Francisco Sendra Ivars

 

            Nació en Benisa (Alicante) el 23 de abril de 1899, siendo bautizado al día siguiente. Sus padres, José y María, le educaron en el espíritu profundamente cristiano y desde muy pequeño se inclinó hacia el sacerdocio. Cursó los estudios eclesiásticos en el Colegio de Vocaciones, de Valencia, ordenándose de presbítero en 1924. Comenzó siendo Vicario de Tormos, Rafol y Sanet (Alicante), pasando en 1931 a ser Coadjutor de Calpe (Alicante), y un año más tarde fue nombrado Regente de esta población. Sacerdote muy activo, fomentó las asociaciones parroquiales, que llegaron a ser muy florecientes. Cuidó con mucho esmero el catecismo parroquial, estableciendo la congregación de la Doctrina Cristiana. Fue un modelo de organización, y usaba el material catequístico de la más moderna pedagogía. Demostró ser un gran catequista.

            Apenas iniciada la revolución, en Calpe empezó la persecución de las personas más relevantes por su religiosidad y la destrucción de cuanto simbolizaba la religión católica. La primera víctima fue el cura párroco don Francisco Sendra Ivars, quien se negó rotundamente a quitarse la sotana, a pesar del interés con que se lo recomendaban sus feligreses. Quería morir vistiendo el traje talar. Sacó de la iglesia, y escondió, cuantos ornamentos y objetos de culto pudo. El Comité revolucionario le expulsó del pueblo con gran disgusto de sus feligreses, refugiándose en su pueblo natal, Benisa, con su madre. El día 4 de septiembre de 1936 fueron unos milicianos a detenerlo. Con gran serenidad, don Francisco les abrió la puerta, abrazó a su madre y pidió a los asesinos que la respetaran, pues él se iba voluntariamente con ellos. Un testigo presencial de la escena manifestó que, al separarse de su madre, le dijo: “Madre, conformémonos con la santa voluntad de Dios”. Los del comité revolucionario le prometieron que, si se casaba, quedaría en completa libertad y nadie se metería con él. Algunos, para salvarle la vida, le aconsejaban que simulara ese casamiento. Él lo rechazó con gran entereza. Sus verdugos, no pudiéndolo convencer, le sometieron a vejaciones y burlas, llegando a amputarle los órganos viriles. Ese mismo día, 4 de septiembre, caía acribillado a balazos en el lugar conocido como la “Garganta” de Teulada (Alicante). Tenía 37 años. Fue sepultado en el cementerio de Teulada. Después se trasladaron sus restos al cementerio de Benisa y más tarde fueron colocados definitivamente en la parroquia de Nuestra Señora de las Nieves de Calpe, donde descansan a los pies del Altar de la Inmaculada Concepción.

            Fue beatificado en Roma el 11 de marzo de 2001.

 

En: González Rodríguez, Mª E., Los primeros 479 santos y beatos mártires del siglo XX en España. Quiénes son y de dónde vienen. Editorial EDICE, Madrid 2008, pp.357-358.