Daniel (BPD) 7

7 1 El año primero de Baltasar, rey de Babilonia, Daniel tuvo un sueño y unas visiones en su imaginación, mientras se hallaba en su lecho. Él escribió el sueño. Este es el comienzo del relato. 2 Daniel tomó la palabra y dijo: Yo miraba en mis visiones nocturnas, y vi los cuatro vientos del cielo que agitaban el gran mar. 3 Y cuatro animales enormes, diferentes entre sí, emergieron del mar. 4 El primero era como un león y tenía alas de águila. Yo estuve mirando hasta que fueron arrancadas sus alas; él fue levantado de la tierra y puesto de pie sobre dos patas como un hombre, y le fue dado un corazón de hombre. 5 Luego vi otro animal, el segundo, semejante a un oso; él estaba medio erguido y tenía tres costillas en su boca, entre sus dientes. Y le hablaban así: “¡Levántate, devora carne en abundancia!”. 6 Después de esto, yo estaba mirando y vi otro animal como un leopardo; tenía cuatro alas de pájaro sobre el dorso y también cuatro cabezas, y le fue dado el dominio. 7 Después de esto, yo estaba mirando en las visiones nocturnas y vi un cuarto animal, terrible, espantoso y extremadamente fuerte; tenía enormes dientes de hierro, comía, trituraba y el resto lo pisoteaba con las patas. Era diferente de todos los animales que lo habían precedido, y tenía diez cuernos. 8 Yo observaba los cuernos, y vi otro cuerno, pequeño, que se elevaba entre ellos. Tres de los cuernos anteriores fueron arrancados delante de él, y sobre este cuerno había unos ojos como de hombre y una boca que hablaba con insolencia.
9
Yo estuve mirando
hasta que fueron colocados unos tronos
y un Anciano se sentó.
Su vestidura era blanca como la nieve
y los cabellos de su cabeza como la lana pura;
su trono, llamas de fuego,
con ruedas de fuego ardiente.
10
Un río de fuego brotaba
y corría delante de él.
Miles de millares lo servían,
y centenares de miles estaban de pie en su presencia.
El tribunal se sentó
y fueron abiertos unos libros.
11
Yo miraba a causa de las insolencias que decía el cuerno: estuve mirando hasta que el animal fue muerto, y su cuerpo destrozado y entregado al ardor del fuego. 12 También a los otros animales les fue retirado el dominio, pero se les permitió seguir viviendo por un momento y un tiempo.
13
Yo estaba mirando, en las visiones nocturnas,
y vi que venía sobre las nubes del cielo
como un Hijo de hombre;
él avanzó hacia el Anciano
y lo hicieron acercar hasta él.
14
Y le fue dado el dominio, la gloria y el reino,
y lo sirvieron todos los pueblos, naciones y lenguas.
Su dominio es un dominio eterno que no pasará,
y su reino no será destruido.

Interpretación de la visión

15 Yo, Daniel, quedé profundamente turbado en mi espíritu, y las visiones de mi imaginación me llenaron de espanto. 16 Me acerqué a uno de los que estaban de pie y le pregunté la verdad acerca de todo aquello. Él me habló y me hizo conocer la interpretación de las cosas. 17 “Esos cuatro animales enormes son cuatro reyes que se alzarán de la tierra; 18 y los Santos del Altísimo recibirán la realeza, y la poseerán para siempre, por los siglos de los siglos”.
19
Entonces quise saber la verdad acerca del cuarto animal, que era diferente de todos los demás, extremadamente terrible, y que tenía dientes de hierro y garras de bronce: el que devoraba, trituraba y pisoteaba el resto con las patas; 20 y también acerca de los diez cuernos de su cabeza, y del otro cuerno que se había elevado y ante el cual habían caído tres; es decir, el cuerno que tenía ojos y una boca que hablaba con insolencia, y que parecía más grande que los otros. 21 Yo miraba, y este cuerno hacía la guerra a los Santos del Altísimo y prevalecía sobre ellos, 22 hasta que vino el Anciano, se hizo justicia a los Santos del Altísimo y llegó el momento en que los Santos entraron en posesión de la realeza.
23
Él habló así: “En lo que respecta al cuarto animal,
habrá sobre la tierra un cuarto reino,
diferente de todos los reinos:
él devorará toda la tierra,
la pisoteará y la triturará.
24
En cuanto a los diez cuernos,
de este reino surgirán diez reyes,
y otro surgirá después de ellos:
será diferente de los anteriores
y abatirá a tres reyes.
25
Hablará contra el Altísimo
y maltratará a los Santos del Altísimo.
Tratará de cambiar los tiempos festivos y la Ley,
y los Santos serán puestos en sus manos
por un tiempo, dos tiempos y la mitad de un tiempo.
26
Pero luego se sentará el tribunal,
y a ese rey se le quitará el dominio,
para que sea destruidoy aniquilado definitivamente.
27
Y la realeza, el dominio y
la grandeza de todos los reinos bajo el cielo
serán entregados al pueblo de los Santos del Altísimo.
Su reino es un reino eterno,
y todos los imperios lo servirán y le obedecerán”.
28
Aquí termina el relato. En cuanto a mí, Daniel, mis pensamientos me llenaron de espanto y cambié de color. Y yo conservé estas cosas en mi corazón.

