Nombres (BPD) 21
21 1 Cuando el cananeo, rey de Arad, que habitaba en el Négueb, supo que Israel llegaba por el camino de Atarím, lo atacó y se llevó algunos prisioneros. 2 Entonces Israel hizo este voto al Señor: “Si pones a este pueblo en nuestras manos, consagraremos sus ciudades al exterminio total”. 3 El Señor oyó la súplica de Israel y les entregó a los cananeos, que fueron consagrados al exterminio, junto con sus ciudades. Por eso aquel lugar se llamó Jormá.
4 Los israelitas partieron del monte Hor por el camino del Mar Rojo, para bordear el territorio de Edóm. Pero en el camino, el pueblo perdió la paciencia 5 y comenzó a hablar contra Dios y contra Moisés: “¿Por qué nos hicieron salir de Egipto para hacernos morir en el desierto? ¡Aquí no hay pan ni agua, y ya estamos hartos de esta comida miserable!”. 6 Entonces el Señor envió contra el pueblo unas serpientes abrasadoras, que mordieron a la gente, y así murieron muchos israelitas. 7 El pueblo acudió a Moisés y le dijo: “Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti. Intercede delante del Señor, para que aleje de nosotros esas serpientes”. Moisés intercedió por el pueblo, 8 y el Señor le dijo: “Fabrica una serpiente abrasadora y colócala sobre un asta. Y todo el que haya sido mordido, al mirarla, quedará curado”. 9 Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre un asta. Y cuando alguien era mordido por una serpiente, miraba hacia la serpiente de bronce y quedaba curado.
10 Los israelitas partieron y acamparon en Obot. 11 Luego siguieron avanzando y acamparon en Iyé Ha Abarím, en el desierto que está en el límite con Moab, hacia el oriente. 12 Partiendo de allí, acamparon junto al torrente Zéred. 13 Después continuaron avanzando y acamparon más allá del Arnón, en el desierto que se extiende desde el territorio de los amorreos, porque el Arnón sirve de frontera entre Moab y los amorreos. 14 Por eso, el Libro de las Guerras del Señor habla de “...Vaheb en Sufá, y los torrentes; el Arnón, 15 con sus afluentes, que se extiende hasta el territorio habitado de Ar y se apoya en el territorio de Moab...”.
16 De allí partieron para Beer, el pozo donde el Señor dijo a Moisés: “Reúne al pueblo y le daré agua”. 17 Entonces Israel entonó este canto:
“¡Surge, Pozo! ¡Entónenle un canto!
18 Pozo que cavaron los jefes,
que perforaron los nobles del pueblo,
con sus cetros, con sus bastones”.
De Mibdar fueron a Mataná, 19 de Mataná a Najaliel, de Najaliel a Bamot, 20 y de Bamot al valle que está en el campo de Moab, hacia la cima del Pisgá, dominando el desierto.
21 Israel envió unos mensajeros a Sijón, rey de los amorreos, con esta propuesta: 22 “Déjame pasar por tu país. No nos desviaremos hacia los campos o los viñedos, ni beberemos agua de los pozos. Iremos por el camino principal, hasta que hayamos atravesado tu territorio”. 23 Sijón no permitió que Israel pasara por su territorio, sino que reunió todas sus fuerzas y fue a combatir contra Israel en el desierto. Cuando llegó a Iahás, presentó batalla a Israel, 24 pero Israel lo pasó al filo de la espada y se apoderó de su territorio, desde el Arnón hasta el Iaboc, y hasta Az de los amonitas, porque Az servía de frontera con los amonitas. 25 Israel se apoderó de todas esas ciudades, y se estableció en las ciudades de los amorreos, en Jesbón y en sus ciudades dependientes.
26 Jesbón era la ciudad de Sijón, el rey de los amorreos que había luchado contra un rey anterior de Moab y le había arrebatado su territorio hasta el Arnón. 27 Por eso los poetas recitan:
“¡Vengan a Jesbón! Que sea reconstruida,
que sea restaurada la ciudad de Sijón.
28 Porque ha salido fuego de Jesbón,
una llamarada de la ciudad de Sijón,
que consumió a Ar de Moab
y a los jefes de las alturas del Arnón.
29 ¡Ay de ti, Moab!
¡Estás perdido, pueblo de Quemós!
Él puso en fuga a sus hijos,
e hizo prisioneras a sus hijas
en manos de Sijón, un rey amorreo.
30 Los hemos traspasado a flechazos,
está en ruinas Jesbón hasta Dibón;
hemos arrasado hasta Nofaj,
que está junto a Mádaba”.
31 De esta manera, Israel ocupó el país de los amorreos. 32 Luego Moisés mandó a explorar Iázer, y los israelitas conquistaron las ciudades dependientes de ella, y despojaron a los amorreos que estaban allí.
