Catena aurea ES 11137

LUCAS 21,37-38


11137 (Lc 21,37)

Y estaba enseñando de día en el templo; y de noche se salía y la pasaba en el monte llamado del Olivar. Y todo el pueblo madrugaba por venir a oírle en el templo. (vv. 37-38)

Beda. El Señor confirma con su propio ejemplo lo que había explicado con palabras; respecto a la venida del Juez y de la incertidumbre del resultado del juicio, nos exhorta a que vigilemos y oremos, y El mismo (cuando se acercaba el día de su pasión) nos da ejemplo con sus enseñanzas, con sus vigilias y con sus oraciones. Por esto dice: "Y estaba enseñando de día en el templo". En lo que da a entender con su ejemplo que es grata a Dios la vigilancia, para enseñar a nuestros prójimos con obras y palabras el camino de la verdad.

San Cirilo.¿Qué enseñaba sino la transición a un culto superior al de la ley de Moisés? Se acercaba el tiempo en que debía desaparecer la sombra y brillar la verdad.

Teofiactus. Pasaron en silencio los evangelistas muchas de las cosas que hizo Jesucristo, quien habiendo predicado por espacio de tres años dice alguno que todo lo que dijo puede reducirse a lo que puede expresarse en un solo día. Esto, sin duda, lo dicen así porque citan pocas cosas de lo mucho que hizo o dijo, dándonos así únicamente una ligera idea de la dulzura de su doctrina; nos manifiesta, pues, el Señor, que conviene hacer oración de noche y con reposo y de día consagrarnos al provecho de los demás. O lo que es lo mismo, recoger de noche y distribuir lo recogido durante el día. Por esto añade: "Y de noche se salía y la pasaba en el monte de los Olivos", haciendo esto para darnos ejemplo.

San Cirilo.Y como su palabra manifestaba su poder y con autoridad trasladaba al orden espiritual lo que habían dicho Moisés y los profetas por medio de figuras, el pueblo lo oía con avidez. Por esto sigue: "Y todo el pueblo madrugaba para oírle en el templo". Conveniente era decir al pueblo cuando venía a El: "Dios, Dios mío, despierto me levanto para ti al mismo tiempo de la luz" (Ps 62,2)

Beda. En sentido espiritual, puede decirse que cuando vivimos con sobriedad, piadosa y justamente en medio de la prosperidad, enseñamos de día en el templo, porque enseñamos a los fieles la manera de obrar bien, y habitamos de noche en el monte de los Olivos, porque respiramos en medio de las tinieblas de las penas por medio del consuelo espiritual, y por ello madruga también el pueblo para venir a nosotros cuando nos imita en prescindir de las obras de las tinieblas o en disipar las nieblas de las aflicciones.

LUCAS 22,1-2


11201 (Lc 22,1-2)

Y estaba ya cerca la fiesta de los Azimos, que es llamada Pascua. Y los príncipes de los Sacerdotes, y los escribas, buscaban cómo harían morir a Jesús: mas temían al pueblo. (vv. 1-2)

Crisóstomo. Los sucesos ocurridos entre los judíos son la figura de nuestros misterios. Por lo tanto, si se pregunta a un judío acerca de la Pascua y de los Azimos, no contesta otra cosa sino que es la conmemoración de la libertad de Egipto. Pero si alguno nos pregunta a nosotros, no oirá Egipto ni faraón, sino la libertad de los errores y de las tinieblas del diablo, no por medio de Moisés, sino por medio del Hijo de Dios.

Glosa. El evangelista, cuando iba a empezar a tratar de su pasión, expuso antes su figura, diciendo: "Y estaba ya cerca la fiesta de los Azimos, que es llamada Pascua".

Beda. La Pascua, que en hebreo quiere decir fase, no viene de la palabra pasión1, sino de la palabra tránsito; porque el ángel exterminador, cuando veía la sangre en las puertas de los israelitas, pasaba sin herir a sus primogénitos. También el Señor, queriendo favorecer a su pueblo, bajó del cielo. Pero hay una diferencia entre la Pascua y los Azimos. La Pascua no es más que un solo día, el día en que se sacrificaba el cordero por la tarde, esto es la decimo cuarta luna del primer mes. En cambio, en la decimo quinta luna, cuando el pueblo israelita salió de Egipto, se celebraba la fiesta de los Azimos, que empezaba con la Pascua y duraba siete días, hasta el 21 del mismo mes. Por esta razón, los evangelistas ponen indiferentemente una palabra u otra, por lo que dice: "La fiesta de los Azimos, que es llamada Pascua". Por este misterio se da a entender que Jesucristo ha padecido por nosotros una sola vez por todo el tiempo que dura la vida del mundo, que se calcula dividida en siete días, durante los que se nos ordena vivir en los ázimos de sinceridad y de verdad.

