Malaquías

Los oráculos que cierran la colección de los escritos proféticos son la obra de un profeta cuyo verdadero nombre nos es desconocido. El nombre MALAQUÍAS –que en hebreo significa "mi mensajero"– fue tomado seguramente de 3. 1 y puesto como título en el encabezamiento del Libro. Aunque estos oráculos no traen ninguna indicación cronológica, la actividad de Malaquías suele situarse poco antes del 445 a. C., fecha en que Nehemías llegó a Jerusalén para llevar a cabo la reforma política y religiosa de la comunidad judía. Este escrito proporciona datos muy valiosos sobre las condiciones de vida del Judaísmo a mediados del siglo V a. C., corroborando y completando la información que nos dan los libros de Esdras y Nehemías.

Cuando Malaquías desarrolló su actividad profética, el Templo ya estaba reconstruido, pero el culto divino y la conducta de los sacerdotes dejaba mucho que desear (2. 1-9). A estos abusos en la práctica del culto se sumaban otros de carácter moral y social. Los ricos oprimían a los pobres (3. 5; Neh. 5. 1-5), muchos repudiaban a la esposa de su juventud para casarse con mujeres extranjeras (2. 14) y otros consideraban que era inútil servir al Señor, ya que a los malos les va mejor que a los buenos (2. 17; 3. 13-14). Todos estos pecados son condenados por Malaquías. Frente a la indiferencia y al escepticismo generalizados, él reafirma decididamente el amor de Dios hacia su Pueblo (1. 2-5). Con la misma energía condena los abusos cometidos en el Templo (1. 13-14), reprueba los matrimonios con mujeres paganas (2. 11) y exhorta a la fidelidad matrimonial (2. 15-16), que encuentra su prototipo en la fidelidad del Señor hacia Israel.

Por último, el profeta anuncia el "Día del Señor", que purificará a los sacerdotes, destruirá toda injusticia y dará el triunfo a los justos. Esta restauración del orden moral (3. 5) y del orden cultual (3. 4) culminará en el sacrificio perfecto ofrecido al Señor por todas las naciones (1. 11), que preludia el sacrificio incruento de la Nueva Alianza. En el más célebre de sus oráculos proféticos, Malaquías describe la llegada del Señor, preparada por un misterioso mensajero (3. 1), a quien el Evangelio indentifica con Juan el Bautista, el Precursor de Jesús (Mt. 11. 10).

Título

1 1 Oráculo. Palabra del Señor a Israel por medio de Malaquías.

El amor del Señor a Israel

2 ¡Yo los he amado!, dice el Señor,

y ustedes dicen: "¿En qué nos has amado?".

¿Esaú no era el hermano de Jacob?–oráculo del Señor–.

Sin embargo, yo amé a Jacob3 y aborrecí a Esaú.

Yo hice de sus montañas una desolación

y di su herencia a los chacales del desierto.

4 Si Edóm dice: "¡Hemos sido destruidos,

pero reconstruiremos nuestras ruinas!",

así habla el Señor de los ejércitos:

Ellos edificarán, y yo demoleré,

se los llamará "Territorio de maldad"

y "Pueblo contra quien el Señor está enojado para siempre".

5 Ustedes lo verán con sus ojos y dirán:

"¡Grande es el Señor,

aún más allá del territorio de Israel!".

Condiciones del verdadero culto

6 El hijo honra a su padre y el servidor teme a su señor.

Pero si yo soy Padre, ¿dónde está mi honor?

si soy Señor, ¿dónde está mi temor?,

les dice el Señor de los ejércitos,

a ustedes, sacerdotes, que desprecian mi Nombre.

Y ustedes dicen: "¿En qué hemos despreciado tu Nombre?".

7 Presentando sobre mi altar un alimento manchado,

Y ustedes dicen: "¿En qué te hemos manchado?".

Diciendo: "La mesa del Señor es despreciable".

