Suma Teológica I Qu.92 a.2

ARTíCULO 2 La mujer, ¿debió o no debió ser hecha del hombre?

 Objeciones por las que parece que la mujer no debió ser hecha del hombre:
£Objeciones: 1£. El sexo es común al hombre y a los demás animales. Pero, en éstos, las hembras no fueron hechas de los machos. Por lo tanto, tampoco en el hombre debió suceder esto.
£2£. Dos cosas de la misma especie poseen la misma materia. Pero el hombre y la mujer son de la misma especie. Así, pues, como el varón fue hecho a partir del barro, de lo mismo debió ser hecha la mujer, y no del varón.
£3£. La mujer fue hecha como ayuda del hombre para la generación. Pero la excesiva proximidad inhabilita a las personas. Por eso se prohibe el matrimonio entre parientes, como consta en (Lv 18,6). Por lo tanto, la mujer no debió ser hecha del varón.
Contra esto: está lo que se dice en (): De él, esto es del varón, creó una ayuda semejante a sí mismo, esto es, la mujer.
Respondo: Fue conveniente que en la primera institución de las cosas, la mujer, a diferencia de los demás animales, fuera formada del hombre.

 1) En primer lugar, para dar así mayor dignidad al primer hombre, el cual, siendo imagen de Dios, él mismo fuera el principio de toda su especie, como Dios es principio de todo el universo. Por eso, Pablo en (Ac 17,26) dice: De uno hizo Dios todo el género humano.
 2) En segundo lugar, para que el hombre amase más a la mujer y se uniera más inseparablemente a ella al saber que ha sido hecha de él. Por eso se dice en (Gn 2,23): Fue tomada del varón. Así, pues, dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer. Esto fue particularmente necesario en la especie humana, en la que el varón y la hembra permanecen unidos por toda la vida, algo que no sucede en los demás animales.
 3) En tercer lugar, porque, como dice el Filósofo en VIII Ethic., el hombre y la mujer se unen no sólo por la necesidad de la generación, como los demás animales, sino para formar un hogar, en el que hay otras operaciones propias del marido y de la mujer, y en el que el varón es la cabeza de la mujer. Por lo tanto, era conveniente que la mujer fuese formada del varón como de su principio.
 4) En cuarto lugar, hay una razón sacramental; pues con esto se significa que el principio de la Iglesia es Cristo. Por eso, el Apóstol en ()32 dice: Gran misterio es éste. Yo lo entiendo de Cristo y de la Iglesia.
 A las objeciones:
£Soluciones: 1£. La respuesta está incluida en lo expuesto.
£2£. La materia es aquello de lo que se hace algo. La naturaleza creada tiene un principio determinado. Por estar determinada a un fin concreto, sigue un proceso determinado. Una materia determinada produce algo en una determinada especie. En cambio, la virtud divina, por ser infinita, puede producir objetos específicamente idénticos de una materia cualquiera. Ejemplo: Producir al varón del barro y a la mujer del varón.
£3£. Por la generación natural se contrae cierto parentesco que impide el matrimonio. Pero la mujer no fue hecha del varón por generación, sino sólo por virtud divina. Por eso, Eva no es llamada hija de Adán. Por lo tanto, aquel argumento no es viable.

ARTíCULO 3 La mujer, ¿debió o no debió ser formada a partir de la costilla del hombre?