La visión del carnero y el chivo

8 1 El tercer año del reinado del rey Baltasar, se me presentó una visión, a mí, Daniel, después de aquella que se me había presentado anteriormente. 2 En esa visión, yo estaba mirando; y mientras miraba, estaba en Susa, la ciudadela que está en la provincia de Elám. En esa visión, yo estaba mirando, y me encontraba junto al río Ulai. 3 Alcé mis ojos, miré, y vi un carnero que estaba parado ante el río. Tenía dos cuernos; los dos cuernos eran altos, pero uno era más alto que el otro, y el más alto se elevó en último término. 4 Yo vi al carnero que embestía hacia el oeste, hacia el norte y hacia el sur. Ningún animal podía resistir ante él, y nadie podía librar de su poder; él obraba a su arbitrio y se engrandecía.
5
Presté atención, y vi un chivo que venía del occidente, sobre la faz de toda la tierra, sin tocar el suelo; ese chivo tenía un cuerno imponente entre sus ojos. 6 Llegó hasta el carnero de los dos cuernos, que yo había visto parado ante el río, y corrió hacia él con todo el ardor de su fuerza. 7 Lo vi avanzar hacia el carnero, hecho una furia contra él; lo golpeó y le quebró sus dos cuernos, y el carnero no tuvo fuerza para resistir ante él: lo arrojó por tierra y lo pisoteó, y no hubo nadie que librara al carnero de su poder. 8 Así el chivo se engrandeció enormemente; pero una vez que se hizo fuerte, el cuerno grande se quebró, y cuatro cuernos imponentes se elevaron en lugar de él, hacia los cuatro vientos del cielo.
9
De uno de ellos salió otro cuerno pequeño, que se agrandó mucho hacia el sur, hacia el oriente y hacia la Hermosura. 10 Se agrandó hasta el Ejército del cielo, hizo caer por tierra a una parte de este Ejército y de las estrellas, y las pisoteó. 11 Se agrandó hasta llegar al Jefe del Ejército y le suprimió el sacrificio perpetuo; el lugar de su Santuario fue avasallado, 12 lo mismo que su Ejército. Sobre el sacrificio perpetuo fue instalada la iniquidad, y se echó por tierra la verdad. Él tuvo éxito en todo lo que emprendió.
13
Entonces oí a un Santo que hablaba, y otro Santo dijo al que hablaba: “¿Hasta cuándo se verá el sacrificio perpetuo suprimido, la iniquidad desoladora instalada, el Lugar santo y el Ejército pisoteados?”. 14 Él respondió: “Hasta que pasen dos mil trescientas tardes y mañanas: entonces el Lugar santo será reivindicado”.

Interpretación del ángel Gabriel

15 Mientras yo, Daniel, miraba la visión y trataba de comprender, vi que estaba de pie frente a mí alguien con aspecto de hombre. 16 Y oí una voz de hombre en medio del río Ulai, que gritaba, diciendo: “Gabriel, explícale la aparición a este hombre”. 17 Él llegó hasta donde yo estaba, y cuando llegó, sentí un gran temor y caí sobre mi rostro. Él me dijo: “Entiende, hijo de hombre, que la visión se refiere al tiempo del Fin”. 18 Mientras él me hablaba, yo caí en trance con el rostro en tierra. Él me tocó y me hizo poner de pie en el lugar donde estaba. 19 Luego añadió: “Voy a hacerte saber lo que sucederá al término de la Indignación, porque el Fin llegará en el momento fijado. 20 El carnero que viste con dos cuernos representa a los reyes de los medos y de los persas; 21 el chivo velludo es el rey de Javán, y el gran cuerno que estaba entre sus ojos es el primer rey. 22 Una vez quebrado este, los cuatro que surgieron en lugar de él son los cuatro reinos que surgirán de su nación, pero no con su misma fuerza. 23 Al fin de su reinado,
cuando los pecadores hayan colmado la medida,
surgirá un rey atrevido y astuto.
24
Su poderío se acrecentará, pero no por su propia fuerza;
causará destrucciones inauditas
y tendrá éxito en lo que emprenda,
destruirá a los poderosos,
al pueblo de los Santos.
25
Gracias a su astucia,
el engaño triunfará por medio de él,
su corazón se ensoberbecerá
y destruirá tranquilamente a muchos.
Se alzará contra el Jefe de los jefes,
pero luego será destrozado sin que intervenga ninguna mano.
26
La visión de las tardes y las mañanas,
tal como ha sido expuesta, es verdad.
En cuanto a ti, oculta la visión,
porque es para días lejanos”.
27
Yo, Daniel, me desvanecí y estuve enfermo varios días. Luego me levanté y me dediqué a los asuntos del rey. La visión me dejó perplejo, y no atinaba a comprender.

