AVISOS
ESPIRITUALES
1. Dichos
de luz y amor
PRÓLOGO
También, ¡oh Dios
y deleite mío!, en estos dichos de luz y amor de ti se quiso mi alma emplear
por amor de ti, porque ya que yo, teniendo la lengua de ellos, no tengo la obra
y virtud de ellos, que es con lo que, Señor mío, te agradas, más que con el
lenguaje y sabiduría de ellos, otras personas, provocadas por ellos, por
ventura aprovechen en tu servicio y amor, en que yo falto, y tenga mi alma en
qué se consolar de que haya sido ocasión que lo que falta en ella halles en
otros.
Amas tú, Señor, la
discreción, amas la luz, amas el amor sobre las demás operaciones del alma. Por
eso, estos dichos serán de discreción para el caminar, de luz para el camino y
de amor en el caminar.
Quédese, pues,
lejos la retórica del mundo; quédense las parlerías y elocuencia seca de la
humana sabiduría, flaca e ingeniosa, de que nunca tú gustas, y hablemos
palabras al corazón bañadas en dulzor y amor, de que tú bien gustas, quitando
por ventura delante ofendículos y tropiezos a muchas almas que tropiezan no
sabiendo, y no sabiendo van errando, pensando que aciertan en lo que es seguir
a tu dulcísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, y hacerse semejantes a él en la
vida, condiciones y virtudes, y en la forma de la desnudez y pureza de su
espirítu. Mas dala tú, Padre de misericordias, porque sin ti no se hará nada,
Señor.
1. Siempre el
Señor descubrió los tesoros de su sabiduría y espíritu a los mortales; mas
ahora que la malicia va descubriendo más su cara, mucho los descubre.
2. ¡Oh, Señor Dios
mío!, ¿quién te buscará con amor puro y sencillo que te deje de hallar muy a su
gusto y voluntad, pues que tú te muestras primero y sales al encuentro a los
que te desean?
3. Aunque el
camino es llano y suave para los hombres de buena voluntad, el que camina
caminará poco y con trabajo si no tiene buenos pies y ánimo y porfía animosa en
eso mismo.
4. Más vale estar
cargado junto al fuerte que aliviado junto al flaco: cuando estás cargado,
estás junto a Dios, que es tu fortaleza, el cual está con los atribulados;
cuando estás aliviado, estás junto a ti, que eres tu misma flaqueza; porque la
virtud y fuerza del alma en los trabajos de paciencia crece y se confirma.
5. El que solo se
quiere estar, sin arrimo de maestro y guía, será como el árbol que está solo y
sin dueño en el campo, que, por más fruta que tenga, los viadores se la cogerán
y no llegará a sazón.
6. El árbol
cultivado y guardado con el beneficio de su dueño, da la fruta en el tiempo que
de él se espera.
7. El alma sola,
sin maestro, que tiene virtud, es como el carbón encendido que está solo: antes
se irá enfriando que encendiendo.
8. El que a solas
cae, a solas se está caído y tiene en poco su alma, pues de sí solo la fía.
9. Pues no temes
el caer a solas, ¿cómo presumes de levantarte a solas? Mira que más pueden dos
juntos que uno solo.
10. El que cargado
cae, dificultosamente se levantará cargado.
11. Y el que cae
ciego, no se levantará ciego solo; y, si se levantare solo, encaminará por
donde no conviene.
12. Más quiere
Dios en ti el menor grado de pureza de conciencia que cuantas obras puedes
hacer.
13. Más quiere
Dios en ti el menor grado de obediencia y sujeción que todos esos servicios que
le piensas hacer.
14. Más estima
Dios en ti el inclinarte a la sequedad y al padecer por su amor que todas las
consolaciones y visiones espirituales y meditaciones que puedas tener.
15. Niega tus
deseos y hallarás lo que desea tu corazón. ¿Qué sabes tú si tu apetito es según
Dios?
16. ¡Oh dulcísimo
amor de Dios, mal conocido! El que halló sus venas descansó.
17. Pues se te ha
de seguir doblada amargura de cumplir tu voluntad, no la quieras cumplir,
aunque quedes en amargura.