 Objeciones por las que parece que la mujer no debió ser hecha a partir de la costilla del hombre:
£Objeciones: 1£. La costilla del varón era mucho más pequeña que el cuerpo de la mujer. Pero de lo pequeño no puede hacerse lo más grande, a no ser añadiendo algo. De haber sido así, diríamos que fue formada de lo añadido más que de la costilla; o por enrarecimiento, porque, como dice Agustín en Super Gn. ad litt., no es posible que un cuerpo crezca a no ser enrareciéndose. Pero el cuerpo de la mujer no es menos denso que el del hombre, al menos en la proporción de la costilla al cuerpo de Eva. Por lo tanto, Eva no fue formada a partir de la costilla de Adán.
£2£. En las obras creadas al principio no hubo nada banal. La costilla de Adán era necesaria para la perfección de su cuerpo. Por lo tanto, quitándosela, quedó imperfecto. Esto es inadmisible.
£3£. La costilla no puede arrancarse del hombre sin dolor. Pero antes del pecado no hubo dolor. Por lo tanto, no debió arrancarse al varón la costilla para formar la mujer.
Contra esto: está lo que se dice en (Gn 2,22): Y de la costilla que Dios tomó a Adán formó la mujer.
Respondo: Fue conveniente que la mujer fuera formada de la costilla del varón. Primero, para dar a entender que entre ambos debe haber una unión social. Pues la mujer no debe dominar al varón (1Tm 2,12); por lo cual no fue formada de la cabeza. Tampoco debe el varón despreciarla como si le estuviera sometida servilmente; por eso no fue formada de los pies. En segundo lugar, por razón sacramental. Pues del costado de Cristo muerto en la cruz brotaron los sacramentos, esto es, la sangre y el agua, por los que la Iglesia fue instituida.
 A las objeciones:
£Soluciones: 1£. Algunos dicen que el cuerpo de la mujer fue formado por multiplicación de la materia sin adición, de modo semejante a como el Señor multiplicó los cinco panes. Pero es imposible, ya que tal multiplicación o se da por transmutación de la sustancia de la materia o de sus dimensiones. Lo primero no es posible, bien porque la materia en cuanto tal es completamente intransmutable, porque sólo existe en potencia y está únicamente referida al sujeto; bien porque la multitud y la magnitud no son esenciales a la misma materia. Por eso, la multiplicación
de la materia no puede entenderse permaneciendo la misma materia sin adición, a no ser que adquiera mayores dimensiones. En esto consiste el enrarecimiento, es decir, en que la materia adquiera dimensiones mayores, como dice el Filósofo en IV Physic. Por lo mismo, decir que la materia se multiplica sin evaporización es poner dos cosas contradictorias, es decir, la definición sin lo definido.
 Por eso, al no haber enrarecimiento en tales multiplicaciones, es preciso hablar de adición de materia, sea por creación o, más probablemente, por conversión.
 Por eso, Agustín en Super loan. dice: Cristo alimentó con cinco panes a cinco mil hombres del mismo modo que de pocos granos brota una multitud de espigas. Esto se hace por conversión del alimento. Sin embargo, se dice que alimentó a la multitud con cinco panes o que formó a la mujer de una costilla, porque la adición se hizo sobre una materia preexistente de costilla o de pan .
£2£. La costilla pertenecía a la perfección de Adán, no en cuanto individuo, sino como principio de la especie; así como el semen pertenece a la perfección del sujeto que engendra, y se echa en una operación natural que va a compañada de placer. Por lo tanto, mucho más con el poder divino pudo formarse de la costilla del varón el cuerpo de la mujer sin dolor.
£3£. La respuesta está incluida en lo expuesto.

ARTíCULO 4 La mujer, ¿fue o no fue hecha directamente por Dios?

 Objeciones por las que parece que la mujer no fue hecha directamente por Dios:
£Objeciones: 1£. Ningún individuo producido de otro específicamente semejante es hecho directamente por Dios. La mujer fue hecha del varón, que es de la misma especie. Por lo tanto, no fue hecha directamente por Dios.
£2£. Agustín en III De Trin. dice: Los seres corporales son hechos por Dios por medio de los ángeles. Pero el cuerpo de la mujer ha sido formado a partir de la materia corporal. Por lo tanto, fue hecho por medio de los ángeles y no directamente por Dios.
£3£. Aquello que preexistió en las criaturas según razones causales, es hecho en virtud de alguna criatura y no directamente por Dios. Pero el cuerpo de la mujer fue hecho en las primeras obras según razones causales, como dice Agustín en IX Super Gn. ad litt.: Por lo tanto, la mujer no fue hecha directamente por Dios.
Contra esto: está lo que dice Agustín en el mismo libro: Sólo Dios, que sostiene toda la naturaleza, pudo formar o modelar la costilla para que la mujer existiera.
Respondo: Como acabamos de decir (a.2 ad 2), la generación natural de cada especie procede de una materia determinada. La materia de la que es engendrado naturalmente el hombre, es el semen humano del varón o de la
mujer. Por eso, el hombre no puede ser engendrado naturalmente de otra materia. Sólo Dios, Autor de la naturaleza, puede dar el ser a las cosas prescindiendo de ese orden natural. Así, sólo El pudo formar al varón del barro y a la mujer de una costilla del varón.
 A las objeciones:
£Soluciones: 1£. Es viable cuando el individuo es engendrado de otro específicamente semejante, por generación natural.
£2£. Como dice Agustín en IX Super Gn. ad litt., no sabemos si los ángeles tuvieron algún ministerio encargado por Dios en la formación de la mujer, sin embargo sabemos que ni formaron del barro el cuerpo del hombre, ni de la costilla del varón el cuerpo de la mujer.
£3£. Dice Agustín en el mismo libro: En la primera condición de las cosas no estaba el que la mujer fuera hecha así; sólo estaba el que pudiera ser hecha así. De este modo existió el cuerpo de la mujer en las primeras obras según razones causales, no según la potencia activa, sino sólo según la potencia pasiva, en orden a la potencia activa del Creador.

