PIOXII, MAGISTERIO PONTIFICIO - LA SANTA NAVIDAD Y LA HUMANIDAD ATORMENTADA


1. Con siempre nuevo frescor de alegria y de piedad, amados hijos de todo el mundo, cada ano, al retornar la santa Navidad, resuena desde el pesebre de Belén hasta el oido de los cristianos, reproduciéndose dulcemente en sus corazones, el mensaje de Jesus, luz en medio de las tinieblas; un mensaje que ilumina con el esplendor de verdades celestiales un mundo obscurecido por tragicas errores, infunde alegria exuberante y confiada a una humanidad angustiada por profunda y amarga tristeza, proclama la libertad de los hijos de Adan, aherrojados con las cadenas del pecado y de la culpa; promete misericordia, amor y paz a la infinita muchedumbre de los que sufren y de los atribulados, que ven desaparecida su felicidad y rotas sus energias por el huracan de la lucha y de odios en estos nuestros dias borrascosos.


2. Y las sagradas campanas que anuncian este mensaje por todos los continentes, no solo recuerdan el don divino otorgado a la humanidad en el alba de la edad cristiana, sino que anuncian y proclaman también una consoladora realidad presente, realidad tan eternamente joven como siempre viva y vivificante: la realidad de la luz verdadera y que ilumina a todo hombre que viene a este mundo 1 , y que no conoce ocaso. El Verbo eterno, camino, verdad y vida, al nacer en la estrechez de una cueva y al realzar de esta manera y santificar la pobreza, daba asi principio a su mision docente, salvadora y redentora del género humano, y pronunciaba y consagraba una palabra que aun hoy dia es palabra de vida eterna, capaz de resolver los problemas mas atormentadores, no resueltos e insolubles para quien pretenda resolverlos con criterios o medios efimeros y puramente humanos; problemas que se presentan sangrantes, exigiendo imperiosamente una respuesta, al pensamiento y al sentimiento de una humanidad amargada y exacerbada.


3. El lema Misereor super turbam 2 es para Nos una consigna sagrada, inviolable, valida y apremiante en todos los tiempos y en todas las vicisitudes humanas, como era la divisa de Jesus; y la Iglesia se negaria a si misma, dejando de ser madre, si se hiciera sorda ante el grito angustioso y filial que todas las clases de la humanidad hacen llegar a sus oidos. La Iglesia no pretende tomar partido por una u otra de las formas particulares y concretas con que los varios pueblos y Estados tienden a resolver los gigantescos problemas de orden interior y de colaboracion internacional, siempre que respeten la ley divina; pero, por otra parte, la Iglesia, columna y fundamento de la verdad 3 y guardiana, por voluntad de Dios y por mision de Cristo, del orden natural y sobrenatural, no puede renunciar a proclamar ante sus hijos y ante el mundo entero las normas fundamentales e inquebrantables, salvandolas de toda tergiversacion, obscuridad, impureza, falsa interpretacion y error; tanto mas cuanto que de su observancia, y no simplemente del esfuerzo de una voluntad noble e intrépida, depende la estabilidad definitiva de todo orden nuevo, nacional e internacional, invocado con tan ardiente anhelo por todos los pueblos. Pueblos cuyas dotes de valor y de sacrificio conocemos, asi como también sus angustias y dolores, y a todos los cuales, sin excepcion alguna, en esta hora de indecibles pruebas y luchas, nos sentimos unidos por un amor profundo, imparcial e imperturbable y por el ansia inmensa de hacerles llegar todo el alivio y el socorro que de alguna manera esté a nuestro alcance.

RELACIONES INTERNACIONALES Y ORDEN INTERNO DE LAS NACIONES


4. Nuestro ultimo mensaje navideno exponia los principios, inspirados en el pensamiento cristiano, para establecer un orden de convivencia y colaboracion internacional conforme a las normas divinas. Hoy Nos queremos ocuparnos, seguros del asentimiento y del interés de todos los hombres honrados, con particular cuidado y con igual imparcialidad, de las normas fundamentales del orden interior de los Estados y de los pueblos. Las relaciones internacionales y el orden interno estan intimamente unidos, porque el equilibrio y la armonia entre las naciones dependen del equilibrio interno y de la madurez interior de cada uno de los Estados en el campo material, social e intelectual. Ni es posibles realizar un solido e imperturbado frente de paz e n el exterior sin un frente de paz en el interior que inspire confianza. Por consiguiente, unicamente la aspiracion hacia una paz integral en los dos campos sera capaz de liberar a los pueblos de la cruel amenaza de la guerra, de disminuir o superar gradualmente las causas materiales y psicologicas de nuevos desequilibrios y convulsiones.

