Catequesis sobre el Espíritu Santo (1998)

1-El Espíritu Santo, Seńor y dador de Vida

2-La Iglesia, obra del Espíritu Santo

3-El Espíritu Santo y el anuncio de la Palabra

4-El Espíritu Santo y celebración Litúrgica

5-El Espíritu Santo y la vida cristiana

6-El Espíritu Santo: Ministerios, carismas y tareas en la Iglesia

Primera Catequesis: Los Santos, 15 de Febrero de 1998

El Espíritu Santo,

Señor y dador de vida

Canto de Entrada:

Oh Señor, envía Tu Espíritu

Oh Señor, que mi alma te bendiga,

oh Dios tú eres grande;

vestido de esplendor y belleza.

Sobre el agua construyes tus moradas,

oh Dios, en las alturas;

y en alas del viento tú caminas.

Es el viento quien lleva tus mensajes,

oh Dios, por los espacios;

y tienes un esclavo en el fuego.

Con los frutos que vienen de la tierra, oh Dios, nos alimentas;

tú haces germinar el pan nuestro.

De tu amor, esperando están los hombres, oh Dios, el alimento;

tú abres la mano y los sacias.

Les envías el soplo de tu boca,

oh Dios y son creados;

renuevas la faz de la tierra.

Lectura del profeta Ezequiel 37, 1-14

En aquellos días, la mano del Señor se posó sobre mí y, con su Espíritu, el Señor me sacó y me colocó en medio de un valle todo lleno de huesos. Me hizo dar vueltas y vueltas en torno a ellos: era innumerables sobre la superficie del valle y estaban completamente secos. Me preguntó: Hombre mortal, ¿podrán revivir estos huesos? Yo respondí: Señor, tú lo sabes. Él me dijo: Pronuncia un oráculo sobre estos huesos y diles: ¡Huesos secos, escuchad la palabra del Señor! Así dice el Señor a estos huesos: Yo mismo traeré sobre vosotros espíritu, y viviréis. Pondré sobre vosotros tendones, haré crecer sobre vosotros carne, extenderé sobre vosotros piel, os infundiré espíritu y viviréis. Y sabréis que yo soy el Señor.

Y profeticé como me había ordenado, y a la voz de mi oráculo hubo un estrépito, y los huesos se juntaron hueso con hueso. Me fijé en ellos: tenían encima tendones, la carne había crecido y la piel los recubría; pero no tenían espíritu. Entonces me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hombre mortal, y di al espíritu: Así dice el Señor: De los cuatro vientos ven, espíritu, y sopla sobre estos muertos para que vivan. Yo profeticé como me había ordenado; vino sobre ellos el espíritu y revivieron y se pusieron en pie. Era una multitud innumerable.

Y me dijo: Hombre mortal, estos huesos son la entera casa de Israel que dice: Nuestros huesos están secos, nuestra esperanza ha perecido, estamos destrozados. Por eso, profetiza y diles: Así dice el Señor: Yo mismo abriré vuestros sepulcros, y os haré salir de vuestros sepulcros, pueblo mío, y os traeré a la tierra de Israel. Y cuando abra vuestros sepulcros y os saque de vuestros sepulcros, pueblo mío, sabréis que soy el Señor. Os infundiré mi espíritu y viviréis; os colocaré en vuestra tierra, y sabréis que yo, el Señor, lo digo y lo hago. Oráculo del Señor.

Salmo responsorial (103)

Bendice alma mía al Señor.

Bendice, alma mía, al Señor:

¡Dios mío, qué grande eres!

Cuántas son tus obras, Señor,

y todas las hiciste con sabiduría;

la tierra está llena de tus criaturas.

escondes tu rostro, y se espantan;

les retiras el aliento, y expiran

y vuelven a ser polvo;

envías tu aliento, y los creas,

y repueblas la faz de la tierra.