18. Más indecencia
e impureza lleva el alma para ir a Dios, si lleva en si el menor apetito de
cosa del mundo, que si fuese cargada de todas las feas y molestas tentaciones y
tinieblas que se pueden decir, con tal que su voluntad razonal no las quiera
admitir. Antes el tal entonces puede confiadamente llegar a Dios por hacer la
voluntad de Su Majestad, que dice: Venid a mí todos los que estáis trabajados y
cargados y yo os recrearé (Mt.11,28).
19. Más agrada a
Dios el alma que con sequedad y trabajo se sujeta a lo que es razón, que la
que, faltando en esto, hace todas sus cosas con consolación.
20. Más agrada a
Dios una obra, por pequeña que sea, hecha en escondido, no teniendo voluntad de
que se sepa, que mil hechas con gana de que las sepan los hombres. Porque el
que con purísimo amor obra por Dios, no solamente no se le da nada de que lo
vean los hombres, pero ni lo hace porque lo sepa el mismo Dios; el cual, aunque
nunca lo hubiese de saber, no cesaría de hacerle los mismos servicios con la
misma alegría y pureza de amor.
21. La obra pura y
entera hecha por Dios en el seno puro hace reino entero para su dueño.
22. Dos veces
trabaja el pájaro que se asentó en la liga, es a saber: en desasirse y
limpiarse de ella. Y de dos maneras pena el que cumple su apetito: en desasirse
y, después de desasido, en purgarse de lo que de él se le pegó.
23. El que de los
apetitos no se deja llevar, volará ligero según el espíritu, como el ave a que
no falta pluma.
24. La mosca que a
la miel se arrima impide su vuelo; y el alma que se quiere estar asida al sabor
del espíritu impide su libertad y contemplación.
25. No te hagas
presente a las criaturas si quieres guardar el rostro de Dios claro y sencillo
en tu alma; mas vacía y enajena mucho tu espíritu de ellas y andarás en divinas
luces, porque Dios no es semejante a ellas.
Oración del alma
enamorada.
26. ¡Señor Dios,
amado mío! Si todavía te acuerdas de mis pecados para no hacer lo que te ando
pidiendo, haz en ellos, Dios mío, tu voluntad, que es lo que yo más quiero, y
ejercita tu bondad y misericordia y serás conocido en ellos. Y si es que
esperas a mis obras para por ese medio concederme mi ruego, dámelas tú y
óbramelas, y las penas que tú quisieras aceptar, y hágase. Y si a las obras
mías no esperas, ¿qué esperas, clementísimo Señor mío?; ¿por qué te tardas?
Porque si, en fin, ha de ser gracia y misericordia la que en tu Hijo te pido, toma
mi cornadillo , pues le quieres, y dame este bien, pues que tú también lo
quieres.
¿Quién se podrá
librar de los modos y términos bajos si no le levantas tú a ti en pureza de
amor, Dios mío?
¿Cómo se levantará
a ti el hombre, engendrado y criado en bajezas, si no le levantas tú, Señor,
con la mano que le hiciste?
No me quitarás,
Dios mío, lo que una vez me diste en tu único Hijo Jesucristo, en que me diste
todo lo que quiero. Por eso me holgaré que no te tardarás si yo espero.
¿Con qué
dilaciones esperas, pues desde luego puedes amar a Dios en tu corazón?
27. Míos son los
cielos y mía es la tierra; mías son las gentes, los justos son míos y míos los
pecadores; los ángeles son míos, y la Madre de Dios y todas las cosas son mías;
y el mismo Dios es mío y para mí, porque Cristo es mío y todo para mí. Pues
¿qué pides y buscas, alma mía? Tuyo es todo esto, y todo es para ti. No te
pongas en menos ni repares en meajas que se caen de la mesa de tu Padre.
Sal fuera y
gloríate en tu gloria, escóndete en ella y goza, y alcanzarás las peticiones de
tu corazón.
28. El espíritu
bien puro no se mezcla con extrañas advertencias ni humanos respetos, sino solo
en soledad de todas las formas, interiormente, con sosiego sabroso se comunica
con Dios, porque su conocimiento es en silencio divino.
