1 Crónicas (BPD) 8

8 1 Benjamín fue padre de Bela, su primogénito; de Asbel, su segundo hijo; de Ajraj, el tercero; 2 de Nojá, el cuarto, y de Rafá, el quinto. 3 Los hijos de Bela fueron Adar, Guerá, padre de Ehúd, 4 Abisuá, Naamán, Ajoaj, 5 Guerá, Sefufán y Jurám.
6
Los hijos de Ehúd, los jefes de familia de los que vivían en Gueba y a los que hicieron emigrar a Manájat, 7 fueron Naamán, Ajías y Guerá. Este los condujo en su emigración, y fue padre de Uzá y Ajijud.
8
Sajaraim tuvo hijos en los campos de Moab, después de haber repudiado a sus mujeres Jusím y Baará. 9 De su nueva mujer le nacieron Iobab, Sibías, Mesá, Malcón, 10 Ieús, Saquías y Mirmá. Estos fueron sus hijos, jefes de familia.
11
De Jusím le habían nacido Abitub y Elpáal. 12 Los hijos de Elpáal fueron Eber, Misán y Sémed, el cual edificó Onó, Lud y sus poblados adyacentes.
13
Beriá y Semá fueron jefes de familia de los habitantes de Aialón, los que obligaron a huir a los habitantes de Gat.
14
Sus hermanos fueron Sesac y Ieremot.

Los benjaminitas de Jerusalén y Gabaón

15 Los hijos de Beriá fueron Zebadías, Arad, Eder, 16 Micael, Ispá y Iojá.
17
Los hijos de Elpáal fueron Zebadías, Mesulám, Jizquí, Jeber, 18 Ismerai, Izlías y Iobab.
19
Los hijos de Simei fueron Iaquím, Zicrí, Zabdí, 20 Elienai, Siletai, Eliel, 21 Adaías, Beraías y Simrat.
22
Los hijos de Sesac fueron Ispán, Eber, Eliel, 23 Abdón, Zicrí, Janán, 24 Ananías, Elám, Antotías, 25 Ifdías y Penuel.
26
Los hijos de Ierojam fueron Samserai, Sejarías, Atalías, 27 Iaaresías, Elías y Zicrí.
28
Estos eran los jefes de familia según sus listas genealógicas, y habitaban en Jerusalén.
29
En Gabaón habitaba Abí Gabaón, cuya esposa se llamaba Maacá. 30 Su hijo primogénito fue Abdón; los otros fueron Sur, Quis, Baal, Ner, Nadab, 31 Guedor, Ajió y Zéquer. 32 Miclot fue padre de Simá. También estos habitaban en Jerusalén, lo mismo que sus hermanos.

Saúl y su familia

33 Ner fue padre de Quis; Quis fue padre de Saúl; Saúl fue padre de Jonatán, Malquisúa, Abinadab y Esbaal. 34 El hijo de Jonatán, fue Meribaal; Meribaal fue padre de Micá. 35 Los hijos de Micá fueron Pitón, Mélec, Tarea y Ajaz. 36 Ajaz fue padre de Iehoadá; Iehoadá fue padre de Alémet, Azmávet y Zimrí; Zimrí fue padre de Mosá; 37 Mosá fue padre de Biná; Biná fue padre de Rafá; Rafá fue padre de Elasá; Elasá fue padre de Asel. 38 Asel tuvo seis hijos, que se llamaban Azricám, Bocrú, Ismael, Searías, Ab-días y Janán. Todos estos fueron hijos de Asel.
39
Los hijos de su hermano Esec fueron : Ulám, el primogénito; Ieús, el segundo; Elifélet, el tercero. 40 Los hijos de Ulám fueron guerreros valerosos y hábiles arqueros tuvieron muchos hijos y nietos: 150 en total.
Todos estos eran descendientes de Benjamín.

