PIOXII, MAGISTERIO PONTIFICIO - MUSICAE SACRAE DISCIPLINA

MUSICAE SACRAE DISCIPLINA

Instruccion

PIO XII 25 de Diciembre de 1955 Sobre la musica Sagrada


1. Desea dilucidar cuestiones surgidas y responder a problemas planteados por nuevas experiencias pastorales y progresos de la ciencia

Siempre tuvimos en grande estima la disciplina de la musica sagrada; por ello Nos ha parecido oportuno, por medio de esta Carta enciclica, tratar ordenadamente dicha materia, exponiendo al mismo tiempo con mayor amplitud muchas cuestiones suscitadas y discutidas en los ultimos decenios, para que este tan noble y tan hermoso arte ayude continuamente al mayor esplendor del culto divino y fomente mas eficazmente la vida espiritual de los fieles. Al mismo tiempo hemos querido responder a los deseos que no pocos de vosotros, Venerables Hermanos, con prudencia Nos habiais expuesto y que hasta insignes maestros de esta disciplina liberal y preclaros cultivadores de la musica sagrada también han formulado en Congresos celebrados sobre tal materia, y, finalmente, atender a lo que sugieren las experiencias de la vida pastoral y los progresos de la ciencia y de los estudios sobre dicho arte. Esperamos asi que las normas sabiamente promulgadas por San Pio X en aquel documento que él mismo llamo con razon codigo juridico de la musica sagrada(1) queden de nuevo confirmadas e inculcadas, reciban nueva luz y se corroboren con nuevos razonamientos; y asi, al adaptarse el arte ilustre de la musica sagrada a la circunstancias actuales, y aun en cierto modo enriquecerse, se hallara en condiciones de responder cada vez mejor a su fin tan elevado.


2. La musica, un gran don de Dios

Entre los muchos y grandes dones naturales con que Dios, en quien se halla la armonia de la perfecta concordia y la suma coherencia, ha enriquecido al hombre creado a su imagen y semejanza(2), se debe contar la musica, la cual, como las demas artes liberales, se refiere al gozo espiritual y al descanso del alma. De ella dijo con razon San Agustin: La musica, es decir, la ciencia y el arte de modular rectamente, para recuerdo de cosas grandes, ha sido concedida también por la liberalidad de Dios a los mortales dotados de alma racional(3).


3. El canto sagrado y el arte musical en el Antiguo Testamento

Nada extrano, pues, que el canto sagrado y el arte musical -segun consta por muchos documentos antiguos y modernos- hayan sido empleados para dar brillo y esplendor a las ceremonias religiosas siempre y en todas partes, aun entre los pueblos gentiles; y que de este arte se haya servido principalmente el culto del sumo y verdadero Dios, ya desde los tiempos primitivos. El pueblo de Dios, librado milagrosamente del Mar Rojo por el poder divino, canto al Senor un himno de victoria; y Maria, hermana del caudillo Moisés, en arranque profético, canto al son de los timpanos, acompanada por el canto del pueblo(4). Mas tarde, cuando el Arca de Dios fue conducida desde la casa de Obededon a la ciudad de David, el rey mismo y todo Israel danzaban delante del Senor con instrumentos hechos de madera, citaras, liras, tambores, sistros y cimbalos(5). El mismo rey David fijo las reglas de la musica y canto para el culto sagrado(6): reglas que, al volver el pueblo del destierro, se restablecieron de nuevo, guardandose luego fielmente hasta la venida del Divino Redentor.


4. En la Iglesia naciente

Y en la Iglesia fundada por el divino Salvador, ya desde el principio se usaba y tenia en honor el canto sagrado, como claramente lo indica el apostol San Pablo, cuando escribe a los de feso: Llenaos del Espiritu Santo, recitando entre vosotros salmos e himnos y cantos espirituales(7); y que este uso de cantar salmos estuviese en vigor también en las reuniones de los cristianos lo indica él mismo con estas palabras: Cuando os reunis, algunos de vosotros cantan el Salmo...(8). Que sucedia lo mismo después de la edad apostolica lo atestigua Plinio, cuando escribe como los que habian renegado de la fe afirmaban que ésta era la sustancia de la culpa de que les acusaban: que solian reunirse en dias determinados antes de la aurora para cantar un himno a Cristo como a Dios(9). Palabras del proconsul romano de Bitinia, que muestran claramente como ni siquiera en tiempo de persecucion cesaba del todo la voz del canto de la Iglesia y lo confirma Tertuliano, cuando narra que en la reunion de los cristianos se leen las Escrituras, se cantan salmos, se tiene la catequesis(10).


5. La era de Constantino y el canto gregoriano

Restituida a la Iglesia la libertad y la paz, abundan los testimonios de los Padres y Escritore eclesiasticos, que confirman como los salmos e himnos del culto liturgico eran casi de uso cotidiano. Mas aun: poco a poco se crearon nuevas formas de canto sagrado, se excogitaron nuevas clases de cantos, cada vez mas perfeccionados por las Escuelas de canto, especialmente en Roma.

Segun la tradicion, Nuestro Predecesor, de feliz memoria, San Gregorio Magno, recogio cuidadosamente todo lo transmitido por los mayores, y le dio una ordenacion sabia, velando con leyes y normas oportunas por la pureza e integridad del canto sagrado. Poco a poco la modulacion romana del canto, partiendo de la Ciudad Eterna, se introdujo en las demas regiones de Occidente, y no solo se enriquecio con nuevas formas y melodias, sino que comenzo a usarse una nueva especie de canto sagrado: el himno religioso, a veces en lengua vulgar. El mismo canto coral, que desde su restaurador, San Gregorio, comenzo a llamarse Gregoriano, adquirio ya desde los siglos VIII y IX nuevo esplendor en casi todas las regiones de la Europa cristiana, siendo acompanado por el instrumento musical llamado "organo".


6. El canto polifonico en la Iglesia

A partir del siglo IX se anadio paulatinamente a este canto coral el canto polifonico, cuya teoria y practica perfilada mas y mas en los siglos sucesivos adquirio, sobre todo en los siglos XV y XVI, admirable perfeccion gracias a consumados artistas. La Iglesia tuvo también siempre en gran honor este canto polifonico, y de buen grado lo admitio para mayor realce de los ritos sagrados en las mismas Basilicas romanas y en las ceremonias pontificias. Crecieron su eficacia y esplendor, cuando a las voces de los cantores y al organo se unio el sonido de otros instrumentos musicales.


