Suma Teológica III Qu.36 a.6

ARTíCULO 6 ¿El nacimiento de Cristo fue manifestado en el orden debido?

Objeciones por las que parece que el nacimiento de Cristo fue anunciado en un orden incorrecto.
Objeciones: 1. El nacimiento de Cristo debió ser manifestado en primer lugar a los más allegados a Cristo, y a los que más le anhelaban, conforme a aquellas palabras de Sg 6,14: Se adelanta a los que la desean, para manifestárseles. Pero los justos eran los más allegados a Cristo por la fe, y eran los que más deseaban su venida, por lo que en Lc 2,25) se dice de Simeón que era un hombre justo y temeroso de Dios, que esperaba la redención de Israel. Luego el nacimiento de Cristo hubiera debido ser manifestado a Simeón antes que a los pastores y a los Magos.
2. Los Magos fueron las primicias de la gentilidad que había de creer en Cristo.
Pero la plenitud de los gentiles accede primeramente a la fe, y después será salvado todo Israel, como se dice en Rm 11,25-26). Luego el nacimiento de Cristo debió ser manifestado antes a los Magos que a los pastores.
3. En Mt 2,16) se dice que Herodes mató a todos los niños que había en Belén y en sus contornos, de dos años para abajo, según el tiempo que había inquirido de los Magos. Y así da la impresión de que los Magos llegaron a Cristo a los dos años de su nacimiento. Por consiguiente, el nacimiento de Cristo fue manifestado a los gentiles de modo inadecuado después de tanto tiempo.
Contra esto: está lo que se dice en : El cambia los tiempos y los momentos. Y así parece que el tiempo de la manifestación del nacimiento de Cristo fue dispuesto en el orden oportuno.
Respondo: El nacimiento de Cristo fue revelado primeramente a los pastores, el mismo día en que tuvo lugar. Como se dice en Lc 2,8 Lc 2,15-16, había unos pastores en la misma región que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre sus rebaños. Y cuando los ángeles se apartaron de ellos yéndose al cielo, se decían unos a otros: Pasemos a Belén. Y vinieron corriendo. En segundo lugar llegaron a Cristo los Magos, el día trece de su nacimiento, día en que se celebra la fiesta de la Epifanía. Si hubieran venido pasados uno o dos años, no le hubieran encontrado en Belén, puesto que en Lc 2,39) se dice que, una vez que cumplieron todo conforme a la ley del Señor, esto es, ofreciendo al Niño Jesús en el templo, volvieron a Galilea, a su ciudad, es decir, a Nazaret. En tercer lugar fue revelado a los justos en el templo, a los cuarenta días de haberse producido, como se lee en Lc 2,22).
La razón de este orden es que: Por los pastores están significados los Apóstoles y otros creyentes del pueblo judío, a quienes primero fue dada a conocer la fe de Cristo, (y) entre los cuales no hubo muchos poderosos ni muchos nobles, como se dice en 1Co 1,26). En segundo lugar, la fe de Cristo llegó a la plenitud de las naciones, prefigurada por los Magos. Y en tercer lugar llegó a la plenitud de los judíos, prefigurada por los justos. Por lo que también a éstos se les manifestó Cristo en el templo de los judíos.
A las objeciones:
Soluciones: 1. Como declara el Apóstol en Rm 9,30-31), Israel, siguiendo la ley de la justicia, no llegó a la ley de la justicia; pero los gentiles, que no buscaban la justicia, se anticiparon en común a los judíos en la justicia de la fe. Y, en figura de esto, Simeón, que esperaba la consolación de Israel, conoció en último lugar a Cristo recién nacido; y le precedieron los Magos y los pastores, que no esperaban con tanto cuidado el nacimiento de Cristo.
2. Aunque la plenitud de los gentiles entró primero en la fe que la plenitud de los judíos, sin embargo las primicias de los judíos se anticiparon en la fe a las primicias de los gentiles. Y por eso el nacimiento de Cristo fue revelado a los pastores antes que a los Magos.
3. Sobre la aparición de la estrella a los Magos hay dos opiniones. El Crisóstomo, en Super Mt., y Agustín, en un Sermón sobre la Epifanía, dicen que la estrella se apareció a los Magos dos años antes del nacimiento de Cristo; y meditando primero y preparándose para el camino, llegaron a Cristo, desde las remotísimas tierras del oriente, el día trece después de su nacimiento. Por lo que también Herodes, inmediatamente después de la partida de los Magos, viéndose burlado por ellos, mandó matar a los niños de dos años para abajo, temiendo que Cristo hubiera nacido cuando apareció la estrella, de acuerdo con lo que había escuchado de los Magos.
Otros, en cambio, sostienen que la estrella se apareció en seguida de haber nacido Cristo y que los Magos, vista la estrella, emprendieron inmediatamente el camino, haciendo el larguísimo camino en trece días, en parte llevados por la virtud divina, y en parte ayudados por la velocidad de sus dromedarios. Y esto lo digo en el caso de que viniesen de las partes extremas del oriente. Sin embargo, algunos dicen que vinieron de una región cercana, de donde fue Balaam, de cuya doctrina fueron ellos herederos. Y se dice que vinieron del oriente porque su tierra está situada al oriente del territorio de los judíos. Y de acuerdo con esto, Herodes no mató a los niños inmediatamente después de la partida de los Magos, sino pasados dos años. O porque se cuenta que, entre tanto, fue a Roma, donde había sido acusado; o porque, agitado por el terror de algunos peligros, desistió entre tanto de su preocupación por matar al niño.
O porque pudo creer que los Magos, engañados por una falsa visión de la estrella, después de no encontrar al que pensaron había nacido, sintieron vergüenza de volver a él, como dice Agustín en su libro De consensu Evangelist.. Y por esto mató no sólo a los de dos años, sino también a los de menos, porque, como dice Agustín en un Sermón sobre los Inocentes, temía que el niño a quien sirven las estrellas transformara su aspecto un poco por encima o por debajo de su edad.

