Francesc Castells Brenuy

 

            Nació en La Pobla de Segur (Lleida), en casa Borat, el 31 de julio de 1866. El 21 de diciembre de 1889 fue ordenado presbítero y enseguida nombrado Prefecto y profesor de Filosofía en el Seminario diocesano. Desde el año 1900 al 1903 estudió en Roma, donde consiguió el doctorado en Teología y la licenciatura en Derecho Canónico. Anteriormente, en 1897, en el Seminario Central de Valencia, se había licenciado en Teología. Después fue vicario de Arén (Lleida) y ecónomo de Mont-roig (Lleida). A continuación, pasó un año y medio en la diócesis de Perpiñán. A su regreso, en 1912, fue nombrado ecónomo de Planoles (Girona) y en 1915 párroco de Vilanova de l’Aguda (Lleida). En 1922 fue de párroco a Tiurana (Lleida), y en 1934 se retiró a La Pobla. En enero de 1935 moría el párroco de El Poal (Lleida), y en el mes de marzo siguiente fue nombrado ecónomo de esta parroquia.

            Desempeñando este servicio sobrevino la persecución religiosa de 1936. Parece que fue el 21 de julio de 1936 cuando, errante por aquellos contornos, le detuvieron en Linyola y fue encerrado en la prisión instalada en los bajos del edificio del Ayuntamiento, donde sufrió brutales agresiones. Se llegó al extremo de apalearlo desnudo. El Juez municipal de Linyola, dispuesto a asegurar el orden y evitar el derramamiento de sangre dentro del territorio de su jurisdicción, fue a Barcelona en busca de dos policías del Estat Català para que le ayudasen a mantener una cierta legalidad. El 28 de julio, el Rvdo. Castells prestaba declaraciones ante el tribunal del Comité, en el salón de actos del Ayuntamiento. En la antesala esperaban el Juez y los policías que habían llegado de Barcelona, dispuestos a emprender su labor moderadora. Al salir, les dijo que era sacerdote, que había ejercido en Tiurana donde podían acudir para informarse de su actuación, y pidió que avisaran a sus familiares de La Pobla para que vinieran a recogerlo. Fue acogido por su familia en La Pobla de Segur, pero allí lo juzgaron de nuevo y condenaron. Llegados al lugar de la ejecución, un miembro del Comité dijo: “Al Rvdo. Castells podríamos dejarle libre”, pero otro respondió que no tenía que quedar ningún cura, y que nunca disfrutaría tanto como en el momento en que los mataran. Con espíritu misericordioso, le dijo el Rvdo. Francesc: “Yo te perdono”. Pero el otro replicó: “No necesito el perdón de nadie”. Tenía 70 años.

            Beatificado en Roma el 29 de octubre de 2005.

 

En: González Rodríguez, Mª E., Los primeros 479 santos y beatos mártires del siglo XX en España. Quiénes son y de dónde vienen. Editorial EDICE, Madrid 2008, pp.608-609.