8 Cuando ustedes presentan un animal ciego para el sacrificio,

¿no están obrando mal?

Y cuando presentan un animal rengo o enfermo,

¿no están obrando mal?

Ofrécelos a tu gobernador,

a ver si te recibe bien y se muestra favorable,

dice el Señor de los ejércitos.

9 Y ahora, aplaquen el rostro de Dios,

para que él tenga piedad de nosotros.

Todo esto viene de las manos de ustedes,

¿acaso él se les mostrará favorable?,

dice el Señor de los ejércitos.

10 ¿No habrá alguien entre ustedes que cierre las puertas,

para que no enciendan en vano el fuego de mi altar?

Yo no me complazco en ustedes,

dice el Señor de los ejércitos,

y no acepto las ofrendas de sus manos.

11 Pero desde la salida del sol hasta su ocaso,

mi Nombre es grande entre las naciones

y en todo lugar se presenta a mi Nombre

un sacrificio de incienso y una ofrenda pura;

porque mi Nombre es grande entre las naciones,

dice el Señor de los ejércitos.

12 Pero ustedes lo profanan cuando dicen:

"La mesa del Señor está manchada,

y su alimento es despreciable".

13 Ustedes dicen: "¡Qué fastidio!" y me provocan

dice el Señor de los ejércitos.

Cuando traen un animal robado, rengo o enfermo,

cuando traen esas ofrendas,

¿puedo yo aceptarlas de sus manos?,

dice el Señor.

14 ¡Maldito sea el tramposo

que tiene un animal macho en su rebaño,

lo ofrece en voto y después sacrifica al Señor uno mutilado!

Porque yo soy un gran Rey, dice el Señor de los ejércitos,

y mi Nombre es temible entre las naciones.

Advertencia a los sacerdotes

2 1 ¡Y ahora, para ustedes es esta advertencia, sacerdotes!

2 Si no escuchan

y no se deciden a dar gloria a mi Nombre,

dice el Señor de los ejércitos,

yo enviaré sobre ustedes la maldición

y maldeciré sus bendiciones;

ya las he maldecido,

porque ustedes no se deciden a hacer eso.

3 Yo les quebraré el brazo,

les tiraré estiércol a la cara

–el estiércol de sus fiestas–

y ustedes serán barridos con él.

4 Entonces sabrán que yo les hice esta advertencia,

para que subsista mi alianza con Leví,

dice el Señor de los ejércitos.

5 Mi alianza con él era vida y paz,

y yo se las concedía;

era temor, y él me temía

y reverenciaba mi Nombre.

6 La verdadera doctrina estaba en su boca

y en sus labios no había maldad;

él caminaba conmigo en paz y con rectitud,

y apartaba a muchos del mal.

7 Porque los labios del sacerdote guardan la ciencia

y de su boca se busca la instrucción,

porque es el mensajero del Señor de los ejércitos.

8 Pero ustedes se han desviado del camino,

han hecho tropezar a muchos con su doctrina,

han pervertido la alianza con Leví,

dice el Señor de los ejércitos.

9 Por eso yo los he hecho despreciables

y viles para todo el pueblo,

porque ustedes no siguen mis caminos

y hacen acepción de personas

al aplicar la Ley.

La profanación del matrimonio

10 ¿No tenemos todos un solo Padre?

¿No nos ha creado un solo Dios?

¿Por qué nos traicionamos unos a otros,

profanando así la alianza de nuestros padres?

11 Judá ha traicionado,

y se ha cometido una abominación

en Israel y en Jerusalén.

Porque Judá ha profanado

lo que está consagrado al Señor, lo que él ama,

casándose con la hija de un dios extranjero.

12 Al hombre que hace esto,

que el Señor le arranque de los campamentos de Jacob

al testigo, al garante

y aun al que presenta la ofrenda al Señor de los ejércitos.

13 Ustedes hacen todavía otra cosa:

cubren el altar del Señor

de lágrimas, llantos y gemidos,

porque él no se vuelve más hacia la ofrenda,

ni la acepta de las manos de ustedes.

