Suma Teológica III Qu.37 a.4
Objeciones por las que parece no haber sido conveniente que la Madre de Dios acudiese al templo para purificarse.
Objeciones: 1. Parece que la purificación no existe más que cuando hay de por medio una impureza. Pero en la Santísima Virgen no hubo impureza de ninguna clase, como es manifiesto por lo dicho anteriormente (a. 3 ad 1; III 27,3 III 27,4 III 28,1 III 28,2 III 28,3). Luego no debió ir al templo para purificarse.
2. Lv 12,2 dice: La mujer que, una vez fecundada por el semen viril, da a luz un varón, será impura siete días; y por eso se le ordena que no entre en el santuario hasta que se cumplan los días de su purificación. Ahora bien, la Santísima Virgen dio a luz un varón sin el concurso del semen viril. Luego no debió acudir al templo para purificarse.
3. La purificación de la impureza no se logra más que por medio de la gracia.
Pero los sacramentos de la ley antigua no daban la gracia; en cambio, la Santísima Virgen tenía consigo algo más importante: el Autor de la gracia.
Luego no fue oportuno que la Santísima Virgen acudiese al templo para purificarse.
Contra esto: está la autoridad de la Escritura, que en Lc 2,22), dice: Se cumplieron los días de la purgación de María según la ley de Moisés.
Respondo: Así como la plenitud de la gracia se deriva de Cristo a su Madre, así también convino que la Madre se conformase con la humildad del Hijo, pues Dios da su gracia a los humildes, como se lee en Jc 4,6. Y por eso, así como Cristo, a pesar de no estar sometido a la ley, quiso experimentar la circuncisión y las otras cargas de la ley, para darnos ejemplo de humildad y obediencia, para dar su aprobación a la ley, y para quitar a los judíos la ocasión de cualquier calumnia, por esas mismas razones quiso que también su Madre cumpliese las observancias de la ley, a pesar de no estar sujeta a las mismas.
A las objeciones:
Soluciones: 1. Aunque la Santísima Virgen no tenía impureza de ninguna clase, quiso, sin embargo, cumplir la observancia de la purificación, no por necesidad, sino a causa del precepto de la ley. Y por eso dice claramente el Evangelista que se cumplieron los días de su purificación según la ley, pues ella, de suyo, no necesitaba purificación.
2. Parece que Moisés habló claramente para eximir de la impureza a la Madre de Dios, que no concibió por la recepción de semen viril. Y por eso es manifiesto que no estaba obligada al cumplimiento de tal precepto, sino que cumplió la observancia de la purificación porque quiso, como acabamos de exponer (adl).
3. Los sacramentos legales no purificaban de la impureza de la culpa, cosa que se realiza por medio de la gracia; pero prefiguraban esa purificación, pues limpiaban mediante una purificación material de una cierta irregularidad, como ya se dijo (I-II 102,5 I-II 103,2). Sin embargo, la Santísima Virgen no había contraído ni una ni otra impureza, y por eso no necesitaba purificarse.
Pasamos ahora a tratar del bautismo con que Cristo fue bautizado. Y, por haber sido bautizado Cristo con el bautismo de Juan, hablaremos primero del bautismo de Juan en general; después, del bautizo de Cristo (q. 39).
Sobre lo primero se formulan seis preguntas: 1. ¿Fue conveniente que Juan bautizara? 2. ¿Procedía de Dios aquel bautismo? 3. ¿Confería la gracia? 4. ¿Debieron ser bautizados con ese bautismo otros, además de Cristo? 5. ¿Debió cesar tal bautismo una vez que Cristo fue bautizado? 6. ¿Los bautizados con el bautismo de Juan debieron ser bautizados después con el bautismo de Cristo?
Objeciones por las que parece que no fue conveniente que Juan bautizara.
Objeciones: 1. Todo rito sacramental pertenece a una determinada ley. Pero Juan no implantó ninguna ley nueva. Luego no fue conveniente que introdujera un nuevo rito de bautismo.
2. Juan fue enviado por Dios para dar testimonio, como un profeta, según el texto de Lc 1,76: Tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo. Ahora bien, los profetas que vivieron antes de Cristo no introdujeron ningún rito nuevo, sino que invitaban a la observancia de los ritos legales, como es evidente por Ml 4,4: Acordaos de la ley de Moisés, mi siervo. Luego tampoco Juan debió introducir un nuevo modelo de bautismo.
