Coimbra, definí, y firmé de propia mano.Yo Juan Jacobo Barba, Napolitano, Obispo de Terani, y Sacristán del S. P. N. S. firmé de propia mano.Yo Miguel de Torre, Obispo de Ceneda, definí de propia mano.Yo Pompeyo Zambicari, Obispo de Sulmona, firmé de propia mano.Yo Antonio de Comitibus a Cuturno, Obispo de Bruneto, firmé de propia mano.Yo César Fogia, Obispo de Umbriático, definí y firmé de propia mano.Yo Martín de Ayala, Obispo de Segovia, firmé de propia mano.Yo Nicolás Psalm, Lorenés, Obispo de Verdun, Príncipe del sacro Imperio, definí, y firmé de propia mano.Yo Julio Parisiani, Obispo de Rimini, definí, y firmé de propia mano.Yo Bartolomé Sebastián, Obispo de Patti, definí, y firmé de propia mano.Yo Francisco Lamberti, Saboyano, Obispo de Niza, definí, y firmé de propia mano.Yo Maximiliano Doria, Genovés, Obispo de Noli, definí, y firmé de propia mano.Yo Bartolomé Capranico, Romano, Obispo de Carinola, definí, y firmé de propia mano.Yo Ennio Massario de Nardi, Obispo de Ferenzuola, definí, y firmé de propia mano.Yo Aquiles Brancia, Napolitano, patricio de Sorrento, Obispo de Boyano, definí, y firmé de propia mano.Yo Juan Francisco Virdura, de Mesina, Obispo de Chiron, definí, y firmé.Yo Tristán de Biset, Francés, Obispo de Santoigue, firmé de propia mano.Yo Ascanio Geraldini, Amerino, Obispo Cathacense, definí, y firmé.Yo Marcos Gonzaga, Mantuano, Obispo Auxerense, definí, y firmé de propia mano.Yo Pedro Francisco Palavicini, Genovés, Obispo de Leria, definí, y firmé.Yo Fr. Gil Foscarari. Obispo de Módena, definí, y firmé de propia mano.Yo Fr. Timoteo Justiniani, de Chio, del orden de Predicadores, Obispo de Calamona, definí, y firmé.Yo Diego Henríquez de Almansa, Español, Obispo de Coria, definí, y firmé.Yo Lactancio Roverela, Obispo de Asculi, definí, y firmé.Yo Ambrosio Montícola, de Sarzana, Obispo de Segni, definí, y firmé.Don Honorato Fascio Tello, Obispo de Isola, de su mano.Yo Pedro Camayano, Obispo de Fiezoli, firmé de propia mano.Yo Horacio Griego, de Troya, Obispo de Lesina, definí, y firmé.Yo Gerónimo de Bourg, Obispo de Chalons, firmé.Yo Julio Canani, Ferrarés, Obispo de Adria, firmé de propia mano.Yo Carlos de Rovey, Obispo de Soissons, firmé de propia mano.Yo Fabio Cuppalata, de Placencia, Obispo de Cedonia, firmé.Yo Adriano Fusconi, Obispo de Aquino, definí y firmé.Yo Fr. Antonio de san Miguel, Español, de la observancia de san Francisco, Obispo de Monte-Marano, definí, y firmé.Yo Gerónimo Melchiori, de Recanate, Obispo de Macerata, y clérigo de la cámara Apostólica, definí, y firmé.Yo Pedro de Petris, Obispo de Luzara, juzgué y firmé.Yo César Jacomeli, Romano, Obispo de Belicastro, definí, y firmé de propia mano.Yo Jacobo Silvestri Picolomini, Obispo de Aprigliano, defini, y firmé de propia mano.Jacobo Mignaneli, Obispo de Sena, defini, y firmé de propia mano.Francisco Ricardot, Borgoñon, Obispo de Arras, definí, y firmé de propia mano.Juan Andrés de Cruce, Obispo de Tiboli, definí y firmé de propia mano.Carlos Cicada, Genovés, Ob. de Albenga, definí y firmé de propia mano.Francisco María Picolomini, Senés, Obispo Ilcinense, definí, y firmé de propia mano en mi nombre, y como Procurador del Ilustrísimo y Reverendísimo Señor Oton Trueses, Obispo de Augusta, Cardenal de la santa Iglesia Romana, Obispo de Alba.Ascisclo, Obispo de Vique, en la provincia de Tarragona en España, firmo.Yo Julio Galleti, natural de Pisa, Obispo de Alezano, definí y firmé.Yo Agapito