Catena aurea ES 11019

LUCAS 20,19-26


11019 (Lc 20,19)

Y los príncipes de los sacerdotes y los escribas le querían echar mano en aquella hora, mas temieron al pueblo; porque entendieron que contra ellos había dicho esta parábola. Y acechándole, enviaron malsines que se fingiesen justos para sorprenderle en alguna palabra, y entregarle a la jurisdicción y potestad del presidente. Estos, pues, le preguntaron diciendo: "Maestro, sabemos que hablas y enseñas rectamente y que no tienes respeto a persona, sino que enseñas en verdad el camino de Dios: ¿nos es lícito pagar el tributo a César o no?" Y El, entendiendo la astucia de ellos, les dijo: "¿Por qué me tentáis? mostradme un denario, ¿cuya es la figura y el letrero que tiene?" "De César", le respondieron ellos. Y les dijo: "Pues dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios". Y no pudieron reprender sus palabras delante del pueblo, antes maravillados de su respuesta, callaron. (vv. 19-26)

San Cirilo.Convenía, por tanto, que los jefes de los judíos, comprendiendo que la parábola se refería a ellos, se separasen de lo malo una vez instruidos acerca del porvenir; pero no teniendo en cuenta esto, buscan la ocasión de seguir obrando mal; por esto se dice: "Y los príncipes de los sacerdotes querían echarle mano", etc. No respetaron tampoco lo mandado en la ley, que dice: "No mates al inocente ni al justo" (Ex 23,7) Pero el temor del pueblo detuvo su nefasto propósito. Sigue, pues: "Mas temieron al pueblo"; prefieren el temor humano al respeto divino. Cuál fue la causa de este propósito lo manifiesta cuando añade: "Porque entendieron que contra ellos había dicho esta parábola", etc.

Beda, ut sup. Y así, buscando ocasión de matarle, enseñaban que era verdad lo que había dicho en la parábola; porque El era el heredero cuya muerte injusta decía que había de ser vengada, y que aquellos colonos malvados eran los que buscaban ocasión para matar al Hijo de Dios. Lo mismo sucede todos los días en la Iglesia, cuando alguno que de hermano sólo tiene el nombre, o se avergüenza o teme atacar la unidad de la fe eclesial y de la paz que no ama por miedo a la multitud de los buenos. Y como los príncipes deseaban prender al Señor, no pudiendo hacerlo por sí mismos, se proponían conseguirlo por medio de sus allegados; por esto sigue: "Y acechándole enviaron espías", etc.

San Cirilo.Aparentaban ser ligeros pero eran astutos, olvidados de Dios que dice: "¿Quién es éste que quiere ocultarme sus pensamientos?" (Jb 42,2) Así, pues, van a Cristo, el Salvador de todos, como a un hombre cualquiera. Por esto sigue: "Para sorprenderle en alguna palabra".

Teofiactus. Habían preparado lazos al Señor pero se enredaron ellos mismos en ellos. Veamos su astucia: "Y le preguntaron, diciendo: Maestro, sabemos que hablas y que enseñas con rectitud".

Beda, ed hieron, in Math. Pregunta suave y fraudulenta que le mueve a responder que teme a Dios más que al César. Sigue, pues: "Y que no tienes falsos respetos humanos, sino que enseñas en verdad el camino de Dios". Dicen esto para obligarle a que responda que no deben pagarse tributos, con objeto de que oyendo esto los ministros del rey, que según dicen los demás evangelistas también se encontraban allí, le prendiesen como autor de sedición contra los romanos; por esto le preguntan a continuación: "¿Nos es lícito pagar el tributo?", etc. Había, pues, una gran agitación en el pueblo, porque decían unos que debían pagarse los tributos por la seguridad y tranquilidad que los romanos mantenían para todos, mientras que los fariseos se oponían, diciendo que el pueblo de Dios no estaba obligado a someterse a las leyes humanas porque ya venía pagando los diezmos y primicias.

Teofiactus. Entendían, por tanto, que si decía ser conveniente pagar tributo al César, le acusaría el pueblo por querer sujetarle a la esclavitud, y si decía que no era lícito pagar el tributo, podrían presentarlo al gobernador como revolucionario. Pero se libró de estos lazos. Sigue, pues: "Y El, entendiendo la astucia, les dijo: ¿Por qué me tentáis? Mostradme un denario: ¿de quién es la figura y el letrero que tiene?"