Los habitantes de Jerusalén después del destierro

9 1 Cuando fueron deportados a Babilonia por sus infidelidades, todos los israelitas estaban registrados en las listas genealógicas y en el libro de los reyes de Israel y de Judá.
2
Los primeros que volvieron a habitar en sus propiedades y ciudades fueron israelitas, sacerdotes, levitas y empleados del Templo. 3 En Jerusalén habitaron descendientes de Judá, de Benjamín, de Efraím y de Manasés.
4
De los descendientes de Judá: Utai, hijo de Amihud, hijo de Omrí, hijo de Imrí, hijo de Baní, de los hijos de Peres, hijo de Judá. 5 De los silonitas: Asaías, el primogénito, y sus hijos. 6 De los hijos de Zéraj: Ieuel y sus hermanos: 690 en total.
7
De los descendientes de Benjamín: Salú, hijo de Mesulám, hijo de Hodavías, hijo de Hasnuá; 8 Ibneías, hijo de Ierojám; Elá, hijo de Uzí, hijo de Micrí; y Mesulám, hijo de Sefatías, hijo de Reuel, hijo de Ibnías, 9 con sus hermanos, según sus listas genealógicas: 956 en total. Todos estos eran jefes de sus respectivas familias.
10
De los sacerdotes: Iedaías, Iehoiarib, Iaquím; 11 Azarías, hijo de Jilquías, hijo de Mesulám, hijo de Sadoc, hijo de Meraiot, hijo de Ajitub, prefecto de la Casa de Dios; 12 Adaías hijo de Ierojám, hijo de Pasjur, hijo de Malquías; Masai, hijo de Adiel, hijo de Iajzerá, hijo de Mesulám, hijo de Mesilemit, hijo de Imer; 13 y sus hermanos, jefes de sus respectivas familias; 1.760 hombres para el culto de la Casa de Dios.
14
De los levitas: Semaías, hijo de Jasub, hijo de Azricám, hijo de Jasabías, de los hijos de Merarí; 15 Bacbacar, Heres, Galal y Matanías, hijo de Micá, hijo de Zicrí, hijo de Asaf; 16 Abdías, hijo de Semaías, hijo de Galal, hijo de Iedutún; y Berequías, hijo de Asá, hijo de Elcaná, que habitaba en los poblados de los netofatíes.
17
Los porteros eran Salúm, Acub, Talmón, Ajimán y sus hermanos. Salúm era su jefe, 18 y ellos están hasta el presente junto a la puerta del rey, al este. Los porteros del campamento de los hijos de Leví fueron: 19 Salúm, hijo de Coré, hijo de Ebiasaf, hijo de Córaj, y sus hermanos los corajitas, de la misma familia. Ellos se ocupan del culto como guardianes de los umbrales de la Carpa, porque sus padres habían tenido a su cargo la guardia de acceso al campamento del Señor. 20 Antiguamente, su jefe había sido Pinjás, hijo de Eleazar. ¡Que el Señor esté con él! 21 Zacarías, hijo de Meselemías, era portero de la entrada de la Carpa del Encuentro. 22 El total de los elegidos como porteros de los umbrales era de 212, y estaban inscritos en sus poblados. David y Samuel, el vidente, los habían establecido en sus cargos permanentemente. 23 Tanto ellos como sus hijos tenían bajo su custodia la entrada de la Carpa, es decir, de la Casa del Señor. 24 Había porteros en los cuatro puntos cardinales: al este, al oeste, al norte y al sur. 25 Sus hermanos, que habitaban en sus poblados, tenían que ir periódicamente a estar con ellos durante siete días. 26 Los cuatro jefes de los porteros, en cambio, estaban de servicio permanentemente. Estos eran los levitas y tenían a su cargo las cámaras y los tesoros de la Casa de Dios. 27 Pasaban la noche alrededor de la Casa de Dios, porque estaban encargados de custodiarla y tenían que abrirla todas las mañanas.
28
Algunos de ellos tenían el cuidado de los utensilios del culto, y los contaban cada vez que los ponían y los sacaban. 29 Otros tenían a su cuidado los utensilios, todos los vasos sagrados, la harina de las ofrendas, el vino, el aceite, el incienso y los aromas. 30 Pero los que hacían la mezcla de los perfumes aromáticos eran sacerdotes.
31
Matatías, uno de los levitas, el primogénito de Salúm, el coreíta, estaba encargado permanentemente de las ofrendas que se freían en la sartén. 32 Entre los quehatitas, sus hermanos, algunos estaban encargados de preparar cada sábado los panes de la ofrenda.
33
También había cantores, jefes de familias levíticas, que vivían en las habitaciones del templo, exentos de todo otro servicio, porque se ocupaban día y noche de su ministerio.
34
Estos son, según sus listas genealógicas, los jefes de las familias levíticas que habitaban en Jerusalén.

Los orígenes de Saúl

35 En Gabaón habitaban Abí Gabaón y Ieiel, cuya mujer se llamaba Maacá. 36 Su hijo primogénito fue Abdón, y los otros, Sur, Quis, Baal, Ner, Nadab, 37 Guedor, Ajió, Zacarías y Miclot. 38 Miclot fue padre de Simám. También estos habitaban en Jerusalén, lo mismo que sus hermanos.
39
Ner fue padre de Quis. Quis fue padre de Saúl, Saúl fue padre de Jonatán, de Malquisúa, de Abinadab y de Esbaal. 40 El hijo de Jonatán fue Meribaal. Meribaal fue padre de Micá. 41 Los hijos de Micá fueron Pitón, Mélec, Tajrea 42 y Ajaz. Ajaz fue padre de Iará; Iará fue padre de Alémet, de Azmavet y de Zimrí; Zimrí fue padre de Mosá; 43 Mosá fue padre de Biná.
El hijo de Biná fue Refaías; el hijo de Refaías, Elasá; y el hijo de Elasá, Asel. 44
Asel tuvo seis hijos, que se llamaban Azricám, Bocrú, Ismael, Searías, Abdías y Janán. Estos fueron los hijos de Asel.

