EL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS
LA BIBLIA
EL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS
La Biblia
© Fundación Palabra de Vida - Buenos Aires
© Sociedad Bíblica Católica Internacional (SOBICAIN)Protasio Gómez, 15 • 28027 MADRIDE-mail: sobicain@sobicain.org
Censor: Pbro. Luis H. Rivas
Puede Imprimirse
RAUL FRANCISCO Card. PRIMATESTA
Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina
Arzobispo de Córdoba
Mayo de 1981
Edita:
SAN PABLO
Protasio Gómez, 15 • 28027 MADRID E-mail: spiexport@sobicain.org
Distribuye:
SAN PABLO
Riobamba 230
C1025ABF BUENOS AIRES - Rep. Argentina
Tel. (54 11) 55552400 - Fax: (54 11) 55552425
E-mail: ventas@san-pablo.com.ar
Imprime:
GRÁFICAS CARASA - c/ Brañuelas, 1 bis
Pol. Ind. Cobo Calleja • 28940 FUENLABRADA
ISBN: 84-285
Depósito Legal: M-
Impreso en España - Printed in Spain
PRESENTACIÓN
La Biblia no necesita ser "presentada". Pero sí lo precisa esta nueva versión largamente esperada, de la que son responsables los Pbros. Armando J. Levoratti y Alfredo B. Trusso. "Presentarla" significa reconocer la importancia que tiene el hecho de que nuestro país y nuestro continente americano pueda contar en adelante con una traducción de la Biblia realizada por argentinos para el mundo hispanoparlante latinoamericano. De esa manera, los autores completan la obra iniciada con la publicación del Nuevo Testamento, tan difundida en nuestro país, sobre todo, a través de la Fundación Palabra de Vida.
Esta Fundación se ha propuesto poner la Sagrada Escritura al alcance de todos, como un medio primordial de intensificar la evangelización de nuestro pueblo. Porque, ¿qué es "evangelizar" sino anunciar "La Buena Noticia de Dios" (Rom. 1. 1), anticipada en el Antiguo Testamento y hecha presente en Jesucristo, "el Señor de todos" (Hech. 10. 36)? ¿Y acaso no se dijo en la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano de Puebla: "la Escritura debe ser el alma de la evangelización y la principal fuente de la catequesis"? (372, 981, 1001). Ya el Concilio Vaticano II había exhortado a los cristianos "a que aprendan ‘el inapreciable conocimiento de Cristo Jesús’ (Flp. 3. 8) con la lectura frecuente de las Sagradas Escrituras" (Dei Verbum, 25).
Naturalmente, para que la lectura de la Biblia sea provechosa, es indispensable que esté traducida en un lenguaje asequible y familiar. Este ha sido el propósito principal de quienes llevaron a cabo la presente versión, que recomiendo vivamente, especialmente a los sacerdotes, religiosos y laicos comprometidos en la obra evangelizadora. Al hacerlo, tengo presentes las palabras del Papa Pablo VI: "Los Obispos de todo el mundo tenemos la seria responsabilidad de hacer cuanto esté a nuestro alcance para procurar al pueblo un fácil acceso a las Escrituras".
Y ante la cercanía tan inmediata del "tercer milenio de la nueva era", decimos con nuestro venerado Padre y Pastor Supremo, el Papa Juan Pablo II:"Para conocer la verdadera identidad de Cristo, es necesario que los cristianos se vuelvan con renovado interés a la Sagrada Escritura ‘en la liturgía, tan llena del lenguaje de Dios, en la lectura espiritual, o bien en otras instituciones o con otros medios que para dicho fin se organizan hoy por todas partes’ (Concilio Vaticano II,Dei Verbum, 25). En el texto revelado es el mismo Padre celestial que sale a nuestro encuentro amorosamente y se entretiene con nosotros manifestándonos la naturaleza del Hijo unigénito y su proyecto de salvación para la humanidad" (Tertio Millenio, 40).
Que esta nueva versión contribuya a hacer cada vez más de la Biblia "el Libro del Pueblo de Dios", que nos revela su amor por medio de Jesucristo, el Señor en el Espíritu Santo.
Traducción,
plan de la obra, introducciones y notas
Pbros. Armando J. Levoratti y Alfredo B. Trusso
Colaboraron en la traducción del Nuevo Testamento
Mateo Perdía, c.p.
Orlando Aprile, Julián Falcato y Estela Picasso
Colaboraron en la traducción de los Evangelios
Rosa Falcato, Lucy Juritz, Luisa Peredo, María C. Teglia y Haydeé Uthurralt
*
Las ilustraciones de esta Biblia
han sido gentilmente cedidas por sus autores,
los artistas argentinos
Raúl Soldi (Antiguo Testamento)
Norah Borges (Nuevo Testamento)
Logotipo
Eduardo Mangialardi
Mapas
Paulinas (Antiguo Oriente, Éxodo hacia la Tierra prometida, Palestina en tiempos de Jesús)
Enrique Pugliese (Las tribus de Israel, Los dos Reinos: Judá e Israel, Jerusalén del Nuevo Testamento, Viajes de san Pablo)
LA BIBLIA DE LA FUNDACIÓN PALABARA DE VIDA
Desde que se abrieron las puertas de la Biblia a las lenguas vernáculas fueron apareciendo numerosas versiones de la Sagrada Escritura en los más variados idiomas, e incluso, en no pocos dialectos.
