Fdez-Carvajal: Antologia - FILIACION DIVINA

FILIACION DIVINA

CITAS DE LA SAGRADA ESCRITURA

Y el Rey les dirá: En verdad os digo que cuantas veces hicisteis eso a uno de estos mis hermanos menores, a mi me lo hicisteis. Mt 25.

Y nos hizo merced de preciosos y sumos bienes prometidos, para que por ellos os hagáis participes de la divina naturaleza, huyendo ie la corrupción que por la concupiscencia existe en el mundo. 2P 1,4.

El les dijo: Cuando oréis, decid: Padre, santificado sea tu nombre; venga tu reino. . . Lc 11,2.

¿Qué padre entre vosotros, si el hijo le pide un pez, le dará, en vez del pez, una serpiente? ¿O si le pide un huevo le dará un escorpión? Si vosotros, pues, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden? Lc 11,11-13.

Mas a cuantos le recibieron dióles poder de llegar a ser hijos de Dios, a aquellos que creen en su nombre; Jn 1,12.

Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido al Padre; pero ve a mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios. Jn 20,17.

Ved qué amor nos ha mostrado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios y lo seamos. Por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoce a El. Carísimos, ahora somos hijos de Dios, aunque ano no se ha manifestado lo que hemos de ser. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a El, porque le veremos tal cual es. 1Jn 3,1-2.

Los que son movidos por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Rm 8,14.

Que no habéis recibido el espiritu de siervos para recaer en el temor, antes habéis recibido el espiri

tu de adopción, por el que clamamos: Abba! ¡Padre! Rm 8,15.

El Espíritu da testimonio a nuestro espiritu de que somos hijos de Dios, y si hijos, también herederos; herederos de Dios, coherederos de Cristo, supuesto que padezcamos con El para ser con El glorificados. Rm 8,16-17.

Porque a los que de antes conoció, a esos los predestinó a ser conformes con la imagen de su Hijo, para que éste sea el primogénito entre muchos hermanos. . . Rm 8,29.

Todos, pues, sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. Porque cuantos en Cristo habéis sido bautizados, os habéis vestido de Cristo. No hay ya judío o griego, no hay siervo o libre, no hay varón o hembra, porque todos sois uno en Cristo Jesús. Ga 3,26-28.

Y, puesto que sois hijos, envió Dios a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que grita: Abba!, ¡Padre! De manera que no eres siervo, sino hijo, también heredero por medio de Dios. Ga 4,6-7.

¿No tenemos todos un Padre? ¿No nos ha criado a todos un Dios? ¿Por qué, pues, obrar pérfidamente unos con otros, quebrantar el pacto de nuestros padres? Mal 2,10.

Señor, Padre, Soberano de mi vida, no me abandones al capricho de ellos ni me dejes caer por ellos. Señor, Padre y Dios de mi vida, no me des ojos altaneros. Si 23,1. 4.

Nos tiene por escorias y se aparta de nuestras sendas como de impurezas; proclama dichosas las postrimerías de los justos y se gloría de tener a Dios por Padre. Porque si el justo es hijo de Dios, El le acogerá y le librará de las manos de sus enemigos. Sg 2,16-18.

Dios es nuestro Padre


2468 No dijo porque Dios sabe, sino porque sabe vuestro Padre. Y así les infunde una confianza mayor. Porque si es Padreóy tal Padreó, no podrá abandonar a sus hijos cuando los ve necesitados (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Hom. sobre S. Mateo,22).


2469 Asi pues, según la condición natural, podemos decir que todos somos hijos de Dios, ya que todos hemos sido creados por él. Pero según la obediencia y la enseñanza seguida, no todos son hijos de Dios, sino sólo los que confian en él y hacen su voluntad. LOS que no se le confian ni hacen su voluntad son hijos del diablo, puesto que hacen las obras del diablo. Que esto sea así se declara en Isaías: Engendré hijos y los crié: pero ellos me despreciaron (Is I,2). Y en otro lugar los llama hijos extraños: Los hijos extraños me han deiraudado (Sal 17,46) (SAN IRENEO DE LYON, Trat. contra las herejías, IV,41).


2470 Por una admirable condescendencia, el Hijo de Dios, el Unico según la naturaleza, se ha hecho hijo del hombre, para que nosotros, que somos hijos del hombre por naturaleza, nos hagamos hijos de Dios por gracia (SAN AGUST;N, La ciudad de Dios).