CUESTIÓN 93 Sobre el origen del hombre. Fin u objetivo

 Ahora hay que tratar lo referente al fin u objetivo del origen del hombre, por cuanto se dice que ha sido hecho a imagen y semejanza de Dios. Esta cuestión plantea y exige respuesta a nueve problemas: 1. La imagen de Dios, ¿está o no está en el hombre? 2. La imagen de Dios, ¿está o no está en las criaturas irracionales? 3. La imagen de Dios, ¿está más en el ángel que en el hombre? 4. La imagen de Dios, ¿está o no está en todo hombre? 5. La imagen de Dios, ¿está en el hombre por ir referida a la esencia divina, a las Personas divinas o a una sola de ellas? 6. La imagen de Dios, ¿se encuentra en el hombre sólo por lo que respecta a la mente? 7. La imagen de Dios, ¿está en el hombre por ra2Ón de las potencias, o de los hábitos o de los actos? 8. ¿Y por ir referida a todos los objetos? 9. Diferencia entre imagen y semejanza.

ARTíCULO 1 La imagen de Dios, ¿está o no está en el hombre?

 Objeciones por las que parece que la imagen de Dios no está en el hombre:
£Objeciones: 1£. Se dice en Isaías (Is 40,18): ¿A quién compararéis a vuestro Dios? ¿Qué imagen haréis que se le asemeje?

£2£. Más aún. El ser imagen de Dios es propio del Primogénito, de quien dice el Apóstol en (Col 1,15). El cual es imagen del Dios invisible, primogénito de toda criatura. Por lo tanto, en el hombre no se da la imagen de Dios.
£3£. Dice Hilario en el libro De Synod.: La imagen es específicamente idéntica con aquello de lo que es imagen, y añade: La imagen es una semejanza indistinta y unida que iguala una cosa a otra. Pero Dios y el hombre no son específicamente idénticos, ni puede haber igualdad entre ambos. Por lo tanto no puede darse en el hombre la imagen de Dios.
Contra esto: está lo que se dice en (Gn 1,26): Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza.
Respondo: Dice Agustín en el libro Octoginta trium quaest.: Donde hay imagen se da al punto semejanza, pero donde hay semejanza, no hay inmediatamente imagen. Es decir, la semejanza es algo esencial a la imagen, y ésta añade algo al concepto de semejanza, esto es, el ser sacada de otro, pues se llama imagen por hacerse imitando a otro. Ejemplo: Un huevo, por más que sea semejante e igual a otro huevo, no es imagen del mismo, puesto que no
procede de él. La igualdad, en cambio, no es esencial a la imagen, porque dice Agustín: Donde hay imagen, no hay inmediatamente igualdad, como se ve en la imagen de un objeto en un espejo. Sin embargo, es esencial a la imagen perfecta, a la que nada falta de lo que tiene aquello de lo que está tomada.
 Pero es evidente que en el hombre hay una semejanza de Dios y que procede de El como ejemplar, y que no es semejanza de igualdad, pues el ejemplar es infinitamente superior a lo imitado. Así se dice que en el hombre hay imagen de Dios, pero no perfecta, sino imperfecta. Esto es lo que da a entender la Escritura cuando dice que el hombre está hecho a imagen de Dios, porque la preposición a indica acercamiento, que sólo es posible entre cosas distantes.
 A las objeciones:
£Soluciones: 1£. El profeta habla de las imágenes corporales fabricadas por el hombre. Por eso dice claramente: ¿Qué imagen haréis que se le asemeje? Pero la imagen espiritual de Dios la puso El mismo en el hombre.
£2£. El Primogénito de toda criatura es la imagen perfecta de Dios, que cumple exactamente las condiciones esenciales a la imagen.
 Por eso se dice de El que es Imagen no a imagen. El hombre, en cambio, es imagen por semejanza, y por la imperfección de esta semejanza se dice a imagen. Y porque la semejanza perfecta de Dios sólo puede darse en la identidad de naturaleza, su imagen se da en el Hijo, como la imagen del rey en su hijo connatural a él; pero en el hombre, como en una naturaleza ajena, como la imagen del rey en una moneda, siguiendo lo que dice Agustín en el libro De decem chordis.
£3£. Siendo la unidad el ser no dividido, es lo mismo decir especie no diferente que especie una. Uno se dice de algo no sólo numérica, específica o genéricamente, sino también por cierta analogía o proporción. Tal es la unidad o coincidencia entre la criatura y Dios. La expresión: De una cosa a otra que se le iguala, indica imagen perfecta.

ARTíCULO 2 La imagen de Dios, ¿se encuentra o no se encuentra en las criaturas irracionales?