ARTíCULO 7 ¿La estrella que se apareció a los Magos fue uno de los astros del cielo?

Objeciones por las que parece que la estrella que se apareció a los Magos fue uno de los astros del cielo.
Objeciones: 1. Dice Agustín en un Sermón sobre la Epifaníaz: Mientras Dios está colgado de las pechos y soporta la envoltura de unos pobres pañales, de repente brilló en el cielo un nuevo astro. Luego fue una estrella del cielo la que se apareció a los Magos.
2. Dice Agustín en otro Sermón sobre la Epifanía : Cristo es revelado a los pastores por los ángeles, y a los Magos por medio de una estrella. A. unos y otros habla la lengua de los cielos, porque había cesado la lengua de los profetas. Pero los ángeles que se aparecieron a los pastores fueron de verdad ángeles del cielo. Luego la estrella que se apareció a los Magos fue también verdaderamente un astro del cielo.
3. Las estrellas que no están en el cielo, sino en el aire, se llaman cometas, que no aparecen en el nacimiento de los reyes, siendo más bien señales de muerte.
Pero aquella estrella indicaba el nacimiento de un Rey; por lo que dicen los Magos en Mt 2,2: ¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto su estrella en oriente. Luego parece que fue una de las estrellas del cielo.
Contra esto: está lo que dice Agustín en el libro Contra Faustum: No era una de las estrellas que desde el inicio de la creación guardan el orden de sus recorridos bajo la ley del Creador; sino que, ante el nuevo parto de la Virgen, apareció una nueva estrella.
Respondo: Como expone el Crisóstomo en Super Mt., la estrella que se apareció a los Magos no fue uno de los astros del cielo. Y esto es claro por muchas razones. Primero, porque ninguna otra estrella va por este camino, ya que ésta se desplazaba de norte a sur, pues ésta es la situación de Judea con relación a Persia, de donde vinieron los Magos.
Segundo, por el tiempo, puesto que se dejaba ver no sólo en la noche, sino también al mediodía. De esto no es capaz una estrella; y ni siquiera la luna.
Tercero, porque unas veces aparecía y otras se ocultaba. Cuando entraron en Jerusalén, se ocultó; luego, cuando dejaron a Heredes, volvió a aparecerse.
Cuarto, porque no se movía continuamente, sino que, cuando convenía que caminasen los Magos, ella se ponía en marcha; en cambio, cuando convenía que se detuviesen, también ella se detenía, como acontecía con la columna de nube en el desierto (Ex 40,34 Dt 1,33).
Quinto, porque no mostró el parto de la Virgen quedándose en lo alto, sino descendiendo a lo bajo. En (Mt 2,9) se dice que la estrella que habían visto en oriente los precedía, hasta que, llegando al sitio en que estaba el Niño, se detuvo. De donde resulta claro que la expresión de los Magos: Vimos su estrella en oriente, no debe entenderse como si, estando ellos en el oriente, hubiese aparecido la estrella en Judea, sino como que ellos la vieron en oriente, precediéndoles a ellos hasta Judea (aunque algunos muestran sus dudas sobre esto). No hubiera podido señalar la casa con claridad de no haber estado próxima a la tierra. Y, como dice el propio Crisóstomo, este comportamiento no parece propio de una estrella, sino de una potencia racional. De donde se saca la impresión de que esta estrella fue un poder invisible transformado en tal figura.
Por lo que algunos sostienen que, como sobre el Señor bautizado descendió el Espíritu Santo en forma de paloma (cf. Mt 3,16 Mc 1,10 Lc 3,22), así se apareció a los Magos en forma de estrella. Otros, en cambio, dicen que el ángel que se apareció a los pastores en forma humana (cf. Lc 2,9) se apareció a los Magos en figura de estrella. Sin embargo, parece más probable que fuese una estrella creada de nuevo, no en el cielo, sino en la atmósfera próxima a la tierra, y que se desplazaba a voluntad de Dios. Por lo que el papa León dice en un Sermón sobre la Epifanía: En la región del Oriente se apareció a los tres Magos una estrella de claridad desconocida que, al ser más fulgurante y hermosa que los demás astros, atraía sobre sí los ojos y los corazones de los que la miraban, para que se advirtiese al punto que no era vano lo que tan insólito parecía.
A las objeciones:
Soluciones: 1. En la Sagrada Escritura, cielo a veces significa el aire, conforme a la expresión: Las aves del cielo y los peces del mar (Ps 8,9).
2. Los mismos ángeles del cielo tienen como ministerio propio descender hasta nosotros, enviados para servirnos (He 1,14). Pero las estrellas del cielo no cambian de sitio. Por lo que la razón no es análoga.
3. Como esta estrella no siguió el curso de las estrellas del cielo, así tampoco siguió el de los cometas, que no se dejan ver de día, ni cambian su recorrido normal. Y, sin embargo, el significado de los cometas no estaba ausente del todo. Porque el reino celeste de Cristo pulverizó y aniquiló a todos los reinos de la tierra, y él subsistirá eternamente, como se dice en .

