Catena aurea ES 3403

MATEO 4,3-4


3403 (Mt 4,3-4)

Y acercándose el tentador le dijo: "Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan". Quien respondiendo dijo: "Está escrito, no de sólo pan vive el hombre, sino de toda palabra que procede de la boca de Dios". (vv. 3-4)

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 5. Porque el diablo, al ver que Jesús ayunaba cuarenta días, empezó a desesperar. Pero cuando vio que empezó a tener hambre, comenzó a esperar otra vez. De donde se sigue: y "acercándose el tentador". Si eres tentado cuando ayunas, no digas que has perdido el fruto de tu ayuno, porque aunque tu ayuno no evite que seas tentado, sin embargo te aprovechará para vencer la tentación.

San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 16,5. Pero si observamos el orden de la tentación, veremos con cuánta magnanimidad somos liberados de la tentación. El enemigo antiguo tentó al primer hombre por la gula, cuando le instó a que comiese de la fruta prohibida; y por la vanagloria, cuando le dijo: "Conoceréis el bien y el mal". La avaricia, no sólo es propia del dinero, sino también de la elevación cuando se ambiciona con exceso los honores. Del mismo modo que rindió al primer hombre, sucumbió el demonio cuando tentó al segundo. Lo tienta por la gula, cuando dice: "Di que estas piedras se conviertan en pan". Por la vanagloria, cuando dice: "Si eres hijo de Dios, arrójate". Por la avaricia de la grandeza, cuando le manifiesta todos los reinos del mundo: "Todo esto te daré".

San Ambrosio, in Lucam, 4,3. Por esto empezó, por donde en otro tiempo había vencido, a saber, por la gula. De donde le dijo: "Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan". ¿Para qué estos preámbulos, sino porque sabía que el Hijo de Dios habría de venir? Pero no sabía que había venido por medio de la carne. Hace el oficio de explorador y de tentador: mientras confiesa que cree en Dios, se esfuerza por engañar al hombre.

San Hilario, in Matthaeum, 3. Propuso esta operación tentando para conocer el poder de Dios en la conversión de piedras en pan y para engañar la paciencia del hombre hambriento, por la complacencia de la comida.

San Jerónimo. Pero eres contenido por dos, oh diablo. Si ya confiesas su imperio proponiendo la conversión de las piedras en pan, en vano tientas a Aquel que tiene tanto poder y si no puede hacerlo, en vano sospechas que es Hijo de Dios.

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 5. Así como el diablo cegaba a todos los hombres, así fue cegado por Cristo de una manera invisible. Conoció que tuvo hambre después de cuarenta días, pero no comprendió que no la tuvo en el espacio de los mismos. Cuando sospechó que no era Hijo de Dios, no pensó en que el fuerte puede descender hasta las cosas más débiles y el débil puede ascender hasta las cosas más fuertes. Mas habiendo observado que no tuvo hambre en tantos días, debió conocer que era Dios, aunque al ver que tuvo hambre después de los cuarenta días, pudo comprender que era hombre. Pero dirás: Moisés y Elías ayunaron cuarenta días y eran hombres. Pero ellos ayunando tenían hambre y se sostenían. Este no tuvo hambre en el espacio de cuarenta días, sino después. Tener hambre y no comer es propio de la paciencia humana; pero no tener hambre, sólo es propio de la naturaleza divina.

San Jerónimo. El propósito de Jesucristo era vencer por la humildad.

San León Magno, sermones, 39,3. De donde venció al tentador con testimonios de la ley, no con potestad de valor para honrar en esto más al hombre y castigar más a su enemigo. Lo hizo con el fin de que el enemigo del género humano no sólo fuese vencido por El como Dios, sino como hombre. De donde se sigue: El cual respondiendo le dijo: "Está escrito: No de sólo pan vive el hombre, sino de toda palabra que procede de Dios".

San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 16,5. Así, tentado el Señor por el diablo, respondió con los preceptos de las Santas Escrituras: "el que pudo sumergir a su tentador en el abismo, no hizo ostentación de su gran poder y esto lo hizo con el fin de darnos ejemplo, para que cuantas veces tengamos que sufrir algo de los hombres malos, nos inclinemos más a su enseñanza que a su castigo.