San Ambrosio. El Señor da a conocer aquí que debemos ser circunspectos cuando respondamos a los herejes o a los judíos, como había dicho ya por medio de San Mateo: "Sed prudentes como las serpientes" (Mt 10,16)

Beda. Los que creen que la pregunta del Salvador es hija de la ignorancia aprendan en estas palabras qué es lo que pudo saber Jesús acerca de aquél cuya imagen se encontraba en la moneda; pero pregunta para responder oportunamente a los que le interrogaban. Sigue, pues: "Y respondieron ellos diciendo: Del César". No era César Augusto el representado en la moneda, sino Tiberio; porque todos los emperadores romanos desde el primero, Cayo César, venían llamándose Césares; por tanto, el Señor solventó la cuestión oportunamente con su respuesta. Sigue, pues: "Y les dice: Pues devolved al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios".

Tito. Como diciendo: Me tentáis con las palabras, pues obedeced con obras; habéis sufrido el dominio del César, habéis aceptado lo que es de él; devolved, pues, el tributo a él y el temor a Dios; porque Dios no pide dinero, sino fe.

Beda. Pagad también a Dios lo que es de Dios; a saber, las décimas, las primicias, las ofrendas y víctimas.

Teofilacto. Y observemos que no dice dad, sino devolved, porque era esto una deuda. Tu príncipe te defiende de tus enemigos y te proporciona una vida tranquila. Tienes obligación por ello de pagarle el tributo. Además recibes de él lo que le ofreces, a saber, esta moneda; debes, por tanto, devolver al rey la moneda de los reyes. Dios también te concede la inteligencia y la razón. Devuélveselas para no hacerte semejante a las bestias, sino como el que obra siempre conforme a la razón.

San Ambrosio. Por tanto, si no quieres estar sujeto al César, renuncia a las cosas que son del mundo. Y dice con mucha oportunidad y en primer término que debe darse al César lo que es suyo; porque nadie puede ser del Señor si no renuncia primero al mundo. ¡Qué gran responsabilidad la de prometer a Dios y no cumplirle lo prometido! Mayor es la obligación que impone la fe que la que impone el dinero.

Orígenes, in Lucam hom. 39. Este pasaje tiene también un sentido místico. En el hombre hay dos imágenes: una que recibió de Dios según está escrito en el Génesis: "Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza", y la otra del enemigo, la que recibió por su desobediencia y su pecado cuando fue engañado por el príncipe de este mundo y seducido por sus halagos, porque así como el dinero lleva el retrato de los emperadores del mundo, así el que hace obras propias del príncipe de las tinieblas, lleva la imagen de aquél cuyas obras hace. Dice, pues: "Devolved al César lo que es del César", esto es, desechad la imagen terrena para que con la celestial podáis devolver a Dios lo que es de Dios, es decir, para que amemos a Dios, etc. Esto es lo que Dios exige de nosotros, como dice Moisés. Dios nos pide no porque tenga necesidad de que le demos algo (Dt 10,2); sino para devolvernos en la salvación lo mismo que le hayamos dado.

Beda. Los que debían haber creído quedaron admirados ante una sabiduría tan grande que no dejaba lugar a la astucia de sus intrigas. Por esto sigue: "Y no pudieron refutar sus palabras delante del pueblo; por el contrario, maravillados de su respuesta, callaron".

Teofilacto. Se habían propuesto principalmente refutarlo delante del pueblo, y no pudieron conseguirlo en virtud de su contestación sapientísima.

LUCAS 20,27-40

11027 (Lc 20,27-40)

Además se llegaron algunos de los saduceos, que niegan la resurrección, y le preguntaron. Diciendo: "Maestro: Moisés nos dejó escrito: si muriese el hermano de alguno teniendo mujer, y sin dejar hijos, que se case con ella el hermano y levante linaje a su hermano. Pues eran siete hermanos, y tomó mujer el mayor y murió sin hijos; y la tomó el segundo, y murió también sin hijos; y la tomó el tercero. Y así sucesivamente todos siete, los cuales murieron sin dejar sucesión. Y a la postre de todos murió también la mujer. ¿Pues en la resurrección, de cuál de ellos será la mujer? pues todos siete la tuvieron por mujer". Y Jesús les dijo: "Los hijos de este siglo se casan, y son dados en casamiento; mas los que serán juzgados dignos de aquel siglo, y de la resurrección de los muertos, ni se casarán, ni serán dados en casamiento. Porque no podrán ya más morir, por cuanto son iguales a los ángeles, e hijos son de Dios cuando son hijos de la resurrección. Y que los muertos hayan de resucitar lo mostró también Moisés cuando junto a la zarza llamó al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob. Y no es Dios de muertos, sino de vivos; porque todos viven en El". Y respondiendo algunos de los escribas, le dijeron: "Maestro, bien has dicho". Y no se atrevieron a preguntarle ya más. (vv. 27-40)

Beda, ut sup. Había dos clases de herejías entre los judíos: la de los fariseos, que preferían la rectitud de las tradiciones -y por esto el pueblo los llamaba divididos-; y la otra de los saduceos, que quiere decir justos, atribuyéndose lo que no eran. Cuando se marcharon los primeros, vinieron los segundos a tentarle; por esto sigue: "Además se llegaron algunos de los saduceos", etc.