El desastre de Gelboé y la muerte de Saúl

1 Sam. 31. 1-13
10 1 Los filisteos entablaron combate con Israel. Los hombres de Israel huyeron ante ellos y cayeron heridos de muerte en el monte Gelboé. 2 Los filisteos persiguieron de cerca a Saúl y a sus hijos y mataron a Jonatán, Abinadab y Malquisúa, los hijos de Saúl. 3 El peso del combate recayó entonces sobre Saúl. Los arqueros lo descubrieron, y fue herido por ellos. 4 Saúl dijo a su escudero: “Saca tu espada y traspásame, no sea que vengan esos incircuncisos, para vergüenza mía”. Pero su escudero no quiso hacerlo, porque tenía mucho miedo. Entonces Saúl tomó la espada y se arrojó sobre ella. 5 Al ver que Saúl estaba muerto, también su escudero se echó sobre su espada y murió. 6 Así murieron Saúl y sus tres hijos; toda su casa murió al mismo tiempo.
7
Todos los hombres de Israel que estaban en el valle, al ver que la gente huía y que Saúl y sus hijos habían muerto, abandonaron sus ciudades y se dieron a la fuga. Luego vinieron los filisteos y se establecieron allí.
8
Al día siguiente, cuando llegaron los filisteos para despojar a las víctimas, encontraron a Saúl y a sus hijos tendidos sobre el monte Gelboé. 9 Entonces despojaron a Saúl y se llevaron su cabeza y sus armas. Luego enviaron mensajeros por todo el país de los filisteos, para anunciar la buena noticia a sus ídolos y al pueblo. 10 Depositaron las armas de Saúl en el templo de su dios y colgaron su cabeza en el templo de Dagón.
11
Cuando todo Iabés de Galaad oyó lo que los filisteos habían hecho a Saúl, 12 todos los hombres valientes emprendieron la marcha, retiraron el cadáver de Saúl y los cadáveres de sus hijos, y se los llevaron a Iabés. Allí sepultaron sus huesos bajo el Terebinto de Iabés y ayunaron siete días.
13
Así murió Saúl, por haberse rebelado contra el Señor, no observando su palabra, y por haber evocado y consultado al espíritu de un muerto, 14 en lugar de consultar al Señor. Por eso el Señor lo hizo morir y transfirió la realeza a David, hijo de Jesé.

David ungido rey de Israel

2 Sam. 5. 1-3
11 1 Todo Israel se congregó junto a David en Hebrón y le dijeron: “¡Nosotros somos de tu misma sangre! 2 Ya desde antes, incluso cuando Saúl reinaba sobre nosotros, eras tú el que conducía a Israel. Y ahora el Señor te ha dicho: ‘¡Tu apacentarás a mi pueblo Israel, tu serás el jefe de mi pueblo Israel!’”. 3 Todos los ancianos de Israel fueron a Hebrón, donde estaba el rey: David estableció una alianza con ellos en Hebrón, en presencia del Señor, y ellos lo ungieron como rey sobre Israel, conforme el Señor lo había anunciado por medio de Samuel.

La conquista de Jerusalén

2 Sam. 5. 6-10
4
David, con todo Israel, avanzó sobre Jerusalén –es decir, Jebús– donde estaban los jebuseos, que habitaban el país, 5 pero estos le dijeron: “¡Aquí no podrás entrar!”. A pesar de eso, David conquistó la fortaleza de Sión, que es la Ciudad de David. 6 David había dicho: “El primero que mate a un jebuseo será comandante en jefe”. Joab, hijo de Seruiá, fue el primero en subir y se convirtió en jefe. 7 David se instaló en la fortaleza, y por eso la llamaron “Ciudad de David”. 8 Luego construyó la ciudad en derredor, desde el Miló hasta los alrededores, y Joab restauró el resto de la ciudad. 9 Así David se iba engrandeciendo cada vez más, y el Señor de los ejércitos estaba con él.