33 Cuando reanudaron la marcha y avanzaron en dirección a Basán, Og, rey de Basán, les salió al encuentro con todas sus tropas, para presentarles batalla en Edrei. 34 Entonces el Señor dijo a Moisés: “No le tengas miedo, porque yo lo puse en tus manos con todo su pueblo y todo su territorio. Harás con él lo mismo que hiciste con Sijón, el rey de los amorreos que habitaba en Jesbón”. 35 Los israelitas lo derrotaron, a él, a sus hijos y a todo su pueblo, sin dejar ningún sobreviviente. Así se apoderaron de su territorio.
22 1 Luego los israelitas reanudaron la marcha y fueron a acampar en las estepas de Moab, al otro lado del Jordán, a la altura de Jericó.
2 Balac, hijo de Sipor, vio todo lo que los israelitas habían hecho a los amorreos, 3 y los moabitas sintieron un gran temor a la vista de ese pueblo tan numeroso. Atemorizados por la presencia de los israelitas, 4 los moabitas dijeron a los ancianos de Madián: “Ahora esta turba va a devorarlo todo a nuestro alrededor como un buey devora la hierba del campo”. Entonces Balac, hijo de Sipor, que era rey de Moab en aquel tiempo, 5 envió unos mensajeros a Balaam, hijo de Beor –que vivía en Petor, junto al Éufrates, en el país de los descendientes de Amav– para que le hicieran esta invitación: “Un pueblo que salió de Egipto y cubrió toda la tierra se ha establecido frente a mí. 6 Ven, por favor, y maldíceme a este pueblo, porque es más fuerte que yo. Tal vez así podré derrotarlo y expulsarlo del país. Porque yo sé que el que tú bendices, queda bendecido, y el que maldices, queda maldecido”.
7 Los ancianos de Moab y de Madián partieron, llevando la retribución para el adivino. Cuando se presentaron a Balaam y le transmitieron el mensaje de Balac, 8 Balaam les respondió: “Pasen aquí la noche, y yo les daré la respuesta que el Señor me inspire”. Entonces los jefes de Moab se quedaron con Balaam.
9 Pero Dios se manifestó a Balaam y le dijo: “¿Quiénes son esos hombres que están contigo?”. 10 Balaam respondió a Dios: “Balac, hijo de Sipor, rey de Moab, me envió este mensaje: 11 ‘Aquí hay un pueblo que salió de Egipto y cubrió toda la tierra. Por eso, ven a maldecírmelo. Tal vez así podré combatir contra él y expulsarlo’”. 12 Dios dijo a Balaam: “No vayas con ellos ni maldigas a ese pueblo, porque está bendecido”.
13 A la mañana siguiente, Balaam se levantó y dijo a los jefes enviados por Balac: “Vuélvanse a su país, porque el Señor me prohibe acompañarlos”. 14 Entonces los jefes de Moab partieron, y cuando estuvieron de regreso dijeron a Balac: “Balaam se niega a venir con nosotros”.
15 Entonces Balac envió otros jefes, más numerosos y distinguidos que los primeros. 16 Ellos se presentaron a Balaam y le dijeron: “Así habla Balac, hijo de Sipor: ‘Por favor, no te niegues a venir en mi ayuda. 17 Yo te colmaré de honores y haré todo lo que me digas. Te ruego que vengas y me maldigas a este pueblo’”. 18 Pero Balaam respondió a los servidores de Balac: “Aunque Balac me diera su casa llena de plata y oro, yo no podría transgredir, ni siquiera en lo más mínimo, una orden del Señor, mi Dios. 19 Con todo, quédense aquí también ustedes esta noche, y veré qué me dice el Señor esta vez”.
20 Durante la noche, Dios se manifestó a Balaam y le dijo: “Si esta gente ha venido a buscarte, puedes ir con ellos. Pero no hagas nada fuera de lo que yo te ordene”. 21 Por la mañana, Balaam se levantó, ensilló su asna y partió junto con los jefes de Moab.
22 Pero su partida encendió la ira de Dios, y el Ángel del Señor se interpuso en el camino para cerrarle el paso. Balaam iba montado en su asna y lo acompañaban dos muchachos. 23 Cuando el asna vio al Ángel del Señor parado en el camino, con la espada desenvainada en su mano, se apartó y se fue por el campo. Pero Balaam la castigó para hacerla volver al camino. 24 El Ángel del Señor se paró entonces en un sendero angosto, que pasaba por los viñedos y estaba rodeado de los dos lados por un cerco. 25 Al verlo, el asna se fue contra el cerco y apretó el pie de Balaam que la castigó nuevamente. 26 Una vez más, el Ángel del Señor se adelantó y fue a colocarse en un lugar tan estrecho, que era imposible desviarse a la derecha o a la izquierda. 27 Cuando el asna lo vio, se echó al suelo debajo de Balaam, y este, enfurecido, la golpeó con su bastón.