La profecía de Jeremías sobre los setenta años

9 1 El primer año de Darío, hijo de Asuero, de la raza de los medos, que fue constituido rey sobre el reino de los caldeos, 2 el primer año de su reinado, yo, Daniel, investigaba en los Libros el número de años que, según la palabra del Señor al profeta Jeremías, debían cumplirse sobre las ruinas de Jerusalén: eran setenta años. 3 Yo volví mi rostro hacia el Señor Dios para obtener una respuesta, con oraciones y súplicas, mediante el ayuno, el cilicio y las cenizas. 4 Oré al Señor, mi Dios, y le hice esta confesión:

La oración de Daniel

“¡Ah, Señor, Dios, el Grande, el Temible, el que mantiene la alianza y la fidelidad con aquellos que lo aman y observan sus mandamientos! 5 Nosotros hemos pecado, hemos faltado, hemos hecho el mal, nos hemos rebelado y nos hemos apartado de tus mandamientos y tus preceptos. 6 No hemos escuchado a tus servidores los profetas, que hablaron en tu Nombre a nuestros reyes, a nuestros jefes, a nuestros padres y a todo el pueblo del país. 7 ¡A ti, Señor, la justicia! A nosotros, en cambio, la vergüenza reflejada en el rostro, como les sucede en este día a los hombres de Judá, a los habitantes de Jerusalén y a todo Israel, a los que están cerca y a los que están lejos, en todos los países adonde tú los expulsaste, a causa de la infidelidad que cometieron contra ti. 8 ¡A nosotros, Señor, la vergüenza reflejada en el rostro, y también a nuestros reyes, a nuestros jefes y a nuestros padres, porque hemos pecado contra ti! 9 ¡Al Señor, nuestro Dios, la misericordia y el perdón, porque nos hemos rebelado contra él! 10 Nosotros no hemos escuchado la voz del Señor, nuestro Dios, para seguir sus leyes, que él puso delante de nosotros por medio de sus servidores los profetas. 11 Todo Israel ha transgredido tu Ley y se ha apartado para no escuchar tu voz. Entonces se descargaron sobre nosotros la imprecación y el juramento que están escritos en la Ley de Moisés, servidor de Dios, porque nosotros pecamos contra el Señor. 12 Y él cumplió la palabra que había pronunciado contra nosotros y contra los jueces que nos juzgaban, haciendo recaer sobre nosotros una gran desgracia, porque nunca ha sucedido bajo el cielo lo que sucedió en Jerusalén. 13 Toda esa desgracia nos sobrevino según lo que está escrito en la Ley de Moisés. Pero nosotros no hemos aplacado la ira del Señor, nuestro Dios, convirtiéndonos de nuestra iniquidad y reconociendo tu fidelidad. 14 El Señor estuvo atento a estas calamidades y las descargó sobre nosotros, porque el Señor, nuestro Dios, es justo en todas las obras que hizo; pero nosotros no hemos escuchado su voz.
15
Y ahora, Señor, Dios nuestro, que hiciste salir a tu pueblo del país de Egipto con mano poderosa, y así te ganaste un renombre que perdura hasta el día de hoy, nosotros hemos pecado y hemos hecho el mal. 16 Señor, por todas tus obras de justicia, que tu ira y tu furor se aparten de tu Ciudad, de Jerusalén, tu santa Montaña. Porque a causa de nuestros pecados y de las iniquidades de nuestros padres, Jerusalén y tu pueblo son el escarnio de todos los que nos rodean. 17 Y ahora, Dios nuestro, escucha la oración y las súplicas de tu servidor, y a causa de ti mismo, Señor, que brille tu rostro sobre tu Santuario desolado. 18 Inclina tu oído, Dios mío, y escucha; abre tus ojos y mira nuestras ruinas y la ciudad que es llamada con tu Nombre, porque no presentamos nuestras súplicas delante de ti a causa de nuestros actos de justicia, sino a causa de tu gran misericordia. 19 ¡Señor, escucha! ¡Señor, perdona! ¡Señor, presta atención y obra! ¡No tardes más, a causa de ti, Dios mío, porque tu Ciudad y tu pueblo son llamados con tu Nombre!”.