Crisóstomo., in homil. 80, in matth. Pero los príncipes de los sacerdotes se ocupan en actos detestables cuando se aproximan las fiestas. Por esto sigue: "Y los príncipes de los sacerdotes buscaban", etc. Moisés, en verdad, había mandado que sólo hubiera un príncipe de los sacerdotes, y que cuando éste muriese, eligiesen otro. Pero como ya en este tiempo empezaban a corromperse los ritos de los judíos, eran muchos los príncipes de los sacerdotes que se elegían cada año. Y éstos, como quieren matar a Jesús, no temen las justicias divinas (sin considerar que incurren en un crimen tanto mayor, cuanto que lo ejecutan en tiempo sagrado), pero temen lo humano. Por esto sigue: "Mas temían al pueblo".

Beda. No temían que se levantase, sino que se prevenían para que no se les escapase de las manos auxiliado por el pueblo. Esto sucedía dos días antes de la Pascua, estando reunidos en el atrio de Caifás, según dice San Mateo.

LUCAS 22,3-6


11203 (Lc 22,3)

Y Satanás entró en Judas, que tenía por sobrenombre Iscariotes, uno de los doce. Y fue, y trató con los príncipes de los sacerdotes, y con los magistrados, de cómo se lo entregaría. Y se holgaron y concertaron de darle dinero. Y quedó con ellos de acuerdo. Y buscaban sazón para entregarlo sin concurso de gentes. (vv. 3-6)

Teófil. Testifica lo que se ha dicho acerca de que los príncipes de los sacerdotes buscaban ocasión para matar a Jesús evitando todo peligro, y el modo como lo ejecutan, cuando se dice: "Y Satanás entró en Judas".

Tito. No entró Satanás en Judas violentamente, sino encontrando abierta la puerta, porque sólo fijaba su vista en la avaricia, olvidándose de cuanto había visto.

Crisóstomo., homil. 81, in matth. Pone su sobrenombre, añadiendo: "Que tenía por sobrenombre Iscariote". Había, pues, otro Judas.

Tito. Añade también: "Uno de los doce", porque con él el número estaba completo, pero no desempeñaba bien la misión del apostolado.

Crisóstomo., como arriba. Esto lo añadió el evangelista como poco conforme, dando a entender que era de los primeros escogidos.

Beda. No se opone a esto lo que dice San Juan, que Satanás entró por la boca. Porque entró en Judas como tentando a un extraño, pero en esta ocasión entró como en casa propia, para ejecutar lo que creyese más conveniente.

Crisóstomo., como arriba. Considera la gran infidelidad de Judas, tanto porque va él mismo, cuanto porque ejecuta su mala acción por dinero. Sigue, pues: "Y fue, y trató con los príncipes de los sacerdotes, y con los magistrados, de cómo se lo entregaría, y se holgaron".

Teófil. Se llamaban magistrados los encargados de las obras del templo, y también aquellos que los romanos ponían para gobernar al pueblo, evitando así que se insurreccionase, porque el pueblo era amigo de sediciones.

Crisóstomo., como arriba. Judas cometió tan horrendo crimen por avaricia. Prosigue: "Y concertaron de darle dinero". La avaricia engendra tales pasiones, vuelve impíos, y lleva a desconocer a Dios. Aunque miles de beneficios derrame sobre ellos los incita a que obren mal. Por esto sigue: "Y se arregló con ellos".

Teofilacto. Esto es, lo acordó y lo prometió: "Y buscaba la oportunidad para entregarlo sin concurso de gentes"; es decir, buscaba el modo de entregarlo cuando lo encontrase solo, sin las gentes.