3. Cuando hay abundancia de una cosa, no hay motivo para añadirle algo más.
Pero los judíos traspasaban la medida en lo referente a abluciones, pues en Mc 7,3-4) se dice: Los fariseos, y los judíos en general, no comen sin lavarse repetidas veces las manos; y al volver de la plaza, no comen sin lavar se;y hay otras muchas prácticas que aprendieron a guardar por tradición, (como) las abluciones de los vasos, las jarras, la vajilla de metal y los lechos. Luego no fue conveniente que Juan bautízase.
Contra esto: está la autoridad de la Escritura, que, en Mt 3,5-6, después de poner por delante la santidad de Juan, añade que muchos acudían a élj/ eran bautizados en el Jordán.
Respondo: Fue conveniente que Juan bautizase, por cuatro motivos: Primero, porque convenía que Cristo fuese bautizado por Juan, a fin de que consagrase el bautismo, como dice Agustín In Ioann..
Segundo, para que Cristo fuera manifestado. Por lo que el propio Juan Bautista dice en Jn 1,31: Para que sea manifestado, esto es, Cristo, a Israel, por eso vine yo a bautizar con agua. Pues anunciaba a Cristo a las muchedumbres que acudían a él. Esto resultó más fácil que si hubiera tenido que correr de aquí para allá (anunciándolo) a cada uno en particular, como dice el Crisóstomo In Ioann..
Tercero, para que con su bautismo acostumbrase a los hombres al bautismo de Cristo. De donde dice Gregorio, en una Homilía, que Juan bautizó para que, guardado el orden de su precedencia, el que con su nacimiento había precedido al Señor que había de nacer, precediese también con el bautismo al que había de bautizar.
Cuarto, para que, moviendo a los hombres a penitencia, los preparase para recibir dignamente el bautismo de Cristo. Por lo que dice Beda: cuanto aprovecha a los catecúmenos aún no bautizados la doctrina de la fe, tanto aprovechó el bautismo de Juan antes del bautismo de Cristo. Porque, como aquél predicaba la penitencia y anunciaba de antemano el bautismo de Cristo, y atraía al conocimiento de la verdad que se manifestó en el mundo, así sucede con los ministros de la Iglesia, que primero enseñan, después combaten los pecados de los hombres, y luego prometen el perdón mediante el bautismo de Cristo.
A las objeciones:
Soluciones: 1. El bautismo de Juan no era de suyo un sacramento, sino una especie de sacramental, que disponía para el bautismo de Cristo. Y por eso, de algún modo, pertenecía a la ley de Cristo, no a la ley de Moisés.
2. Juan no fue sólo un profeta, sino más que un profeta, como se dice en Mt 11,9); fue, en realidad, el término de la ley y el principio del Evangelio (cf. Lc 16,16). Y por eso le competía más llevar, con la palabra y con las obras, los hombres a la ley de Cristo que a la observancia de la ley antigua.
3. Las abluciones aquellas de los fariseos eran inútiles, como ordenadas que estaban a la sola limpieza corporal. En cambio, el bautismo de Juan se ordenaba a la purificación espiritual, pues inducía a los hombres a la penitencia, como acabamos de decir (en la sol.).
Objeciones por las que parece que el bautismo de Juan no venía de Dios.
Objeciones: 1. Ningún sacramental que proceda de Dios recibe su denominación de un puro hombre, así como el bautismo de la nueva ley no se llama de Pedro o de Pablo, sino de Cristo (cf. 1Co 1,12-13). En cambio, aquel bautismo recibe su nombre de Juan según el pasaje de Mt 21,25: El bautismo de Juan, ¿procedía del cielo o de los hombres? Luego el bautismo de Juan no provenía de Dios.
2. toda doctrina nueva proveniente de Dios es confirmada con algunos milagros; de donde también el Señor, según Ex 4, dio a Moisés la facultad de hacer prodigios; y en He 2,3-4 se dice que, habiendo tenido nuestra fe su principio en la predicación del Señor, fue confirmada en nosotros por aquellos que la escucharon, confirmándola Dios con señales y prodigios. Pero de Juan Bautista se dice en Jn 10,41: Juan no hizo ningún milagro. Luego parece que el bautismo administrado por él no venía de Dios.
3. Los sacramentos, que han sido instituidos por inspiración de Dios, están contenidos en algunos preceptos de la Sagrada Escritura. Ahora bien, el bautismo de Juan no está prescrito por ningún precepto de la Sagrada Escritura.
Luego parece que no provenía de Dios.