2471 De la misma manera que los padres y las madres ven con gran gusto a sus hijosólos caballos a sus potros, el león a su cachorro, el ciervo a su cervatillo y el hombre a su hijoó, también el Padre del universo recibe gustosamente a los que se acogen a él. Cuando los ha regenerado por su Espíritu y adoptado como hijos, aprecia su dulzura, los ama, los ayuda, combate por ellos y, por eso, los llama sus "hijos pequeños" [. . . ] (CLEMENTE DE ALEJANDRIA, Pedagogo,1,23,2).

El Espíritu Santo y la filiación divina


2472 La efusión del Espíritu Santo, al cristificarnos, nos lleva a que nos reconozcamos hijos de Dios. El Paráclito, que es caridad, nos enseña a fundir con esa virtud toda nuestra vida; y consummati in unum (Jn 17,23), hechos una sola cosa con Cristo, podemos ser entre los hombres lo que San Agustín afirma de la Eucaristía: signo de unidad, vinculo del Amor (In loan. Ev. tract. 26,13) (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,87).


2473 Por el Espíritu Santo se nos restituye el paraíso, por él podemos subir al reino de los cielos, por él obtenemos la adopción filial, por él se nos da la confianza de llamar a Dios con el nombre de Padre, la participación de la gracia de Cristo, el derecho de ser llamados hijos de la luz, el ser participes de la gloria eterna y, para decirlo todo de una vez, la plenitud de toda bendición, tanto en la vida presente como en la futura; por él podemos contemplar como en un espejo, cual si estuvieran ya presentes, los bienes prometidos que nos están preparados y que por la fe esperamos llegar a disfrutar (SAN BASILIO, Sobre el Espíritu Santo,15,35-36).


2474 La adopción, aunque sea común a toda la Trinidad, se apropia, sin embargo, al Padre como su autor, al Hijo como modelo, al Espíritu Santo como al que imprime en nosotros la semejanza a ese modelo (SANTO TOMÁS. Suma Teológica,3, q. 23, a. 2).


2475 El que tiene el Espíritu de Dios se convierte en hijo de Dios. Hasta tal punto es hijo de Dios que no recibe un espiritu de servidumbre, sino el espiritu de los hijos (cfr. Rm 8,25), de modo que el Espíritu Santo testimonia a nuestro espiritu que nosotros somos hijos de Dios. Este testimonio del Espíritu Santo consiste en que él mismo clama en nuestros corazones: Abba, Padre, como escribe el apóstol a los Gálatas (4,6) (SAN AMBROSIO, Carta 35,4-ó).

EL mayor don: ser hijos de Dios


2476 [. . . ] el que no se sabe hijo de Dios, desconoce su verdad más íntima, y carece en su actuación del dominio y del señorío propios de los que aman al Señor por encima de todas las cosas (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Amigos de Dios,26).


2477 (Por la filiación divina) el hombre es constituido en un nuevo ser (SANTO TOMÁS, Suma Teológica,1-2, q. 100, a. 2).


2478 ¿Qué mayor gracia pudo hacernos Dios? Teniendo un Hijo único le hizo Hijo del hombre, para que el hijo del hombre se hiciera hijo de Dios. Busca dónde está tu mérito, busca de dónde procede, busca cuál es tu justicia; y verás que no puedes encontrar otra cosa que no sea pura gracia de Dios (SAN AGUSTIN, Sermón 185).


2479 Este fue el motivo de la venida de Cristo en la carne, de su convivencia con los hombres, de sus sufrimientos, de su cruz, de su sepultura y de su resurrección: que el hombre, una vez salvado, recobrara, por la imitación de Cristo, su antigua condición de hijo (SAN BASILIO, Sobre el Espíritu Santo,15,35).


2480 A las demás criaturas les dio como donecillos, a nosotros la herencia. Esto, por ser hijos (SANTO TOMÁS, Sobre el Padrenuestro,1. c. ,126).


2481 Cristo revela a cada uno de los hombres la dignidad de hijo adoptivo de Dios, dignidad a la cual está unida su vocación suprema: terrestre y eterna. Y esta obra de la Alianza [. . . ] Cristo la realiza de modo definitivo a través de la cruz [. . . ]: sin la cruz de Cristo no existe esa suprema elevación del hombre (JUAN PABLO II, Hom. 2-I11-1980j.