Beda. Muchos detestan el crimen de Judas, pero no evitan su repetición. Quien menosprecia los derechos de la caridad y de la verdad, menosprecia al mismo Cristo (que es la verdad y la caridad misma) Y no pecan por ignorancia ni por negligencia, porque, a imitación de Judas, buscan la oportunidad para que, careciendo de obstáculos, transformen la verdad en mentira y la virtud en pecado.

LUCAS 22,7-13



11207 (Lc 22,7-13)

Vino, pues, el día de los Azimos, en que era menester matar la Pascua. Y envió a Pedro y a Juan, diciendo: "Id a aparejarnos la Pascua para que comamos". Y ellos dijeron: "¿En dónde quieres que la aparejemos?" Y les dijo: "Luego que entréis en la ciudad, encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle hasta la casa en donde entrare. Y decid al padre de familia de la casa: el Maestro te dice: ¿En dónde está el aposento donde tengo que comer la Pascua con mis discípulos? Y él os mostrará una grande sala aderezada; disponedla allí". Y ellos fueron y lo hallaron como les había dicho, y prepararon la Pascua. (vv. 7-13)

Tito Bostrense. El Señor, para dejarnos la Pascua celestial, comió lo que la figuraba, a fin de que desapareciendo la figura, dejara paso a la verdad. Por esto dice: "Vino, pues, el día de los Azimos".

Beda. Llama día de los Azimos de la Pascua al día catorce del primer mes, cuando -quitado el fermento- se acostumbraba matar la pascua, esto es, el cordero.

San Eusebio ., in Cat. graec. Patr. Dirá alguno que ya que los discípulos preparan la Pascua al Salvador en el primer día de los Azimos, nosotros debemos celebrarla también en ese mismo día. Pero esto no fue un mandato, sino una relación histórica de lo que sucedió en los días de la pasión. Una cosa es referir lo que ha sucedido, y otra sancionar lo que se ordena a la posteridad. Además, Jesucristo no celebró la Pascua al mismo tiempo que los judíos, en el día en que ellos sacrificaban el cordero. Porque ellos lo hicieron en el día de la parasceve en que el Salvador murió. Por eso no entraron en el atrio de Pilato, para poder celebrar la Pascua (Jn 19) El día que ultrajaron la verdad y alejaron de sí al Verbo de la verdad no fue el día de los Azimos, en el cual debía inmolarse la pascua y se acostumbra comer el cordero -pues eran muy cuidadosos respecto a esto-, sino fue al día siguiente, que era el segundo día de los Azimos. El Señor, pues, celebró la Pascua con sus discípulos en el primer día de los Azimos, esto es, en el día quinto respecto del sábado.

Teófil. El mismo día quinto fue cuando envió a dos de sus discípulos a que le preparasen la Pascua. Mandó a San Pedro y a San Juan a uno como amante y al otro como amado. Por ello sigue: "Y envió a Pedro y a Juan a preparar la Pascua", etc, para demostrar que era exacto cumplidor de la Ley hasta el extremo de su vida. Los envió a una casa ajena, porque ni El ni sus discípulos la tenían. De otro modo la hubiese celebrado en la casa de alguno de ellos. Por eso añade: "Y ellos dijeron: '¿Dónde quieres que la preparemos?'".

Beda. Como diciendo: "No tenemos casa ni habitación". Fíjense en esto los que se esmeran en edificar casas. Observen cómo Jesús, siendo el Señor de todo, no tiene dónde reclinar la cabeza.

Crisóstomo., hom. 82, in Matth. Como no sabían a dónde debían ir, les dio las señas como Samuel a Saúl (1S 10), por lo que añade: "Y les contestó: 'Luego que entréis en la ciudad encontraréis un hombre, que lleva un cántaro de agua; seguidle hasta la casa en donde entrare'".

San Ambrosio. En primer lugar obsérvese la majestad de la divinidad: habla con sus discípulos y ya conoce lo que va a suceder. Después, su condescendencia, porque no elige la casa de un poderoso, sino que prefiere el humilde albergue de un pobre a los palacios de los nobles. El Señor conocía el nombre del dueño, conocía el secreto y lo que había de suceder; por esto lo designa sin citar su nombre para que aparezca más pobre.