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 5. No dijo, pues: no de sólo pan vivo, para que no pareciese que hablaba de sí; sino, no sólo de pan vive el hombre, para que el diablo pudiese decir: Si es Hijo de Dios, se ha ocultado para que no se manifieste su poder. Si es hombre, se excusa de una manera astuta, para que no se conozca que es que no puede.

Rábano. Este testimonio está tomado del Deuteronomio. Por lo que, si alguno no se alimenta de la palabra de Dios, no puede vivir, porque así como el cuerpo humano no puede vivir sin el alimento terreno, así el alma no puede vivir sin la palabra de Dios. Se dice que la palabra procede de la boca de Dios, cuando manifiesta su voluntad, por medio de las Sagradas Escrituras.

MATEO 4,5-7


3405 (Mt 4,5-7)

Entonces el diablo lo llevó a la santa ciudad, y lo colocó en lo más alto del templo, diciéndole: "Si eres Hijo de Dios, arrójate desde lo alto: está escrito, que mandará los ángeles en tu defensa, y te llevarán en sus manos para que la piedra no ofenda tu pie". Jesús le contesta: "También está escrito que no tentarás al Señor tu Dios". (vv. 5-7)

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 5. No habiendo podido conocer nada cierto el diablo en la respuesta de Jesucristo, acerca de si era Dios o si era hombre, lo tentó otra vez, diciendo entre sí: "Este, que no ha sido vencido por el hambre, aunque no sea Hijo de Dios, debe ser un Santo". Pueden los hombres santos resistir el hambre, pero cuando han vencido todas las necesidades de la carne, caen por medio de la vanagloria. Por ello empezó a tentarle con la vanidad, por lo que prosigue: "Entonces lo llevó el diablo a la ciudad Santa".

San Jerónimo. Esta conducción no procede de la invencibilidad del Señor, sino de la soberbia de su enemigo, que considera la firme voluntad del Salvador como una necesidad.

Rábano. Se llamaba santa la ciudad de Jerusalén porque se encontraba en ella el templo, el Sancta Sanctorum y el culto del verdadero Dios, establecido por Moisés.

Remigio. Para que se conozca que el diablo tienta a los hombres aun en los lugares más santos.

San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 16,5. Pero cuando se dice que Dios-hombre fue llevado por el demonio a la ciudad santa, los oídos humanos se escandalizan. El diablo es la cabeza de todos los malos. ¿Qué de particular tiene el que permitiese ser llevado por él a la ciudad santa, cuando permitió que sus miembros lo crucificasen?

La Glosa. El diablo siempre eleva a las alturas por medio de la jactancia, para luego poder precipitar mejor. Por ello prosigue: "Y lo colocó en la cumbre del templo".

Remigio. El pináculo1 era el asiento de los doctores. El templo no tiene puntos altos, como lo tienen nuestras casas, sino que era plano, como se acostumbra en Palestina y en el mismo templo había tres explanadas. Y sépase que en el pavimento había una elevación y en cada explanada había un pináculo. Si lo colocó en el pináculo que había en el pavimento, o si lo colocó en la de la primera, segunda o tercera explanada, no se sabe; pero sí que lo colocó en donde pudo haber algún precipicio.

La Glosa. Observa que todas estas cosas sólo se dicen para darlas a conocer a los sentidos corporales y ya que las palabras se reducen a lo mismo, se sabe que el diablo apareció en forma de hombre.

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 5. Pero acaso dirás: ¿Cómo teniendo figura corporal lo colocó en el pináculo del templo en presencia de todos? Pero del mismo modo que el diablo lo hacía en presencia de todos, El también, sin que el diablo lo supiese, pudo hacer que no fuese visto por nadie cuando así obraba.

La Glosa. Por ello, pues, lo llevó a la cumbre del pináculo, cuando quiso tentarle con la vanagloria, porque la vanagloria había engañado a muchos en la cátedra de los doctores y por ello creyó que colocado Este en la silla del magisterio, podría engreírse con la vanagloria. Por ello prosigue y dijo: "Si eres Hijo de Dios, arrójate al fondo".