DOBLE ELEMENTO DE LA PAZ EN LA VIDA SOCIAL


5. Toda convivencia social digna de este nombre, asi como tiene su origen en la voluntad de paz, asi tiende también a la paz; a aquella tranquila convivencia en el orden en la que Santo Tomas , repitiendo la conocida frase de San Agustin 4 , ve la esencia de la paz. Dos elementos primordiales rigen, pues, la vida social: la convivencia en el orden, la convivencia en la tranquilidad.

I. CONVIVENCIA EN EL ORDEN


6. El orden, base de la vida social de los hombres, es decir, de seres intelectuales y morales, que tienden a realizar un fin conforme a su naturaleza, no es una mera yuxtaposicion extrinseca de partes numéricamente distintas; es mas bien, y debe ser, la tendencia y la realizacion cada vez mas perfecta de una unidad interior, que no excluye las diferencias, fundadas en la realidad y sancionadas por la voluntad del Creador o por normas sobrenaturales.


7. Una clara inteligencia de los fundamentos genuinos de toda vida social tiene una importancia capital hoy mas que nunca, cuando la humanidad, intoxicada por la virulencia de errores y extravios sociales, atormentada por la fiebre de la discordia de ambiciones, doctrinas e ideales, se debate angustiosamente en el desorden por ella misma creado y se resiente de los efectos de la fuerza destructora de ideas sociales erroneas, que olvidan las normas de Dios o son contrarias a éstas. Y como el desorden no puede ser vencido sino por un orden que no sea meramente forzado y ficticio (lo mismo que la obscuridad, con sus pavorosos y deprimentes efectos, no puede ser disipada sino por la luz, y no por fuegos fatuos), la salvacion, la renovacion y una progresiva mejora no pueden esperarse y originarse si no es a través del retorno de numerosos e influyentes grupos humanos a la recta ordenacion social, retorno que requiere una extraordinaria gracia de Dios y una voluntad inquebrantable, pronta y presta al sacrificio, de las almas buenas y previsoras. Desde estos grupos mas influyentes y mas dispuestos para comprender y considerar la atractiva belleza de las justas normas sociales, pasara y entrara después en las multitudes la conviccion del origen verdadero, divino y espiritual, de la vida social, allanando de esta suerte el camino al resurgimiento, al incremento y a la consolidacion de aquellos principios morales sin los cuales aun las realidades mas altas seran como una nueva Babel, cuyos habitantes, aunque convivan juntos, hablan lenguas diversas y contradictorias. Dios, causa primera y fundamento ultimo de la vida individual y social


8. De la vida individual y social hay que ascender hasta Dios, causa primera y fundamento ultimo, como Creador de la primera sociedad conyugal, fuente de la sociedad familiar, de la sociedad de los pueblos y de las naciones. Reflejando, aunque imperfectamente, a su Ejemplar, Dios uno y trino, que con el misterio de la encarnacion redimio y ensalzo a la naturaleza humana, la vida social en su ideal y en su fin posee, a la luz de la razon y de la revelacion, una autoridad moral y un caracter absoluto, que se hallan por encima del cambiar de los tiempos, y una fuerza de atraccion que, lejos de quedar aniquilada o mermada por desilusiones, errores, fracasos, mueve irresistiblemente a los espiritus mas nobles y fieles al Senor para comenzar de nuevo, con renovada energia, con nuevos conocimientos, con nuevos estudios, medios y métodos, lo que en vano se habia intentado en otros tiempos y en otras circunstancias. Desarrollo y perfeccionamiento de la persona humana


9. Origen y fin esencial de la vida social ha de ser la conservacion, el desarrollo y el perfeccionamiento de la persona humana, ayudandola a poner en practica rectamente las normas y valores de la religion y de la cultura, senaladas por el Creador a cada hombre y a toda la humanidad, ya en su conjunto, ya en sus naturales ramificaciones.


10. Una doctrina o construccion social que niegue esa interna y esencial conexion con Dios de todo cuanto se refiere al hombre, o prescinda de ella, sigue un falso camino, y, mientras construye con una mano, prepara con la otra los medios que tarde o temprano pondran en peligro y destruiran su obra. Y cuando, desconociendo el respeto debido a la persona y a su propia vida, no le concede puesto alguno en sus ordenamientos, en la actividad legislativa y ejecutiva, en vez de servir a la sociedad, le dana; lejos de promover y fomentar el pensamiento social y de realizar sus ideales y esperanzas, le quita todo valor intrinseco, sirviéndose de él como de una frase utilitaria, que encuentra resuelta y franca oposicion en grupos cada vez mas numerosos.