14 Y ustedes dicen: "¿Por qué?".

Porque el Señor ha sido testigo

entre ti y la esposa de tu juventud,

a la que tú traicionaste,

aunque ella era tu compañera y la mujer de tu alianza.

15 ¿No ha hecho él un solo ser,

que tiene carne y espíritu?

¿Y qué busca este único ser?

Una descendencia dada por Dios.

Tengan cuidado, entonces, de su espíritu

y que nadie traicione a la mujer de su juventud.

16 Porque si alguien repudia por aversión,

cubre su ropa de violencia,

dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel.

Tengan cuidado, entonces, de su espíritu

y no traicionen.

Contra los escépticos

17 Ustedes cansan al Señor con sus palabras,

y dicen: "¿En qué lo cansamos?".

Cuando ustedes dicen: "Todo el que obra mal

es bien visto por el Señor,

y él se complace en ellos",

o también: "¿Dónde está el Dios de la justicia?".

El Día del Señor

3 1 Yo envío a mi mensajero, para que prepare el camino

delante de mí.

Y en seguida entrará en su Templo

el Señor que ustedes buscan;

y el Ángel de la alianza que ustedes desean

ya viene, dice el Señor de los ejércitos.

2 ¿Quién podrá soportar el Día de su venida?

¿Quién permanecerá de pie cuando aparezca?

Porque él es como el fuego del fundidor

y como la lejía de los lavanderos.

3 Él se sentará para fundir y purificar:

purificará a los hijos de Leví

y los depurará como al oro y la plata;

y ellos serán para el Señor

los que presentan la ofrenda conforme a la justicia.

4 La ofrenda de Judá y de Jerusalénserá agradable al Señor,

como en los tiempos pasados, como en los primeros años.

5 Yo me acercaré a ustedes para el juicio

y atestiguaré decididamente

contra los adivinos, los adúlteros y los perjuros,

contra los que oprimen al asalariado,

a la viuda y al huérfano,

contra los que violan el derecho del extranjero,

y no temen, dice el Señor de los ejércitos.

Los diezmos del Templo

6 Porque yo, el Señor, no he cambiado,

¡pero ustedes no dejan de ser hijos de Jacob!

7 Desde la época de sus padres,

ustedes se apartan de mis preceptos y no los observan.

¡Vuelvan a mí y yo me volveré a ustedes!,

dice el Señor de los ejércitos.

Ustedes dicen: "¿Cómo volveremos?".

8 ¿Puede un hombre defraudar a Dios?

¡Sin embargo, ustedes me defraudan a mí!

Ustedes dicen: "¿En qué te hemos defraudado?".

En el diezmo y en los tributos.

9 Sobre ustedes pesa una maldición,

porque ustedes, la nación entera,me defraudan.

10 Lleven el diezmo íntegro a la casa del Tesoro,

para que haya alimento en mi Casa.

Sométanme a esta prueba, dice el Señor de los ejércitos,

y verán si no les abro las compuertas del cielo

y derramo para ustedes

la bendición en abundancia.

11 Yo les espantaré la langosta,

para que no destruya los frutos de la tierra

y la viña no les quede estéril en el campo,

dice el Señor de los ejércitos.

12 Todas las naciones los proclamarán felices,

porque ustedes serán una tierra de delicias,

dice el Señor de los ejércitos.

Triunfo de los justos en el Día del Señor

13 Ustedes hablan duramente contra mí,

dice el Señor,

14 y todavía preguntan: "¿Qué hemos dicho contra ti?".

Ustedes dicen: "Es inútil servir a Dios,

¿y qué ganamos con observar sus mandamientos

o con andar enlutados delante del Señor de los ejércitos?

15 Por eso llamamos felices a los arrogantes:

¡prosperan los que hacen el mal;

desafían a Dios, y no les pasa nada!".