Como fruto del movimiento bíblico, y también del litúrgico del siglo pasado, esta tarea se fue incrementando notablemente, hasta que encontró su mejor y el más autorizado respaldo de la Iglesia Católica en el 2º Concilio Vaticano, el cual dedicó todo un documento a promover la difusión de la Palabra inspirada.
Dentro de este logro, ocupan un lugar destacado la versiones a la lengua española, y una de ellas es la que fue realizada por la "FUNDACIÓN PALABRA DE VIDA". Dicha Fundación, nacida en la Argentina en el año 1976, por iniciativa del entonces obispo de Lomas de Zamora, Mons. Desiderio E. Collino, se fue difundiendo ampliamente en este país, como así mismo en otros de América Latina. Más aún, en algunos de ellos –Chile, Paraguay y Uruguay, además del nuestro– fue adoptada como texto oficial de los Leccionarios litúrgicos.
El título dado a esta versión puso el acento en el hecho –tan olvidado en otras épocas– de que la Palabra de Dios no está reservada al Clero y a los religiosos, sino que es "un manantial inagotable de agua viva" (Jn. 4. 10, 14) del que pueden y deben beber todos los cristianos.
Otra de las características de esta versión es que la división de los Libros del Antiguo Testamento se ha realizado conforme a la originaria del texto hebreo: "La Ley, los Profetas (Historia y Colecciones proféticas) y los demás Escritos".
Agreguemos que el carácter eminentemente pastoral de "El Libro del Pueblo de Dios" –en lo que, con tanta razón, no sólo las generales, existentes en todas las otras versiones, sino también en las parciales de la mayor parte de los Libros Bíblicos.
Es oportuno citar el comentario sobre esta versión hecho en la traducción española del libro "La Biblia y sus transformaciones" del biblista italiano Carlos Buzzetti: "La traducción de "EL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS" es un tesoro de la lengua española. El equipo que la tradujo ha logrado un texto español bellísimo y una notable profundidad exegética. Las notas pastorales son muy breves y acertadas".
Pbros. Armando J. LEVORATTI y Alfredo B. TRUSSO
Buenos Aires, Navidad de 2002
La Palabra de Dios es viva y eficaz,
y más cortante que cualquier espada de doble filo:
ella penetra hasta la raíz del alma y del espíritu,
de las articulaciones y de la médula,
y discierne los pensamientos y
las intenciones del corazón.
Heb. 4. 12
CONTENIDO
Presentación 5
La Biblia de la Fundación Palabra de Vida 7
Orden alfabético de los libros de la Biblia 11
Abreviaturas y referencias bíblicas 12
Introducción a la Biblia 13
ANTIGUO TESTAMENTO
Los libros del Antiguo Testamento 19
Cronología bíblica del Antiguo Testamento 20
LA LEY
(El Pentateuco)
Introducción 25
Mapa del Antiguo Oriente 28
Génesis 29
Éxodo 89
Mapa del Éxodo hacia la Tierra prometida 90
Levítico 140
Números 178
Deuteronomio 228
Las colecciones proféticas
Introducción 485
Isaías 487
Jeremías 557
Ezequiel 632
Oseas 693
Joel 706
Amós 712
Abdías 723
Jonás 725
Miqueas 728
Nahúm 736
Habacuc 740
Sofonías 744
Ageo 749
Zacarías 752
Malaquías 767
LOS PROFETAS
La historia profética
Introducción 275
Josué 277
Mapa de las tribus de Israel 278
Jueces 308
Samuel 339
Primer libro de Samuel 340
Segundo libro de Samuel 376
Reyes 407
Mapa de los dos reinos: Judá e Israel 406
Primer libro de los Reyes 408
Segundo libro de los Reyes 445
LOS DEMÁS ESCRITOS
Introducción 775
Escritos incluidos en el Canon hebreo
Salmos 777
Job 944
Proverbios 994
Rut 1039
Cantar de los Cantares 1044
Eclesiastés 1052
Lamentaciones 1064
Ester 1073
Daniel 1082
Esdras y Nehemías 1102
El libro de Esdras 1103
El libro de Nehemías 1115
Crónicas 1133
Primer libro de las Crónicas 1134
Segundo libro de las Crónicas 1164
Escritos "deuterocanónicos"
Ester: suplementos griegos 1204
Judit 1209
Tobías 1226
Macabeos 1240
Primer libro de los Macabeos 1241
Segundo libro de los Macabeos 1278
Sabiduría 1307
Eclesiástico 1337
Baruc 1412
Carta de Jeremías 1419
Daniel: suplementos griegos 1422
NUEVO TESTAMENTO
Introducción 1431
Los libros del Nuevo Testamento 1433
Cronología bíblicadel Nuevo Testamento 1434
LOS EVANGELIOS
Introducción 1436
Mapa de Palestinaen tiempos de Jesús 1439
Plano de Jerusalén del N.T. 1440
Evangelio según san Mateo 1441
Evangelio según san Marcos 1490
Evangelio según san Lucas 1517
Evangelio según san Juan 1563
LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES
Mapa de los viajes de san Pablo 1605
Hechos de los Apóstoles 1607
LAS CARTAS APOSTÓLICAS
Cartas paulinas
Introducción 1653
Carta a los Romanos 1654
Primera Carta a los Corintios 1674
Segunda Carta a los Corintios 1695
Carta a los Gálatas 1708
Carta a los Efesios 1716
Carta a los Filipenses 1724
Carta a los Colosenses 1729
Primera Carta a los Tesalonicenses 1735
Segunda Carta a los Tesalonicenses 1740
Primera Carta a Timoteo 1743
Segunda Carta a Timoteo 1749
Carta a Tito 1753
Carta a Filemón 1756
Carta a los Hebreos 1758
Cartas "católicas"
Introducción 1775
Carta de Santiago 1776
Primera Carta de san Pedro 1781
Segunda Carta de san Pedro 1788
Primera Carta de san Juan 1792
Segunda Carta de san Juan 1799
Tercera Carta de san Juan 1800
Carta de san Judas 1801
EL APOCALIPSIS 1805
ORDEN ALFABÉTICO DE LOS LIBROS DE LA BIBLIA
LIBROS ABREV. PÁGS.