11. Si la vida social exige de por si unidad interior, no excluye, sin embargo, las diferencias causadas por la realidad y la naturaleza. Pero, cuando se mantiene fiel a Dios, supremo regulador de todo cuanto al hombre se refiere, tanto las semejanzas como las diferencias de los hombres encuentran su lugar adecuado en el orden absoluto del ser, de los valores y, por consiguiente, también de la moralidad. Si, por el contrario, se sacude aquel fundamento, abrese entre los diversos campos de la cultura una peligrosa discontinuidad, aparece una incertidumbre y variabilidad en los contornos, limites y valores tan grande que solo meros factores externos, y con frecuencia ciegos instintos, vienen a determinar mas tarde, segun la tendencia dominante del momento, a quién habra de pertenecer el predominio de una de las dos orientaciones.


12. A la danosa economia de los pasados decenios, durante los cuales toda vida social quedo subordinada al estimulo del interés, sucede ahora una concepcion no menos perjudicial, que, al mismo tiempo que lo considera todo y a todos en el aspecto politico, excluye toda consideracion ética y religiosa. Confusion y extravio fatales, saturados de consecuencias imprevisibles para la vida social, la cual nunca esta mas proxima a la pérdida de sus mas nobles prerrogativas que cuando se hace la ilusion de poder renegar u olvidar impunemente la eterna fuente de su dignidad: Dios.


13. La razon, iluminada por la fe, asigna a cada persona y a cada sociedad particular en la organizacion social un puesto determinado y digno, y sabe, para hablar solo del mas importante, que toda actividad del Estado, politica y economica, esta sometida a la realizacion permanente del bien comun; es decir, de aquellas condiciones externas que son necesarias al conjunto de los ciudadanos para el desarrollo de sus cualidades y de sus oficios, de su vida material, intelectual y religiosa, en cuanto, por una parte, las fuerzas y las energias de la familia y de otros organismos a los cuales corresponde una natural precedencia no basten, y, por otra, la voluntad salvifica de Dios no haya determinado en la Iglesia otra sociedad universal al ser vicio de la persona humana y de la realizacion de sus fines religiosos.


14. En una concepcion social impregnada y sancionada por el pensamiento religioso, la laboriosidad de la economia y de todos los demas campos de la cultura representa una universal y nobilisima fragua de actividad, riquisima en su variedad, coherente en su armonia, en la que la igualdad intelectual y la diferencia funcional de los hombres consiguen su derecho y tienen adecuada expresion; en caso contrario, se deprime el trabajo y se rebaja al obrero. El ordenamiento juridico de la sociedad y sus fines


15. Para que la vida social, segun Dios la quiere, obtenga su fin, es esencial un ordenamiento Juridico que le sirva de apoyo externo, de defensa y de proteccion, ordenamiento cuya mision no es dominar, sino servir tender al desarrollo y crecimiento de la vitalidad de la sociedad en la rica multiplicidad de sus fines, conduciendo hacia su perfeccionamiento a todas y cada una de las energias en pacifica cooperacion y defendiéndolas, con medios apropiados y honestos, contra todo lo que es danoso a su pleno desarrollo. Este ordenamiento, para garantizar el equilibrio, la seguridad y la armonia de la sociedad, posee también el poder de coaccion contra aquellos que solo por esta via pueden ser mantenidos dentro de la noble disciplina de la vida social; pero precisamente en el justo cumplimiento de este derecho, una autoridad verdaderamente digna de tal nombre jamas dejara de sentir su angustiosa responsabilidad ante el eterno Juez, en cuyo tribunal toda falsa sentencia, y muy singularmente toda transgresion de las normas dictadas por Dios, recibira su indefectible castigo y condenacion.


16. Las ultimas, profundas, lapidarias, fundamentales normas de la sociedad no pueden ser violadas por obra del ingenio humano; se podran negar, ignorar, despreciar, quebrantar, pero nunca se podran abrogar con eficacia juridica. Es cierto que, con el correr del tiempo, cambian las condiciones de vida; pero nunca se da un vacio absoluto ni una perfecta discontinuidad entre el derecho de ayer y el de hoy, entre la desaparicion de antiguos poderes y constituciones y el surgir de nuevos ordenamientos. De todas maneras, en cualquier cambio o transformacion, el fin de toda vida social permanece idéntico, sagrado y obligatorio: el desarrollo de los valores personales del hombre como imagen de Dios; y permanece la obligacion de todo miembro de la familia humana de realizar sus inmutables fines, sea el que sea el legislador y la autoridad a quien obedece. Subsiste, pues, siempre y no cesa por oposicion alguna su inalienable derecho, que ha de ser reconocido por amigos y enemigos, a un ordenamiento y a una practica juridica que sientan y comprendan su esencial deber de servir al bien comun.


