Aquino: I Corintios 71

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1Co 15,51-52)

Lección 8: 1Co 15,51-52

Muestra el orden de la resurrección y afirma la futura resurrección.

51. He aquí que os digo un misterio: todos ciertamente resucitaremos, pero no todos seremos transformados*
52. En un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la trompeta final; porque sonara la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.

Aquí, después de resolver la cuestión del modo de ser de los resucitados, resuelve la cuestión subsecuente del modo y del orden de la resurrección. Y acerca de esto hace dos cosas. Primeramente muestra el modo y el orden de la resurrección; en segundo lugar lo confirma mediante autoridad: Cuando esto corruptible se haya vestido de incorruptibilidad, etc. (1Co 15,54). Y para lo primero hace dos cosas. En efecto, en primer término propone el asunto; luego, muestra el orden en que se efectuara la resurrección: En un momento, en un abrir y cerrar de olos, etc.

Así es que empieza por llamarles la atención, haciendo ver que lo que quiere enseñar es arduo y oculto,

* Aquí debo cenirme al texto de la Vulgata, que es el que sigue Santo Tomas. Las traducciones modernas, directas del original griego, dicen así: No todos moriremos, pero todos seremos transformados. (S.A.)

diciendo: He aquí que un misterio, o sea, algo oculto, os digo a vosotros, esto es, os descubro a vosotros, hermanos, un misterio que se os debe descubrir, lo mismo que a todos los creyentes. Os he dado a vosotros conocer el misterio, etc. (Lc 8,10). Y arriba dijo: Hablamos de sabiduría entre los perfectos (1Co 2,6). Y luego: Pero hablamos de una sabiduría de Dios que esta escondida, etc. Y luego dice en qué consiste ese misterio: Todos ciertamente resucitaremos, etc.

Acerca de lo primero se debe saber que, como San Jeronimo dice en una epistola a los monjes Minervio y Alejandro, esto que aquí se dice: Todos ciertamente resucitaremos no esta en ningun manuscrito de los griegos, sino que en algunos se lee: Ciertamente todos dormiremos, esto es, todos moriremos. Y a la muerte se le .llama sueno por la esperanza de la resurrección. De aquí que es lo mismo que si dijera: Todos ciertamente resucitaremos, porque nadie resucita si no muere. Pero no todos seremos transformados. Esto no cambia en los libros de les griegos, y esto es la verdad, porque la transformación de la que aquí se habla no se verificara sino en los cuerpos de los bienaventurados, porque serán transformados en las cuatro cosas arriba explicadas, las cuales se llaman dotes de los cuerpos gloriosos, y esto deseaba ardientemente Job (14,14): Todos los dias de mi milicia espero hasta que venga mi mudanza. Ahora bien, en algunos manuscritos se lee: Ciertamente no todos dormiremos, esto es, moriremos, pero todos seremos transformados. Y esto se entiende de dos maneras.

Primeramente a la letra, porque fue opinión de algunos que no todos los hombres moriran, sino que algunos a la venida de Cristo se presentarán vivos al juicio y que éstos no moriran, sino que éstos serán transformados al estado de incorrupción, y por esto dicen: Ciertamente no todos dormiremos, o sea, moriremos, pero todos seremos transformados, tanto los buenos como los malos, y tanto los vivos como los muertos. Y según esto la transformación no se entiende que sea del estado de animalidad al estado de espiritualidad, porque de esta manera solamente los buenos serán transformados, pero del estado de corrupción a estado de incorrupción.

De otro modo, misticamente, se explica esto por Origenes, quien dice que esto no se dice del sueno de la muerte, porque todos morirán (¿Qué hombre hay que haya de vivir sin ver jamas la muerte?, Salmo 68,49); sino del sueno del pecado, del cual habla el Salmo 12,4: Alumbra mis ojos, a fin de que no duerma yo jamas el sueno de la muerte, para significar lo siguiente: No todos moriremos, esto es, no todos pecaremos mortalrnente, pero todos seremos transformados, como arriba, del estado de corrupción al estado de incorrupción.

Y aunque este texto, no todos moriremos, etc., no sea contra la fe, sin embargo la 1glesia mas bien acepta el primero, esto es, que todos moriremos y todos resucitaremos, etc., porque todos morirán aun cuando algunos estén entonces vivos.