Orígenes. La herejía de los saduceos no sólo niega la resurrección de los muertos, sino que además dice que el alma muere con el cuerpo. Estos, poniendo asechanzas al Salvador, le propusieron esta cuestión precisamente en el tiempo en que le oyeron hablar a sus discípulos acerca de la resurrección. Por esto sigue: "Y le preguntaron diciendo: Maestro, Moisés nos dejó escrito: Si muriese el hermano de alguno teniendo mujer, pero sin dejar hijos", etc.

San Ambrosio. Según la letra de la ley, era obligada a casarse la viuda, aun contra su voluntad, para que el hermano del difunto suscitase su descendencia; pero el espíritu de la ley enseña la castidad.

Teofiactus. Los saduceos, apoyándose en este débil fundamento, no creían en la doctrina de la resurrección. Como opinaban que la vida después de la resurrección sería carnal, se engañaban; y por tanto, censurando el dogma de la resurrección como imposible, fingen esta narración diciendo: "Pues eran siete hermanos", etc.

Beda, ut sup. Inventaron esta fábula para tildar de locos a los que dicen que es verdad la resurrección de los muertos. Oponen, por tanto, la torpe invención de esta fábula para negar la verdad de la resurrección; por esto añaden: "Pues en la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer?", etc.

San Ambrosio. En sentido espiritual esta mujer es la sinagoga, que tuvo siete maridos, como se dice de la samaritana: "Cinco maridos has tenido" (Jn 4,18); porque los samaritanos admitían únicamente los cinco libros de Moisés, mientras que la sinagoga admitía siete especialmente; y de ninguno de ellos obtuvo hijos a causa de su perfidia. Y no pudo tener parte con sus maridos en la resurrección porque dio un sentido carnal al precepto espiritual; porque no se le anunció un hermano carnal, que suscitase la descendencia de su hermano difunto, sino aquel hermano que, una vez muerto el pueblo de los judíos, tomase para sí como esposa a la sabiduría del divino culto, y suscitara de ella una descendencia en los apóstoles, los que habiendo quedado todavía informes en las entrañas de la sinagoga, como reliquias de los difuntos judíos, merecieron ser conservados, en virtud de la elección de la gracia, por la mezcla de una nueva semilla.

Beda. Estos siete hermanos pueden representar a los réprobos que viven estériles de las buenas obras por toda la vida de este mundo, que es una revolución de siete días, sobre los cuales, pasando de unos a otros la muerte, acabará hasta el último de ellos su vida mundana como mujer infecunda.

Teofiactus. Manifestando el Señor que después de la resurrección no habrá vida material, destruyó sus doctrinas y su frágil fundamento; por esto sigue: "Y Jesús les dijo: Los hijos de este siglo se casan", etc.

San Agustín, De quaest. evang. 2,49. Porque los casamientos se hacen para tener hijos; los hijos vienen por la sucesión, y la sucesión por la muerte; por tanto, donde no hay muerte no hay casamientos; y así dice: "Mas los que serán juzgados dignos", etc.

Beda. Lo cual no debe entenderse de tal modo que creamos que únicamente resucitarán los que sean dignos o los que no se casen, sino que también resucitarán todos los pecadores, y no se casarán en la otra vida. Además, el Señor, para excitar nuestras almas a que busquen la resurrección gloriosa, no quiso hablar más que de los elegidos.

San Agustín, ut sup. Así como nuestra palabra se forma y perfecciona con sílabas que se siguen y suceden, así los mismos hombres de quienes es la palabra, siguiéndose y sucediéndose, hacen y perfeccionan el orden de este siglo, que es el tejido de la hermosura temporal de las cosas. Mas como la palabra de Dios, de que gozaremos en la otra vida, no se compone de una continuación o sucesión de sílabas puesto que todo en El es permanente y uniforme, así los que participen de El, para quienes será la vida, ni faltarán muriendo ni aumentarán naciendo, como sucede ahora respecto de los ángeles. Sigue, pues: "Son iguales a los ángeles".

San Cirilo.Así como hay una multitud grande de ángeles que no se aumenta por generación sino por creación, así para los que resuciten no habrá necesidad de ulteriores nupcias. Por esto dice: "Y son hijos de Dios", etc.

Teofiactus. Como diciendo: Dios es quien obra en la resurrección; por tanto, se llamarán hijos de Dios los que sean regenerados por la resurrección; nada carnal se verá en la regeneración de los que resuciten; ni coito, ni matriz, ni parto.

