PIOXII, MAGISTERIO PONTIFICIO



Magisterio de Pio XII









A LOS COLEGIOS ECLESIASTICOS DE ROMA

Discurso

Pio XII
24 de junio de 1939


Singular alegria y maximo deleite Nos proporciona esta solemne reunion en que habéis querido, hijos carisimos, ofrecer el testimonio de vuestra piedad y de vuestro amor al Vicario de Jesucristo en la tierra. Vemos ante Nuestro ojos esta gran asamblea en la que es dado contemplar tanto toda clase de perfecciones como la mas grande abundancia de ingenios. Nos conforta la selecta pléyade de sacros doctores tan insignes en las letras divinas y el admirable conjunto de superiores dedicados con toda su actividad a formar santamente los alumnos a ellos confiados, para que lleguen a ser optimos sacerdotes; mas, sobre todo, Nos arrebata la contemplacion de esta magnifica juventud, integrada por clérigos no solo de Roma o de Italia, sino de Europa y de todo el mundo. Y cuando los contemplamos tan aunados en identificacion de voluntades y en semejanza de obras para hacerse capaces -bajo la guia y magisterio del Sucesor de San Pedro- de difundir en los corazones de todos los hombres la doctrina y gracia de Jesucristo, no podemos menos de dar las gracias al Dios Omnipotente por esa plenitud de la vocacion divina; y ello tanto mas cuanto que los jovenes, aqui presentes, representan también a su vez a todos los demas que, contandose por millares, desean consagrarse al sacerdocio en la redondez de la tierra.

Cristo Senor, bien lo sabéis todos, dijo a sus Apostoles: Vosotros sois la luz del mundo(1). La luz brilla, el sol caldea. Tal es vuestro fin, ésa la meta senalada al sacerdocio catolico; ser sol sobrenatural que ilumine con la verdad de Cristo las mentes de los hombres, inflamando a la vez sus corazones en el amor de Cristo. Luego es necesario que a tal fin y a tal intencion responda toda la preparacion y formacion para el sacerdocio.

Si todos vosotros queréis ser luz de la verdad, que viene de Cristo, ante todo tenéis que ser ilustrados vosotros mismos por esa verdad. Por ello os dedicais con ahinco a los estudios de las sagradas ciencias.

Si ansiais encender los animos de los hombres en la caridad de Cristo, vosotros mismos debéis arder antes en esa caridad. A ello responde vuestra educacion religioso-ascética.

Bien sabéis, dilectisimos hijos, que los estudios eclesiasticos se regulan por aquella excelente Constitucion Deus scientiarum Dominus, publicada por Nuestro Predecesor, de f. m., Pio XI. Y en aquélla Constitucion se establece cuidadosamente -y hay que llevarla con diligencia a la practica- la diferencia entre las disciplinas principales (completadas por las auxiliares) y las otras que se denominan especiales. Aquéllas -cuiden de ello bien los profesores tanto en las ensenanzas como en los examenes- han de ocupar el lugar principal, siendo como el centro de los estudios; éstas han de ensenarse y practicarse, para acompanar y completar convenientemente las principales, pero nunca se les dedique la aficion y el esfuerzo de tal suerte que por ello el estudio diligente y preeminente de las principales pueda recibir ni el mas minimo detrimento.


Sabiamente se ha instituido y rigurosamente ha de cumplirse, que los profesores ensenen totalmente la filosofia racional y la teologia y formen en ellas a los alumnos segun el método, doctrina y principios del Angélico Doctor, y los sigan rigurosamente(2). Es tal la sabiduria del Aquinatense, que recoge en apretado haz y en maravillosa unidas las verdades de la razon iluminadas por luz superior; es tal, que se adapta perfectamente a la declaracion y defensa de los dogmas de la fe; por ultimo, es tal, que sirve para derrotar y deshacer victoriosamente cualesquiera errores, en cualquier época que aparezcan. Por lo tanto, hijos dilectisimos, que vuestro animo esté lleno de amor y devocion a Santo Tomas; dedicaos con todas vuestras fuerzas a entender totalmente su luminosa doctrina; y abrazad de buen grado cuanto claramente le pertenece y con plena seguridad es fundamental en ella.

Hemos creido deber Nuestro recordar estos preceptos dados hace ya tiempo por Nuestros Antecesores e instaurarlos integramente donde todavia no se hubieren cumplido; a la vez que hacemos Nuestras las normas y avisos de los mismos Predecesores Nuestros, con que quisieron defender el progreso en la ciencia verdaderamente tal y la legitima libertad en los estudios. Aprobamos y recomendamos ciertamente que se adapte la antigua sabiduria a los nuevos intentos de las ciencias, en la medida necesaria; que se disputen libremente aquellas cuestiones sobre que suelen discutir los buenos intérpretes del Angélico Doctor; y que, para entender en su total plenitud los textos del Aquinatense, se empleen todos los recursos que ofrece la historia. Que nadie, por su sola autoridad, se erija como maestro en la Iglesia(3); que no exijan unos de otros mas de lo que a todos exige la Iglesia, maestra y madre de todos(4); que, finalmente, no se fomenten las vanas discusiones.

Si, segun confiamos, se realizan todas estas cosas, habran de esperarse grandes provechos para los estudios. Pues la recta emulacion en buscar y propagar la verdad no queda suprimida por la recomendacion de la doctrina de Santo Tomas; crece mas bien y siempre dirigida con toda seguridad.

Mas, para que vuestra formacion intelectual, dilectisimos jovenes, se vea coronada por los mas preciosos frutos, es necesario, y os exhortamos a ello con todo ahinco, que los torrentes de sabiduria que recibis durante el curso de los estudios, no se dirijan tan solo a vencer las pruebas escolares, sino mas bien a imprimir en vuestras almas una especie de caracter firme que nunca se borre, y del cual, cuando haya necesidad, podais derivar cuanto necesitéis, en cada momento, ya de palabra, ya por escrito, para propagar la verdad catolica y para llevar sin cesar los hombres a Cristo.


Cuanto os decimos sirve tanto para la verdad fundada en la fuentes divinas, cuanto para la que se apoya en los principios racionales; esto es, para ilustrar o defender los principios de la filosofia cristiana. A aquel relativismo que Nuestro Predecesor, de i. m., Pio XI, al igualarlo plenamente al modernismo dogmatico y reprobarlo con todas sus fuerzas, llamo modernismo moral, juridico y social(5) -por cuanto ni admite ya una norma supremma de la verdad y del error, ni como inmutables las leyes del bien y del mal, de la rectitud y de la justicia, sino que mantiene que han de ser tales solo segun la conveniencia de cada uno de los hombres, clases sociales, naciones y gentes-, a ese modernismo, decimos, debéis oponer impavidamente, cual cumple a los heraldos del Evangelio, las verdades perfectas, inmutables y absolutisimas, que provienen de Dios, y de las que se derivan necesariamente los derechos y deberes de los individuos, de la familia y de las naciones, sin los cuales no pueden subsistir la dignidad y la felicidad de la sociedad civil; y lograréis esto magnificamente, si estas verdades dominaren vuestras inteligencias de tal suerte que estéis dispuestos a no rehusar molestia alguna por ellas, como lo estais a no rehuir ningun sufrimiento por los misterios de la santa fe.