7. Resumen. Los instrumentos, especialmente el organo; abusos

De esta manera, por impulso y bajo los auspicios de la Iglesia, la ordenacion de la musica sagrada ha recorrido en el decurso de los siglos un largo camino, en el cual, aunque no sin lentitud y dificultad en muchos casos, ha realizado paulatinamente progresos continuos: desde las sencillas e ingenuas melodias gregorianas hasta las grandiosas y magnificas obras de arte, en las que no solo la voz humana, sino también el organo y los demas instrumentos anaden dignidad, ornato y prodigiosa riqueza. El progreso de este arte musical, a la par que demuestra claramente cuanto se ha preocupado la Iglesia de hacer cada vez mas espléndido y grato al pueblo cristiano el culto divino, explica también, por otra parte, como en mas de una ocasion la Iglesia misma ha tenido que impedir se pasaran los justos limites y que, al compas del verdadero progreso, se infiltrase en la musica sagrada, depravandola, lo que era profano y ajeno al culto divino.


8. Las normas del Concilio de Trento y las de los Sumos Pontifices hasta hoy

Fieles fueron siempre los Sumos Pontifices al deber de tan solicita vigilancia; ya el Concilio de Trento proscribio sabiamente aquellas musicas en las que, o en el organo o en el canto, se mezcla algo de sensual o impuro(11). Y, por no citar a otros muchos Papas, Nuestro Predecesor, de feliz memoria, Benedicto XIV, con su Enciclica del 19 de febrero de 1749, en visperas del ano jubilar, con abundante doctrina y riqueza de argumentos, exhortaba de modo particular a los Obispos para que por todos medios prohibiesen los reprobables abusos indebidamente introducidos en la musica sagrada(12). Siguieron el mismo camino Nuestros Predecesores Leon XII, Pio VIII(13), Gregorio XVI, Pio IX y Leon XIII(14). Mas, con razon se puede afirmar que fue Nuestro Predecesor, de feliz memoria, San Pio X, quien llevo a cabo la organica restauracion y la reforma de la musica sagrada, volviendo a inculcar los principios y normas transmitidos por la antigüedad y reordenandolos oportunamente conforme a las exigencias de los tiempos modernos(15). Finalmente, como Nuestro inmediato Predecesor, Pio XI, de feliz memoria, con la Constitucion apostolica Divini cultus sanctitatem, del 20 de diciembre de 1929(16), asi también Nos mismo con la enciclica Mediator Dei, del 20 de noviembre de 1947, hemos ampliado y corroborado las prescripciones de los anteriores Pontifices(17).


9. La Iglesia velando por la dignidad de la musica cultural

A nadie sorprendera que la Iglesia se interese tanto por la musica sagrada. No se trata, es verdad, de dictar leyes de caracter estético o técnico respecto a la noble disciplina de la musica; en cambio, es intencion de la Iglesia defenderla de cuanto pudiese rebajar su dignidad, llamada como esta a prestar servicio en campo de tan gran importancia como es el del culto divino.


10. Se rige por las normas de todo arte religioso. El error de la libertad artistica

En esto, la musica sacra no obedece a leyes y normas distintas de las que rigen en toda forma de arte religioso. No ignoramos que en estos ultimos anos, algunos artistas, con grave ofensa de la piedad cristiana, han osado introducir en las iglesias obras faltas de toda inspiracion religiosa y en abierta oposicion aun con las justas reglas del arte. Quieren justificar su deplorable conducta con argumentos especiosos que dicen deducirse de la naturaleza e indole misma del arte. Porque van diciendo que la inspiracion artistica es libre, sin que sea licito someterla a leyes y normas morales o religiosas, ajenas al arte, porque asi se lesionaria gravemente la dignidad del arte y se dificultaria con limitaciones y obstaculos el libre curso de la accion del artista bajo el sacro impulso del estro.


11. El fin ultimo del hombre e invitacion de la perfeccion de Dios, normas supremas para todo artista

Argumentos que suscitan una cuestion, grave y dificil sin duda, que se refiere por igual a toda manifestacion artistica y a todo artista; cuestion, que no se puede solucionar con argumentos tomados del arte y la estética, antes se debe examinar a la luz del supremo principio del fin ultimo, norma sagrada e inviolable para todo hombre y para toda accion humana. Porque el hombre se ordena a su fin ultimo -que es Dios- segun una ley absoluta y necesaria fundada en la infinita perfeccion de la naturaleza divina; y ello de una manera tan plena y tan perfecta, que ni Dios mismo podria eximir a nadie de observarla. Esta ley eterna e inmutable manda que el hombre y todas sus acciones manifiesten, en alabanza y gloria del Creador, la infinita perfeccion de Dios y la imiten cuanto posible sea. Por eso, el hombre, destinado por su naturaleza a alcanzar este fin supremo, debe en sus obras conformarse al divino arquetipo y orientar en tal direccion todas sus facultades de alma y cuerpo, ordenandolas rectamente entre si y sujetandolas debidamente a la consecucion del fin. Por lo tanto, también el arte y las obras artisticas deben juzgarse por su conformidad al ultimo fin del hombre; y el arte ciertamente debe contarse entre las manifestaciones mas nobles del ingenio humano, pues tiende a expresar con obras humanas la infinita belleza de Dios, de la que es como un reflejo. En consecuencia, el conocido criterio de "el arte por el arte" -con el cual, al prescindir de aquel fin qque se halla impreso en toda criatura, se afirma erroneamente que el arte no tiene mas leyes que las derivadas de su propia naturaleza- o no tiene valor alguno o infiere grave ofensa al mismo Dios, Creador y fin ultimo. Mas la libertad del artista -que no significa un impetu ciego para obrar, llevado exclusivamente por el propio arbitrio o guiado por el deseo de novedades- no se encuentra, cuando se la sujeta a la ley divina, coartada o suprimida, antes bien se ennoblece y perfecciona.