17. El ordenamiento juridico tiene, ademas, el alto y dificil fin de asegurar las armonicas relaciones ya entre los individuos, ya entre las sociedades, ya también dentro de éstas. A lo cual se llegara si los legisladores se abstienen de seguir aquellas peligrosas teorias y practicas, danosas para la comunidad y para su cohesion, que tienen su origen y difusion en una serie de postulados erroneos. Entre éstos hay que contar el positivismo juridico, que atribuye una enganosa majestad a la promulgacion de leyes puramente humanas y abre el camino hacia una funesta separacion entre la ley y la moralidad; igualmente, la concepcion que reivindica para determinadas naciones, estirpes o clases el instinto juridico, como ultimo imperativo e inapel able norma; por ultimo, aquellas diversas teorias que, diferentes en si mismas y procedentes de criterios ideologicamente opuestos, concuerdan, sin embargo, en considerar al Estado o a la clase que lo representa como una entidad absoluta y suprema, exenta de control y de critica, incluso cuando sus postulados teoricos y practicos desembocan y tropiezan en la abierta negacion de valores esenciales de la conciencia humana y cristiana.


18. Quien considere con mirada limpia y penetrante la vital conexion entre un genuino orden social y un genuino ordenamiento juridico y tenga presente que la unidad interna, en su multiformidad, depende del predominio de las fuerzas espirituales, del respeto a la dignidad humana en si y en los demas, del amor a la sociedad y a los fines que Dios le ha senalado no puede maravillarse ante los tristes efectos de ciertas ideologias juridicas, que, alejadas del camino real de la verdad, avanzan por el terreno resbaladizo de postulados materialistas, sino que comprendera inmediatamente la improrrogable necesidad de un retorno a una concepcion espiritual y ética seria y profunda, templada por el calor de una verdadera humanidad e iluminada por e l esplendor de la fe cristiana, la cual hace admirar en el ordenamiento una refraccion externa del orden social querido por Dios, luminoso fruto del espiritu humano, que es también imagen del espiritu de Dios.


19. Sobre esta concepcion organica, la unica vital en la que florecen armonicamente la mas noble humanidad y el mas genuino I espiritu cristiano, se encuentra esculpida la sentencia de la Escritura comentada por el gran Aquinate: Opus iustitiae pax 5 que se aplica tanto al aspecto interno como al aspecto externo de la vida social.


20. Esta concepcion no admite ni oposicion ni alternativa: amor o derecho, sino la sintesis fecunda: amor y derecho.


21. En el uno y en el otro, irradiacion ambos del mismo espiritu de Dios, se funda el programa y el caracter de la dignidad del espiritu humano; uno y otro se completan mutuamente, cooperan, se dan vida, se apoyan, se dan la mano en el camino de la concordia y de la pacificacion, mientras el derecho allana el camino al amor, el amor suaviza el derecho y lo sublima. Ambos elevan la vida humana a aquella atmosfera social en la que, aun entre las deficiencias, dificultades y durezas de esta vida, se hace posible una fraterna convivencia. Pero haced que domine el malvado espiritu de ideas materialistas; que el ansia del poder y del predominio concentre en sus rudas manos las riendas de los acontecimientos; veréis entonces aumentar a diario su s efectos disgregadores, desaparecer el amor y la justicia, triste presagio de amenazadoras catastrofes sobre una sociedad apostata de Dios.

II. CONVIVENCIA EN LA TRANQUILIDAD


22. El segundo elemento fundamental de la paz, hacia el cual tiende casi instintivamente toda sociedad humana es la tranquilidad. ¡Oh feliz tranquilidad, tu no tienes nada de comun con el aterrarse duro y obstinado, tenaz e infantilmente terco con lo que ya no existe; ni con la repugnancia, hija de la pereza y del egoismo, a aplicar la mente a los problemas y a las cuestiones que el variar de los tiempos y el curso de las generaciones, con sus exigencias y con el progreso, hacen madurar y traen consigo como improrrogable necesidad del presente! Mas para un cristiano consciente de su responsabilidad aun para con el mas pequeno de sus hermanos, no existen ni la tranquilidad indolente ni la huida, sino la lucha, el trabajo frente a toda inac cion y desercion en la gran contienda espiritual en la que esta puesta en peligro la construccion, aun el alma misma, de la sociedad futura.

