Ezechiele (BPD) 27
27 1 La palabra del Señor me llegó en estos términos: 2 Hijo de hombre, entona una lamentación sobre Tiro. 3 Tú le dirás a Tiro, la que tiene su trono sobre los puertos del mar y trafica con los pueblos hasta en las costas más lejanas: Así habla el Señor:
Tiro, tú decías: “Yo soy una navede perfecta hermosura”.
4 Tu territorio está en el corazón del mar.
Tus constructores te hicieronde una hermosura perfecta.
5 Con cipreses de Senir fabricaron para titodo tu maderaje.
Tomaron un cedro del Líbanopara erigirte un mástil.
6 Con encinas de Basánhicieron tus remos.
Te hicieron la cubierta de marfilincrustado en madera de pinode las costas de Quitím.
7 De lino recamado de Egiptoestaba hecha tu vela,para que te sirviera de estandarte.
Tu toldo era de púrpura violeta y escarlatade las costas de Elisá.
8 Los habitantes de Sidón y de Arvaderan tus remeros.
A bordo iban tus expertos, Tiro,ellos eran tus timoneles.
9 Tenías veteranos y expertos de Guebal,para reparar tus averías.
Tenías todas las naves del mary sus marineros,para negociar tus mercancías.
10 Hombres de Persia, de Lud y de Putservían en tu ejército como guerreros.
Ellos colgaban de ti escudos y cascosy realzaban tu esplendor.
11 Hombres de Arvad, con tu ejército, defendían tus muros por todas partes, y los gamaditas, apostados en sus torres, colgaban sus escudos alrededor de tus muros, haciendo que tu hermosura fuera perfecta.
12 Tarsis comerciaba contigo por la gran abundancia de todas tus riquezas: entregaba plata, hierro, estaño y plomo a cambio de tus mercaderías. 13 Javán, Tubal y Mésec traficaban contigo: entregaban esclavos y objetos de bronce a cambio de tus mercancías. 14 La gente de Bet Togarmá entregaba caballos de tiro, caballos de montar y mulos, a cambio de tus mercaderías. 15 Los hombres de Rodas traficaban contigo; numerosas islas participaban de tu comercio: te daban como pago colmillos de marfil y madera de ébano. 16 Edóm comerciaba contigo por la abundancia de tus productos: entregaba topacio, púrpura escarlata, brocados, lino fino, corales y rubíes, a cambio de tus mercaderías. 17 Incluso Judá y la tierra de Israel traficaban contigo: entregaban trigo de Minit, mijo, miel, aceite y resina, a cambio de tus mercaderías. 18 Damasco comerciaba contigo por la abundancia de tus productos, por la abundancia de todas tus riquezas: te abastecía de vino de Jelbón y de lana de Sájar. 19 Vedán y Javán, desde Uzal, entregaban hierro forjado, casia y caña aromática, a cambio de tus mercaderías. 20 Dedán traficaba contigo abasteciéndote de monturas. 21 Arabia y todos los príncipes de Quedar participaban de tu comercio: negociaban contigo a cambio de corderos, carneros y chivos. 22 Los comerciantes de Sabá y de Raemá traficaban contigo: entregaban los mejores bálsamos, toda clase de piedras preciosas y oro, a cambio de tus mercaderías. 23 Jarán, Cané y Edén, los comerciantes de Sabá, Asur y Quilmad traficaban contigo: 24 ellos abastecían tus mercados a cambio de espléndidos vestidos, de mantos de púrpura violeta, tejidos recamados, tapices multicolores y cuerdas sólidamente trenzadas. 25 Las naves de Tarsis transportaban tus mercaderías.
Te llenaste de una carga muy pesadaen el corazón de los mares.
26 Tus remeros te llevaronpor las aguas profundas.
Pero el viento del este te destrozóen el corazón de los mares.
27 Tus riquezas, tus mercancías,tus cargamentos,tus marineros y tus timoneles,
los que reparan tus averías y tus agentes de comercio,todos tus hombres de guerra
y toda la tripulación que llevas contigose hundirán en el corazón de los maresel día de tu naufragio.
28 Al oír los gritos de tus timoneles,temblarán las riberas.
29 Entonces descenderán de sus navestodos los que empuñan los remos.
Los marineros y todos los timoneles del mar permanecerán en tierra.
30 Ellos harán oír su clamor a causa de ti,y gritarán amargamente.
Se cubrirán la cabeza de polvoy se revolcarán en la ceniza.
31 Se raparán los cabellos por tu causay se ceñirán un sayal.
Llorarán por ti llenos de amargura,con amargos lamentos.