28 Entonces el Señor abrió la boca del asna, y ella, dijo a Balaam: “¿Qué te hice para que me golpearas así tres veces?”. 29 “¡Te estás burlando de mí!, respondió Balaam. Si tuviera una espada en mi mano, te mataría ahora mismo”. 30 El asna le respondió: “¿Acaso yo no soy tu asna, la que siempre has montado hasta el día de hoy? ¿Acostumbro yo a tratarte de ese modo?”. Él respondió: “No”.
31 El Señor abrió los ojos de Balaam, y este vio al Ángel del Señor parado en el camino, con la espada desenvainada en su mano; se inclinó y lo adoró con el rostro en tierra. 32 El Ángel del Señor le dijo: “¿Por qué le has pegado tres veces a tu asna? Era yo el que te cerraba el paso, porque tu viaje me disgusta. 33 Ella me vio y se apartó de mí tres veces. Hizo muy bien en apartarse, porque de lo contrario yo te hubiera matado, mientras que a ella la hubiera dejado con vida”. 34 Balaam dijo al Ángel del Señor: “He pecado, porque no sabía que tú estabas apostado delante de mí en el camino. Si esto te desagrada, ahora mismo regreso”. 35 El Ángel del Señor respondió a Balaam: “Ve con estos hombres, pero dirás solamente lo que yo te indique”. Y Balaam se fue con los jefes que le había enviado Balac.
36 Cuando Balac supo que Balaam estaba por llegar, fue a encontrarlo en Ar Moab, sobre la frontera del Arnón, en el límite de su territorio, 37 y le dijo: “Yo te mandé a llamar urgentemente. ¿Por qué no querías venir? ¿Acaso no dispongo de medios para colmarte de honores?”. 38 Entonces Balaam respondió a Balac: “Aquí me tienes. Pero, ¿qué puedo decir yo ahora? Sólo diré la palabra que Dios ponga en mi boca”.
39 Luego Balaam se fue con Balac. Llegados a Quiriat Jusot, 40 Balac inmoló vacas y ovejas y se las envió a Balaam y a los jefes que iban con él. 41 A la mañana siguiente, Balac tomó a Balaam y lo hizo subir a Bamot Baal, desde donde pudo ver a una parte del pueblo.
23 1 Balaam dijo a Balac: “Constrúyeme aquí siete altares y prepárame siete novillos y siete carneros”. 2 Balac hizo lo que Balaam le había indicado, y entre los dos ofrecieron un novillo y un carnero en cada altar. 3 Luego Balaam dijo a Balac: “Quédate junto a tus ofrendas, mientras voy a ver si el Señor me hace una revelación. Yo te comunicaré lo que él me manifieste”. Y se fue a una colina desierta.
4 El Señor se reveló a Balaam, y este le dijo: “Yo erigí los siete altares, y ofrecí un novillo y un carnero en cada altar”. 5 Entonces el Señor puso una palabra en la boca de Balaam y le dijo: “Regresa adonde está Balac y háblale de esta manera”. 6 Balaam regresó y lo encontró de pie junto a su holocausto, acompañado de todos los jefes de Moab. 7 Entonces pronunció su poema, diciendo:
“Desde Arám me hizo venir Balac,el rey de Moab desde las montañas del este:
‘¡Ven, maldíceme a Jacob, ven, pronuncia una execración contra Israel!’.
8 ¿Cómo maldeciré a quien Diosno ha maldecido?¿Cómo execraré a quien Diosno ha execrado?
9 Cuando lo miro desde la cima de las montañasy lo contemplo desde las colinas,
veo un pueblo que vive apartey no se cuenta entre las naciones.
10 ¿Quién puede contar el polvo de Jacob,o numerar la polvareda de Israel?
¡Que yo muera la muerte de los justos,y que mi fin sea como el suyo!”.
11 Balac dijo a Balaam: “¿Qué me has hecho? Yo te traje para que maldijeras a mis enemigos, y tú los has bendecido”. 12 “Yo sólo puedo repetir fielmente lo que el Señor pone en mi boca”, respondió Balaam. 13 Entonces Balac le dijo: “Ven conmigo a otro lugar desde donde podrás verlos, si no a todos, por los menos a una parte de ellos, y maldícemelos desde allí”. 14 En seguida lo llevó al campo de Sufím, en la cima del Pisgá. Allí construyó siete altares, y ofreció un novillo y un carnero en cada altar. 15 Entonces Balaam dijo a Balac: “Quédate aquí, junto a tu holocausto, mientras yo voy más allá en busca de una revelación”.
