El núcleo del pensamiento acuariano y la fe cristiana

Siempre Fiel

Hasta este punto hemos procurado dejar claro que aún cuando no se presente como una religión, las afirmaciones de la Nueva Era tienen indudablemente un contenido religioso que no se puede ignorar y que, a nuestro juicio, suponen un claro rechazo de las afirmaciones centrales de la fe cristiana.

A la luz de la fe cristiana, es entonces posible hacer algunas precisiones sobre el sustrato religioso de la Nueva Era y su correlación o no con la fe cristiana.

Para este propósito, nos hemos valido de la exposición sistemática de la fe que ofrece el "Catecismo de la Iglesia Católica", a cuyos números hacemos referencia; pero en la esencia de las afirmaciones que siguen -creemos-, han de coincidir todas las confesiones cristianas.

1. Considerar a Dios como una fuerza o energía informe e impersonal, es negar la concepción judeo-cristiana de un Dios personal que conoce, ama, elige, revela, guía, enseña, entra en diálogo permanente con los hombres. "A su pueblo Israel Dios, se reveló dándole a conocer su Nombre. El nombre expresa la esencia, la identidad de la persona y el sentido de su vida. Dios tiene un nombre. No es una fuerza anónima. Comunicar su nombre es darse a conocer a los otros. Es, en cierta manera, comunicarse a sí mismo haciéndose accesible, capaz de ser másíntimamente conocido y de ser invocado personalmente." - Catecismo de la Iglesia Católica, n. 203 (en adelante Catecismo).

2. La concepción emanatista de la creación propia de la Nueva Era, se opone abiertamente con la doctrina bíblica de un Dios personal que crea por un acto de puro amor y con entera libertad a partir de la nada, de la absoluta libertad del acto creador sin sombra alguna de necesidad.

"Creemos que Dios creó el mundo segúnsu sabiduría (cf. Sb 9,9). Este no es producto de una necesidad cualquiera, de un destino ciego o del azar. Creemos que procede de la voluntad libre de Dios que ha querido hacer participar a las criaturas de su ser, de su sabiduríay de su bondad: "Porque tú has creado todas las cosas; por tu voluntad lo que no existíafue creado" (Ap 4,11). "¡Cuánnumerosas son tus obras, Señor! Todas las has hecho con sabiduría" (Sl 104,24). "Bueno es el Señor para con todos, y sus ternuras sobre todas sus obras" (Sl 145,9).

"Creemos que Dios no necesita nada preexistente ni ninguna ayuda para crear. La creación tampoco es una emanación necesaria de la substancia divina. Dios crea libremente "de la nada".

"¿Qué tendrí ade extraordinario si Dios hubiera sacado el mundo de una materia preexistente? Un artífice humano, cuando se le da un material, hace de éltodo lo que quiere. Mientras que el poder de Dios se muestra precisamente cuando parte de la nada para hacer todo lo que quiere (S. Teófilo de Antioquía, Autol. 2,4)" - Catecismo, nn. 295-296

3. El panteísmo New Age (todo es una parte de lo divino) que se deriva de su visiónemanatista del origen del universo, es incompatible con la fe cristiana en un Dios absolutamente trascendente y distinto de su creatura. "Dios es infinitamente másgrande que todas sus obras (cf. Si 43,28): "Su majestad es más alta que los cielos" (Sl 8,2), "su grandeza no tiene medida" (Sl 145,3). Pero porque es el Creador soberano y libre, causa primera de todo lo que existe, está presente en lo más íntimo de sus criaturas: "En Él vivimos, nos movemos y existimos" (Hch 17,28). Según las palabras de S. Agustín, Dios es "superior summo meo et interior intimo meo" (’Dios está por encima de lo más alto que hay en mí yestá en lo más hondo de mi intimidad", Conf. 3,6,11). - Catecismo, n. 300

4. Así mismo, este panteísmo impide el reconocimiento de las creaturas como totalmente dependientes en su existencia del Único necesario que es Dios. La creación no es adorable, solo a Dios se debe adoración. "El mundo y el hombre atestiguan que no tienen en ellos mismos ni su primer principio ni su fin último, sino que participan de Aquel que es el Ser en sí sin origen y sin fin. Así,por estas diversas "vías", el hombre puede acceder al conocimiento de la existencia de una realidad que es la causa primera y el fin último de todo, "y que todos llaman Dios"" (S. Tomásde A., s. th. 1,2,3)" - Catecismo, n. 34.