ARTíCULO 8 ¿Vinieron convenientemente los Magos a adorar y venerar a Cristo?

Objeciones por las que parece que los Magos no vinieron convenientemente a adorar y venerar a Cristo.
Objeciones: 1. A cada rey le es debida la reverencia por parte de sus súbditos. Pero los Magos no pertenecían al reino de los judíos. Luego, al conocer por la visión de la estrella que el nacido era el rey de los judíos, parece que su venida para adorarle no fue oportuna.
2. Cuando vive un rey, parece una necedad anunciar a otro extranjero. Ahora bien, en el reino judío reinaba Herodes. Luego los Magos se comportaron neciamente cuando anunciaron el nacimiento de un rey.
3. Una señal celestial es más segura que una humana. Pero los Magos habían venido a Judea desde el oriente guiados por una señal celestial. Luego procedieron neciamente cuando, además de la señal de la estrella, buscaron una señal humana, preguntando: ¿Dónde está el Rey de los judíos que acaba de nacer? (Mt 2,2).
4. La ofrenda de dones y la reverencia de la sumisión no se debe más que a los reyes que están ya reinando. Ahora bien, los Magos no encontraron un Cristo resplandeciente con la dignidad regia. Luego le ofrendaron los dones y la reverencia regia indebidamente.
Contra esto: está lo que se dice en Is 60,3: Andarán las gentes a tu luz y los reyes al fulgor de tu aurora. Pero los que son guiados por la luz divina no yerran. Luego los Magos rindieron reverencia a Cristo sin error de ninguna clase.
Respondo: Como queda expuesto (a. 3 ad 1; a. 6 arg. 2), los Magos son las primicias de las naciones que creen en Cristo, en medio de las cuales apareció, como en un presagio, la fe y la devoción de las gentes que vienen a Cristo de lejos. Y por eso, como la devoción y la fe de las gentes está exenta de error por la inspiración del Espíritu Santo, así también es preciso creer que los Magos, inspirados por el Espíritu Santo, manifestaron prudentemente su reverencia a Cristo.
A las objeciones:
Soluciones: 1. Como expone Agustín en un Sermón sobre la Epifanía, habiendo nacido y muerto muchos reyes de los judíos, los Magos no buscaron a ninguno de ellos para adorarlo. ASÍ pues, no es a un rey de los judíos como los que entonces solía haber al que los extranjeros, venidos de lejanas tierras, y enteramente extraños, pensaban rendir este homenaje tan excepcional. Sino que llegaron a conocer que el recién nacido era de tal categoría que no dudaron lo más mínimo de que, adorándole, habían de conseguir la salvación que se produce conforme a los planes de Dios.
2. Mediante aquel anuncio de los Magos quedaba prefigurada la constancia de los gentiles confesando a Cristo hasta la muerte. Por lo cual dice el Crisóstomo en Super Mt.: Al mirar con atención al Rey futuro, no temían al rey presente.
Todavía no habían visto a Cristo, y ya estaban dispuestos a morir por El.