El orden y el modo de la resurrección los explica el Apóstol en seguida diciendo: En un momento, en un abrir y cerrar de ojos, etc. Y esto en cuanto a tres cosas. En efecto, primeramente muestra el orden en cuanto al tiempo; luego en cuanto a la causa de la resurrección: a la trompeta final; en tercer lugar, en cuanto a la sucesión del efecto por la causa: porque sonara la trompeta, etc. Dice, pues, que todos resucitaremos; pero ¿de qué modo? En un momento. Con esto excluye el error de los que dicen que la futura resurrección no sera de todos al mismo tiempo. Pues dicen que los martires resucitarán mil anos antes que los demás, y que entonces Cristo descendera con ellos y poseera el reino material de Jerusalén durante mil anos con ellos. Así opino Lactancio. Pero es claro que esto es falso, porque todos resucitaremos en un momento y en un abrir y cerrar de ojos. Con esto se excluye también otro error, según el cual el juicio durara por espacio de mi! anos. Lo cual es falso, porque no habra entonces un tiempo perceptible, sino que. en un momento, etc. Mas debe saberse que el momento se puede tomar o por el mismo instante de tiempo que se expresa con la palabra ahora; o por cierto tiempo imperceptible: sin embargo, esto se puede tomar de uno u otro modo, refiriéndolo a diversas cosas, porque si lo referimos a la reunión de los polvos (que se hara por el ministerio de los angeles), entonces el momento se toma por un tiempo imperceptible. En efecto, como en la reunión de los dichos polvos haya cambio de lugar a lugar, es necesario que transcurra en ello cierto tiempo. Mas si nos referimos a la reunión de los cuerpos y a la unión del alma, cosas todas que se harán por Dios, entonces la palabra momento se toma por instante de tiempo, porque en un instante une Dios el alma al cuerpo y vivifica el cuerpo. El en un abrir y cerrar de ojos se puede también referir a una y otra cosa, de modo que si por en un abrir y cerrar de ojos se entiende tan solo el abrir de los parpados (lo cual se verifica en un tiempo imperceptible), entonces se refiere a la reunión de los polvos. Mas si por en un abrir y cerrar de olos se entiende la misma subita ojeada del ojo, la cual es cosa también de un instante, entonces se refiere a la unión del alma con el cuerpo.

Así es que cuando dice: a la trompeta final, muestra el orden de la resurrección en cuanto a la causa inmediata. Y tal trompeta es la voz de Cristo de la cual dice San Mateo (25,6): Mas llegada la medianoche se oyo una voz que gritaba, etc. Y Juan 5,28: oirán la voz del Hilo de Dios. O la misma presencia de Cristo patente al mundo, según lo que dice San Gregorio: la trompeta no designa otra cosa que la presencia de Cristo patente al mundo, y se le llama trompeta por su manifestación, porque a todos sera manifiesta. Y de esta manera se toma la palabra trompeta en Mateo o,2: Cuando das limosna no quieras publicarla a son de trompeta. También se dice trompeta por el uso de la trompeta, que era para cuatro cosas, como se dice en Nb 10,1-10, esto es, para llamara consejo, y esto se hara en la resurrección, porque entonces se convocara a consejo, esto es, a juicio. El Señor entrara en juicio con los ancianos de su pueblo y con sus principes (Is 3,14). Para solemnizar las fiestas. Sonad la trompeta en la neomenía (Ps 30). Así sera también en la resurrección. Vuelve la vista a Sión, la ciudad de nuestras solemnidades (Is 33,20). Para la pelea, y esto también en la resurrección: Y todo el universo peleara con él contra los insensatos (Sg 5,21). Y hara el Señor que la vara descargue sobre él al son de panderos y de citaras (Is 30,32). Para trasladar el campamento; y así también en la resurrección, algunos yendo al paraiso, otros yendo al infierno. Y éstos irán al suplicio eterno; mas los justos, a la vida eterna (Mt 25,46).

Así es que cuando dice: porque sonara la trompeta, etc., pone el efecto que ha resultado de la causa pre-dicha. Y acerca de esto hace dos cosas. En efecto, primeramente pone el efecto obtenido; y luego señala su necesidad: En efecto, es necesario que este ser mortal se revista de inmortalidad (1Co 15,53). El resultado producido es que instantaneamente al sonido de la trompeta seguira el efecto. Porque los muertos, etc. (Hara que su voz sea una voz todopoderosa, Salmo 67,34). Y pone doble efecto. El uno es comun, porque los muertos serán resucitados incorruptibles, o sea, integros, sin ninguna disminución de miembros. Lo cua! ciertamente sera comun a todos, porque en la resurrección sera comun todo lo que pertenece a la reconstitución de la naturaleza, porque todos están en comunión con Cristo en cuanto a la naturaleza. Y aunque Agustín deje en duda si las deformidades permanecerán en los condenados, yo sin embargo creo que cuanto pertenece a la reconstitución de la naturaleza integramente se les dara; mas lo que corresponde a la gracia, solamente a los elegidos. Y por eso todos resucitarán incorruptibles, esto es, integros, aun los condenados.

