El Sacramento de la Reconciliación
Existen dos peligros en la vivencia del sacramento de la penitencia:
la rutina
el apartamiento
Rutina
Actos religiosos que no tocan la profundidad de la persona.
No provoca una crisis saludable de conversión interior.
Vida espiritual anquilosada
Abandono (desafección práctica)
Mas perniciosa que la rutina porque corta los canales de la vida sobrenatural.
Para que produzca saludables efectos:
Actuación consciente de nuestra fe y de nuestro amor personal.
El sacramento de la penitencia es un verdadero encuentro personal y vital del hombre arrepentido y renovado interiormente con Cristo perdonador.
Confesión periódica, semanal si es posible.
Apreciar el sacramento
Práctica asidua, consciente y viva, llena de fe y sencillez
Fuente de renovación interior y de progresiva identificación con Cristo.
El cristiano acude a él para:
El perdón de los pecados
Obtener la fuerza para luchar contra infidelidades, costumbres torcidas, hábitos de rutina y dispersión, y tendencias incontroladas de concupiscencia y amor propio.
Purificación interior
La firmeza de voluntad en su lucha por el Reino
Nuevas fuerzas para cumplir su misión.
Frutos:
Una más íntima identificación con el espíritu y las actitudes de Cristo
Aumenta el conocimiento propio
Crece la humildad cristiana
Se desarraigan las malas costumbres
Se hace frente a la indolencia y pereza espiritual
Se purifica la conciencia
Se robustece la voluntad
Se lleva al cabo la saludable dirección de las conciencias
Aumenta la gracia en virtud del sacramento.
El que se confiesa:
Tiene un proyecto vital que le preocupa y anhela realizar
Quiere volver a ocupar su puesto en la inmensa marcha de la humanidad hacia el Reino
Es consciente de que al pecar se ha desligado de Dios y se ha separado de los hermanos
Sabe que en Cristo mediador vuelve a encontrar a Dios y vuelve a unirse con sus hermanos en el Cuerpo Místico de Cristo
Encuentra a Cristo en el sacerdote que administra los sacramentos in persona Christi