12. Aplicacion de estos principios al arte religioso. El artista arreligioso esta impedido

Estos principios, que se deben aplicar a las creaciones de cualquier arte, es claro que también valen para el arte religioso y sagrado. Mas aun: el arte religioso dice todavia mayor relacion a Dios y al aumento de su alabanza y de su gloria, porque con sus obras no se propone sino llegar hasta las almas de los fieles para llevarlas a Dios por medio del oido y de la vista. Por todo lo cual, el artista, que no profesa las verdades de la fe o se halla lejos de Dios en su modo de pensar y de obrar, de ninguna manera debe ejercer el arte sagrado, pues no tiene, por asi decirlo, ese ojo interior que le permita ver todo cuanto la majestad y el culto de Dios exigen. Ni se ha de esperar que sus creaciones, ajenas a la religion -aunque revelen competencia y cierta habilidad en el artista- puedan inspirar esa piedad que conviene a la majestad del templo de Dios; por lo tanto, jamas seran dignas de ser admitidas en el templo por la Iglesia, juez y guardiana de la vida religiosa.



Notas

(1) Motu pr. Fra le sollecitudini dell'ufficio pastorale: Acta Pii X,1,77.

(2) Cf. Gn 1,26.

(3) San Agusstin, Ep. 161, De origine animae hominis,1,2; PL 33,725.

(4) Cf. Ex 15,1-20.

(5) 2S 6,5.

(6) Cf. 1Ch 23,5; 25,2-31.

(7) Ep 5,18 s.; cf. Col 3,16.

(8) 1Co 14,26.

(9) Plinio, Ep. 10,96,7.

(10) Cf. Tertuliano, De anima 9 PL 2,701; Apol. 39 PL 1,540.

(11) Conc. Trid. sess 22 Decretum de observandis et evitandis. in celebratione Missae.

(12) Cf. Benedicti XIV Litt. Enciclica. Annus qui: Opera omnia (ed. Prati,17,1,16).

(13) Pio VIII, Carta Apostolica Litt. apost. Bonum est confiteri Domino, d. d. 2 aug. 1828. Cf. Bullarium Romanum (ed. Prati, ex Typ. Aldina) 9,139 ss.

(14) Leon XII, Decreto Quod Sanctus ceterique Patres, acerca de la uniformidad que ha de observarse en el canto coral. Acta Leonis XIIIO, t. 14 (1895) 237-247.

(15) Cf. Acta Pii X,1,75-87; A.S.S. 36 (1903-4) 329-339; 387-395.

(16) Pio XI, Constitucion Apostolica Divini Cultus Sanctitatem,20/12/1928.

(17) Pio XII, Enciclica Mediator Dei et hominum,20/11/1947.


AL PONTIFICIO COLEGIO PIO BRASILENO

Discurso

PIO XII


27 de febrero de 1956

Con viva complacencia paterna vemos por primera vez reunidos en nuestra presencia a todo Nuestro Colegio Pio-Brasileno, tan numeroso y floreciente.

El dignisimo rector, intérprete de vuestros sentimientos, Nos informo de que al conmemorarse el cuarto centenario del nacimiento para el cielo de San Ignacio de Loyola, venerado por vosotros como uno de los principales protectores del Colegio, deseabais presentarnos personalmente vuestros homenajes filiales en la intimidad de una especial audiencia. Anadese al acontecimiento la circunstancia de los veinticinco neopresbiteros que en estos dias ofreceran al Senor las primicias de su sacerdocio, sin duda memores Nostri in sacrificiis(1). ¡Veinticinco! El doble del Colegio apostolico; casi el triple de aquella primera "compania", reclutada por San Ignacio bajo la bandera del nombre de Jesus, con la que se proponia nada menos que reconquistar el mundo para la Iglesia y para Cristo. Raras veces en un Colegio -y Nos consta que en el brasileno fue la primera- se vio falange tan numerosa de nuevos levitas subir juntos al altar del Senor.

En este bello conjunto de tan particulares circunstancias, ¿qué os diremos, amados hijos?

Co Nostrum patet ad vos(2). Leéis en Nuestro corazon; y, sin que precisemos deciroslo expresamente, comprendéis muy bien el gran consuelo que Nos proporciona vuestra visita, impregnada de amor filial y devocion al Vicario de Cristo. Sentis vosotros, sienten los nuevos sacerdotes cuanto Nos gozamos con su felicidad y con cuanto afecto del alma imploramos sobre ellos y sobre su futuro apostolado las mejores bendiciones del cielo. Todos sabéis cuanto apreciamos y agradecemos las oraciones que por Nos dirigis al Senor. Si confiamos en las oraciones y sacrificios de todos los fieles, justo es que apreciemos en particular modo las de aquellos a quienes la voz del Altisimo llamo in sortem Domini y destino a compartir mas de cerca Nuestras solicitudes apostolicas y a trabajar en la consolidacion, defensa y dilatacion del reino de Dios.

Aprovechando, pues, la ensenanza que se Nos ofrece, os repetiremos lo que San Ignacio de Loyola, hace exactamente cuatrocientos nueve anos, escribia a sus seminaristas del gran Colegio de Coimbra, donde se estaban formando y se habian de formar los Nobrega, los Anchieta, los Ignacio de Azevedo y tantos otros apostoles del Brasil(3).

Informado el santo del gran fervor que animaba a aquella juventud briosa, les escribe para estimular a los que ya marchan por el camino de la virtud, a fin de que, si es posible, corran aun mas; y prosigue: Porque es cierto os puedo decir que debéis mucho extremaros en letras y en virtudes, si habéis de corresponder a la expectacion en que tenéis puesta a tanta gente...; la cual, vistas las gracias que el Senor os hace, con razon espera de vosotros fruto muy extraordinario... Ved bien cual es vuestra vocacion, y comprenderéis como lo que en otros seria ya mucho, en vosotros seria muy poco(4).

Es vuestro caso, amados seminaristas del Colegio Brasileno.