Las setenta semanas

20 Yo hablaba todavía, orando y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y presentando mi súplica delante del Señor, mi Dios, en favor de la Montaña santa de mi Dios; 21 yo hablaba todavía en oración, cuando Gabriel, ese hombre al que había visto al comienzo en la visión, se acercó a mí en rápido vuelo, a la hora de la oblación de la tarde. 22 Él me instruyó y me habló, diciendo: “Daniel, yo he salido para abrirte la inteligencia. 23 Cuando tú comenzabas tus súplicas, salió una palabra, y yo he venido a anunciártela, porque tú eres objeto de predilección. Discierne la palabra y entiende la visión.
24
Setenta semanas han sido fijadas
sobre tu pueblo y tu Ciudad santa,
para poner fin a la transgresión,
para sellar el pecado,
para expiar la iniquidad,
para instaurar la justicia eterna,
para sellar la visión y al profeta,
y para ungir el Santo de los santos.
25
Tienes que saber y comprender esto:
Desde que salió la orden de reconstruir a Jerusalén,
hasta que aparezca un Jefe ungido,
pasarán siete semanas;
luego, durante sesenta y dos semanas,
ella será reconstruida con la plaza y el foso,
pero en tiempos de angustia.
26
Y después de las sesenta y dos semanas,
será suprimido un ungido inocente;
en la Ciudad y en el Lugar santo,
hará estragos el pueblode un jefe invasor;
pero su fin sobrevendrá en un cataclismo,
y hasta el fin habrá guerra
y las devastaciones decretadas.
27
Él impondrá una alianza a muchos
durante una semana;
y durante la mitad de la semana
hará cesar el sacrificio y la oblación.
Y sobre un ala del Templo
estará la Abominación de la desolación,
hasta que el exterminio decretado
se derrame sobre el devastador”.

La visión del hombre vestido de lino

10 1 El año tercero de Ciro, rey de Persia, una palabra fue revelada a Daniel, que había recibido el nombre de Beltsasar. Esta palabra es verdadera y se refiere a un gran combate. Él prestó atención a la palabra y le fue dada la inteligencia en el transcurso de la visión.
2
En aquellos días, yo, Daniel, estuve de duelo tres semanas enteras: 3 no comí ningún manjar exquisito; ni la carne ni el vino entraron en mi boca, ni me hice ninguna unción, hasta que se cumplieron tres semanas enteras.
4
Y el día veinticuatro del primer mes, yo estaba a orillas del Gran Río, es decir, el Tigris. 5 Alcé mis ojos y vi a un hombre vestido de lino y ceñido con un cinturón de oro fino de Ufaz. 6 Su cuerpo brillaba como el crisólito, su rostro tenía el aspecto del relámpago, sus ojos eran como antorchas de fuego, sus brazos y sus piernas como el fulgor del bronce bruñido, y el sonido de sus palabras como el estruendo de una multitud. 7 Sólo yo, Daniel, veía la aparición; los hombres que estaban conmigo no la vieron, sino que los invadió un gran temor y huyeron a esconderse. 8 Así quedé yo solo contemplando esta gran aparición, y me sentí desfallecer; mi semblante se demudó hasta desfigurarse, y no pude sobreponerme. 9 Yo oí el sonido de sus palabras y, al oírlo, caí en trance con el rostro en tierra.