Filiación divina y fraternidad


2482 En este Padre son hermanos el señor y el siervo; en este Padre son hermanos el emperador y el soldado; en este Padre son hermanos el rico y el pobre. Los fieles cristianos tienen sobre la tierra padres diferentes, nobles unos, villanos otros; mas todos invocan a un Padre único: al de los cielos (SAN AGUSTIN, Sermón 59).


2483 Se llaman pacificos los hijos de Dios en atención a que nada hay en ellos que se oponga a Dios: también los hijos deben parecerse a sus padres (SAN AGUSTIN, Sobre el Sermón de la Montaña,1,2).


2484 Nuestro Señor ha venido a traer la paz, la buena nueva, la vida, a todos los hombres. No sólo a los ricos, ni sólo a los pobres. No sólo a los sabios, ni sólo a los ingenuos. A todos. A IOS hermanos, que hermanos somos, pues somos hijos de un mismo Padre Dios. No hay, pues, más que una raza: la raza de los hijos de Dios. No hay más que un color: el color de los hijos de Dios. Y no hay más que una lengua: ésa que habla al corazón y a la cabeza, sin ruido de palabras, pero dándonos a conocer a Dios y haciendo que nos amemos los unos a los otros (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,106).


2485 La bienaventuranza de los pacificos es el premio de su adopción. Por eso se dice: serán llamados hijos de Dios. Solamente Dios es el padre de todos, y no se puede entrar a formar parte de su familia si no vivimos en paz mutuamente por medio de la caridad fraterna (SAN HILARIO, en Catena Aurea, vol. 1P 252).


2486 Debemos exclusivamente a su gracia misericordiosa que El sea nuestro Padre, lo cual a ningún precio lo podemos alcanzar, sino únicamente con buena voluntad. Sirva esto de amonestación a los ricos y a los nobles según el mundo, cuando se hicieren cristianos, para que no se ensoberbezcan contra los pobres y humildes, ya que todos a una dicen a Dios Padre nuestro, y no podrán decírselo con verdad y sincera piedad si no se tratan entre si como hermanos (SAN AC;USTIN, Sobre el Sermón de la Montaña,2,16).


2487 El cuidado de Dios sobre sus hijos [. . . ] la Providencia de Dios nos conduce sin pausas, y no es- catima su auxilioócon milagros portentosos y con milagros menudosópara sacar adelante a sus hijos (J. ESCIVÁ DE BALAGUER, Amigos de Dios,217).


2488 Grande es la dignidad de los hombres cuando cada uno de ellos. desde el momento de nacer. tiene un ánel destinado para su custodia (SAN JERÓNIMO, Coment. Evang. S. Mateo,18-20).


2489 En su gran amor por la humanidad, Dios va tras el hombre como la madre vuela sobre el pajarilla cuando éste cae del nido; y si la serpiente lo está devorando, la madre revolotea alrededor gim¿endo por su polluelo (Dt 32,11). Asi Dios busca paternalmente a la criatura, la cura de su caida, persigue a la bestia salvaje y recoge al hijo, animándole a volver, a volar hacia el nido (SAN CLEMENTE DE ALE. AN DR;A, Protréptico,10).


2490 Todo cuanto nos viene de parte de Dios y que al pronto nos parece próspero o adverso, nos es enviado por un padre lleno de ternura y por el más sabio de los médicos, con miras a nuestro propio bien (CAS¡ANO, Colaciones,7,28).

"Todo es para bien"


2491 A los que aman a Dios, todo contribuye para su mayor bien: Dios endereza absolutamente todas las cosas para su provecho, de suerte que aun a quienes se desvian y extralimitan, les hace progresar en la virtud, porque se vuelven más humildes y experimentados (SAN AGUSTIN, Sobre la conversión y la gracia,9,24).


2492 Ten, pues, buen ánimo, hija mia, y no te preocupes por mi, sea lo que sea que me pase en este mundo. Nada puede pasarme que Dios no quiera. Y todo lo que él quiere, por muy malo que nos parezca, es en realidad lo mejor (SANTO TOMÁS MORO, Carta escr¿ta en la cárcel a su hija Margarita,1. c. ).