Teófil. Los manda a un hombre desconocido para dar a entender que va a sufrir voluntariamente su pasión, porque quien se calló el nombre de este hombre desconocido, para dar que pensar a sus discípulos, podía obrar con los judíos como mejor le pareciese. Dicen algunos que se calló el nombre de aquel hombre para evitar que el traidor llevase a su casa a los fariseos, los que podrían prenderle antes de celebrar la cena y de entregar a sus discípulos los misterios más sublimes. Según algunos indicios, los había dirigido a cierta casa; por lo que sigue: "Y decid al padre de familia: 'El Maestro dice: ¿En dónde está el aposento?', etc. Y él os mostrará una sala grande", etc.

Glosa. Con esas señas los discípulos cumplieron exactamente cuanto se les había ordenado. Por ello prosigue: "Y ellos se fueron y lo hallaron así como les había dicho, y prepararon la Pascua".

Beda. Hablando de esta Pascua el Apóstol dice: "En nuestra Pascua ha sido inmolado Jesucristo" (1Co 5,7) Entonces, era necesario que su Pascua concluyese, puesto así estaba consagrado desde los orígenes por el designio paterno y su santa determinación. Y aunque Jesús fue crucificado al día siguiente, es decir en la decimoquinta luna, dio comienzo a su inmolación -es decir a su pasión- en esta noche en que los judíos sacrificaban el cordero, una vez aprehendido y atado.

Teófil. Entendemos por día de los Azimos toda forma de vida que está en la luz espiritual, no conservando nada de la vejez del primer delito de Adán. En esta forma de vida nos debemos deleitar con los misterios de Cristo. Estos misterios los preparan San Pedro y San Juan, es decir, la acción y la contemplación, el fervor del celo y la mansedumbre pacífica. El hombre sale al encuentro de estos preparadores. Según lo que llevamos dicho conocemos el estado del hombre, que fue un día creado a imagen y semejanza de Dios. Lleva un cántaro de agua, representando el agua la gracia del Espíritu Santo. El cántaro representa la humildad del corazón. El Señor da su gracia a los humildes, que se reconocen polvo y tierra.

San Ambrosio. El cántaro representa también la medida perfecta, y el agua es la que ha merecido ser sacramento de Cristo, la que ha merecido limpiar y no ser limpiada.

Beda. Preparan la Pascua donde entra el cántaro de agua, porque ha llegado el tiempo en que debe ofrecerse a los fieles la realidad de la verdadera Pascua, cesando el derramamiento de sangre y dando principio a la destrucción de la culpa, por medio de la fuente saludable del bautismo.

Orígenes. Super Matth, tract. 35. Yo creo que el hombre que salió al encuentro de los discípulos cuando entraban en la ciudad llevando un cántaro lleno de agua era un criado del padre de familia, que ejecutaba un mandato y llevaba agua potable en un cántaro frágil. Me parece también que Moisés no fue otra cosa que ese cántaro, puesto que era portador de la doctrina espiritual según nos lo refiere la historia. Y los que no lo siguen espiritualmente, no pueden celebrar la Pascua con Jesucristo. Subamos, pues, con el Señor que está con nosotros, al lugar alto donde está nuestro aposento. Ya nuestra conciencia (que es el padre de familia) nos lo muestra, como los apóstoles del Señor lo han enseñado a los hombres. Esta casa alta debe ser grande para que pueda caber en ella Jesús, el Verbo de Dios, que no cabe sino en las almas grandes. Y que esta casa sea preparada por el padre de familia -es decir por el entendimiento-, para el Hijo de Dios. Que quede completamente limpia, no teniendo las suciedades de la malicia. Que el nombre del dueño de la casa no sea conocido por todos; por esto dice espiritualmente, según San Mateo: "Id a cierto hombre" (Mt 26,18)

San Ambrosio. En la parte más elevada es donde tiene el salón, para que conozcas su elevado mérito, en que descansa el Señor de las grandes virtudes con sus discípulos, complaciéndose en ellas.

Orígenes Super Matth. ubi sup. Debemos saber también que los que viven entre las satisfacciones y cuidados del mundo, no suben a aquella casa, por lo que no celebran la pascua con Jesucristo. Después de las palabras de los discípulos, con que convencieron al padre de familia -es decir el entendimiento-, vino la divinidad, acompañando a sus discípulos, a la casa ya citada.