Escogidos de entre los mejores en vuestros respectivos Seminarios; enviados a Roma para recibir o completar vuestra formacion en el centro vital de la Iglesia; para beber la ciencia sagrada, cristalina y limpia, como brota inmediatamente de la Roca inexhaustible de la verdad; para cultivar las virtudes sacerdotales aqui, donde las mismas ruinas os exhortan a los heroismos que hacen a los santos y coronan a los martires, grande es, con relacion a vosotros, la expectacion de todos: de los Superiores que os escogieron, de los Prelados que os enviaron, del Clero y fieles de vuestra gran Patria a los que en breve debéis prestar vuestra colaboracion y servir de modelo y guia; y donde, por la inmensidad del campo y por la escasez de operarios, se exigira de cada uno de vosotros que trabaje por diez o mas.

Quiere decir esto cuanto habéis de esforzaros (San Ignacio decia "extremaros") por llegar a los extremos accesibles en saber y en virtud.

Hoy el campo de la ciencia crece desmesuradamente; y el sacerdote, sobre todo el destinado a representar la ciencia de la Iglesia, debe poseer vasta cultura cientifica, filosofica y teologica. Cultura vasta: mas aun, profunda y solida. Mente abierta al progreso; pero criterio bien formado y seguro para saber distinguir el oro del oropel, el progreso verdadero del falso, sin comprometer en nada los principios y la sana doctrina de la Iglesia. Hoy en todos los campos suele haber poca precision de ideas; y no solo en los que estan fuera(5), sino tal vez en los mismos que desean servir mejor a la verdad. Por ello, vosotros, formados en Roma, debéis ser de los que, como el faro, muestran la ruta segura que se debe seguir y descubren la senda torcida, donde existen bajios y precipicios de los que es preciso guardarse. Para ello es evidente que no basta una ciencia adquirida de prisa, en pocos dias; es necesario un saber bien meditado, profundizado y asimilado, para el cual todo el tiempo de formacion, concienzudamente aprovechado, nunca es demasiado.

Después, la virtud. Sicut misit me Pater, et ego mitto vos(6), decia el Maestro divino a los discipulos, a quienes, apenas terminada la formacion, mandaba por el mundo no solo a ensenar, sino a santificar y a sacrificarse como El mismo se sacrificaba.

Esto supone en el candidato a apostol una virtud muy arraigada en el alma y lo bastante solida para no sentir o extranar la mudanza de clima, al ser trasplantado desde el jardin del Seminario al campo de su futura actividad.

También para esto, y especialmente para esto, todo el tiempo de formacion, cuidadosamente aprovechado, es poco. Quien, por ejemplo, en el refugio del Seminario, no comenzo, por lo menos, a ser hombre de oracion, o quien no sabia aprovechar los pequenos sacrificios en el cumplimiento exacto del reglamento y deberes cotidianos, ¿como sabra después ser hombre de oracion y hombre de sacrificio -a veces heroico- en medio de las distracciones forzosas y del absorbente trabajo de su ministerio apostolico?

¡Amados hijos y excelentes seminaristas! Sabemos bien como vuestros superiores, con la maxima dedicacion, no se cansan de inculcaros esta doctrina, siguiendo el magnifico desarrollo que le da San Ignacio en la carta antes aludida. Acoged con buen espiritu, con sincero deseo de aprovechar, sus desvelos educativos, pues de ello depende principalmente el que produzcais o no los frutos deseados. Basta recordar al Colegio apostolico. ¿No es verdad que la misma educacion, bien asimilada, formo la Piedra fundamental y las Columnas de la Iglesia, y no recibida o recibida mal deformo a aquel de quien los evangelistas dicen melancolicamente: Qui fuit unus de duodecim?(7).

Concluyendo, hemos de repetiros todavia con San Ignacio: Videte igitur vocationem vestram; primero, para alegraros y dar infinitas gracias al Senor por tan gran beneficio; después, para pedirle especiales favores a fin de corresponder debidamente, poniendo de vuestra parte gran espiritu y diligencia, que sin duda os son bien necesarios. Por amor de Jesucristo, olvidandoos del pasado, como San Pablo, lanzaos con todas vuestras fuerzas a conseguir lo que os falta en ciencia y virtud para llegar a la meta(8), realizando, en la medida de lo posible, el ideal de un digno ministro del santuario, verdaderamente sabio y ejemplarmente santo.

Invocando sobre vosotros y sobre todo el Colegio Pio-Brasileno las mejores gracias del cielo, os damos de todo corazon, a vosotros, y a cuantos os son queridos, la Bendicion Apostolica.



Notas

(1) Cf. 1 Mac. 12,11.

(2) Cf. 2Co 6,11.

(3) Cf. Monumenta Ignatiana: S. Ignatii de Loyola Epistolae et Instructiones t. 1, p. 495-510.

(4) Ibid. p. 497.

(5) Cf. Marc. 4,11.

(6) Jn 20,21.

(7) Cf. Mt 26,14.

(8) Cf. l. c., p. 498,501.




AL PONTIFICIO COLEGIO LATINOAMERICANO

Discurso

PIO XII


25 de marzo de 1956

Una audiencia verdaderamente singular, amadisimos hijos Superiores y alumnos de nuestro Pontificio Colegio Pio Latino Americano, es la que recibimos hoy; una audiencia que espontaneamente nos hace venir a los labios la exclamacion del Apostol(1): Bendito sea Dios y Padre de Nuestro Senor Jesucristo, Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo, que nos consuela en todas nuestras tribulaciones.

Desde que vuestro Colegio, retornadas al cauce las aguas después de los horrores de la guerra, ha podido emprender de nuevo su vida ordinaria, nunca se habia visto una ordenacion semejante, por su variedad y numero; una ordenacion que abrace tantas naciones de esa queridisima América, que habla y reza en espanol, desde el fidelisimo Méjico hasta la prometedora Argentina; desde las tierras continentales que recuerdan esos viejos paises de firme tradicion catolica, como Colombia, Venezuela, Uruguay y Ecuador, hasta las tierras insulares mas o menos remotas, como Santo Domingo y Filipinas; pasando por ese nudo vital, que es Centroamérica, bien representado esta vez por Honduras.

