La Nueva Era

Siempre Fiel

Su aparicióne n numerosas publicaciones específicas o de interés general, su irrupción en el ámbito de los medios de comunicación, la difusión que le han dado a algunos de sus preceptos actores, periodistas y deportistas, han hecho que el Movimiento New Age o Nueva Era ganara rápidamente los primeros planos de la consideración social.

En un artículo, un sociólogo alemán caracterizaba la situación religiosa del final del siglo XX como una "religiosidad vagabunda". ¿Cómo podemos entender esto?

A partir de la difusión del pensamiento iluminista, se ha intentado sistemáticamente separar la práctica religiosa del contexto social, dando así lugar al denominado secularismo; un intento de autonomía absoluta de lo social, con exclusión de las opciones religiosas.

Esta división forzada condujo a nuestra sociedad hacia la pérdida de credibilidad en la religión como portadora de las respuestas que exigen los cuestionamientos trascendentes de la humanidad, respuestas que consecuentemente debieron buscarse muchas veces en falsas promesas de salvación cuasi-religiosas, como las ideologías políticas revolucionarias o la absolutizaciónde la ciencia.

La paradoja de nuestro tiempo es que las ideologías han perdido su fuerza convocante y el proyecto cientificista de constituir a la verdad científica como religión de la humanidad ha tropezado con serias barreras en el desastre ecológico y el peligro nuclear.

Pero la incertidumbre provocada por este fracaso no ha terminado con la eliminación del sentimiento religioso, sino en la generación de esta nueva ’religiosidad vagabunda’, es decir, una búsqueda de lo trascendente pero que ya no está espontáneamente dirigida hacia las estructuras religiosas, sino que rebusca en cuanta oferta de trascendencia se le presenta -hinduismo, budismo, magia celta, espiritismo, esoterismo, etc.-, sin discernir demasiado sobre su contenido de Verdad.

Así, no es de extrañar que esta "sed de trascendencia", en un contexto de consumismo creciente como el nuestro, de lugar a lo que también ya se ha llamado ’el supermercado de las religiones’, o sea, una gama infinita de ofertas religiosas y seudo-religiosas que bajo distintos ropajes buscan captar la demanda insatisfecha: gurúes, exorcistas, adivinos, parapsicólogos, brujos, chamanes, maestros ascendidos... todo tiene cabida en nuestro supermercado espiritual. No es un simple rebrote pagano o seudo-gnóstico, es más bien la extraña conjunción de sociedad de consumo y ansias de un misticismo desbocado.

Este clima socio-religioso es el contexto en el que debemos comprender este complejo fenómeno que se ha denominado Nueva Era, New Age, Conspiraciónde Acuario, etc..

Cuando hablamos del movimiento New Age, estamos refiriéndonos a una amplia corriente cultural cuyo origen suele localizarse en la costa Oeste de los Estados Unidos, en la década de los ’60, pero que recoge elementos diversos de culturas tan primitivas como pueda imaginarse a los que procura sintetizar en una presentación inarmónica de teología oriental, concepción mágica del universo, "sabiduría" de las culturas más dispares (desde los atlantes hasta los rosacruces), junto a medicina holística y "sicología" transpersonal, todo con un aderezo de mesianismo milenarista en clave OVNI.

No podemos referirnos a New Age como a una secta más, la realidad no es tan simple; estamos en realidad ante un fenómeno infinitamente máscomplejo, una verdadera corriente cultural, es decir, no sólo una religión, sino un nuevo concepto de Dios, del hombre y de la creacióntoda, una cosmovisión decididamente nueva y diferente, un nuevo modo de insertarse el hombre en el mundo y en la sociedad, de comprenderse el hombre a sí mismo.