LUCAS 22,14-18


11214 (Lc 22,14)

Y cuando fue hora, se sentó a la mesa, y los doce apóstoles con El, y les dijo: "Con deseo he deseado comer con vosotros esta Pascua, antes de que padezca; porque os digo, que no comeré más de ella, hasta que sea cumplida en el reino de Dios". Y tomando el cáliz dio gracias, y dijo: "Tomad y distribuidlo entre vosotros, porque os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta que venga el reino de Dios". (vv. 14-18)

San Cirilo.Después que los discípulos hubieron preparado la Pascua, se trata de su celebración. Por ello dice: "Y cuando fue la hora", etc.

Beda. La hora de celebrar la Pascua estaba fija en el día 14 del primer mes a la caída de la tarde, cuando ya aparece iluminada la luna del día.

Teófil. Pero, ¿cómo se dice que Jesús estaba recostado, si los hebreos comían el cordero de pie? Si bien es verdad que el Salvador celebraba la Pascua legal, también es cierto que allí tomaron varios otros alimentos, por lo que se recostaron según era costumbre.

Continúa: "Y les dijo: 'Con ansia he deseado comer con vosotros esta Pascua'", etc.

San Cirilo.Como el discípulo avaro buscaba el momento oportuno para cometer su crimen, no quiso el Señor decir la casa y el dueño con quien celebraría la Pascua para evitar que lo entregase antes de su celebración, manifestando que ésta era la causa.

Teófil. O bien dice: "Con ansia he deseado", como diciendo: "Esta es mi última cena con vosotros, por lo que me es muy grata y la he deseado mucho". Así sucede a los que se van a marchar, que pronuncian a última hora las palabras más cariñosas.

Crisóstomo. Se expresa en estos términos porque lo esperaba la cruz después de la Pascua. Vemos que el Señor había predicado muchas veces que sucedería su pasión, y siempre se mostraba deseoso de padecerla.

Beda. En primer término deseaba comer el cordero pascual -que era la figura de sí mismo- con sus discípulos, y así declara al mundo los misterios de su pasión.

San Eusebio . in Cat graec. Patr. Cuando el Señor estaba celebrando la nueva Pascua, dijo muy oportunamente: "Con deseo he deseado comer esta Pascua con vosotros", es decir el nuevo misterio del Nuevo Testamento, que ofrecía a sus discípulos. Esto es precisamente lo que tanto habían deseado los profetas y los santos. Y aun El mismo, ansiando la salvación de todos, les hacía donación de estos misterios, que tanto beneficio habían de reportar a toda la humanidad. La Pascua que ordenó Moisés, en cambio, estaba circunscrita a un solo lugar -a Jerusalén-, donde únicamente se celebraba. Y como no convenía a todas las gentes, no era deseada.

San Epifanio. Contra haeres. I, 30. num. 22. De aquí podría tomarse materia para combatir la herejía de los ebionitas respecto de la comida de la carne, cuando Jesús come el cordero de los judíos. Dijo terminantemente "esta Pascua" para que no hubiese quien creyese que se refería a otra.

Beda. Así pues, el Señor se muestra a favor de la Pascua que se celebraba conforme a la Ley. Y enseñando que ésta había sido conveniente como figura de su entrega, prohíbe que en adelante se le dé un carácter material. Por ello sigue: "Porque os digo que no comeré más de ella hasta que sea cumplida en el reino de Dios"; es decir, nunca celebraré la Pascua según Moisés, hasta que en la Iglesia sea realizada en sentido espiritual. La Iglesia es el reino de Dios, como dice San Lucas: "El reino de Dios está entre vosotros" (Lc 17,21) Pertenece también a la antigua Pascua que se proponía abolir lo que añade: "Y tomando el cáliz, dio gracias, y dijo: 'Tomad, y distribuidlo entre vosotros'". Dio gracias porque habían pasado las figuras y empezaban a realizarse los nuevos misterios.

Crisóstomo., orat. 1, De Lazaro.

Acuérdate cuando te sientes a la mesa que debes orar después que hayas comido. Y no cargues el estómago de una manera desconsiderada -o come con sobriedad-, para poder postrarte sin dificultad y hacer oración. No nos acostemos inmediatamente después de comer, ya que antes debemos orar. Esto nos enseñó claramente Jesucristo, dándonos ejemplo de que después de comer no debemos tomar el descanso y el sueño, sino la oración y la lectura de los Libros Sagrados. Prosigue: "Porque os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta que venga el reino de Dios".