Habéis de procurar también exponer la verdad en forma tal que sea rectamente entendida y asimilada, empleando siempre un lenguaje claro que nunca es ambiguo, evitando los vanos y nocivos cambios que tan facilmente inficionan la sustancia de la verdad. Tal fue siempre la practica, y tal la costumbre, de la Iglesia Catolica. Cuadra también con esto aquella frase de San Pablo, de que Jesucristo... no fue "si" y "no", sino que todo en El es un "si" invariable(6).

Si volvemos nuestra mirada al orden de la verdad revelada y de los misterios de la fe catolica, es cierto que los grandes progresos de los adelantos naturales, y mas aun el estrépito con que se propaga la cultura tocante a las cosas terrenas, han perturbado de tal suerte las mentes de muchos, que apenas si pueden ya percibir lo sobrenatural; pero no es menos cierto que sacerdotes muy activos, e intimamente imbuidos en las verdades de la fe y repletos del Espiritu de Dios, reportan hoy, en la conquista de almas para Cristo, los mayores éxitos, tan admirables que nunca se lograron tales. Para que os forméis y seais siempre como esos sacerdotes, a imitacion y ejemplo de S. Pablo, nada tengais en tanta estima como el estudio de la Teologia, ya biblico-positiva, ya especulativa. Pensad bien que los fieles de hoy exigen tener buenos pastores de almas y eruditos confesores. ¡Dedicaos, pues, con piadoso fervor al estudio de la teologia moral y del derecho canonico! Que también la ciencia del derecho canonico se dirige a la salud de las almas, pues sus normas y leyes tienden ante todo a que los hombres vivan y mueran santos por la gracia de Dios.


Las disciplinas historicas, en la parte que toca a los cursos ordinarios, ocupense no tanto de cuestiones criticas y apologéticas, que ciertamente tienen también su importancia, sino mas bien insistan principalmente en mostrar la grande y perenne actividad de la Iglesia; esto es, cuanto ha trabajado la Iglesia; cuanto ha padecido; por qué medios y con qué éxito ha cumplido el divino mandato de su mision; como ha desarrollado y practicado la caridad; donde se esconden los peligros que se oponen al actual florecer de la Iglesia; en qué condiciones fueron magnificas las relaciones entre la Iglesias y las Naciones, y en cuales no; hasta donde puede la Iglesia ceder en favor del poder civil, y en qué circunstancias ha de permanecer inconmovible; finalmente, un juicio maduro acerca de la naturaleza de la Iglesia, y un sincero amor a ella. Ved las materias que la clase de Historia Eclesiastica ha de suministrar y fomentar en los alumnos, y principalmente en vosotros, mis dilectisimos hijos, que os hallais en esta Ciudad, en la que los antiguos monumentos, las riquisimas bibliotecas y los archivos abiertos al estudio e investigacion, ponen bien a la vista la vida de la Iglesia Catolica a través de todos los siglos.

Y para que vuestra constancia y vuestra virtud no desmayen, bebed diariamente, cuanto posible os sea, en las inexhaustas fuentes de los libros sagrados, principalmente del N. Testamento, el genuino espiritu de Jesucristo y de los Apostoles, y que brille siempre en vuestras mentes, en vuestras palabras, en vuestras obras. Sed infatigables en el trabajo, aun en los periodos de vacaciones, de suerte que vuestros superiores puedan decir confiados: Que vuestra luz alumbre delante de los hombres, de suerte que vean vuestras obras buenas, y den gloria a vuestro Padre, que esta en los cielos(7).

A vuestra divina vocacion corresponde allanar el camino, en las almas de los hombres, para el amor y gracia de Jesucristo. Para ello es necesario que antes ardais vosotros mismos en aquel amor. Pero ese amor de Jesucristo lo encenderéis en vosotros por la union con Cristo mediante la oracion y el sacrificio.

Union, decimos, en la oracion; pues si Nos preguntais qué divisa promulgamos, al comenzar Nuestro Pontificado, para todos los sacerdotes, respondemos: ¡Orad, orad mas y mas, orad con mayor instancia!

Y luego por la union en el sacrificio: en el Sacrificio Eucaristico. Pero no solo en la Eucaristia, sino también con el sacrificio en cierto modo propio de cada uno. Pues bien sabeis que uno de los efectos de la Santisima Eucaristia es que da a los que la reciben fuerza para la abnegacion y el sacrificio propios. Cierto es que son distintas y especiales las diversas formas de la ascética cristiana y que se diferencian grandemente en cosas secundarias; pero ninguna de ellas conoce el camino hacia el amor de Dios fuera del sacrificio propio. Asi lo pide Cristo a sus seguidores, al decir: Si alguno quiere venir en pos de Mi, niéguese a si mismo y tome a cuestas su cruz cada dia y sigame(8); al definir el camino para el amor de Dios expresamente en la observancia de los divinos mandamientos(9), y finalmente, al pronunciar, dirigida sobre todo a sus Apostoles, aquella sentencia tan admirable: En verdad, en verdad os digo, si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda él solo; mas si muere, lleva mucho fruto(10).

La vocacion sacerdotal y su dignidad os exigen singulares sacrificios -permitid que os lo digamos asi-, entre los cuales el principal ha de ser el sacrificio lleno de consagracion a Cristo, que consiste en el celibato. ¡Probaos bien! Y si algunos se encontraren débiles para observarlo, les rogamos que, marchando del Seminario, vaya a otra profesion, en la que pasen con honor y fruto sus anos, mas bien que continuar en el Santuario tal vez no sin peligro de su eterna salvacion y de la deshonra de la Iglesia. A los que ya viven en estado sacerdotal o van a entrar en él, les exhortamos a que se consagren plenamente y con toda el alma. Cuidad, no sea que en esta entrega y liberalidad hacia el Senor seais superados por tantos hijos fieles, que hoy por la gloria de Dios y de la fe de Jesucristo sufren con paciencia las mayores privaciones; antes bien, cuidad de brillar con vuestro ejemplo para todos en esta lucha, y con vuestro trabajo y con vuestra devocion, procuradles, a ellos y a todos, la divina gracia en la vida y en la muerte.