Mas para San Jeronimo incorruptibles quiere decir en estado de incorrupción, esto es, que después de la resurrección no se corromperan, porque unos irán a la bienaventuranza eterna, y los malos a la pena eterna. Muchos despertarán del polvo de la tierra (Da 12,2).

El otro efecto es peculiar, de los Apostoles tan solo, porque nosotros seremos transformados, esto es, los Apostoles, y no solo seremos incorruptibles, sino que también seremos transformados, del estado de miseria al estado de gloria porque se siembra natural, mas surge espiritual. Y conforme a esta explicación se ve que es mejor el texto que dice: Todos ciertamente resucitaremos, mas no todos seremos transformados, que el otro que dice: Todos seremos transformados, porque aun cuando todos resucitaran, sin embargo solamente los santos y elegidos serán transformados. Sin embargo, también se podria, conforme a los textos que dicen: No todos ciertamente moriremos, pero todos seremos transformados, leer de esta manera: Los muertos resucitarán incorruptibles, esto es, para un estado de incorrupción, y los que vivamos, aun cuando no resucitemos porque no moriremos, sin embargo seremos transformados del estado de corrupción al estado de incorrupción. Lo cual parece cuadrar con estas palabras que el mismo Apóstol dice: Después, nosotros los vivos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos, sobre nubes, al encuentro de Cristo (1Th 4,17).*

* Así es que la traducción correcta del versiculo 51 no es la de la Vulgata sino la directa del texto griego: No todos moriremos, pero todos seremos transformados.

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1Co 15,53-58)

Lección 9: 1Co 15,53-58

Amonesta a los corintios a perseverar en la fe de Cristo porque vendra la resurrección, por la cual la muerte perdera la victoria y el aguijon.

53. Porque es necesario que este cuerpo corruptible sea revestido de incorruptibilidad y que este cuerpo mortal sea revestido de inmortalidad.
54. Mas cuando este cuerpo mortal haya sido revestido de inmortalidad, entonces se cumplira la palabra escrita: la muerte ha sido absorbida por una victoria.
55. ¿Donde esta, oh muerte, tu victoria? ¿Donde esta, oh muerte, tu aguijon?
56. El aguijon de la muerte es el pecado; y la fuerza del pecado, la ley.
57. Pero gracias sean dadas a Dios, que nos ha dado la victoria por nuestro Señor Jesucristo.
58. Así pues, hermanos mios amados, estad firmes e inconmovibles, ricos en toda obra del Señor, siempre conscientes de que vuestro trabajo no es vano en el Señor.

Aquí el Apóstol pone la necesidad del efecto de ia resurrección por la misma causa del paso adelante. Y acerca de esto pone dos cosas que corresponden a las dos que pusiera en derechura al efecto por la misma causa. La primera es general de todos, esto es, que los muertos resucitarán incorruptibles. Y por eso primeramente en cuanto a esto dice: Es necesario que este cuerpo corruptible sea revestido de incorruptibilidad. Lo segundo es especial para los Apostoles y los buenos, o sea, que seremos transformados, y por eso en segundo lugar en cuanto a esto dice: y que este cuerpo moria! sea revestido de inmortalidad; porque, en efecto, lo corruptible se opone a lo incorruptible y en el estado de la presente vida estamos sujetos a la corrupción, por lo cual dice que cuando resucitemos es necesario que este cuerpo corruptible, etc., con necesidad, claro es, de congruencia. Y esto por tres cosas. En primer lugar por el cumplimiento de la humana naturaleza. Porque, como también dice Agustín, el alma mientras esta separada del cuerpo es imperfecta, por no tener la perfección de su naturaleza, y por lo tanto no es tan bienaventurada estando separada como lo sera cuando esté unida al cuerpo en la resurrección. Así es que para gozar de la perfecta bienaventuranza, es necesario que esto corruptible, o sea, el cuerpo, se revista, como ornamento, de incorruptibilidad, para que en lo sucesivo hasta cierto punto no se le declare mortal.

En segundo lugar por exigencia de la divina justicia, para que quienes hicieron ora buenas obras ora malas obras en el cuerpo, sean premiados o castigados también en los mismos cuerpos.

En tercer lugar por la conformidad de los miembros con la cabeza, de modo que así como Cristo resucito de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida. (Rm 6,4,8,2,13,22,23.)