Los Guerreros de David

2 Sam. 23. 8-39
10
Estos son los jefes de los Guerreros de David, que lo sostuvieron durante su reinado, y se unieron a todo Israel para hacerlo rey, conforme a la palabra del Señor acerca de Israel. 11 Esta es la lista de los Guerreros que tenía David: Iasobám, hijo de Jacmoní, jefe de los Tres, que empuñó su lanza y mató a más de trescientos de una sola vez.
12
Después de él, Eleazar, hijo de Dodó, el ajotita, uno de los Tres Valientes. 13 Este estaba con David en Pas Damín, donde los filisteos se habían concentrado para el combate. Allí había una parcela de campo toda sembrada de cebada, y el pueblo huyó delante de los filisteos. 14 Pero él se apostó en medio del campo, lo defendió y derrotó a los filisteos. Así el Señor alcanzó una gran victoria.
15
Tres de los Treinta bajaron juntos a la peña de la cueva de Adulám, donde estaba David, mientras los filisteos acampaban en el valle de Refaím. 16 David se encontraba entonces en el refugio y una guarnición filistea estaba en Belén. 17 David manifestó este deseo: “¡Quién me diera de beber agua del pozo que está junto a la puerta de Belén!”. 18 Los Tres Valientes irrumpieron en el campamento filisteo, sacaron agua del pozo que está junto a la puerta de Belén y se la llevaron a David. Pero él no quiso beberla y la derramó como libación al Señor, 19 diciendo: “¡Líbreme Dios de hacer tal cosa! ¿Voy a beber la sangre de estos hombres, al precio de su vida? Ellos la han traído, arriesgando su vida”. Y no quiso beber. Esto es lo que hicieron los Tres Valientes.
20
Abisai, hermano de Joab, era el jefe de los Treinta. Él empuñó su lanza contra trescientos hombres y los mató, ganándose un renombre entre los Treinta. 21 Era el más famoso de ellos, y fue su jefe, pero no llegó a igualar a los Tres.
22
Benaías, hijo de Iehoiadá, era un hombre valiente, rico en hazañas, oriundo de Cabsel. Él mató a los dos héroes de Moab, y fue él quien bajó a la cisterna un día de nieve para matar al león. 23 También abatió al egipcio que medía dos metros y medio de alto y tenía en su mano una lanza gruesa como el palo grande de un telar. Benaías lo enfrentó con un garrote, le arrancó la lanza de la mano y le dio muerte con su propia lanza. 24 Esto es lo que hizo Benaías, hijo de Iehoiadá, y así se ganó un renombre entre los Treinta Guerreros. 25 Él era el más famoso de los Treinta, pero no llegó a igualar a los Tres. David lo incorporó a su guardia personal.
26
Los Guerreros valerosos fueron Asahel, hermano de Joab; Eljanán, hijo de Dodó, de Belén; 27 Samot, de Jarod; Jeles, el pelonita; 28 Irá, hijo de Iqués, de Técoa; Abiézer, de Anatot; 29 Sibecai, de Jusá; IIai, el ajotita; 30 Majrai, de Netofá; Jéled, hijo de Baaná, de Netofá; 31 Itai, hijo de Ribai, de Guibeá de los hijos de Benjamín; Benaías, de Pireatón; 32 Jurai, de los torrentes de Gaás; Abiel, el arbatita; 33 Azmávet, de Bejurím; Eliajabá, de Saalbón; 34 Bené Hasém, el guizonita; Jonatán, hijo de Sagué, el ararita; 35 Ajiám, hijo de Sacar, el ararita; Elifal, hijo de Ur; 36 Jéfer, de Mequerá; Ajías, el pelonita; 37 Jesró, de Carmel; Naarai, hijo de Ezbai; 38 Joel, hermano de Natán; Mibjar, hijo de Agrí; 39 Seléc, el amonita; Najrai, de Beerot, escudero de Joab, hijo de Seruiá; 40 Irá, de Iatir; Gareb, de Iatir; 41 Urías, el hitita; Zabad, hijo de Ajlai; 42 Adiná, hijo de Sizá, el rubenita, jefe de los rubenitas, que estaba al frente de los Treinta; 43 Janán, hijo de Maacá; Josafat, el mitnita; 44 Uzías, de Astarot; Sama y Ieiel, hijos de Jotám, de Aroer; 45 Iediael, hijo de Simrí; Jojá, su hermano, el tisita. 46 Elieel, el majavita; Ieribai y Iosavías, hijo de Elnaám; Itmá, el moabita; 47 Eliel, Obed y Iaasiel, de Sobá.