Ahora bien: y este mandamiento tenemos de Dios: que quien ama a Dios ame también a su hermano(11). Jesucristo mismo declaro que tal amor al projimo es la senal y como el distintivo de todo hombre cristiano(12); por lo tanto, con mayor razon ha de tenerse como distintivo del sacerdote catolico; amor que, por lo demas, no puede separarse de la caridad de Dios, segun claramente ensena el apostol San Pablo cuando, ensalzando la caridad con grandilocuente elogio, ralaciona intimamente el amor de Dios y el de los projimos(13). Pero esta caridad del projimo, ignorando los limites, se extiende a todos los hombres, lenguas, naciones y razas. Asi, pues, carisimos hijos, usad la deseadisima y singular oportunidad, que os ofrece vuestra estancia en Roma, de ejercer vuestra caridad con una multitud tan grande de jovenes que, aunque procedan de las naciones mas diversas y mas alejadas, son, sin embargo, todos del mismo tiempo, de la misma fe, de la misma vocacion, del mismo amor a Jesucristo, y, sobre todo, del mismo derecho, absolutamente igual para todos, en la Iglesia. Aprovechad, os instamos, esta ocasion para fomentar esa caridad; que nada digais y nada hagais que pueda herirla lo mas minimo. Dejad a los demas las disputas de los partidos politicos: que no os pertenece a vosotros tratar esas cosas. Vosotros, por lo contrario, comunicad mutuamente todo cuanto conduzca y pueda servir para ayudar al apostolado y al cuidado de las almas, al estado actual de la Iglesia y a su futuro desarrollo.

Finalmente, si queréis crecer en el amor de Cristo, conviene que cada vez crezcais mas en la obediencia, confianza y amor que, como hijos, debéis al Vicario de Jesucristo. En El prestais obediencia y reverencia al mismo Cristo; para vosotros Cristo esta presente en El. Absurda es la distincion que algunos intentan hacer, al separar la Iglesia juridica de la Iglesia de la caridad. La Iglesia fundada en el derecho, cuya cabeza es el Pontifice, es la misma Iglesia de Cristo, Iglesia de la caridad, y toda la familia de los cristianos. Que reinen siempre entre vosotros y Nos aquellos sentimientos que en la familia verdaderamente cristiana unen al padre con los hijos, y a los hijos con el padre. Vosotros, que vivis en esta Ciudad, sois testigos bien calificados de como esta Sede Apostolica, sin tener en cuenta consideracion humana alguna, nada piensa, nada busca sino el bien, la felicidad, la salvacion finalmente, de todos los fieles y de todo el género humano; comunicad con vuestros hermanos por todo el orbe de la tierra aquella confianza que vosotros habéis llegado a adquirir aqui por propia experiencia, de suerte que todos seais una sola cosa con el Sumo Pontifice en la caridad de Cristo.

Vuestro apostolado sacerdotal, iluminado por la divina verdad, e improntado por el amor a Jesucristo, aun entre las horrendas tempestades de un mundo alejado de la verdad y del amor, y no obstante tantas dificultades y tristezas -que son como el privilegio de todos los que trabajan en el apostolado y los acompanan como consecuencia casi natural-, no carecera, con la gracia de Dios, ni de abundantisimo fruto para la salvacion de las almas, ni de aquel consuelo, causa de felicidad, repleto del cual exclamaba el santisimo Doctor de las Gentes: Por medio de Cristo rebosa nuestra consolacion(14).

Solo Dios sabe por qué caminos os conducira su Providencia a cada uno de vosotros, qué subidas y qué bajadas, qué penascales y qué zarzales os esperan. Pero una cosa fija ha de mantenerse con toda certeza en la vida de cada sacerdote que esté imbuido en la verdad y amor de Cristo: esto es, la esperanza en aquel que nos dio la victoria por nuestro Senor Jesucristo(15).

Y esta certeza de la victoria sobrenatural, ¿en quién podra echar raices mas profundas, sino en vosotros, pues habéis bebido, junto a los sepulcros de los Apostoles y a las catacumbas de los martires, aquel espiritu que en tiempos pasados renovo al género humano, y que hoy hace esperar también el mayor vigor para las promesas de Jesucristo? Por lo tanto a vosotros, hijos dilectisimos, os reiteramos gravemente lo que el beatisimo San Pablo dice alegre y seguro acerca del fruto del trabajo apostolico: Asi que, hermanos mios amados, procurad estar firmes, inconmovibles, aventanjandoos en la obra del Senor continuamente, sabiendo que vuestra fatiga no es vana en el Senor(16).

Fundados en esta gran esperanza, e invocando sobre todos y cada uno de vosotros abundantisimas gracias del eterno Pontifice, de todo corazon os damos, prenda de esa gracia que ilumina y corrobora, Nuestra Bendicion Apostolica.



Notas

(1) Mt 5,14.
(2) C.I.C. c. 1366 2.
(3) Bened. XV: A.A.S. 6 (1914),576.
(4) Pius XI: A.A.S. 15 (1923),324.
(5) Enc. Ubi arcano: A.A.S. 14 (1922) 696.
(6) 2Co 1,19.
(7) Mt 5,16.
(8) Lc 9,23.
(9) Jn 15,10.
(10) Jn 12,24-25.
(11) 1Jn 4,21. volver)
(12) Jn 13,35.
(13) 1Co 13.
(14) 2Co 1,5.
(15) 1Co 15,57.
(16) 1Co 15,58.










QUAMVIS PLANES CONFIDAMUS

Carta

PIO XII Carta a su Secretario de Estado, Cardenal Luis Maglione, ordenando preces publicas para obtener la paz por intermedio de Maria Santisima 20 de abril de1941


1. Renovada insistencia en las preces por la paz

Aunque abrigamos plena confianza de que los fieles, y especialmente los ninos, bajo la guia de sus padres recordando Nuestro llamamiento del pasado ano(1), acudiran presurosos en el proximo mes de Mayo ante el altar de la Santisima Virgen Madre de Dios para impetrar la paz sobre la acongojada y temblorosa humanidad, deseamos sin embargo repetir a todos la misma exhortacion, con esta carta que os dirigimos.

Cuanto mas tempestuosamente angustia y desgarra los espiritus la guerra; cuanto mas espantosos son los peligros de toda suerte que amenazan tantas naciones y pueblos, tanto mas confiadas queremos que sean las suplicas que se eleven al Cielo, de donde solo podemos esperar, en medio de tan profundo extravio de animos y perturbacion de cosas, que vengan tiempos mejores.


2. Continuar orando pese al poco éxito

Y si hasta ahora nuestras oraciones y nuestros votos no han alcanzado el suspirado éxito, no debe por ello desfallecer nuestra confianza, sino que todos con constante e insistente fervor debemos continuar siendo "en la tribulacion sufridos y perseverantes en la oracion"(2).

No conocemos nosotros los designios de Dios, pero sabemos que, por numerosas y graves que sean las culpas que provoquen el justo castigo del Cielo, es sin embargo el Senor "Padre de las misericordias y Dios de toda consolacion"(3), y que su amor y benevolencia para con nosotros no tiene limites.


3. Nuestra esperanza, Maria

Contamos ademas con otro motivo de confianza y esperanza: es a saber, tenemos ante el trono del Altisimo a la benignisima Madre de Dios y Madre nuestra, que, con su omnipotente intercesion, puede seguramente alcanzarnoslo todo de l. A su patrocinio confiamos, por tanto, nuestras personas y nuestras cosas. Tome Ella como suyas nuestras oraciones y nuestros deseos, avalore las obras de expiacion y de caridad, que debemos ofrecer en gran escala para que se nos torne propicia la Majestad divina.