Mas debemos notar que la propia incorruptibilidad o inmortalidad la asemeja a un vestido, pues dice: revestirse. En efecto, la vestidura se adhiere a la persona que viste, pero difiere de ella, permaneciendo la misma en numero la substancia del que es vestido, para enseñar con esto que los cuerpos resucitarán con identidad numérica; y los mismos hombres serán idénticos numéricamente en estado de incorrupción e inmortalidad que en el que están al presente.

Así es que con esto se excluye el error de los que dicen que los cuerpos no resucitarán con identidad numérica. Por lo cual claramente dice el Apóstol: Es necesario que esto corruptible, o sea el cuerpo. Porque el alma no es corruptible. Y se excluye también el error de quienes dicen que los cuerpos glorificados no serán los mismos que éstos de aca, sino celestes, aunque tendrán un modo semejante a éste: Y así gemimos en este estado, deseando ardientemente ser revestidos de nuestra habitación celeste (2Co 5,2). E Is 52,1: Vistete con tus ropas de gloria. Y Job 40,5: Revistete de resplandor, y subete a lo alto, y haz alarde de tu gloria.

Objeción: -Pero contra lo anterior parece imposible que esto corruptible se revista de incorrupción, o sea,, que los cuerpos resuciten con identidad numérica, porque es imposible que las cosas que difieren en género o en especie sean idénticas numéricamente; y es así que lo corruptible y lo incorruptible no solo en especie difieren sino también en género; luego resulta imposible que los cuerpos de los resucitados sean incorruptibles y no dejen de ser los mismos numéricamente. Por lo demás, el Filosofo dice que es imposible que las cosas cuya substancia corruptible se cambia se reintegren las mismas numéricamente, sino en la misma especie; es así que la substancia de los cuerpos humanos es corruptible; luego es imposible que se reintegren con identidad numérica.

Respondo: A lo primero se debe decir que cada cosa toma género y especie de su propia naturaleza y no de algo extrinseco a su naturaleza, por lo cual digo que si la futura resurrección de los cuerpos fuera en virtud de principios de la naturaleza de los cuerpos, seria imposible que los cuerpos resucitarán con identidad numérica. Pero sostengo que la incorrupción de los cuerpos resucitados sera en virtud de un principio distinto de la naturaleza de los propios cuerpos, esto es, de la gloria del alma, de cuya bienaventuranza e incorrupción se derivara totalmente la felicidad e in-corrupcon de los cuerpos.

Así como de la misma naturaleza e idéntico numéricamente es el libre albedrio, ahora que todavía gira hacia una y otra parte y cuando esté afirmado en el ultimo fin, así también, de la misma naturaleza e idéntico numéricamente sera el cuerpo, que ahora es corruptible y que entonces, cuando el libre albedrio sea firme por la gloria del alma, sera incorruptible.

A lo segundo se debe decir que el argumento del Filosofo es contra aquellos que afirmaban que todas las cosas de aca abajo son causadas por el movimiento de los cuerpos celestes, y que movidas por las mismas revoluciones de los cuerpos celestes, se seguian numéri-«camente los mismos efectos que alguna vez hubiesen ocurrido. De aquí concluian que hasta ahora enseña en Atenas el mismo Platon numéricamente y que tendra las mismas escuelas y los mismos oyentes que tuvo. Y por eso el Filosofo arguye contra ellos que aun cuando exista el mismo cielo numéricamente y el mismo sol tenga las mismas revoluciones, sin embargo los efectos que de ello provienen no lográn una identidad numérica sino en especie, y esto por via de la naturaleza. De manera semejante sostengo que si los cuerpos se revistierán de incorrupción y resucitarán según modo de la naturaleza, no resucitarian los mismos numéricamente, sino los mismos en especie. Pero como la reintegración y la resurrección, como esta dicho, se harán por la virtud divina, sostenemos que los cuerpos serán idénticos numéricamente, porque el principio de individuación de determinado hombre no sera otro que tal alma y tal cuerpo. En la resurrección tornara tanto la misma alma numéricamente, por ser incorruptible, como este cuerpo idéntico numéricamente, por la virtud divina restaurado de los mismos polvos en que fue disuelto, y así sera el mismo numéricamente el hombre resucitado. Ni paro mientes en las formas intermedias, porque no pretendo que haya en el hombre alguna otra forma substancial que no sea el alma racional, en cuya virtud el cuerpo humano esta animado por una naturaleza sensible y vegetativa y a la vez racional. Las formas accidentales en nada impiden ciertamente la identidad numérica que sustentamos.