Contra esto: está lo que se lee en Jn 1,33: El que me envió a bautizar con agua, ése fue el que me dijo: Sobre quien vieres el Espíritu, etc.
Respondo: En el bautismo de Juan pueden considerarse dos cosas, a saber: el rito de bautizar y el efecto del bautismo. El rito de bautizar no provino de los hombres, sino de Dios, que, mediante una revelación familiar del Espíritu Santo, envió a Juan a bautizar. En cambio, el efecto del bautismo vino de los hombres, porque en tal bautismo no se realizaba nada que no pudiera hacer el hombre.
Luego no provino exclusivamente de Dios, a no ser en cuanto que Dios actúa en el hombre.
A las objeciones:
Soluciones: 1. Mediante el bautismo de la ley nueva, los hombres son bautizados interiormente por el Espíritu Santo, cosa que solamente hace Dios. En cambio, mediante el bautismo de Juan, sólo el cuerpo era purificado por el agua. Por lo que se dice en Mt 3,11: Yo os bautizo con agua; él os bautizará con Espíritu Santo. Y por eso el bautismo de Juan recibe su nombre de él, en cuanto que nada se producía en tal bautismo que el propio Juan no hiciese. Por el contrario, el bautismo de la ley nueva no se denomina por el ministro, puesto que él no produce el efecto principal del bautismo, es decir, la purificación interior.
2. Toda la doctrina y obra de Juan se ordenaban a Cristo, el cual confirmó su propia doctrina y la de Juan con multitud de milagros. Si Juan hubiera hecho prodigios, los hombres hubieran atendido por igual a Juan y a Cristo. Y por eso, con el fin de que los hombres prestasen atención especialmente a Cristo, no le fue concedido a Juan hacer milagros. Sin embargo, cuando los judíos le preguntaron por qué bautizaba, confirmó su ministerio con la autoridad de la Escritura, diciendo: Yo soy la voz del que clama en el desierto, etc., como se lee en Jn 1,19ss). Incluso la misma austeridad de su vida recomendaba su ministerio, porque, como dice el Crisóstomo In Matth., era algo maravilloso ver un aguante tan grande en un cuerpo humano.
3. Dios dispuso en su providencia que el bautismo de Juan durase poco tiempo, por las razones que acabamos de apuntar (a. 1). Y debido a esto no fue recomendado por precepto alguno general en la Sagrada Escritura, sino por una revelación privada del Espíritu Santo, como se ha dicho (en la sol).
Objeciones por las que parece que en el bautismo de Juan se confería la gracia.
Objeciones: 1. En (Mc 1,4) se dice: Juan se presentó en el desierto bautizando y predicando un bautismo de penitencia para el perdón de los pecados. Pero la penitencia y el perdón de los pecados se logran por medio de la gracia. Luego el bautismo de Juan confería la gracia.
2. Los que habían de ser bautizados por Juan confesaban sus pecados, como se lee en Mt 3,6) y en Mc 1,5). Ahora bien, la confesión de los pecados se ordena al perdón, que se consigue por medio de la gracia. Luego en el bautismo de Juan se daba la gracia.
3. El bautismo de Juan distaba del bautismo de Cristo menos que la circuncisión. Ahora bien, mediante la circuncisión se perdonaba el pecado original, pues, como dice Beda, la circuncisión en tiempos de la ley proporcionaba el mismo auxilio de una curación saludable contra la herida del pecado original, que ahora acostumbra a realizar el bautismo en tiempo de la revelación de la gracia. Luego el bautismo de Juan producía con mayor razón el perdón de los pecados. Esto no puede realizarse sin la gracia.
Contra esto: está que en Mt 3,11) se dice: Yo os bautizo con agua para la conversión. Exponiendo esto Gregorio en una Homilía, dice: Juan no bautizaba con Espíritu, sino con agua, porque no podía perdonar los pecados. Ahora bien, la gracia proviene del Espíritu Santo, y por medio de ella se quitan los pecados.
Luego el bautismo de Juan no confería la gracia.
Respondo: Como acabamos de explicar (a. 2 ad 2), toda la enseñanza y todo el ministerio de Juan eran una preparación con miras a Cristo, como la del discípulo y la del artista de rango inferior es preparar la materia para la forma que hará aparecer el artista principal. Ahora bien, la gracia debía ser conferida por Cristo, conforme a las palabras de Jn 1,17: La gracia y la verdad han venido por Jesucristo. Y por este motivo el bautismo de Juan no confería la gracia, sino sólo la preparación para ésta, de tres maneras. Primero, porque Juan con su doctrina movía a los hombres a la fe en Cristo. Segundo, acostumbrando a los hombres al rito del bautismo de Cristo. Tercero, preparando a los hombres, mediante la penitencia, a recibir el efecto del bautismo de Cristo.