29. El alma
enamorada es alma blanda, mansa, humilde y paciente.
30. El alma dura
en su amor propio se endurece.
31. Si tú en tu
amor, ¡oh buen Jesús! no suavizas el alma, siempre perseverará en su natural
dureza.
32. El que la
ocasión pierde, es como el que soltó el ave de la mano, que no la volverá a
cobrar.
33. No te conocía
yo a ti, ¡oh Señor mío!, porque todavía quería saber y gustar cosas.
34. Múdese todo
muy enhorabuena, Señor Dios, porque hagamos asiento en ti.
35. Un solo pensamiento
del hombre vale más que todo el mundo; por tanto, sólo Dios es digno de él.
36. Para lo
insensible, lo que no sientes; para lo sensible, el sentido; y para el espíritu
de Dios, el pensamiento.
37. Mira que tu
ángel custodio no siempre mueve el apetito a obrar, aunque siempre alumbra la
razón; por tanto, para obrar virtud, no esperes al gusto, que bástate la razón
y entendimiento.
38. No da lugar el
apetito a que le mueva el ángel cuando está puesto en otra cosa.
39. Secado se ha
mi espíritu,porque se olvida de apacentarse en ti.
40. Eso que
pretendes y lo que más deseas no lo hallarás por esa vía tuya ni por la alta
contemplación, sino en la mucha humildad y rendimiento de corazón.
41. No te canses,
que no entrarás en el sabor y suavidad de espíritu, si no te dieres a la
mortificación de todo eso que quieres.
42. Mira que la
flor más delicada más presto se marchita y pierde su olor; por tanto, guárdate
de querer caminar por espíritu de sabor, porque no serás constante; mas escoge
para ti un espíritu robusto, no asido a nada, y hallarás dulzura y paz en
abundancia; porque la sabrosa y durable fruta en tierra fría y seca se coge.
43. Cata que tu
carne es flaca y que ninguna cosa del mundo puede dar fortaleza a tu espíritu
ni consuelo; porque lo que nace del mundo, mundo es, y lo que nace de la carne,
carne es; y el buen espíritu sólo nace del espíritu de Dios, que se comunica no
por mundo ni carne (Jn. 4, 6).
44. Entra en
cuenta con tu razón para hacer lo que ella te dice en el camino de Dios, y
valdráte más para con tu Dios que todas las obras que sin esta advertencia
haces y que todos los sabores espirituales que pretendes.
45. Bienaventurado
el que, dejado aparte su gusto e inclinación, mira las cosas en razón y
justicia para hacerlas.
46. El que obra razón
es como el que come sustancia, y el que se mueve por el gusto de su voluntad,
como el que come fruta floja.
47. Tú, Señor,
vuelves con alegría y amor a levantar al que te ofende y yo no vuelvo a
levantar y honrar al que me enoja a mi.
48. ¡Oh poderoso
Señor!, si una centella del imperio de tu justicia tanto hace en el principe
mortal, que gobierna y mueve las gentes, ¿qué hará tu omnipotente justicia
sobre el justo y el pecador?
49. Si purificares
tu alma de extrañas posesiones y apetitos, entenderás en espíritu las cosas; y
si negares el apetito en ellas, gozarás de la verdad de ellas entendiendo en
ellas lo cierto.
50. ¡Señor, Dios
mío!, no eres tú extraño a quien no se extraña contigo; ¿cómo dicen que te
ausentas tú?
51. Verdaderamente
aquél tiene vencidas todas las cosas que ni el gusto de ellas le mueve a gozo
ni el desabrimiento le causa tristeza.
52. Si quieres
venir al santo recogimiento, no has de venir admitiendo sino negando.
53. Yéndome yo,
Dios mío, por doquiera contigo, por doquiera me irá como yo quiero para ti.
54. No podrá
llegar a la perfección el que no procura satisfacerse con nonada, de manera que
la concupiscencia: natural y espiritual estén contentas en vacío; que para
llegar a la suma tranquilidad y paz de espíritu esto se requiere; y de esta
manera el amor de Dios en el alma pura y sencilla casi frecuentemente está en
acto.