Belhomo, Romano, Obispo de Caserta, definí y firmé de propia mano.Yo Diego Sarmiento de Sotomayor, Español, del reino de Galicia, Obispo de Astorga, definí y firmé.Yo Tomás Godvel, Obispo de S. Asaph en la provincia de Cantorberi en Inglaterra, definí y firmé.Yo Belisario Balduino, de Monte arduo en la diócesis de Alesano, Obispo de Larina, definí, y firmé de propia mano.Yo Urbano Vigori de Robera, Obispo de Sinigalia, definí y firmé.Yo Santiago de Sureto de Saintes, Griego, Obispo el más moderno de Milopontamo, definí, y firmé.Yo Marcos Laureo, del orden de Predicadores, de Tropea, electo Obispo de Campania y Satriano, definí y firmé.Yo Julio de Rubeis, de Polimasia, Obispo de san León, definí, y firmé.Yo Carlos de Grassis, Boloñes, Obispo de Montefalisco, definí, y firmé.Yo Arias Gallego, Obispo de Gerona, definí, y firmé de propia mano.Yo Fr. Juan de Muñatones, Obispo de Segorbe, y Albarracín, de la provincia de Zaragoza en el reino de España, firmé.Yo Francisco Blanco, Obispo de Orense en el reino de Galicia en España, definí, y firmé.Yo Francisco Bachodi, Saboyano, Obispo de Ginebra, definí y firmé.Yo Vicente de Luchis, Boloñes, Obispo de Ancona, definí, y firmé.Yo Carlos de Angennes, Francés, Obispo de Mayne, definí, y firmé de propia mano.Yo Gerónimo Nichesola, Veronés, Obispo de Teano, firmé de propia mano.Yo Marcos Antonio Bobba, Obispo de Agosta, definí, y firmé.Yo Jacobo Lomelini, Mesinés, Obispo de Mazzara, definí, y firmé.Yo Donato de Laurentis, de Ascoli, Obispo de Ariano, definí como está expuesto, y firmé de propia mano.Yo Gerónimo Savornani, Obispo de Sibinica, definí, y firmé.Yo Jorge Dracovitz, Obispo de Cinco Iglesias a nombre y por mandado de los Rmos. Arz. de Estrigonia, de los Obispos todos de Ungría, y de todo su clero, firmé.Yo Jorge Dracovitz, Croato, Obispo de Cinco Iglesias, definí, y firmé de propia mano.Yo Francisco de Aguirre, Español, Obispo de Cortona en el reino de Nápoles, definí, y firmé de propia mano.Yo Andrés Cuesta, Español, Obispo de León, definí, y firmé de propia mano.Yo Antonio Gorrionero, Español, Obispo de Almeria, definí, y firmé de propia mano.Yo Antonio Agustín, Obispo de Lérida en la provincia de Tarragona en la España citerior, definí, y firmé.Yo Domingo Casablanca, Mesinés, del orden de Predicadores, Obispo de Vico, definí, y firmé de propia mano.Yo Antonio Chiurelia, de Bari, Obispo de Budoa, definí, y firmé de propia mano.Yo Angel Massarell de san Severino en la costa de Amalfi, Obispo de Telese, secretario del sagrado Concilio de Trento en el tiempo de los SS.PP. Paulo III, Julio III y Pío IV, definí, y firmé de propia mano.Yo Pedro Fauno, de Costaciario, Obispo de Aqui, firmé.Yo Juan Carlos, Obispo de Astrungo, definí, y firmé.Yo Hugo Boncompagni, antes Obispo de Vestino, firmé.Yo Salvador Pazini, de Cole, Obispo de Chiuza, firmé.Yo Lope Martínez de Lagunilla, Obispo de Elna, definí, y firmé.Yo Gil Spifame, Parisiense, Obispo de Nevers, definí, y firmé.Yo Antonio Sebastián Minturno, de Trayect, Obispo de Ugento, definí, y firmé.Yo Bernardo el Bene, Florentino, indigno Obispo de Nimes, firmé.Yo Domingo Bolano, Veneciano, Obispo de Brezza, definí, y firmé.Yo Juan Antonio Vulpi, Obispo de Como, definí, y firmé por mí mismo, y como Procurador a nombre del Rmo. Sr. Tomás Planta, Obispo de Hoff.Yo Luis de Genolhac, Francés, Obispo de Tulle, definí, y firmé.Yo Juan Quiñones, Español, Obispo de Calahorra y la Calzada en la