A las objeciones:
Soluciones: 1. En las palabras aludidas, como explica Beda, puede distinguirse un doble bautismo de penitencia. Uno, el que administraba Juan bautizando, bautismo que se llama de penitencia, etc., porque era una persuasión para la penitencia y como una protestación por parte de los hombres de que habrían de hacer penitencia. El otro es el bautismo de Cristo, por el cual son perdonados los pecados. Juan no podía administrar este bautismo, sino sólo predicarlo, diciendo: El os bautizará con Espíritu Santo (Mc 1,8).
O también puede decirse que predicaba un bautismo de penitencia, esto es, que inducía a la penitencia, la cual conduce a los hombres a la remisión de los pecados.
O puede decirse, como expone Jerónimo, que por el bautismo de Cristo se confiere la gracia, por la que son perdonados gratuitamente los pecados: Lo que es acabado por el Esposo, tiene su principio en el padrino, esto es, en Juan. Por eso se narra que bautizaba y predicaba un bautismo de penitencia para remisión de los pecados (Mc 1,4 Lc 3,3); cf. ), pero no porque lo hiciese él, sino porque lo incoaba preparándolo.
2. La confesión de los pecados citada no se hacía para causar al instante el perdón de los pecados por medio del bautismo de Juan, sino para conseguirlo por la penitencia subsiguiente, y por medio del bautismo de Cristo, al que disponía aquella penitencia.
3. La circuncisión había sido instituida para remedio del pecado original. En cambio, el bautismo de Juan no fue instituido para eso, sino sólo como preparación para el bautismo de Cristo, como queda dicho (en la sol.). Y los sacramentos producen su efecto en virtud de la institución.
Objeciones por las que parece que sólo Cristo debía ser bautizado con el bautismo de Juan.
Objeciones: 1. Porque, como acabamos de decir (a. 1), Juan bautizó para que Cristo fuese bautizado, como escribe Agustín In Ioann.. Ahora bien, lo que es propio de Cristo no debe pertenecer a los demás. Luego nadie más debió ser bautizado con ese bautismo.
2. Todo el que se bautiza, o recibe algo del bautismo o da algo al bautismo.
Ahora bien, nadie podía recibir algo del bautismo de Juan, porque en él no se confería la gracia, como se ha dicho (a. 3). Y nadie podía conferir algo a tal bautismo fuera de Cristo, el cual santificó las aguas al contacto de su carne purísimaz. Luego parece que solamente Cristo debió ser bautizado con el bautismo de Juan.
3. Si otros eran bautizados con aquel bautismo, eso no tenía otra finalidad que el ser preparados para el bautismo de Cristo; y así parecería conveniente que, como el bautismo de Cristo se confiere a todos, ya grandes ya pequeños, ya gentiles ya judíos, así también el bautismo de Juan se confiriese a todos. Pero no se lee que éste hubiera bautizado a los niños y a los gentiles, pues en Mc 1,5) se dice que acudían a él todos los de Jerusalén y él los bautizaba. Luego parece que sólo Cristo debió ser bautizado por Juan.
Contra esto: está lo que se dice en Lc 3,21: Sucedió que, mientras se bautizaba todo el pueblo, bautizado ja Jesús y orando, se abrieron los cielos.
Respondo: Convino que otros, además de Cristo, fuesen bautizados con el bautismo de Juan, por dos motivos. Primero, porque, como dice Agustín In Ioann., si sólo Cristo hubiera sido bautizado con el bautismo de Juan, no faltarían quienes dijesen que el bautismo de Juan, con el que Cristo fue bautizado, era más digno que el bautismo de Cristo, con el que son bautizados los demás.
Segundo, porque convenía que los demás, mediante el bautismo de Juan, fuesen preparados para el bautismo de Cristo, como se ha dicho antes (a. 1 y 3).
A las objeciones:
Soluciones: 1. El bautismo de Juan no fue instituido sólo para que Cristo fuese bautizado, sino también por otros motivos, como queda probado (a. 1). Y, en fin, en caso de que hubiera sido instituido para que Cristo se bautizase, era preciso evitar el inconveniente dicho, siendo bautizados otros con ese bautismo.