55. Mira que, pues
Dios es inaccesible, no repares en cuanto tus potencias pueden comprehender y
tu sentido sentir, porque no te satisfagas con menos y pierda tu alma la
ligereza conveniente para ir a él.
56. Como el que
tira el carro la cuesta arriba, así camina para Dios el alma que no sacude el
cuidado y apaga el apetito.
57. No es de
voluntad de Dios que el alma se turbe de nada ni que padezca trabajos; que, si
los padece en los adversos casos del mundo, es por la flaqueza de su virtud,
porque el alma del perfecto se goza en lo que se pena la imperfecta.
58. El camino de
la vida, de muy poco bullicio y negociación es, y más requiere mortificación de
la voluntad que mucho saber. El que tomare de las cosas y gustos lo menos,
andará más por él.
59. No pienses que
el agradar a Dios está tanto en obrar mucho como en obrarlo con buena voluntad,
sin propiedad y respetos.
60. A la tarde te
examinarán en el amor; aprende a amar como Dios quiere ser amado y deja tu
condición.
61. Cata que no te
entremetas en cosas ajenas, ni aun las pases por tu memoria, porque quizá no
podrás tú cumplir con tu tarea.
62. No pienses que
porque en aquél no relucen las virtudes que tú piensas, no será precioso
delante de Dios por lo que tú no piensas. 63. No sabe el hombre gozarse bien ni
dolerse bien, porque no entiende la distancia del bien y del mal.
64. Mira que no te
entristezcas de repente de los casos adversos del siglo, pues que no sabes el
bien que traen consigo ordenado en los juicios de Dios para el gozo sempiterno
de los escogidos.
65. No te goces en
las prosperidades temporales, pues no sabes de cierto que te aseguran la vida
eterna.
66. En la
tribulación acude luego a Dios confiadamente, y serás esforzado, y alumbrado y
enseñado.
67. En los gozos y
gustos acude luego a Dios con temor y verdad, y no serás engañado ni envuelto
en vanidad.
68. Toma a Dios
por esposo y amigo con quien te andes de continuo, y no pecarás, y sabrás amar,
y haránse las cosas necesarias prósperamente para ti.
69. Sin trabajo
sujetarás las gentes y te servirán las cosas si te olvidares de ellas y de ti
mismo.
70. Date al
descanso echando de ti cuidados y no se te dando nada de cuanto acaece, y
servirás a Dios a su gusto y holgarás en él.
71. Mira que no
reina Dios sino en el alma pacífica y desinteresada.
72. Aunque obres
muchas cosas, si no aprendes a negar tu voluntad y sujetarte, perdiendo cuidado
de ti y de tus cosas, no aprovecharás en la perfección.
73. ¿Qué aprovecha
dar tú a Dios una cosa si él te pide otra? Considera lo que Dios querrá y
hazlo, que por ahí satisfarás mejor tu corazón que con aquello a que tú te
inclinas.
74. ¿Cómo te
atreves a holgarte tan sin temor, pues has de parecer delante de Dios a dar
cuenta de la menor palabra y pensamiento?
75. Mira que son
muchos los llamados y pocos los escogidos (Mt. 22, 14), y que, si tú de ti no
tienes cuidado, más cierta está tu perdición que tu remedio, mayormente siendo
la senda que guía a la vida eterna tan estrecha (Mt. 7, 14).
76. No te alegres
vanamente, pues sabes cuántos pecados has hecho y no sabes cómo está Dios
contigo, sino teme con confianza.
77. Pues que en la
hora de la cuenta te ha de pesar de no haber empleado este tiempo en servicio
de Dios, ¿por qué no le ordenas y empleas ahora como lo querrías haber hecho
cuando te estés muriendo?
78. Si quieres que
en tu espíritu nazca la devoción y que crezca el amor de Dios y apetito de las
cosas divinas, limpia el alma de todo apetito y asimiento y pretensión, de
manera que no se te dé nada por nada. Porque, así como el enfermo, echado fuera
el mal humor, luego siente el bien de la salud y le nace gana de comer, así tú
convalecerás en Dios si en lo dicho te curas; y sin ello, aunque más hagas, no
aprovecharás.