5. La Nueva Era considera a Jesúsde Nazareth como una manifestaciónmásde lo que denomina "conciencia crística", que se habríaencarnado de igual forma en Buda, Mahoma, Gandi, etc. Esto implica negar la originalidad de la Encarnación, y rechazar la afirmación central de la fe cristiana sin la cual esta pierde todo sentido: que Jesús, nacido de María, es verdaderamente el Hijo de Dios, Dios de Dios, consustancial al Padre; verdadero Dios y verdadero hombre.

"La fe en la verdadera encarnación del Hijo de Dios es el signo distintivo de la fe cristiana: "Podréis conocer en esto el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa a Jesucristo, venido en carne, es de Dios" (1Jn 4,2). Esa es la alegre convicción de la Iglesia desde sus comienzos cuando canta "el gran misterio de la piedad": "Él ha sido manifestado en la carne".

"El acontecimiento único y totalmente singular de la Encarnacióndel Hijo de Dios no significa que Jesucristo sea en parte Dios y en parte hombre, ni que sea el resultado de una mezcla confusa entre lo divino y lo humano. Élse hizo verdaderamente hombre sin dejar de ser verdaderamente Dios. Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre." -Catecismo, nn. 463-464.

6. La manera particular en que el pensamiento acuariano considera el alma del hombre como una parte (chispa) de la divinidad, deriva en una antropologíatotalmente incompatible con la verdadera concepcióncristiana del hombre, segúnla cual, éste es un todo (cuerpo y alma) creado por Dios a su imagen y semejanza, -y por ende distinto de Élno divino-, llamado a una vocación trascendente, pero no por naturaleza sino por gracia.

"La persona humana, creada a imagen de Dios, es un ser a la vez corporal y espiritual. El relato bíblico expresa esta realidad con un lenguaje simbólico cuando afirma que "Dios formó al hombre con polvo del suelo e insufló en sus narices aliento de vida y resultó el hombre un ser viviente" (Gn 2,7). Por tanto, el hombre en su totalidad es querido por Dios." - Catecismo, n. 362

7. Sostener la posibilidad de la reencarnación, conlleva negar puntos centrales de la fe cristiana como son: el sentido de la Pasión de Cristo, la necesidad de su Sacrificio redentor, la justificación por la sola Gracia, la existencia tanto del cielo como del infierno, la retribuciónpara buenos y malos despuésde esta vida, el hombre como unidad sustancial de cuerpo y alma, etc.. Reencarnación y resurreccción de los muertos no son conceptos semejantes, ni tan siquiera relacionados."La muerte es el fin de la peregrinación terrena del hombre, del tiempo de gracia y de misericordia que Dios le ofrece para realizar su vida terrena según el designio divino y para decidir su último destino. Cuando ha tenido fin "el único curso de nuestra vida terrena", ya no volveremos a otras vidas terrenas. "Está establecido que los hombres mueran una sola vez" (Hb 9,27). No hay reencarnación después de la muerte" - Catecismo, n. 1013

8. Para el cristianismo, el fin del hombre no es la autodivinizacióna través de un proceso evolutivo que abarca distintos ciclos de reencarnación-como sostienen los maestros de la Nueva Era-; sino que es el gozo eterno de la gloria en la presencia de Dios, al cual accedemos por pura Misericordia divina luego de ser juzgados al final de nuestras vidas presentes segúnnuestros méritos.