Los primeros partidarios de David

12 1 Estos son los que se unieron a David en Siquelag, mientras él se mantenía alejado de Saúl, hijo de Quis. Ellos estaban entre los guerreros de refuerzo para los combates. 2 Manejaban el arco y la honda con la derecha y con la izquierda, para lanzar flechas y piedras. Eran benjaminitas, parientes de Saúl. 3 Los principales eran Ajiézer y Joás, hijos de Semaá, de Guibeá, y los otros, Ieziel y Pélet, hijos de Azmávet; Beracá y Jehú, de Anatot; 4 Ismaías, de Gabaón, un guerrero de los Treinta y jefe entre ellos; 5 Jeremías, Iajaziel, Iojanán, Iozabad, de Guederot; 6 Eluzai, Ierimot, Bealías, Semarías y Sefatías, de Jarif; 7 Elcaná, Isaías, Azarel, Ioézer, Iasobám, los coreítas; 8 Ioelá y Zebadías, hijos de Ierojám, de Guedor.
9
También algunos gaditas se pasaron a David en el refugio del desierto; eran hombres valerosos, guerreros preparados para el combate, diestros en el manejo del escudo y la lanza, con rostros de león y rápidos como gacelas de los montes. 10 Su jefe era Ezer; el segundo, Abdías; el tercero, Eliab; 11 el cuarto, Mismaná; el quinto, Jeremías; 12 el sexto, Atai; el séptimo, Eliel; 13 el octavo, Iojanán; el noveno, Elzabad; 14 el décimo, Jeremías; el undécimo, Macbanai. 15 Estos eran los jefes de los gaditas, en el ejército: el menor de ellos valía por cien y el mayor por mil. 16 Fueron ellos los que atravesaron el Jordán en el primer mes, cuando se desborda por todas sus riberas, y pusieron en fuga a todos los habitantes de los valles, al este y al oeste.
17
También fueron al refugio, donde estaba David, algunos hombres de Benjamín y de Judá. 18 David se presentó ante ellos y les dijo: “Si vienen como amigos para ayudarme, yo estoy dispuesto a unirme con ustedes; pero si vienen para entregarme a mis enemigos, siendo así que no hay violencia en mis manos, ¡que lo vea el Dios de nuestros padres y haga justicia!”.
19
Entonces el espíritu descendió sobre Amasai, el jefe de los Treinta, y este exclamó:
“¡Estamos de tu parte, David!¡Estamos contigo, hijo de Jesé!
¡Paz, paz para ti,y paz para el que te ayuda!
¡Porque tu Dios viene en tu auxilio!”.
David les dio la bienvenida y los puso al frente de sus divisiones.
20
También algunos hombres de Manasés se plegaron a David, cuando él iba con los filisteos a combatir contra Saúl; pero esa gente no pudo ayudarlo porque los príncipes de los filisteos, reunidos en consejo, lo despidieron, diciendo: “Él se pondrá de parte de Saúl, su señor, a costa de nuestras vidas”. 21 Cuando regresó a Siquelag, se plegaron a él algunos de la tribu de Manasés: Adná, Iozabad, Iediael, Micael, Iozabad, Elihú y Siletai, jefes de mil hombres en Manasés. 22 Estos fueron una buena ayuda para David y su tropa, porque todos eran guerreros valerosos y llegaron a ser jefes del ejército.
23
Día tras día David recibía refuerzos, de manera que su campamento llegó a ser enormemente grande.

Los guerreros que proclamaron rey a David en Hebrón

24 Este es el número de los hombres equipados con sus armas, que se presentaron ante David en Hebrón, para transferirle el reino de Saúl, conforme a la orden del Señor:
25
Hombres de Judá, armados de escudo y lanza: 6.800 equipados para la guerra.
26
Hombres de Simeón, guerreros valerosos para el ejército: 7.100.
27
Hombres de Leví: 4.600; 28 además, Iehoiadá, príncipe de los aaronitas, con otros 3.700, 29 y Sadoc, joven guerrero valeroso, con veintidós jefes de su familia.
30
Hombres de Benjamín, parientes de Saúl: 3.000, la mayor parte de los cuales habían estado al servicio de la casa de Saúl.
31
Hombres de Efraím: 20.800 guerreros valerosos, ilustres en sus propias familias.
32
Hombres de la tribu de Manasés: 18.000 designados nominalmente para ir a proclamar rey a David.
33
Hombres de Isacar, expertos en el conocimiento de los tiempos, para discernir lo que Israel debía hacer: 200 jefes, y todos sus hermanos bajo sus órdenes.
34
Hombres de Zabulón: 50.000 aptos para la guerra, y preparados para combatir con toda clase de armas y luchar audazmente y sin vacilación.
35
Hombres de Neftalí: 1.000 jefes con 37.000 hombres, armados de escudo y lanza.
36
Hombres de Dan preparados para el combate: 28.600.
37
Hombres de Aser, aptos para la guerra y preparados para combatir: 40.000.
38
Hombres de la Transjordania, es decir, de Rubén, de Gad y de la mitad de la tribu de Manasés: 120.000, provistos de toda clase de armas de guerra.
39
Todos estos hombres de guerra, formados en orden de batalla, fueron a Hebrón, sinceramente dispuestos a proclamar a David rey de todo Israel; y también todo el resto de Israel estaba decidido unánimemente a hacer rey a David. 40 Durante tres días, permanecieron allí, comiendo y bebiendo con David, porque sus hermanos los habían provisto de víveres. 41 Además, de los pueblos vecinos, y hasta de Isacar, Zabulón y Neftalí habían traído víveres en asnos, camellos, mulas y bueyes, provisiones de harina, tortas de higo y pasas, vino y aceite, y ganado mayor y menor en abundancia; porque reinaba la alegría en Israel.