Beda. Serán iguales a los ángeles y a los hijos de Dios, porque renovados por la gloria de la resurrección, sin miedo alguno a la muerte, sin mancha de corrupción y sin ninguna circunstancia de la vida material, gozarán de la presencia constante de Dios.

Orígenes. Pero como el Señor dice por medio de San Mateo esta palabra omitida aquí: "Erráis desconociendo las Escrituras" (Mt 22,29), por ello os pregunto: ¿en dónde está escrito que no se casan ni se casarán? Planteo la cuestión de dónde está escrito que ni se casarán ni serán dados en casamiento. Y según yo creo, no se ha hallado nada semejante en el Antiguo ni en el Nuevo Testamento. Pero todo su error -de los saduceos- se introdujo por la lectura de la Escritura que no entienden, porque dice Isaías: "Mis escogidos no tendrán hijos para maldición" (Is 65,23), etc. Por esto creen que habrá de suceder esto en la resurrección. San Pablo, interpretando todas estas bendiciones en sentido espiritual, y sabiendo que no eran carnales, dice a los de Efeso: "Nos has bendecido con toda bendición espiritual" (Ep 1,3) Teofiactus. También el Señor añadió a la razón ya dicha el testimonio de la Escritura, diciendo: "Y que los muertos hayan de resucitar lo manifestó Moisés, cuando junto a la zarza le dijo el Señor: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob". Como si dijera: Si los patriarcas volviesen a la nada, y no viviesen en Dios con la esperanza de la resurrección, no hubiese dicho "Yo soy", sino "yo había sido"; porque cuando hablamos de cosas pasadas o que no existen, decimos: Yo era dueño de aquella cosa; así que, cuando dice ahora: Yo soy, da a conocer que El es Dios y el Señor de los vivos, como demuestran además estas palabras: "Y no es Dios de muertos, sino de vivos, porque todos viven en El". Por tanto, aunque hayan muerto, viven en El con la esperanza de resucitar.

Beda. O bien dice esto para deducir, una vez probada la existencia de las almas después de la muerte -lo que negaban los saduceos- la resurrección de los cuerpos que han obrado bien o mal en unión con las almas. En efecto, es verdadera vida la de los justos que viven en Dios aun cuando mueran en cuanto al cuerpo. Para probar la verdad de la resurrección pudo emplear ejemplos más evidentes de los profetas; pero los saduceos únicamente admitían los cinco libros de Moisés, despreciando los oráculos de los profetas.

Crisóstomo. Como los santos llaman suyo al Señor del Universo, no menoscabándole su dominio, sino manifestando su propio afecto, a manera de los que se aman, que no quieren amar con muchos sino expresar cierta predilección singular y especial; así Dios se llamaba especialmente su Dios, no coartando su dominio sino ampliándole; porque la multitud de los súbditos no manifiesta este dominio tanto como la virtud de sus servidores. Por tanto, el Señor no se goza tanto cuando se le llama el Dios del cielo y de la tierra, como cuando se le llama el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. Y así como entre los mortales ciertamente los criados son llamados por el nombre de sus señores -como arrendatario de tal señor-, Dios se llama, en sentido contrario Dios de Abraham.

Teofiactus. Refutados los saduceos, los escribas, como enemigos suyos, defienden a Jesús. Por esto sigue: "Respondiendo algunos de los escribas, le dijeron: Maestro, bien has dicho".

Beda. Y como vieron refutados sus sofismas no volvieron a preguntarle ya más, sino determinaron prenderle y entregarle al poder de los romanos. De lo cual se desprende que puede ocultarse el veneno de la envidia, pero que es difícil hacerle desaparecer.

LUCAS 20,41-44


11041
(
Lc 20,41)

Y El les dijo: "¿Cómo dicen que el Cristo es hijo de David? Y el mismo David dice en el libro de los Salmos: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha. Hasta que ponga a tus enemigos por peana de tus pies. Luego David le llama Señor, ¿pues cómo es su hijo?" (vv. 41-44)

Teofiactus. Aun cuando el Señor había de sufrir pronto los tormentos de su pasión, predica su propia divinidad, no con audacia ni con arrogancia, sino con modestia; porque les pregunta, y llevándolos a la duda, les permite que raciocinen acerca de la consecuencia; por esto les decía: "¿Cómo dicen que Cristo es hijo de David?", etc.