"La muerte pone fin a la vida del hombre como tiempo abierto a la aceptación o rechazo de la gracia divina manifestada en Cristo (cf. 2Tm 1,9-10). El Nuevo Testamento habla del juicio principalmente en la perspectiva del encuentro final con Cristo en su segunda venida; pero también asegura reiteradamente la existencia de la retribución inmediata despuésde la muerte de cada uno como consecuencia de sus obras y de su fe. La parábola del pobre Lázaro (cf. Lc 16,22) y la palabra de Cristo en la Cruz al buen ladrón(cf. Lc 23,43), así como otros textos del Nuevo Testamento (cf. 2Co 5,8; Flp 1,23; Hb 9,27; 12,23) hablan de un último destino del alma (cf. Mt 16,26) que puede ser diferente para unos y para otros." - Catecismo, n. 1021

9. La "espiritualidad" que se deriva de la visión acuariana del hombre -centrada en la disolución y abandono de la persona en el todo-, no tiene punto real de contacto con la espiritualidad cristiana, que gira en torno a la respuesta libre, personal y por ende personalizante del hombre a Dios que se revela, respuesta que es en sí misma fruto de la gracia, nunca del esfuerzo del hombre.

10. En los ambientes Nueva Era se habla abundantemente de la oración, pero en realidad le dan esta denominación a una búsqueda instrospectiva del propio ser; esta búsqueda, en realidad carece de semejanza con la oración cristiana que es un auténtico diálogo de amor con Dios, fundado en la realidad de que Él nos amó primero. En la praxis cristiana, la oración es diálogo no monólogo; es encuentro con Dios, no búsqueda del propio bienestar.

Es oportuno tener presente tambiénque numerosas prácticas difundidas por la Nueva Era, originadas en rituales mágicos o en el espiritismo, no son aceptables por un cristiano bajo ningúnpretexto, siendo muchas de ellas condenadas desde tiempos del Antiguo Testamento; nos estamos refiriendo a: el "channeling" o invocaciónde espíritus, sean estos de extraterrestres, maestros ascendidos, familiares difuntos, o quiénes quiera.

"Dios puede revelar el porvenir a sus profetas o a otros santos. Sin embargo, la actitud cristiana justa consiste en entregarse con confianza en las manos de la providencia en lo que se refiere al futuro y en abandonar toda curiosidad malsana al respecto...

"Todas las formas de adivinacióndeben rechazarse: el recurso a Satáno a los demonios, la evocaciónde los muertos, y otras prácticas que equivocadamente se supone "desvelan" el porvenir (cf. D 18,10; Jr 29,8). La consulta de horóscopos, la astrología, la quiromancia, la interpretaciónde presagios y de suertes, los fenómenos de visión, el recurso a "mediums" encierran una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y, finalmente, los hombres, a la vez que un deseo de granjearse la protecciónde poderes ocultos. Están en contradicción con el honor y el respeto, mezclados de temor amoroso, que debemos solamente a Dios.

"Todas las prácticas de magia o de hechicería mediante las que se pretende domesticar potencias ocultas para ponerlas a su servicio y obtener un poder sobrenatural sobre el prójimo -aunque sea para procurar la salud-, son gravemente contrarias a la virtud de la religión. Estas prácticas son máscondenables aúncuando van acompañadas de una intención de dañar a otro, recurran o no a la intervención de los demonios. Llevar amuletos es también reprensible. El espiritismo implica con frecuencia prácticas adivinatorias o mágicas. Por eso la Iglesia advierte a los fieles que se guarden de él. El recurso a las medicinas llamadas tradicionales no legitima ni la invocaciónde las potencias malignas, ni la explotaciónde la credulidad del prójimo." - Catecismo, nn. 2115-2117

Desde nuestra fe cristiana:

- Dios no es una energía; Dios es personal.

- El universo no ha emanado de Dios; ha sido creado por Dios a partir de la nada.

- El universo y Dios no son lo mismo; Dios es absolutamente trascendente y distinto del universo.

- Las cosas creadas no son objeto de adoración; sólo a Dios se ha de adorar.

- Jesúsde Nazareth no es una manifestación de la ’conciencia crística’; es el Hijo de Dios hecho hombre.

- El alma humana no es una chispa de Dios; ha sido creada por Dios, distinta de Él.

- El alma humana no se reencarna luego de la muerte; sino que aguarda la resurrección de los muertos.

- La esperanza del hombre no es la propia autodivinización es la vida eterna en la presencia de Dios.

- La espiritualidad cristiana no es diluciónde la persona, es maduración de la opción libre de fe.

- La oración no es monólogo que busca bienestar sino diálogo con Dios aceptando su voluntad.