provincia de Cantabria, definí, y firmé.Yo Diego Covarrubias de Leyva, Español, Obispo de Ciudad-Rodrigo, definí, y firmé.Yo Juan Pedro Delfini, Obispo de Zante, definí, y firmé.Yo Felipe Geri, de Pistoya, Obispo de Isquia, definí, y firmé.Yo Juan Antonio Fachinetti de Nuce, Obispo de Neocastro, firmé.Yo Juan Fabricio Severino, Obispo de Acerra, definí y firmé.Yo Martín Ritow, Obispo de Ipres, firmé.Yo Antonio Habet, Obispo de Namur, definí, y firmé.Yo Constantino Boneli, Obispo de Cita de Castelo, definí, y firmé.Yo Julio Superquio, Mantuano, Obispo de Caprula en la Marca Trevigiana, definí, y firmé.Yo Nicolás Sfrondati, Obispo de Cremona, definí, y firmé.Yo Ventura Bufalini, Obispo de Massa de Carrara, definí, y firmé.Yo Juan Antonio Beloni, Mesinés, Obispo de Massa, definí, y firmé.Yo Federico Cornelio, Obispo de Bergamo, definí, y firmé.Yo Juan Pablo Amani, de Cremasco, Obispo de Agnona y Tursis, definí, y firmé.Yo Andrés Mocenigo, Veneciano, Obispo de Limiso en la isla de Chipre, firmé de propia mano.Yo Benito Salini, de Fermo, Obispo de Veroli, firmé de propia mano.Yo Guillelmo Cazador, Obispo de la Iglesia de Barcelona, de la provincia de Tarragona en la España citerior, definí, firmé de propia mano, y confieso la misma fe que los PP.Yo Pedro Gonzalez de Mendoza, Obispo de Salamanca, definí, firmé, y confieso la misma fe que los PP.Yo Martín de Córdoba y Mendoza, Obispo de la Iglesia de Tortosa, definí, firmé, y confieso la misma fe que los PP.Yo Fr. Julio Magnani, Franciscano, de Placencia, Obispo de Calvi, definí, y firmé.Yo Valentino Herbot, de nación Polaco, Obispo de Pruesmil, definí, y firmé de propia mano.Yo Fr. Pedro de Xaque, Español, del orden de Predicadores, Obispo de Nioche, definí, y firmé.Yo Próspero Rebiba, Mesinés, Obispo de Troya, definí, y firmé.Yo Melchor Alvarez de Vosmediano, Obispo de Guadix, definí, y firmé.Yo Hipólito de Rubeis, de Parma, Obispo de Conon, y auxiliar de Pavia, definí, y firmé.Yo A. Sforcia, Romano, clérigo de la cámara Apostólica, electo de Parma, firmé.Yo Diego de León, Obispo Columbriense, definí, y firmé.Yo Anníbal Sarraceni, Napolitano, por la gracia de Dios Obispo de Licia, firmo de propia mano.Yo Pablo Jovio, de Como, Obispo de Nocera, definí, y firmé.Yo Gerónimo Ragazzoni, Veneciano, Obispo de Nazianzo, y auxiliar de Famagosto, definí y firmé.Yo Lucio Maranta, de Venosa Obispo de Lavelo, definí y firmé.Yo Simón Pascua, Obispo de Luna y Sarzana, definí, y firmé.Yo Teófilo Galupi, Obispo de Oppido, definí de mano propia.Yo Julio Simoneta, Obispo de Pésaro, definí, y firmé.Yo Jacobo Guidio, de Volterra, Obispo de Penua y Adria, definí, y firmé.Yo Diego Ramírez Sedeño, Obispo de Pamplona, definí, y firmé.Yo Francisco Delgado, Español, Obispo de Lugo en el reino de Galicia, definí, y firmé.Yo Santiago Gilberto de Nogueras, Español, Aragonés, Obispo de Alife, definí, y firmé.Yo Juan Domingo Annio, Obispo de Hipona, auxiliar del de Boyano, definí, y firmé.Yo Mateo Priuli, electo de Lubiana, definí, y firmé.Yo Fabio Piñateli, Napolitano, Obispo de Monópoli, definí, y firmé.Yo Francisco Guarini, de Cita di Casteo, Obispo de Imola, definí, y firmé.Yo Tomás Ohierllanthe, Obispo de Ross, definí, y firmé.Yo Francisco Abondi, de Castellon en el Milanesado, Obispo de Robio, definí, y firmé.Yo Eugenio Oharet, Obispo de Achonri, definí, y firmé.Yo Donaldo Magongail, Obispo de Rapoe, definí, y firmé.Yo Juan Bautista Sighiceli, Boloñés, Obispo