San Ambrosio, in Lucam l. 10. No son reprendidos en este lugar porque le confiesen hijo de David, puesto que aquel ciego, confesándole hijo de David, mereció la salud. Y cuando los niños decían: "Hosanna al hijo de David" (Mt 1,9), ofrecían al Señor la gloria de su excelsa proclamación; pero son reprendidos porque no creen en el Hijo de Dios; por esto añade: "Y el mismo David dice en el libro de los Salmos: Dijo el Señor a mi Señor" (Ps 109) Así, el Padre es Señor y el Hijo es Señor; pero no son dos señores, sino un solo Señor, porque el Padre está en el Hijo y el Hijo en el Padre; El mismo está sentado a la diestra del Padre; porque siendo igual a El no puede ser segundo suyo. Sigue, pues: "Siéntate a mi derecha". No se le da la preferencia porque se sienta a la derecha, ni sufre menoscabo porque se le manda; no hay grado de dignidad donde está la plenitud de la divinidad.

San Agustín, De simbolo 2,7. No debe entenderse la palabra sentado por nuestra posición en virtud de los miembros humanos, como si el Padre estuviese a la izquierda y el Hijo a la derecha; sino que la derecha expresa la igualdad del poder, que recibió aquel hombre asumido por Dios para que venga a juzgar después de haber venido para ser juzgado.

San Cirilo.Al estar sentado a la diestra del Padre demuestra su gloria suprema, porque es igual la majestad de aquéllos cuyo trono es igual; y el estar sentado significa en Dios su reino y todo su poder. Está sentado, pues, a la derecha de Dios Padre, porque el Verbo, consustancial al Padre no perdió al hacerse hombre la dignidad divina.

Teofiactus. Manifiesta luego que no es adversario del Padre, sino que concuerda con El, puesto que el Padre rechaza a sus adversarios. Sigue, pues: "Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies".

San Ambrosio. Por lo tanto debemos creer que Jesucristo es Dios y hombre, cuyos enemigos son sometidos por el Padre, no porque el Hijo no tenga poder bastante, sino por la unidad de su naturaleza, porque uno obra en el otro; puesto que también el Hijo somete los enemigos al Padre, porque el Padre le glorifica en la tierra (Jn 17) Teofiactus. Pregunta El, pues, y haciéndoles dudar los deja deducir lo que debe entenderse. Por esto añade: "Luego David le llama Señor, ¿pues cómo es su hijo?".

Crisóstomo. David es padre y siervo de Cristo; lo primero según la carne, lo último según el espíritu.

San Cirilo.Por tanto, nosotros presentamos esta dificultad a los nuevos fariseos, que no quieren confesar al que ha nacido de la Santísima Virgen, ni como verdadero Hijo de Dios, ni como Dios, sino que le dividen en dos personas; pues a éstos preguntamos: ¿Cómo el hijo de David es su Señor, y no por dominio humano, sino divino?


LUCAS 20,45-47

11045 (Lc 20,45-47)

Y oyendo todo el pueblo, dijo a sus discípulos: "Guardaos de los escribas que quieren andar con ropas talares, y gustan de ser saludados en las plazas, y de las primeras sillas en las sinagogas, y de los primeros asientos en los convites: Que devoran las casas de las viudas, pretextando larga oración. Estos recibirán mayor condenación". (vv. 45-47)

Crisóstomo. Ninguna cosa hay más fuerte que lo que enseñan los profetas, puesto que dice más que los mismos hechos; porque cuando Jesucristo hacía milagros, lo contradecían muchas veces, pero cuando citaba alguna profecía, callaban, porque no tenían qué contestar. Y cuando ellos callaban, Jesucristo les argüía; por esto dice: "Y oyéndolo todo el pueblo, dijo a sus discípulos".

Teofiactus, super cavete a fermento pharisaeorum. Como enviaba a sus discípulos para que enseñasen a todo el mundo, les advierte que no deben imitar la ambición de los fariseos. Por esto sigue: "Guardáos de los escribas que quieren andar con largas vestiduras".

Beda. Esto es, que van vestidos con mucho esmero cuando se presentan en público, circunstancia que se considera como uno de los pecados del rico.

San Cirilo.Las pasiones de los escribas eran el deseo de la vanagloria y de la ganancia. Para que sus discípulos evitasen tales faltas, los amonesta diciendo: "Y gustan de ser saludados en las plazas".

Teofiactus. Lo cual equivale a buscar la buena fama que desean los aduladores y pretendientes. También hacen esto con el fin de amontonar riquezas.

Prosigue: "Y de las primeras sillas en las sinagogas".

Beda. No prohibe que se sienten en las primeras sillas o a la mesa aquellos a quienes corresponde por razón de su dignidad, pero dice que se guarden de los que desean esto indebidamente; no reprendiendo así la autoridad sino el deseo; aun cuando no carezcan de culpa los que desean tomar parte en los litigios del foro, a la vez que apetecen ser llamados maestros de las sinagogas. Se nos ordena evitar todo trato con los amantes de la vanagloria por dos razones: para que no seamos engañados por su hipocresía creyendo que es bueno lo que hacen, y para que no nos llenemos de envidia con su ejemplo viendo que se alegran de ser alabados por las buenas acciones que ellos afectan. No sólo desean las alabanzas de los hombres, sino también sus riquezas. Prosigue: "Que devoran las casas de las viudas, pretextando larga oración". Los que afectan ser justos y de gran mérito delante de Dios no tienen reparo alguno en recibir dinero de los débiles y de los que tienen perturbada la conciencia, como si fuesen sus defensores en el juicio que ha de venir.