Mirando hacia el futuro

El fenómeno del estallido religioso contemporáneo y especialmente este despertar de un nuevo misticismo neo-pagano, debiera llevarnos a reflexionar no sólo sobre las causas objetivas que se puedan detectar, sino también sobre la respuesta que daremos al desafío que esto significa. Indudablemente que intentar mirar hacia adelante sin atender plenamente los antecedentes es caminar sin rumbo; a este respecto cabe recordar la afirmación del Cardenal Danneels: "Debe reinar un gran sufrimiento, una enorme insatisfacción en el corazón de nuestros contemporáneos, para que busquen su salvaciónen semejante mixtura..."

En realidad, la conspiración de Acuario es un asalto silencioso al corazóndesprevenido de los cristianos, que intenta reemplazar de modo subrepticio al Dios verdadero por una energía impersonal; desplazar al sacerdocio católico por una colecciónde maestros, canalizadores y gurúes de vidriera; pervertir la esperanza cristiana en una vida luminosa en la presencia del Padre, convirtiéndola en un ciclo tiránico e inacabable de reencarnaciones; degradar la auténtica y libre conversióncristiana a un simple cambio de ropajes dando nombre nuevo a debilidades viejas.

La Nueva Era es una oferta atrayente para una demanda religiosa insatisfecha ya que, sin configurar propiamente una verdadera religión, pone al alcance del consumidor un espiritualismo sin Dios, sin Iglesia, sin compromisos personales; una "espiritualidad" configurable a la medida de la necesidad del cliente.

En este contexto, el éxito de su expansión se centra en buena medida, en que no se presenta como una propuesta excluyente sino como una espiritualidad alternativa válida incluso para los cristianos, buscando convencer al desprevenido de que no hay incompatibilidad entre las prácticas New Age y la fe católica. Esto, sabemos que es una mentira, pero la mayoríade los cristianos carecen de la formación necesaria para percibirlo con facilidad.

La presencia y avance de sectas o movimientos como la Nueva Era que muchas veces no solo proponen doctrinas opuestas a la fe cristiana, sino que incluso llegan a agredir a la Iglesia Católica como a la autora y portadora de todos los males, provocan reacciones encontradas en el seno de todo fiel cristiano.

Por un lado la tentaciónde responder, de "combatir" a las sectas a travésde una actitud de confrontacióny enfrentamiento; por el otro, la tentaciónde un falso pluralismo y un mal entendido respeto de la libertad religiosa que lleva a no hablar del tema, a negarse a considerarlo como un desafío.

Entre ambos, se extiende un amplio campo signado por el amor a la Verdad, el respeto mutuo y el celo evangelizador que quiere que todos los hombres lleguen al conocimiento de la Verdad.

Atentos a esto, las vías de acciónadecuadas parecen ser las siguientes:

I. La del esclarecimiento, es decir, la de aplicar esfuerzos específicamente orientados a clarificar a los fieles cristianos que a pesar de lo que los propulsores de estos movimientos declaren, estos movimientos no son cristianos. Esto debiéramos hacerlo sin juzgar sobre la buena fe de los adherentes; y en un contexto de verdadero respeto de la libertad religiosa ya que nadie puede verdaderamente elegir de modo libre si es engañado en su buena fe.

II. La de la profundización en la propia opciónde fe, ya que la manera adecuada de evitar que los cristianos se vean tentados de recurrir a respuestas y salidas falsas, es trabajar para que encuentren las respuestas a sus interrogantes y la solución a sus ansiedades en la vivencia profunda de la propia fe bautismal.

III. La rectificación de nuestro pensamiento mágico. Aunque vivimos en la era de la tecnología y la globalización, es evidente que el pensamiento mágico invade los rincones más remotos de nuestra vida: las supersticiones, el deslumbramiento por lo "maravilloso" o lo "sobrenatural", el temor a lo desconocido... son todas dimensiones habituales de la existencia humana, que en nuestro tiempo pueden recubrirse fácilmente con un barniz falsamente científico. En este sentido, recuperar algunas pautas elementales del verdadero pensamiento científico puede ser un camino útil para salvar a nuestra razóndel disparate de la magia.