Enjugue Ella tantas lagrimas, consuele tantas angustias, mitigue tantos dolores, y nos los vuelva mas suaves y llevaderos con la esperanza de los bienes eternos.


4. Oraciones especiales en el mes de Maria, especialmente de los ninos

Y si nosotros, recordando nuestras culpas, nos juzgamos indignos de su maternal ternura, conduzcamos en nutridos grupos ante su altar sagrado a nuestros ninos, especialmente durante el proximo mes de mayo, para que aboguen por nuestra causa, ellos que tienen alma candida, y labios inocentes, ellos que en sus limpios ojos parecen recibir y reflejar destellos de luz celestial. Unidas sus plegarias con las nuestras, nos obtengan que alli donde serpentea ahora la ansiosa codicia, aletee cuanto antes el amor; que alli donde ahora recrudecen las mutuas injurias, reine el perdon; que a la discordia que divide los animos, suceda la concordia que los avecina y robustece; finalmente, que alli donde ahora se hacen mas agudas profundas enemistades, trastornandolo todo miserablemente, se concierten nuevos pactos de amistad, que deparen la serenidad a los espiritus, y por doquier la tranquilidad de un orden basado en la justicia.


5. Oraciones por desterrados, prisioneros, heridos y la paz completa

Imploren estos pequenuelos de la benignisima Madre de Dios los consuelos celestiales sobre todos los que gimen, y particularmente sobre los profugos, los desterrados, los prisioneros y los heridos que sufren en los hospitales; pidan a Ella insistentemente con sus inocentes labios, que se abrevien los dias de esta tan grande desventura, de suerte que, después de haber sido "afligidos por nuestros pecados respiremos merced al consuelo de la divina gracia"(4); y vuelva por consiguiente cuanto antes a brillar en nuestro cielo una paz completa, solida y duradera, que, al hallarse inspirada e informada por la majestad de la justicia y por la virtud de la caridad, no encierre gérmenes latentes de discordias y rencores, ni contenga semillas de futuras guerras, sino que hermanando a los pueblos con los vinculos de la amistad, y ayudandolos a gozar, en tranquila libertad, de los frutos de su trabajo, los acompane y dirija confiados, por los senderos de la peregrinacion terrena, hacia la patria celestial.


6. Recomendacion a los Obispos

Entretanto os encargamos, amado hijo Nuestro, que deis a conocer a todos, del modo que juzgareis mas oportuno, estos Nuestros deseos y estas Nuestras exhortaciones, y en primer lugar a los sagrados Pastores, que mostraran ciertamente el mayor interés en hacérselo saber a la grey que les esta confiada.


7. Bendicion Apostolica

Como auspicio de gracias divinas y como testimonio de Nuestra paternal benevolencia, damos con toda el alma la Bendicion Apostolica a vos, amado hijo, Nuestro, y a todos aquellos -en modo especial a los ninos- que con fervor de espotanea piedad acogieren esta Nuestra exhortacion.

Dado en Roma, junto a San Pedro, el dia 20 de abril dominica in Albis del ano 1941, tercero de Nuestro Pontificado.

Notas

(1) Pio XII, "Superiore Anno".

(2) II Corintios,1,3.

(3) Romanos,12,12.

(4) Breviario Romano, Dominica IV de Cuaresma.




LA SOLENNITA DELLA PENTECOSTE

Radiomensaje

PIO PP. XII A proposito del cincuentenario de la Enciclica "Rerum Novarum", se exponen los valores fundamentales de la "cuestion social. 1/6/1941

INTRODUCCION

La Radio Vaticana como puente de amor y union

La situacion confusa del mundo por la guerra.

La Solemnidad de Pentecostés, glorioso nacimiento de la Iglesia de Cristo, es para Nuestro animo, amados hijos de todo el mundo, una invitacion dulce y propicia, fecunda en profundas ensenanzas, para dirigiros, en medio de las dificultades y luchas de lo presente, un mensaje de amor, de exhortacion y de consuelo. Os hablamos en un momento en que todas las energias y fuerzas fisicas e intelectuales de una porcion cada dia mayor de la humanidad se hallan, en medida y con ardor nunca antes conocidos, tensas bajo la férrea e inexorable ley de la guerra; y desde otras antenas parlantes vuelan acentos impregnados de exasperacion y de acritud, de escision y de lucha.

Mensaje de amor y salvacion de la Radio Vaticana.

Pero las antenas de la Colina Vaticana, de la tierra consagrada como centro inmaculado de la Buena Nueva y de su difusion bienhechora en el mundo por el martirio y por el sepulcro del Primer PEDRO, no pueden trasmitir sino palabras informadas y animadas por el espiritu consolador de la predicacion que resono en Jerusalén y que la conmovio en la primera Pentecostés por boca de PEDRO: espiritu de ardiente amor apostolico, espiritu que no siente ansia mas viva ni alegria mas santa que la de conducir a todos, amigos y enemigos, a los pies del Crucificado en el Golgota, al sepulcro del glorioso Hijo de Dios y Redentor del género humano, para convencer a todos de que solo en l, en la verdad por l ensenada, en el amor de hacer el bien y de sanar a todos demostrado y vivido por l hasta sacrificarse por la vida del mundo, puede encontrarse la verdadera salvacion y la felicidad duradera para los individuos y para los pueblos.

Ventajas de la Radio Vaticana para el apostolado universal pacifico.

En esta hora, plenamente saturada de acontecimientos pendientes del designio divino que rige la historia de las naciones y vela por la Iglesia, Nos es alegria y satisfaccion intima el haceros sentir, amados hijos, la voz del Padre comun, el llamaros como a una breve pero universal asamblea catolica, para que en el vinculo de la paz podais por experiencia probar la dulzura del cor unum y del anima una que, bajo el impulso del divino Espiritu, unia a la comunidad de Jerusalén en el dia de Pentecostés. Cuanto mas dificil se hace en muchos casos el contacto directo y eficaz entre el Sumo Pastor y su grey, a causa de las condiciones de la guerra, con gratitud tanto mayor saludamos este rapidisimo puente de union que el genio inventivo de nuestra época lanza por un rayo a través del éter, uniendo entre si todos los rincones de la tierra, a través de los montes, mares y continentes. Y esto, que para muchos es arma de lucha, se transforma para Nos en providencial instrumento de un apostolado activo y pacifico que cumple, alzandola a un nuevo significado, la palabra de la Escritura: En todo el universo resono su voz, y sus palabras llegaron a toda la tierra. Asi parece renovarse el gran milagro de Pentecostés, cuando las diversas gentes, de regiones distintas por sus lenguas, reunidas en Jerusalén, escucharon, cada una en su idioma, la voz de PEDRO y de los Apostoles.

La conmemoracion de los 50 Anos de "Rerum Novarum".