Crisóstomo. Gastando también los bienes de las viudas, las reducen a la pobreza, no comiendo cualquier cosa, sino devorándolas y empleando la oración para sus maldades, lo cual hace que sean dignos de mayor castigo; por esto sigue: "Estos recibirán mayor condenación".

Teofiactus. Porque no sólo obran mal, sino que también hacen sus oraciones y practican la virtud para excusar su mal proceder. Empobrecen a las viudas, de quienes debían compadecerse, obligándolas a que los retribuyan por su asistencia.

Beda. Y como esperan de los hombres alabanzas y dinero, serán castigados con mayor condenación.

LUCAS 21,1-4


11101 (Lc 21,1)

Y estando mirando vio los ricos que echaban sus ofrendas en el gazofilacio. Y vio también una viuda pobrecita que echaba dos pequeñas monedas. Y dijo: "En verdad os digo que esta pobre viuda ha echado más que todos los otros. Porque todos éstos han echado para las ofrendas de Dios de lo que les sobra; mas ésta, de su pobreza, ha echado todo el sustento que tenía". (vv. 1-4)

Glosa. Después que el Señor reprendió la avaricia de los escribas, que destruyen las casas de las viudas, hace ver lo que vale la limosna de la viuda. Por esto dice: "Y mirando vio los ricos que echaban sus limosnas en el gazofilacio", etc.

Beda. En griego julaxai quiere decir conservar, y gaza, que procede del idioma persa, significa riquezas. De aquí que se llame gazofilacio aquel sitio en que se guarda el dinero. Era éste un arca que tenía encima un agujero, colocada junto al altar, a la derecha de los que entraban en la casa del Señor, en la que ponían los sacerdotes que guardaban las ofrendas todo el dinero que se daba para el templo del Señor. Así como el Señor arrojó a los que traficaban en su casa, así ahora se fija en los que ofrecen sus dones: al que ve digno lo alaba y al culpable lo condena. Por esto sigue: "Y vio también una viuda pobre que echaba dos pequeñas monedas".

San Cirilo.Ofrecía dos óbolos, que había adquirido con su trabajo para proporcionarse el alimento necesario. O de otro modo, da a Dios la que todos los días pide limosna, ofreciéndole los frutos de su pobreza; así venció a los demás, y por esto fue coronada por el Señor. Por esto sigue: "Y les dice: En verdad os digo que esta pobre viuda ha echado más", etc.

Beda. Es aceptable en la presencia del Señor todo lo que se ofrece con buen fin; porque El acepta el corazón más que la ofrenda, se fija en el valor del sacrificio y no en el valor de lo que se le ofrece. Por esto sigue: "Porque todos éstos han echado para las ofrendas de Dios de lo que les sobra; mas ésta ha echado todo su sustento".

Crisóstomo, hom. 1 in epist. ad Heb. El Señor no mira la cantidad que se le ofrece, sino el afecto con que se le ofrece. No está la limosna en dar poco de lo mucho que se tiene, sino en hacer lo que aquella viuda, que dio todo lo que tenía; pero, si tú no puedes ofrecer lo que la viuda, por lo menos da lo que te sobre.

Beda. En sentido espiritual, los ricos que echaban sus ofrendas en el gazofilacio representaban a los judíos enorgullecidos de la justicia de la ley, y la viuda pobre representaba la sencillez de la Iglesia, que suele llamarse pobrecita porque rechazó al espíritu de soberbia y el pecado, como las riquezas del mundo. Y es viuda porque su esposo ha dado la vida por ella, y ésta ha echado en el gazofilacio dos monedas pequeñas, porque ofrece sus oblaciones delante de Dios -que conserva las ofrendas de nuestras obras-, o porque son prenda del amor de Dios y del prójimo, o de fe y de oración; todo lo cual aventaja a todas las obras de los soberbios judíos. Los judíos ofrecen las limosnas de Dios cuando les sobra porque presumen de su justicia; pero la Iglesia ofrece a Dios toda su subsistencia porque comprende que su vida entera es un don de Dios.

Teofiactus. También puede llamarse viuda toda alma, que privada de la primitiva ley (como de su primitivo marido) no se cree digna de estar unida con Dios; la cual ofrece al Señor en lugar de arras su fe y su buena conciencia, y por lo tanto parece que ofrece más que los ricos en palabras y más que los que abundan en las virtudes morales de los gentiles.