San Jerónimo. El diablo hace esto en todas las tentaciones, para ver si puede conocer que es el Hijo de Dios. Le dice, pues: "Arrójate", porque la voz del diablo, con la que desea que los hombres caigan siempre al abismo puede persuadir, pero no puede precipitar.

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 5. Pero, ¿cómo podía conocer en esta ocasión si era Hijo de Dios o no? Volar por el aire no es propiamente obra de Dios, porque a nada conduce.

Pero si alguno vuela provocado, esto lo hace más bien por ostentación y esto proviene más del diablo que de Dios. Si al hombre sabio le basta ser lo que es y no necesita aparentar lo que no es, ¿cuánto más el Hijo de Dios no necesita ostentar aquello de lo que ninguno puede conocer lo que es en sí mismo?

San Ambrosio, in Lucam, 4. Pero por lo mismo que Satanás se transfigura en ángel de luz y prepara su perdición en las mismas Sagradas Escrituras a los fieles, usa muchas veces de textos de las mismas Escrituras, no para enseñar, sino para engañar. De donde prosigue: "Está escrito que te mandará sus ángeles".

San Jerónimo. Leemos esto en el salmo noventa, pero allí no se habla de Cristo, sino que es una profecía de un hombre santo; el diablo interpreta mal las Escrituras.

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 5. En realidad, el Hijo de Dios no es llevado en manos de ángeles, sino que más bien El es quien los lleva. Y si es llevado en manos de ángeles, no es porque la piedra pueda herir sus plantas como débil, sino por honor, puesto que es Dios. ¡Oh diablo! ¿Conque has leído que el Hijo de Dios es llevado en manos de ángeles y no has leído que aplasta al áspid y al basilisco2? Mas cita aquel ejemplo como soberbio, pero calla esto como astuto.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 13,3. Observa que los testimonios son citados por el Señor de una manera conveniente, pero el diablo los cita de una manera inconveniente. No porque está escrito "enviará sus ángeles", etc. , persuade a Jesús a arrojarse.

La Glosa. Aquí debe decirse: La Escritura, pues, dice de cierto hombre bueno, que Dios mandó por sí mismo a sus ángeles (esto es, a sus espíritus administradores), que lo defiendan con sus manos (esto es, con sus auxilios) y lo auxilien, para que la piedra no ofenda a sus pies (esto es, al afecto de su mente), a saber: a la ley antigua, escrita en tablas de piedra; o también, por piedra puede entenderse toda ocasión de ruina o de pecado.

Rábano. Debe observarse que, aun cuando Nuestro Salvador permitiese al diablo que le pusiese sobre el pináculo del templo, sin embargo, no quiso descender a su dominio, dándonos ejemplo para que cuando alguno nos inste a subir por el camino estrecho de la verdad, obedezcamos; pero que si alguno quiere precipitarnos de la altura de la verdad y de la virtud a los abismos del error y de los vicios, no lo oigamos.

San Jerónimo. Quebranta las flechas del diablo sacadas de las Escrituras, con los escudos de las mismas Escrituras. Así, pues, le dice Jesús: También está escrito: "No tentarás al Señor tu Dios".

San Hilario, in Matthaeum, 3. Perturbando los esfuerzos del diablo, Jesús se manifiesta como Dios y como hombre.

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 5. No le dijo, pues: "No me tentarás, puesto que soy tu Dios y tu Señor", sino así: "No tentarás al Señor tu Dios", lo mismo que podía decir todo hombre de Dios, tentado por el demonio, porque el que tienta al hombre de Dios, tienta al mismo Dios.

Rábano. O de otro modo: lo tentaba como hombre, para conocer cuánto podría en la presencia de Dios.

San Agustín, contra Faustum, 22,36. La sana doctrina enseña que cuando el hombre tenga algo que hacer, no debe tentar al Señor su Dios.


Teodoto.

Y tienta a Dios quien hace algo poniéndose en peligro sin motivo.

San Jerónimo, in quaestione 6 in Deuteronomium. Y debe notarse que sólo citó los testimonios necesarios del Deuteronomio, para mostrar los sacramentos de la nueva ley.