Armonia entre tranquilidad y actividad


23. La tranquilidad en el sentido del Aquinate y la ardorosa actividad no se contraponen, sino que mas bien se acoplan armoniosamente para quien esta penetrado de la belleza y necesidad del fondo espiritual de la sociedad y de la nobleza de su ideal. Y precisamente a vosotros, jovenes, inclinados a volver la espalda al pasado y dirigir al futuro la mirada de las aspiraciones y esperanzas, os decimos, movidos por vivo amor y por paterna solicitud: el entusiasmo y la audacia no bastan por si solos si no se hallan puestos, como es necesario, al servicio del bien y de una bandera inmaculada. Vano es agitarse, fatigarse y afanarse sin apoyarse en Dios y en su ley eterna. Debéis estar animados del convencimiento de combatir por la verdad y de hacerle entrega de las propias simpatias y energias, de los anhelos y de los sacrificios; de combatir por las leyes eternas de Dios, por la dignidad de la persona humana y por la consecucion de los fines. Cuando los hombres maduros y los jovenes, anclados siempre en el mar de la eternamente viva tranquilidad de Dios, coordinan la diversidad de temperamentos y de actividad con un espiritu genuinamente cristiano, entonces, si el elemento propulsor se armoniza con el elemento moderador, la diferencia natural entre las generaciones nunca llegara a ser peligrosa, sino que, por el contrario, conducira felizmente a la realizacion de las leyes eternas de Dios en el mudable curso de los tiempos y de las condiciones de vida. El mundo obrero


24. En un campo particular de la vida social, en el que durante un siglo surgieron movimientos y asperos conflictos, se observa hoy calma, al menos aparente; esto es, en el vasto y siempre creciente mundo del trabajo, en el ejército inmenso de los obreros, de los asalariados y de los empleados. Si se considera el presente, con sus necesidades bélicas, como un hecho real, esta tranquilidad se podra llamar exigencia necesaria y fundada; pero, si se mira la situacion actual desde el punto de vista de la justicia, de un legitimo y regulado movimiento obrero, la tranquilidad no sera mas que aparente mientras no se obtenga tal fin.


25. Movida siempre por motivos religiosos, la Iglesia ha condenado los varios sistemas del socialismo marxista, y los condena también hoy, porque es su deber y derecho permanente preservar a los hombres de corrientes e influencias que ponen en peligro su eterna salvacion. Pero la Iglesia no puede ignorar o dejar de ver que el obrero, en su esfuerzo por mejorar de situacion, tropieza con un ambiente que, lejos de ser conforme a la naturaleza, contrasta con el orden de Dios y con el fin que El ha senalado a los bienes terrenos. Por falsos, condenables y peligrosos que hayan sido y sean los caminos que se han seguido, ¿quién, sobre todo siendo sacerdote o cristiano, podria permanecer sordo al grito que se alza de lo profundo, y que en el mun do de un Dios justo invoca justicia y espiritu de fraternidad? Seria un silencio culpable e injustificable ante Dios y contrario al iluminado sentir del Apostol, quien, si inculca que es necesario ser animosos contra el error, sabe también que es menester estar llenos de consideracion hacia los que yerran y con animo abierto para escuchar sus aspiraciones, sus esperanzas y sus razones.


26. Dios, al bendecir a nuestros progenitores, les dijo: Creced y multiplicaos y henchid la tierra y dominadla 6 . Y dijo después al primer jefe de familia: Mediante el sudor de tu rostro comeras el pan 7 . La dignidad de la persona humana exige, pues, normalmente, como fundamento natural para vivir, el derecho al uso de los bienes de la tierra, al cual corresponde la obligacion fundamental de otorgar a todos, en cuanto sea posible, una propiedad privada. Las normas Juridicas positivas, reguladoras de la propiedad privada, pueden modificar y conceder un uso mas o menos limitado; pero, si quieren contribuir a la pacificacion de la comunidad, deberan impedir que el obrero que es o sera padre de familia se vea condenado a una dependencia y esclavitud economica inconciliable con sus derechos de persona.