LIBROS ABREV. PÁGS.
Abdías Abd. 723
Ageo Ag. 749
Amós Am. 712
Apocalipsis Apoc. 1805
Baruc Bar. 1412
Cantar de los Cantares Cant. 1044
Carta de Jeremías C. Jer. 1419
Colosenses Col. 1729
1ª Corintios 1 Cor. 1674
2ª Corintios 2 Cor. 1695
1º Crónicas 1 Crón. 1134
2º Crónicas 2 Crón. 1164
Daniel Dn. 1082
Daniel griego Dn. gr. 1422
Deuteronomio Deut. 228
Eclesiastés Ecl. 1052
Eclesiástico Ecli. 1337
Efesios Ef. 1716
Esdras Esd. 1103
Ester Est. 1073
Ester griego Est. gr. 1204
Éxodo Éx. 89
Ezequiel Ez. 632
Filemón Flm. 1756
Filipenses Flp. 1724
Gálatas Gál. 1708
Génesis Gn. 29
Habacuc Hab. 740
Hebreos Heb. 1758
Hechos de los Apóstoles Hech. 1607
Isaías Is. 487
Jeremías Jer. 557
Job Jb. 944
Joel Jl. 706
Jonás Jon. 725
Josué Jos. 277
Juan Jn. 1563
1ª Juan 1 Jn. 1792
2ª Juan 2 Jn. 1799
3ª Juan 3 Jn. 1800
Judas Jds. 1801
Judit Jdt. 1209
Jueces Jc. 308
Lamentaciones Lam. 1064
Levítico Lev. 140
Lucas Lc. 1517
1º Macabeos 1 Mac. 1241
2º Macabeos 2 Mac. 1278
Malaquías Mal. 767
Marcos Mc. 1490
Mateo Mt. 1441
Miqueas Miq. 728
Nahúm Nah. 736
Nehemías Neh. 1115
Números Núm. 178
Oseas Os. 693
1ª Pedro 1 Ped. 1781
2ª Pedro 2 Ped. 1788
Proverbios Prov. 994
1º Reyes 1 Rey. 408
2º Reyes 2 Rey. 445
Romanos Rom. 1654
Rut Rt. 1039
Sabiduría Sab. 1307
Salmos Sal. 777
1º Samuel 1 Sam. 340
2º Samuel 2 Sam. 376
Santiago Sant. 1776
Sofonías Sof. 744
1ª Tesalonicenses 1 Tes. 1735
2ª Tesalonicenses 2 Tes. 1740
1ª Timoteo 1 Tim. 1743
2ª Timoteo 2 Tim. 1749
Tito Tit. 1753
Tobías Tob. 1226
Zacarías Zac. 752
ABREVIATURAS
Abd. Abdías
Ag. Ageo
Am. Amós
Apoc. Apocalipsis
Bar. Baruc
Cant. Cantar de los Cantares
C. Jer. Carta de Jeremías
Col. Colosenses
1 Cor. 1ª Corintios
2 Cor. 2ª Corintios
1 Crón. 1º Crónicas
2 Crón. 2º Crónicas
Dn. Daniel
Dn. gr. Daniel griego
Deut. Deuteronomio
Ecl. Eclesiastés
Ecli. Eclesiástico
Ef. Efesios
Esd. Esdras
Est. Ester
Est. gr. Ester griego
Éx. Éxodo
Ez. Ezequiel
Flm. Filemón
Flp. Filipenses
Gál. Gálatas
Gn. Génesis
Hab. Habacuc
Heb. Hebreos
Hech. Hechos de los Apóstoles
Is. Isaías
Jer. Jeremías
Jb. Job
Jl. Joel
Jon. Jonás
Jos. Josué
Jn. Juan
1 Jn. 1ª Juan
2 Jn. 2ª Juan
3 Jn. 3ª Juan
Jds. Judas
Jdt. Judit
Jc. Jueces
Lam. Lamentaciones
Lev. Levítico
Lc. Lucas
1 Mac. 1º Macabeos
2 Mac. 2º Macabeos
Mal. Malaquías
Mc. Marcos
Mt. Mateo
Miq. Miqueas
Nah. Nahúm
Neh. Nehemías
Núm. Números
Os. Oseas
1 Ped. 1ª Pedro
2 Ped. 2ª Pedro
Prov. Proverbios
1 Rey. 1º Reyes
2 Rey. 2º Reyes
Rom. Romanos
Rt. Rut
Sab. Sabiduría
Sal. Salmos
1 Sam. 1º Samuel
2 Sam. 2º Samuel
Sant. Santiago
Sof. Sofonías
1 Tes. 1ª Tesalonicenses
2 Tes. 2ª Tesalonicenses
1 Tim. 1ª Timoteo
2 Tim. 2ª Timoteo
Tit. Tito
Tob. Tobías
Zac. Zacarías
REFERENCIAS BÍBLICAS
Los libros de la Biblia se dividen en capítulos y estos, a su vez, en versículos. Tanto unos como otros tienen su número correspondiente: los capítulos se indican con números grandes y los versículos con otros más pequeños. Esta división no pertenece desde luego a los textos originales, sino que fue introducida muy posteriormente por razones de orden práctico.