Con sincera complacencia Nos servimos hoy de este maravilloso medio para llamar la atencion del mundo catolico sobre una conmemoracion que merece esculpirse con caracteres de oro en los fastos de la Iglesia; esto es, sobre el quincuagésimo anianiversario de la publicacion -ésta tuvo lugar el 15 de mayo de 1891- de la fundamental Enciclica social Rerum Novarum de LEON XIII.

I - ESTADO E IGLESIA EN EL ORDEN SOCIAL

Sobre la Enciclica "Rerum Novarum"

Lo que Leon XIII en "Rerum Novarum" no quiso resolver, y la mision de las corporaciones y la del Estado.

Leon XIII dirigio al mundo su mensaje, movido por la profunda conviccion de que a la Iglesia le corresponde no solo el derecho, sino también el deber de pronunciar una autorizada palabra sobre las cuestiones sociales. No fue su intencion el establecer normas tocantes al lado puramente practico, casi diriamos técnico, de la constitucion social; pues bien sabia y le era evidente -lo ha declarado Nuestro Predecesor de santa memoria, PIO XI, hace ahora diez anos, en su Enciclica conmemorativa Quadragesimo anno- que la Iglesia no se atribuye tal mision. En el ambito general del trabajo, en el desarrollo sano y responsable de todas las energias fisicas y espirituales de los individuos y en sus libres organizaciones, se abre un vastisimo campo de accion multiforme, en que el poder publico interviene con una actuacion suya integrante y ordenadora, primero por medio de corporaciones locales y profesionales, y en ultimo término con la fuerza del mismo Estado, cuya autoridad social, que ha de ser superior y moderadora, tiene el importante deber de prevenir las perturbaciones del equilibrio economico que pudieran surgir de la pluralidad y de la oposicion de los encontrados egoismos, individuales y colectivos.

Competencia de la Iglesia en el aspecto moral del orden social.

Es, por lo contrario, competencia indiscutible de la Iglesia, en aquella parte del orden social en que éste se acerca y aun llega a tocar el campo moral, juzgar si las bases de un determinado ordenamiento social estan de acuerdo con el orden inmutable que Dios Creador y Redentor ha manifestado por medio del derecho natural y de la revelacion: doble manifestacion a que LEON XIII se refiere en su Enciclica. Y con razon; porque las ensenanzas del derecho natural y las verdades de la revelacion se derivan, por diversos caminos, como dos arroyos de aguas no contrarias sino acordes, de la misma fuente divina, y porque la Iglesia, que custodia el orden sobrenatural cristiano, en el que convergen la naturaleza y la gracia, es la que ha de formar las conciencias, aun las de quienes estan llamados a encontrar soluciones para los problemas y los deberes impuestos por la vida social. De la forma que se dé a la sociedad, conforme o no a las leyes divinas, depende y se insinua a su vez el bien o el mal en las almas; es decir, el que los hombres, llamados todos a ser vivificados por la gracia de Cristo, en las contingencias terrenas del curso de la vida, respiren sano y vivificante halito de la verdad y de la virtud moral, o el bacilo morboso y a veces mortifero del error y de la depravacion. Ante tal consideracion y prevision, ¿como podria la Iglesia, Madre tan amorosa y solicita del bien de sus hijos, permanecer cual indiferente espectadora de sus peligros, callar o fingir que no ve ni aprecia las condiciones sociales que, queridas o no, hacen dificil y practicamente imposible una conducta de vida cristiana, ajustada a los preceptos del Sumo Legislador?

Sintesis de los objetivos de "Rerum Novarum".

Consciente de tan gravisima responsabilidad, Leon XIII, al dirigir su Enciclica al mundo, senalaba a la conciencia cristiana los errores y los peligros de la concepcion de un socialismo materialista, las fatales consecuencias de un liberalismo economico, harto empenado en ignorar, olvidar o despreciar los deberes sociales, y exponia, con tan magistral claridad como admirable precision, los principios convenientes y adecuados para mejorar -gradual y pacificamente- las condicionees materiales y espirituales del obrero.

Espléndidos frutos de ella

Accion de gracias por la fecundidad del "don de Dios" que es "Rerum Novarum".

Si ahora, amados hijos, transcurridos ya cincuenta anos de la publicacion de la Enciclica, Nos preguntais hasta qué punto y medida correspondio la eficacia de su palabra a las nobles intenciones, a los pensamientos tan ricos en verdades, a las bienhechoras directrices queridas y sugeridas por su Sabio Autor, sentimos el deber de responderos: Precisamente para dar a Dios Omnipotente, desde el fondo de Nuestro animo, humildes gracias por el don que hace cincuenta anos otorgo a la Iglesia con aquella Enciclica de su Vicario en la tierra, y para alabarlo por el soplo del Espiritu renovador que por medio de ella se derramo desde entonces cada vez mas creciente sobre la humanidad entera, Nos hemos propuesto, en esta solemnidad de Pentecostés, dirigiros Nuestra palabra.

Frutos de "Rerum Novarum": la doctrina social catolica, las Asociaciones y gremios.

Ya Nuestro Predecesor Pio XI exalto en la primera parte de su Enciclica conmemorativa la espléndida mies que debio su madurez a la Rerum Novarum, germen fecundo en desarrollar una doctrina social catolica que ofrecio a los hijos de la Iglesia, sacerdotes y seglares, ordenaciones y medios para una reconstruccion social, exuberante en frutos; de suerte que gracias a ella surgieron en el campo catolico numerosas y variadas instituciones benéficas y centros florecientes de mutuo auxilio en favor propio y ajeno. ¡Qué prosperidad material y natural, qué frutos espirituales y sobrenaturales, no se han derivado, para los obreros y para sus familias, de las uniones catolicas! ¡Cuan eficaz y oportuna ha sido, segun las necesidades, la labor de los Sindicatos y de las Asociaciones en pro de la clase agricola y media, para aliviarles las angustias, asegurarles la defensa y la justicia, y de esta suerte, al mitigar las pasiones preservar de perturbaciones la paz social!

Otros frutos: la prevision social, politica social y derecho de trabajo.

No fue ésta la unica ventaja. La Enciclica Rerum Novarum, al acercarse al pueblo, abrazandole con estimacion y amor, penetro en los corazones y en las mentes de la clase obrera e infundio en ella el sentimiento cristiano y la dignidad civil, hasta tal punto, que el poder de su influencia se desarrollo y difundio tan eficazmente, en el correr de los anos, que llego a convertir sus normas en patrimonio casi comun de la familia humana. Y mientras el Estado, durante el siglo XIX, por una soberbia exaltacion de la libertad, consideraba como unico fin suyo el tutelar la libertad con el derecho, Leon XIII le aviso que también era deber suyo el aplicarse a la prevision social, cuidando el bienestar del pueblo entero y de todos sus miembros, particularmente de los débiles y de todos los desheredados, con una amplia politica social y con la creacion de un derecho del trabajo. Un eco potente respondio a su voz, y es sincera obligacion de justicia el reconocer los progresos que la solicitud de las Autoridades civiles de muchas Naciones ha procurado a la condicion de los trabajadores. Con mucha razon se ha dicho, pues, que la Rerum novarum fue la Carta magna de la actividad social cristiana.