Gloria a Dios para siempre,

goce el Señor con sus obras,

cuando El mira la tierra, ella tiembla;

cuando toca los montes, humean.

Cantaré al Señor,

tocaré para mi Dios mientras exista:

que le sea agradable mi poema,

y yo me alegraré con el Señor.

Lectura de los Hechos de los Apóstoles 1, 1-8

Querido Teófilo: En mi primer libro escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles, que había escogido, movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas abundantes de que estaba vivo y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios.

Una vez que comían juntos les recomendó: No os alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo os he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo.

Ellos lo rodearon preguntándole: Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel? Jesús contestó: No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo.

Lectura del santo Evangelio según San Juan 20, 19-23

Al anochecer de aquel día, el primer día de la semana, estaban los discípulos en una casa con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. Y diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.

Y dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedarán perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.

Catequesis

Diálogo en grupo

¿Qué actitudes pueden ayudarnos a escuchar al Espíritu Santo y descubrir su presencia activa entre nosotros?

¿Qué cosas concretas descubres que te ayudan a crecer en la fe? ¿Qué cosas concretas descubres que "matan" o "perjudican" tu fe? ¿Cómo podemos ayudarnos unos a otros a crecer en la fe?

¿Experimentas que tu fe está viva, que va creciendo? Explica como ves este proceso en tu vida.

Los discípulos estaban encerrados en una casa por "miedo" a los judíos. ¿Cuáles son los "miedos" que tú tienes hoy.

Segunda Catequesis: Casas Bajas, 22 de Marzo de 1998

La Iglesia, obra del Espíritu Santo

IGLESIA PEREGRINA

Todos unidos, formando un solo cuerpo,

un pueblo que en la Pascua nació.

Miembros de Cristo en sangre redimidos,

Iglesia peregrina de Dios.

Vive en nosotros la fuerza del Espíritu,

que el Hijo desde el Padre envió.

Él nos empuja, nos guía y alimenta,

Iglesia peregrina de Dios.

Somos en la tierra semilla de otro Reino,

somos testimonio de amor.

Paz para las guerras y luz para las sombras,

Iglesia peregrina de Dios.

Lectura de la primera carta de San Pedro 2, 4-9

Acercándoos al Señor, la piedra viva desechada por los hombres, pero escogida y preciosa ante Dios, también vosotros, como piedras vivas, entráis en la construcción del templo del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por Jesucristo.

Dice la Escritura: Yo coloco en Sión una piedra angular, escogida y preciosa; el que crea en ella no quedará defraudado. Para vosotros los creyentes es de gran precio, pero para los incrédulos es la "piedra que desecharon los constructores: ésta se ha convertido en piedra angular", en piedra de tropezar y en roca de estrellarse. Y ellos tropiezan a lo no creer en la palabra: ese es su destino.

Vosotros sois una raza elegida, un sacerdocio real, una nación consagrada, un pueblo adquirido por Dios para proclamar las hazañas del que os llamó a salir de la tiniebla y a entrar en su luz maravillosa. Antes erais "no pueblo", ahora sois "Pueblo de Dios", antes erais "no compadecidos", ahora sois "compadecidos".

Salmo responsorial 131, 8-14

Promesas a la Casa de David

Levántate, Señor, ven a tu mansión,

ven con el arca de tu poder:

que tus sacerdotes se vistan de gala,

que tus fieles vitoreen.

Por amor a tu siervo David,

no niegues audiencia a tu Ungido.

El Señor ha jurado a David

una promesa que no retractará:

"A uno de tu linaje

pondré sobre tu trono.

Si tus hijos guardan mi alianza

y los mandatos que les enseño,

también sus hijos, por siempre,

se sentarán sobre tu trono".

Porque el Señor ha elegido a Sión,

ha deseado vivir en ella:

"Esta es mi mansión por siempre,

aquí viviré, porque la deseo.