79. Si deseas
hallar la paz y consuelo de tu alma y servir a Dios de veras, no te contentes
con eso que has dejado, porque por ventura te estás, en lo que de nuevo andas,
tan impedido o más que antes; las deja todas esotras cosas que te quedan y
apártate a una sola que lo trae todo consigo, que es la soledad santa,
acompañada con oración y santa y divina lección, y allí persevera en olvido de
todas las cosas; que, si de obligación no te incumben, más agradarás a Dios en
saberte guardar y perfeccionar a ti mismo que en granjearlas todas juntas;
porque ¿qué le aprovecha al hombre ganar todo el mundo si deja perder su alma?
(Mt 16, 26).
2. Puntos de amor, reunidos en Beas
7. Intimo deseo de que Dios la dé lo
que Su Majestad sabe que le falta para honra suya.
18. El alma que anda en amor, ni
cansa ni se cansa.
22. Los trabajos los hemos de medir a
nosotros, y no nosotros a los trabajos.
23. El que no busca la cruz de Cristo,
no busca la gloria de Cristo.
28. Toda la bondad que tenemos es
prestada, y Dios la tiene por propia obra; Dios y su obra es Dios.
30. Todo para mí y nada para ti.
31. Todo para ti y nada para mí.
32. Déjate enseñar, déjate mandar,
déjate sujetar y despreciar y serás perfecta.
3. Avisos copiados por Magdalena del
Espíritu Santo, en Beas
4. Avisos conservados por la M. María
de Jesús
1. Levantarse sobre sí, no hacer
asiento en cosa en nada.
2. Estar vuelta contra sí, airada y
jamás parada.
3. Huir con el pensamiento de cabe
ellas, cerrando la puerta a todas.
4. Limpio de todas aficiones,
pensamientos e imágenes.
5. El dulce canto suspires con
compunción y lágrimas.
5. Avisos procedentes de Antequera
2. Quien supiere morir a todo, tendrá
vida en todo.
3. Apártate del mal, obra bien y
busca la paz (Sal. 33, 14).
4. Quien se queja o murmura ni es
perfecto ni aun buen cristiano.
5. Humilde es el que se esconde en su
propia nada y se sabe dejar a Dios.
6. Manso es el que sabe sufrir al
prójimo y sufrirse a sí mismo.
8. Quien de sí propio se fía, peor es
que el demonio.
9. Quien a su prójimo no ama, a Dios
aborrece.
10. Quien obra con tibieza, cerca
está de la caída.
11. Quien huye de la oración, huye de
todo lo bueno.
12. Mejor es vencerse en la lengua
que ayunar a pan y agua.
13. Mejor es sufrir por Dios que
hacer milagros.
6. Otros avisos recogidos por la
edición de Gerona
4. El alma que está unida con Dios,
el demonio la teme como al mismo Dios.
5. El más puro padecer trae y acarrea
más puro entender.
6. El alma que quiere que Dios se le
entregue todo, se ha de entregar toda, sin dejar nada para sí.
7. El alma que está en unión de amor,
hasta los primeros movimientos no tiene.
9. Amado mío, todo lo áspero y
trabajoso quiero para mí, y todo lo suave y sabroso quiero para ti.
12. Más se granjea en los bienes de
Dios en una hora que en los nuestros toda la vida.
13. Ama el no ser conocida de ti ni
de los otros. Nunca mirar los bienes ni los males ajenos.
14. Andar a solas con Dios; obrar en
el medio; esconder los bienes de Dios.
16. Grande mal es tener más ojo a los
bienes de Dios que al mismo Dios. Oración y desapropio.
19. Hable poco, y en cosas que no es
preguntado no se meta.
20. Siempre procure traer a Dios
presente y conservar en sí la pureza que Dios le enseña.
24. Nunca deje derramar su corazón,
aunque sea por un credo.
27. No rehúse el trabajo, aunque le
parezca no lo podrá hacer. Hallen todos en ella piedad.
28. No contradiga. En ninguna manera
hable palabras que no vayan limpias.
30. No niegue cosa que tenga, aunque
la haya menester.
36. Buscad leyendo y hallaréis
meditando; llamad orando y abriros han contemplando.