La Enciclica "Quadragesimo Anno"

El examen de Pio XI en "Quadragesimo Anno" y los problemas del decenio siguiente.

Mientras tanto iba pasando medio siglo, que ha dejado surcos profundos y tristes fermentos en el terreno de las naciones y de las sociedades. Las cuestiones que los cambios y las revoluciones sociales, y sobre todo las economicas, ofrecian a un examen moral después de la Rerum Novarum, han sido tratadas con penetrante agudeza por Nuestro inmediato Predecesor en la Enciclica Quadragesimo anno. El decenio que la ha seguido no ha sido menos rico que los anos anteriores por sus sorpresas en la vida social y economica, lanzando sus inquietas y oscuras aguas al piélago de una guerra que puede levantar olas imprevistas que choquen violentas con la economia y con la sociedad.

II - TRES VALORES FUNDAMENTALES DE LA SOCIOLOGIA CRISTIANA:

Uso de bienes materiales,2. Trabajo, y 3. Familia.

Ante el tenebroso e incierto porvenir

La incertidumbre del futuro y el esquema de este radiomensaje.

El momento presente hace muy dificil el senalar y el prever los problemas y asuntos especiales, tal vez completamente nuevos, que a la solicitud de la Iglesia presentara la vida social después del conflicto que trae enfrentados a tantos pueblos. No obstante, si lo futuro tiene sus raices en lo pasado y si la experiencia de los ultimos anos es para nosotros la maestra para lo por venir, Nos pensamos servirnos de la conmemoracion de hoy para dar ulteriores directivas morales sobre tres valores fundamentales de la vida social y economica; y lo haremos animados por el mismo espiritu de LEON XIII y desarrollando su vision, mas que profética, anunciadora ya del surgiente proceso social de los tiempos. Estos tres valores fundamentales, que se entrecruzan, se unen y se completan mutuamente son: el uso de los bienes materiales, el trabajo y la familia.

USO DE LOS BIENES MATERIALES

Los bienes de propiedad y el sustento

Validez de los principios de Leon XIII sobre propiedad y salario, recordados en "Sertum Laetitiae".

La Enciclica Rerum Novarum expresa sobre la propiedad y sobre el sustento del hombre principios que con el tiempo nada han perdido de su primitivo vigor y que hoy, pasados ya cincuenta anos, conservan todavia y difunden vivificadora su intima fecundidad. Nos mismo ya reclamamos la atencion de todos sobre su punto fundamental en Nuestra Enciclica Sertum laetitiae, dirigida a los Obispos de los Estados Unidos de América del Norte; punto fundamental que consiste, como alli deciamos, en la afirmacion de la ineludible exigencia de que los bienes, creados por Dios para todos los hombres, afluyan equitativamente a todos, segun los principios de la justicia y de la caridad.

El derecho fundamental y los demas derechos humanos

El derecho inalterable del individuo y de la sociedad sobre los bienes.

Todo hombre, como viviente dotado de razon, tiene de hecho, por naturaleza, el derecho fundamental de usar los bienes materiales de la tierra, aunque se haya dejado a la voluntad humana y a las formas juridicas de los pueblos el regular mas particularmente su realizacion practica. Semejante derecho individual no puede en modo alguno ser suprimido, ni siquiera por otros derechos ciertos y pacificos sobre los bienes materiales. Sin duda que el orden natural, que se deriva de Dios, requiere también la propiedad privada y el libre comercio reciproco de los bienes por medio de cambios y donaciones, asi como la funcion reguladora del poder publico sobre estas dos instituciones. Sin embargo, todo esto permanece subordinado al fin natural de los bienes materiales, y no se podria hacer independiente del derecho primero y fundamental de su uso que corresponde a todos, sino que mas bien ha de servir para hacer posible su realizacion conforme a su fin. Solo asi se podra y se debera lograr que la propiedad y el uso de los bienes materiales lleven a la sociedad una paz fecunda y una consistencia vital, y que no sean tan solo condiciones precarias, generadoras de luchas y de odios, y abandonadas al arbitrio del despiadado juego de la fuerza y de la debilidad.

El objetivo del derecho de propiedad del individuo.

El derecho originario sobre el uso de los bienes materiales, por estar en intima conexion con la dignidad y con los demas derechos de la persona humana, le ofrece con las formas antes indicadas una base material segura, de suma importancia para elevarse al cumplimiento de sus deberes morales. La tutela de este derecho asegurara la dignidad personal del hombre y le facilitara el atender y el satisfacer con justa libertad aquella suma de obligaciones y decisiones estables de que es directamente responsable ante el Creador. Pertenece, en efecto, al hombre el deber personalisimo de conservar y conducir a la perfeccion su vida material y espiritual, para conseguir el fin religioso y moral que Dios ha senalado a todos los hombres y les ha dado cual norma suprema, obligatoria siempre y en cada caso, antes que todos los demas deberes.

El papel del "bien comun"

La limitacion que los derechos del poder publico encuentran en el derecho individual y el bien comun.

Tutelar el intangible campo de los derechos de la persona humana y facilitarle el cumplimiento de sus deberes ha de ser oficio esencial de todo poder publico. ¿No es acaso esto lo que lleva consigo el significado genuino del bien comun, que es lo que el Estado debe promover? De aqui nace que el cuidado del bien comun no lleva consigo un poder tan amplio sobre los miembros de la comunidad, que en su virtud esté concedido a la autoridad publica disminuir el desarrollo de la accion individual antes descrita, decidir directamente en torno al comienzo o, excluido el caso de una legitima pena, sobre el final de la vida humana, determinar por su propia voluntad el modo de ser de su movimiento fisico, espiritual, religioso y moral en oposicion a los derechos y deberes personales del hombre, y para ello abolir el derecho natural a los bienes materiales, o dejarlos sin eficacia. Deducir del cuidado del bien comun una extension tan grande del poder, seria tanto como trastornar el significado mismo del bien comun y caer en el error de afirmar que el propio fin del hombre sobre la tierra es la sociedad, que la sociedad es el fin de si misma, y que el hombre no tiene otra vida que esperar sino la que se termina en la tierra.

La verdadera riqueza

El objetivo de la economia nacional: base material suficiente para el bienestar personal de todos.

La misma economia nacional, como fruto que es de la actividad de los hombres que trabajan unidos dentro de la comunidad del Estado, no tiene otro fin que asegurar sin interrupcion las condiciones materiales en que pueda desarrollarse plenamente la vida individual de los ciudadanos. Donde esto se lograre en forma duradera, el pueblo sera economicamente rico, porque el bienestar general y, por consiguiente, el derecho personal de todos al uso de los bienes terrenos, se realizara entonces conforme a la finalidad establecida por el Creador.