32 Entonarán una lamentaciónentre gemidos,se lamentarán por ti, diciendo:
“¿Quién era igual a Tiroen medio de los mares?
33 Cuando se desembarcabantus mercaderías,saciabas a muchos pueblos;
con tus muchas riquezas y tus mercancíasenriquecías a los reyes de la tierra.
34 Pero ahora estás destrozada por el maren lo profundo de las aguas.
Tus mercancías y toda tu tripulaciónse han hundido contigo.
35 Los habitantes de las costas lejanasestán consternados por ti;
a sus reyes se les erizaron los cabellosy tienen el rostro demudado.
36 Los mercaderes de los pueblossilban a causa de ti;
te has convertido en un motivode espanto y no existirás nunca más”.
28 1 La palabra del Señor me llegó en estos términos: 2 Hijo de hombre, di al príncipe de Tiro: Así habla el Señor:
Tu corazón se llenó de arroganciay dijiste: “Yo soy un dios;
estoy sentado en un trono divino,en el corazón de los mares”.
¡Tú, que eres un hombre y no un dios,te has considerado igual a un dios!
3 Sí, eres más sabio que Daniel: ningún secreto te supera.
4 Con tu sabiduría y tu inteligencia,te has hecho una fortuna,acumulaste oro y plata en tus tesoros.
5 Por tu gran habilidad para el comerciofuiste acrecentando tu fortuna,
y tu corazón se llenó de arroganciaa causa de tantas riquezas.
6 Por eso, así habla el Señor:
Porque te has considerado igual a un dios,
7 yo traigo contra ti gente extranjera,las más feroces de las naciones:
ellos desenvainarán la espadacontra tu bella sabiduría,y profanarán tu esplendor.
8 Te precipitarán en la Fosay morirás de muerte violentaen el corazón de los mares.
9 ¿Te atreverás a decir: “Yo soy un dios”,delante de tus verdugos?
Serás un hombre, no un dios,en manos de los que te traspasen.
10 Tendrás la muerte de los incircuncisos,en manos de extranjeros,
porque yo he hablado –oráculo del Señor–.
11 La palabra del Señor me llegó en estos términos: 12 Hijo de hombre, entona una lamentación sobre el rey de Tiro. Tú le dirás: Así habla el Señor:
Eras un modelo de perfección,lleno de sabiduríay de acabada hermosura.
13 Estabas en Edén, el Jardín de Dios,recubierto de piedras preciosas
de todas las especies: sardo, malaquita y diamante,
crisólito, ónix y jaspe,zafiro, topacio y esmeralda.
Llevabas adornos labrados en oroy encajes preparados para tiel día en que fuiste creado.
14 Yo había hecho de tiun querubín protector,con sus alas desplegadas;
estabas en la montaña santa de Diosy te paseabas entre piedras de fuego.
15 Eras irreprochable en tus caminosdesde el día en que fuiste creado,hasta que apareció tu iniquidad:
16 a fuerza de tanto traficar,tu interior se llenó de violenciay caíste en el pecado.
Por eso yo te expulsocomo algo profanadolejos de la montaña de Dios;
te hago desaparecer, querubín protector,de entre las piedras de fuego.
17 Tu corazón se llenó de arroganciaa causa de tu hermosura;
corrompiste tu sabiduríaa causa de tu esplendor.
Pero yo te arrojé por tierray te expuse como espectáculodelante de los reyes.
18 Con tus numerosas culpas,con tu comercio venal,profanaste tus santuarios.
Pero yo hago brotar de ti mismoel fuego que te devora.
Te reduciré a ceniza sobre el suelodelante de todos los que te miran.
19 Todos los pueblos que te conocenestán consternados por ti;
te has convertido en un motivode espanto y no existirás nunca más.
20 La palabra del Señor me llegó en estos términos: 21 Hijo de hombre, vuelve tu rostro hacia Sidón y profetiza contra ella. 22 Tú dirás: Así habla el Señor:
Aquí estoy contra ti, Sidón;voy a ser glorificado en medio de ti.
Y cuando le inflija un justo castigoy manifieste en ella mi santidad,se sabrá que yo soy el Señor.
23 Enviaré la peste contra ellay la sangre correrá por sus calles;
las víctimas caerán bajo la espadaalzada contra ella de todas partes.
Así se sabrá que yo soy el Señor.
24 Entonces ya no habrá para la casa de Israel ni espina punzante ni aguijón doloroso entre todos los vecinos que la desprecian. Así se sabrá que yo soy el Señor.