 Objeciones por las que parece que la imagen de Dios se encuentra en las criaturas irracionales:
£Objeciones: 1£. Dice Dionisio en el libro De Div. Nom.: Las cosas causadas poseen imágenes afines de sus causas. Por lo tanto, al ser Dios causa no sólo de las criaturas racionales, sino también de las irracionales, su imagen ha de estar también en éstas.
£2£. Cuanto más clara es la semejanza en una cosa, tanto más se acerca al concepto de imagen. Ahora bien, dice Dionisio en el libro De Div. Nom., que el rayo del sol es la semejanza más perfecta de la bondad divina. Por lo tanto, es a imagen de Dios.
£3£. Cuanto más perfecta es una cosa en bondad, tanto más se asemeja a Dios.
 Pero el universo entero es más perfecto en bondad que el hombre, puesto que, aunque cada cosa por separado sea buena, el conjunto de todas ellas es llamado en (Gn 1,31): muy bueno. Por lo tanto, no sólo el hombre, sino todo el universo es a imagen de Dios.
£4£. Dice Boecio en el libro De Consol.: Dios lleva al mundo en su mente y lo forma en imagen semejante. Por lo tanto, todo el mundo es a imagen de Dios, y no sólo la criatura racional.
Contra esto: está lo que dice Agustín en VI De Super. Gn. ad litt.: En el hombre sobresale el que Dios lo hace a su imagen, al darle una mente intelectual, por la que es superior a los animales. Por lo tanto, las cosas que no tienen entendimiento no son a imagen de Dios.
Respondo: Para constituir imagen no basta cualquier semejan2a, aunque esté tomada de otro. Pues, si sólo es semejanza en el género o en algún accidente común, no por ello se dice que una cosa es a imagen de otra. Ejemplo: No puede decirse que los gusanos que nacen del hombre sean imagen suya por la semejanza genérica, ni puede decirse que si una cosa se hace blanca por asemejarse a otra, sea por ello a su imagen, puesto que la blancura es un accidente común a muchas especies. Para constituir imagen es necesaria la semejanza de especie, como se da la imagen del rey en su hijo, o, al menos, de un accidente propio de la especie, sobre todo la figura, como se da, por ejemplo, cuando decimos que está la imagen del hombre en la moneda. Por eso Hilario dice: La imagen es una especie no diferente.
 Es evidente que la semejanza específica se toma de la última diferencia. A Dios se asemejan las cosas, en primer lugar, y de un modo muy común, en cuanto que existen; en segundo lugar, en cuanto que viven; finalmente, en cuanto que saben o entienden. Estas, en expresión de Agustín en el libro Octoginta trium quaest., están tan cerca de Dios por la semejanza, que entre las criaturas no hay ninguna más próxima. Es evidente que sólo las criaturas intelectuales son, propiamente hablando, a imagen de Dios.
 A las objeciones:
£Soluciones: 1£. Lo imperfecto es una participación de lo perfecto. Por ello, incluso las cosas que no cumplen las condiciones de imagen participan algo del concepto de imagen en cuanto que poseen, en sí mismas, algunas semejanza de Dios. Por eso dice Dionisio que las cosas causadas poseen imágenes contingentes de sus causas, es decir, en cuanto acontece tenerlas, y no de un modo absoluto.
£2£. Dionisio asemeja el rayo solar a la bondad divina en cuanto a la causalidad, no en cuanto a la excelencia de naturaleza que se requiere para constituir imagen.
£3£. El universo es más perfecto en bondad que la criatura intelectual de un modo extensivo y difusivo. Pero en el aspecto intensivo y colectivo, la semejanza de la perfección divina se encuentra más en la criatura intelectual, que es capaz del sumo bien. O puede decirse que la parte no se contrapone al todo, sino a otra parte. De ahí que, al decir que sólo la naturaleza intelectual es a imagen de
 Dios, no se excluye que el universo, en cuanto a alguna parte del mismo, sea a imagen de Dios, sino que se excluyen únicamente las demás partes del universo.
£4£. Boecio toma la imagen por la semejanza según la cual el objeto producido por el artífice imita la especie del arte que hay en su mente. En este sentido, toda criatura es imagen de la razón ejemplar que existe en la mente divina.
 Pero aquí no hablamos de la imagen en ese sentido, sino de la semejanza de naturaleza, es decir, en cuanto que al primer ser se asemejan todas las cosas por el hecho de ser seres; a la primera vida, por ser vivientes; a la suma sabiduría, por ser pensantes.

ARTíCULO 3 La imagen de Dios, ¿está o no está más en el ángel que en el hombre?

