ALGUNOS PÁRRAFOS
DE LA HOMILÍA DEL CARDENAL
CLÁUDIO HUMMES, EL
21.IX.2009, EN LA REUNIÓN
DE LOS NUEVOS
OBISPOS DE TODO EL MUNDO REUNIDOS EN ROMA
Queridos hermanos Obispos:
Estamos
celebrando el Año Sacerdotal. También los Presbíteros, como ministros ordenados
y principales colaboradores de su respectivo Obispo, están sacramentalmente
unidos a la misión apostólica. Este año especial ha sido convocado por el Santo
Padre a favor de los Presbíteros a motivo de que ellos non son sustituibles y
de su importancia en la Iglesia. Como tales, hoy tienen una particular
necesidad de ser sostenidos y de llegar a una renovación espiritual y pastoral.
Es por eso que fraternalmente quisiera proponeros el estar muy cercanos a
vuestros Presbíteros, rezar por ellos y con ellos. El Santo Padre desea, con
gran intensidad de corazón, que este Año Sacerdotal sea bien recibido y bien
realizado por parte de los Obispos en sus diócesis. Nuestros Presbíteros
sienten la necesidad de sentirse amados y sostenidos en su vocación y misión,
sobre todo por parte de su Obispo y de su comunidad. Quieren ser reconocidos
por aquello que son y por lo que hacen. También tienen necesidad de ser
ayudados y orientados con el fin de poder renovar en sus corazones la verdadera
identidad del sacerdocio y el verdadero sentido del celibato. En este contexto
será decisivo renovar y fortalecer su espiritualidad presbiteral, que encuentra
su fundamento en el ser verdaderos e incondicionales discípulos de Jesucristo,
quien les ha configurado a El, Cabeza y Pastor de la Iglesia. A favor de este
modo de ser discípulos, en tal modo determinante en su vida, sirve tantísimo a
los Presbíteros la escucha y la lectura orante de la Palabra de Dios, la
celebración diaria de la Santa Misa, la recepción frecuente del Sacramento de
la Confesión, el rezo de la Liturgia de las Horas, la visita frecuente al
Santísimo Sacramento, la plegaria del Rosario y otros medios para enriquecerse
espiritualmente y de encuentro e intimidad personal con Jesucristo. También son
muy importantes los Ejercicios Espirituales y la formación permanente.
Además
hay que suscitar la conciencia misionaria de los Presbíteros. La Iglesia sabe
que existe una urgencia misionaria en todo el mundo, pero non sólo ad gentes, sino también al interno del mismo
rebaño de la Iglesia, ya establecida desde siglos en los países del mundo
cristiano. Hay que promover en nuestras diócesis y en nuestras parroquias un
verdadero afán misionario. Todos nuestros países son ahora tierra de misión en
sentido estricto de la palabra. Es necesario encender en nuestros presbíteros y
en nosotros mismos un nuevo fuego, una nueva pasión para alzarse e ir al
encuentro de las personas, allí donde viven y trabajan, para llevarles de nuevo
el Kerigma, el primer anuncio de la persona de Jesucristo, muerto y resucitado
y de su Reino, conduciéndoles a un encuentro personal primero y después
comunitario con el Señor. Benedicto XVI, nuestro amado Papa, refiriéndose a la
situación de nuestros países de secular tradición cristiana ha dicho: “Debemos
reflexionar seriamente sobre el modo en el que hoy podamos realizar una
verdadera evangelización, no sólo una nueva evangelización sino muchas veces
una verdadera y propriamente primera evangelización. […] No es suficiente el
que nosotros busquemos el modo de conservar la grey ya existente” (discurso a los Obispos alemanes,
21.VIII.2005) sino que tenemos necesidad de una verdadera misión. No basta
acoger a las personas que nos vienen a las parroquias o a las rectorías. Es
necesario urgentemente levantarse y andar a la búsqueda, ante todo, de
tantísimos bautizados, que se han alejado de la participación a la vida de
nuestras comunidades y, después, hacia todos aquellos que poco o nada conocen a
Jesucristo. La misión ha renovado siempre a la Iglesia. Lo mismo acontece a los
Presbíteros cuando van a la misión. He aquí todo un programa a desarrollar en
este Año Sacerdotal.
Cardenal Cláudio Hummes
Arzobispo Emérito de San Pablo
Prefecto de la Congregación para el Clero