La aparición y el anuncio profético del Ángel

10 De pronto, una mano me tocó y me hizo poner, temblando, sobre mis rodillas y sobre las palmas de mis manos. 11 Luego me dijo: “Daniel, hombre predilecto, fíjate en las palabras que voy a decirte, y ponte de pie en el lugar donde estás, porque ahora yo he sido enviado a ti”. Y mientras me decía estas palabras, yo me puse de pie, temblando. 12 Él me dijo: “No temas, Daniel, porque desde el primer día en que te empeñaste en comprender y en humillarte delante de tu Dios, fueron oídas tus palabras, y yo he venido a causa de ellas. 13 El Príncipe del reino de Persia me opuso resistencia durante veintiún días, pero Miguel, uno de los primeros Príncipes, ha venido en mi ayuda. Yo lo dejé allí, junto al Príncipe de los reyes de Persia, 14 y vine para hacerte comprender lo que sucederá a tu pueblo en los días venideros, porque también esta es una visión para aquellos días”.
15
Mientras él me dirigía estas palabras, volví mi rostro hacia el suelo y me quedé mudo. 16 De pronto, una figura como la de un hijo de hombre tocó mis labios. Yo abrí mi boca y me puse a hablar, y dije al que estaba de pie frente a mí: “Mi Señor, ante esta aparición, yo me estremecí de dolor y no pude sobreponerme. 17 ¿Y cómo podría este servidor hablar con mi Señor, aquí presente, si ahora me faltan las fuerzas y ya me he quedado sin aliento?”. 18 Aquel que parecía un hombre me volvió a tocar y me fortaleció. 19 Luego me dijo: “No temas, hombre predilecto. ¡La paz esté contigo! ¡Sé fuerte y valeroso!”. Mientras él me hablaba, recobré las fuerzas y le dije: “Que hable mi Señor, ya que me has fortalecido”. 20 Él respondió: “¿Sabes por qué he venido hasta ti? Ahora vuelvo a combatir contra el Príncipe de Persia, y una vez que haya concluido, vendrá el Príncipe de Javán. 21 Pero yo te voy a indicar lo que está consignado en el Libro de la Verdad. No hay nadie para fortalecerme contra ellos, fuera de Miguel, el Príncipe de ustedes.

11 1 Yo, por mi parte, estuve apostado para darle fuerza y apoyo, durante el primer año de Darío el medo.
2
Y ahora voy a anunciarte la verdad.

La división del reino de Alejandro Magno

Todavía surgirán tres reyes en Persia, y el cuarto poseerá riquezas más grandes que todos los demás. Y cuando este se haya hecho poderoso por su riqueza, movilizará todo contra el reino de Javán. 3 Luego surgirá un rey guerrero, que ejercerá un dominio inmenso y hará lo que le parezca. 4 Sin embargo, apenas logre afianzarse, su reino será dividido y repartido a los cuatro vientos del cielo, pero no en provecho de sus descendientes, y sin el dominio que él había ejercido. Porque su reino será arrancado de raíz y pasará a otros, distintos de aquellos.

Las primeras luchas entre Seléucidas y Lágidas

5 El rey del Sur se hará poderoso, pero uno de sus jefes será más fuerte que él, y ejercerá un dominio más grande que el suyo. 6 Al cabo de algunos años, ellos se aliarán, y la hija del rey del Sur se presentará al rey del Norte para concertar un acuerdo equitativo. Pero ella no conservará la fuerza de su brazo, y su descendencia no subsistirá: ella misma será entregada, y junto con ella, los que la habían llevado, así como su hijo y el que la había sostenido. En aquellos tiempos, 7 surgirá en lugar de su padre un retoño de las mismas raíces que ella: él atacará al ejército y penetrará en la fortaleza del rey del Norte, luchará contra ellos y vencerá. 8 Hasta a sus dioses, con sus estatuas de metal fundido y sus objetos de plata y oro, los llevará cautivos a Egipto; y él, durante algunos años, se mantendrá alejado del rey del Norte. 9 Este último penetrará entonces en el reino del rey del Sur, y luego regresará a su país.

Antíoco III el Grande

10 Los hijos del rey del Norte reanudarán las hostilidades y reunirán una gran multitud de tropas. Uno de ellos irrumpirá como un río desbordado, inundará y llevará las hostilidades hasta su fortaleza. 11 El rey del Sur se irritará y saldrá a combatir contra el rey del Norte. Este pondrá en pie de guerra una gran multitud, pero ella caerá en manos del rey del Sur. 12 La multitud será aniquilada; entonces se ensoberbecerá su corazón y abatirá a millares de hombres, pero ya no será el más fuerte. 13 El rey del Norte pondrá otra vez en pie de guerra una multitud más grande que la primera y, al cabo de algunos años, irrumpirá con un gran ejército y muy bien pertrechado. 14 En aquellos tiempos, se alzarán muchos contra el rey del Sur, y unos hombres violentos de tu pueblo se levantarán para dar cumplimiento a una visión, pero fracasarán. 15 El rey del Norte vendrá, levantará terraplenes y tomará una ciudad fortificada. Las fuerzas del Sur no resistirán, y ni siquiera sus tropas escogidas tendrán vigor para resistir. 16 El invasor hará lo que le parezca y nadie se le opondrá; se instalará en el país de la Hermosura, y el país entero caerá en sus manos. 17 Entonces se dispondrá a someter todo el reino del Sur, y concertará un acuerdo con él: le dará una mujer excepcional para destruirlo, pero eso no perdurará ni le dará resultado. 18 Se volverá hacia las regiones costeras, y conquistará un buen número de ellas; pero un magistrado acabará con el ultraje, sin que él pueda devolverle la afrenta. 19 Luego se volverá hacia las fortalezas de su país, pero tropezará, caerá y no se lo encontrará más.
20
En lugar de él, surgirá uno que hará pasar a un recaudador de tributos por la tierra más hermosa del reino, pero en unos días será destrozado, aunque no de frente ni en la guerra.