Mundo inmenso, lleno de promesas en todos los sentidos, y hacia el que no hay quien no vuelva los ojos al pensar en el porvenir; pero mundo lleno también de problemas, que vosotros conocéis perfectamente, especialmente cuando se trata de la conservacion y aumento del mas precioso de vuestros patrimonios, de esa fe catolica que por encima de la sangre y de la estirpe, por encima de la lengua y de la misma historia, es acaso entre vosotros el vinculo de union mas estrecho, hasta el punto de daros una fisonomia comun que nada tiene que ver con ningun elemento humano, porque arranca exclusivamente de la unidad de espiritu, que es la solida y mas profunda de todas las unidades; de esa fe catolica, que debéis procurar por todos los medios no perder, "solicitos de conservar la unidad del espiritu en el vinculo de la paz"(2).

Y precisamente porque sentimos la urgencia de estos problemas, vuestra presencia, hijo amadisimos, produce en nuestro espiritu el mismo efecto que un rayo de sol en una de estas mananitas de primavera tardia, cuando finalmente el astro rey rompe las nubes y se deja caer sobre la tierra, llenandola de alegrias y de promesas. Si, vosotros sois la promesa de un manana mejor, cuando vuestro celo apostolico, alimentado con una oracion fervorosa y un sincero espiritu de sacrificio, os lanzara a aquellas inmensas naciones que os esperan para llevarles el mensaje de fraternidad entre los hombres, acaso todavia demasiado divididos por las diferencias sociales; para defender una fe asaltada no solo por la ignorancia religiosa de no pocos, sino también por las insidias de la supersticion y del error; para ser incluso sostén de una sociedad cristiana fundada sobre el respeto a la autoridad, la integridad de la familia y un concepto de la vida, no como campo de placeres y de goces materiales, sino lugar de paso para otra vida mucho mejor, que bien merece los pocos sufrimientos que puedan a veces suponer el cumplimiento de los mas elementales deberes.

Habéis subido las gradas del altar para completar un regalo de gran precio, un mes de oraciones por Nuestras intenciones. Pues bien, sabed que Nuestra intencion es el logro de vuestra santidad sacerdotal, la eficacia de vuestro apostolado futuro, vuestra felicidad personal y la de todos los vuestros; y al hacéroslo presente, no queremos que falte el testimonio de Nuestra gratitud.

Llegais, por fin, a la cumbre de vuestros mas altos y mas santos anhelos en el instante en que vuestro Colegio se dispone a conmemorar su primer centenario de vida; que tales solemnidades sean la ocasion mejor para dar al cielo las gracias oportunas por tantos beneficios recibidos y para pensar en el modo de seguir adelante con nuevo vigor y con entusiasmo nuevo, como muy sinceramente deseamos.

Colegiales amadisimos que habéis recibido la primera tonsura, ya no sois del mundo, sino de Dios, que os promete una herencia eterna. Vosotros, los que habéis sido iniciados en las ordenes menores, dad dentro del santuario los primeros pasos, de modo que sean garantia de vuestra fidelidad futura. Diaconos y subdiaconos, acercaos al altar cum timore et tremore, para haceros dignos de tomar parte en misterios tan formidables. Nuevos sacerdotes, os esperan millones de almas a las que habéis de abrir las puertas del cielo, principalmente con vuestra santidad apostolicamente vivida.

Para todos, para vuestras diocesis y vuestras patrias, para vuestras familias y amigos, para vuestro Colegio y para cada uno de vosotros en particular, la bendicion mas sentida de vuestro Padre comun.



Notas

(1) 2Co 1,3-4.

(2) Ep 4,3.




HAURIETIS AQUAS

Carta enciclica

de S.S. Pio XII

sobre la devocion al

Sagrado Corazon de Jesus

Beberéis aguas con gozo en las fuentes del Salvador(1). Estas palabras con las que el profeta Isaias prefiguraba simbolicamente los multiples y abundantes bienes que la era mesianica habia de traer consigo, vienen espontaneas a Nuestra mente, si damos una mirada retrospectiva a los cien anos pasados desde que Nuestro Predecesor, de i. m., Pio IX, correspondiendo a los deseos del orbe catolico, mando celebrar la fiesta del Sacratisimo Corazon de Jesus en la Iglesia universal.

Innumerables son, en efecto, las riquezas celestiales que el culto tributado al Sagrado Corazon infunde en las almas: las purifica, las llena de consuelos sobrenaturales y las mueve a alcanzar las virtudes todas. Por ello, recordando las palabras del apostol Santiago: Toda dadiva, buena y todo don perfecto de arriba desciende, del Padre de las luces(2), razon tenemos para considerar en este culto, ya tan universal y cada vez mas fervoroso, el inapreciable don que el Verbo Encarnado, nuestro Salvador divino y unico Mediador de la gracia y de la verdad entre el Padre Celestial y el género humano, ha concedido a la Iglesia, su mistica Esposa, en el curso de los ultimos siglos, en los que ella ha tenido que vencer tantas dificultades y soportar pruebas tantas. Gracias a don tan inestimable, la Iglesia puede manifestar mas ampliamente su amor a su Divino Fundador y cumplir mas fielmente esta exhortacion que, segun el evangelista San Juan, profirio el mismo Jesucristo: En el ultimo gran dia de la fiesta, Jesus, habiéndose puesto en pie, dijo en alta voz: "El que tiene sed, venga a mi y beba el que cree en mi". Pues, como dice la Escritura, "de su seno manaran rios de agua viva". Y esto lo dijo El del Espiritu que habian de recibir lo que creyeran en El(3). Los que escuchaban estas palabras de Jesus, con la promesa de que habian de manar de su seno rios de agua viva, facilmente las relacionaban con los vaticinios de Isaias, Ezequiel y Zacarias, en los que se profetizaba el reino del Mesias, y también con la simbolica piedra, de la que, golpeada por Moisés, milagrosamente hubo de brotar agua(4).




2. La caridad divina tiene su primer origen en el Espiritu Santo, que es el Amor personal del Padre y del Hijo, en el seno de la augusta Trinidad. Con toda razon, pues, el Apostol de las Gentes, como haciéndose eco de las palabras de Jesucristo, atribuye a este Espiritu de Amor la efusion de la caridad en las almas de los creyentes: La caridad de Dios ha sido derramada en nuestros corazones por el Espiritu Santo, que nos ha sido dado(5).