3. Como explica Agustín en un Sermón sobre la Epifaníaz, la estrella que condujo a los Magos hasta el lugar en que estaba el Dios Niño con su madre virgen podía llevarlos a la ciudad de Belén, en la que nació Cristo. Sin embargo, se ocultó hasta que los judíos testificaron acerca de la ciudad en que nacería Cristo, para que así, ratificados por un doble testimonio, como dice el papa León, deseasen con fe más ardiente al que manifestaban el resplandor de la estrella y la autoridad de la profecía. Así, ellos mismos anuncian el nacimiento de Cristo, y preguntan por el lugar, creen e inquieren, como significando a los que caminan en la fe y desean la visión, según dice Agustín en otro Sermón sobre la Epifaníaz. Los judíos, en cambio, al indicarles el lugar del nacimiento de Cristo, se hicieron semejantes a los constructores del arca de Noé, que proporcionaron a otros el medio para escaparse, mientras que ellos perecieron en el diluvio. Eos que inquirían oyeron y se fueron; pero los doctores respondieron y se quedaron, semejantes a las piedras miliarias, que señalan el camino y no andan. Y también por disposición divina sucedió que, oculta la estrella a su vista, los Magos, movidos por instinto humano, se dirigiesen a Jerusalén, buscando en la ciudad regia al recién nacido, para que en Jerusalén se anunciase públicamente por primera vez el nacimiento de Cristo, de acuerdo con las palabras de Is 2,3: De Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra del Señor; y para que también con la diligencia de los Magos, que venían de lejos, quedase condenada la pereda de los judíos, que habitaban cerca.
4. Como comenta el Crisóstomo en Super Mt., si los Magos hubieran venido en busca de un rey terrenal, hubieran quedado confusos por haber acometido sin causa el trabajo de un camino tan largo. Por lo cual, ni hubieran adorado, ni hubieran ofrecido regalos. Pero, como buscaban a un rey celestial, aunque no vieron en él nada de la majestad real, le adoraron, no obstante, satisfechos con sólo el testimonio de la estrella. Ven a un hombre, pero reconocen a Dios en él.
Y le ofrecieron regalos conformes con la dignidad de Cristo: Oro, como a un gran rey; incienso, empleado en el sacrificio sagrado, como a Dios; mirra, con la que se embalsaman los cuerpos de los muertos, como a quien había de morir por la salvación de todos. Y, como añade Gregorio, se nos instruye para que ofrezcamos al Rey recién nacido el oro, que significa la sabiduría, resplandeciendo ante su mirada con la luz de la sabiduría; el incienso, mediante el cual se expresa la devoción de la oración, lo ofrecemos a Dios, si somos capaces de exhalar el perfume de Dios, mediante el ardor de la oración; la mirra, que significa la mortificación de la carne, la ofrecemos si mortificamos los vicios de la carne por medio de la abstinencia.

CUESTIÓN 37 Sobre la circuncisión de Cristo y otras observancias legales cumplidas con Cristo niño

Viene a continuación el tema de la circuncisión de Cristo. Y por ser la circuncisión una proclamación de la observancia de la ley, según aquellas palabras de Ga 5,3: Declaro a todo el que se circuncida, que está obligado a observar toda la ley, es necesario ocuparse a la vez de las otras observancias legales cumplidas con Cristo niño.
Por lo que se plantean cuatro problemas: 1. Sobre su circuncisión. 2. Sobre la imposición del nombre. 3. Sobre su oblación. 4. Sobre la purificación de la madre.