Piedad filial


2493 Consiste la piedad en un afecto cariñoso y deferente al propio padre y a cualquier hombre sumido en desgracia. Por consiguiente, siendo Dios Padre nuestro, no sólo debemos respetarle y temerle, sino además abrigar ese devoto y cariñoso afecto para con El (SANTO TOMAS, Sobre el Padrenuestro,1. c. ,137).


2494 Si tú tienes una piedad sincera, sobre ti descenderá también el Espíritu Santo y oirás la voz del Padre desde lo alto que dice: éste no es el Hijo mio, pero ahora después del bautismo ha sido hecho hijo mio (SAN CIRILO DE JERUSALÉN, Catequesis III, Sobre el bautismo,14).


2495 La filiación divina es una verdad gozosa, un misterio consolador. La filiación divina llena toda nuestra vida espiritual, porque nos enseña a tratar, a conocer, a amar a nuestro Padre del Cielo, y así colma de esperanza nuestra lucha interior, y nos da la sencillez confiada de los hijos pequeños. Más aún: precisamente porque somos hijos de Dios, esa realidad nos lleva también a contemplar con amor y con admiración todas las cosas que han salido de las manos de Dios Padre Creador. Y de este modo somos contemplativos en medio del mundo, amando al mundo (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,65).


2496 También se fomenta el afecto de súplica cuando los hombres dicen a Dios: Padre nuestro, y cierta confianza de que hemos de alcanzar lo que vamos a pedir, ya que antes de pedir nada, hemos recibido el don inmenso de poder decir a Dios: Padre nuestro. ¿Qué podrá negar ya a los hijos que le piden, habiéndoles antes otorgado el que fuesen hijos? (SAN AGUSTIN, Sobre el Sermón de la Montaña,2).


2497 Descansad en la filiación divina. Dios es un Padre lleno de ternura, de infinito amor. Llámale Padre muchas veces al dia, y dileóa solas, en tu corazónóque le quieres, que le adoras: que sientes el orgullo y la fuerza de ser hijo suyo. Supone un auténtico programa de vida interior, que hay que canalizar a través de tus relaciones de piedad con Dios ópocas, pero constantes, insistoó, que te permitirán adquirir los sentimientos y las maneras de un buen hijo (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Amigos de Dios,150).

Otras consecuencias de la filisción divina


2498 Si nos tornamos a El como el hijo pródigo, hanos de perdonar, hanos de consolar en nuestros trabajos, hanos de sustentar como lo debe hacer un tal padre, que por fuerza ha de ser mejor que todos los padres del mundo, porque en El no puede haber sino todo bien cumplido, y después de todo esto, hacernos herederos y participantes con Vos (SANTA TERESA, Camino de perfección,27,2).


2499 En los momentos más dispares de la vida, en todas las situaciones, hemos de comportarnos como servidores de Dios, sabiendo que el Señor está con nosotros, que somos hijos suyos. Hay que ser conscientes de esa raíz divina, que está injertada en nuestra vida, y actuar en consecuencia (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,60).


2500 (Venga a nosotros tu reino). Debe entenderse que es gran atrevimiento y propio solamente de una conciencia recta, pedir el reino de Dios y no temer su juicio (SAN JERÓNIMO, en Catena Aurea, vol. 1P 358).


2501 La conversión consiste necesariamente en expresar la verdad de la adopción de hijos que adquirimos en el bautismo. Porque en el bautismo fuimos llamados a la unión con Cristo en su muerte y resurrección, y desde entonces hemos sido llamados a morir al pecado y a vivir para Dios. En el bautismo tuvo lugar en nosotros la acción vivificadora del Espíritu Santo, y el Padre ve en nosotros a su único Hijo, Jesucristo: Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco (Lc 3,22) (JUAN PABLO 11, Hom. 13-1-1980).


2502 Habiendo ya recibido al hijo en paz, habiéndole ya besado, manda le den el mejor vestido, la esperanza de la inmortalidad en el bautismo. Manda le den el anillo, prenda del Espíritu Santo, y calzado para sus pies, el evangelio de la paz, para que fuesen hermosos los pies de los anunciadores del bien (SAN AGUSTIN, Sermón 11).