 Objeciones por las que parece que la imagen de Dios no está más en el ángel que en el hombre:
£Objeciones: 1£. Dice Agustín en el De Imagine que Dios a ninguna criatura concedió el ser a imagen suya sino al hombre. Por lo tanto, no es cierto que el ángel sea más a imagen de Dios que el hombre.
£2£. Dice Agustín en el libro Octoginta trium quaest.: El hombre es a imagen de Dios de tal manera que fue formado por El sin haber mediado ninguna criatura.
 Por ello no hay ninguna cosa más unida a El. Pero se dice de una criatura que es a imagen de Dios porque está unida a El. Por lo tanto, el ángel no es más a imagen de Dios que el hombre.
£3£. La criatura es a imagen de Dios en cuanto que posee una naturaleza intelectual. Pero la naturaleza intelectual no aumenta ni disminuye, puesto que pertenece al género de sustancia y no al de accidente. Por lo tanto, el ángel no es más a imagen de Dios que el hombre.
Contra esto: está lo que dice Gregorio: El ángel es llamado sello de la semejanza, porque en él está más expresa la semejanza de la imagen divina.
Respondo: Podemos hablar de imagen de Dios en un doble sentido. 1) Primero, en cuanto a aquello en lo que se considera ante todo la razón de imagen: la naturaleza intelectual. Considerada así, la imagen de Dios se da más en el ángel que en el hombre, porque en el primero es más perfecta la naturaleza intelectual, como se dijo (q.58 a.3; q.75 a.7 ad 3; q.79 a.8). 2) Segundo, puede considerarse la imagen de Dios en el hombre en su elemento secundario, es decir, en cuanto que en el hombre se da cierta imitación de Dios, ya que hombre procede de hombre, como Dios de Dios; y en cuanto que el alma humana está toda en todo el cuerpo y toda en cada una de sus partes, como Dios respecto del mundo. En cuanto a esto y a otros aspectos semejantes, se encuentra la imagen de Dios más plenamente en el hombre que en el ángel.
 Pero esto no cuenta para el porqué de imagen divina en el hombre, a no ser que se presuponga la primera imitación por la naturaleza intelectual; pues, de no
ser así, también las bestias serían a imagen de Dios. Por tanto, como en lo referente a la naturaleza intelectual el ángel es más a imagen de Dios que el hombre, hay que admitir absolutamente que el ángel es más plenamente imagen divina; y el hombre lo es más en algún aspecto.
 A las objeciones:
£Soluciones: 1£. Agustín excluye de la idea de imagen de Dios las criaturas inferiores, que carecen de entendimiento, no a los ángeles.
£2£. Así como se dice que el fuego es el cuerpo más sutil por su especie, y hay fuegos más sutiles que otros, así también nada hay más unido a Dios que la mente humana en el género de naturaleza intelectual; pues, como el mismo Agustín había dicho antes, los seres inteligentes le están tan próximos por la semejanza, que entre las criaturas no hay ninguna más cercana. No se excluye, por lo tanto, que el ángel sea más a imagen de Dios.
£3£. Con la expresión la sustancia no admite el más y el menos no se pretende indicar que una especie de sustancia no sea más perfecta que otra, sino que un mismo individuo no participa su especie unas veces más que otras. Ni siquiera por distintos individuos se participa la especie de la sustancia más y menos.

ARTíCULO 4 La imagen de Dios, ¿se encuentra o no se encuentra en cualquier hombre?

 Objeciones por las que parece que la imagen de Dios no se encuentra en cualquier hombre:
£Objeciones: 1£. Dice el Apóstol en (1Co 11,7): El hombre es imagen de Dios, y la mujer es imagen del varón. Por lo tanto, como la mujer es un individuo de la especie humana, no es propio de todo individuo el ser imagen de Dios.
£2£. Dice el Apóstol en (Rm 8,29): A los que antes conoció, a ésos los predestinó a ser conformes con la imagen de su Hijo. Pero no todos los hombres están predestinados. Por lo tanto, no todos los hombres poseen la conformidad de la imagen.
£3£. La semejanza es esencial a la imagen, como dijimos (a.1). Pero por el pecado se hace al hombre desemejante de Dios. Por lo tanto, pierde su imagen.
Contra esto: está lo que se dice en (Ps 38,7): El hombre se va como una imagen.
Respondo: Como quiera que se dice que el hombre es a imagen de Dios por su naturaleza intelectual, lo es sobre todo en cuanto que la naturaleza intelectual puede imitarle del modo más perfecto posible. Y le imita de un modo perfecto en cuanto que Dios se conoce y se ama a sí mismo. De ahí que la imagen de Dios en el hombre puede ser considerada de tres modos. 1) Primero, en cuanto que el hombre posee una aptitud natural para conocer y amar a Dios, aptitud que consiste en la naturaleza de la mente; esta es la imagen común a todos los hombres. 2) Segundo, en cuanto que el hombre conoce y ama actual o habitualmente a Dios, pero de un modo imperfecto; ésta es la imagen procedente de la conformidad por la gracia. 3) Tercero, en cuanto que el hombre conoce actualmente a Dios de un modo perfecto; ésta es la imagen que resulta de la semejanza de la gloria. Por eso, comentando la expresión del (Ps 4,7): Sellada sobre nosotros está la luz de tu rostro, ¡oh Señor!, distingue la Glosa una triple imagen: de creación, de recreación y de semejanza. La primera se da en todos los hombres; la segunda, sólo en los justos; la tercera, exclusivamente en los bienaventurados.
 A las objeciones:
£Soluciones: 1£. Tanto en el hombre como en la mujer se encuentra la imagen de Dios en lo esencial, esto es, en cuanto a la naturaleza intelectual. Por eso en (Gn 1,27), después de decir del hombre que Dios lo creó a su imagen, añade: Los creó macho y hembra. Y dice en plural Los, según Agustín, para evitar el que se entienda que ambos sexos se daban en un solo individuo. Sin embargo, en cuanto a algo secundario se encuentra la imagen de Dios en el hombre y no en la mujer. El hombre es principio y fin de la mujer, como Dios es principio y fin de toda criatura. Por eso el Apóstol, después de haber dicho que el varón es imagen y gloria de Dios, muestra por qué lo dijo, añadiendo (v.8-9): Pues no procede el varón de la mujer, sino la mujer del varón, y no fue creado el varón para la mujer, sino la mujer para el varón.
£2£.
£3£. Aquellas objeciones parten de la noción de imagen tal como se da por la conformidad de la gracia y de la gloria.