25 Así habla el Señor: Cuando yo reúna a la casa de Israel de entre los pueblos en que ha sido dispersada, manifestaré mi santidad por medio de ellos, a los ojos de las naciones. Ellos habitarán en su propio suelo, el que di a mi servidor Jacob: 26 vivirán seguros en él, construirán casas, plantarán viñas y habitarán seguros, cuando yo inflija un justo castigo a todos los pueblos vecinos que la desprecian. Así se sabrá que yo soy el Señor, su Dios.
29 1 El décimo año, el día doce del décimo mes, la palabra del Señor me llegó en estos términos: 2 Hijo de hombre, vuelve tu rostro contra el Faraón, rey de Egipto, y profetiza contra él y contra todo Egipto. 3 Habla y di: Así habla el Señor:
Aquí estoy contra ti,Faraón, rey de Egipto,
enorme dragón recostadoen el cauce de sus Nilos,
que dices: “El Nilo me pertenece,yo mismo me lo hice”.
4 Yo te pondré garfios en las mandíbulas,pegaré a tus escamas los peces de tus Nilos
y te sacaré fuera de sus corrientes,con todos los peces de tus Nilospegados a tus escamas.
5 Te arrojaré en el desierto,a ti y a todos los peces de tus Nilos;
quedarás tendido en pleno campoy no serás recogido ni enterrado.
Te daré como pastoa las bestias de la tierray a los pájaros del cielo.
6 Entonces todos los habitantes de Egiptosabrán que yo soy el Señor.
Porque tú has sido un apoyo de cañapara la casa de Israel:
7 apenas te agarraban, te partíasy les desgarrabas toda la mano;
cuando se apoyaban en ti, te quebrabasy hacías vacilar todos sus miembros.
8 Por eso, así habla el Señor: Yo traigo contra ti una espada, y extirparé de ti a hombres y animales. 9 La tierra de Egipto será una desolación y una ruina, y ellos sabrán que yo soy el Señor. Por haber dicho: “El Nilo me pertenece, yo mismo me lo hice”, 10 por eso, aquí estoy contra ti y contra tus Nilos. Dejaré a la tierra de Egipto desolada y en ruinas, desde Migdol hasta Siene, y hasta la frontera de Cus. 11 Ningún pie humano transitará por ella, ningún pie de animal la cruzará, y estará deshabitada durante cuarenta años. 12 Yo haré de la tierra de Egipto la más desolada entre las tierras desoladas, y sus ciudades serán una desolación entre las ciudades en ruinas, durante cuarenta años. Dispersaré a los egipcios entre las naciones y los diseminaré por los países.
13 Porque así habla el Señor: Al cabo de cuarenta años, reuniré a los egipcios de entre los pueblos en los que habían sido dispersados. 14 Cambiaré la suerte de Egipto y los haré volver a la tierra de Patrós, su país de origen. Allí serán un reino humilde, 15 el más humilde de los reinos, y Egipto ya no se levantará por encima de las naciones. Yo mismo lo haré pequeño, para que no pueda dominar a las naciones. 16 Ya no ofrecerá una falsa seguridad a la casa de Israel, ni hará que se le recuerde un delito, por haber ido detrás de él. Así se sabrá que yo soy el Señor.
17 El año vigesimoséptimo, el día primero del primer mes, la palabra del Señor me llegó en estos términos: 18 Hijo de hombre, Nabucodonosor, rey de Babilonia, ha exigido de su ejército un gran esfuerzo contra Tiro. Todas las cabezas han quedado rapadas y todas las espaldas llagadas, pero él no ha logrado de Tiro, ni para sí ni para su ejército, ninguna recompensa por el esfuerzo realizado. 19 Por eso, así habla el Señor: Voy a entregar la tierra de Egipto al rey de Babilonia. Él se llevará sus riquezas, saqueará sus despojos y se apoderará del botín, que servirá de recompensa para su ejército. 20 En retribución por el esfuerzo realizado contra Tiro, yo le entrego la tierra de Egipto, porque ellos trabajaron para mí –oráculo del Señor–.
21 Aquel día, yo acrecentaré la fuerza de la casa de Israel, y haré que tú puedas hablar libremente en medio de ellos. Así sabrán que yo soy el Señor.
30 1 La palabra del Señor me llegó en estos términos: 2 Profetiza, hijo de hombre, y di: Así habla el Señor:
Giman, diciendo: “¡Ay! ¡Qué día!”.
3 Porque se acerca un día,se acerca el día del Señor.
Será un día cargado de nubarrones,el tiempo de las naciones.
4 La espada penetrará en Egipto,Cus se retorcerá de espanto,
cuando caigan las víctimas en Egipto,cuando sean arrebatadas sus riquezasy derruidos sus cimientos.
5 Cus, Put y Lud,toda esa mezcla de pueblos, y los libios,
y los hijos del país de la Alianza,caerán con ellos bajo la espada.