El traslado del Arca de la Alianza

2 Sam. 6. 1-11
13 1 Después de consultar a los jefes de mil y de cien hombres y a todos los oficiales, 2 David dijo a toda la asamblea de Israel: “Si a ustedes les parece bien y si el Señor, nuestro Dios, así lo decide, enviaremos mensajeros a nuestros hermanos que han quedado en todas las regiones de Israel y, además, a los sacerdotes y levitas en sus ciudades y poblados, a fin de que se reúnan con nosotros. 3 Entonces traeremos junto a nosotros el Arca de nuestro Dios, ya que no nos hemos preocupado de ella en los tiempos de Saúl”.
4
Toda la asamblea resolvió hacerlo así, porque el pueblo entero dio su aprobación. 5 David reunió a todo Israel, desde el Torrente de Egipto hasta la Entrada de Jamat, para traer el Arca de Dios desde Quiriat Iearim. 6 Luego se dirigió con todo Israel a Baalá, a Quiriat Iearim, que está en Judá, para subir desde allí el Arca de Dios, que lleva el nombre del Señor, el que tiene su trono sobre los querubines. 7 Pusieron el Arca de Dios sobre un carro nuevo y la llevaron desde la casa de Abinadab. Uzá y Ajió conducían el carro, 8 mientras David y todo Israel bailaban con todas sus fuerzas delante de Dios, cantando y tocando cítaras, arpas, tamboriles, címbalos y trompetas.
9
Cuando llegaron a la era de Quidón, Uzá extendió su mano para sostener el Arca, porque los bueyes habían resbalado. 10 Entonces la ira del Señor se encendió contra Uzá y lo hirió de muerte por haber extendido su mano hacia el Arca, y Uzá murió allí mismo delante de Dios. 11 David se conmovió, porque el Señor había acometido contra Uzá, y aquel lugar se llamó Peres Uzá –que significa “Brecha de Uzá”– hasta el día de hoy.
12
Aquel día David tuvo miedo de Dios, y dijo: “¿Cómo voy a llevar a mi casa el Arca de Dios?”. 13 Y no trasladó el Arca a su casa, a la Ciudad de David, sino que mandó que la llevaran a la casa de Obededóm de Gat. 14 El Arca de Dios permaneció tres meses en la casa de Obededóm. Y el Señor bendijo la casa de Obededóm y todos sus bienes.

La casa y la familia de David en Jerusalén

2 Sam. 5. 11-16
14 1 Jirám, el rey de Tiro, envió a David mensajeros con maderas de cedro, albañiles y carpinteros, para edificarle una casa. 2 Así David reconoció que el Señor lo había afianzado como rey sobre Israel, porque su reino había sido enaltecido a causa de su pueblo Israel.
3
David tomó como esposas a otras mujeres en Jerusalén y tuvo más hijos e hijas. 4 Estos son los nombres de los hijos que le nacieron en Jerusalén: Samúa, Sobab, Natán y Salomón, 5 Ibjar, Elisúa y Elpálet, 6 Nogá, Néfeg y Iafía, 7 Elisamá, Beeliadá y Elifélet.

Victoria de David sobre los filisteos

8 Cuando los filisteos oyeron que habían ungido a David como rey de todo Israel, subieron para atacarlo. Pero David lo supo y les salió al encuentro. 9 Los filisteos vinieron y se desplegaron por el valle de Refaím. 10 David entonces consultó a Dios: “¿Debo atacar a los filisteos? ¿Los entregarás en mis manos?”. Y el Señor le respondió: “¡Sube, y yo los entregaré en tus manos!”. 11 Ellos subieron a Baal Perasím, y allí David los derrotó. Entonces dijo: “Dios ha abierto ante mí una brecha entre mis enemigos, como una brecha abierta por las aguas”. Por eso se llamó a ese lugar Baal Perasím –que significa “Señor de las Brechas”– . 12 Los filisteos abandonaron allí a sus dioses, y David dijo: “¡Que sean arrojados al fuego!”.
13
Los filisteos volvieron a desplegarse por el valle. 14 David consultó nuevamente a Dios, y él le respondió: “¡No subas a perseguirlos! Da una vuelta por detrás de ellos y enfréntalos desde el lado de las balsameras. 15 Cuando oigas ruidos de pasos sobre la copa de las balsameras, ataca decididamente, porque Dios saldrá delante de ti para derrotar al ejército de los filisteos”. 16 David hizo lo que el Señor le había ordenado y derrotó al ejército de los filisteos, desde Gabaón hasta Guézer. 17 La fama de David se extendió por todas las regiones, porque el Señor lo hizo temible delante de todos los pueblos.