De hecho, para citar un texto, se indica la abreviatura del Libro correspondiente, el o los capítulos en que se encuentra y el o los versículos que abarca. Damos algunos ejemplos:
• Gn. 1. 25 significa: Libro del Génesis, capítulo 1, versículo 25.
• 1 Rey. 2. 19-25 significa: Primer libro de los Reyes, capítulo 2, desde el versículo 19 hasta el 25.
• Sal. 23. 1-4, 6 significa: Salmo 23, desde el versículo 1 al 4 y versículo 6.
• Mt. 5. 3, 6, 9 significa: Evangelio según san Mateo, capítulo 5, versículos 3, 6 y 9.
• Rom. 4. 18 - 5. 2 significa: Carta a los Romanos, desde el capítulo 4, versículo 18, hasta el capítulo 5, versículo 2.
• Apoc. 5. 1-5; 8. 1-6 significa: Libro del Apocalipsis, capítulo 5, desde el versículo 1 al 5 y capítulo 8, desde el versículo 1 al 6.
En Abdías, la Carta de Jeremías, la Carta a Filemón, la 2ª y 3ª Cartas de Juan y la Carta de Judas, se citan solamente los versículos.
INTRODUCCIÓN A LA BIBLIA
Qué es la Biblia
Cada país, cada época, cada lengua o cultura tiene sus propios best sellers. Algunos de ellos están más allá de toda frontera y nunca pasan de moda. Pero ninguno ha tenido un destino comparable al de la Biblia, ese Libro al que Pablo VI llamó acertadamente "el best seller permanente de la humanidad", que ha sido "traducido a todas las lenguas, impreso en millones de ejemplares, difundido y leído en todos los países del mundo".
¿Qué es la Biblia? la Biblia es el Libro que el Pueblo judío y la Iglesia cristiana consideran sagrado, porque contiene el mensaje de Dios. La Biblia es la PALABRA DE DIOS. A través de ella, Dios habla a su Pueblo. Le da a conocer cómo se manifiesta y actúa en el mundo, para hacer de la historia de los hombres una "Historia de salvación". Le confía su designio misericordioso, un designio cumplido en dos tiempos: "después de haber hablado antiguamente a nuestros padres por medio de los Profetas, en muchas ocasiones y de diversas maneras, ahora, en este tiempo final, Dios nos habló por medio de su Hijo" (Heb. 1.1-2).
"Biblia" es una palabra griega que significa "los libros", es decir, los Libros por excelencia. Conviene tener en cuenta este significado original, porque la Biblia, más que "un" libro, es una especie de "biblioteca", una colección de 74 escritos –47 del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo– redactados a lo largo de más de mil años y reunidos después en un solo volumen. En ella encontramos historia y narraciones folclóricas, códigos de leyes y poemas, parábolas y refranes, oráculos proféticos, cartas y listas genealógicas. Pero, a través de esa gran variedad de estilos y formas literarias, es el mismo y único Dios el que se dio a conocer a su Pueblo, como un Padre a sus hijos. En primer lugar a Israel, el Pueblo de la Antigua Alianza, y luego a la Iglesia, el Pueblo de la Nueva Alianza. El Pueblo que nace con Abraham, el primer creyente en la Palabra, y culmina en Jesucristo, la "última" Palabra de Dios. Por eso, más que ningún otro libro, la Biblia es EL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS.
Un Libro en dos tiempos
Toda la Biblia es la historia de las Alianzas de Dios con los hombres. Para nuestros hermanos de Israel, la Biblia se reduce a lo que llamamos el ANTIGUO TESTAMENTO o "Libro de la Antigua Alianza". Para los cristianos, en cambio, la Sagrada Escritura incluye también el NUEVO TESTAMENTO o "Libro de la Nueva Alianza". Uno y otro se complementan. El Antiguo Testamento prepara el Nuevo y el Nuevo revela el sentido profundo del Antiguo. "La Ley estaba grávida de Cristo", decían los Padres de la Iglesia. Y uno de ellos, san Jerónimo, no duda en afirmar: "Ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo". De esta enseñanza se hace eco el Concilio Vaticano II, cuando enseña: "Dios, inspirador y autor de ambos Testamentos, dispuso tan sabiamente las cosas, que el Nuevo Testamento está latente en el Antiguo y el Antiguo está patente en el Nuevo. Porque, aunque Cristo estableció con su Sangre una Nueva Alianza, al ser asumidos íntegramente en el anuncio evangélico, los libros del Antiguo Testamento adquieren y manifiestan su plena significación en el Nuevo" (Dei Verbum, 16).
Así nos encontramos frente a un Libro "en dos tiempos", correspondientes a las dos grandes etapas históricas de la Revelación de Dios. En el Antiguo y en el Nuevo Testamento, Dios mismo se "revela" –es decir, "quita el velo" que nos impedía conocer su vida íntima– y nos llama a vivir en comunión con él . Siempre ha habido hombres que trataron de encontrar una respuesta divina a los grandes interrogantes que brotan del corazón humano. Este anhelo de una "revelación" trascendente es una constante en la historia religiosa de la humanidad. Y no hay duda que siempre y en todas partes Dios hizo brillar algunos destellos de su luz, porque el Creador del cielo y de la tierra "nunca dejó de dar testimonio de sí mismo" (Hech. 14. 17) ante los hombres. Pero en la Biblia, él se revela de una manera nueva y definitiva, que supera, perfecciona y purifica cualquier otra revelación. Ya no es el hombre el que va en busca de Dios, sino Dios el que sale al encuentro del hombre por su propia iniciativa. Este encuentro alcanza su plenitud en Jesucristo, centro y clave de toda la Biblia. En él se revela "el misterio que estuvo oculto desde toda la eternidad" (Col. 1. 26) y por la fe en él "nos atrevemos a acercarnos a Dios con toda confianza"(Ef. 3. 12).