16 Entonces se hablaron unos a otroslos que temen al Señor.

El Señor prestó atención y escuchó:

ante él se escribió un memorial,

en favor de los que temen al Señor y respetan su Nombre.

17 Ellos serán mi propiedad exclusiva,dice el Señor de los ejércitos,

en el Día que yo preparo.

Yo tendré compasión de ellos,

como un hombre tiene compasión de su hijo que lo sirve.

18 Ustedes volverán a ver la diferenciaentre el justo y el impío,

entre el que sirve a Dios y el que no lo sirve.

19 Porque llega el Día, abrasador como un horno.

Todos los arrogantes y los que hacenel mal serán como paja;

el Día que llega los consumirá, dice el Señor de los ejércitos,

hasta no dejarles raíz ni rama.

20 Pero para ustedes,los que temen mi Nombre,

brillará el sol de justicia que trae la salud en sus rayos,

y saldrán brincando como ternerosbien alimentados.

21 Ustedes pisotearán a los impíos,

que serán ceniza bajo la planta de sus pies,

en el Día que yo preparo, dice el Señor de los ejércitos.

Apéndice: la venida de Elías

22 Acuérdense de la Ley de Moisés, mi servidor,

a quien yo prescribí, en el Horeb,

preceptos y leyes para todo Israel.

23 Yo les voy a enviar a Elías, el profeta,

antes que llegue el Día del Señor, grande y terrible.

24 Él hará volver el corazón de los padres hacia sus hijos

y el corazón de los hijos hacia sus padres,

para que yo no venga a castigar el paíscon el exterminio total.

1 2-5. Los oráculos de Malaquías presentan por lo general un mismo esquema. A la cuestión planteada por el profeta, el pueblo replica con una pregunta en la que expresa sus objeciones y sus dudas. A partir de esta pregunta, el profeta expone su pensamiento, insistiendo sobre todo en las consecuencias prácticas. Este procedimiento literario se inspira seguramente en la práctiva judicial.

3. La tradición bíblica considera a "Esaú" como el antepasado de Edóm, el enemigo ancestral de Israel (Gn. 25. 29-30; 36. 8-9). Ver Rom. 9. 13.

11. Después de señalar que el Señor reprueba los sacrificios ofrecidos en el Templo de Jerusalén, el profeta anuncia una renovación total del culto divino en los tiempos mesiánicos. Aunque Malaquías no específica de qué manera se va a producir esta renovación, él ya vislumbra el culto "en espíritu y en verdad" (Jn. 4. 23) centrado en la Eucaristía.

2 1-9. Este es el único pasaje del Antiguo Testamento en que se habla explícitamente de una "alianza" del Señor con Leví. En virtud de esta alianza, las funciones sacerdotales quedaban reservadas en forma exclusiva a los miembros de esa tribu. Ver Deut. 18. 1-8;33. 8-11; Jer. 33. 20-22; Neh. 13. 29; Ecli. 45. 23-26.

7. Ver Deut. 21. 5.

15. Ver Gn. 2. 7, 23-24.

3 1. Ver Mt. 11. 10; Mc. 1. 2.

10. Ver Deut. 28. 8-12.

19. Ver 3. 2; Am. 5. 18; Sof. 1. 14-18; Jl. 2. 11.

20. "El sol de justicia": en este contexto, la palabra "justicia" sugiere la idea de salvación, de victoria y de instauración de un nuevo orden de cosas (Is. 45. 8; 46. 13; 51. 6-8; Sal. 22. 32; 40. 11; nota Sal. 5. 9). La liturgia cristiana aplica este título a Jesucristo, luz del mundo y fuente de salvación para todos los hombres.

23. El pueblo judío esperaba la llegada de Elías como precursor del Mesías (Mt. 17. 10). Jesús declara que esa misión había sido cumplida por Juan el Bautista (Mt. 11. 10; 17. 11-13).

24. Ver Lc. 1. 17.