Antíoco IV Epífanes

21 En lugar de él, surgirá un plebeyo, que no estará investido de la dignidad real. Él llegará tranquilamente y se adueñará de la realeza por medio de intrigas. 22 Las fuerzas opositoras serán barridas ante él y quedarán destrozadas, así como también el príncipe de la Alianza. 23 Se valdrá de los pactos concertados con él para actuar dolosamente: así se encumbrará y se hará fuerte con poca gente. 24 Entrará tranquilamente en las regiones más fértiles de la provincia, y hará lo que no habían hecho ni sus padres ni los padres de sus padres: distribuirá entre su gente botín, despojos y riquezas, y hará planes contra las fortalezas, pero sólo por un tiempo. 25 Al frente de un gran ejército, excitará su fuerza y su coraje contra el rey del Sur, y este entrará en guerra con un gran ejército, extremadamente fuerte, pero no resistirá, porque se confabularán contra él. 26 Los mismos que comían de sus manjares lo destrozarán, su ejército será barrido y caerán muchas víctimas. 27 Los dos reyes, llenos de malas intenciones, se dirán mentiras sentados a la misma mesa; pero no se logrará nada, porque el tiempo fijado todavía está por venir. 28 Él regresará a su país con grandes riquezas y lleno de aversión contra la Alianza santa: actuará y luego regresará a su país.
29
En el tiempo fijado, retornará al Sur, pero esta última vez no será como la primera. 30 Naves de Quitím vendrán contra él, y se desanimará; se volverá atrás y desahogará su furor contra la Alianza santa; a su regreso, llegará a un entendimiento con aquellos que abandonen la Alianza santa. 31 Fuerzas enviadas por él atacarán, profanarán el Santuario y la Ciudadela, abolirán el sacrificio perpetuo e instalarán la Abominación de la desolación. 32 Por medio de intrigas, él hará apostatar a los transgresores de la Alianza, pero el pueblo de los que conocen a Dios se mantendrá firme y entrará en acción. 33 Hombres prudentes del pueblo instruirán a muchos, pero serán víctimas de la espada y del fuego, del cautiverio y del saqueo, durante algunos días. 34 Mientras ellos caigan, recibirán un poco de ayuda, y muchos se unirán a ellos, pero hipócritamente. 35 Algunos de los hombres prudentes caerán, a fin de ser purificados, acrisolados y blanqueados, hasta el tiempo del Fin, porque el plazo está fijado.
36
El rey obrará a su arbitrio, se exaltará y engrandecerá por encima de todo dios, y dirá cosas monstruosas contra el Dios de los dioses. Y tendrá éxito hasta que se agote la Ira, porque lo que está decretado se ejecutará. 37 Él no respetará a los dioses de sus padres, ni al dios favorito de las mujeres; no respetará a ninguna divinidad, porque se engrandecerá por encima de todo. 38 En su lugar honrará al dios de las fortalezas: honrará a un dios que no conocieron sus padres, con oro, plata, piedras preciosas y objetos de valor. 39 Utilizará como defensores de la fortaleza al pueblo de un dios extranjero; y a todo el que lo reconozca lo colmará de honores, le dará autoridad sobre muchos y le distribuirá parcelas de tierra.

Fin de Antíoco IV Epífanes

40 En el tiempo del Fin, el rey del Sur acometerá contra él. El rey del Norte lo atacará como un torbellino, con carros de guerra, caballería y numerosas naves; penetrará en los países como un río desbordado y los inundará. 41 Entrará en el país de la Hermosura, y caerán millares de hombres, pero se librarán de su mano Edóm, Moab y el resto de los amonitas. 42 Extenderá su mano sobre los países, y el país de Egipto no escapará. 43 Se adueñará de los tesoros de oro y plata, y de todos los objetos preciosos de Egipto; los libios y los cusitas marcharán en su séquito. 44 Pero noticias llegadas de Oriente y del Norte lo llenarán de espanto; entonces partirá lleno de furor para destruir y exterminar a mucha gente. 45 Plantará los pabellones de su palacio entre el mar y la montaña santa de la Hermosura, y luego llegará a su fin, sin que nadie venga en su ayuda.