Palabra de Dios escrita por hombres
En la Biblia, Dios habla a los hombres y lo hace por medio de hombres, que confieren a cada escrito de este Libro único su matiz particular. La Biblia es la Palabra de Dios, está inspirada por él, pero no ha caído directamente del cielo. Fue escrita en un lenguaje humano, vinculado a una historia, a una cultura y a formas literarias propias de épocas bien determinadas. Más aún, es el fruto de una experiencia, la experiencia vivida por el pueblo de Israel y por la Iglesia primitiva. Son muchas las contingencias históricas que "amasaron" la Biblia y le dieron progresivamente su forma actual. Antes de ser "Escritura", la Palabra de Dios fue anuncio y vida.
El Espíritu Santo no usó a los autores inspirados como meros "taquígrafos"de lo que él les dictaba. Se valió de ellos como de instrumentos vivos, respetando y enriqueciendo su originalidad humana y literaria, e hizo que ellos transmitieran fielmente sus palabras, no "a pesar", sino "a través" de un lenguaje humano. Como dice el Concilio Vaticano II: "Las palabras de Dios, al ser expresadas por lenguas humanas, se hicieron semejantes a la manera humana de hablar, así como un día la Palabra del eterno Padre se hizo semejante a los hombres, asumiendo la carne de la debilidad humana"(Dei Verbum, 13).
Una Palabra siempre actual
La sola mención de la Biblia suele evocar la idea de algo muy antiguo, de cosa de otra época. Y este es el peligro más grande: leerla como un libro del pasado. En ese caso, a lo más sería un libro interesante e instructivo, pero no pasaría de allí. La Biblia es mucho más que eso. Es un Libro siempre actual, como la Palabra que contiene. En la Biblia, Dios sigue hablando a los hombres "hoy" y "aquí". Ni los viajes espaciales ni las computadoras electrónicas restan actualidad a la Biblia. Su lenguaje puede ser a veces anacrónico, pero su mensaje es eterno.
Para eso es necesario leerla a la par del libro de la vida. La Biblia, en efecto, tiene que ver, y mucho que ver, con todo lo que pasa en cada persona y en el mundo entero. Si bien es un Libro religioso, no por eso es ajeno a la realidad. A "toda" la realidad, tanto en su dimensión individual cuanto comunitaria. Tal vez pocos libros sean tan "realistas" como la Biblia. Nacida de la "realidad" propia de las distintas épocas en que fue escrita, y encarnada en ellas, la Biblia tiene que ser leída, o mejor dicho, "releída" en la realidad de "nuestra" época y de "cada" época. Releída con ojos siempre nuevos, no para hacerle decir lo que nosotros queremos que diga, sino para que ella nos diga lo que siempre tiene de nuevo.
Cómo debemos leer la Biblia
Indudablemente, la Biblia –sobre todo el Antiguo Testamento– no es un Libro fácil. Es necesario que nos "iniciemos" en su lectura, que aprendamos a leerla, ubicándonos en el "mundo" de la Biblia, tan diferente y distante en muchos aspectos del nuestro. Como es necesario que uno esté iniciado en la música, en la matemática o en los deportes para que pueda entender la actuación de un pianista o la demostración de un teorema o el desarrollo de un partido. Por lo pronto, debemos saber que en la Biblia hay diferentes estilos y "géneros" literarios, y por lo tanto, no todo hay que leerlo de la misma manera. Existe una gran diferencia, por ejemplo, entre una crónica histórica como el libro de los Reyes y una novela como el libro de Judit, entre un poema amoroso como el Cantar de los Cantares y un relato épico como el libro del Éxodo. Todo en la Biblia es Palabra de Dios, pero esa palabra se reviste de formas muy diversas.
Para poder adentrarnos en el "mundo" de la Biblia, es muy útil leer previamente las introducciones generales y parciales a cada uno de sus Libros, como también las notas aclaratorias a ciertos pasajes más oscuros. Con todo, nada de esto, y ningún estudio sobre la Biblia por recomendable que sea, puede suplir su lectura directa y asidua. Desde luego, no se trata de leer la Biblia para ver "qué dice". A veces, esa curiosidad puede ser un punto de partida. Pero no hay que quedarse ahí. Es necesario leerla para alimentar la fe, para afirmar la esperanza y acrecentar el amor. La lectura de la Biblia debe estar acompañada de la oración, debe ser un diálogo con Dios. De esta manera, aun los textos más áridos y lejanos a nuestra mentalidad podrán darnos "la sabiduría que conduce a la salvación, mediante la fe en Cristo Jesús". Porque "toda la Escritura está inspirada por Dios, y es útil para enseñar y para argüir, para corregir y para educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y esté preparado para hacer siempre el bien" (2 Tim. 3. 15-17).