Beda. Esto puede entenderse simplemente creyendo que desde la cena hasta el día de la resurrección -en que había de venir el reino de Dios-, no volvería a beber vino. Después ya comió y bebió, como asegura San Pedro cuando dice: "Comimos y bebimos con El, después que resucitó de entre los muertos" (Ac 10,41)

Teofilacto. Super Donec regnum Dei veniat. Se llama reino de Dios a la resurrección, porque destruyó la muerte. Por eso decía David: "El señor reinó y se vistió de majestad" (Ps 92,1), es decir, vestido de gloria, como dijo Isaías (Is 63), despojado de la corrupción corporal. Cuando se hubo verificado la resurrección volvió a beber con sus discípulos. Así probó que la resurrección no había sido ficticia.

Beda. Pero es lógico que así como antes había comido del cordero figurativo, así ahora niega que volverá a gustar la bebida de la Pascua hasta que, inaugurada la gloria del Reino, venga la fe a los hombres, para que por medio de las dos más solemnes publicaciones de la ley, es decir la comida y la bebida pascual transformadas en sentido espiritual, aprendamos que todos los sacramentos de la ley se dictaron para que se cumpliesen en el orden espiritual.

LUCAS 22,19-20


11219 (Lc 22,19-20)

Y habiendo tomado el pan dio gracias, y lo partió, y se lo dio diciendo: "Este es mi cuerpo, que es dado por vosotros; esto haced en memoria de mí". Y asimismo el cáliz, después de haber cenado, diciendo: "Este cáliz es el Nuevo Testamento en mi sangre, que será derramada por vosotros". (vv. 19-20)

Beda. Terminadas las solemnidades de la antigua Pascua pasa a ocuparse de la nueva, deseando que se perpetúe en la Iglesia la memoria de la redención. Pero sustituyó la carne y la sangre del cordero con el sacramento de su Carne y su Sangre bajo las figuras del pan y del vino. Fue hecho sacerdote eterno según el orden de Melquisedec (Ps 109 He 7) Por ello dice: "Y habiendo tomado el pan, dio gracias". Como dio gracias porque terminaban las antiguas figuras, nos dio ejemplo para que diésemos las gracias por todo beneficio tanto al principio como al fin, porque debe darse gracias a Dios en toda obra buena. Prosigue: "Y lo partió". Partió el pan que distribuyó, para prefigurar la mortificación de su cuerpo -es decir su Pasión- que habría de tener lugar porque El así lo quería: "Y se lo dio, diciendo: 'Este es mi Cuerpo, que será entregado por vosotros'".

San Gregorio Niceno., orat. De baptismo vel in baptismum Chisti. El pan, antes de la consagración, es un pan ordinario. Pero cuando se le consagra, se convierte en Cuerpo de Jesucristo y se le llama así.

San Cirilo. In oratione catechetica. Y no dudes que esto sea así, porque lo dice terminantemente: "Este es mi Cuerpo". Estas palabras del Salvador estimulan nuestra fe, y donde hay verdad no cabe la mentira. Se equivocan todos los que dicen que esta bendición mística carece de santidad si quedan algunas partículas para el día siguiente. No desaparece el Cuerpo de Jesucristo, porque existen a la vez en El la fuerza de la bendición y la gracia vivificante. Además, la gracia vivificante del Padre es el Hijo que se hizo hombre, no dejando de ser Verbo, sino vivificando la humanidad.

San Cirilo. In oratione catechetica. Si en algún líquido se introduce un poco de pan, lo verás embebido de aquél. Del mismo modo, el Verbo de Dios vivificante, uniéndose con la humanidad, la vivificó. Por tanto, ¿no será vivificado nuestro cuerpo dado que la vida de Dios está en nosotros, por el Verbo de Dios que permanece en nosotros? Pero una cosa es tener dentro de nosotros a Jesucristo por participación, y otra que El se hiciese carne, esto es, que tomase cuerpo de la Virgen, viviendo con un cuerpo verdadero. Convenía, pues, que El se uniese a nuestros cuerpos en cierto sentido, por la participación de su Cuerpo sacratísimo y de su Sangre adorable, que recibimos como bendición vivificante, en los accidentes de pan y de vino. Para que no nos horrorizásemos viendo la carne y la sangre en nuestros altares, condescendiendo el Señor con nuestras debilidades, introduce la fuerza de la vida a las ofrendas, convirtiéndolas en su propia carne real, de modo que se encuentre en nosotros el cuerpo de la vida como si fuese un germen vivificante. Por esto añade: "Haced esto en memoria mía".