MATEO 4,8-11


3408 (Mt 4,8-11)

Otra vez el demonio lo llevó a la cumbre de un monte elevado, y le manifestó todos los reinos del mundo, y su gloria, y le dijo: "Todas estas cosas te daré, si postrándote me adoras". Entonces le dijo Jesús: "Retírate, Satanás, está escrito, pues, que adorarás al Señor tu Dios, y sólo a El servirás". Entonces lo dejó el diablo y los ángeles se aproximaron prestándole auxilios. (vv. 8-11)

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 5. El diablo, vacilando en la segunda tentación, pasó a la tercera. Porque como Cristo había roto las redes de sus engaños y había pasado los límites de la vanagloria, le pone las redes de la avaricia. Por lo que dice: "Otra vez lo tomó el diablo y lo puso en la cumbre de un monte muy elevado", tan elevado que habiendo recorrido el diablo toda la tierra, no había encontrado otro más alto. Porque cuanto más alto fuese el monte, tanto mayor sería el espacio de tierra que se podría ver. De donde prosigue: "Y le manifestó todos los reinos del mundo y su gloria". Le manifestó esto así, no para que viese los reinos y sus ciudades, o sus pueblos, o su plata o su oro, sino las partes de la tierra en que residía cada reino o cada ciudad. Como si subiendo sobre un lugar elevado, te dijese con el dedo: Mira, allí está Roma o Alejandría, no indicándote que veas las mismas ciudades, sino las partes de la tierra en que se encuentran colocadas. Así el diablo podía mostrar a Cristo todos los lugares con el dedo y exponerle los honores y el estado de cada reino. Porque se dice mostrar también de lo que se expone para su inteligencia.

Orígenes, in Lucam, 30.

No debe juzgarse que al manifestarle los reinos del mundo le hiciese ver, por ejemplo, los reinos de los persas, de los medos, de los hindúes, sino que le enseñó su reino; cómo reinaba en el mundo, es decir, cómo reina en unos por la lujuria, cómo en otros por la avaricia, etc.

Remigio. Llama la gloria de ellos al oro, la plata, las piedras preciosas y a los bienes temporales.

Rábano. El diablo manifestó estas cosas al Señor, no porque él pudiese dilatar el espacio de su vista o enseñarle algo nuevo, sino porque quería hacer caer al Señor en el deseo de las vanidades de la pompa mundana (que él tanto amaba) sugiriéndole con palabras y mostrándoselas como algo de buena apariencia y apetecible.

La Glosa. Los que no ven como nosotros por el ojo de la concupiscencia, ven sin dificultad alguna las enfermedades, como los médicos.

San Jerónimo. Prosigue: Y le dijo: "Todo esto te daré". El arrogante y soberbio habla de jactancia. No podía darle todos los reinos del mundo, porque muchos santos varones fueron hechos reyes por Dios.

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 5. Todas las cosas que se hacen en el mundo por medio de la iniquidad (como por ejemplo, las riquezas adquiridas por medio del robo o del perjurio), las da el diablo. El demonio no puede dar las riquezas a quien quiere, sino a aquéllos que las quieren recibir de él.

Remigio. Debe admirarse también la locura del demonio. Le prometía dar los reinos de la tierra a quien da a sus fieles los reinos del cielo y la gloria mundana a quien es Señor de la gloria celestial.

San Ambrosio, in Lucam, 4,11. Tiene la ambición un peligro doméstico. Para dominar a unos, primero les sirve, se inclina con el obsequio, para que se le conceda el honor, y mientras se propone ir más allá, se humilla más. De donde oportunamente añade el diablo: "si postrándote me adoras".

La Glosa. He aquí la antigua soberbia del diablo; así como al principio quiso hacerse igual a Dios, así ahora se propone usurparle el culto divino, diciendo: "si postrándote me adoras". Luego, el que ha de adorar al diablo, primero debe postrarse.

Prosigue: Entonces le dijo Jesús: "Retírate, Satanás".

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 5. En cuyas palabras pone fin a la tentación del diablo para que no siga adelante tentándolo.