La Biblia, inseparable de la Tradición
Así como la Biblia nació de la experiencia humana y espiritual del pueblo de Israel y de la Iglesia primitiva, también nos llega a través de ese Pueblo y de esa Iglesia. De los textos originales a las traducciones modernas, pasando por los viejos manuscritos que se remontan a los primeros siglos cristianos, hay un "hilo conductor" que nos transmite sustancialmente la misma Palabra de Dios. Ese hilo es lo que se llama la "Tradición". La Tradición es el medio vital en el que se fueron gestando y deben ser leidos los escritos del Antiguo y del Nuevo Testamento. De ahí que la Biblia pueda, en todo caso distinguirse, pero nunca separarse de la Tradición viviente u oponerse a ella. Una y otra no son dos ríos que corren paralelos a partir de diferentes fuentes, sino que "surgen de la misma fuente –la Palabra de Dios– se funden en cierto modo y tienden a un mismo fin" (Dei Verbum, 9). "Son como un espejo en el que la Iglesia que peregrina en la tierra contempla a Dios, de quien todo lo recibe, hasta que sea llevada a su presencia para verlo cara a cara, tal cual es" (Dei Verbum, 7).
Por eso, los cristianos debemos leer la Biblia "en" la Iglesia, la comunidad visible de los creyentes en Jesucristo fundada sobre la predicación apostólica. Es verdad que la Iglesia está al servicio de la Palabra de Dios y tiene que dejarse iluminar y guiar por ella. Pero también es verdad que la Palabra llega a nosotros por medio de la Iglesia. A ella le toca reconocer "oficialmente" cuáles son los Libros inspirados –lo que se llama el "canon" de las Escrituras– y cómo debemos interpretarlos. Esa Iglesia es, en primer término, el Magisterio personificado en el Papa y los Obispos. Pero es también todo el conjunto de los creyentes, animados por el Espíritu de Cristo bajo la conducción de sus pastores. Podemos decir que, además de la inspiración propiamente tal, que es la bíblica, hay una inspiración eclesial, que procede igualmente del Espíritu y no cesa de acompañar al Pueblo de Dios hasta el fin del mundo. Y ese Espíritu "sopla donde quiere" (Jn. 3. 8), para hacernos comprender la "Palabra de Vida" (1 Jn. 1. 1) contenida en la Escritura y ayudarnos a vivir de ella.
La Iglesia siempre ha venerado las Sagradas Escrituras como al mismo Cuerpo de Cristo, porque, sobre todo en la Liturgia, no deja de alimentarse con el Pan de vida y de distribuirlo a los fieles, tomándolo de la mesa tanto de la Palabra de Dios como del Cuerpo de Cristo. Siempre las ha tenido y las tiene, juntamente con la Tradición, como la regla suprema de su fe, ya que, inspiradas por Dios y consignadas por escrito de una vez para siempre, ellas comunican inmutablemente la Palabra del mismo Dios y hacen resonar la voz del Espíritu Santo en las palabras de los Profetas y los Apóstoles.
Es necesario, por lo tanto, que toda la predicación eclesiástica como la misma religión cristiana se alimente de la Sagrada Escritura y se rija por ella. En los Libros Sagrados, en efecto, el Padre que está en el cielo sale con amor al encuentro de sus hijos y entabla conversación con ellos. Y es tanta la fuerza y la eficacia que radica en la Palabra de Dios, que ella se convierte en soporte vigoroso de la Iglesia, en alimento del alma y en fuente pura y perenne de la vida espiritual.
CONCILIO VATICANO IIDei Verbum, 21
EL LIBRO
DE LA ANTIGUA ALIANZA
El Antiguo Testamento
Muchas e importantes enseñanzasnos han sido transmitidaspor la Ley, los Profetasy los Escritores que los han seguido,por los cuales se debe elogiar a Israel,a causa de su instrucción y su sabiduría.
Ecli. Introducción
Todo lo que ha sido escrito en el pasado,ha sido escrito para nuestra instrucción,a fin de que por la constancia y el consueloque dan las Escrituras, mantengamos la esperanza.
Rom. 15. 4
LOS LIBROS
DEL ANTIGUO TESTAMENTO
LA LEY(El Pentateuco)
GÉNESIS, ÉXODO, LEVÍTICO, NÚMEROS, DEUTERONOMIO
LOS PROFETAS
La historia profética
JOSUÉ, JUECES, 1º y 2º SAMUEL, 1º y 2º REYES
Las colecciones proféticas
Los Profetas mayores: ISAÍAS, JEREMÍAS, EZEQUIELLos Profetas menores: OSEAS, JOEL, AMÓS, ABDÍAS, JONÁS, MIQUEAS, NAHÚM, HABACUC, SOFONÍAS, AGEO, ZACARÍAS, MALAQUÍAS
LOS DEMÁS ESCRITOS
Admitidos por el Judaísmo palestinense e incluidos en el Canon hebreo
SALMOS, JOB, PROVERBIOS, RUT,CANTAR DE LOS CANTARES, ECLESIASTÉS, LAMENTACIONES,ESTER, DANIEL, ESDRAS Y NEHEMÍAS, 1º y 2º CRÓNICAS
Admitidos, además de los anteriores, por el Judaísmo de Alejandría o "deuterocanónicos"
JUDIT, TOBÍAS, 1º y 2º MACABEOS,SABIDURÍA, ECLESIÁSTICO,BARUC, CARTA DE JEREMÍAS,Suplementos griegos de ESTER y de DANIEL
CRONOLOGÍA BÍBLICADEL ANTIGUO TESTAMENTO
a.C.
Hacia 1800: Migración de ABRAHAM a Canaán.
Hacia 1700: Establecimiento de los descendientes de JACOB en Egipto.
Hacia 1250: Éxodo de Egipto bajo la guía de MOISÉS.