Este tan estrecho vinculo que, segun la Sagrada Escritura, existe entre el Espiritu Santo, que es Amor por esencia, y la caridad divina que debe encenderse cada vez mas en el alma de los fieles, nos revela a todos en modo admirable, Venerables Hermanos, la intima naturaleza del culto que se ha de atribuir al Sacratisimo Corazon de Jesucristo. En efecto; manifiesto es que este culto, si consideramos su naturaleza peculiar, es el acto de religion por excelencia, esto es, una plena y absoluta voluntad de entregarnos y consagrarnos al amor del Divino Redentor, cuya senal y simbolo mas viviente es su Corazon traspasado. E igualmente claro es, y en un sentido aun mas profundo, que este culto exige ante todo que nuestro amor corresponda al Amor divino. Pues solo por la caridad se logra que los corazones de los hombres se sometan plena y perfectamente al dominio de Dios, cuando los afectos de nuestro corazon se ajustan a la divina voluntad de tal suerte que se hacen casi una cosa con ella, como esta escrito: Quien al Senor se adhiere, un espiritu es con El(6).

I SOLIDOS PRINCIPIOS


3. La Iglesia siempre ha tenido en tan grande estima el culto del Sacratisimo Corazon de Jesus: lo fomenta y propaga entre todos los cristianos, y lo defiende, ademas, enérgicamente contra las acusaciones del "Naturalismo" y del "Sentimentalismo"; sin embargo, es muy doloroso comprobar como, en lo pasado y aun en nuestros dias, este nobilisimo culto no es tenido en el debido honor y estimacion por algunos cristianos, y a veces ni aun por los que se dicen animados de un sincero celo por la religion catolica y por su propia santificacion.

Si tu conocieses el don de Dios(7). Con estas palabras, Venerables Hermanos, Nos, que por divina disposicion hemos sido constituidos guardian y dispensador del tesoro de la fe y de la piedad que el Divino Redentor ha confiado a la Iglesia, conscientes del deber de Nuestro oficio, amonestamos a todos aquellos de Nuestros hijos que, a pesar de que el culto del Sagrado Corazon de Jesus, venciendo la indiferencia y los errores humanos, ha penetrado ya en su Cuerpo Mistico, todavia abrigan prejuicios hacia él y aun llegan a reputarlo menos adaptado, por no decir nocivo, a las necesidades espirituales de la Iglesia y de la humanidad en la hora presente, que son las mas apremiantes. Pues no faltan quienes, confundiendo o equiparando la indole de este culto con las diversas formas particulares de devocion, que la Iglesia aprueba y favorece sin imponerlas, lo juzgan como algo superfluo que cada uno pueda practicar o no, segun le agradare; otros consideran oneroso este culto, y aun de poca o ninguna utilidad, singularmente para los que militan en el Reino de Dios, consagrando todas sus energias espirituales, su actividad y su tiempo a la defensa y propaganda de la verdad catolica, a la difusion de la doctrina social catolica, y a la multiplicacion de aquellas practicas religiosas y obras que ellos juzgan mucho mas necesarias en nuestros dias. Y no faltan quienes estiman que este culto, lejos de ser un poderoso medio para renovar y reforzar las costumbres cristianas, tanto en la vida individual como en la familiar, no es sino una devocion, mas saturada de sentimientos que constituida por pensamientos y afectos nobles; asi la juzgan mas propia de la sensibilidad de las mujeres piadosas que de la seriedad de los espiritus cultivados.

Otros, finalmente, al considerar que esta devocion exige, sobre todo, penitencia, expiacion y otras virtudes, que mas bien juzgan pasivas porque aparentemente no producen frutos externos, no la creen a proposito para reanimar la espiritualidad moderna, a la que corresponde el deber de emprender una accion franca y de gran alcance en pro del triunfo de la fe catolica y en valiente defensa de las costumbres cristianas; y ello, dentro de una sociedad plenamente dominada por el indiferentismo religioso que niega toda norma para distinguir lo verdadero de lo falso, y que, ademas, se halla penetrada, en el pensar y en el obrar, por los principios del materialismo ateo y del laicismo.




4. ¿Quién no ve, Venerables Hermanos, la plena oposicion entre estas opiniones y el sentir de Nuestros Predecesores, que desde esta catedra de verdad aprobaron publicamente el culto del Sacratisimo Corazon de Jesus? ¿Quién se atrevera a llamar inutil o menos acomodada a nuestros tiempos esta devocion que Nuestro Predecesor, de i. m., Leon XIII, llamo practica religiosa dignisima de todo encomio, y en la que vio un poderoso remedio para los mismos males que en nuestros dias, en forma mas aguda y mas amplia, inquietan y hacen sufrir a los individuos y a la sociedad? Esta devocion -decia-, que a todos recomendamos, a todos sera de provecho. Y anadia este aviso y exhortacion que se refiere a la devocion al Sagrado Corazon: Ante la amenaza de las graves desgracias que hace ya mucho tiempo se ciernen sobre nosotros, urge recurrir a Aquel unico, que puede alejarlas. Mas ¿quién podra ser Este sino Jesucristo, el Unigénito de Dios? "Porque debajo del cielo no existe otro nombre, dado a los hombres, en el cual hayamos de ser salvos"(8). Por lo tanto, a El debemos recurrir, que es "camino, verdad y vida"(9).

No menos recomendable ni menos apto para fomentar la piedad cristiana lo juzgo Nuestro inmediato Predecesor, de f. m., Pio XI, en su enciclica Miserentissimus Redemptor: ¿No estan acaso contenidos en esta forma de devocion el compendio de toda la religion y aun la norma de vida mas perfecta, puesto que constituye el medio mas suave de encaminar las almas al profundo conocimiento de Cristo Senor nuestro y el medio mas eficaz que las mueve a amarle con mas ardor y a imitarle con mayor fidelidad y eficacia?(10).