San Jerónimo. No son condenados con la misma sentencia San Pedro y Satanás. A San Pedro se le dice: "Apártate de mí, Satanás"; esto es, "sígueme, aunque eres opuesto a mi voluntad"; pero a éste le dice: "retírate, Satanás". Y no se le dice que detrás de mí, para que se entienda: "Vete al fuego eterno que preparado está para ti y para tus ángeles".

Remigio. O según otros ejemplos: "Retírate", esto es, "piensa y recuerda en cuánta gloria fuiste creado y en cuánta desgracia has caído".

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 5. Debe observarse que se cometió una grave injuria a Jesucristo cuando fue tentado por el demonio y éste le dijo: "Si eres Hijo de Dios arrójate al abismo". Pero no se turbó ni increpó a su enemigo, mas cuando el demonio le quiso usurpar el honor de ser Dios, indignado lo rechazó diciéndole: "Retírate, Satanás", para que nosotros aprendamos en El a sufrir las injurias de una manera digna, pero que no consintamos que lleguen ni aun al oído las injurias contra Dios. Porque es muy laudable que cada uno sufra con resignación las propias injurias, pero tolerar las injurias del Señor es hasta impío.

San Jerónimo. Diciendo el diablo al Señor: "Si postrándote me adoras", oye, por el contrario, que él es quien más bien debe adorarle como a su Señor y Dios.

San Agustín, contra sermonem Arrianorum, 29. De donde prosigue: Está escrito, pues: "Sólo adorarás al Señor tu Dios y sólo a El servirás". Nuestro único bien y nuestro Señor es la Santísima Trinidad, a quien únicamente debemos con razón la servidumbre de nuestra piedad.

San Agustín, de civitate Dei, 10,1. Con el nombre de servidumbre se entiende el culto debido al Señor. Nuestros expositores llaman latría al culto divino, cualquiera que sea el lugar de las Sagradas Escrituras, en donde encuentran la palabra servidumbre. Pero aquella servidumbre que se debe a los hombres, según lo que preceptúa el apóstol (Tt 2,9), diciendo que los siervos deben estar sometidos a sus señores, se traduce en griego por la palabra dulía, pero latría (o siempre, o con tanta frecuencia como casi siempre), se llama a la servidumbre que pertenece al culto de Dios1.

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 5. El diablo, pues, (como suele entenderse de una manera racional), no retrocedió como obedeciendo a un precepto, sino que la divinidad que resaltaba en Jesucristo y la del Espíritu Santo que resaltaba en El, fue quien separó de allí al diablo. De donde prosigue: "Entonces lo dejó solo el demonio". Lo que aprovecha para nuestro consuelo, porque el diablo no tienta a los hombres cuando quiere, sino cuando Dios se lo permite y si le permite que nos tiente poco a poco, es atendiendo a nuestra débil naturaleza.

San Agustín, de civitate Dei, 9,20. Después de la tentación, los santos ángeles, temibles a los espíritus infernales, servían al Señor y en ello mismo se manifestaba a los demonios cuán grande fuese su poder. De donde prosigue: "Y he aquí que los ángeles se acercaron y le servían".

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 5. No dijo, pues: "bajando los ángeles", para manifestar que siempre estaban con El en la tierra para su servicio. Pero, entonces se retiraron de El por orden de Dios, para que el diablo pudiese tentar a Cristo, no fuera que, viendo a los ángeles cerca de El, no se atreviese a aproximarse. No sabemos en qué forma le servían, si sanándolo de las enfermedades, si ayudándolo en la corrección de las almas o si ayudándolo a ahuyentar las tentaciones. Todas estas son las cosas que hace por medio de los ángeles, de modo que, cuando éstos lo hacen, parece que es El mismo quien lo hace. Sin embargo, debe saberse que no lo asistían por necesidad de limitado poder, sino en honra de su infinita potestad. No se dice que lo ayuden, sino que lo sirven.

San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 15. En estas palabras se manifiesta la doble naturaleza de su persona, porque es hombre a quien el diablo tienta y El mismo es Dios a la vez, a quien los ángeles sirven.