De todo lo cual facil os sera, amados hijos, el deducir que la riqueza economica de un pueblo no consiste propiamente en la abundancia de bienes medida segun el computo mera y estrictamente material de su valor, sino mas bien en que tal abundancia represente y ofrezca real y eficazmente la base material suficiente para el debido bienestar personal de sus miembros. Si no se realizare esta distribucion de los bienes o lo fuere solo imperfectamente, no se lograra el verdadero fin de la economia nacional, pues, por muy grande que fuera la afortunada abundancia de los bienes disponibles, el pueblo, al no ser llamado a participar de ellos, no seria economicamente rico, sino pobre. Haced, por lo contrario, que esa justa distribucion se realice plenamente y en forma duradera, y veréis como un pueblo se hace y es economicamente sano, aunque disponga de menor cantidad de bienes.

Es falso el criterio cuantitativo del bienestar.

Particularmente oportuno Nos parece poner hoy ante vuestra consideracion estos conceptos fundamentales, que se refieren a la riqueza y a la pobreza de los pueblos, cuando es comun la inclinacion a pesar y juzgar tal riqueza y pobreza con balanzas y con criterios simplemente cuantitativos, ya del espacio, ya de la abundancia de los bienes. Mas si se pondera rectamente el fin de la economia nacional, entonces éste se tornara luz para los esfuerzos de los hombres de Estado y de los pueblos, y los iluminara para dirigirse espontaneamente por un camino que no les exigira continuos gravamenes en bienes y en sangre, sino que les dara frutos de paz y de bienestar general.

EL TRABAJO

Dos cualidades de él: Personal y necesario

Caracter personal y necesario del trabajo.

Vosotros mismos, amados hijos, comprenderéis como el trabajo se halla unido con el uso de los bienes materiales. La Rerum Novarum ensena que son dos las propiedades del trabajo humano: es personal y es necesario. Es personal, porque se realiza con el ejercicio de las fuerzas particulares del hombre; es necesario, porque sin él no se puede procurar lo indispensable para la vida, mantener la cual es un deber natural, grave e individual. Al deber personal del trabajo impuesto por la naturaleza corresponde y sigue el derecho natural de cada individuo para convertir el trabajo en el medio de proveer a su propia vida y a la de sus hijos. ¡Tan altamente esta ordenado a la conservacion del hombre el imperio sobre la naturaleza!

Deber y derecho natural al trabajo

El deber y derecho de trabajar nace con la persona humana. La mision supletoria del Estado.

Pero notad que tal deber y su correlativo derecho al trabajo se ha impuesto y se ha concedido al individuo primordialmente por la naturaleza, y no ya por la sociedad, como si el hombre no fuera sino un simple siervo o funcionario de la comunidad. De donde se deriva que el deber y el derecho de organizar el trabajo del pueblo pertenecen ante todo a los inmediatamente interesados: patronos y obreros. Si éstos no cumplen con su deber o no lo pueden cumplir por especiales circunstancias extraordinarias, corresponde entonces al Estado, como deber suyo, el intervenir en el campo, en la division y en la distribucion del trabajo, segun la forma y medida que requiera el bien comun rectamente entendido.

Derechos y deberes supereminentes

Los derechos de la persona humana que debe respetar el Estado.

En todo caso, cualquier intervencion legitima y bienhechora del Estado en el campo del trabajo, ha de ser tal que salve y respete su caracter personal, asi en la teoria como en la practica, dentro de los limites de lo posible. Y esto se cumplira cuando las normas estatales no abolieren ni hicieren irrealizable el ejercicio de otros derechos y deberes igualmente personales. Tales son el derecho al verdadero culto de Dios; el derecho al matrimonio; el derecho de los conyuges, del padre y de la madre, a realizar su vida conyugal y doméstica; el derecho a una razonable libertad en la eleccion de estado y en seguir una verdadera vocacion. Derecho este ultimo personal, como ningun otro, del espiritu del hombre; y excelso, cuando se le vienen a anadir los derechos superiores e imprescindibles de Dios y de la Iglesia, como sucede en la eleccion y en el cumplimiento de las vocaciones sacerdotales y religiosas.

LA FAMILIA

La propiedad vinculada a la familia

La propiedad vinculada a la familia.

Segun la doctrina de la Rerum Novarum, la misma naturaleza ha unido intimamente la propiedad particular con la existencia de la sociedad humana y con su verdadera civilizacion, y en grado eminente con la existencia y con el desarrollo de la familia. Tal vinculo aparece con una claridad que ya no puede ser mayor. ¿Acaso no debe la propiedad privada asegurar al padre de familia la sana libertad de que tiene necesidad para poder cumplir los deberes que el Creador le ha senalado, concernientes al bienestar fisico, espiritual y religioso de la familia?

El Estado debe proteger y perfeccionar y no destruir el derecho de la familia a la propiedad y el espacio vital familiar.

En la familia es donde la Nacion encuentra la raiz natural y fecunda de su grandeza y de su poderio. Si la propiedad privada ha de conducir al bien de la familia, todas las normas publicas, mas aun, todas las del Estado que regulan su posesion, deben no solo hacer posible y conservar tal funcion -funcion que en ciertos aspectos es superior a toda otra del orden natural-, sino también perfeccionarla cada vez mas. Seria en verdad antinatural un pretendido progreso civil que, o por la superabundancia de cargas o por excesivas injerencias inmediatas, hiciese vacia de sentido la propiedad privada, quitando practicamente a la familia y a su cabeza la libertad de conseguir el fin senalado por Dios al perfeccionamiento de la vida familiar.

La propiedad familiar

La posesion de un pedazo de tierra, es conforme a la naturaleza.

Entre todos los bienes que pueden ser objeto de la propiedad privada ninguno es mas conforme a la naturaleza, segun ensena la Rerum Novarum, que la tierra, esto es, la finca en que habita toda una familia y de cuyos frutos saca integramente, o al menos en parte, lo necesario para vivir. Y en el espiritu de la Rerum Novarum esta el afirmar que, regularmente, solo aquella estabilidad que arraiga en un patrimonio propio hace de la familia la célula vital mas perfecta y fecunda de la sociedad, reuniendo espléndidamente con su progresiva cohesion las generaciones presentes con las futuras. Si hoy el concepto y la creacion de los espacios vitales ocupa el centro de las metas sociales y politicas, ¿no se deberia pensar tal vez, antes que en ninguna otra cosa, en el espacio vital de la familia y en librarla de las trabas de condiciones que ni siquiera permiten formarse la idea de una casa propia?

Los "Espacios vitales" y la emigracion

El espacio vital familiar y la emigracion.