ACABAMOS DE OÍR TU PALABRA

Acabamos de oír tu Palabra

repetida a través de los siglos

y quizás ni siquiera estrenada

Tu Palabra es susurro y no oímos.

Lectura del santo Evangelio según San Juan 14, 15-26

Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Yo le pediré al Padre que os dé otro Defensor que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo conocéis porque vive con vosotros y está con vosotros.

No os dejaré huérfanos, volveré. Dentro de poco el mundo no me verá, pero vosotros me veréis y viviréis, porque yo sigo viviendo. Entonces sabréis que yo estoy con mi Padre, vosotros conmigo y yo con vosotros. El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama; al que me ama, lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él.

Le dijo Judas, no el Iscariote: Señor, ¿qué ha sucedido para que te muestres a nosotros y no al mundo? Respondió Jesús y le dijo: El que me ama guardará mi palabra y mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.

Catequesis

Diálogo en grupo

SÍ, ME LEVANTARÉ

Sí, me levantaré.

Volveré junto a mi Padre.

A ti, Señor, elevo mi alma,

tú eres mi Dios y mi Salvador.

Mira mi angustia, mira mi pena,

dame la gracia de tu perdón.

Mi corazón busca tu rostro;

oye mi voz, Señor, ten piedad.

Catequesis de preparación del Jubileo del Año 2000

Tercera Catequesis: Ademuz, 26 de Abril de 1998

El Espíritu Santo y el anuncio de la Palabra

Oh Señor, envía Tu Espíritu

Oh Señor, que mi alma te bendiga,

oh Dios tú eres grande;

vestido de esplendor y belleza.

Sobre el agua construyes tus moradas,

oh Dios, en las alturas;

y en alas del viento tú caminas.

Es el viento quien lleva tus mensajes,

oh Dios, por los espacios;

y tienes un esclavo en el fuego.

Con los frutos que vienen de la tierra,

oh Dios, nos alimentas;

tú haces germinar el pan nuestro.

De tu amor, esperando están los hombres,

oh Dios, el alimento;

tú abres la mano y los sacias.

Les envías el soplo de tu boca,

oh Dios y son creados;

renuevas la faz de la tierra.

Lectura del profeta Isaías. 55, 1-3. 6-11

Esto dice el Señor: Oíd, sedientos todos, acudid por agua también los que no tenéis dinero: venid, comprad trigo, comed sin pagar, vino y leche de balde. ¿Por qué gastáis dinero en lo que no alimenta y el salario en lo que no da hartura? Escuchadme atentos y comeréis bien, saborearéis platos sustanciosos. Inclinad el oído, venid a mí: escuchadme y viviréis. Sellaré con vosotros una alianza perpetua, la promesa que aseguré a David.

Buscad al Señor mientras se le encuentra, invocadlo mientras está cerca; que el malvado abandone su camino, y el criminal sus planes; que regrese al Señor, y él tendrá piedad; a nuestro Dios, que es rico en perdón. Mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos -oráculo del Señor.

Como bajan la lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá, sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra, que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo.

Salmo 118, 169-176

Que llegue mi clamor a tu presencia,

Señor, con tus palabras dame inteligencia;

que mi súplica entre en tu presencia,

líbrame según tu promesa;

de mis labios brota la alabanza,

porque me enseñaste tus leyes.

Mi lengua canta tu fidelidad,

porque todos tus preceptos son justos;

que tu mano me auxilie,

ya que prefiero tus decretos;

ansío tu salvación, Señor;

tu voluntad es mi delicia.

Que mi alma viva para alabarte,

que tus mandamientos me auxilien;

me extravié como oveja perdida:

busca a tu siervo, que no olvida tus mandatos.

Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a los Corintios 2 1-5

Hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado. Me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.

Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 60-69

En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron: Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso? Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban les dijo: ¿Esto os hace vacilar?, ¿y si vierais al Hijo del Hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las Palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y con todo, algunos de vosotros no creen. (Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar).