6 Así habla el Señor:
Caerán los que sostienen a Egipto,se derrumbará su arrogante poderío:
desde Migdol hasta Siene,todos caerán bajo la espada–oráculo del Señor–.
7 Serán los más desolados entre los países desoladosy sus ciudades estarán entre las ciudades en ruinas.
Y sabrán que yo soy el Señor, 8 cuando prenda fuego a Egipto
y sean destrozados todos los que lo apoyan.
9 Aquel día, mensajeros enviados por mí partirán en barco, para dar la alarma en Cus, que vive confiada. Ellos se estremecerán de espanto en el día de Egipto, que ya está por llegar.
10 Así habla el Señor:
Yo haré cesar el tumulto de Egiptopor la mano de Nabucodonosor,rey de Babilonia.
11 Él y su pueblo, la más ferozde las naciones,serán llevados para arrasar el país.
Desenvainarán sus espadas contra Egiptoy llenarán de víctimas el país.
12 Convertiré en tierra secalos canales del Niloy venderé el país a gente malvada.
Devastaré el país y todo lo que hay en élpor manos de extranjeros.
Yo, el Señor, he hablado.
13 Así habla el Señor:
Haré desaparecer los ídolosy acabaré con los falsos dioses de Nof.
No habrá más un príncipe en Egiptoy haré cundir el terror en ese país.
14 Devastaré a Patrós, incendiaré a Soáne infligiré justos castigos a No.
15 Derramaré mi furor en Sin–la plaza fuerte de Egipto– y extirparé el tumulto de No.
16 Prenderé fuego a Egipto,Sin se retorcerá de dolor,
se abrirán brechas en Noy los adversarios de Nola ocuparán en pleno día.
17 Los jóvenes de On y de Pi Bésetcaerán bajo la espaday esas mismas ciudades irán al cautiverio.
18 En Tafnis el día se oscurecerá,cuando yo quiebre allí el cetro de Egiptoy se acabe su arrogante poderío.
A ella la cubrirá un nubarróny sus hijas irán al cautiverio.
19 Infligiré justos castigos a Egipto,y se sabrá que yo soy el Señor.
20 En el año undécimo, el día siete del primer mes, la palabra del Señor me llegó en estos términos: 21 Hijo de hombre, yo quiebro el brazo del Faraón, rey de Egipto; y nadie lo cura dándole medicamentos y aplicándole un vendaje, para que se fortalezca y pueda empuñar la espada. 22 Por eso, así habla el Señor: Aquí estoy contra el Faraón, rey de Egipto: yo quebraré sus dos brazos –el sano y el roto– y haré caer la espada de su mano. 23 Dispersaré a los egipcios entre las naciones y los diseminaré entre los países. 24 Pero fortaleceré los brazos del rey de Babilonia y pondré mi espada en su mano; y quebraré los brazos del Faraón, que lanzará gemidos delante de él como un herido de muerte. 25 Fortaleceré los brazos del rey de Babilonia, mientras que al Faraón se le caerán los brazos. Y cuando ponga mi espada en la mano del rey de Babilonia y él la extienda contra el país de Egipto, se sabrá que yo soy el Señor. 26 Dispersaré a los egipcios entre las naciones y los diseminaré por los países. Entonces se sabrá que yo soy el Señor.
31 1 En el año undécimo, el primer día del tercer mes, la palabra del Señor me llegó en estos términos: 2 Hijo de hombre, di al Faraón, rey de Egipto, y a todos sus súbditos:
¿A quién te asemejaste por tu grandeza?
3 A un ciprés, a un cedro del Líbano,de hermoso ramaje, de follaje tupido,
de altura tan elevadaque su copa emerge entre las nubes.
4 Las aguas lo hicieron crecery el océano subterráneo lo elevó,
haciendo correr sus ríosen torno del lugar donde estaba plantado,
y enviando sus canalesa todos los árboles del campo.
5 Por eso superó en alturaa todos los árboles del campo;
su ramaje se hizo frondosoy se alargaron sus ramas,
regadas por las aguas caudalosas,cuando él echaba sus brotes.
6 En su ramaje anidabantodos los pájaros del cielo;
bajo sus ramas tenían cría todas las bestias del campo,
y a su sombra se albergabantodas las grandes naciones.
7 Era hermoso por su grandeza,por la envergadura de su copa,
porque sus raíces se hundíanen las aguas caudalosas.
8 Ningún cedro en el Jardín de Diospodía hacerle sombra;
no había entre los cipresesramas semejantes a las suyas,
y ninguno de los plátanosera comparable a su ramaje.
Ningún árbol en el Jardín de Diosse le asemejaba en hermosura.