ARTíCULO 1 ¿Cristo debió ser circuncidado?

Objeciones por las que parece que Cristo no debió ser circuncidado.
Objeciones: 1. Cuando llega la verdad, cesa la figura. Ahora bien, la circuncisión fue impuesta a Abrahán en señal de la alianza que se establecía con la descendencia que nacería de él, como se ve por Gn 17. Y esta alianza se cumplió con el nacimiento de Cristo. Luego la circuncisión debió cesar al instante.
2. Toda acción de Cristo es una instrucción para nosotros; por lo cual se dice en Jn 13,15: Ejemplo os he dado para que, como yo hice, hagáis también vosotros.
Pero nosotros no debemos ser circuncidados, según palabras de Ga 5,2: Si os circuncidáis, Cristo no os servirá para nada. Luego parece que ni Cristo debió ser circuncidado.
3. La circuncisión se ordena al remedio del pecado original. Pero Cristo no contrajo tal pecado, como consta por lo dicho anteriormente (III 4,6 ad 2; III 14,3 III 15,1). Luego Cristo no debió ser circuncidado.
Contra esto: está lo que se dice en Lc 2,21: Cuando se cumplieron ocho días para circuncidar al Niño.
Respondo: Play que decir: Cristo debió ser circuncidado por muchos motivos.
Primero, para demostrar la verdad de su carne humana, contra Maní, que sostuvo que Aquél tuvo un cuerpo fantástico (véase supra III 5,2 III 16,1); y contra Apolinar, que defendió que el cuerpo de Cristo era consustancial con la divinidad (véase supra III 5,3 III 18,1); y contra Valentín, que afirmó que Cristo trajo su cuerpo del cielo (véase supra III 5,2).
Segundo, para dar por buena la circuncisión, instituida antiguamente por Dios.
Tercero, para demostrar que era de la raza de Abrahán, la cual había recibido el precepto de la circuncisión en señal de la fe que había tenido en El.
Cuarto, para quitar a los judíos el pretexto de no aceptarle si hubiera sido un incircunciso.
Quinto, para recomendarnos con su ejemplo la virtud de la obediencia. Por eso fue circuncidado al octavo día, como estaba mandado en la ley (cf. Lv 12,3).
Sexto, para que el que había venido en semejanza de carne de pecado, no desdeñase el remedio con que se había acostumbrado a purificar la carne de pecado.
Séptimo, para que, cargando sobre sí el peso de la ley, librase a los demás de la carga de la misma, conforme a las palabras de Ga 4,4-5: Dios envió a su Hijo, nacido bajo la ley, para que rescatara a los que estaban bajo la ley.
A las objeciones:
Soluciones: 1. La circuncisión, que consiste en la ablación del prepucio del órgano de la generación, significaba el despojo de la vieja generación, de la que somos liberados por la pasión de Cristo. Y por eso la realidad de esta figura no se cumplió plenamente en el nacimiento de Cristo, sino en su pasión, antes de la que la circuncisión mantenía su virtud y su posición. Y, por ese motivo, fue conveniente que Cristo, antes de su pasión, fuese circuncidado como hijo de Abrahán.
2. Cristo asumió la circuncisión en el tiempo en que estaba preceptuada. Y por eso su acción debe ser imitada por nosotros en el sentido de que observemos las cosas que están mandadas en nuestro tiempo. Porque como se dice en Qo 8,6: Para cada negocio hay un tiempo y una oportunidad.
Y además porque, según dice Orígenes, como hemos muerto con Cristo cuando él murió, y hemos conresucitado con él cuando resucitó, así hemos sido circuncidados con una circuncisión espiritual por medio de Cristo. Y por este motivo no tenemos necesidad de una circuncisión carnal. Y esto es lo que enseña el Apóstol en Col 2,12: En el cual, es decir, en Cristo, fuisteis circuncidados con una circuncisión no hecha a mano por despojo del cuerpo carnal, sino con la circuncisión de Nuestro Señor Jesucristo.
3. Como Cristo asumió por propia voluntad nuestra muerte, que es efecto del pecado, sin tener El ningún pecado, para librarnos de la muerte y para hacernos morir espiritualmente al pecado, así también asumió la circuncisión, instituida para remedio del pecado original, sin tener El tal pecado, con el fin de librarnos del yugo de la ley y para realizar en nosotros la circuncisión espiritual, es a saber: para que, tomando la figura, cumpliese la realidad.