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 5. Ahora expliquemos brevemente qué significan las tentaciones de Cristo. El ayuno es la abstinencia de una cosa mala; el hambre es el deseo de la misma cosa mala; su uso es el pan. El que se habitúa con el pecado convierte la piedra en pan. Responda, pues, al demonio cuando lo tiente, diciendo: "Que no de sólo el uso de aquella cosa vive el hombre, sino de la observancia de los mandatos de Dios". Cuando alguno se engríe como si fuese santo, es como llevado al templo y cuando se crea que está en la cumbre de la santidad, entonces es cuando le coloca sobre el pináculo del templo y ésta es la tentación que sigue a la primera, porque la victoria de la tentación produce la vanagloria y es causa de jactancia. Pero advierte que Cristo ayunó voluntariamente. El diablo lo llevó al templo para que tú te consagres espontáneamente a la abstinencia, pero por ello no te creas que has llegado a la cumbre de la santidad. Huye del orgullo del corazón y no experimentarás tu ruina. La subida al monte es la marcha hacia las riquezas y la gloria de este mundo, como que desciende de la soberbia del corazón. Cuando quieras hacerte rico, lo cual equivale a subir al monte, empiezas a pensar en adquirir las riquezas y los honores y entonces el Príncipe de este mundo te manifiesta la gloria de su reino. En tercer lugar, te ofrece las causas para que, si las quieres seguir, le sirvas, menospreciando la justicia de Dios.

San Hilario, in Matthaeum, 3. Pero vencido por nosotros y aplastada la cabeza del diablo, se ve desde luego que con la ayuda de los ángeles y de nuestras virtudes no nos habrán de faltar los auxilios del cielo.

San Agustín, de consensu evangelistarum, 2,16.

San Lucas, en verdad, no expone las tentaciones por este orden: de donde viene la duda cerca de cuál tentación fuese la primera; si le manifestó primero los reinos del mundo y después lo llevó al pináculo del templo, o viceversa. En nada afecta a la esencia, puesto que se sabe que todo esto se verificó.

Glosa.

Pero lo que dice San Lucas parece más bien como historia y lo que dice San Mateo respecto de estas tentaciones, se refiere a las tentaciones que sufrió Adán.

MATEO 4,12-16


3412 (Mt 4,12-16)

Habiendo sabido Jesús que Juan había sido preso, se retiró a Galilea. Y habiendo dejado la ciudad de Nazaret, vino y habitó en Cafarnaúm, ciudad marítima colocada en los confines de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliese lo que se había dicho por el Profeta Isaías: tierra Zabulón y tierra Neftalí, camino del mar a la espalda del Jordán, de Galilea de los Gentiles, pueblo que andaba en tinieblas, vio una luz muy grande, y una luz apareció a aquellos que estaban sentados en las tinieblas y sombras de la muerte. (vv. 12-16)

Rábano. Después que San Mateo habló de los cuarenta días de ayuno y de la tentación de Cristo y del ministerio de los ángeles, a continuación prosigue diciendo: "Habiendo oído Jesús que San Juan había sido preso".

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 6. No debe dudarse de que eso fue permitido por Dios, ya que contra un hombre bueno nadie puede hacer nada si Dios no se lo permitiese. Prosigue: "Se retiró a Galilea". Esto es, se separó de la Judea para no anticipar el tiempo oportuno de su pasión y para darnos ejemplo de cómo debemos huir del peligro.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 14,1. No es deshonroso el no arrojarse al peligro, pero sí lo es no mantenerse firme cuando se es asolado por él. Se separó de la Judea para calmar la envidia de los judíos y para cumplir a la vez la profecía, deseando convencer a los maestros de todo el mundo que habitaban en Galilea. También es ésta la causa que lo indujo a separarse de los judíos e ir a los gentiles, porque habiendo sido preso el Bautista por los judíos, obligaron al Salvador a marcharse a la Galilea de los gentiles.

La Glosa. Como refiere San Lucas, vino a Nazaret, en donde había sido amamantado y allí entró en la sinagoga, en donde leyó y dijo muchas cosas, por las que quisieron arrojarlo de un monte y entonces bajó a Cafarnaúm, de donde dice ahora San Mateo: "Y habiendo abandonado la ciudad de Nazaret, vino y habitó en Cafarnaúm".