2503 Si vosotros siendo mulos sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre. . . ? (Cfr. Mt 7,9-11). Citó la semejanza de los padres y de los hijos para que, si desesperamos de nuestros pecados, esperemos en la bondad de nuestro Padre (SAN JUAN CRISÓSTOMO, en Catena Aurea, vol. 1P 430).


2504 Esta realidad espléndida (la de la dignidad y grandeza del ser humano) no puede encerrarse en esos solos horizontes, por más que no pueda prescindir de ellos. Ha de abrirse a la novedad que Cristo vino a traer al mundo, enseñando a cada hombre que es hijo de Dios (cfr. Mt 6,9-15), redimido con la sangre del mismo Cristo (Ep,7), coheredero con El (cfr. Rm 8,17), destinado a una meta trascendente (cfr. Rm 8,20-23 Ep 2,6).

Sería la mayor mutilación privar al hombre de esa pespectiva, que lo eleva a la dimensión más alta que puede tener. Y que, en consecuencia, le ofrece el cauce más apto para desplegar sus mejores energías y entusiasmo [. . . ].

Aquí se halla el fundamento del conocimiento en profundidad del valor de la propia existencia. El fundamento de nuestra identidad como cristianos. De ahí ha de derivar una actitud práctica coherente, hecha de estima hacia todo lo humano que sea bueno e informada eficazmente por la fe (JUAN PABLO II, Hom. en el Nou Camp, Barcelona,7-XI1982).

FIN DEL HOMBRE

Citas de la Sagrada Escritura

Nuestro nombre caerá en el olvido con el tiempo, y nadie tendrá memoria de nuestras obras; y pasará nuestra vida como rastro de nube, y se disipará como niebla acosada por los rayos del sol y recargada por su calor. Pues el paso de una sombra es nuestra vida, y sin retorno es nuestro fin, porque se pone el sello y no hay quien vuelva. Sg 2,4-5.

Las almas de los justos están en las manos de Dios, y el tormento no los alcanzará. A los ojos de los necios parecen haber muerto, y su partida es reputada por desdicha. Su salida de entre nosotros, por aniquilamiento; pero están en paz. Sg 3,1-3.

Pues aunque a los ojos de los hombres fueran atormentados, su esperanza está llena de inmortalidad. Después de un ligero castigo serán colmados de beneficios, porque Dios los probó y los halló dignos de si. Sg 3,4-5.

Como el oro en el crisol los probó, y le fueron aceptos como sacrificio de holocausto. Al tiempo de ser visitados brillarán y se propagarán como centellas en cañaveral; juzgarán a las naciones y dominarán sobre los pueblos, y su Señor reinará por los siglos. Sg 3,6-8.

Los que confian en El conocerán la verdad, y los fieles a su amor, permanecerán con El, porque la gracia y la misericordia son para sus elegidos. Pero los impíos, conforme a sus pensamientos, tendrán su castigo, pues despreciaron al justo y se apartaron del Señor. Porque desdichado el que desprecia la sabiduría y la disciplina; su esperanza es vana, sus afanes estériles, e inútiles sus obras. Sg 3,9-11.

Entonces estará el justo en gran seguridad frente a los que le afligian y menospreciaban sus obras. Al verlo se turbarán con terrible espanto, y quedarán fuera de si ante lo inesperado de aquella salud. Arrepentidos, se dirán, gimiendo en la angustia de su espiritu: "Este es el que algún tiempo tomamos a risa y fue objeto de escarnio". Nosotros, insensatos, tuvimos su vida por locura y su fin por deshonra. ¡Cómo son contados entre los hijos de Dios, y tienen su heredad entre los santos!Luego nos extraviamos de la senda de la verdad, y la luz de la justicia no nos alumbró, y el sol no salió para nosotros. Sg 5,1-6.

Nos cansamos de andar por sendas de iniquidad y de perdición, y caminamos por desiertos intransitables, sin conocer el camino del Señor. ¿Qué nos aprovechó la altaneria, qué ventaja nos trajeron la riqueza y la jactancia? Pasó como una sombra todo aquello, y como correo que va por la posta. Sg 5,7-9.