de Favenza, definí, y firmé.Yo Sebastián Vanti, de Rimini, Obispo de Orvieto, definí, y firmé este sacrosanto Concilio de Trento.Yo Juan Bautista Lomelini, Mesinés, Obispo de Guarda, definí, y firmé.Yo Agustín Molignani, de Verceli, Obispo de Trevico, definí, y firmé.Yo Carlos Grimaldi, Genovés, Obispo de Sagona, definí, y firmé.Yo Fabricio Landriani, Milanés, Obispo de S. Marcos, definí, y firmé de propia mano.Yo Bartolomé Farratini, Amerino, Obispo de Amerino, definí, y firmé de propia mano.Yo Pedro Frago, Aragonés, de Uncastillo, Obispo de Usel, y Alez en Cerdeña, definí, y firmé.Yo Gerónimo Gaddi, Florentino, electo de Cortona, definí, y firmé de propia mano.Yo Francisco Contarini, Veneciano, Obispo de Pafos, definí, y firmé de propia mano.Yo Juan Delfini, Veneciano, Obispo de Toledo, definí, y firmé.Yo Alejandro Molo, de Valvisona en la diócesis de Como, Obispo de Minori, definí, y firmé de propia mano.Yo Fr. Gerónimo Vielmi, Veneciano, Obispo de Argos, firmé.Yo Jacobo, Ragusino, Obispo de Mercha y Trebigno, firme.Yo D. Gerónimo, Abad de Claraval, creó y firmó de mi mano las cosas que se han definido pertenecientes a la fe; y respecto de las pertenecientes al gobierno y disciplina de la Iglesia, estoy pronto a obedecer.Yo D. Simpliciano de Wltelina, Abad de san Salvador, de la congregación de Monte-casino, definí, y firmé de propia mano.Yo D. Esteban Catani, de Novara, Abad de santa María de las gracias, en la diócesis de Placencia, de la congregación de Monte-casino, definí, y firmé.Yo D. Esteban Catani, de Novara, Abad de santa María de las gracias, en la diócesis de Placencia, de la congregación de Monte-casino, definí, y firmé.Yo D. Agustín Loscos, Español, Abad de san Benito de Ferraria, de la congregación de Monte-casino, definí, y firmé.Yo D. Eutiquio, Flamenco, Abad de san Fortunato de Basano, de la congregación de Monte-casino, definí, y firmé.Yo Claudio de Lunevill firmé las determinaciones de fe, y obedeceré a la reforma, suplicando a Jesucristo nuestro Señor el adelantamiento en la virtud.Yo Cosme Damian Hortola, Abad de la B. V. María de Villa Bertrando, en la provincia de Tarragona, firmé.Yo Fr. Vicente Justiniani, de Chio, Maestro General de la orden de Predicadores, definí, y firmé de propia mano.Yo Fr. Francisco Ramoza, Español, General de la Observancia de religiosos Menores de san Francisco, definí, y firmé de propia mano.Yo Fr. Antonio de Sapientibus, de la provincia de Augusta, General de los Menores Conventuales, definí, y firmé.Yo Fr. Cristóbal de Padua, Prior General de la orden de los Ermitaños de san Agustín, definí, y firmé de propia mano.Yo Fr. Juan Bautista Miliovaca, de Asté, maestro en sagrada teología, Prior General de la orden de los Servitas, definí, y firmé de propia mano.Yo Fr. Juan Estéban Facini, Cremonés, doctor en sagrada teología, indigno provincial de Lombardia, y Vicario General de la orden de Carmelitas, firmé de propia mano.Yo Diego Laynez, Prepósito General de la Compañía de Jesús, definí, y firmé de propia mano.Yo Antonio Montiareno Demalzaret, teólogo de la Sorbona, como Procurador del Rmo. mi Sr. Juan, Obispo de Lisieux, firmé.Yo Luis de Mata, Abad de san Ambrosio de Burges, Procurador del Reverendísimo Señor Nicolás de Pelve, Arzobispo de Sens; de Gabriel de Bouveri, Obispo de Aujou; de Pedro Danés, Obispo de Levaur; de Carlos de Espinay, de Dol; de Felipe de Ber, de Vennes; de Pedro de Val, de Seez; de Juan Clause, de