Crisóstomo. sup joan., homil. 45, vel 46. Jesucristo obró así, queriéndonos elevar a la alianza más amistosa de la mayor intimidad, manifestando plenamente su caridad respecto de nosotros. Se ofrece, no sólo para ser reconocido sino también para ser tocado, consumido, abrazado por todos los que lo desean y para que le muestren todo su afecto. Por lo tanto, si nos alejamos de aquella mesa, somos convertidos por el diablo en terribles leones furiosos.

San Basilio., in Moral. Regula 21, cap 3, et in regulis brevioribus ad interrog. 172. Aprende por qué conviene recibir el Cuerpo de Jesucristo en memoria de la obediencia de Jesucristo hasta la muerte; para que los que viven, no vivan más de su propia vida, sino de la vida de Aquel que por ellos murió y resucitó (2Co 5,15)

Teófil. San Lucas menciona dos cálices (v. 17) De uno había dicho antes: "tomad y distribuidlo entre todos". Algunos dicen que éste fue el tipo del Antiguo Testamento. Del otro hace mención cuando, después de haber partido el pan el Salvador y haberlo distribuido a sus discípulos, añade: "Y asimismo el cáliz después que cenó".

Beda. Se sobreentiende "les dio", para que la construcción sea perfecta.

San Agustín., de cons. Evang. Lib.3, cap. 1. San Lucas habla dos veces del cáliz. Primero, antes de que Jesucristo distribuyera el pan, y la segunda, cuando ya lo había distribuido. La primera mención la hace de memoria, como acostumbra hacerlo, y ciertamente la segunda vez que lo menciona, según el orden correspondiente, lo hace no recordando lo anterior. Reunido uno y otro texto, vienen a decir lo mismo que refieren los dos, esto es, San Mateo y San Marcos.

Teófil. El Señor llama a este cáliz Nuevo Testamento. Por ello sigue: "Diciendo: 'Este cáliz es el Nuevo Testamento en mi Sangre, que será derramada por vosotros'", dando a entender que el Nuevo Testamento comienza en su sangre. Porque la sangre de los animales se derramó con abundancia en el Antiguo Testamento desde que se promulgó la ley. Pero ahora la sangre del Verbo de Dios nos representa el Nuevo Testamento. Cuando dice, pues, por vosotros, no quiere decir que sólo por los apóstoles se ha concedido y derramado su sangre, sino por todo el género humano. La antigua Pascua se celebraba en conmemoración de la libertad de Egipto; la sangre del cordero sirvió para salvar a los primogénitos. Pero la nueva Pascua se estableció para la remisión de los pecados, y la sangre de Jesucristo se derramó para la santificación de los que se han consagrado a Dios.

Crisóstomo., hom. 45, vel 46, in Joan. Esta sangre reproduce en nosotros la imagen del rey: no permite que se malogre la nobleza del espíritu, riega el espíritu con abundancia y le inspira amor a la virtud. Esta sangre hace huir a los demonios, atrae a los ángeles y al Señor de los ángeles. Esta sangre derramada ha lavado a todo el mundo y ha facilitado el camino del cielo. Los que participan de esta sangre están cimentados en las virtudes celestiales, y vestidos con la estola regia de Jesucristo, es decir, cubiertos con el palio real. Y así como si te acercas bien purificado recibes gran beneficio, si te acercas manchado con la culpa, te haces acreedor a la pena y al castigo eterno. Porque así como el que mancha la púrpura real merece igual castigo que los que la rasgan directamente, así no puede considerarse como absurdo si los que reciben el Cuerpo de Jesús con la conciencia manchada son castigados con igual pena, porque con sus culpas lo vuelven a crucificar.

Beda. Super similiter et calicem. Puesto que el pan verdaderamente fortalece y el vino en verdad produce un efecto en la sangre del cuerpo. Lo primero se refiere al cuerpo de Jesucristo, lo segundo a su sangre. Como verdaderamente nos conviene mucho que Jesucristo permanezca en nosotros, y nosotros en Jesucristo, el vino del Señor se mezcle con el agua. Como dice San Juan (Ap 17,15): las muchas aguas representan a los pueblos.