16 El Señor se reveló a Balaam y puso una palabra en su boca. Luego le dijo: “Regresa adonde está Balac y háblale de esta manera”. 17 Al llegar, lo encontró de pie junto a su holocausto, acompañado de los jefes de Moab. Balac le preguntó: “¿Qué ha dicho el Señor?”. 18 Entonces Balaam pronunció su poema, diciendo:
“¡Levántate, Balac, y escucha,préstame atención, hijo de Sipor!
19 Dios no es un hombre, para mentir;ni es un mortal, para desdecirse:
¿Acaso él dice y no hace,promete una cosa y no cumple?
20 Yo recibí la misión de bendecir:él ha bendecido y no lo puedo contradecir.
21 No se ve ningún mal en Jacobni se percibe ninguna desgracia en Israel.
El Señor, su Dios, está con él,y entre ellos se oye proclamar a un rey.
22 Dios, que lo hace salir de Egipto,es para él como los cuernos de un búfalo.
23 No hay magia en Jacobni adivinación en Israel:
a su debido tiempo se le dirá a Jacoby a Israel lo que hace Dios.
24 Un pueblo se alza como una leona,se yergue como un león:
no se recuesta hasta devorar la presay beber la sangre de sus víctimas”.
25 Balac dijo entonces a Balaam: “Si no lo maldices, ¡por lo menos no lo bendigas!”. 26 Pero Balaam respondió a Balac: “Ya te advertí que haría todo lo que el Señor me dijera”.
27 Luego Balac dijo a Balaam: “Ven, te llevaré a otro lugar. Tal vez Dios vea con buenos ojos que me los maldigas desde allí”. 28 En seguida lo llevó a la cima del Peor, que domina la región desértica, 29 y Balaam dijo a Balac: “Constrúyeme aquí siete altares y prepárame siete novillos y siete carneros”. 30 Balac hizo lo que Balaam le había indicado, y ofreció un novillo y un carnero en cada altar.
24 1 Pero Balaam, al ver que el Señor se complacía en bendecir a Israel, no fue, como las otras veces, en busca de presagios, sino que volvió su rostro hacia el desierto. 2 Cuando alzó los ojos y vio a Israel acampado por tribus, el espíritu de Dios vino sobre él 3 y pronunció su poema, diciendo:
“Oráculo de Balaam, hijo de Beor,oráculo del hombre de miradapenetrante;
4 oráculo del que oye las palabrasde Dios y conoce el pensamiento del Altísimo;
del que recibe visiones del Todopoderoso,en éxtasis, pero con los ojos abiertos.
5 ¡Qué hermosas son tus carpas, Jacob,y tus moradas, Israel!
6 Son como quebradas que se extienden,como jardines junto a un río,como áloes que plantó el Señor,como cedros junto a las aguas.
7 El agua desborda de sus cántaros,su simiente tiene agua en abundancia.
Su rey se eleva por encima de Agagy su reino es exaltado.
8 Dios, que lo hace salir de Egipto,es para él como los cuernos de un búfalo.
Él devora a las naciones enemigas,les tritura los huesosy las hiere con sus flechas.
9 Se agazapa, se recuesta, como un león, como una leona.
¿Quién lo hará levantar?
¡Bendito sea el que te bendiga,y maldito el que te maldiga!”.
10 Entonces Balac, enfurecido contra Balaam, golpeó las manos y le dijo: “Yo te llamé para que maldijeras a mis enemigos, y tú ya los has bendecido tres veces. 11 Huye a tu patria cuanto antes. Estaba dispuesto a colmarte de honores, pero el Señor te ha privado de ellos”. 12 Balaam le respondió: “Ya le había anticipado a los mensajeros que me enviaste: 13 ‘Aunque Balac me diera su casa llena de plata y oro, yo no podría transgredir una orden del Señor, haciendo algo por mi cuenta, ni bueno ni malo. Yo debo decir únicamente lo que dice el Señor’. 14 Y ahora que regreso a mi casa, déjame anunciarte lo que este pueblo hará con el tuyo en los días que vendrán”. 15 Entonces pronunció su poema, diciendo:
“Oráculo de Balaam, hijo de Beor,oráculo del hombre de mirada penetrante;
16 oráculo del que oye las palabrasde Dios y conoce el pensamiento del Altísimo;
del que recibe visiones del Todopoderoso,en éxtasis, pero con los ojos abiertos.
17 Lo veo, pero no ahora;lo contemplo, pero no de cerca:
una estrella se alza desde Jacob,un cetro surge de Israel:
golpea las sienes de Moaby el cráneo de todos los hijos de Set.
18 Edóm será un país conquistado,Seír será conquistado por sus enemigos,mientras que Israel hará proezas:
19 un vencedor sale de Jacoby elimina a los fugitivos de Ar”.