Consiguientemente, cuando dice: Mas cuando este cuerpo mortal, etc., confirma lo que afirmara por autoridad. Y acerca de esto hace dos cosas. Primeramente recurre a la autoridad; luego, de ella concluye tres cosas: ¿Donde esta, oh muerte, tu victoria? Así es que primeramente dice: Dije que es necesario que esto corruptible se revista, etc. Pero como esto mortal haya sido revestido de inmortalidad, entonces, esto es, en el futuro, lo que es contra aquellos que dicen que ya se efectuo la resurrección, se cumplira la palabra escrita, o sea: la muerte ha sido absorbida por una victoria. Esto según nuestra traducción no se halla en ningun otro libro de la Biblia; y si, no obstante, se halla en la traducción de los setenta, no se sabe de donde esta tomado. Sin embargo, se puede decir que esto esta tomado de Is 26,19: Viven, Señor, tus muertos; y de Is 25,8: Y abismara la muerte para siempre. En Oseas 13,14, donde nosotros tenemos: Seré tu muerte, oh muerte, los Setenta tienen: La muerte ha sido absorbida por una victoria, esto es, por la victoria de Cristo. Y usa el pretérito en lugar del futuro, por la certeza de la profecia. El cual, después de haber devorado la muerte, a fin de hacernos herederos de la vida eterna, etc. (1P 3,22).

Consiguientemente, cuando dice: ¿Donde esta, oh muerte, tu victoria? concluye tres cosas de la antepuesta autoridad: el ataque o afrenta de los santos a la muerte, acciones de gracias a Dios: Pero gracias sean dadas a Dios, y su amonestación a los Corintios: Así, pues, hermanos mios amados, estad firmes e inconmovibles, ricos en toda obra del Señor, etc. Acerca de lo primero hace dos cosas. Primeramente pone la afrenta; luego explica: Mas el aguijon de la muerte es el pecado. Así es que hablando el Apóstol de la victoria de Cristo contra la muerte, como sintiendo cierto especial gozo, asume la representación de los que han de resucitar, diciendo: ¿Donde esta, oh muerte, tu victoria? sto no se encuentra en ningun otro lugar de la Sagrada Escritura; pero es incierto si el Apóstol lo dijera de por si o tomandolo de otro. Mas si lo tomo de otro, parece haberlo tomado de Is (14,4): ¿Como es que no parece ya el exactor y que ceso el tributo? Dice, pues: ¿Donde esta, oh muerte, tu victoria, etc., o sea, tu victoria de corrupción, el poder con que a todo el género humano derribabas y de todos triunfabas? Todos morimos (2 Reyes 14,14). Se le arranca del seguro de su tienda, se le lleva donde el Rey de los terrores (Job 18,14). ¿Donde esta, oh muerte, tu aguijon? Qué cosa sea el aguijon lo explica en seguida diciendo: Mas el aguijon de la muerte es el pecado, etc. De aquí que ponga dos cosas: con una explica lo que dijo; con la otra rechaza la objeción: y la fuerza del pecado, la ley.

Mas debemos saber que aguijon de la muerte puede entenderse o como algo que aguijonea para la muerte, o aquello de lo que echa mano, o al que hace la muerte, pero el sentido literal es aguijon de la muerte, esto es, que aguijonea para la muerte, porque por el pecado el hombre es llevado y arrojado a la muerte. Porque el estipendio del pecado es la muerte (Rm 6,23).

Pero como alguien podria objetar que ese aguijon es hecho a un lado por la ley, el Apóstol lo excluye en seguida, agregando: Mas la fuerza, o el motivo, del pecado, la ley, como si dijera: No es hecho a un lado el pecado por la ley, mas bien la fuerza del pecado es la ley, o sea, su motivo favorable, o sea, no que indujere al pecado, sino en cuanto daba ocasión de pecado sin conferir la gracia, por lo cual mas se encendia el ardiente apetito para pecar. Sobrevino la ley y con ella se aumento el pecado (Rm 5,20). Mas el pecado, estimulado con ocasión del mandamiento, produjo en mi toda suerte de malos deseos (Rm 7,8).