Nos, por Nuestra parte, en no menor grado que Nuestros Predecesores, hemos aprobado y aceptado esta sublime verdad; y cuando fuimos elevados al sumo pontificado, al contemplar el feliz y triunfal progreso del culto al Sagrado Corazon de Jesus entre el pueblo cristiano, sentimos Nuestro animo lleno de gozo y Nos regocijamos por los innumerables frutos de salvacion que producia en toda la Iglesia; sentimientos que Nos complacimos en expresar ya en Nuestra primera Enciclica(11). Estos frutos, a través de los anos de Nuestro pontificado -llenos de sufrimientos y angustias, pero también de inefables consuelos-, no se mermaron en numero, eficacia y hermosura, antes bien se aumentaron. Pues, en efecto, muchas iniciativas, y muy acomodadas a las necesidades de nuestros tiempos, han surgido para favorecer el crecimiento cada dia mayor de este mismo culto: asociaciones, destinadas a la cultura intelectual y a promover la religion y la beneficencia; publicaciones de caracter historico, ascético y mistico para explicar su doctrina; piadosas practicas de reparacion y, de manera especial, las manifestaciones de ardentisima piedad promovidas por el Apostolado de la Oracion, a cuyo celo y actividad se debe que familias, colegios, instituciones y aun, a veces, algunas naciones se hayan consagrado al Sacratisimo Corazon de Jesus. Por todo ello, ya en Cartas, ya en Discursos y aun Radiomensajes, no pocas veces hemos expresado Nuestra paternal complacencia(12).




5. Conmovidos, pues, al ver como tan gran abundancia de aguas, es decir, de dones celestiales de amor sobrenatural del Sagrado Corazon de nuestro Redentor, se derrama sobre innumerables hijos de la Iglesia catolica por obra e inspiracion del Espiritu Santo, no podemos menos, Venerables Hermanos, de exhortaros con animo paternal a que, juntamente con Nos, tributéis alabanzas y rendida accion de gracias a Dios, dador de todo bien, exclamando con el Apostol: Al que es poderoso para hacer sobre toda medida con incomparable exceso mas de lo que pedimos o pensamos, segun la potencia que despliega en nosotros su energia, a El la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesus por todas las generaciones, en los siglos de los siglos. Amén(13). Pero, después de tributar las debidas gracias al Dios eterno, queremos por medio de esta Enciclica exhortaros a vosotros y a todos los amadisimos hijos de la Iglesia a una mas atenta consideracion de los principios doctrinales -contenidos en la Sagrada Escritura, en los Santos Padres y en los teologos-, sobre los cuales, como sobre solidos fundamentos, se apoya el culto del Sacratisimo Corazon de Jesus. Porque Nos estamos plenamente persuadidos de que solo cuando a la luz de la divina revelacion hayamos penetrado mas a fondo en la naturaleza y esencia intima de este culto, podremos apreciar debidamente su incomparable excelencia y su inexhausta fecundidad en toda clase de gracias celestiales; y de esta manera, luego de meditar y contemplar piadosamente los innumerables bienes que produce, encontraremos muy digno de celebrar el primer centenario de la extension de la fiesta del Sacratisimo Corazon a la Iglesia universal.

Con el fin, pues, de ofrecer a la mente de los fieles el alimento de saludables reflexiones, con las que mas facilmente puedan comprender la naturaleza de este culto, sacando de él los frutos mas abundantes, Nos detendremos, ante todo, en las paginas del Antiguo y del Nuevo Testamento que revelan y describen la caridad infinita de Dios hacia el género humano, pues jamas podremos escudrinar suficientemente su sublime grandeza; aludiremos luego a los comentarios de los Padres y Doctores de la Iglesia; finalmente, procuraremos poner en claro la intima conexion existente entre la forma de devocion que se debe tributar al Corazon del Divino Redentor y el culto que los hombres estan obligados a dar al amor que El y las otras Personas de la Santisima Trinidad tienen a todo el género humano. Porque juzgamos que, una vez considerados a la luz de la Sagrada Escritura y de la Tradicion los elementos constitutivos de esta devocion tan noble, sera mas facil a los cristianos de ver con gozo las aguas en las fuentes del Salvador(14); es decir, podran apreciar mejor la singular importancia que el culto al Corazon Sacratisimo de Jesus ha adquirido en la liturgia de la Iglesia, en su vida interna y externa, y también en sus obras: asi podra cada uno obtener aquellos frutos espirituales que senalaran una saludable renovacion en sus costumbres, segun lo desean los Pastores de la grey de Cristo.




6. Para comprender mejor, en orden a esta devocion, la fuerza de algunos textos del Antiguo y del Nuevo Testamento, precisa atender bien al motivo por el cual la Iglesia tributa al Corazon del Divino Redentor el culto de latria. Tal motivo, como bien sabéis, Venerables Hermanos, es doble: el primero, comun también a los demas miembros adorables del Cuerpo de Jesucristo, se funda en el hecho de que su Corazon, por ser la parte mas noble de su naturaleza humana, esta unido hipostaticamente a la Persona del Verbo de Dios, y, por consiguiente, se le ha de tributar el mismo culto de adoracion con que la Iglesia honra a la Persona del mismo Hijo de Dios encarnado. Es una verdad de la fe catolica, solemnemente definida en el Concilio Ecuménico de Efeso y en el II de Constantinopla(15). El otro motivo se refiere ya de manera especial al Corazon del Divino Redentor, y, por lo mismo, le confiere un titulo esencialmente propio para recibir el culto de latria: su Corazon, mas que ningun otro miembro de su Cuerpo, es un signo o simbolo natural de su inmensa caridad hacia el género humano. Es innata al Sagrado Corazon, observaba Nuestro Predecesor Leon XIII, de f. m., la cualidad de ser simbolo e imagen expresiva de la infinita caridad de Jesucristo, que nos incita a devolverle amor por amor(16).

Es indudable que los Libros Sagrados nunca hacen una mencion clara de un culto de especial veneracion y amor, tributado al Corazon fisico del Verbo Encarnado como a simbolo de su encendidisima caridad. Este hecho, que se debe reconocer abiertamente, no nos ha de admirar ni puede en modo alguno hacernos dudar de que el amor de Dios a nosotros -razon principal de este culto- es proclamado e inculcado tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento con imagenes con que vivamente se conmueven los corazones. Y estas imagenes, por encontrarse ya en los Libros Santos cuando predecian la venida del Hijo de Dios hecho hombre, han de considerarse como un presagio de lo que habia de ser el simbolo y signo mas noble del amor divino, es a saber, el sacratisimo y adorable Corazon del Redentor divino.