ARTíCULO 5 La imagen de Dios, ¿está en el hombre referida a la trinidad de personas?

 Objeciones por las que parece que la imagen de Dios no está en el hombre referida a la trinidad de personas:
£Objeciones: 1£. Dice Agustín en el libro De fide ad Petrum: Una esencialmente es la divinidad de la Santa Trinidad y la imagen a la cual fue hecho el hombre.
Hilario, por su parte, dice en V De Trin.: El hombre es hecho a la imagen común de la Trinidad. Por lo tanto, en el hombre se da la imagen de Dios en cuanto a su esencia, no en cuanto a la trinidad de personas.
£2£. En el libro De Eccles. Dogmat., se dice que la imagen de Dios en el hombre es considerada según la eternidad. El Damasceno añade: Que el hombre sea a imagen de Dios, significa que es intelectual, libre y dueño de sí. Gregorio Niseno escribe: Cuando la Sagrada Escritura dice que el hombre fue hecho a imagen de Dios, es lo mismo que si dijera que la naturaleza humana fue hecha partícipe de todo bien, ya que la divinidad es la plenitud del bien. Todo esto no es propio de la distinción de las personas, sino de la unidad de esencia. Por lo tanto, la imagen de Dios que existe en el hombre no dice referencia a la trinidad de personas, sino a la unidad de esencia.
£3£. La imagen lleva al conocimiento de aquello que representa. Por lo mismo, si en el hombre se da la imagen de Dios según la trinidad de personas, puesto que el hombre puede conocerse a sí mismo naturalmente, se seguiría de aquí que podría conocer naturalmente la Trinidad. Como quedó demostrado (q.32 a.1), esto es falso.
£4£. Imagen no se atribuye a cualquiera de la tres Personas, sino sólo al Hijo, pues, según Agustín en VI De Trin.: Sólo el Hijo es imagen del Padre. Así, pues, si en el hombre se considerase la imagen de Dios referida a la Persona, no se daría en él la imagen de toda la Trinidad, sino sólo del Hijo.
Contra esto: está el que Hilario en IV De Trin. deduce la pluralidad de las Personas divinas del hecho de que el hombre se dice hecho a imagen de Dios.
Respondo: Como dijimos anteriormente (q.40 a.2), la distinción entre las Personas divinas no se da sino por razón del origen, o mejor, por razón de las relaciones de origen. Ahora bien, no es uno mismo el modo de origen en todas las cosas, sino que cada uno tiene el modo de origen que es propio de su naturaleza: lo inanimado es producido de modo distinto que lo animado; y las plantas de modo distinto que los animales. Es evidente que la distinción de las Personas divinas se realiza en conformidad con la naturaleza divina. De ahí que el ser a imagen de Dios por la imitación de la naturaleza divina no excluye el serlo según la representación de las tres Personas; antes bien, lo uno se sigue de lo otro. Así, pues, hay que decir: En el hombre se da la imagen de Dios en cuanto a la naturaleza divina y en cuanto a la trinidad de personas, pues en el mismo Dios hay una naturaleza en tres Personas.
 A las objeciones: 1-2. La respuesta está incluida en lo expuesto.
£Soluciones: 1£.
£2£.
£3£. Aquel argumento sería viable si la imagen que el hombre tiene de Dios lo representara perfectamente. Dice Agustín en XV De Trin.: Es máxima la diferencia existente entre esta trinidad que hay en nosotros y la Trinidad divina.
 Por eso, como dice él mismo, la trinidad que hay en nosotros la vemos más que la creemos, mientras que creemos más que vemos que Dios sea Trinidad.
£4£. Algunos sostuvieron que en el hombre sólo se da la imagen del Hijo. Pero Agustín en XII De Trin. demuestra la falsedad de esto. Primero, porque, dado que el Hijo es semejante al Padre en igualdad de esencia, de haber sido hecho el hombre a imagen del Hijo, lo habría sido a imagen del Padre. Segundo, porque si el hombre hubiera sido hecho solamente a imagen del Hijo, no hubiera dicho el Padre: Hagamos al hombre a imagen y semejanza nuestra, sino a imagen y semejanza tuya.
 Por lo tanto, (Gn 1,27): Lo hizo a imagen de Dios no debe entenderse como si hubiera hecho al hombre sólo a imagen del Hijo, que es Dios, como algunos pretendieron, sino que significa que Dios Trinidad hizo el hombre a imagen suya, es decir, de toda la Trinidad.
Y la expresión Dios hizo el hombre a su imagen puede entenderse de dos modos. Primero, en cuanto que la preposición a designara el término de la producción: hagamos al hombre de tal manera que se dé en él la imagen.
 Segundo, en cuanto que la preposición a designara la causa ejemplar, como cuando decimos: Este libro ha sido hecho conforme con aquél. Así, la imagen de Dios es la misma esencia divina, que se llama Imagen de un modo abusivo, en cuanto que la imagen se toma como ejemplar. O, como dicen algunos, la esencia divina es llamada imagen en cuanto que, según ella, una persona imita a la otra.