Ceneda, mis Rmos. Sres. que con excusa legítima se han retirado del Concilio, firmé.Yo Ana Delaigenal, Abad de Besse, de la diócesis de Clermont, Procurador de mi Reverendísimo Señor Guillermo Dananson, Arzobispo de Embrun; de Eustaquio de Belay, Parisiense; de Francisco Valete, de Vabres; de Juan Marvilier, de Orleans; de Antonio Lecirier, de Abranches; de Aubespine, de Limoges; de Esteban Bonissier, de Quimper, mis Reverendísimos Señores Obispos, que con excusa legítima se retiraron del Concilio, firmé.Yo Diego Payva de Andrade, Portugués, Pror. del Rmo. Señor Gonzalo Piñeyro, Obispo de Viseo, firmé.Yo Melchor Cornelio, Portugués, Pror. del Rmo. Sr. Jaime de Alencastro, Obispo de Ceuta, firmé.Yo el doctor Pedro Zumel, Español, canónigo de Málaga, firmé a nombre del Rmo. Obispo de Málaga, y del Rmo. Arzobispo de Sevilla Inquisidor general en los reinos de España.Yo Fr. Francisco Orantes, Español, firmé a nombre del Rmo. Sr. Ob. de Palencia.Yo Jorge Hochenuarter, doctor teólogo, firmé a nombre del Rmo. e Ilmo. Príncipe y Sr. el Sr. Ob. de Basilea.Yo Fr. Francisco Forer, Portugués, profesor de sagrada teología, Procurador del Rmo. Sr. Juan de Mello, Obispo de Silves, firmé.Yo Francisco Sancho, maestro, y doctor catedrático de sagrada teología en la Universidad de Salamanca, Procurador del Rmo. Arzobispo de Sevilla, firmé, y también a nombre del Reverendísimo Alepus, Arzobispo de Sacer.Yo Fr. Juan de Ludeña, profesor de sagrada teología, y Procurador del Rmo. Sr. Obispo de Sigüenza, firmé.Yo Gaspar Cardillo de Villalpando, de Segovia, doctor teólogo, consintiendo a cuanto se ha ejecutado, firmé como Pror. de D. Alvaro de Mendoza, Obispo de Avila.Yo Miguel Tomás, doctor en decretos, firmé como Procurador del Ilmo. Sr. Francisco Tomás, Obispo de Ampurias, y Civitatense en la provincia de Torre, en Cerdeña, y a nombre de D. Miguel Torrella, Obispo de Anagni.Yo Diego Sobaños, Español, doctor teólogo, Arcediano de Villamuriel, y canónigo de la Iglesia de León, como Procurador del Ilustrísimo, y Reverendísimo Señor Don Cristóbal de Roxas y Sandoval, Obispo de Badajoz, al presente de Córdoba, dando mi consentimiento a cuanto se ha hecho, firme de propia mano.Yo Alfonso Salmeron, teólogo de la Compañía de Jesús, y Pror. del Ilmo. y Rmo. Señor Oton de Truchses, Cardenal y Obispo de Augusta, consentí, y firmé.Yo Juan Polanco, teólogo de la Compañía de Jesús, y Procurador del mismo Ilmo. y Rmo. Sr. Cardenal Ob. de Augusta, consentí, y firmé.Yo Pedro de Fuentes, doctor en sagrada teología, y Procurador del Ilmo. y Rmo. Señor el Señor en Cristo Padre Carlos de la Cerda, Abad del monasterio de la Virgen María de Veruela, del Orden del Cister, llamado a este público, y general Concilio de todo el mundo, firmé de propia mano.Juan Delgado, canónigo, con las veces de mi Señor Juan de san Millan, Obispo de Tuy, firmé.Nicolás Cromer, doctor en ambos derechos, canónigo de Breslau, y de Olmuz, Procurador del Reverendísimo Señor Marcos, Obispo de Olmuz y de toda la Moravia.Concuerda con el original; en cuya fe firmamos.Yo Angel Massarel, Obispo de Telese, secretario del sagrado Concilio de Trento.Yo Marcos Antonio Peregrini, de Como, notario del mismo Concilio.Yo Cintio Panfili, clérigo de la diócesis de Camerino, notario del mismo Concilio.


TRENTO - CAP. XVII. Mantengan los Obispos el decoro de su dignidad, y no se porten con bajeza indigna respecto de los ministros de los Reyes, Potentados o Barones.