Sin embargo, hay otro sentido, pero no literal, por el que se dice que aguijon de la muerte se usa por muerte. Y así por muerte se entiende el diablo. El nombre de é! es muerte (Ap 6,18). Y así el aguijon de la muerte es la tentación del diablo. Y así cuanto se dice de la muerte se aplica al diablo, como tenemos en la Glosa. O también aguijon de la muerte, esto es, hecho por la muerte, o sea, por la carnal concupiscencia. La concupiscencia, en llegando a concebir, pare el pecado, el cual una vez consumado engendra la muerte (Santiago 1,15). En efecto, la concupiscencia primero atrae a los propicios, por ejemplo a intemperantes; luego, arrebata a los que resisten, por ejemplo a incontinencias; finalmente, lucha, pero no vence, por ejemplo a los castos; luego se debilita su esfuerzo, como en los temperantes, y por fin totalmente es derrotada, por ejemplo, en los santos, a quienes corresponde decirle: ¿Donde esta, oh muerte, tu esfuerzo o tu victoria? Y como el aguijon de la muerte es destruido no por la ley sino por la victoria de Cristo, se le deben rendir acciones de gracias a Dios. Y esto lo dice así: Pero gracias doy o demos, a Dios, que nos ha dado la victoria sobre la muerte y el pecado, por Jesucristo, no por la ley. Lo que nos hace alcanzar victoria en nuestra fe (1Jn 5,4). ¿Quién me libertara de este cuerpo de muerte? La gracia de Dios, etc. (Rm 7,24-25). Lo que es imposible a los hombres a Dios es posible (Lc 18,27).

En seguida, cuando dice: Así pues, hermanos mios amados, estad firmes, etc., añade la amonestación. En efecto, como ya se dijo, los seudo-apostoles corrompian a los corintios negando la resurrección, y por eso después de edificar la fe de la resurrección, y de explicarla con ejemplos, los amonesta para que se porten bien, no dejandose seducir por los falsos apostoles. Y acerca de esto hace tres cosas. En efecto, primero los confirma en la fe, diciendo: Así pues, o sea, mostrada ya la resurrección, hermanos mios, por la fe, por la cual todos somos hijos de Dios (Dioles poder de llegar a ser hijos de Dios, Juan 1,12), muy amados, por la caridad con la que mutuamente debemos amarnos (Y tenemos este mandamiento de Dios: que quien ama a Dios ame también a su hermano,1 Juan 4,21), estad firmes, esto es, en la fe de la resurrección, no os apartéis de la fe (Ya no seamos como niños fluctuantes, etc., Efes. 4,14), e inconmovibles, no os dejéis seducir por otros (Cimentados en la fe, y firmes, e inconmovibles, etc., Colos. 1,23).

En segundo lugar induce a las buenas obras, diciendo: Ricos en toda obra del Señor, siempre conscientes, etc. (Mientras tenemos tiempo, etc., Galat. 6,10. Donde abunda la justicia,Pr 15,5).

En tercer lugar, los fortifica en la esperanza, diciendo: siempre conscientes de que vuestro trabajo no es vano en el Señor. (Porque glorioso es el fruto de las buenas obras,Sg 3,15).


Capítulo 16

73
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1Co 16,1-9)

Lección 1: 1Co 16,1-9

Recomienda a los pobres de Jerusalén, por quienes ordena que se hagan colectas; mas hablando de si mismo, anuncia sus viajes.

1. En cuanto a las limosnas que se recogen para los santos, haced lo mismo que yo he ordenado en las iglesias de Galacia.
2. Cada primer dia de la semana cada uno de vosotros reserve en su casa aquello que le dicte su buena voluntad, a fin de que no se hagan las colectas al tiempo de mi llegada.
3. Cuando esté yo presente, a los que hubiereis escogido los enviaré con cartas a llevar vuestras liberalidades a Jerusalén.
4. Y si vale la pena de que vaya también yo, irán conmigo.
5. Yo pasaré a veros después de haber atravesado Mace-donia, pues tengo de pasar por Macedonia.
6. Y quiza me detendré con vosotros, y aun pasaré ahí el invierno, para que vosotros me llevéis adonde haya de ir.
7. Pues no quiero ahora veros solo de paso, antes espero detenerme algún tiempo entre vosotros, si el Señor me lo permitiere.
8. En El eso me quedaré hasta Pentecostés.
9. Porque se me ha abierto una puerta grande y prometedora, si bien los adversarios son muchos.

Arriba, en todo el curso de la Epistola, les propuso el Apóstol a los Corintios una doctrina general; y en este ultimo capitulo les propone una especial y familiar. Y acerca de esto hace dos cosas. Primero les advierte qué deben hacer para con los demás. Luego les muestra qué hacer con ellos los demás: La 1glesia os saluda, etc. Acerca de lo primero hace dos cosas. Desde luego los instruye sobre lo que deben hacer respecto de los hermanos lejanos; luego, sobre lo que deben hacer con los presentes: Vigilad y permaneced en la fe, etc.