20 Al ver a Amalec, Balaam pronunció su poema, diciendo:
“Amalec es la primicia de las naciones,pero su destino es desaparecer para siempre”.
21 Al ver a los quenitas, Balaam pronunció su poema, diciendo:
“Firme es tu morada, Caín,y tu nido está asentado en la roca,
22 sin embargo, va ser consumido,cuando Asur te lleve prisionero”.
23 Finalmente pronunció su poema, diciendo:
“¿Quién subsistirá cuando Dioshaga esto?
24 Vendrán barcos del lado de Quitím,
oprimirán a Asur, oprimirán a Eber.
Así él desaparecerá para siempre”.
25 Entonces Balaam emprendió el camino de regreso a su patria, y también Balac siguió su camino.
25 1 Mientras Israel estaba en Sitím, el pueblo comenzó a prostituirse con las mujeres moabitas, 2 que lo invitaron a participar de los sacrificios en honor de su dios. El pueblo comió de ellos y adoró a ese dios. 3 Así Israel se sometió al Baal de Peor, y por eso el Señor se indignó contra él.
4 El Señor dijo a Moisés: “Toma a todos los jefes del pueblo y cuélgalos públicamente delante del Señor, para que se aplaque la indignación del Señor contra Israel”. 5 Entonces Moisés dijo a los jueces de Israel: “Cada uno de ustedes matará a aquellos de sus hombres que se sometieron al Baal de Peor”.
6 Precisamente entonces, llegó un israelita trayendo una mujer madianita adonde estaban sus hermanos, a la vista de Moisés y de todos los israelitas, que lloraban a la entrada de la Carpa del Encuentro. 7 Al ver esto, Pinjás, hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, se apartó de la comunidad y, tomando una lanza, 8 siguió al israelita hasta la alcoba y allí los traspasó a los dos, al israelita y a la mujer, en pleno vientre. Entonces cesó la plaga que asolaba a los israelitas. 9 Los que habían muerto a causa de la plaga fueron veinticuatro mil.
10 Y el Señor dijo a Moisés: 11 “Pinjás, hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, ha apartado mi ira de los israelitas, porque ha demostrado en medio de ellos un celo igual al mío. Por eso yo no acabé con los israelitas, dejándome llevar por mi celos. 12 Y ahora declaro: Yo le concedo mi alianza de paz. 13 En favor de él y de su descendencia habrá una alianza que le asegurará el sacerdocio para siempre, porque se mostró celoso por su Dios, e hizo expiación por los israelitas”.
14 El israelita que fue muerto junto con la mujer madianita se llamaba Zimrí, hijo de Salú, jefe de una familia patriarcal de Simeón. 15 Y la mujer que fue muerta se llamaba Cozbí, hija de Sur, el cual era jefe de un clan en una tribu madianita.
16 Luego el Señor dijo a Moisés: 17 “Acomete contra los madianitas y derrótalos, 18 porque ellos acometieron contra ustedes con sus malas artes, en el incidente de Peor y en el de Cozbí –la hija del jefe madianita y hermana de ellos– que fue herida de muerte el día de la plaga motivada por el incidente de Peor”.
19 Cuando cesó la plaga,
26 1 el Señor dijo a Moisés y a Eleazar, hijo del sacerdote Aarón: 2 “Hagan un censo de toda la comunidad de los israelitas, anotando por familias a todos los que tengan más de veinte años, a los aptos para la guerra en Israel”. 3 Entonces Moisés y el sacerdote Eleazar dieron las instrucciones correspondientes, en las estepas de Moab, junto al Jordán, a la altura de Jericó, 4 acerca de los que tenían más de veinte años, como el Señor se lo había ordenado a Moisés.
Los israelitas que salieron de Egipto fueron:
5 Los clanes de los descendientes de Rubén, el primogénito de Israel, fueron: de Janoc, el clan de los janoquitas; de Palú, el clan de los paluitas; 6 de Jesrón, el clan de los jesronitas; de Carmí, el clan de los carmitas. 7 Estos eran los clanes de los rubenitas, según el censo: 43.730 hombres.
8 El hijo de Palú fue Eliab. 9 Los hijos de Eliab fueron Nemuel, Datán y Abirón. Datán y Abirón –representantes de la comunidad– son los mismos que se amotinaron contra Moisés y Aarón, junto con los secuaces de Coré, cuando se produjo el amotinamiento contra el Señor. 10 Después de lo cual la tierra abrió sus fauces y los devoró junto con Coré, cuando murió aquel grupo y el fuego devoró a los doscientos cincuenta hombres, para que sirvieran de escarmiento. 11 Los hijos de Coré, sin embargo, no murieron.