LUCAS 21,5-8


11105 (Lc 21,5-8)

Y dijo a algunos, que decían del templo que estaba adornado de hermosas piedras y de dones: "Estas cosas que veis, vendrán días, cuando no quedará piedra sobre piedra que no sea demolida". Y le preguntaron, y dijeron: "¿Maestro, cuando será esto? ¿y qué señal habrá cuando esto comenzare a ser?" El dijo: "Mirad, que no seáis engañados; porque muchos vendrán en mi nombre, diciendo: Yo soy, y el tiempo está cercano. Guardaos, pues, de ir en pos de ellos". (vv. 5-8)

San Eusebio . La historia nos manifiesta la magnificencia del templo y todavía quedan restos de él que nos dan a conocer su grandeza. Pero el Señor dijo a los que admiraban la fábrica del templo, que de él no quedaría piedra sobre piedra. Dice, pues: "Y dijo a algunos, que refiriéndose al templo decían que estaba adornado de hermosas piedras, que no quedaría piedra sobre piedra", etc. Convenía, pues, que aquel lugar sufriese una devastación absoluta por la irreverencia de sus cultos.

Beda. La Providencia divina permitió que toda la ciudad y el templo fuesen destruidos con el fin de que ninguno de los que aún estaban débiles en la fe -admirado de que aún subsistían los ritos de sus sacrificios- fuera seducido por sus diversas ceremonias.

San Ambrosio. Y era muy cierto que había de ser destruido el templo construido por los hombres; porque nada hay de lo hecho por los hombres que no sea destruido por la vejez, o derribado por la fuerza, o consumido por el fuego. Sin embargo, hay otro templo, a saber, la sinagoga, cuya obra antigua se destruyó al levantarse la Iglesia. También hay templo en cada uno de nosotros, que se destruye cuando falta la fe y principalmente cuando alguno invoca en falso el nombre de Jesucristo, lo que violenta su conciencia.

San Cirilo.Los discípulos no habían advertido la fuerza de sus palabras y creían que hablaba de la consumación de los siglos; por esto preguntaban en qué tiempo debería suceder esto. Así dice: "Y le preguntaron diciendo: ¿Maestro, cuándo será esto? ¿y qué señal habrá cuando esto comience a ser?"

San Ambrosio. San Mateo, por boca de sus discípulos, pregunta cuándo se destruirá el templo, cuál será la señal de su venida y cuándo concluirá el mundo. Interrogado el Señor acerca de cuándo tendría lugar la destrucción del templo y cuál sería la señal de su venida, les dice estas señales, pero no se cuida de decirles el tiempo. Sigue, pues: "El dijo: Mirad, que no seáis engañados".

San Atanasio, Orat. 1 contra arianos. Como son dones especiales de Dios y misterios que están sobre la naturaleza humana, esto es, la forma de la vida celestial, el poder contra los demonios, la adopción, el conocimiento del Padre y del Verbo y el don del Espíritu Santo, nuestro enemigo el diablo nos rodea siempre, tratando de quitarnos la semilla de la palabra que ha sido puesta en nosotros. Así el Señor nos aconseja que no nos dejemos seducir, como para concluir sus enseñanzas y sus preciosos dones. Grande es en verdad el don que nos ofrece el Verbo de Dios para que no sólo no nos engañen las cosas aparentes, sino para que examinemos las ocultas por la gracia del Espíritu. Siendo el enemigo el odioso inventor de todo mal, oculta lo que es en realidad; inventa con astucia el nombre que ha de dar a todas las cosas, como el que queriendo sujetar a los hijos ajenos en la ausencia de sus padres, imita sus rostros, y engaña así a los que desean el regreso de sus padres. De este modo el diablo disfrazado en todas las herejías, dice: "Yo soy el Cristo y la verdad está en mí". Por esto sigue: "Porque muchos vendrán en mi nombre, diciendo: Yo soy, y el tiempo se acerca".

San Cirilo.Antes de su bajada del cielo vendrán algunos a quienes no debemos seguir. Porque quiso el Verbo unigénito de Dios estar oculto cuando vino a salvar al mundo para llevar su cruz por nosotros. Pero su segunda venida no será oscura como antes, sino manifiesta y terrible; porque bajará en la gloria de Dios Padre, asistido por los ángeles, para juzgar al mundo en justicia. Por esto concluye: "Guardaos, pues, de ir en pos de ellos".

Tito Bostrense. No dice precisamente que vendrán falsos Cristos antes de la conclusión del mundo, sino que se refiere a los que existieron en tiempo de los apóstoles.