27. Que esta esclavitud se derive del predominio del capital privado o del poder del Estado, el efecto no cambia; mas aun, bajo la presion del Estado, que lo domina todo y regula toda la vida publica y privada, invadiendo hasta el terreno de las ideas y convicciones y de la conciencia, esta falta de libertad puede tener consecuencias aun mas graves, como lo manifiesta y atestigua la experiencia.

CINCO PUNTOS FUNDAMENTALES PARA EL ORDEN Y LA PACIFICACION DE LA SOCIEDAD HUMANA


28. Quien pondera a la luz de la razon y de la fe los fundamentos y los fines de la vida social, que Nos hemos trazado en breves lineas, y los contempla en su pureza y altura moral y en sus benéficos frutos en todos los campos, se convencera necesariamente de los poderosos principios de orden y pacificacion que las energias encauzadas hacia grandes ideales y resueltas a afrontar los obstaculos podrian comunicar, o, digamos mejor, restituir a un mundo interiormente desquiciado, una vez que hubieran abatido las barreras intelectuales y juridicas creadas por prejuicios, errores e indiferencias y por un largo retroceso de secularizacion del pensamiento, del sentimiento, de la accion, cuyo resultado fue arrancar y apartar la ciudad terrena de la luz y fuerza de la ciudad de Dios.


29. Hoy mas que nunca suena la hora de reparar, de sacudir la conciencia del mundo del grave letargo en que le han hecho caer los toxicos de falsas ideas ampliamente difundidas; tanto mas cuanto que, en esta hora de convulsion material y moral, el conocimiento de la fragilidad y de la inconsistencia de todo ordenamiento meramente humano esta ya para desenganar incluso a aquellos que, en dias aparentemente felices, no sentian en si y en la sociedad la falta de contacto con lo eterno y no la consideraban como un defecto esencial de sus sistemas.


30. Lo que aparecia claro al cristiano que, profundamente creyente, sufria por la ignorancia de los demas, nos lo presenta clarisimo el fragor de la espantosa catastrofe del presente desquiciamiento, que reviste la terrible solemnidad de un juicio universal aun a los oidos de los tibios, de los indiferentes, de los despreocupados: una verdad antigua que se manifiesta tragicamente en formas siempre nuevas y que con fragor de trueno resuena de siglo en siglo, de pueblo en pueblo, por boca del profeta: Todos los que te abandonan seran confundidos. Los que te dejan se cubriran de vergüenza, porque dejaron a la fuente de aguas vivas, a Yavé 8 .


31. No lamentos, accion es la consigna de la hora; no lamentos de lo que es o de lo que fue, sino reconstruccion de lo que surgira y debe surgir para bien de la sociedad. Animados por un entusiasmo de cruzados, a los mejores y mas selectos miembros de la cristiandad toca reunirse en el espiritu de verdad, de justicia y de amor al grito de ¡Dios lo quiere!, dispuestos a servir, a sacrificarse, como los antiguos cruzados. Si entonces se trataba de liberar la tierra santificada por la vida del Verbo de Dios encarnado, se trata hoy, si podemos expresarnos asi, de una nueva expedicion para liberar, superando el mar de los errores del dia y de la época, la tierra santa espiritual, destinada a ser la base y el fundamento de normas y leyes inmuta bles para construcciones sociales de solida consistencia interior.


32. Para tan alto fin, desde el pesebre del Principe de la Paz, confiados en que su gracia se difundira en todos los corazones, Nos nos dirigimos a vosotros, amados hijos, que reconocéis y adorais en Cristo a vuestro Salvador; a todos cuantos nos estan unidos al menos con el vinculo espiritual de la fe en Dios, a todos, finalmente, cuantos, ansiosos de luz y guia, suspiran por liberarse de las dudas y de los errores; y os exhortamos y os conjuramos con paterna insistencia, no solo a comprender intimamente la angustiosa seriedad de la hora actual, sino también a meditar sus posibles auroras benéficas y sobrenaturales y a uniros y trabajar juntos por la renovacion de la sociedad en espiritu y en verdad.


33. Fin esencial de esta cruzada necesaria y santa es que la estrella de la paz, la estrella de Belén, brille de nuevo sobre toda la humanidad con su fulgor rutilante, con su consuelo pacificador, cual promesa y augurio de un porvenir mejor, mas feliz y mas fecundo.