9 Yo lo había embellecidocon abundantes ramas,
y lo envidiaban todos los árboles de Edénque están en el Jardín de Dios.
10 Por eso, así habla el Señor: Por haberse elevado tan alto, por haber erguido su copa entre las nubes, y por haberse ensoberbecido a causa de su altura, 11 por todo eso, yo lo puse en manos de un jefe de naciones, que lo tratará conforme a su maldad. Yo lo he rechazado, 12 y gente extranjera, las más feroces de las naciones, lo han talado y arrojado por las montañas. Sus ramas cayeron en todos los valles, y su copa se desgajó en los cauces de todos los ríos del país. Todos los pueblos de la tierra se han apartado de su sombra, y lo han abandonado.
13 Sobre su tronco caídose posan todos los pájaros del cielo,
y en sus ramas se cobijantodas las bestias del campo,
14 para que ningún árbol plantado junto a las aguas se eleve tan alto ni levante su copa entre las nubes, y para que ningún árbol bien regado intente erguirse hasta ellas con toda su altura.
¡Porque todos están destinadosa la muerte,a las regiones profundas,
en medio de los seres humanosque bajan a la Fosa!
15 Así habla el Señor: Cuando el cedro se precipitó en el Abismo, yo hice que el océano subterráneo estuviera de duelo a causa de él: lo cerré, contuve sus ríos, y las grandes aguas quedaron detenidas. Vestí de luto al Líbano por causa de él, y todos los árboles del campo languidecieron. 16 Hice temblar a las naciones por el estruendo de su caída, cuando lo precipité en el Abismo, con los que bajan a la Fosa. En las regiones subterráneas se consolaron todos los árboles de Edén, lo más selecto y lo mejor del Líbano, todos los árboles bien regados. 17 También ellos, los que lo auxiliaban y vivían a su sombra en medio de las naciones, bajaron con él al Abismo, donde están las víctimas de la espada. 18 ¿A quién te asemejabas en gloria y en grandeza, entre los árboles de Edén? ¡Y sin embargo has sido precipitado a las regiones subterráneas, con los árboles de Edén! Ahí estás tendido, en medio de incircuncisos, con las víctimas de la espada. Este es el Faraón y todos sus súbditos –oráculo del Señor–.
32 1 El año duodécimo, el primer día del duodécimo mes, la palabra del Señor me llegó en estos términos: 2 Hijo de hombre, entona una lamentación sobre el Faraón, rey de Egipto. Tu le dirás:
¡Estás perdido, león de las naciones!
Tú, como un dragón en los mares,resoplabas con tus narices,
enturbiabas el agua con tus patasy agitabas sus corrientes.
3 Así habla el Señor: Yo tenderé mi red sobre ti en la asamblea de las naciones numerosas y ellas te alzarán con mis redes.
4 Te estrellaré contra el suelo,te arrojaré en pleno campo,
y haré que se posen sobre titodos los pájaros del cielo
y que se sacien contigotodas las bestias de la tierra.
5 Pondré tu carne sobre las montañasy llenaré los valles con tus despojos.
6 Regaré la tierra con el flujo de tu sangrehasta la cima de las montañas,
y los cauces de los ríosse llenarán de ella.
7 Y cuando te hayas extinguido,yo cubriré los cielosy oscureceré las estrellas,
cubriré el sol con una nubey la luna no hará brillar su luz.
8 Oscureceré a causa de titodos los astros luminosos del cielo,
y envolveré a tu país en tinieblas–oráculo del Señor–.
9 Yo afligiré el corazón de muchos pueblos, cuando yo lleve a tus cautivos entre las naciones, a países que tú no conocías. 10 Dejaré consternados por tu causa a pueblos numerosos; se erizarán los cabellos de sus reyes, a causa de ti, cuando levante mi espada contra ellos, y temblarán estremecidos, cada uno por su propia vida, en el día de tu caída.
11 Porque así habla el Señor:
La espada del rey de Babiloniate alcanzará.
12 Por la espada de guerreros,los más feroces entre las naciones,
yo haré caer a tu multitud.
Ellos abatirán la soberbia de Egiptoy toda su multitud será destruida.
13 Haré perecer todo su ganadodel borde de las aguas caudalosas:
ya no las enturbiará el pie del hombreni la pezuña de los animales.
14 Entonces haré que sus aguasqueden limpias, y que sus ríos corran como el aceite–oráculo del Señor–.
15 Y cuando convierta a Egiptoen una desolación y el país sea despojadode todo lo que lo llena,
cuando hiera a todos los que lo habitan,se sabrá que yo soy el Señor.