7. Por lo que toca a Nuestro proposito, al escribir esta Enciclica, no juzgamos necesario aducir muchos textos de los libros del Antiguo Testamento que contienen las primeras verdades reveladas por Dios; creemos baste recordar la Alianza establecida entre Dios y el pueblo elegido, consagrada con victimas pacificas -cuyas leyes fundamentales, esculpidas en dos tablas, promulgo Moisés(17) e interpretaron los profetas-; alianza, ratificada por los vinculos del supremo dominio de Dios y de la obediencia debida por parte de los hombres, pero consolidada y vivificada por los mas nobles motivos del amor. Porque aun para el mismo pueblo de Israel, la razon suprema de obedecer a Dios era no ya el temor de las divinas venganzas, que los truenos y relampagos fulgurantes en la ardiente cumbre del Sinai suscitaban en los animos, sino mas bien el amor debido a Dios: Escucha, Israel: El Senor, nuestro Dios, es el unico Senor. Amaras, pues al Senor tu Dios con todo tu corazon, con toda tu alma y con toda tu fuerza. Y estas palabras que hoy te mando estaran en tu corazon(18).

No nos extranemos, pues, si Moisés y los profetas, a quien con toda razon llama el Angélico Doctor los "mayores" del pueblo elegido(19), comprendiendo bien que el fundamento de toda la ley se basaba en este mandamiento del amor, describieron las relaciones todas existentes entre Dios y su nacion, recurriendo a semejanzas sacadas del amor reciproco entre padre e hijo, o entre los esposos, y no representarlas con severas imagenes inspiradas en el supremo dominio de Dios o en nuestra obligada servidumbre llena de temor.

Asi, por ejemplo, Moisés mismo, en su celebérrimo cantico, al ver liberado su pueblo de la servidumbre de Egipto, queriendo expresar como esa liberacion era debida a la intervencion omnipotente de Dios, recurre a estas conmovedoras expresiones e imagenes: Como el aguila que adiestra a sus polluelos para que alcen el vuelo y encima de ellos revolotea, asi (Dios) desplego sus alas, alzo (a Israel) y le llevo en sus hombros(20). Pero ninguno, tal vez, entre los Profetas, expresa y descubre tan clara y ardientemente como Oseas el amor constante de Dios hacia su pueblo. En efecto; en los escritos de este profeta que entre los profetas menores sobresale por la profundidad de conceptos y la concision del lenguaje, se describe a Dios amando a su pueblo escogido con un amor justo y lleno de santa solicitud, cual es el amor de un padre lleno de misericordia y amor, o el de un esposo herido en su honor. Es un amor que, lejos de disminuir y cesar ante las monstruosas infidelidades y pérfidas traiciones, las castiga, si, como lo merecen en los culpables, no para repudiarlos y abandonarlos a si mismos, sino solo con el fin de limpiar y purificar a la esposa alejada e infiel y a los hijos ingratos para hacerles volver a unirse de nuevo consigo, una vez renovados y confirmados los vinculos de amor: Cuando Israel era nino, yo le amé; y de Egipto llamé a mi hijo... Yo ensené a andar a Efrain, los tomé en mis brazos, mas ellos no comprendieron que yo los cuidaba. Los conducia con cuerdas de humanidad, con lazos de amor... Sanaré su rebeldia, los amaré generosamente, pues mi ira se ha apartado de ellos. Seré como el rocio para Israel, florecera él como el lirio y echara sus raices como el Libano(21).

Expresiones semejantes tiene el profeta Isaias, cuando presenta a Dios mismo y a su pueblo escogido como dialogando y discutiendo entre si con opuestos sentimientos: Mas Sion dijo: Me ha abandonado el Senor, el Senor se ha olvidado de mi. ¿Puede, acaso, una mujer olvidar a su pequenuelo hasta no apiadarse del hijo de sus entranas? Aunque esta se olvidare, yo no me olvidaré de ti(22).

Ni son menos conmovedoras las palabras con que el autor del Cantar de los Cantares, sirviéndose del simbolismo del amor conyugal, describe con vivos colores los lazos de amor mutuo que unen entre si a Dios y a la nacion predilecta: Como lirio entre las espinas, asi mi amada entre las doncellas... Yo soy de mi amado, y mi amado es para mi; El se apacienta entre lirios... Ponme como sello sobre tu corazon, como sello sobre tu brazo, pues fuerte como la muerte es el amor, duros como el infierno los celos; sus ardores son ardores de fuego y llamas(23).




8. Este amor de Dios tan tierno, indulgente y sufrido, aunque se indigna por las repetidas infidelidades del pueblo de Israel, nunca llega a repudiarlo definitivamente; se nos muestra, si, vehemente y sublime; pero no es asi, en sustancia, sino el preludio a aquella muy encendida caridad que el Redentor prometido habia de mostrar a todos con su amantisimo Corazon y que iba a ser el modelo de nuestro amor y la piedra angular de la Nueva Alianza.

Porque, en verdad solo Aquel que es el Unigénito del Padre y el Verbo hecho carne lleno de gracia y de verdad(24), al descender hasta los hombres, oprimidos por innumerables pecados y miserias, podia hacer que de su naturaleza humana, unida hipostaticamente a su Divina Persona, brotara un manantial de agua viva que regaria copiosamente la tierra arida de la humanidad, transformandola en florido jardin lleno de frutos. Obra admirable que habia de realizar el amor misericordiosisimo y eterno de Dios, y que ya parece preanunciar en cierto modo el profeta Jeremias con estas palabras: Te he amado con un amor eterno, por eso te he atraido a mi lleno de misericordia... He aqui que vienen dias, afirma el Senor, en que pactaré con la casa de Israel y con la casa de Juda una alianza nueva; ... Este sera el pacto que yo concertaré con la casa de Israel después de aquellos dias, declara el Senor: Pondré mi ley en su interior y la escribiré en su corazon; yo les seré su Dios, y ellos seran mi pueblo...; porque les perdonaré su culpa y no me acordaré ya de su pecado(25).




PIOXII, MAGISTERIO PONTIFICIO - MUSICAE SACRAE DISCIPLINA