La resurrección y la retribución final

12 1 En aquel tiempo, se alzará Miguel, el gran
Príncipe,
que está de pie junto a los hijos de tu pueblo.
Será un tiempo de tribulación,
como no lo hubo jamás, desde que existe una nación
hasta el tiempo presente.
En aquel tiempo,
será liberado tu pueblo:
todo el que se encuentre inscrito en el Libro.
2
Y muchos de los que duermen en el suelo polvoriento
se despertarán, unos para la vida eterna,
y otros para la ignominia, para el horror eterno.
3
Los hombres prudentes resplandecerán
como el resplandor del firmamento,
y los que hayan enseñado a muchos la justicia
brillarán como las estrellas, por los siglos de los siglos.
4
En cuanto a ti, Daniel, oculta estas palabras y sella el Libro hasta el tiempo del Fin. Muchos buscarán aquí y allí, y aumentará el conocimiento”.

Última revelación y epílogo

5 Yo, Daniel, miré y vi que otros dos hombres estaban de pie, uno en una orilla del río y otro en la orilla opuesta. 6 Uno de ellos dijo al hombre vestido de lino que estaba sobre las aguas del río: “¿Para cuándo será el fin de estos prodigios?”. 7 Yo oí al hombre vestido de lino que estaba sobre las aguas del río. Él alzó su mano derecha, y su mano izquierda hacia el cielo y juró por aquel que vive eternamente: “Pasará un tiempo, dos tiempos y la mitad de un tiempo; y cuando se haya acabado de aplastar la fuerza del pueblo santo, se acabarán también todas estas cosas”.
8
Yo oí, pero no entendí. Entonces dije: “Señor mío, ¿cuál será la última de estas cosas?”. 9 Él respondió: “Ve Daniel, porque estas palabras están ocultas y selladas hasta el tiempo final. 10 Muchos serán purificados, blanqueados y acrisolados; los malvados harán el mal, y ningún malvado podrá comprender, pero los prudentes comprenderán. 11 A partir del momento en que será abolido el sacrificio perpetuo y será instalada la Abominación de la desolación, pasarán mil doscientos noventa días. 12 ¡Feliz el que sepa esperar y llegue a mil trescientos treinta y cinco días!13 En cuanto a ti, ve hacia el Fin: tú descansarás y te levantarás para recibir tu suerte al fin de los días”.



SUPLEMENTOS GRIEGOS

Oración de Azarías
13 24 Y ellos caminaban en medio de las llamas, alabando a Dios y bendiciendo al Señor. 25 Azarías, de pie en medio del fuego, tomó la palabra y oró así:
26
“Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres,
y digno de alabanza,
que tu Nombre sea glorificado eternamente.
27
Porque tú eres justo en todo lo que has hecho por nosotros,
todas tus obras son verdaderas,
tus caminos son rectos
y todos tus juicios son verdad.
28
Tú has ejecutado justas sentencias, en todo lo que has hecho recaer sobre nosotros
y sobre Jerusalén, la Ciudad santa de nuestros padres.
Con verdad y justicia nos has tratado así,
a causa de nuestros pecados.
29
Sí, nosotros hemos pecado y cometido la iniquidad,
apartándonos de ti.
Sí, hemos pecado gravemente,
no hemos escuchado tus mandamientos,
30
no los hemos observado ni cumplido,
según lo que tú nos habías mandado para nuestro bien.
31
Sí, todo lo que tú has hecho recaer sobre nosotros,
todo lo que nos has hecho,
lo has hecho con toda justicia.
32
Nos has entregado en las manos de nuestros enemigos,
gente sin ley, los peores impíos,
y a un rey injusto, el más perverso de la tierra.
33
Y ahora no podemos abrir la boca,
la vergüenza y el oprobio cayeron sobre tus servidores
y sobre aquellos que te adoran.
34
No nos abandones para siempre a causa de tu Nombre,
no anules tu Alianza,
35
no apartes tu misericordia de nosotros,
por amor a Abraham, tu amigo,
a Isaac, tu servidor, y a Israel, tu santo,
36
a quienes prometiste una descendencia
numerosa como las estrellas del cielo
y como la arena que está a la orilla del mar.
37
Señor, hemos llegado a ser
más pequeños que todas las naciones,
y hoy somos humillados en toda la tierra
a causa de nuestros pecados.
38
Ya no hay más en este tiempo,
ni jefe, ni profeta, ni príncipe,
ni holocausto, ni sacrificio, ni oblación, ni incienso,
ni lugar donde ofrecer las primicias,
39
y así, alcanzar tu favor.
Pero que nuestro corazón contrito
y nuestro espíritu humilladonos hagan aceptables
40
como los holocaustos de carneros y de toros,
y los millares de corderos cebados;
que así sea hoy nuestro sacrificio delante de ti,
y que nosotros te sigamos plenamente,
porque no quedan confundidos los que confían en ti.
41
Y ahora te seguimos de todo corazón,
te tememos y buscamos tu rostro.
42
No nos cubras de vergüenza,
sino trátanos según tu benignidad
y la abundancia de tu misericordia.
43
Líbranos conforme a tus obras maravillosas,
y da gloria a tu Nombre, Señor.
44
Que sean confundidos todos los que hacen daño a tus servidores:
que sean cubiertos de vergüenza,
privados de todo dominio,
y que su fuerza sea quebrantada.
45
Que ellos sepan que tú eres el Señor, el único Dios,
glorioso sobre la tierra”.
46
Los servidores del rey, que los habían arrojado en el horno, no cesaban de alimentar el fuego con betún, resina, estopa y sarmientos. 47 La llama se elevaba hasta veinticinco metros por encima del horno, 48 y al extenderse, abrasó a los caldeos que se hallaban alrededor del horno. 49 Pero el Ángel del Señor bajó al horno al mismo tiempo que Azarías y sus compañeros; alejó del horno la llama de fuego 50 y produjo en medio del horno como una brisa, una frescura de rocío, de manera que el fuego no los tocó para nada ni les causó daño ni tormento.