En nuestro planeta, que posee tan extensos océanos, mares y lagos, con montes y llanos cubiertos de nieves y de hielos perpetuos, con dilatados desiertos y tierras inhospitas y estériles, no faltan, sin embargo, regiones y lugares vitales abandonados al capricho vegetativo de la naturaleza y que se prestan al cultivo por la mano del hombre, para sus necesidades y sus operaciones civiles; y mas de una vez es inevitable que algunas familias, emigrando de aca y de alla, busquen en otra region una nueva patria. En este caso, segun senala la Rerum Novarum, se respeta el derecho de la familia a un espacio vital. Donde esto suceda, la emigracion lograra -segun a veces confirma la experiencia-, su fin natural, esto es, la distribucion mas favorable de los hombres en la superficie terrestre que se preste para colonias de agricultores; superficie que Dios creo y preparo para el uso de todos. Si las dos partes, la que concede permiso para dejar el lugar de origen y la que admite a los emigrados, se mantienen lealmente solicitas para eliminar cuanto pudiere impedir que nazca y se desarrolle la verdadera confianza entre el pais de emigracion y el pais de inmigracion, todos los que participen en tal cambio de lugares y de personas reportaran sus ventajas: las familias recibiran un terreno que para ellas sera tierra patria en el verdadero sentido de la palabra; las tierras de densa poblacion se veran aligeradas y sus pueblos se crearan nuevos amigos en territorios extranjeros; y los Estados que acogen a los emigrados se habran ganado unos laboriosos ciudadanos. De esta suerte las Naciones que dan emigrados y los Estados que los reciben contribuiran a porfia al incremento del bienestar humano y al progreso de la civilizacion.

EPILOGO:

Recuerdo de "Rerum Novarum" y el Nuevo orden

Exhortacion al trabajo por el nuevo ordenamiento de la sociedad.

Tales son, amados hijos, los principios, los conceptos y las normas con que, ya desde ahora, querriamos Nos cooperar a la futura organizacion de aquel nuevo orden que todos esperan y se prometen que nacera del horrendo fermento de la guerra presente, de suerte tal que tranquilice a los pueblos en la paz y en la justicia. ¿Qué Nos queda ya sino, con el mismo espiritu de LEON XIII, y con las mismas intenciones de sus ensenanzas y fines tan nobles, exhortaros a proseguir y promover la obra que la precedente generacion de vuestros hermanos y vuestras hermanas ha fundado con tan valeroso animo? Que no se extinga en vosotros ni se haga débil la voz insistente de los dos Pontifices de las Enciclicas sociales, que proclama gravemente, a los que creen en la regeneracion sobrenatural de la humanidad, el ineludible deber moral de cooperar al ordenamiento de la sociedad y, en modo especial, de la vida economica, excitando a la accion no solo a quienes participan de dicha vida, sino también al mismo Estado. ¿No es esto un deber sagrado para todo cristiano?

Las falsas corrientes que pretenden eliminar la Religion del ambiente.

No os acobarden, amados hijos, las dificultades externas, ni os desanime el obstaculo del creciente paganismo de la vida publica. No os conduzcan a engano los suscitadores de errores y de teorias malsanas, perversas corrientes, no de crecimiento, sino mas bien de destruccion y de corrupcion de la vida religiosa; corrientes que pretenden que, al pertenecer la redencion al orden de la gracia sobrenatural y al ser, por lo tanto, obra exclusiva de Dios, no necesita nuestra cooperacion en este mundo. ¡Oh miserable ignorancia de la obra de Dios! Pregonando que eran sabios, se mostraron necios.

La mision cultural del cristianismo a través de los siglos.

Como si la primera eficacia de la gracia no fuera el corroborar nuestros sinceros esfuerzos para cumplir diariamente los mandatos de Dios, como individuos y como miembros de la sociedad; como si hace dos milenios no viviera y perseverara en el alma de la Iglesia el sentido de la responsabilidad colectiva de todos por todos, que ha movido y mueve a los espiritus hasta el heroismo caritativo de los monjes agricultores, de los libertadores de esclavos, de los curadores de enfermos, de los abanderados de la fe, de la civilizacion y de la ciencia en todas las épocas y en todos los pueblos, para crear las unicas condiciones sociales que a todos pueden hacer posible y placentera una vida digna del hombre y del cristiano. Pero vosotros, conscientes y convencidos de tan sacra responsabilidad, no os conforméis jamas, en el fondo de vuestra alma, con aquella general mediocridad publica en que el comun de los hombres no puede, si no es con actos heroicos de virtud, observar los divinos preceptos, siempre y en todo caso inviolables.

El nuevo orden social florecera

Esperanza de la realizacion del nuevo ordenamiento social.

Si entre el proposito y la realidad aparecio alguna vez evidente la desproporcion: si hubo errores, comunes por lo demas a toda humana actividad; si surgieron diversos pareceres sobre el método seguido o el que habria de seguirse, todo esto no puede en modo alguno ni hacer decaer el animo, ni detener vuestro paso, ni suscitar lamentos o acusaciones; tampoco se ha de olvidar el hecho consolador de que el inspirado mensaje del Pontifice de la Rerum Novarum hizo nacer, pura y vivificadora, una fuente que, si en parte puede estar hoy oculta por una avalancha de acontecimientos diversos y mas fuertes, manana, removidas las ruinas de este huracan mundial, al iniciarse el trabajo de reconstruccion de un nuevo orden social que todos imploramos, digno de Dios y del hombre, infundira un nuevo y fuerte impulso y una nueva oleada de vida y de crecimiento a toda la floracion de la civilizacion humana.

Renovar el espiritu que animo a los realizadores de los principios proclamados por "Rerum Novarum".

Conservad la noble llama del fraterno espiritu social que, hace medio siglo, encendio en los corazones de vuestros padres la luminosa y esplendente antorcha de la palabra de Leon XIII: no dejéis ni permitais jamas que le falte el alimento y que muera con sus ultimas luces al terminar vuestras solemnidades conmemorativas, apagada por una cobarde, despectiva y recelosa indiferencia hacia las necesidades de nuestros mas pobres hermanos, o envuelta en el polvo y en el fango por el tempestuoso soplo de un espiritu anticristiano o no cristiano. Nutridla, avivadla, elevadla, ensanchad esta llama; llevadla doquier que oyereis vosotros un gemido de sufrimiento, un lamento de miseria, un grito de dolor; reanimadla sin cesar con el fuego del amor bebido en el Corazon del Redentor, a quien esta consagrado el mes que hoy comienza.

Buscar ayuda en sentimientos y la bendicion del Sagrado Corazon de Jesus.

Acudid a aquel Corazon divino, manso y humilde, fuente de todo consuelo en el trabajo y en el peso de toda actividad: es el Corazon de Aquel que a toda obra, genuina y pura, realizada en su nombre y con su espiritu, en favor de los que sufren, de los angustiados, de los abandonados por el mundo y de los desheredados de todo bien y fortuna, ha prometido la eterna recompensa de la bienaventuranza: ¡Vosotros, benditos de mi Padre! ¡Cuanto hicisteis al mas pequeno de mis hermanos me lo hicisteis a Mi!.






CON SEMPRE

PIO XII Radiomensaje sobre los derechos humanos 24/12/1942

LOS FUNDAMENTOS DEL ORDEN INTERNO DE LOS ESTADOS

LA SANTA NAVIDAD Y LA HUMANIDAD ATORMENTADA


PIOXII, MAGISTERIO PONTIFICIO