San Jerónimo. Nazaret está en Galilea y forma una aldea a la falda del monte Tabor. Cafarnaúm es una villa en Galilea de los Gentiles, cerca del lago Genezaret y por ello le llama marítima.

La Glosa. Marchó a los términos de Zabulón y Neftalí, en donde tuvo lugar la primera cautividad de los hebreos, verificada por los asirios, donde se verificó la primera infracción de la ley. Allí tuvo la primera predicación del Evangelio, para que su benéfico influjo naciese como de un mismo lugar medio para los gentiles y para los judíos.

Remigio. Dejó una, esto es, Nazaret, para convencer a muchos, predicando y haciendo milagros, en cuyo acto dejó ejemplo a los predicadores para que elijan el mejor tiempo y el lugar más oportuno cuando quieran que su predicación aproveche a muchos de distinta condición.

Prosigue: "Para que se cumpliese lo que había dicho el Profeta Isaías: Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí". Así se encuentra en la profecía: en el principio fue aliviada la tierra de Zabulón y la tierra de Neftalí y ahora es agrandado el camino del mar, a la espalda del Jordán, cuando pasa por la espalda de Galilea de los gentiles.

San Jerónimo, in Isaiam, 9,1. Se dice que en el primer tiempo fue aliviada del peso de los pecados porque predicó el Evangelio Nuestro Señor, primeramente en las regiones de las dos tribus; pero ahora se ha oscurecido su fe, puesto que muchos judíos permanecen en el error. Aquí llama mar al lago de Genezaret, en que desemboca el Jordán, en cuyas orillas se encuentran Cafarnaúm, Tiberíades, Betsaida y Corazín, región donde más predicó Cristo. O, según los hebreos que creen en Cristo, estas dos tribus de Zabulón y Neftalí fueron cautivadas por los asirios y Galilea quedó desierta1. La que el profeta dijo que había quedado diezmada, porque toleraba los pecados de su pueblo. Pero después todas las tribus que habitaban a espaldas del Jordán, en la Samaria, fueron reducidas a la esclavitud y dicen: "Ahora asegura esto la Escritura, porque este pueblo fue el primero de esta región que fue llevado a la esclavitud". Ella fue también la primera que vio la luz de la predicación del Evangelio empezada por Cristo. Según los nazarenos, cuando vino Cristo fue la primera tierra que quedó libre de los errores de los fariseos. Después, por el anuncio de la Buena Nueva del apóstol San Pablo, fue aumentada, esto es, se multiplicó la predicación en los territorios ocupados por los gentiles.

Glosa. Estos nominativos diferentes se reducen en un mismo verbo, así: "Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, que están en el camino del mar, a la espalda del Jordán, a saber, el pueblo de Galilea de los Gentiles, que andaban entre tinieblas, ésta fue la primera región que vio la luz del Evangelio", etc.

San Jerónimo. Advierte que hay dos Galileas, una que se llama de los judíos y otra que se llama de los gentiles. Está así dividida la Galilea desde el tiempo de Salomón, que dio veinte ciudades de Galilea a Hirán, rey de Tiro, cuya parte se llamó después Galilea de los gentiles y las demás de los judíos. También puede leerse: "Al otro lado del Jordán de la Galilea de los gentiles"; así diré: "Para que viese la luz el pueblo que andaba en tinieblas", nunca pequeña, como la de los otros profetas, sino grande, esto es, se habla de la luz de Aquel que dice en el Evangelio: "Yo soy la luz del mundo" (Jn 8) Prosigue: "Y nació la luz para todos aquéllos que habitaban en la región de la sombra de muerte"; yo considero que entre la muerte y la sombra de muerte sólo hay la diferencia de que la muerte es propia de aquéllos que bajaron con sus obras al infierno y la sombra de muerte es propia de aquéllos que pecan, pero que no han salido aún de esta vida, porque si quieren, pueden hacer penitencia.