ARTíCULO 2 ¿Fue adecuado el nombre que impusieron a Cristo?

Objeciones por las que parece que el nombre impuesto a Cristo no fue el adecuado.
1. La verdad evangélica debe responder al anuncio profético. Ahora bien, los profetas predijeron otros nombres de Cristo. Por ejemplo, en Is 7,14) se dice: He aquí que la Virgen concebirá y dará a luz un Hijo, y su nombre será Emmanuel; y en Is 8,3: Pon/e de nombre: Apresúrate, arrebata los despojos, date prisa a saquear. Y en Is 9,6 se escribe: Tendrá por nombre: Admirable, Consejero, Dios, Fuerte, Padre del mundo futuro, Príncipe de lapaz. Y en Za 6,12 se dice: He aquí un varón, cuyo nombre es Oriente. Luego no fue acertado dar a Cristo el nombre de Jesús.
2. En Is 62,2) se dice: Se te llamará con un nombre nuevo, pronunciado por la boca del Señor. Pero el nombre Jesús no es un nombre nuevo, puesto que lo llevaron muchos en el Antiguo Testamento, como es manifiesto por la misma genealogía de Cristo en Lc 3,29). Luego no fue acertado imponerle el nombre Jesús.
3. El nombre Jesús significa salvación, como resulta evidente por lo que se dice en Mt 1,21: Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Pero la salvación realizada por Jesucristo no afecta sólo a los circuncidados, sino también a los incircuncisos, como es claro por lo que dice el Apóstol en Rm 4,11-12). Luego el nombre de Jesús le fue impuesto a Cristo, en su circuncisión, de un modo incorrecto.
Contra esto: está la autoridad de la Escritura, que, por (Lc 2,21), dice: Pasados los ocho días para circuncidar al Niño, le pusieron por nombre Jesús.
Respondo: Los nombres deben responder a las propiedades de las cosas. Esto es claro en los nombres de los géneros y de las especies, como se dice en el IV Metaphys.: LM idea significada por el nombre es la definición, que expresa la naturaleza propia de cada cosa.
Y los nombres de cada uno de los hombres se imponen en todos los tiempos de acuerdo con alguna propiedad de quien lo recibe. O tomando ocasión del tiempo, como acontece cuando se imponen los nombres de algunos Santos a los que nacen el día de su fiesta. O por el parentesco, como cuando al hijo se le da el nombre del padre, o de alguno de la familia, como sucedió con Juan Bautista, a quien sus parientes querían imponer el nombre de su padre, Zacarías, y no el de Juan, porque ninguno de su familia llevaba tal nombre, como se recuerda en Lc 1,59). O también por algún acontecimiento, como en el caso de José que llamó a su primogénito Manases, diciendo: Dios me hiyo r G> A, olvidar de todos mis trabajos (Gn 41,51). O, incluso, tomando pie de alguna cualidad de aquel a quien se le impone el nombre, como se recuerda en Gn 25,25: Por ser el primero que salió del seno materno, pelirrojo, y enteramente velludo como una pellica, se le llamó Esaú, que significa rubio.
Pero los nombres impuestos por Dios a algunas personas significan siempre algún don gratuito otorgado por la Divinidad, como se dijo a Abrahán: Te llamarás Abrahán porque te he hecho padre de muchos pueblos (Gn 17,5); y en Mt 16,18) se dice a Pedro: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré yo mi Iglesia.
En consecuencia, habiéndole sido otorgado a Cristo hombre el ministerio de salvar a todos los hombres, le fue impuesto convenientemente el nombre de Jesús, es decir, Salvador. Este nombre fue previamente anunciado por el ángel no sólo a su Madre, sino también a San José, porque habría de ser su padre nutricio (cf. Lc 1,31 Mt 1,21).
A las objeciones:
Soluciones: 1. En todos los nombres mencionados está denotado el nombre de Jesús, que significa salvación. Pues en el nombre Emmanuel, que significa Dios con nosotros (Mt 1,23), se designa la causa de la salvación, que es la unión de la naturaleza divina y de la naturaleza humana en la persona del Hijo de Dios, mediante la cual fue realidad el que Dios esté con nosotros.
Y cuando se dice: Pon/e por nombre: Apresúrate, arrebata los despojos, etc. (Is 8,3), está designando a aquel de quien nos ha salvado, porque nos salvó del diablo, cuyos despojos arrebató, según palabras de Col 2,15: Despojando a los principados y potestades, los exhibió en público espectáculo.
Asimismo en el texto que dice: Tendrá por nombre: Admirable, etc. (Is 9,6), se consigna el camino y el término de nuestra salvación; esto es, en cuanto que por el consejo y el poder admirable de la Divinidad somos conducidos a la herencia del mundo futuro, en el que reinará la paz perfecta de los hijos de Dios, bajo el Principado del propio Dios.
Todavía cuando se dice: He aquí un varón, cuyo nombre es Oriente (Za 6,12), se hace referencia a lo que ocupa el primer lugar, es decir, al misterio de la encarnación, conforme al cual brotó en las tinieblas una luzpara los rectos de corazón (cf. Ps 111,4).
2. A los que vivieron antes de Cristo pudo cuadrarles el nombre de Jesús por algún otro motivo, por ejemplo por haber traído alguna salvación particular y temporal. Pero, ateniéndonos a la noción de salvación espiritual y universal, el nombre Jesús es propio de Cristo. Y en este aspecto se dice que es nuevo.
3. Como se lee en Gn 17, Abrahán recibió de Dios, a la vez, la imposición del nombre y el mandato de la circuncisión. Y ésta es la razón de que entre los judíos se impusiese a los niños el nombre el mismo día de la circuncisión, como si antes de ella no hubieran logrado la categoría del ser perfecto; lo mismo que también ahora se imponen los nombres a los niños en el bautismo. De donde, sobre aquel texto de Pr 4,3: Yo fui hijo de mi padre, unigénito y delicado para mi madre, comenta la Glosa: ¿Por qué se llama Salomón unigénito de su madre, cuando le precedió un hermano uterino, según testimonio de la Escritura, sino porque aquél, apenas nacido, murió sin nombre, como si nunca hubiera existido? (cf. 2R 12,18). Y por esto Cristo recibió el nombre a la vez que es circuncidado.