Hacia 1230: Entrada de los israelitas en la Tierra Prometida bajo la guía de JOSUÉ.
1200-1040: Período de los JUECES.
1040-1010: Actividad de SAMUEL y reinado de SAÚL.
1010-970: Reinado de DAVID.
972-933: Reinado de SALOMÓN.Tradición "yahvista" del PENTATEUCO.Redacción de Proverbios 10. 1 - 22. 16.
933: División del Reino davídico: ISRAEL al norte y JUDÁ al sur.
870-780: Actividad profética de ELÍAS y ELISEO en Israel.Tradición "elohísta" del PENTATEUCO.
Hacia 750: Actividad profética de AMÓS y comienzo de la de OSEAS en Israel.
740-700: Actividad profética de ISAÍAS y MIQUEAS en Judá.
722-721: Caída del reino de ISRAEL y deportación a Nínive.
716-687: Redacción de PROVERBIOS 25-29; 22. 17 - 24. 34.Primera redacción del DEUTERONOMIO.
Hacia 630: Actividad profética de SOFONÍAS.
627: Comienzo de la actividad profética de JEREMÍAS.
622: Reforma religiosa de JOSÍAS.
Hacia 612: Actividad profética de NAHÚM.
Hacia 600: Actividad profética de HABACUC.
598: Asedio de Jerusalén y primera deportación a Babilonia.
593-571: Actividad profética de Ezequiel en Babilonia.
587: Caída del reino de JUDÁ y segunda deportación a Babilonia.Redacción de LAMENTACIONES y posiblemente de ABDÍAS.
Hacia 560: Redacción definitiva de JOSUÉ, JUECES, SAMUEL I y II, REYES I y II.
550: Comienzo de la actividad profética del SEGUNDO ISAÍAS.
538: Retorno de los exiliados en Babilonia.
537-520: Actividad profética del TERCER ISAÍAS.Reconstrucción del Templo de Jerusalén y actuación de ZOROBABEL.
520-515: Actividad profética de AGEO y ZACARÍAS.
445-433: Primera misión de NEHEMÍAS.
428 ó 398: Misión de ESDRAS.Redacción definitiva del PENTATEUCO.Actividad profética de JOEL y MALAQUÍAS.Redacción de CRÓNICAS I y II, ESDRAS y NEHEMÍAS, JONÁS, PROVERBIOS 1-9, JOB y RUT.
Hacia 400: Recopilación definitiva de los SALMOS.
332: Judea cae bajo la dominación griega.Redacción de ZACARÍAS II, CANTAR DE LOS CANTARES, TOBÍAS y ECLESIASTÉS.
Hacia 200: Redacción del ECLESIÁSTICO y ESTER.
168: Persecución de Antíoco IV Epífanes.
167: Comienzo de la rebelión de los MACABEOS.Redacción de DANIEL, JUDIT, MACABEOS II y BARUC.
Hacia 100: MacabeoS I y CARTA DE JEREMÍAS.
63: JUDEA cae bajo la dominación romana.
Hacia 50: Redacción de SABIDURÍA.
37-4: Reinado de HERODES EL GRANDE, bajo el cual nació JESÚS.
Escucha, Israel:El Señor, nuestro Dios, es el único Señor.
Amarás al Señor, tu Dioscon todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.Graba en tu corazón estas palabrasque yo te dicto hoy.
Deut. 6. 4-6
Antes que llegara la fe,estábamos cautivos bajo la custodia de la Ley, en espera de la fe que debía ser revelada.Así, la Ley nos sirvió de guía para llevarnos a Cristo,a fin de que fuéramos justificados por la fe.
Gál. 3. 23-24
LA LEY
el pentateucoLos cinco primeros libros de la Biblia contienen una parte narrativa, que comienza con la creación del mundo y concluye con la muerte de Moisés. Las narraciones sirven de marco a las leyes que dieron su impronta característica al pueblo de Israel, y por eso la tradicción judía designa a este conjunto de Libros con el nombre de "Torá", palabra hebrea que significa "LA LEY".
En el siglo II de la era cristiana, se les dio el nombre de PENTATEUCO. Esta palabra de origen griego significa "cinco instrumentos" y se la usó originalmente para designar los "cinco estuches" donde se guardaban esos Libros.
Aunque está compuesto de elementos muy heterogéneos, el Pentateuco constituye una verdadera unidad. La división del mismo en cinco partes se funda en razones de orden práctico: su finalidad era facilitar el manejo de una obra tan voluminosa. Los judíos de Palestina designaban cada una de esas partes con la palabra inicial del texto. El primer libro, por ejemplo, se llamaba "Al principio". Pero en los medios de habla griega, se prefirió darles un título que expresara algún aspecto de su contenido, y de esa manera surgieron los nombres con que se los conoce actualmente.
El primer libro se llama GÉNESIS, que quiere decir "origen", porque describe los comienzos del universo, de la humanidad y del Pueblo de Dios.
El segundo recibe el nombre de ÉXODO, que significa "salida", porque la primera parte de este libro trata de la salida de Egipto.
Luego viene el LEVÍTICO, así llamado porque contiene el ritual que debían observar los sacerdotes de la tribu de Leví.
El libro de los NÚMEROS debe su designación a los diversos censos mencionados en él.
Y el último se llama DEUTERONOMIO que quiere decir "segunda ley", porque completa la legislación del Sinaí con las normas y preceptos promulgados por Moisés en las llanuras de Moab.