El hombre pasa como nave que atraviesa las agitadas aguas, de cuyo paso no es posible hallar huella, ni del camino de su quilla por las olas; o como ave que corta los aires, sin que se encuentre señal de su paso, y golpea el aire ligero al batirlo con sus plumas; y lo corta con la violencia de su ímpetu; y se abre camino con el movimiento de sus alas, después ya no se halla señal de su paso. O como flecha que se tira al blanco, que aunque hienda el aire, luego éste vuelve a cerrarse, y no se conoce por dónde pasó. Sg 5,10-12.

Pero los justos viven para siempre, y su recompensa está en el Señor y el cuidado de ellos en el Altisimo. Por esto recibirán un glorioso reino, una hermosa corona de mano del Señor, que con su diestra los protege y los defiende con su brazo. Sg 5,15-16.

Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Mt 5,8.

Mirad que no despreciéis a uno de esos pequeños, porque en verdad os digo que sus ángeles ven de continuo en el cielo la faz de mi Padre, que está en los cielos. Mt 18,10.

Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino que serán como ángeles en el cielo. Mt 22 Mt 30.

Porque ya no pueden morir y son semejantes a los ángeles e hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección. Lc 20,36.

Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo. Jn 17,3.

Cuando llegué a ser hombre, me despojé de las niñerías. Ahora vemos por un espejo y obscuramente, pero entonces veremos cara a cara. Al presente conozco sólo parcialmente, pero entonces conoceré como soy conocido. 1Co 13,12.

(. . . )su fin será el que corrcsponde a sus obras. 2Co 11,15.

Y por cuanto a los hombres les está establecido morir una vez, y después de esto el juicio. He 9,27.

Que no tenemos aquí ciudad permanente, antes buscamos la futura. He 13,14.

El fin de todo está cercano. Sed, pues, discretos y sobrios (con vistas) a la oración. Ante todo mantened tensa la caridad unos para con otros, porque la caridad cubre la muchedumbre de los pecados. 1P 4,7-8.

Carísimos, ahora somos hijos de Dios, aunque ano no se ha manifestado lo que hemos de ser. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a El, porque le veremos tal cual es. 1Jn 3,2.

La vida, un camino hacia Dios


2505 El Cielo es la meta de nuestra senda terrena. Jesucristo nos ha precedido y allí, en compañía de la Virgen y de San José óa quien tanto veneroó, de los Angeles y de los Santos, aguarda nuestra llegada (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Amigos de Dios,220).


2506 Tengamos las cosas temporales para uso, las eternas en el deseo, sírvannos las cosas terrenas para el camino, y deseemos las eternas para el fin de la jornada. Miremos como con indiferencia todo lo que se hace en este mundo. Miren adelante los ojos del alma, fijándose con toda su fuerza en aquello a que nos dirigimos (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 36 sobre los Evang. ).


2507 En los trabajos con que busco la nave, no es la nave lo que busco, sino la patria (SAN AGUSTIN, Sobre el Sermón de la Montaña,2).


2508 A la manera de los viajeros sensatos, marcha siempre adelante, haciendo poco caso de lo que se le presenta en el camino. La intención del viajero se orienta hacia el término de su viaje, ora tenga que hacerlo por entre prados o tierras cultivadas, ora a través de grandes desiertos o parajes rocosos; no hay deleite o molestia que le impida tender a la meta prefijada. Del mismo modo, este varón justo, caminando derechamente, llegará al fin que se propuso sin apartarse por desviaciones engañosas; sino que, con la mirada puesta únicamente en el cielo, dará término a su peregrinación mortal cual experto timonel que dirige la nave por lo que observa en las estrellas (SAN GREGORIO DE NISA, Hom. sobre la virginidad).


2509 Para que una persona ande rectamente por un camino es preciso que conozca antes de algún modo el fin al que se dirige; como el arquero no lanza con acierto la saeta si no mira primero al blanco al que la envia. Y esto es necesario sobre todo cuando la vía es áspera y difícil y el camino laborioso, pero el fin agradable [. . . ]. Y por esto fue conveniente que manifestase a sus discípulos la gloria de su claridad, que es lo mismo que transfigurarse, pues en esta claridad transfigurará a los suyos (SANTO TOMÁS, Suma Teológica,3, q. 45, a. 1 c).