ARTíCULO 3 ¿Fue conveniente la oblación de Cristo en el templo?

Objeciones por las que parece que no fue conveniente el que Cristo fuera ofrecido en el templo.
Objeciones: 1. En Ex 13,2 se dice: Conságrame todo primogénito que abre el seno materno entre los hijos de Israel. Pero Cristo salió del seno cerrado de la Virgen, y de esta manera no abrió el seno de la madre. Luego Cristo no debió ser ofrecido en el templo en virtud de esta ley.
2. Lo que está siempre presente a uno, no puede serle presentado. Ahora bien, la humanidad de Cristo siempre estuvo presente a Dios en grado sumo, pues siempre estuvo unida a El en unidad de persona. Luego no fue conveniente que fuese presentado ante el Señor.
3. Cristo es la hostia principal, a la que se refieren todas las oblaciones de la ley antigua, como la figura a la verdad. Pero una hostia no debe tener otra hostia.
Luego no fue conveniente que se ofreciera otra hostia por Cristo.
4. Entre las ofrendas legales, el cordero ocupó el primer lugar, porque era el sacrificio perpetuo, como se lee en Nb 28,3 Nb 28,6. Por esto también Cristo es llamado Cordero en Jn 1,29: He aquí el Cordero de Dios. Luego hubiera sido más conveniente que por Cristo se ofreciese un cordero que un par de tórtolas o dos pichones.
Contra esto: está la autoridad de la Escritura, que testifica que esto fue lo que se hizo, según Lc 2,22ss.
Respondo: Como se ha expuesto (a. 1), Cristo quiso nacer bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley (Ga 4,4-5) y para que la justificación de la ley se cumpliese espiritualmente en sus miembros (cf. Rm 8,4). Y sobre el hijo recién nacido, la ley consigna dos preceptos: Uno general, que afecta a todos, es a saber: que, cumplidos los días de la purificación de la madre, se ofrezca un sacrificio por el hijo o la hija, como se lee en Lv 12,6ss. Este sacrificio se ofrecía tanto para la expiación del pecado, en el que el hijo había sido concebido y había nacido, como para una cierta consagración de la prole, porque entonces era presentada en el templo por primera vez. Y por esto se hacía una ofrenda como holocausto, y otra como (sacrificio) por el pecado.
El otro precepto era especial, y se refería a la ley sobre los primogénitos, tanto de los hombres como de los animales, pues el Señor se había reservado todo primogénito en Israel porque, para liberar al pueblo de Israel, había herido a los primogénitos de Egipto, desde el primogénito del hombre hasta el de los animales, dejando a salvo los primogénitos de los hijos de Israel. Este precepto se lee en Ex 13,2 Ex 13,12ss. En él estaba también prefigurado Cristo, que es el primogénito entre muchos hermanos, como se dice en Rm 8,29).
Por consiguiente, por ser Cristo, nacido de mujer, el primogénito, y por haber querido nacer bajo la ley, el evangelista Lucas indica que con El se cumplieron esos dos preceptos. Primero, en lo que afecta a los primogénitos, cuando dice: Lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, como está escrito en la ley del Señor: Todo varón que abre el seno materno será consagrado al Señor (Lc 2,22). Segundo, en lo que atañe comúnmente a todos, al decir: Y para ofrecer en sacrificio, conforme a lo que estaba prescrito en la ley del Señor, un par de tórtolas o dos pichones (Lc 2,24).