Teófil. Primero entrega el pan, y después el cáliz. En la vida espiritual, primero se trabaja o se sufre, como representa el pan. No sólo se trabaja con el sudor de la frente (Gn 3), sino también mientras se come, pues no es fácil de masticar. Después de los trabajos viene la alegría de la gracia divina, que es el cáliz.

Beda. como arriba. En aquel entonces los apóstoles comulgaron después de cenar, porque era preciso consumar las figuras antes que viniese la realidad de la Pascua, pasando así a los misterios de la verdadera Pascua. Pero ahora, en honor de tan augusto sacramento, los Padres de la Iglesia han creído oportuno que nos fortalezcamos primero con los alimentos espirituales y después con los terrenos.

Expositor Griego. El que comulga recibe todo el cuerpo y toda la sangre del Señor, aun cuando no reciba más que una parte del sacramento. Así como un sello sólo trasmite toda su figura a todos los cuerpos a quien se aplica y continúa existiendo entero después de la trasmisión, y así como una sola voz penetra en los oídos de muchos, del mismo modo no puede caber duda de que el cuerpo y la sangre del Señor todo entero se encuentran dentro de todos nosotros a un mismo tiempo. La distribución del pan celestial representa su pasión.

LUCAS 22,21-23


11221 (Lc 22,21)

"Pero ved ahí que la mano del que me entrega conmigo está en la mesa. Y en verdad, el Hijo del hombre va, según lo que está decretado. ¡Mas ay de aquel hombre por quien será entregado!" Y ellos comenzaron a preguntarse unos a otros, cuál de ellos sería el que esto había de hacer. (vv. 21-23)

San Agustín., De consensu Evang., lib. 3, cap. 1. Habiendo entregado el Señor a sus discípulos el cáliz, volvió a hablar del traidor, diciendo: "Pero ved la mano del que me entrega", etc.

Teófil. Esto lo dijo con el fin de que se supiera que conocía lo futuro, y para demostrar su gran bondad en virtud de la que no dejó de continuar su obra, dándonos ejemplo, para que trabajemos hasta el fin para ganar a los pecadores, y también para que comprendamos la malicia del traidor que no tuvo inconveniente en presentarse en la cena con este fin.

Crisóstomo., homil. 83, in Matth. Cuando el que participa de tan elevados misterios no se convierte, su culpa es mucho mayor, ya sea porque se ha acercado a los misterios con mala intención, ya sea porque habiéndose acercado a estos misterios no la ha cambiado, ni por el miedo, ni por la dicha, ni por el premio.

Beda. No lo señala sin embargo de una manera especial, para evitar que una vez corregido públicamente, se vuelva peor. Culpa a todos igualmente, para que se arrepienta el que sea. Pero predice el castigo, para que si el bochorno no convence, convenzan los castigos con que se amenaza. Por esto sigue: "Y en verdad el Hijo del hombre va", etc.

Teófil. No porque no pueda defenderse, sino decretando su propia muerte por la salvación de todos.

Crisóstomo, homil 82, in Matth. Pero como Judas hacía lo que estaba escrito con intención depravada, y para que nadie crea que está exento de culpa como si fuera un ministro forzoso de aquella acción terrible, añade: "Mas ¡ay de aquel hombre por quien será entregado!".

Beda. Pero ¡ay del hombre que se acerca a la Mesa sagrada en pecado, porque, a imitación de Judas, entrega al Señor, no a los judíos, sino a unos miembros pecadores! Y aun cuando los otros once Apóstoles sabían que nada malo pensaban contra el Señor, como creen más a su Maestro que a sí mismos, temiendo por su propia debilidad, se preguntan acerca del pecado que no tenían. Sigue, pues: "Y ellos comenzaron a preguntarse", etc.

San Basilio., in regulis brevioribus ed interrog. 301. Así como entre las enfermedades corporales hay muchas que no sienten los que las experimentan, sino que más bien dan crédito a lo que dicen los médicos no teniendo en cuenta su insensibilidad propia, así el alma que no advierte sus pasiones ni conoce sus pecados, debe dar crédito a los que pueden dárselos a conocer.


Catena aurea ES 11137