2. Los que recibían el bautismo de Juan no podían aportar nada a tal bautismo; ni recibían del mismo la gracia, sino sólo la señal de la penitencia.
3. Aquel bautismo lo era de penitencia, cosa que no compete a los niños; de ahí que no fueran bautizados con tal bautismo. Conferir a los gentiles el medio de la salvación estaba reservado solamente a Cristo, esperanza de las gentes, como r I> o se dice en Gn 49,10).
Ahora bien, el propio Cristo prohibió a los Apóstoles predicar el Evangelio a los gentiles antes de su pasión y resurrección (cf. Mt 10,5). De donde resulta mucho menos conveniente que los gentiles hubieran sido admitidos al bautismo de Juan.
Objeciones por las que parece que el bautismo de Juan hubiera debido cesar después de que Cristo fue bautizado.
Objeciones: 1. En (Jn 1,31) se dice: A fm de que él fuera manifestado a Israel, por eso vine yo a bautizar con agua. Pero Cristo, una vez bautizado, quedó suficientemente manifestado: ya por el testimonio de Juan, ya por la bajada de la paloma, ya también por el testimonio de la voz del Padre (cf. Mt 3,11 Mc 1,7 Lc 3,16 Jn 1,33). Luego da la impresión de que el bautismo de Juan no debió perdurar en adelante.
2. Dice Agustín In Ioann.: Fue bautizado Cristo, y cesó el bautismo de Juan. Por consiguiente, parece que Juan, después que bautizó a Cristo, no debió bautizar ya.
3. El bautismo de Juan era la preparación para el bautismo de Cristo. Pero el bautismo de Cristo comenzó al instante de haber sido Cristo bautizado, puesto que al contacto de su carne purísima otorgó a las aguas el poder de regenerar, como comenta Beda. Luego parece que el bautismo de Juan hubiera cesado una vez que Cristo fue bautizado.
Contra esto: está lo que se dice en Jn 3,22-23: Vino Jesús a la región de Judea y bautizaba; también Juan seguía bautizando. Ahora bien, Cristo no bautizó antes de ser él bautizado. Luego parece que Juan seguía bautizando después de que Cristo fue bautizado.
Respondo: El bautismo de Juan no debió cesar después de que Cristo fue bautizado. Primero, porque, como dice el Crisóstomo, si Juan hubiera dejado de bautizar una vez bautizado Cristo, se podría pensar que lo hacía por emulación envidiosa o por rabia. Segundo, porque si hubiera dejado de bautizar cuando Cristo bautizaba, hubiera impulsado a sus discípulos a una emulación envidiosa todavía mayor. Tercero, porque, prosiguiendo su ministerio de bautizar, envía a sus oyentes a Cristo. Cuarto, porque, como dice Beda, todavía persistía la sombra de la ley antigua, y porque el precursor no debe ceder hasta que se manifieste la verdad.
A las objeciones:
Soluciones: 1. Una vez bautizado, Cristo no estaba todavía plenamente manifestado. Y por eso era necesario que Juan continuara bautizando.
2. Después de que Cristo fue bautizado, cesó el bautismo de Juan, pero no inmediatamente, sino cuando éste fue encarcelado. Por eso dice el Crisóstomo In Ioann.: Pienso que la muerte de Juan fue permitida para que, quitado él de en medio, Cristo comentase a predicar de forma total, de modo que el entero afecto de la multitud se desplanase hacia Cristo, y para que en adelante esa multitud no siguiese dividida por los pareceres que corrían acerca de uno y otro.
3. El bautismo de Juan era una preparación no sólo para que Cristo fuera bautizado, sino también para que otros se acercasen al bautismo de Cristo. Esto no se cumplió todavía, una vez que Cristo fue bautizado.
Objeciones por las que parece que los que habían recibido el bautismo de Juan no debían ser bautizados con el bautismo de Cristo.
Objeciones: 1. Juan no fue inferior a los Apóstoles, puesto que de él se escribe en Mt 11,11: Entre los nacidos de mujer no ha surgido uno mayor que Juan Bautista. Pero los bautizados por los Apóstoles no eran rebautizados de nuevo, sino que sólo se les otorgaba la imposición de manos, pues en Ac 8,16-17 se dice que algunos solamente habían sido bautizados por Felipe en el nombre del Señor Jesús; entonceslos Apóstoles, Pedro y Juan, les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo. Luego parece que los bautizados por Juan no debieron ser bautizados con el bautismo de Cristo.