Acerca de lo primero hace tres cosas. Primero los instruye sobre lo que corresponde a los santos pobres lejanos que están en Jerusalén; luego, sobre lo relativo al Apóstol: Yo pasaré a veros, etc.; finalmente, sobre lo relativo a los discipulos: Si va a veros Timoteo, etc. Acerca de lo que deben hacer para con los santos que viven en Jerusalén, sobre tres cosas los instruye el Apóstol. Primero sobre como se ha de colectar la limosna que se haga para los santos; luego, sobre como se debe guardar: Cada primer dia de la semana cada uno de vosotros reserve en su casa, etc.; finalmente, sobre como debe ser llevada a Jerusalén: Cuando esté yo presente, etc.

Acerca de lo primero es de saberse que, como se lee en Hechos 4,32,34-35, la costumbre en la primitiva 1glesia era que los conversos a la fe vendierán sus bienes raices y cuanto tuvierán y su precio lo pusierán a los pies de los Apostoles y que de ello se proveyera a cada quien según sus necesidades, y así nadie tenía nada propio, sino que todas las cosas les erán comunes.*

* Unicamente en Jerusalén ocurrio esto, en vista de su inminente destrucción. (S.A.)

Y como se dice en las cronicas de los Padres, no hay orden religiosa alguna que no tenga su origen en aquella santa sociedad.

Mas sucedio que habiendo surgido una terrible hambre, los santos pobres que vivian en Jerusalén pasaban por la maxima miseria. Por lo cual los Apostoles ordenaron que para ayuda de aquéllos, se hiciesen colectas en las otras 1glesias de Cristo, y esta comisión se les dio a Pablo y Bernabé (Nos dieron a mi y a Bernabé, etc.Ga 2,9-10); y cuidadoso de esto el Apóstol, a quienes convertia los amonestaba para que ayudarán a aquéllos, pues, como él mismo les dice a los Romanos, justo era que los socorrierán en lo temporal por recibir de ellos en lo espiritual. Y esto es lo que dice así: En cuanto a las limosnas que se recogen por las iglesias para los santos, esto es, para remedio de los santos, y no de cualesquiera. Sé liberal con el justo y no apoyes al pecador (Si 12,5). No es que nada se le deba dar al pecador, sino que es preferible socorrer al justo indigente que al pecador. Haced lo mismo que yo he ordenado en las iglesias de Galacia, esto es, cada primer dia de la semana, reservad, o sea, una vez por semana. Y esto se ordena así para que diera cada quien poco a poco un poquito por semana, para que no les fuera pesado darlo todo de una sola vez. Y aun cuando les pareciera poco, y como insensible, dar poco a poco, sin embargo, al cabo del ano, las limosnas todas juntas formaban una gran colecta.

Per unam sabbati -cada primer dia de la semana- se entiende el primer dia después del sabado, o sea, el dia del Señor. Y quiso el Apóstol que la colecta se hiciera en ese dia, para que se arraigara ya la costumbre de que el pueblo se reuniera en la 1glesia en los dias del

Señor, los domingos. Dice el Levitico (23,7): El primer dia sera para vosotros solemnisimo y santisimo, etc. Y luego (23,36): Y ofreceréis al Señor un holocausto por ser dia de concurso y de colecta. De tal clase de limosna dice Daniel (4,24): Redime tus pecados con limosnas; y el Eclesiastico (17,18): La limosna del hombre es como un sello para El, etc., y como ciertamente no solo debe decir el modo de colectar sino también el de guardar, en seguida los instruye sobre la manera de guardar las colectas, diciendo: Cada uno de vosotros reserve en su casa aquello que le dicte su buena voluntad, etc. En lo cual se ve el maximo cuidado del Apóstol, no fuerán algunos a creer que el Apóstol hacia estas colectas mas para su propio provecho que para socorrer a los santos; y por eso, evitando tal sospecha tanto respecto de si mismo como respecto de sus ministros, no quiso que aquel dinero fuera guardado por él mismo ni por sus ministros, sino que ordeno que cada quien guardara en casa lo que le dictara su buena voluntad, y lo guardara aparte, y así por todo el ano. Y la razón de esto era que el Apóstol no queria que al llegar a Corinto se ocuparán en las colectas sino en la doctrina y cosas espirituales. Por lo cual dice: a fin de que no se hagan las colectas al tiempo de mi llegada. No es justo que nosotros descuidemos la Palabra de Dios por servir a las mesas, etc. (Ac 6,2).

Se debe, pues, observar que cada quien debe tener mucho cuidado en que no parezca que ningun trabajo espiritual se hace por interés, por lo cual el Señor quiso que nada poseyerán sus predicadores (Mt 10,9-10). Aun entre los Romanos había la costumbre de que nadie tomara posesión del cargo de Senador si no era probado primero en el de Cuestor, porque es de gran virtud el defender las cosas temporales.