ARTíCULO 6 La imagen de Dios, ¿está en el hombre sólo en lo que respecta a la mente?

 Objeciones por las que parece que la imagen de Dios no está en el hombre sólo en lo que respecta a la mente:
£Objeciones: 1£. Dice el Apóstol en (1Co 11,7): El varón es imagen de Dios. Pero el varón no es sólo mente. Por lo tanto, la imagen de Dios no se considera sólo en cuanto a la mente.
£2£. Se dice en (Gn 1,27): Creó Dios al hombre a su imagen; los creó macho y hembra. Como la distinción entre macho y hembra se da según el cuerpo, la imagen de Dios en el hombre es según el cuerpo y no sólo según la mente.
£3£. La imagen se considera sobre todo por la figura. Pero ésta es algo propio del cuerpo. Por lo mismo, la imagen de Dios en el hombre es también según el cuerpo y no sólo según la mente.
£4£. Dice Agustín en XII Super Gn. ad litt.: Hay en nosotros una triple visión: corporal, espiritual o imaginativa e intelectual. Por lo tanto, si por la visión intelectual, perteneciente a la mente, hay en nosotros una trinidad por la que somos imagen de Dios, con igual motivo la habrá en las otras visiones.
Contra esto: está lo que dice el Apóstol en Ep 4,23-24: Renovaos en el espíritu de vuestra mente y vestios del hombre nuevo. Esto da a entender que nuestra renovación, que se hace por el vestido del hombre nuevo, es algo que pertenece a la mente. Pero en Col 3,10 dice: Vestios del hombre nuevo, que sin cesar se renueva para lograr el perfecto conocimiento, según la imagen de su Creador.
 Atribuye a la imagen de Dios la renovación por el vestido del hombre nuevo. Por lo tanto, el ser a imagen de Dios pertenece sólo a la mente.
Respondo: Aunque en todas las criaturas hay alguna semejanza de Dios, sólo en la criatura racional se encuentra la semejanza de Dios como imagen, como dijimos (a.2), y en las demás se encuentra sólo como vestigio. Pero la criatura racional es superior a las otras por el entendimiento o mente. De ahí que tampoco en la criatura racional se encuentra la imagen de Dios a no ser según la mente. En las demás partes de la criatura racional se encuentra la semejanza de vestigio, como en las demás cosas a las cuales se asemeja por tales partes.
 El porqué de esto resulta evidente considerando cómo representa el vestigio y la imagen. Esta representa en semejanza específica, como dijimos (a.2), mientras
que el vestigio representa como efecto que imita su causa sin llegar a la semejanza específica. Ejemplo: Las huellas que dejan los animales en sus movimientos se llaman vestigios; la ceniza es vestigio del fuego; la desolación de la tierra es vestigio de un ejército enemigo.
 Por lo tanto, puede verse la diferencia entre las criaturas racionales y las irracionales en dos aspectos: En cuanto a la representación en las criaturas de una semejanza de la naturaleza divina, y en cuanto a la representación de la Trinidad increada. En cuanto a la semejanza de la naturaleza divina, la criatura racional parece llegar a constituir una representación específica, en cuanto que imita a Dios, no sólo como ser viviente, sino como inteligente, como dijimos (a.2). Las otras criaturas, en cambio, no entienden, pero aparece en ellas un vestigio del entendimiento que las produce, si consideramos su armónica disposición. Asimismo, como la Trinidad increada se distingue por la procesión de la Palabra de quien lo dice, y la del Amor de entrambos, como dijimos (q.28 a.3), en la criatura racional, en la que se da la procesión de una palabra según el entendimiento y un proceso de amor de la voluntad, puede decirse que se da una imagen de la Trinidad increada según cierta representación específica. En las demás criaturas no se da el principio de la palabra ni la palabra, ni el amor; pero sí se da en ellas cierto vestigio que pone al descubierto su existencia en la causa productora. Pues al tener la criatura una sustancia modificada y finita pone al descubierto que procede de un principio; su especie pone al descubierto la palabra del que la produce, como la forma de la casa pone al descubierto la concepción del arquitecto, y el orden pone al descubierto el amor del principio productor, por el que el efecto se ordena al bien, así como el uso del edificio pone al descubierto la voluntad del arquitecto.