2. Los Apóstoles fueron bautizados con el bautismo de Juan, puesto que algunos de ellos fueron sus discípulos, como es evidente por (Jn 1,37). Ahora bien, no parece que los Apóstoles fueran bautizados con el bautismo de Cristo, pues en Jn 4,2) se dice que Jesús no bautizaba, sino sus discípulos. Luego parece que los bautizados con el bautismo de Juan no debían serlo con el bautismo de Cristo.
3. El bautizado es menor que el que bautiza. Pero no se lee que el propio Juan haya sido bautizado con el bautismo de Cristo. Luego mucho menos necesitaban ser bautizados con el bautismo de Cristo los que lo habían sido con el bautismo de Juan.
4. En Ac 19,1-5 se narra que Pablo encontró a algunos discípulos, y les preguntó: ¿Habéis recibido el Espíritu Santo al abracar la fe? Pero ellos le respondieron: Ni siquiera hemos oído que el Espíritu Santo existe. El les interrogó: ¿Con qué bautismo habéis sido bautizados? Ellos contestaron: Con el bautismo de Juan. Por lo que fueron bautizados de nuevo en el nombre de Nuestro Señor Jesucristo. Así pues, parece que, por desconocer al Espíritu Santo, hubiera sido necesario bautizarles de nuevo, como dice Jerónimo en Super Ioelem y en su Epístola de Viro unius uxorís, así como Ambrosio en el libro De Spir. Sanrto. Pero algunos de los que fueron bautizados con el bautismo de Juan tenían pleno conocimiento de la Trinidad. Luego no debían ser nuevamente bautizados con el bautismo de Cristo.
5. Sobre el pasaje de Rm 10,8: Esta es la palabra de la fe que proclamamos, comenta la Glosa z de Agustín: ¿De dónde procede esta virtud del agua que, tocando el cuerpo, limpia el corazón, sino de la palabra, no porque se pronuncia, sino porque es creída? Por lo que resulta manifiesto que la virtud del bautismo depende de la fe. Ahora bien, la forma del bautismo de Juan anunciaba la fe en la que nosotros somos bautizados, pues en Ac 19,4 dice Pablo: Juan bautizaba al pueblo con un bautismo de penitencia, diciendo que creyesen en aquel que había de venir después de él, esto es, en Jesús. Luego parece que no era necesario que los que estaban bautizados con el bautismo de Juan lo fuesen de nuevo con el bautismo de Cristo.
Contra esto: está lo que dice Agustín In Ioann.: Los bautizados con el bautismo de Juan debían ser bautizados con el bautismo del Señor.
Respondo: Según la opinión del Maestro, en el libro IV Sent., aquellos que fueron bautizados por Juan sin conocer la existencia del Espíritu Santo, y que ponían su esperanza en tal bautismo, fueron después bautizados con el bautismo de Cristo; pero los que no pusieron su esperanza en el bautismo de Juan y creían en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo, no fueron después bautizados, sino que recibieron el Espíritu Santo mediante la imposición de las manos de los Apóstoles.
Esto es cierto en cuanto a la primera parte, estando confirmado por muchas autoridades. En cambio, en lo que se refiere a la segunda parte es enteramente irracional. Primero, porque el bautismo de Juan ni confería la gracia, ni imprimía el carácter, sino que era sólo un bautismo de agua, como él mismo dice en Mt 3,11). Por lo que la fe o la esperanza que el bautizado tenía en Cristo no era suficiente para suplir este defecto.
Segundo, porque cuando en un sacramento se omite lo que es necesario para su existencia, no sólo es necesario suplir lo omitido, sino que se precisa renovarlo enteramente. Y es necesario que el bautismo de Cristo se haga no sólo con agua, sino también con el Espíritu Santo, según las palabras de Jn 3,5: Si uno no nace del agua y del Espíritu Santo, no puede entrar en el Reino de Dios. Por consiguiente, en los que habían sido bautizados sólo con agua en el bautismo de Juan, no sólo había que suplir lo que faltaba, esto es, la donación del Espíritu Santo mediante la imposición de las manos, sino que debían ser totalmente bautizados de nuevo con el agua y con el Espíritu Santo.