2510 La meta que se nos ha señalado no consiste en algo de po- ca monta, sino que nos esforzamos por la posesión de la vida eterna. Por esto, en la profesión de fe, se nos enseña que, después de aquel articulo: La resurrección de los muertos, de la que ya hemos disertado, creamos en la vida del mundo futuro, por la cual luchamos los cristianos (SAN CIRILO DE JERUSALÉN, Catequesis 18).

Conocer, amar y servir a Dios


2511 Te ha criado sólo para ejercitar en ti su bondad, dándote su gracia y su gloria. A este fin, te ha dado el entendimiento para que le conozcas, la memoria para que te acuerdes de El, la voluntad para que le ames, la imaginación para que tengas presentes sus beneficios, los ojos para que veas las maravillas de sus obras, la lengua para que le alabes, y así de todas las demás facultades (SAN FRANCISCO DE SALES Introd. a la vida devota,1,10,1).


2512 No hemos nacido para comer y beber y vestir lujosamente, sino para agradar a Dios y alcanzar los bienes eternos. Y puesto que aquello ha de ser secundario en nuestro empeño, lo será también en nuestra oración (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Hom. sobre S. Mateo,22).


2513 Preguntaos con mucha frecuencia: yo, ¿para qué estoy en la tierra? Y así procuraréis el perfecto acabamiento ólleno de caridadóde las tareas que emprendáis cada jornada y el cuidado de las cosas pequeñas (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Amigos de Dios,20).

El fin del hombre y su felicidad: dar gloria a Dios


2514 Dios será el fin de nuestros deseos, pues le veremos sin fin, le amaremos sin cansarnos. Este oficio, este afecto, este acto, será sin duda, como la misma verdad eterna, común a todos (SAN AGUSTIN, La ciudad de Dios,22,30).


2515 Tu oro será paz; tu plata, paz; tus fincas, paz; tu vida, paz; tu Dios, paz; todo cuanto deseas será paz para ti [. . . ]. Tu Dios será todo para ti; tu comida para que no tengas hambre; tu bebida, para que no tengas sed; tu luz, para que veas; tu sostén para que no desfallezcas. El, todo entero, te poseerá a ti todo entero. Allí no andarás a codazos con el que también todo posee; todo lo tendrás tú, todo lo tendrá él (SAN AGUSTjN, Coment. sobre el Salmo 36).


2516 Hemos de prepararnos para la ciudad futura; quien se prepara para ella, toda la vida tiene en poco (SAN AGUSTIN, Coment. sobre el Salmo 147).


2517 ¿Cuándo llegará la hora de su presencia? Cuando le veamos cara a cara, como dice el Apóstol; esto es lo que nos promete Dios como premio a nuestros trabajos. Cuando trabajas para esto lo haces: para llegar a la visión (SAN AGUSTIN, Coment. sobre el Salmo 90).


2518 . . . Todo en la vida y en el ministerio del sacerdote tiende en un plano ontológicoóy debe también tender en la vida personal de cada sacerdoteóhacia la gloria de Dios, gloria que consiste en que los hombres reciban con consciencia, libertad y agradecimiento la obra de Dios realizada en Cristo y la manifiesten en todos los actos de su vida (cfr. Presbyterorum Ordinis, PO 2) (A. DEL PORTILLO, Escritos sobre el sacerdocio, p. 43).


2519 Es de advertir que todas llevan lámparas, pero no todas tienen aceite; porque también los réprobos ostentan buenas obras como los elegidos; pero sólo vienen con aceite al encuentro del esposo aquellos que buscan (para Dios) en su interior la gloria de las obras que han hecho externamente (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 12 sobre los Evang. ).


2520 Que ningún afecto te ate a la tierra, fuera del deseo divinisimo de dar gloria a Cristo y, por El y con El y en El, al Padre y al Espíritu Santo (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Camino, n. 786).


2521 Todo es nada, y menos que nada, lo que se acaba y no contenta a Dios (SANTA TERESA, Vida,20,26).


2522 Ve, y anuncia la gloria de Dios (Lc 8). El Señor nos enseña que debemos impedir que nos alaben a nosotros, a causa de nosotros mismos; pero no debemos impedir, sino al contrario, mandar que todas las obras tengan por objeto la gloria de Dios, y se hagan por El (SAN JUAN CRISOSTOMO, en Catena Aurea, vol. Il, p. 38).