34. Es verdad que el camino, desde la noche hasta una luminosa manana, sera largo; pero son decisivos los primeros pasos en el sendero, que lleva sobre las primeras cinco piedras miliarias, esculpidas con cincel de bronce, las siguientes maximas:


1.° Dignidad y derechos de la persona humana

35. 1.ª Quien desea que la estrella de la paz aparezca y se detenga sobre la sociedad, contribuya por su parte a devolver a la persona humana la dignidad que Dios le concedio desde el principio; opongase a la excesiva aglomeracion de los hombres, casi a manera de masas sin alma; a su inconsistencia economica, social politica, intelectual y moral; a su falta de solidos principios y de fuertes convicciones; a su sobreabundancia de excitaciones instintivas y sensibles y a su volubilidad;


36. favorezca, con todos los medios licitos, en todos los campos de la vida, formas sociales que posibiliten y garanticen una plena responsabilidad personal tanto en el orden terreno como en el eterno;


37. apoye el respeto y la practica realizacion de los siguientes derechos fundamentales de la persona: el derecho a mantener y desarrollar la vida corporal, intelectual y moral, y particularmente el derecho a una formacion y educacion religiosa; el derecho al culto de Dios privado y publico, incluida la accion caritativa religiosa; el derecho, en principio, al matrimonio y a la consecucion de su propio fin, el derecho a la sociedad conyugal y doméstica; el derecha de trabajar como medio indispensable para el mantenimiento de la vida familiar; el derecho a la libre eleccion de estado, por consiguiente, también del estado sacerdotal y religioso; el derecho a un uso de los bienes materiales consciente de sus deberes y de las limitaciones sociales.


2.° Defensa de la unidad social y particularmente de la familia

38. 2.ª Quien desea que la estrella de la paz aparezca y se detenga sobre la sociedad, rechace toda forma de materialismo , que no ve en el pueblo mas que un rebano de individuos que, divididos y sin interna consistencia, son considerados como un objeto de dominio y de sumision;


39. Procure concebir la sociedad como una unidad interna crecida y madurada bajo el gobierno de la Providencia; unidad que, en el espacio a ella asignado y segun sus peculiares condiciones tiende, mediante la colaboracion de las diferentes clases y profesiones, a los eternos y siempre nuevos fines de la civilizacion y de la religion;


40. defienda la indisolubilidad del matrimonio, dé a la familia, célula insustituible del pueblo, espacio, luz, tranquilidad, para que pueda cumplir la mision de perpetuar la nueva vida y de educar a los hijos en un espiritu conforme a sus propias y verdaderas convicciones religiosas; conserve, fortifique o reconstituya, segun sus fuerzas, la propia unidad economica, espiritual, moral y juridica; procure que también los criados participen de las ventajas materiales y espirituales de la familia; cuide de procurar a cada familia un hogar en donde una vida doméstica sana material y moralmente llegue a desarrollarse con toda su fuerza y valor, procure que los locales de trabajo y los domicilios no estén tan separados que hagan del jefe de fam ilia y del educador de los hijos casi un extrano en su propia casa; procure, sobre todo, que entre las escuelas publicas y la familia renazca aquel vinculo de confianza y de mutua ayuda que en otro tiempo produjo frutos tan benéficos, y que hoy ha sido sustituido por la desconfianza alli donde la escuela, bajo el influjo o el dominio del espiritu materialista, envenena y destruye todo cuanto los padres habian sembrado en las almas de los hijos.


3.° Dignidad y prerrogativas del trabajo

41. 3.ª Quien desea que la estrella de la paz aparezca y se detenga sobre la sociedad, dé al trabajo el puesto que Dios le senalo desde el principio. Como medio indispensable para el dominio del mundo, querido por Dios para su gloria, todo trabajo posee una dignidad inalienable y, al mismo tiempo, un intimo lazo con el perfeccionamiento de la persona noble dignidad y prerrogativa del trabajo, en ningun modo envilecidas por el peso y la fatiga, que se han de soportar, como efecto del pecado original, en obediencia y sumision a la voluntad de Dios.


42. El que conoce las grandes enciclicas de nuestros predecesores y nuestros anteriores mensajes, no ignora que la Iglesia no duda en deducir las consecuencias practicas que se derivan de la nobleza moral del trabajo y en apoyarlas con toda la fuerza de su autoridad. Estas exigencias comprenden, ademas de un salario justo, suficiente para las necesidades del obrero y de la familia, la conservacion y el perfeccionamiento de un orden social que haga posible una segura, aunque modesta propiedad privada a todas las clases del pueblo; favorezca una formacion superior para los hijos de las clases obreras particularmente dotados de inteligencia y buena voluntad; promueva en las aldeas, en los pueblos, en la provincia, en el pueblo y en la nacion el cuidado y la realizacion practica del espiritu social que, suavizando las diferencias de intereses y de clases, quita a los obreros el sentimiento del aislamiento con la experiencia confortadora de una solidaridad genuinamente humana y cristianamente fraterna.