 Así, pues, en el hombre se encuentra la semejanza de Dios como imagen en cuanto a la mente y como vestigio en sus otras partes.
 A las objeciones:
£Soluciones: 1£. El hombre es imagen de Dios, no en cuanto que él mismo sea esencialmente imagen, sino en cuanto que en él está la imagen de Dios impresa en su mente; así como se dice que el denario es la imagen del César por llevar su imagen. Por lo tanto, no debe tomarse la imagen de Dios en cuanto a todas las partes del hombre.
£2£. Como dice Agustín en XII De Trin. algunos sostuvieron que la imagen de Dios se daba en el hombre, no en un individuo, sino en muchos, diciendo: El varón representa al Padre; lo que de él procede por generación, al Hijo; y el Espíritu Santo, que es la tercera persona, está representado por la mujer, la cual procede del varón sin ser su hijo o su hija. Pero parece ya a primera vista absurdo. Primero, porque entonces el Espíritu Santo sería principio del Hijo, como la mujer es principio de la prole que nace del hombre. Segundo, porque cada hombre no sería imagen más que de una persona. Tercero, porque, según esto, la Escritura no hubiese hablado de la imagen de Dios en el hombre sino después de engendrada la prole.
 Así, hay que decir: La Escritura, después de decir Lo creó a imagen de Dios, añadió: Los creó macho y hembra, no para que se tome la imagen de Dios de la distinción de sexos, sino porque esta imagen divina es común a ambos sexos, puesto que se da por la mente, en la que no hay distinción de sexos. Por eso el
 Apóstol en Col 3,10, después de decir según la imagen de su Creador, añade: Para el que no hay macho ni hembra.
£3£. Aunque la imagen de Dios en el hombre no se tome por la figura corpórea, debemos decir como Agustín, en el libro Octoginta trium quaest.: El cuerpo humano, por ser el único entre los animales terrestres que no está encorvado sobre su vientre, sino que está dispuesto para contemplar mejor el cielo, puede con razón parecer hecho más a semejanza de Dios que los cuerpos de los demás animales. Esto no indica que en el cuerpo humano resida la imagen de Dios, sino que la misma figura del hombre es una huella que representa la imagen de Dios en el alma.
£4£. Tanto en la visión corporal como en la imaginativa se encuentra una cierta trinidad, como dice Agustín en el libro De Trin. En la visión corporal se da primeramente la especie del cuerpo externo; después, la visión, que se realiza por medio de la impresión de una semejanza en dicha especie en la vista; por último, la intención de la voluntad, que aplica la vista a la visión y la hace fijarse en el objeto visto. Igualmente, en la visión imaginativa se encuentra: primero la imagen guardada en la memoria; luego, la visión imaginaria, que proviene del hecho de que el vértice del alma, la imaginación, es informada conforme a dicha especie; por último, la acción de la voluntad que une ambas. Pero ninguna de estas dos trinidades constituye una imagen divina, ya que la especie del cuerpo está fuera de la naturaleza del alma, y la especie de la memoria, aunque no está fuera del alma, sobreviene a la misma, y, así, falta en ambos casos la representación de connaturalidad y coeternidad de las divinas personas. La visión corporal, por su parte, no procede sólo de la especie del cuerpo externo, sino también del sentido del sujeto. Del mismo modo, la visión imaginativa no sólo procede de la especie conservada en la memoria, sino también de la imaginación. Por todo lo cual no representan bien la procesión del Hijo de sólo el Padre. En cambio, la intención de la voluntad, que une a estos dos elementos, no procede de ellos ni en la visión corpórea ni en la espiritual. Por todo lo cual no representa bien al Espíritu Santo, que procede del Padre y del Hijo.

Suma Teológica I Qu.92 a.2