A las objeciones:
Soluciones: 1. Como escribe Agustín, In Ioann., se siguió bautizando después de Juan, porque éste no otorgaba el bautismo de Cristo, sino el suyo. En cambio, el que confería Pedro, y si Judas lo administró, era el bautismo de Cristo. Y por eso, si Judas bautizó a algunos, éstos no deben ser nuevamente bautizados, porque el bautismo es tal cual es aquel con cuyo poder se confiere; no tal cual es aquel mediante cuyo ministerio se otorga. Y de ahí resulta también que los bautizados por el diácono Felipe, al administrar éste el bautismo de Cristo, no fueron bautizados nuevamente, sino que recibieron la imposición de las manos de los Apóstoles, como los bautizados por los sacerdotes son confirmados por los obispos.
2. Como comenta Agustín, Ad Seleucianum, pensamos que los discípulos de Cristo fueron bautizados o bien con el bautismo de Juan, como opinan algunos; o bien, como es más creíble, con el bautismo de Cristo. El que no se sustrajo al ministerio humilde de lavarles los pies, no faltó al ministerio de bautizar, a fin de tener servidores bautizados por medio de los cuales bautizase a los demás.
3. Como expone el Crisóstomo, In Matth., por el hecho de que Cristo, a Juan que le dice: Yo debo ser bautizado por ti, responda: Permítelo por ahora (cf. Mt 3,14.15), queda demostrado que después Cristo bautizó a Juan. Y añade que esto se halla escrito expresamente en algunos libros apócrifos. Es cierto, sin embargo, como dice Jerónimo In Matth., que así como Cristo fue bautizado por Juan con agua, así Juan debía de ser bautizado por Cristo con Espíritu.
4. El motivo completo de que fuesen bautizados después de (haber recibido) el bautismo de Juan no radica en que desconocían al Espíritu Santo, sino en que no habían sido bautizados con el bautismo de Cristo.
5. Como explica Agustín, Contra Faust., nuestros sacramentos son signos de la gracia presente; en cambio, los sacramentos de la ley antigua fueron signos de la gracia futura. De donde, por el hecho de que Juan bautizó en nombre del que había de venir, se da a entender que no confería el bautismo de Cristo, que es un sacramento de la ley nueva.
Y sobre esto se plantean ocho preguntas: 1. ¿Cristo debió ser bautizado? 2. ¿Debió ser bautizado con el bautismo de Juan? 3. Sobre la edad a la hora del bautismo. 4. Sobre el lugar. 5. Sobre la apertura de los cielos en atención a El. 6. Sobre el Espíritu Santo que se aparece en forma de paloma. 7. ¿Tal paloma fue verdadero animal? 8. Sobre la voz del testimonio del Padre.
Objeciones por las que parece que no convino que Cristo fuera bautizado.
Objeciones: 1. Ser bautizado equivale a ser purificado. Pero a Cristo no le convino ser purificado, porque no existió en El impureza de ninguna clase. Luego parece que no convino que Cristo fuera bautizado.
2. Cristo fue circuncidado para cumplir la ley. Pero el bautismo no estaba prescrito por la ley. Luego no debía ser bautizado.
3. El primer motor en cualquier orden es inmóvil en ese género de movimiento, por ejemplo el cielo, que es la primera causa de las alteraciones, siendo él inalterable. Ahora bien, Cristo es el primero en el orden del bautismo, según aquellas palabras: Sobre el que veas descender el Espíritu y permanecer sobre él, ése es el que bautiza (Jn 1,33). Luego no convino que Cristo fuese bautizado.
Contra esto: está lo que se dice en Mt 3,13: Vino Jesús de Galilea al Jordán, delante de Juan, para ser bautizado por él.
Respondo: Convino que Cristo fuera bautizado. Primero, porque, como dice Ambrosio In Lúe. , el Señor fue bautizado, no porque quisiera ser purificado, sino para purificar las aguas, a fin de que, purificadas ellas por la carne de Cristo, que no conoció el pecado, tuvieran la virtud del bautismo; y para dejarlas santificadas para los que después habían de ser bautizados, como escribe el Crisóstomo.
Segundo, porque, como dice el Crisóstomo In Matth., aunque Cristo no fuese pecador, recibió, sin embargo, una naturaleza pecadora y una semejanza de carne de pecado (cf. Rm 8,3). Por esto, aunque no necesitaba del bautismo en favor de si mismo, lo necesitaba, no obstante, la naturaleza carnal en los demás. Y, como escribe Gregorio Nacianceno, Cristo fue bautizado para sumergir en el agua a todo el viejo Adán.