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 6. También puede decirse que los gentiles estaban sentados en la región de la sombra de la muerte, porque adoraban a los ídolos y a los demonios; los judíos, que practicaban la ley, estaban también en tinieblas, porque la justicia aún no les era conocida.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 14,1. Para que sepas que ni la luz ni las tinieblas son sensibles, llamó "Luz grande" a la que, en otro lugar, se llama "Luz verdadera" y hablando de las tinieblas, las llama "sombra de muerte". Después, mostrando que no la encontraron porque la buscaban, sino que Dios se les apareció, dijo: "Que la luz les había nacido y brillaba". No acudieron antes ellos a ver la luz, porque los hombres habían llegado a los últimos extremos de la maldad antes de presentarse Cristo; y no andaban en las tinieblas, sino que estaban sentados, lo cual indicaba que no esperaban ser librados; así como los que no saben hacia dónde conviene marchar, una vez cogidos por las tinieblas, se sientan sin poder estar en pie; llama aquí tinieblas al error y a la impiedad.

Rábano. Alegóricamente, Juan es una voz que significa precursor del Verbo y además profeta. Después que concluyó el profeta y fue preso, apareció el Verbo cumpliendo lo que había dicho la voz, esto es, el profeta: "Y se retiró a Galilea", esto es, de las figuras a la verdad, o a Galilea, es decir, a la Iglesia, donde se verifica el tránsito de los vicios a las virtudes. Nazaret quiere decir flor; Cafarnaúm, villa hermosa. Dejó, pues, la flor de las figuras, en la que se significaba el fruto del Evangelio y vino a la Iglesia, que es hermosa por las virtudes de Jesucristo. Y es marítima, porque colocada junto a las olas del siglo, todos los días sufre los furores de las persecuciones. Está colocada en los términos de Zabulón y Neftalí, esto es, que es común a los judíos y a los gentiles, Zabulón quiere decir habitación de la fortaleza, porque los apóstoles que fueron elegidos en la Judea fueron fuertes. Neftalí quiere decir dilatación, porque la Iglesia se dilató por todas las regiones ocupadas por los gentiles.

San Agustín, de consensu evangelistarum, 2,17.

San Juan evangelista, antes que Jesús fuese a Galilea, habló acerca de Pedro, de Andrés Natanael y del milagro de Caná de Galilea, cuyas cosas callaron los demás evangelistas, refiriendo sólo en sus narraciones que Jesús volvió a Galilea. De donde se entiende que pasaron algunos días en que se produjeron aquellas cosas acerca de los discípulos y que son incluidas por San Juan.

Remigio. Pero debe comprenderse claramente el por qué San Juan diga que Cristo fue a Galilea antes que Juan fuese reducido a prisión. Porque después que había convertido el agua en vino y después de haber bajado a Cafarnaúm y después de subir a Jerusalén, se dice en el Evangelio de San Juan que regresó a la Judea y bautizaba, cuando San Juan Bautista aun no había sido llevado a la cárcel. Aquí se dice que, después que Juan fue entregado, se retiró a Galilea y esto lo dice San Marcos. No debe mirarse esto como una contradicción, porque Juan explicó primero la venida del Señor a Galilea, la que se verificó antes del encarcelamiento de Juan; pero hace mención de la segunda venida, cuando dice: "Que Jesús dejó la Judea y se volvió a Galilea" (Jn 4) Los demás evangelistas dicen sólo acerca de esta segunda venida a Galilea, la que fue posterior al encarcelamiento del Bautista.

Eusebio de Cesarea, historia ecclesiastica, 3,24.

Se dice que San Juan predicó casi hasta lo último de su vida, sin escribir; pero habiendo tenido noticia de los otros tres evangelios, quiso probar la verdad de lo que se había dicho. Observó que faltaban algunas cosas, especialmente acerca de lo ocurrido en los primeros días de la predicación del Salvador. Es verdad que está incluido en los otros tres Evangelios lo que se hizo durante el año que el Bautista estuvo en la cárcel y en el día de su muerte; San Mateo lo pone en seguida de la tentación de Nuestro Señor: "Habiendo oído que Juan había sido preso", etc. y San Marcos del mismo modo. San Lucas dice, antes de referir nada de los hechos de Jesucristo, que Herodes encerró a San Juan en la cárcel. Habiéndose rogado a San Juan Apóstol que refiriese lo que había hecho el Salvador antes de la prisión de San Juan, dice: "Esto sucedió en el principio, cuando Jesús empezó a hacer milagros".


Catena aurea ES 3403