Canto de los tres jóvenes

51 Entonces los tres, a una sola voz, se pusieron a celebrar, a glorificar y a bendecir a Dios dentro del horno, diciendo:
52
“Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres, alabado y exaltado eternamente.
Bendito sea tu santo y glorioso Nombre, alabado y exaltado eternamente.
53
Bendito seas en el Templo de tu santa gloria, aclamado y glorificado eternamente por encima de todo.
54
Bendito seas en el trono de tu reino, aclamado por encima de todo y exaltado eternamente.
55
Bendito seas tú, que sondeas los abismos y te sientas sobre los querubines, alabado y exaltado eternamente por encima de todo.
56
Bendito seas en el firmamento del cielo, aclamado y glorificado eternamente.
57
Todas las obras del Señor, bendigan al Señor, ¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!
58
Ángeles del Señor, bendigan al Señor, ¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!
59
Cielos, bendigan al Señor, ¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!
60
Todas las aguas que están sobre los cielos, bendigan al Señor, ¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!
61
Todos los ejércitos celestiales, bendigan al Señor, ¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!
62
Sol y luna, bendigan al Señor, ¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!
63
Astros del cielo, bendigan al Señor, ¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!
64
Lluvias y rocíos, bendigan al Señor, ¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!
65
Todos los vientos, bendigan al Señor, ¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!
66
Fuego y calor, bendigan al Señor, ¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!
67
Frío y heladas, bendigan al Señor, ¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!
68
Rocíos y escarchas, bendigan al Señor, ¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!
69
Hielos y fríos, bendigan al Señor, ¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!
70
Heladas y nieves, bendigan al Señor, ¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!
71
Noches y días, bendigan al Señor, ¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!
72
Luz y tinieblas, bendigan al Señor, ¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!
73
Rayos y nubes, bendigan al Señor, ¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!
74
Que la tierra bendiga al Señor, que lo alabe y glorifique eternamente.
75
Montañas y colinas, bendigan al Señor, ¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!
76
Todo lo que brota sobre la tierra, bendiga al Señor, ¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!
77
Manantiales, bendigan al Señor, ¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!
78
Mares y ríos, bendigan al Señor, ¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!
79
Cetáceos y todo lo que se mueve en las aguas, bendigan al Señor, ¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!
80
Todas las aves del cielo, bendigan al Señor, ¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!
81
Todas las fieras y animales, bendigan al Señor, ¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!
82
Todos los hombres, bendigan al Señor, ¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!
83
Israel, bendice al Señor, ¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!
84
Sacerdotes del Señor, bendigan al Señor, ¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!
85
Servidores del Señor, bendigan al Señor, ¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!
86
Espíritus y almas de los justos, bendigan al Señor, ¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!
87
Santos y humildes de corazón, bendigan al Señor, ¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!
88
Ananías, Azarías y Misael, bendigan al Señor, ¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente!
Porque él nos ha librado del Abismo, nos ha salvado del poder de la muerte.
Él nos ha arrancado del horno de llamas ardientes, nos ha rescatado de en medio del fuego.
89
Den gracias al Señor, porque es bueno, ¡porque es eterno su amor!
90
Todos los que temen al Señor, bendigan al Señor, al Dios de los dioses, alábenlo y denle gracias, ¡porque es eterno su amor!”.


Daniel (BPD) 7