Enrique Morant Pellicer

 

            Nació en Bellreguart (Valencia), hijo de Evaristo y Presentación el 13 de octubre de 1908. Creció en el ambiente de una familia profundamente religiosa. A los once años empezó el bachillerato, que cursó en las Escuelas Pías de Gandía. Se trasladó a Madrid, donde inició los estudios de Arquitectura, pero al final del primer trimestre quedó decidida su vocación sacerdotal. Él mismo gestionó su ingreso en el Seminario sin saberlo sus padres, con la ayuda de un tío suyo, párroco de Fuente Encarroz (Valencia). A lí perfeccionó su formación intelectual y espiritual, a juzgar por sus escritos que se conservan y las notas del profesorado. En las vacaciones desplegó gran actividad, que concluyó en la fundación de la “Legión Católica”, un preludio de la Acción Católica. Celebraba círculos de catequistas para ayudar a los jóvenes a enriquecer y fortalecer la vida cristiana. Ordenado presbítero en 1933, tomó posesión de la parroquia de Barig (Valencia). Restauró la iglesia y la casa abadía, y se entregó de lleno a la reforma espiritual. Con su ejemplo y humildad, atrajo al pueblo y muchos se convirtieron a Jesucristo. Todos los días desarrollaba un punto de meditación con oración y propósito, y luego, celebraba la santa Misa. Con el fin de iniciar a los fieles en la lectura y para mejorar su formación espiritual, formó con gran esfuerzo una Biblioteca Parroquial. Organizó el coro, facilitando que algunos de sus miembros acudiesen a recibir clases de solfeo y canto a la vecina ciudad de Gandía. Tuvo gran interés en la formación de los padres de familia. Hizo que un grupo de jóvenes adquirieran el misal y vivieran mejor la liturgia. En 1935 dirigió unos Ejercicios Espirituales, a raíz de los cuales la juventud del pueblo cambió mucho.

            Después de las elecciones de febrero de 1936, debido a las calumnias de que fue objeto, salió de Bárig, obligado por el Ayuntamiento. Al marchar a su casa natal, fue nombrado Director del Patronato del Grao de Valencia, donde estuvo hasta el 18 de julio de aquel año. Al estallar la revolución se clausuró la iglesia de Bárig y se prohibió completamente el culto público. Don Enrique se hallaba en la residencia veraniega que el Patronato que dirigía tenía en Serra (Valencia) y marchó a Valencia, donde tomó el tren para llegar a su pueblo natal, aunque antes estuvo encarcelado durante tres días en Alcira (Valencia). Permaneció en casa de sus padres desde finales de julio hasta primeros de octubre de 1936, tiempo que fue una continua preparación para su muerte. Un día, le llamó tanto la atención la lectura del martirio de San Ignacio de Antioquia, que lo dio a leer a sus familiares para que admiraran con él su entereza de ánimo. El día 3 de octubre de 1936, domingo, a las once de la mañana, después de rezar el rosario con sus familiares, vio cómo unos milicianos señalaban la puerta de su casa. Entraron preguntando por él y, al aparecer éste, dieron un paso atrás; pero, rehechos, le llevaron al Comité, en donde alentó y confesó a las numerosas personas allí detenidas. Al día siguiente, lo ejecutaron en el término municipal de Jaraco (Valencia). Tenía 27 años. Sus restos mortales reposaron en el cementerio municipal de Bellreguart, desde donde fueron trasladados a la iglesia parroquial.

            Fue Beatificado en Roma el 11 de marzo de 2001.

 

En: González Rodríguez, Mª E., Los primeros 479 santos y beatos mártires del siglo XX en España. Quiénes son y de dónde vienen. Editorial EDICE, Madrid 2008, pp.335-336.