Y dijo: Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí si el Padre no se lo concede. Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con Él. Entonces Jesús les dijo a los Doce: ¿También vosotros queréis marcharos? Simón Pedro le contestó: Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el santo consagrado por Dios.

Catequesis

Diálogo en grupo

Canción del Testigo

Por ti, mi Dios, cantando voy

la alegría de ser tú testigo, Señor.

Me mandas que cante con toda mi voz,

no sé cómo cantar tu mensaje de amor.

Los hombres me preguntan cuál es mi misión;

les digo: "testigo soy".

Es fuego tu palabra que mi boca quemo;

mis labios ya son llamas y ceniza mi voz.

Da miedo proclamarla, pero tú me dices:

"no temas, contigo estoy".

Catequesis de preparación del Jubileo del Año 2000

Cuarta Catequesis: Torrebaja, 24 de Mayo de 1998

El Espíritu Santo y la celebración litúrgica

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios 1, 3-14

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. El nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante El por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados.

El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia ha sido un derroche para con nosotros, dándonos a conocer el misterio de su voluntad. Este es el plan que había proyectado realizar por Cristo cuando llegase el momento culminante: recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra.

Por su medio hemos heredado también nosotros. A esto estábamos destinados por decisión del que hace todo según su voluntad. Y así, nosotros, los que ya esperábamos en Cristo, seremos alabanza de su gloria. Y también vosotros -que habéis escuchado la palabra de verdad, el Evangelio de vuestra salvación, en el que creisteis- habéis sido marcados por Cristo con el Espíritu prometido; el cual es prenda de nuestra herencia, para liberación de su propiedad, para alabanza de su gloria.

Salmo 103

Himno al Dios creador

Envía tu Espíritu, Señor, para que nos lleve hacia ti

Bendice, alma mía, al Señor:

¡Dios mío, qué grande eres!

Cuántas son tus obras, Señor;

la tierra está llena de tus criaturas.

Les retiras el aliento y expiran,

y vuelven a ser polvo,

envías tu aliento y los creas,

y repueblas la faz de la tierra.

Gloria a Dios por siempre,

Goce el Señor con sus obras.

Que le sea abradable mi poema

y yo me alegraré con el Señor.

Lectura del Santo Evangelio según San Juan 4, 21-24

En aquel tiempo dijo Jesús a la samaritana: Créeme, mujer: se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén daréis culto al Padre. Vosotros dais culto a uno que no conocéis; nosotros adoramos a uno que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque el Padre desea que le den culto así. Dios es espíritu, y los que le dan culto deben hacerlo en espíritu y verdad.

Catequesis

Diálogo en grupos

¿Somos conscientes de que en toda acción litúrgica es el Espíritu Santo el que actualiza y realiza la salvación que Cristo consiguió para nosotros?

¿Cuáles son los principales defectos que observamos en nuestras celebraciones litúrgicas, especialmente en las celebraciones eucarísticas?

¿Vivimos los sacramentos como un encuentro personal con el Señor que nos otorga la salvación en ellos?

¿Entendemos los signos, símbolos, gestos y ritos a través de los cuales se realiza la salvación en los sacramentos?

¿Qué podemos hacer para mejorar, progresivamente nuestras celebraciones litúrgicas?

Catequesis de preparación del Jubileo del Año 2000

Quinta Catequesis: El Cuervo, 28 de Junio de 1998

El Espíritu Santo y la vida cristiana

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Gálatas 5, 16-27

Gálatas 5, 16-25

Andad según el Espíritu y no realicéis los deseos de la carne; pues la carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne. Hay entre ellos un antagonismo tal, que no hacéis lo que quisierais. En cambio, si os guía el espíritu, no estáis bajo el dominio de la Ley.

Las obras de la carne están patentes: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, enemistades, contiendas, envidias, rencores, rivalidades, partidismo, sectarismo, discordias, borracheras, orgías y cosas por el estilo. Y os prevengo, como ya os previne, que los que así obran no herederán el Reino de Dios.