16 Esta es una lamentación que entonarán las hijas de las naciones. La entonarán sobre Egipto y sobre toda su multitud –oráculo del Señor–.
17 El año duodécimo, el día quince del mes, la palabra del Señor me llegó en estos términos: 18 Hijo de hombre, entona un canto fúnebre sobre la multitud de Egipto y húndela, a ella y a las capitales de las naciones más ilustres, en las regiones más profundas, con los que bajan a la Fosa.
19 ¿Eres tú más privilegiado que otros? ¡Baja y acuéstate con los incircuncisos!
20 Ellos caerán entre las víctimas de la espada. Una espada está dispuesta: ¡arrastren a Egipto y a toda su multitud! 21 Entonces los más fuertes guerreros y sus ayudantes les dirán, desde el medio del Abismo: “¡Han bajado y yacen tendidos los incircuncisos, víctimas de la espada!”.
22 Allí está Asiria con toda su asamblea en torno de su tumba, víctimas todos ellos, caídos bajo la espada. 23 Su tumba ha sido puesta en lo más hondo de la Fosa y su asamblea está en torno de su tumba: ¡son todos víctimas, los caídos bajo la espada, los que sembraban el terror por la tierra de los vivientes!
24 Allí está Elaín con toda su multitud en torno de su tumba, víctimas todos ellos, caídos bajo la espada: ¡son los que bajaron incircuncisos a las regiones profundas, los que expandían el terror por la tierra de los vivientes! Ahora cargan con su ignominia, junto con los que bajan a la Fosa. 25 Se le ha puesto un lecho en medio de las víctimas, con toda su multitud en torno de su tumba: son todos incircuncisos, víctimas de la espada, porque sembraron el terror por la tierra de los vivientes. Ahora cargan con su ignominia junto con los que bajan a la Fosa, y han sido puestos en medio de las víctimas.
26 Allí están Mésec, Tubal y toda su multitud en torno de su tumba, todos incircuncisos, atravesados por la espada, porque expandieron el terror por la tierra de los vivientes. 27 Ellos no yacen con los héroes caídos antiguamente –con los que bajaron al Abismo con sus armas de guerra, con sus espadas debajo de sus cabezas y sus escudos sobre sus restos– porque el terror de los héroes reinaba en la tierra de los vivientes. 28 Tú, en cambio, yacerás en medio de los incircuncisos, con las víctimas de la espada.
29 Allí está Edóm, con sus reyes y todos sus príncipes que, a pesar de su poderío, fueron puestos entre las víctimas de la espada. Ellos yacen entre los incircuncisos, entre los que bajaron a la Fosa.
30 Allí están todos los príncipes del Norte y todos los sidonios, que bajaron avergonzados junto con las víctimas, a pesar del terror que inspiraba su bravura. Yacen incircuncisos entre las víctimas de la espada, y cargan con su ignominia junto con los que bajan a la Fosa.
31 El Faraón los verá y se consolará a la vista de toda esa multitud. El Faraón y todo su ejército serán víctimas de la espada –oráculo del Señor–. 32 Sí, yo dejé que sembrara el terror en la tierra de los vivientes, pero yacerá en medio de los incircuncisos, junto con las víctimas de la espada, el Faraón y toda su multitud –oráculo del Señor–.
33 1 La palabra del Señor me llegó en estos términos: 2 Hijo de hombre, habla a la gente de tu pueblo. Tú les dirás: Si yo hago venir la espada contra un país, la gente de ese país toma a uno de sus hombres y lo pone como centinela; 3 y cuando este ve venir la espada sobre el país, toca la trompeta para advertir al pueblo. 4 Si alguien escucha el sonido de la trompeta, pero no hace caso de la alarma, y entonces llega la espada y lo mata, la sangre de este hombre recaerá sobre su propia cabeza. 5 Él escuchó el sonido de la trompeta, pero no hizo caso: su sangre recaerá sobre él. En cambio, si hace caso de la alarma, habrá salvado su vida.
6 Pero si el centinela ve venir la espada y no toca la trompeta, de manera que el pueblo no es advertido, y cuando llega la espada mata a alguno de ellos, este perecerá por su culpa, pero al centinela le pediré cuenta de su sangre.
7 También a ti, hijo de hombre, yo te he puesto como centinela de la casa de Israel: cuando oigas una palabra de mi boca, tú les advertirás de mi parte. 8 Cuando yo diga al malvado: “Vas a morir”, si tú no hablas para advertir al malvado que abandone su mala conducta, el malvado morirá por su culpa, pero a ti te pediré cuenta de su sangre. 9 Si tú, en cambio, adviertes al malvado para que se convierta de su mala conducta, y él no se convierte, él morirá por su culpa, pero tú habrás salvado tu vida.