12 Los clanes de los descendientes de Simeón fueron: de Nemuel, el clan de los nemuelitas; de Iamín, el clan de los iaminitas; de laquín, el clan de los iaquinitas; 13 de Zéraj, el clan de los zerajitas; de Saúl, el clan de los saulitas. 14 Estos eran los clanes de los simeonitas: 22.200 hombres.
15 Los clanes de los descendientes de Gad fueron: de Sefón, el clan de los sefonitas; de Jaguí, el clan de los jaguitas; de Suní, el clan de los sunitas; 16 de Ozní, el clan de los oznitas; de Erí, el clan de los eritas; 17 de Arod, el clan de los aroditas; de Arelí, el clan de los arelitas. 18 Estos eran los clanes de los gaditas, según el censo: 40.500 hombres.
19 Los hijos de Judá fueron Er y Onán. Er y Onán murieron en la tierra de Canaán. 20 Los clanes de los descendientes de Judá fueron: de Selá, el clan de los selaítas; de Péres, el clan de los peresitas; de Séraj, el clan de los serajitas. 21 Los descendientes de Péres fueron: de Jesrón, el clan de los jesronitas; de Jamul, el clan de los jamulitas. 22 Estos eran los descendientes de Judá, según el censo: 76.500 hombres.
23 Los clanes de los hijos de Isacar fueron: de Tolá, el clan de los tolaítas; de Puá, el clan de los puaítas; 24 de Iasub, el clan de los iasubitas; de Simrón, el clan de los simronitas. 25 Estos eran los clanes de Isacar, según el censo: 64.300 hombres.
26 Los clanes de los descendientes de Zabulón fueron: de Séred, el clan de los sereditas; de Elón, el clan de los elonitas; de Iajlel, el clan de los iajlelitas. 27 Estos eran los clanes de los zabulonitas, según el censo: 60.500 hombres.
28 Los descendientes de José fueron Manasés y Efraím con sus clanes.
29 Los descendientes de Manasés fueron: de Maquir, el clan de los maquiritas –Maquir fue padre de Galaad–. De Galaad, el clan de los galaaditas. 30 Los descendientes de Galaad fueron: de lézer, el clan de los iezeritas; de Jélec, el clan de los jelequitas; 31 de Asriel, el clan de los asrielitas; de Sequém, el clan de los sequemitas; 32 de Semidá, el clan de los semidaítas; de Jéfer, el clan de los jeferitas. 33 Selofjad, hijo de Jéfer, no tuvo hijos, sino solamente hijas. 34 Los nombres de estas fueron Majlá, Noá, Joglá, Milcá y Tirsá. Estos eran los clanes de Manasés, según el censo: 52.700 hombres.
35 Los clanes de los descendientes de Efraím fueron los siguientes: de Sutélaj, el clan de los sutelajitas; de Béquer, el clan de los bequeritas; de Taján, el clan de los tajanitas. 36 Los descendientes de Sutélaj fueron los siguientes: de Erán, el clan de los eranitas. 37 Estos eran los clanes de Efraím, según el censo: 32.500 hombres.
Todos estos eran los clanes de los hijos de José.
38 Los clanes de los descendientes de Benjamín fueron los siguientes: de Belá, el clan de los belaítas; de Asbel, el clan de los asbelitas; de Ajirám, el clan de los ajiramitas; 39 de Sufám el clan de los sufamitas; de Jufám, el clan de los jufamitas. 40 Los hijos de Belá fueron Ard y Naamán. De Ard, el clan de los arditas; de Naamán, el clan de los naamanitas. 41 Estos eran los clanes de los descendientes de Benjamín, según el censo: 45.600 hombres.
42 Los clanes de los descendientes de Dan fueron los siguientes: de Sujám, el clan de los sujamitas. Estos eran los clanes de los descendientes de Dan. 43 Todos los clanes de los sujamitas, según el censo, comprendían 64.400 hombres.
44 Los clanes de los descendientes de Aser fueron: de Imná, el clan de los imnanitas; de Isví, el clan de los isvitas; de Beriá, el clan de los beriaítas. 45 De los descendientes de Beriá: de Jéber, el clan de los jeberitas; de Malquiel, el clan de los malquielitas. 46 La hija de Aser se llamaba Séraj. 47 Estos eran los clanes de Aser, según el censo: 53.400 hombres.
48 Los clanes de los descendientes de Neftalí fueron: de Iajsel, el clan de los iajselitas; de Guní, el clan de los gunitas; 49 de Iéser, el clan de los ieseritas; de Silém, el clan de los silemitas. 50 Estos eran los clanes de Neftalí, según el censo: 45.400 hombres.