La formación del Pentateuco
Resulta equívoco y algo anacrónico considerar al Pentateuco como un "libro" en el sentido moderno de la palabra. En realidad, se trata de una compilación de varias fuentes o tradiciones narrativas, legales y litúrgicas, que se fueron formando y transmitiendo en el Pueblo de Dios a lo largo de muchos siglos. Las etapas de ese proceso pueden ser reconstruidas en parte, mediante el análisis literario de los textos. Algunos elementos de esas tradiciones se remontan hasta la época de Moisés y aún antes, y se fueron transmitiendo oralmente antes de ser fijados por escrito.
Los antiguos santuarios de Palestina –Siquém, Betel, Hebrón y Jerusalén– fueron el medio original donde nacieron y se conservaron muchas de esas tradiciones. Las gestas de los antepasados se contaban a los peregrinos en las asambleas cultuales. Los relatos épicos servían de comentario en las fiestas religiosas, donde se revivían las grandes obras de Dios en favor de su Pueblo. De una manera especial, los santuarios contribuyeron a la formación de los textos legislativos: allí se tenía necesidad de leyes sagradas para el ordenamiento del culto, para determinar las obligaciones de los fieles y para la administración de la justicia.
Las cuatro tradiciones del Pentateuco
El estudio detenido de los textos permite afirmar que en la composición definitiva del Pentateuco –realizada después del Exilio, hacia el siglo V a.C.– se emplearon principalmente cuatro fuentes o tradiciones diversas: la "yahvista", la "elohísta", la "sacerdotal" y la "deuteronómica".
La recopilación de estas tradiciones, procedentes de ambientes y épocas muy diferentes, explica la variedad de vocabulario y estilo, la existencia de relatos paralelos o "duplicados", las incongruencias y, de una manera más general, la rica complejidad literaria y doctrinal que caracteriza a toda la obra.
La tradición "yahvista"
La tradición más antigua recibe el nombre de "yahvista", porque su autor utiliza desde el comienzo del relato el nombre de Yahvé, nombre propio del Dios de Israel, traducido habitualmente "el Señor" (Gn. 4. 26). Estas narraciones se distinguen por su estilo simple y sin artificios, que revelan el arte de un narrador consumado. El autor "yahvista" no expresa su pensamiento por medio de enunciados abstractos, sino mediante la selección y encadenamiento de narraciones, que recoge de la tradición oral y escrita de su pueblo. Sin perder nunca de vista la trascendencia de Dios, describe su acción con rasgos marcadamente antropomórficos.
El horizonte del "yahvista" es universal. Según su concepción, la historia del mundo se encuentra bajo el signo de la "maldición" introducida por el pecado (Gn. 3. 14-19). Pero la voluntad salvífica de Dios enfrenta al pecado, y con la elección de Abraham hace irrumpir la "bendición" en el mundo (Gn. 12. 1-3). El pueblo de Israel es el portador de esa bendición, y su presencia es germen de bendiciones para todos los pueblos.
La tradición "elohísta"
La segunda tradición se denomina "elohísta", porque designa a Dios con el nombre de "Elohím" –palabra hebrea que significa "dios"– hasta el momento en que el nombre propio del Dios de Israel –o sea, Yahvé– es revelado a Moisés en el Sinaí (Éx. 3.15).
Esta tradición acentúa la distancia entre Dios y el hombre, y en ella, las revelaciones divinas se realizan con rasgos menos antropomórficos: Dios permanece invisible y habla desde el fuego o desde la nube; dirige a su Pueblo por medio de un profeta como Moisés, y comunica libremente el espíritu profético (Núm. 11. 25).
La tradición "sacerdotal"
Esta tradición se caracteriza por el predominio de las prescripciones legislativas, sobre todo, las referentes a la organización del Santuario y del culto, a las fiestas litúrgicas, y a las funciones del sacerdote Aarón y de sus hijos. Por eso se la designa con el nombre de "sacerdotal".
Los textos jurídicos y rituales pertenecientes a esta tradición aparecen encuadrados en un marco narrativo, porque tanto las instituciones de Israel como las leyes que lo rigen, se fundan en las intervenciones salvíficas del Dios "santo", que quiere crear para sí un Pueblo "santo".
Los rasgos más salientes del estilo "sacerdotal" son las repeticiones, el gusto por la exactitud cronológica y númerica, las genealogías y la predilección por todo lo referente al culto.
La tradición "deuteronómica"
Las tres tradiciones antes mencionadas, aparecen entremezcladas en los cuatro primeros libros del Pentateuco. En cambio, la tradición "deuteronómica" –dentro del Pentateuco– se encuentra casi exclusivamente en el libro del Deuteronomio. Las características de esta tradición se describen en la introducción correspondiente.
Actualidad cristiana del Pentateuco
La inevitable extrañeza y las numerosas dificultades que suscita la lectura del Pentateuco, no suprimen ni disminuyen su importancia y su valor permanente como Palabra de Dios.
El Pentateuco es, en efecto, el testimonio de la revelación progresiva de Dios, que se manifestó a Israel, a fin de preparar la salvación de todos los hombres. En él se trazan las grandes líneas de la Historia de la salvación, desde la elección de Abraham hasta la formación del pueblo de Israel.
Dentro de esa historia, y a pesar de todas la infidelidades humanas, se destaca la fidelidad de Dios a su Promesa, sellada con una Alianza de amor. De esta manera el Pentateuco enriquece nuestro conocimiento de Cristo, "el mediador de una Alianza más excelente" (Heb. 8. 6), en quien "encuentran su sí" –es decir, su cumplimiento– "todas las promesas de Dios" (2 Cor. 1. 20).