10 Y tú, hijo de hombre, di a la casa de Israel: Ustedes andan diciendo: “Nuestras rebeldías y nuestros pecados pesan sobre nosotros, y nos estamos consumiendo a causa de ellos. ¿Cómo podremos vivir?”. 11 Tú diles, en cambio: “Juro por mi vida –oráculo del Señor– que yo no deseo la muerte del malvado, sino que se convierta de su mala conducta y viva. Conviértanse, conviértanse de su conducta perversa! ¿Por qué quieren morir, casa de Israel?”.
12 Y tú, hijo de hombre, di a la gente de tu pueblo: Al justo no lo librará su justicia si comete un delito; al impío no lo hará sucumbir su maldad si se convierte de ella. Y cuando un justo peque, no podrá sobrevivir a causa de su justicia. 13 Si yo digo al justo: “Vivirás”, pero él, confiado en su justicia, comete una iniquidad, no quedará ningún recuerdo de su justicia: él morirá por la iniquidad que cometió. 14 Por el contrario, si digo al malvado: “Morirás”, pero él se convierte de su pecado y practica el derecho y la justicia: 15 si devuelve lo que tomó en prenda, si restituye lo que arrebató por la fuerza y observa los preceptos de vida, dejando de cometer la iniquidad, él ciertamente vivirá y no morirá. 16 No quedará contra él el recuerdo de ninguno de los pecados que cometió: ha practicado el derecho y la justicia, por eso vivirá.
17 La gente de tu pueblo dice: “El proceder del Señor no es correcto”. Pero es el proceder de ellos el que no es correcto. 18 Cuando el justo se aparta de su justicia y comete la iniquidad, muere a causa de eso. 19 Y cuando el malvado se convierte de su maldad y practica el derecho y la justicia, vive a causa de eso. 20 Ustedes dicen: “La conducta del Señor no es correcta”. Pero yo los juzgaré a cada uno de ustedes según su conducta, pueblo de Israel.
21 En el año undécimo de nuestro exilio, el día cinco del décimo mes, un fugitivo llegó de Jerusalén y me dio esta noticia: “La ciudad ha sido tomada”. 22 La mano del Señor había descendido sobre mí por la tarde, antes que llegara el fugitivo; y a la mañana siguiente, apenas este llegó, el Señor me abrió la boca. Entonces recuperé el habla y ya no me quedé mudo.
23 La palabra del Señor me llegó en estos términos: 24 Hijo de hombre, los que habitan en esas ruinas, en la tierra de Israel, andan diciendo: “Abraham, que era uno solo, recibió esta tierra en posesión. Nosotros somos muchos, y se nos ha dado esta tierra en posesión”.
25 Por eso, diles: Así habla el Señor: Ustedes comen víctimas sin desangrar, levantan sus ojos a sus ídolos, derraman sangre, ¡y pretenden poseer el país! 26 Ustedes confían en sus espadas, cometen lo que es abominable, contaminan a la mujer de su prójimo, ¡y pretenden poseer el país! 27 Tú les dirás: Así habla el Señor: Juro por mi vida que los que están entre las ruinas caerán bajo la espada, a los que están por el campo los daré como pasto a las fieras, y los que están en las fortalezas y en las cuevas morirán de peste. 28 Haré de este país un desierto desolado, y se acabará su arrogante poderío. Las montañas de Israel quedarán devastadas y nadie más pasará por ellas. 29 Y cuando yo convierta a este país en un desierto desolado, por todas las abominaciones que han cometido, entonces se sabrá que yo soy el Señor.
30 Hijo de hombre, la gente de tu pueblo se reúne para hablar de ti junto a los muros y a las puertas de las casas, y se dicen unos a otros: “Vamos a escuchar qué palabra nos dirige el Señor”. 31 Acuden a ti en tropel y se sientan delante de ti; escuchan tus palabras, pero no las practican. Porque hay mucho amor en sus palabras, pero lo único que buscan es su propio interés. 32 Tú eres para ellos como un cantor de canciones de amor, que tiene buena voz y toca armoniosamente. Escuchan tus palabras, y nadie las cumple. 33 Pero cuando todo esto suceda –¡y ya está a punto de suceder!– sabrán que había un profeta en medio de ellos.