51 Los israelitas registrados en el censo eran en total 601.730 hombres.
52 El Señor dijo a Moisés:
53 Entre estos grupos se repartirá el territorio, conforme al número de las personas: 54 a los grupos más numerosos les darás una herencia mayor, y a los más reducidos, una herencia menor. Cada uno recibirá su parte según el número de las personas registradas. 55 Además, la tierra se repartirá mediante un sorteo, y la distribución se hará teniendo en cuenta la cantidad de miembros de cada tribu paterna. 56 La herencia se repartirá mediante un sorteo, tanto entre los grupos más numerosos como entre los menos numerosos.
57 Este es el censo de los clanes de los levitas:
De Gersón, el clan de los gersonitas; de Quehat, el clan de los quehatitas; de Merarí, el clan de los meraritas. 58 Estos son los clanes de Leví: el clan de los libnitas, el clan de los jebronitas, el clan de los majlitas, el clan de los musitas y el clan de los coreítas. Quehat fue padre de Amrám. 59 La esposa de Amrám se llamaba Ioquébed, hija de Leví, la cual nació en Egipto. Los hijos que ella dio a Amrám fueron Aarón, Moisés y Miriam, la hermana de estos. 60 A Aarón le nacieron Nadab, Abihú, Eleazar e Itamar. 61 Pero Nadab y Abihú murieron al ofrecer un fuego profano delante del Señor.
62 En el censo se registró un total de 23.000 levitas varones, mayores de un mes. Ellos no figuraron en el censo de los demás israelitas, porque no se les había asignado una propiedad hereditaria entre los israelitas.
63 Estas son las personas registradas por Moisés y el sacerdote Eleazar, cuando hicieron el censo de los israelitas en las estepas de Moab, junto al Jordán, a la altura de Jericó. 64 Entre estos no figuró ninguno de los que Moisés y el sacerdote Aarón habían registrado en el desierto del Sinaí. 65 Porque el Señor había dicho acerca de ellos: “Morirán en el desierto”. Ninguno de ellos sobrevivió, excepto Caleb, hijo de Iefuné, y Josué, hijo de Nun.
27 1 Entonces se acercaron las hijas de Selofjad, hijo de Jéfer, hijo de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés. Selofjad había pertenecido a los clanes de Manasés, hijo de José, y sus hijas se llamaban Majlá, Noá, Joglá, Milcá y Tirsá. 2 Ellas se presentaron delante de Moisés, del sacerdote Eleazar, de los jefes y de toda la comunidad, a la entrada de la Carpa del Encuentro, y les dijeron: 3 “Nuestro padre murió en el desierto. Él no formó parte del grupo que se amotinó contra el Señor –el grupo de Coré– sino que murió por su propio pecado y no tuvo ningún hijo varón. 4 ¿Por qué el nombre de nuestro padre tendrá que desaparecer de su clan? ¿Por el simple hecho de no haber tenido un hijo varón? Danos entonces una propiedad entre los hermanos de nuestro padre”.
5 Moisés expuso el caso al Señor, 6 y el Señor le respondió: 7 “Las hijas de Selofjad tienen razón. Asígnales una propiedad hereditaria entre los hermanos de su padre y transfiéreles la herencia de su padre. 8 Di además a los israelitas: Si un hombre muere sin tener un hijo varón, ustedes harán que su herencia pase a su hija; 9 y si no tiene hija, se la dará a sus hermanos. 10 Si tampoco tiene hermanos, entregarán la herencia a los hermanos de su padre; 11 y si su padre no tiene hermanos, se la darán a su pariente más cercano entre los miembros de su familia, y este tomará posesión de ella”. Esta es una prescripción legal para los israelitas, como el Señor lo ordenó a Moisés.
12 Luego el Señor dijo a Moisés: “Sube a esta montaña de los Abarím y contempla la tierra que he dado a los israelitas. 13 Una vez que la hayas contemplado, irás a reunirte con los tuyos, lo mismo que tu hermano Aarón. 14 Porque en el desierto de Cin, cuando la comunidad promovía una querella, ustedes se rebelaron contra la orden de manifestar mi santidad a los ojos de ellos por medio del agua”. Se trata del agua de Meribá de Cades, en el desierto de Sin.
15 Entonces Moisés dijo al Señor: 16 “Que el Señor, el Dios que anima a todo viviente, ponga al frente de esta comunidad a un hombre 17 que la guíe en todos sus pasos y al que ellos obedezcan en todo. Así la comunidad del Señor no estará como una oveja sin pastor”. 18 El Señor respondió a Moisés: “Toma a Josué, hijo de Nun, que es un hombre animado por el espíritu, e impone tu mano sobre él. 19 Luego lo presentarás al sacerdote Eleazar y a toda la comunidad, para transmitirle tus órdenes en presencia de ellos, 20 y le comunicarás una parte de tu autoridad, a fin de que toda la comunidad de los israelitas le preste obediencia. 21 Josué deberá presentarse al sacerdote Eleazar, que consultará para él las decisiones del Urím, delante del Señor. Él y toda la comunidad de los israelitas harán todo conforme a estas decisiones”.