Tercero, quiso ser bautizado, como dice Agustín en un Sermón De Hpiphania, porque quiso hacer El mismo lo que mandó que habían de hacer todos. Y esto es lo que El mismo dice: Así conviene que cumplamos toda justicia (Mt 3,15).
Como escribe Ambrosio, In Lúe., ésta es la justicia: Que comiences por hacer tú primero lo que quieres que haga el otro, y que animes a los demás con tu ejemplo.
A las objeciones:
Soluciones: 1. Cristo no fue bautizado para ser purificado, sino para purificar, como queda expuesto (en la sol.).
2. Cristo no sólo debía cumplir los preceptos de la ley antigua, sino también incoar los de la ley nueva. Y por eso no solamente quiso ser circuncidado, sino también ser bautizado.
3. Cristo es el primero en bautizar espiritualmente. Y así no fue propiamente bautizado, sino que lo fue sólo con agua.
Objeciones por las que parece que no convino que Cristo fuese bautizado con el bautismo de Juan.
Objeciones: 1. El bautismo de Juan fue un bautismo de penitencia (cf. Mc 1,4). Pero la penitencia no le atañe a Cristo, porque no cometió pecado alguno. Luego parece que no convino que fuese bautizado con el bautismo de Juan.
2. El bautismo de Juan, como dice el Crisóstomo, ocupó el punto medio entre el bautismo de los judíos y el bautismo de Cristo. Ahora bien, el medio participa de la naturaleza de los extremos. Por consiguiente, al no haber sido bautizado Cristo con el bautismo de los judíos, ni tampoco con el suyo propio, parece que, por la misma razón, tampoco debió ser bautizado con el bautismo de Juan.
3. hay que atribuir a Cristo todo lo que es óptimo en las categorías humanas.
Pero el bautismo de Juan no ocupa el lugar supremo entre los bautismos. Luego no convino que Cristo fuese bautizado con el bautismo de Juan.
Contra esto: está lo que se lee en Mt 3,13: Vino Jesús al Jordán para ser bautizado por Juan.
Respondo: Como expone Agustín, In Ioann., el Señor, una vez bautizado, bautizaba, (pero) no con el bautismo con que El había sido bautizado. Por lo que, bautizando El con su propio bautismo, resulta lógico que no fuera bautizado con su propio bautismo, sino con el de Juan. Y esto fue conveniente.
Primero, por el carácter del bautismo de Juan, que no bautizó con Espíritu, sino sólo con agua (cf. Mt 3,11). Pero Cristo no tenía necesidad de bautismo espiritual, pues desde el principio de su concepción estuvo lleno del Espíritu Santo, como es claro por lo dicho anteriormente (III 34,1). Esta es la razón que da el Crisóstomo.
Segundo, porque, como Beda dice, Cristo fue bautizado con el bautismo de Juan para aprobarlo con su propio bautismo.
Tercero, porque, como escribe Gregorio Nacianceno, Cristo se acercó al bautismo de Juan con el fin de santificar el bautismo.
A las objeciones:
Soluciones: 1. Como antes se ha declarado (a. 1), Cristo quiso ser bautizado para inducirnos al bautismo con su ejemplo. Y por eso, a fin de que su incitación fuese más eficaz, quiso ser bautizado con un bautismo que evidentemente no necesitaba, para que los hombres se acercasen al bautismo que necesitaban. Por lo que comenta Ambrosio, In Lúe.: Nadie rehúya el bautismo de gracia, cuando Cristo no rehuyó el bautismo de penitencia.
2. El bautismo de los judíos prescrito por la ley era solamente simbólico, mientras que el bautismo de Juan era, en cierto modo, real en cuanto que invitaba a los hombres a abstenerse del pecado. En cambio, el bautismo de Cristo tiene eficacia para purificar del pecado y para conferir la gracia. Pero Cristo ni tenía necesidad de la remisión de los pecados, porque no existían en él, ni necesitaba recibir la gracia, al estar lleno de ella. Del mismo modo, por ser la Verdad (cf. Jn 14,6), no le competía lo que era sólo simbólico. Y por eso fue más conveniente que fuese bautizado con el bautismo que ocupaba el punto medio que con alguno de los situados en los extremos.
3. El bautismo es un remedio espiritual. Ahora bien, cuanto un ser es más perfecto, tanto menos necesita de remedios. Por lo que, al ser Cristo perfecto en grado máximo, convino que no fuese bautizado con un bautismo perfectísimo, al modo en que el que está sano no necesita ninguna medicina eficaz.
Suma Teológica III Qu.37 a.4