43. El progreso y el grado de las reformas sociales improrrogables depende de la potencia economica de cada nacion. Solo con un intercambio de fuerzas, inteligente y generoso, entre los fuertes y los débiles, sera posible llevar a cabo una pacificacion universal de forma que no queden focos de incendio y de infeccion, de los que podrian originarse nuevas catastrofes.


44. Senales evidentes inducen a pensar que, en medio del torbellino de todos los prejuicios y sentimientos de odio, inevitable, pero triste parto de esta aguda psicosis bélica, no se ha apagado en los pueblos la conciencia de su intima reciproca dependencia en el bien y en el mal, sino que incluso se ha hecho mas viva y activa. ¿Acaso no es verdad que profundos pensadores ven, cada vez con mayor claridad, en la renuncia al egoismo y al aislamiento nacional, el camino de la salvacion general, hallandose dispuestos a solicitar de sus pueblos una parte gravosa de sacrificios, necesarios para la pacificacion social de otros pueblos? ¡Ojala que este nuestro mensaje navideno, dirigido a todos los dotados de buena voluntad y generoso corazon, anime y aumente los escuadrones de la cruzada social en todas las naciones! ¡Y quiera Dios conceder a su pacifica bandera la victoria de la que es merecedora su noble empresa!


4.° Reintegracion del ordenamiento juridico

45. 4.ª Quien desea que la estrella de la paz aparezca y se detenga sobre la vida social, coopere a una profunda reintegracion del ordenamiento juridico.


46. El sentimiento juridico de hoy ha sido frecuentemente alterado y sacudido por la proclamacion y por la practica de un positivismo y de un utilitarismo sumisos y vinculados al servicio de determinados grupos, clases y movimientos, cuyos programas senalan y determinan el camino a la legislacion y a la practica judicial.


47. El saneamiento de esta situacion puede obtenerse, cuando se despierte la conciencia de un ordenamiento juridico, fundada en el supremo dominio de Dios y defendida de toda arbitrariedad humana; conciencia de un ordenamiento que extienda su mano protectora y vindicativa también sobre los inviolables derechos del hombre y los proteja contra los ataques de todo poder humano.


48. Del ordenamiento juridico querido por Dios deriva el inalienable derecho del hambre a la seguridad juridica, y con ello a una esfera concreta de derecho, protegida contra todo ataque arbitrario.


49. La relacion entre hombre y hombre, del individuo con la sociedad, con la autoridad, con los deberes sociales, la relacion de la sociedad y de la autoridad con cada uno de los individuos, deben cimentarse sobre un claro fundamento juridico y estar protegidas, si hay necesidad, por la autoridad judicial. Esto supone:


50. a) Un tribunal y un juez que reciban sus normas directivas de un derecho claramente formulado y circunscrito.


51. b) Normas juridicas claras, que no puedan ser tergiversadas con abusivas apelaciones a un supuesto sentimiento popular y con meras razones de utilidad.


52. c) El reconocimiento del principio que afirma que también el Estado y sus funcionarios y las organizaciones de él dependientes estan obligados a la reparacion y a la revocacion de las medidas lesivas de la libertad, de la propiedad, del honor, del mejoramiento y de la vida de los individuos.


5.° Concepcion del Estado segun el espiritu cristiano

53. 5.ª Quien desea que la estrella de la paz aparezca y se detenga sobre la sociedad humana, coopere a formar una concepcion y una practica estatales fundadas sobre una disciplina razonable, una noble humanidad y un responsable espiritu cristiano;


54. ayude a conducir de nuevo al Estado y su poder al servicio de la sociedad, al pleno respeto de la persona humana y de la actividad de ésta para la consecucion de sus fines eternos;


55. esfuércese y trabaje por disipar los errores que tienden a desviar del sendero moral al Estado y su poder y a desatarlos del vinculo eminentemente ético que los une a la vida individual y social, y a hacerles rechazar o ignorar en la practica la esencial dependencia que los subordina a la voluntad del Creador;


56. promueva el reconocimiento y la difusion de la verdad, que ensena, aun en la esfera terrena, como el sentido profundo y la ultima legitimidad moral y universal del regnare es el servire.


PIOXII, MAGISTERIO PONTIFICIO - LA SANTA NAVIDAD Y LA HUMANIDAD ATORMENTADA