22 Moisés hizo lo que el Señor le había ordenado: tomó a Josué y lo presentó ante el sacerdote Eleazar y ante toda la comunidad. 23 Luego impuso su mano sobre él y le transmitió sus órdenes, como el Señor lo había ordenado por medio de Moisés.
28 1 El Señor dijo a Moisés: 2 Transmite esta orden a los is-raelitas:
Pongan cuidado de presentarme a su debido tiempo la ofrenda de alimentos que me pertenece, los sacrificios que se queman con aroma agradable a mí.
3 Diles también:
Cada día ofrecerán dos corderos de un año y sin defecto, como holocausto perpetuo. 4 Los ofrecerán uno por la mañana y el otro a la hora del crepúsculo, 5 con una oblación consistente en la décima parte de una medida de harina de la mejor calidad, amasada con un litro y medio de aceite puro de oliva. 6 Este es el holocausto perpetuo que fue ofrecido en la montaña del Sinaí, como ofrenda que se quema con aroma agradable al Señor. 7 La libación correspondiente será un litro y medio de bebida fuerte por cada cordero, y se ofrecerá al Señor en el Santuario. 8 A la hora del crepúsculo ofrecerás el segundo cordero, con la misma oblación y la misma libación de la mañana: es una ofrenda que se quema con aroma agradable al Señor.
9 El día sábado ofrecerán dos corderos de un año y sin defecto, con una oblación consistente en dos décimas partes de una medida de harina de la mejor calidad, amasada con aceite, y su correspondiente libación. 10 Es el holocausto sabático, que se añadirá cada sábado al holocausto perpetuo y a su libación.
11 El primer día de cada mes ofrecerán al Señor, como holocausto, dos novillos, un carnero y siete corderos de un año y sin defecto. 12 También ofrecerán tres décimas partes de una medida de harina de la mejor calidad, amasada con aceite, como oblación por cada novillo; dos décimas partes de una medida de harina de la mejor calidad, amasada con aceite, como oblación por el carnero; 13 y la décima parte de una medida de harina de la mejor calidad, amasada con aceite, como oblación por cada cordero. Así el holocausto será una ofrenda que se quema con aroma agradable al Señor. 14 Las libaciones correspondientes serán de tres litros de vino por el novillo, de dos litros por el carnero y de un litro y medio por el cordero. Este será el holocausto mensual, para todos los meses del año. 15 Además del holocausto perpetuo, se ofrecerá al Señor un chivo, como sacrificio por el pecado, con la libación correspondiente.
16 El día catorce del primer mes será la Pascua del Señor, 17 y el quince de ese mismo mes será un día de fiesta. Durante siete días comerán panes ácimos. 18 El primer día habrá una asamblea litúrgica y no harán trabajos de ninguna clase. 19 Además presentarán, como ofrenda que se quema en holocausto al Señor, dos novillos, un carnero y siete corderos de un año y sin defecto. 20 Con ellos presentarán, como oblación por el novillo, tres décimas partes de una medida de harina de la mejor calidad, amasada con aceite; dos décimas partes por el carnero, 21 y una décima parte por cada uno de los siete corderos. 22 También se ofrecerá un chivo como sacrificio por el pecado, a fin de realizar el rito de expiación en favor de ustedes. 23 Harán todo esto, además del holocausto matutino, que se ofrece como holocausto perpetuo. 24 Así lo harán cada uno de esos siete días. Es una ofrenda de alimentos, que se quema con aroma agradable al Señor, y se añade al holocausto perpetuo y a su oblación. 25 El séptimo día habrá otra asamblea litúrgica, y no harán trabajos de ninguna clase.
26 El día de las primicias –cuando ofrezcan al Señor, en la fiesta de las Semanas, una oblación de frutos recién madurados– tendrán una asamblea litúrgica y no harán trabajos de ninguna clase. 27 También ofrecerán como holocausto de aroma agradable al Señor, dos novillos, un carnero y siete corderos de un año. 28 Con ellos, presentarán, como oblación por cada novillo, tres décimas partes de una medida de harina de la mejor calidad, amasada con aceite; dos décimas partes por cada carnero, 29 y una décima parte por cada uno de los siete corderos. 30 También se ofrecerá un chivo como sacrificio por el pecado, a fin de realizar el rito de expiación en favor de ustedes. 31 Harán todo esto con sus correspondientes libaciones, además del holocausto perpetuo y su oblación.
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Nombres (BPD) 21