María en el Plan Divino y Amoroso de Dios
La Asunción de la Virgen en Cuerpo y Alma

Esto es a menudo olvidado por los mismos Católicos, asi es como no es sorprendente que aquellos que no lo son, tengan un concepto totalmente errado de la devoción Católica a la Madre de Dios.

Ellos imaginan, y a veces podemos entender sus razones, que los Católicos tratan a la Santísima Virgn casi como un ser divino por derecho propio, como si ella tuviera gloria, poder, magestad propia para ser puesta al mismo nivel con Cristo.

Ellos miran a la Asunción de María al cielo como una clase de apoteosis puesta en la redención que pareciera ser igual a la de su Hijo. Pero esto es completamente contrario a la verdadera creencia de la Iglesia Católica.

Se olvida que la gloria principal de María está en su insignificancia, en el hecho de ser " Sierva del Señor", como la que llegando a ser la Madre de Dios actuó simplemente en sumisión amorosa a Sus ordenes, en obediencia pura de Fé.

Ella es bendita no por alguna prerrogativa mística o falsamente divina, sino en todas sus limitaciones humanas de mujer, como alguien que creyó. Es la fe y la fidelidad the esta humilde sierva, "llena de gracia" que la capacita para ser el instrumento perfecto de Dios, nada mas que eso, Su instrumento.El trabajo hecho en ella es el trabajo puro de Dios.

"El que es todopoderoso ha hecho grandes cosas en mi." La gloria de María es pura y simplemente la gloria de Dios en ella, y ella, como ningun otro, puede decir que no posee nada que no haya sido recibido de El a través de Cristo.

De hecho, esta es precisamente su gloria mas grande: que no teniendo nada propio, sin retener nada de si que pudiera glorificarla en nada para su propio bien, no colocó ningún obstáculo a la misericordia de Dios y de ningún modo resistió Su amor y Su voluntad.

Por lo tanto ella recibió mas de El que ningún otro santo. Dios fue capaz de hacer Su voluntad perfectamente en ella, y Su libertad de hacerlo fue de ninguna
anera obstruída o distraída de su propósito por la presencia de un yo egotista en María.

Ella fue y es, en el sentido mas alto, una persona precisamente porque, siendo "inmaculada," ella estuvo libre de toda mancha de egoísmo que pudiera obscurecer la luz de Dios en su ser. Ella obedeció libre y perfectamente, y en esta obediencia encontró la plenitud del amor perfecto.

El significado genuino de la devoción Católica a María hay que verla en la luz de la misma Encarnación. La Iglesia no puede separar el Hijo de la Madre. Así es como la Iglesia concibió de la Encarnación el descenso de Dios en carne y en el tiempo, la gran ofrenda de Si mismo a Sus criaturas, ella también cree que la que estuvo mas cercana a El en este gran misterio fue la que participó perfectamente en la ofrenda.

Cuando una sala es temperada por una llama abierta, no hay nada de extraño en el hecho de que los que se paran mas cerca a la fogata son los que están mas temperados. Y cuando Dios viene al mundo a través del instrumento de una de Sus siervas, entonces no hay nada sorprendente acerca del hecho que Su instrumento elegido debería tener la mas grande y mas íntima participación en la ofrenda divina.

María, quien estaba vacía de todo egotismo, libre de todo pecado, fue tan pura como el vidrio de una ventana limpia que no tiene otra función que admitir la luz del sol (de su Hijo) Si nos regocijamos en esa luz, implísitamente estamos alabando la limpieza de la ventana. Y por supuesto se podría discutir que en ese caso nos podríamos mejor olvidar de la ventana completamente. Esto es verdad, pero el Hijo de Dios, en despojarse a Si mismo de Su poder majestuoso, habiendo llegado a ser un niño, abandonándose a la completa dependencia del cuidado y amor de una Madre humana, en cierto sentido lleva nuestra atención una vez mas a ella.

La Luz ha deseado recordarnos de la ventana, porque El está agradecido de ella y porque El tiene un amor infinitamente tierno, es ciertamente un gran don y un privilegio, y uno de los aspectos mas importantes de este privilegio es que nos capacita en alguna extencion a apreciar el misterio del gran amor y respeto de Dios por Sus criaturas.

Que Dios debiera asumir María en el cielo no es solo una glorificacion de una "Madre Diosa". Por el contrario, es la expresión del amor divino por la humanidad, y una especial manifestación del respeto de Dios por Sus criaturas, Su deseo de honrar a los seres que El ha hecho a Su imagen, y mas particularmente Su respeto por el cuerpo que fuera destinado a ser el templo de Su gloria. Si María es asumida en el cielo, es porque nosotros también un día, por la gracia de Dios, estaremos donde ella está.

Si la naturaleza humana es glorificada en ella, es porque Dios quiere que sea glorificado en nosotros también, y es por esta razón que su Hijo, tomando carne, vino a este mundo. En todo el gran misterio de María, entonces, una cosa permanece clara: que en si misma ella no es nada, y que Dios, por nuestro bien, se complace en manifestar Su gloria y Su amor en ella.

Es porque ella es, de todos los santos, la pobre mas perfecta y la mas perfectamente resguardada, la que no tiene absolutamente nada a pesar de lo que ella intente poseer como propio, que ella puede comunicar mas completamente al resto de nosotros, la gracia de la generosidad infinita de Dios. Y nosotros verdaderamente poseeremos a Dios cuando nos hayamos vaciado a si mismo y seamos pobres y recatados como ella lo es, pareciéndonos a El al parecernos a ella.

Y toda nuestra santidad depende de su amor maternal. Los que ella desea compartir el gozo de su propia pobreza y simplicidad, los que ella quiere estar resguardados como ella está resguardada , son los que comparten su proximidad a Dios.