Preparativos para entronizar el Arca

15 1 David construyó casas en la Ciudad de David y preparó un lugar para el Arca de Dios, levantando para ella una Carpa. 2 Después dijo: “El Arca de Dios sólo puede ser transportada por los levitas, porque el Señor los ha elegido para trasladar el Arca del Señor y para servirlo constantemente”.
3
Entonces David reunió en Jerusalén a todo Israel, para hacer subir el Arca del Señor al lugar que le había preparado. 4 También reunió a los hijos de Aarón y a los levitas: 5 de los descendientes de Quehat, a Uriel, el jefe, y a sus hermanos: ciento veinte en total; 6 de los de Merarí, a Asaías, el jefe, y a sus hermanos: doscientos veinte en total; 7 de los de Gersón, a Joel, el jefe, y a sus hermanos: ciento treinta en total; 8 de los hijos de Elisafán, a Semaías, el jefe, y a sus hermanos: doscientos en total; 9 de los de Hebrón, a Eliel, el jefe, y a sus hermanos: ochenta en total; 10 de los descendientes de Uziel, a Aminadab, el jefe, y a sus hermanos: ciento doce en total.
11
Después David llamó a los sacerdotes Sadoc y Abiatar, y a los levitas Uriel, Asaías, Joel, Semaías, Eliel y Aminadab, 12 y les dijo: “Ustedes son los jefes de la familia de los levitas. Santifíquense, ustedes y sus hermanos, para subir el Arca del Señor, el Dios de Israel, al lugar que yo le he preparado. 13 Por no haber estado ustedes allí la primera vez, el Señor, nuestro Dios, acometió contra nosotros, ya que no fuimos a consultarlo como está mandado”. 14 Entonces los sacerdotes y levitas se santificaron para subir el Arca del Señor, el Dios de Israel. 15 Los hijos de los levitas trasladaron el Arca de Dios, sosteniéndola sobre sus hombros con unas andas, como lo había ordenado Moisés según la palabra del Señor.
16
David ordenó a los jefes de los levitas que organizaran a sus hermanos los cantores, con instrumentos musicales, arpas, cítaras y címbalos, para que los hicieran resonar alegremente. 17 Los levitas designaron a Hemán, hijo de Joel; entre sus hermanos, a Asaf, hijo de Berequías; y entre los hijos de Merarí, sus hermanos, a Etán, hijo de Cusaías.
18
Junto con ellos, a sus hermanos de segundo orden: Zacarías, hijo de Iaaziel, Semiramot, Iejiel, Uní, Eliab, Benaías, Maaseías, Matitías, Eliflehú, Micneías, Obededóm y Ieiel, los porteros.
19
Los cantores Hemán, Asaf y Etán hacían resonar címbalos de bronce. 20 Zacarías, Aziel, Semiramot, Iejiel, Uní, Eliab, Maasías y Benaías tenían arpas de tonos altos. 21 Matitías, Eliflehú, Micneías, Obededóm, Ieiel y Azazaiás tenían cítaras de octava, para dirigir el canto.
22
Quenanías, jefe de los levitas, dirigía el traslado, porque era muy experto. 23 Berequías y Elcaná eran porteros del Arca. 24 Los sacerdotes Sebanías, Josafat, Natanael, Amasai, Zacarías, Benaías y Eliezer, tocaban las trompetas delante del Arca de Dios. Obededóm y Iejías eran porteros del Arca.

El Arca de la Alianza en Jerusalén

2 Sam. 6. 12-16
25 David, los ancianos de Israel y los jefes de mil hombres fueron con gran alegría a subir el Arca de la Alianza del Señor, desde la casa de Obededóm. 26 Y porque Dios había asistido a los levitas que trasladaban el Arca de la Alianza del Señor, se inmolaron siete toros y siete carneros. 27 David iba revestido con un manto de lino, lo mismo que todos los levitas que llevaban el Arca, los cantores y Quenanías, el que dirigía el traslado. David llevaba además un efod de lino. 28 Todo Israel subió el Arca de la Alianza del Señor entre aclamaciones y al son de cuernos, trompetas, címbalos, arpas y cítaras. 29 Cuando el Arca de la Alianza del Señor entraba en la Ciudad de David, Mical, la hija de Saúl, estaba mirando por una ventana, y al ver al rey David saltando y bailando, lo despreció en su corazón.

Conclusión de la ceremonia

2 Sam. 6. 17-19
16 1 Luego introdujeron el Arca de Dios y la colocaron en medio de la Carpa que David había hecho levantar para ella, y ofrecieron delante de Dios holocaustos y sacrificios de comunión. 2 Cuando David terminó de ofrecer los holocaustos y los sacrificios de comunión, bendijo al pueblo en nombre del Señor, 3 y distribuyó entre todos los israelitas, hombres y mujeres, una porción de pan, un pastel de dátiles y uno de pasas de uva.

