Fernando García Sendra

 

            Nació en Pego (Alicante) el 3 de marzo de 1905. Desde los cinco años era acólito, y antes de los ocho entró en el Colegio de Padres Franciscanos quienes, dadas sus buenas cualidades, le llevaron a Benisa (Alicante) para prepararle al postulantado de su Orden. A los tres años de estancia en Benisa, tuvo que volver a su casa por enfermedad. Restablecido, ingresó en el Colegio de Vocaciones Eclesiásticas de San José, de Valencia, recibiendo el presbiterado en 1931. En Bolulla (Alicante) ejerció las primicias de su apostolado, destacando en la enseñanza del catecismo. Tres años después, fue destinado a Sagra (Alicante), donde acrecentó su celo pastoral. Se recuerda su caridad; era un padre para todos. Don Fernando fue un buen sacerdote, ordenado, de mucha oración, mortificado y parco en la comida. Enamorado de la Eucaristía, de la Santísima Virgen y de San José. Trabajador incansable y abnegado; no tenía inconveniente en tratar y brindar su simpatía a descreídos y apartados de Dios para atraerlos al bien.

            Llegada la persecución religiosa, le propusieron esconderse. Él contestó: “Mientras son perseguidos mis hermanos en la fe, ¿he de esconderme y salvarme yo?”. Y se retiró a su casa paterna, en Pego. Una noche de septiembre fue detenido y conducido a la cárcel, donde, con otros sacerdotes, un lego franciscano y otros seglares, rezaba y se preparaba para el martirio. Todos ellos sabían que otros compañeros habían muerto ya por Cristo. En la madrugada del 18 de septiembre de 1936, se los llevaron a Gandía (Valencia); los cargaron en un camión, con las manos atadas a la espalda. Iban rezando y alentándose mutuamente a perseverar firmes en la fe. Llegaron al sitio llamado “La Pedrera”, y, atados como iban, cayeron martirizados don José García Mas (n. 257), Capellán del Santuario del Ecc -Homo de Pego, don Vicente Sastre Ivars, Beneficiado de la Catedral de Valencia; don Vicente Pérez García, Ecónomo de Altea; y fray Sebastián Ferrer, lego franciscano. Cuando los fusilaron, don Fernando quedó mal herido. Horas después, como pudo, se acercó a una casa vecina. Pidió le desataran, y nada pudo conseguir; fueron en busca de los milicianos que lo remataron a tiros. Contaba 31 años de edad. Estuvo enterrado en el cementerio de Gandía hasta que fue trasladado, con los demás compañeros de martirio, al cementerio de Pego. Actualmente sus reliquias se veneran en el templo parroquial de la Asunción de Nuestra Señora de Pego.

            Fue beatificado en Roma el 11 de marzo de 2001.

 

En: González Rodríguez, Mª E., Los primeros 479 santos y beatos mártires del siglo XX en España. Quiénes son y de dónde vienen. Editorial EDICE, Madrid 2008, pp.345-346.