De qué modo deben ser enviadas las colectas a Je-rusalén lo agrega diciendo: Cuando esté yo presente, etc.; como si dijera: ni en esto quiero abrumar a nadie de manera especial, cuando esté yo presente, o sea, para llevar el dinero, sino que enviaré a los que hubiereis escogido para ser enviados; los enviaré, dice, con cartas, esto es, con cartas enviadas por vosotros, y por nosotros, laudatorias y de recomendación, en las que habra caridad y se consignara la cantidad de dinero, confiado a nuestro cuidado. Los enviaré, dice, a llevar vuestras liberalidades, esto es, lo que graciosamente les dáis a los santos pobres, a Jerusalén. Os hago saber, hermanos, la gracia que Dios ha hecho a las iglesias de Macedonia, etc. (2Co 8,1). A Jerusalén, esto es, a los santos que viven en Jerusalén; y no solamente enviaré a los que escogiereis, sino que si vale la pena, etc., esto es, si fuese una gran cantidad, irán conmigo, con lo cual los induce a dar generosa y liberalmente. Ahora estoy de partida para Jerusalén en servicio de los santos (Rm 15,25).

En seguida los instruye el Apóstol sobre lo relativo a él mismo. Y acerca de esto hace tres cosas. Primero les anuncia su presencia, diciendo: Yo pasaré a veros después de haber atravesado Macedonia; luego dice que se estara con ellos largo tiempo; finalmente, justifica la dilación de su presencia. Acerca de lo primero, recordemos que como se dice en Hechos 16,8, estando en Troade el Apóstol, se le aparecio en visión un macedonio, diciéndole: Ven a Macedonía y libéranos. Así es que para cumplir ese mandato, el Apóstol se dispone a ir a Macedonia, y como Macedonía esta entre Asia y Acaya, en la cual se halla Corinto, dice: Pasaré a veros después de haber atravesado 1viacedonia, mas bien desde allí iré a veros, porque entonces estaré mas cerca de vosotros. En segundo término les promete permanecer con ellos un buen tiempo: Y quiza me detendré con vosotros, es decir, aceptaré demorarme, y aun pasaré ahí el invierno, o sea, todo el invierno estaré con vosotros porque son muchas las cosas en que hay que corregiros. Y añade la causa por la que va a visitarlos: para que vosotros me llevéis a donde haya de ir. Y dice que a dondequiera, porque él no sabia determinar a donde iria sino lo que le inspirara el Espíritu Santo. Para que me llevéis, dice, no para que me lo impidais, sino para que me ensenéis los caminos. En tercer lugar, cuando dice: Pues no quiero ahora veros solo de paso, doblemente justifica la dilación de su presencia.

De un modo porque los Corintios podrian decir: No es necesario que difieras tanto tu venida y que primero vayas a Macedonia, porque podrias venir a Acaya y permanecer aquí, sin pasar por Macedonia. Y sobre esto dice: Aun cuando de esa manera podria ir a veros, sin embargo no podria permanecer con vosotros mucho tiempo, porque debo ir ya al instante a Macedonia, y volver al Asia. Por lo cual, como no quiero veros ahora de paso, por eso no quiero ir ahora primero a donde vosotros, sino que espero a poder dedicaros una buena permanencia, si el Señor me lo permitiere. Dice que si el Señor se lo permitiere, porque quiza antes de estar alla o después de haber llegado alla, le inspiraria el Señor el irse a algún otro lugar, donde hiciera mayor bien. O, de otro modo, se excusa, y parece que esto es lo mas apegado a la letra, porque debia permanecer mucho tiempo en Efeso, que esta en Asia, y por eso dice: En Efeso me quedaré hasta Pentecostés, etc. Quiza fue enviada esta epistola en invierno, o en verano, y en tal caso después de Pentecostés debia ir a Macedonia, y permanecer allí hasta el invierno, y entonces ir a Corinto, para pasar allí otro invierno. Y agrega la razón por la que queria estar en Efeso hasta Pentecostés: Porque se me ha abierto una puerta grande y prometedora, etc., o sea, recogeré gran fruto en Efeso. Y dice que esta abierta una puerta grande, o sea, muchos corazónes dispuestos a creer, y prometedora, sin contradicción. Orando juntamente por nosotros, para que Dios nos abra la puerta de la predicación, etc. (Colos. 4,3). Porque son muchos los adversarios que tratan de impedirlo o de socavarlo todo. Así es que si me ausentare, facilmente se podria impedir tan grande fruto, por lo cual no quiero apartarme sino hasta que estéis perfectamente firmes. He aquí que puse delante de fus ojos abierta una puerta (Ap 3,8).


Aquino: I Corintios 71