34 1 La palabra del Señor me llegó en estos términos: 2 ¡Profetiza, hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel! Tú dirás a esos pastores: Así habla el Señor: ¡Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! ¿Acaso los pastores no deben apacentar el rebaño? 3 Pero ustedes se alimentan con la leche, se visten con la lana, sacrifican a las ovejas más gordas, y no apacientan el rebaño. 4 No han fortalecido a la oveja débil, no han curado a la enferma, no han vendado a la herida, no han hecho volver a la descarriada, ni han buscado a la que estaba perdida. Al contrario, las han dominado con rigor y crueldad. 5 Ellas se han dispersado por falta de pastor, y se han convertido en presa de todas las bestias salvajes. Mis ovejas se han dispersado, 6 y andan errantes por todas las montañas y por todas las colinas elevadas. ¡Mis ovejas están dispersas por toda la tierra, y nadie se ocupa de ellas ni trata de buscarlas!
7 Por eso, pastores, oigan la palabra del Señor. 8 Lo juro por mi vida –oráculo del Señor–: Porque mis ovejas han sido expuestas a la depredación y se han convertido en presa de todas las fieras salvajes por falta de pastor; porque mis pastores no cuidan a mis ovejas; porque ellos se apacientan a sí mismos, y no a mis ovejas; 9 por eso, pastores, escuchen la palabra del Señor: 10 Así habla el Señor: Aquí estoy yo contra los pastores. Yo buscaré a mis ovejas para quitárselas de sus manos, y no les dejaré apacentar mi rebaño. Así los pastores no se apacentarán más a sí mismos. Arrancaré a las ovejas de su boca, y nunca más ellas serán su presa.
11 Porque así habla el Señor: ¡Aquí estoy yo! Yo mismo voy a buscar mi rebaño y me ocuparé de él. 12 Como el pastor se ocupa de su rebaño cuando está en medio de sus ovejas dispersas, así me ocuparé de mis ovejas y las libraré de todos los lugares donde se habían dispersado, en un día de nubes y tinieblas. 13 Las sacaré de entre los pueblos, las reuniré de entre las naciones, las traeré a su propio suelo y las apacentaré sobre las montañas de Israel, en los cauces de los torrentes y en todos los poblados del país. 14 Las apacentaré en buenos pastizales y su lugar de pastoreo estará en las montañas altas de Israel. Allí descansarán en un buen lugar de pastoreo, y se alimentarán con ricos pastos sobre las montañas de Israel. 15 Yo mismo apacentaré a mis ovejas y las llevaré a descansar –oráculo del Señor–. 16 Buscaré a la oveja perdida, haré volver a la descarriada, vendaré a la herida y curaré a la enferma, pero exterminaré a la que está gorda y robusta. Yo las apacentaré con justicia.
17 En cuanto a ustedes, ovejas de mi rebaño, así habla el Señor: Yo voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carneros y chivos. 18 ¿No les basta con apacentarse en buenos pastizales, que pisotean el resto del pasto? ¿No les basta con beber agua limpia, que enturbian el resto con sus pies? 19 ¡Así mis ovejas tienen que comer lo que ustedes han pisoteado, y tienen que beber lo que ustedes han enturbiado con sus pies! 20 Por eso, así les habla el Señor: Yo mismo voy a juzgar entre la oveja gorda y la oveja flaca. 21 Porque ustedes han empujado con el costado y con la espalda, y han atacado con los cuernos a las más débiles hasta dispersarlas fuera del pastizal, 22 yo acudiré en auxilio de mis ovejas y ellas no estarán más expuestas a la depredación: yo juzgaré entre oveja y oveja.
23 Suscitaré al frente de ellas a un solo pastor, a mi servidor David, y él las apacentará: las apacentará y será su pastor. 24 Yo, el Señor, seré su Dios, y mi servidor David será príncipe en medio de ellas. Yo, el Señor, he hablado.
25 Yo estableceré para ellos una alianza de paz y haré desaparecer del país a las bestias feroces. Ellos habitarán seguros en el desierto y dormirán en los bosques. 26 Haré que ellos y los alrededores de mi colina sean una bendición, y haré caer la lluvia a su debido tiempo, una lluvia de bendición. 27 Los árboles del campo darán sus frutos y la tierra dará sus productos, y ellos vivirán seguros en su propio suelo. Y cuando rompa las barras de su yugo y los libre de las manos de los que los tienen esclavizados, sabrán que yo soy el Señor. 28 Ya no serán presa de las naciones ni los devorarán las bestias salvajes. Vivirán seguros, sin que nada los perturbe. 29 Y haré brotar para ellos una plantación famosa: no habrá más víctimas del hambre en el país ni tendrán que soportar los insultos de las naciones. 30 Así sabrán que yo, el Señor, estoy con ellos, y que ellos son mi Pueblo, la casa de Israel –oráculo del Señor–.
31 Ustedes, mis ovejas, son el rebaño humano que yo apaciento, y yo soy su Dios –oráculo del Señor–.
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Ezechiele (BPD) 27