Organización del culto

4 David puso de servicio delante del Arca del Señor a algunos levitas, para conmemorar, celebrar y glorificar al Señor, el Dios de Israel. 5 Asaf era el jefe; Zacarías, el segundo; y además, Uziel, Semiramot, Iejiel, Matitías, Eliab, Benaías, Obededóm y Ieiel, con instrumentos musicales, arpas y cítaras. Asaf hacía sonar los címbalos. 6 Los sacerdotes Benaías y Iajaziel tocaban ininterrumpidamente las trompetas delante del Arca de la Alianza de Dios. 7 Aquel día David dispuso por primera vez que el Señor fuera alabado por Asaf y sus hermanos de esta manera:
8
“¡Den gracias al Señor,invoquen su Nombre,
hagan conocer entre los pueblossus proezas;
9
canten al Señor con instrumentosmusicales,
pregonen todas sus maravillas!
10
¡Gloríense en su santo Nombre,
alégrense los que buscan al Señor!
11
¡Recurran al Señor y a su poder,
busquen constantemente su rostro;
12
recuerden las maravillas que él obró,
sus portentos y los juicios de su boca!
13
Descendientes de Israel, su servidor,
hijos de Jacob, su elegido:
14
el Señor es nuestro Dios,
en toda la tierra rigen sus decretos.
15
Él se acuerda eternamente de su alianza,
de la palabra que dio por mil generaciones,
16
del pacto que selló con Abraham,
del juramento que hizo a Isaac:
17
él lo confirmó como norma para Jacob,
como alianza eterna para Israel,
18
cuando dijo: ‘Yo te daré la tierra de Canaán,
como porción hereditaria de todos ustedes’.
19
Cuando formaban un grupo muy pequeño
y eran extranjeros en aquellas regiones;
20
cuando iban de nación en nación
y pasaban de un reino a otro pueblo,
21
no toleró que nadie los oprimiera,
y castigó a reyes, por amor a ellos:
22
‘No toquen a mis ungidos
ni maltraten a mis profetas’.
23
Cante al Señor toda la tierra,
día tras día, proclamen su victoria.
24
Anuncien su gloria entre las naciones,
y sus maravillas entre los pueblos.
25
Porque el Señor es grandey muy digno de alabanza,más temible que todos los dioses.
26
Los dioses de los pueblosno son más que apariencia,
pero el Señor hizo el cielo;
27
en su presencia hay esplendory majestad,
en su Santuario, poder y hermosura.
28
Aclamen al Señor,familias de los pueblos,
aclamen la gloria y el poder del Señor;
29
aclamen la gloria del nombre del Señor,
preséntense ante él, trayendo una ofrenda.
30
¡Que toda la tierra tiemble ante él!
El mundo está firmemente establecido:
¡no se moverá jamás!
31
Alégrese el cielo y exulte la tierra,
digan entre las naciones: ‘¡El Señor reina!’.
32
Resuene el mar y todo lo que hay en él,
regocíjese el campo con todos sus frutos.
33
Griten de gozo los árboles del bosque,
griten de gozo delante del Señor,
porque él viene a gobernar la tierra.
34
¡Den gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterno su amor!
35
Díganle: ‘¡Sálvanos, Dios de nuestra salvación!
Congréganos y líbranos de las naciones,
para que demos gracias a tu santo Nombre
y nos gloriemos en tu alabanza’.
36
¡Bendito sea el Señor, el Dios de Israel,
desde siempre y para siempre!”.
Y todo el pueblo respondió: “¡Amén!”. “¡Alabanza al Señor!”.
37
David dejó delante del Arca de la Alianza del Señor a Asaf y a sus hermanos, para que prestaran servicio permanentemente delante del Arca, según el ritual de cada día; 38 también dejó a Obededón y a sus sesenta y ocho hermanos. Obededóm, hijo de Iedutún, y Josá eran porteros.
39
Al sacerdote Sadoc y a sus hermanos, los sacerdotes, los puso delante de la Morada del Señor, en el lugar alto de Gabaón, 40 para que ofrecieran constantemente sacrificios al Señor en el altar de los holocaustos, por la mañana y por la tarde, según lo que está escrito en la Ley que el Señor dio a Israel. 41 Con ellos estaban Hemán, Iedutún y los demás que habían sido elegidos nominalmente para celebrar al Señor: “¡Porque es eterno su amor!”. 42 Hemán y Iedutún tenían consigo trompetas, címbalos e instrumentos musicales para acompañar los cantos de Dios. Los hijos de Iedutún eran porteros.
43
Luego, todo el pueblo se fue a su casa, y David se volvió para bendecir a su casa.


1 Crónicas (BPD) 8