Beda. En efecto, hubo muchos líderes, cuando era inminente la destrucción de Jerusalén, que se llamaron Cristos, diciendo que se acercaba el tiempo de la libertad. Muchos herejes en la Iglesia de Jesucristo anunciaron que se acercaba el día del Señor, pero el Apóstol (2Th 2) los condena. Muchos anticristos también vinieron en nombre de Cristo, de los que el primero fue Simón Mago, que decía: "Este es la virtud de Dios, que se llama grande" (Ac 8)


LUCAS 21,9-11

11109 (Lc 21,9)

"Y cuando oyereis guerras y sediciones, no os espantéis; porque es necesario que esto acontezca primero, mas no será luego el fin". Entonces les decía: "Se levantará gente contra gente, y reino contra reino. Y habrá grandes terremotos por los lugares, y pestilencias, y hambres, y habrá cosas espantosas y grandes señales del cielo". (vv. 9-11)

San Gregorio, in evang. hom. 35. El Señor dice los males que habrán de ocurrir antes del fin del mundo para que, anunciados así, se inquieten menos los hombres en lo futuro. Hieren menos las flechas que se previenen. Por esto dice: "Y cuando oyereis guerras y sediciones", etc. Las guerras son propias de los enemigos, y las sediciones de los ciudadanos, para que sepamos, pues, que seremos turbados exterior e interiormente, dice que tendremos que sufrir de nuestros enemigos y de nuestros hermanos.

San Ambrosio. Ninguno puede ser testigo de estas palabras divinas como nosotros que vemos el fin del mundo. ¿Cuántas guerras y cuántos anuncios de guerras hemos oído?

San Gregorio, ut sup. Pero como a estos males no ha de seguir inmediatamente el fin, añade: "Porque es necesario que esto acontezca primero, mas no será luego el fin", etc. La última tribulación será precedida de otras muchas, porque deben preceder muchos males que puedan anunciar el mal sin fin. Por esto sigue: "Entonces les decía: Se levantarán pueblos contra pueblos", etc. Porque es necesario que suframos muchas cosas, unas del cielo, otras de la tierra, otras de los elementos y otras de los hombres. Aquí, pues, se da a conocer la perturbación de los hombres. Sigue: "Y habrá grandes terremotos en muchos lugares", señales de la cólera del cielo".

Crisóstomo, hom. 11, in Acta. Los terremotos son algunas veces indicios de ira, pues cuando fue crucificado el Señor la tierra tembló. Otras veces indican gracia, como sucedió que estando los apóstoles en oración, tembló el lugar en que estaban reunidos. Sigue pues: "Y pestilencia".

San Gregorio, ut sup. He aquí la desigualdad de los cuerpos; "Y hambre", he aquí la esterilidad de la tierra; "Y habrá cosas espantosas y grandes señales del cielo", he aquí el desequilibrio de la atmósfera. Deben referirse estas calamidades a las cosas que no guardan el orden de los tiempos; porque lo que sucede con orden no es señal. Todo lo que recibimos para las necesidades de la vida lo convertimos en elemento de culpas; y todo lo que consagramos a la práctica del pecado se nos convertirá en motivo de castigo.

San Ambrosio. Varias desgracias del mundo habrán de preceder a la destrucción de la tierra, esto es, el hambre, la peste y la guerra.

Teofiactus. Dicen algunos que todo esto no sólo habrá de suceder al fin del mundo, sino que creen que ya se cumplió en la toma de Jerusalén. Una vez muerto el autor de la paz, debían estallar muchas revoluciones y guerras entre los judíos. Después de las guerras vienen la peste y el hambre; la primera porque todos los cadáveres infectan la atmósfera, y la última porque quedan sin cultivo los campos. Josefo dice que vendrán males intolerables por el hambre; y en tiempo del emperador Claudio hubo una gran hambre, como se lee en los Hechos apostólicos, y sucedieron cosas muy terribles que anunciaron la toma de Jerusalén, como refiere Josefo.

Crisóstomo. Dice también que no sucederá en seguida el fin de la ciudad (esto es, la toma de Jerusalén), sino después de muchas batallas.

Beda, super Cum, audieritis. Advierte luego a los apóstoles que no se espanten por estas cosas y que no abandonen Jerusalén ni Judea. Un reino contra otro, y las pestes (de aquellos cuya palabra se extiende como un cáncer) y el hambre de escuchar la palabra de Dios, y el estremecimiento de toda la tierra, pueden entenderse de los que se separan de la verdadera fe, como los herejes, que peleando entre sí hacen el triunfo de la Iglesia.

San Ambrosio. Hay también otras batallas que sostiene el hombre cristiano, a saber: las luchas de las pasiones y de los deseos; porque son mucho más terribles los enemigos domésticos que los extraños.


Catena aurea ES 11019