En cambio, el fruto del Espíritu es: amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, lealtad, dominio de sí. Contra esto no va la Ley. Y los que son de Cristo Jesús han crucificado su carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, marchemos tras el Espíritu.

Salmo 1

LOS DOS CAMINOS DEL HOMBRE

Dichoso quien confía en el Señor

Dichoso el hombre

que no sigue el consejo de los impíos,

ni entra por la senda de los pecadores,

ni se sienta en la reunión de los cínicos;

sino que su gozo es la ley del Señor,

y medita su ley día y noche.

Será como un árbol

plantado al borde de la acequia:

da fruto en su sazón

y no se marchitan sus hojas;

y cuanto emprende tiene buen fin.

No así los impíos, no así;

serán paja que arrebata el viento.

En el juicio los impíos no se levantarán,

ni los pecadores

en la asamblea de los justos;

porque el Señor

protege el camino de los justos,

pero el camino de los impíos acaba mal.

Lectura del Santo Evangelio según San Juan 14, 15-18. 25-26

Si me amáis guardaréis mis mandamientos. Yo rogaré al Padre para que os envíe otro Defensor que os ayude y esté siempre con vosotros: el Espíritu de la verdad. Los que son del mundo no pueden recibirle, porque ni le ven ni le conocen; vosotros, en cambio, le conocéis, porque vive en vosotros y está en medio de vosotros. No os dejaré huérfanos; volveré a estar con vosotros.

Os he dicho todo esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.

Catequesis

Diálogo en grupos

Catequesis de preparación del Jubileo del Año 2000

Sexta Catequesis: Vallanca, 19 de Julio de 1998

El Espíritu Santo: Ministerios, carismas y tareas en la Iglesia

Lectura de la Carta a los Romanos 12, 4-8

Hermanos: Por la gracia de Dios que me ha sido dada os digo a todos y a cada uno de vosotros: No os estiméis en más de lo que conviene, sino estimaos moderadamente, según la medida de la fe que Dios otorgó a cada uno. Pues así como nuestro cuerpo, en su unidad, posee muchos miembros, y no desempeñan todos los miembros la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo, pero cada miembro está al servicio de los otros miembros. Los dones que poseemos don diferentes, según la gracia que se nos ha dado, y se han de ejercer así: Si es la profecía, teniendo en cuenta a los creyentes; si es el servicio, dedicándose a servir; el que enseña, dedicándose a enseñar; el que exhorta, a exhortar; el que se encarga de la distribución, hágalo con generosidad; el que preside, con empeño; el que reparte la limosna, con agrado.

Canto o Salmo responsorial 88

Cantaré eternamente, Señor, tus misericordias.

Encontré a David, mi siervo,

y lo he ungido con óleo sagrado;

para que mi mano esté siempre con él

y mi brazo lo haga valeroso;

Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán

por mi nombre crecerá su poder:

extenderé su izquierda hasta el mar,

y su derecha hasta el Gran Río.

Él me invocará: "Tú eres mi padre,

mi Dios, mi Roca salvadora";

y lo nombraré mi primogénito,

excelso entre los reyes de la tierra.

Cantaré eternamente, Señor, tus misericordias.

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 4, 16-21

En aquel tiempo Jesús llegó a Nazaret, el lugar donde se había criado, y, como tenía por costumbre, entró el sábado en la sinagoga y se puso en pie para leer las Escrituras. Le dieron el libro del Profeta Isaías, y, al abrirlo, encontró el pasaje que dice: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista. Para dar libertad a los oprimidos; para proclamar el año de gracia del Señor.

Cerró luego el libro, lo devolvió al ayudante de la sinagoga y se sentó. Todos los presentes le miraban atentamente, y él comenzó a hablar. Les dijo: Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.

Catequesis

Diálogo en grupo