2523 Si juzgas rectamente comprenderás que has sido creado para la gloria de Dios y para tu eterna salvación. Comprenderás que éste es tu fin, que éste es el objetivo de tu alma, el tesoro de tu corazón. Si llegas a este fin serás dichoso, si no lo alcanzas serás un desdichado (SAN ROBERTO BELARMINO, Trat. sobre la ascensión de la mente a Dios, grado 1).


2524 Cuando se dice que acercándose quien había recibido cinco talentos y el que había recibido dos. . . nota que son las mismas palabras las que dirige a ambos, para que no crea que aquel que recibió menos facultades y empleó todas las que recibió, había de merecer de Dios menos premio que el otro que tuvo mayores medios. Lo único que se busca es que el hombre emplee en la gloria de Dios todo cuanto de El que haya recibido (ORIGENES, Coment. Evang. S. Mateo,33).

Para Dios toda la gloria


2525 Nuestra fe nos enseña que la creación entera, el movimiento de la tierra y el de los astros, las acciones rectas de las criaturas y cuanto hay de positivo en el sucederse de la historia, todo, en una palabra, ha venido de Dios y a Dios se ordena (J. ESCRIVA DE BAEAGUER, Es Cristo que pasa,130).


2526 Abre los ojos de tu alma, y considera que no tienes nada tuyo de que gloriarte. Tuyo sólo tienes el pecado, la debilidad y la miseria; y, en cuanto a los dones de naturaleza y de gracia que hay en ti, solamente a Dios, de quien los has recibido como principio de tu ser, pertenece la gloria (J. PECCIóLeón Xllló, Práctica de la humildad,1).

La gloria de Dios y la salvación eterna


2527 Si juzgas rectamente comprenderás que has sido creado para la gloria de Dios y para tu eterna salvación. Comprenderás que éste es tu fin, que éste es el objetivo de tu alma, el tesoro de tu corazón. Si llegas a este fin serás dichoso, si no lo alcanzas serás un desdichado (SAN ROBERTO BELARMINO Trat. sobre la ascensión de la mente a Dios, grado 1).


2528 El amor es la consumación de todas nuestras obras. En el amor está el fin. Hacia él corremos (SAN AGUSTIN, Sermón 10).

FLAQUEZAS

Citas de la Sagrada Escritura

Hemos venido a seráneacios por amor de Cristo; vosotros, sabios en Cristo. Nosotros, débiles; vosotros fuertes. Vosotros, ilustres; nosotros, viles. 1Co 4,10.

Si es menester gloriarse, me gloriaré en lo que es mi flaqueza. 2Co 1 2Co 1,30.

De mi mismo no he de gloriarme, si no es de mis flaquezas. 2Co 12,5.

Y El (el Señor) me dijo: Te basta mi gracia, pues en la flaqueza llega al colmo el poder. 2Co 12,9.

Pues cuando parezco débil, entonces es cuando soy fuerte. 2Co 12,10.

Aunque fue crucificado (Cristo) en su debilidad, vive por el poder de Dios. Y así somos nosotros débiles en E1, pero vivimos con El para vosotros por el poder de Dios. 2Co 13,4.

El mismo Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene; mas el mismo Espíritu aboga por nosotros con gemidos inefables. Rm 8,26.

Los fuertes debemos llevar las flaquezas de los débiles, sin complacernos en ello. Rm 15,1.

Dios eligió la necedad del mundo para confundir a los sabios y eligió Dios la flaqueza del mundo para confundir a los fuertes [. . . ; el desecho del mundo, lo que no es nada, lo eligió Dios para destruir lo que es, para que nadie pueda gloriarse ante Dios. 1Co 1,27-29.

Nos gozamos siendo nosotros débiles y vosotros fuertes; lo que pedimos es vuestra perfección. 2Co 13,9.

También os rogamos, hermanos, que corrijáis a los inquietos,que alentéis a los pusilánimes, que acojáis a los flacos, y que seáis sufridos con todos. 1Th 5,14.

En todo os he dado ejemplo, haciéndoos ver cómo se debe sobrellevar a los flacos, y tener presente las palabras del Señor Jesús, cuando dijo: mejor es dar que recibir. Ac 20,35.

Ten misericordia de mi, Señor, que estoy sin fuerzas. Ps 6,3.

"Tesoros en vasos de barro"


Fdez-Carvajal: Antologia - FILIACION DIVINA