A las objeciones:
Soluciones: 1. Como expone Gregorio Niseno, aquel precepto de la ley parece haberse cumplido solamente en Dios encarnado, de una manera singular y de modo distinto respecto de los demás. Pues sólo El, concebido de modo inefable y nacido de manera incomprensible, abrió el seno virginal, no abierto antes por el matrimonio, conservando, incluso después del parió, inviolablemente el sello de la castidad. Por lo que la expresión abriendo el seno significa que nada había entrado o salido antes de allí. Y por esto se habla también del varón, porque (Cristo) no llevó sobre sí nada de la culpa de la rama femenina. También es llamado particularmente santo, porque no experimentó el contagio de la corrupción terrena, debido a la novedad del parto inmaculado.
2. Así como el Hijo de Dios se hizo hombre y fue circuncidado en su carne, no por su propia causa, sino para hacernos a nosotros dioses por medio de la gracia, y para que fuésemos espiritualmente circuncidados, así también fue presentado al Señor por nuestra causa, a fin de que aprendamos a presentarnos d nosotros mismos a Dios. Y esto sucedió después de su circuncisión para demostrar que nadie es digno de la presencia divina a no ser que esté circuncidado de los víaos.
3. Por un mismo motivo quiso que se ofreciesen los sacrificios legales por El, que era la verdadera víctima, para que la figura se uniese a la verdad y para que por medio de la verdad quedase aprobada la figura, contra aquellos que niegan que Cristo predicó en su Evangelio al Dios de la Ley. No se ha de pensar, como dice Orígenes, que el Dios bueno haya puesto a su Hijo bajo una ley del enemigo, que El no había promulgado.
4. A ¿a cuarta hay que decir. En Lv 12,6 Lv 12,8 se manda que los que puedan, ofrezcan un cordero por el hijo o por la hija, y a la vez una tórtola o una paloma; y los que no puedan ofrecer un cordero, que ofrezcan dos tórtolas o dos pichones. Por esta razón, el Señor, que, siendo rico, se hizo pobre por nosotros, para que con su pobrera fuésemos nosotros enriquecidos, como se dice en 2Co 8,9, quiso que se hiciese por él la ofrenda de los pobres, así como, a la hora de su nacimiento, es envuelto en pañales y reclinado en un pesebre (cf. Lc 2,7).
Sin embargo, las aves de esta clase concuerdan con la figura. La tórtola, por ser un ave locuaz, significa la predicación y la confesión de la fe; por ser un animal casto, representa la castidad; y por ser un animal solitario, simboliza la contemplación. La paloma, por ser un animal manso y sencillo, representa la mansedumbre y la sencillez. Y es animal gregal, por lo que significa la vida activa. Y por eso, una ofrenda de esta clase simboliza la perfección de Cristo y la de sus miembros. Uno y otro animal, por su hábito de gemir, representan las penas presentes de los santos; pero la tórtola, que vive solitaria, significa las lágrimas de las oraciones; la paloma, en cambio, por ser gregal, simboliza las oraciones públicas de la Iglesia. Con todo, se ofrece una pareja de cada uno de esos animales, a fin de que la santidad no se dé sólo en el alma, sino también en el cuerpo.


Suma Teológica III Qu.36 a.6