Abdías

El libro de ABDÍAS es el más corto del Antiguo Testamento. Fue escrito en la época del exilio y su autor nos es completamente desconocido. De los veintiún versículos que componen esta obra, casi la mitad (1-9) son paralelos a un texto de Jeremías (49. 7-22), si bien siguiendo un orden diferente.

El núcleo central de este escrito es un oráculo contra el país de Edóm. Siempre habían sido difíciles las relaciones de Israel con ese país, que la Biblia hace descender de Esaú, el hijo de Isaac suplantado por Jacob, su hermano menor. La tensión llegó a su punto máximo cuando los edomitas aprovecharon la ruina de Jerusalén en el 587 a. C. para invadir la Judea meridional. Esto explica la violenta reacción de Abdías, compartida por otros textos bíblicos que también se hacen eco de la indignación de los israelitas frente a la traición de sus hermanos de raza (Jer. 49. 7-22; Ez. 25. 12-14; 35; 36. 1-5; Lam. 4. 21-22; Sal. 137. 7).

El profeta clama por la justicia de Dios y anuncia la revancha de Israel contra Edóm. Este será destruido y, a la vez, varios territorios vecinos de ese país serán anexados al territorio de Judá. Así llegará el "Día del Señor" para todos los pueblos.

Título y prólogo

1 1a Visión de Abdías sobre Edóm.1c Hemos oído un mensaje

de parte del Señor,

un heraldo ha sido enviado a las naciones:

"¡De pie! ¡Al asalto de la ciudad! ¡Al combate!".

La sentencia contra Edóm

1b Así habla el Señor:

2 ¡Yo te hago pequeño entre los pueblos,

tú eres el más despreciado!

3 La soberbia de tu corazón te engañó,

a ti, que habitas en las hendiduras de la roca,

que pones tu morada en las alturas,

y dices en tu corazón:

"¿Quién me precipitará por tierra?".

4 Aunque te encumbres como el águila,

aunque coloques tu nido entre las estrellas,

de allí te precipitaré –oráculo del Señor–.

La ruina de Edóm

5 Si vinieran ladrones a tu casa,

o asaltantes nocturnos,

¿se llevarían más de lo que necesitan?

Si vinieran vendimiadores,

¿no dejarían algunos racimos?

En cambio tú ¡cómo has sido arrasado!

6 ¡Cómo ha sido registrado Esaú

y han sido explorados sus tesoros escondidos!

7 Te han expulsado hasta las fronteras,

todos tus aliados te han engañado;

tus amigos te han derrotado,

los que compartían tu pan tendieron un lazo bajo tus pies:

"¡Ya no hay más inteligencia en él!".

8 ¿Acaso ese día –oráculo del Señor–

no haré desaparecer a los sabios de Edóm

y la inteligencia de la montaña de Esaú?

9 Tus valientes tendrán miedo, Temán,

a fin de que todo hombre sea extirpado

de la montaña de Esaú.

La culpa de Edóm

Por la masacre, 10 por la violencia

contra tu hermano Jacob,

la vergüenza te cubrirá

y tú serás extirpado para siempre.

11 El día en que estabas allí presente,

cuando los extranjeros llevaban a su ejército cautivo,

cuando extraños franqueaban sus puertas

y echaban suertes sobre Jerusalén,

tú también eras como uno de ellos.

12 ¡No mires con aire de triunfo a tu hermano

en el día de su desastre!

¡No te alegres por los hijos de Judá

en el día de su perdición!

¡No profieras insolencias

en el día de la angustia!

13 ¡No entres por la puerta de mi pueblo

en el día de su ruina!

¡No te regocijes, también tú, al ver su desgracia

en el día de su ruina!

¡No extiendas tu mano hacia sus riquezas

en el día de su ruina!

14 ¡No te apostes en las encrucijadas

para exterminar a sus fugitivos!

¡No entregues a sus sobrevivientes

en el día de la angustia!

15 ¡Porque está cerca el Día del Señor

contra todas las naciones!

Lo mismo que tú has hecho, se te hará a ti:

¡tu merecido recaerá sobre tu cabeza!

Desquite de Israel sobre Edóm

16 Sí, como ustedes bebieron sobre mi Montaña santa,

así beberán sin cesar todas las naciones:

¡beberán y se hartarán,

y serán como si nunca hubieran existido!

17 Pero sobre la montaña de Sión habrá refugiados

–ese será un lugar santo–

y la casa de Jacob reconquistará sus posesiones.

18 ¡La casa de Jacob será un fuego,

la casa de José, una llama

y la casa de Esaú, la paja!

La abrasarán y la consumirán,

y no habrá sobrevivientes en la casa de Esaú,

porque ha hablado el Señor.

El nuevo Israel

19 Los del Négueb poseerán la montaña de Esaú y la Sefelá, el país de los filisteos; ellos poseerán el territorio de Efraím y el territorio de Samaría, y Benjamín ocupará Galaad.

20 Los deportados, este ejército de los israelitas, poseerán el país de los cananeos hasta Sarepta, y los deportados de Jerusalén que están en Sefarad, poseerán las ciudades del Négueb.

21 Ellos subirán victoriosos a la montaña de Sión, para juzgar a la montaña de Esaú. ¡Y al Señor pertenecerá la realeza!

 

 

1 1-2. Ver Jer. 49. 14-15.

3. "Que pones tu morada en las alturas": Edóm ocupaba las montañas y mesetas situadas al sudeste del Mar Muerto (Gn. 36. 6-8). Esta posición geográfica, aparentemente inexpugnable, había infundido a los edomitas un sentimiento desmesurado de orgullo y seguridad. Ver Jer. 49. 16.

5-6. Ver Jer. 49. 9-10.

7-9. "¡Ya no hay más inteligencia en él!": el exterminio de Edóm trae como consecuencia la desaparición de sus "sabios" (v. 8), que gozaban de gran renombre en la antigüedad (Bar. 3. 23). "Temán" era una ciudad ubicada al norte de Edóm, que aquí representa a todo el país. Ver Jer. 49. 7.

11. "Echaban suertes sobre Jerusalén": alusión al reparto del botín y de los territorios conquistados, que se realizaba por medio de un sorteo.

15. Los profetas anteriores al exilio describían el "Día del Señor" como un día de juicio y condenación para Israel. El Señor intervendría para castigar severamente las infidelidades de su Pueblo, y las naciones paganas serían el instrumento de su justicia (Is. 2. 11-2 1 ; Am. 5. 18-20; Sof. 1. 14-18). Pero una vez que Israel sufrió la prueba del exilio, todas sus esperanzas de salvación se concentraron en el Día del Señor: el juicio de Dios ya no recaería sobre el Pueblo elegido, sino sobre las naciones que lo devastaron y lo redujeron a la esclavitud. Ver Jl. 4.

17. Ver Jl. 3. 5; 4. 16-17.

19. En el Día del Señor, Israel volverá a poseer sus antiguos dominios: el Négueb, al sur; las colinas y las costas de Filistea, al oeste; las montañas de Efraím, al norte; y la región de Galaad, al este del Jordán.

20. "Sarepta" era una población situada en la costa mediterránea, entre Tiro y Sidón (1 Rey. 17. 9; Lc. 4. 26). "Sefarad" podría ser Sardes, la capital de Lidia, en Asia Menor (Apoc. 3.1). Este nombre dio origen al término "sefardita", con que se designa a los judíos de España y del norte de Africa.

21. Ver Miq. 4. 6-7; Zac. 14. 9; Sal. 22. 28-30; Apoc. 11. 15.