Prof. Cajiao, Bogotà: MUJER Y TEOLOGIA

 

A lo largo de su historia la Iglesia ha reconocido la capacidad de producción teológica de la mujer cuando ha declarado como doctoras de la misma a varias de ellas, Teresa de Ávila, Catalina de Sena, Teresita de Jesús, aunque sin duda no ha sido lo más frecuente.

En nuestros días el feminismo es considerado como un movimiento social que expresa resistencia frente a las múltiples discriminaciones a las que ha estado sometida la mujer. Desde los 70 se han dado dos corrientes dentro del feminismo: el de la diferencia y el de la igualdad. El primero parte de la idea de la "esencia" femenina para aportar lo que es esencialmente suyo: la ternura, el cuidado, la cotidianidad, la corporeidad, etc. El segundo es más reivindicativo en el sentido de luchar por la igualdad de oportunidades.

En un movimiento similar a como se ha desarrollado el feminismo, podemos encontrar tres grandes momentos en la reflexión teológica sobre la mujer. El primero, llamado "teología de la mujer o de la feminidad" que intenta valorar los roles atribuidos tradicionalmente a la mujer y verlos como necesarios en el quehacer teológico. Un segundo momento lo constituye la propiamente llamada "teología feminista". Esta teología es considerada como una teología contextual porque parte de las experiencias de marginación vividas por las mujeres. Esta reflexión coincide con el acceso de la mujer a las facultades de teología.

La teología feminista es crítica con la sociedad patriarcal y con todas las normas, tradiciones y estereotipos que de ella se derivan. Parte del sufrimiento real de la mujer causado por esta visión androcéntrica y propone una revisión radical de todas esas formas de opresión.

La teología feminista se presenta como una búsqueda radical de la dignidad y el lugar de la mujer, así como del papel que ha de desempeñar y los derechos que ha de ejercer en la Iglesia. La teología feminista nace como reflexión dentro de los cánones de la teología de la liberación. Usa la metodología del ver-juzgar-actuar: parte de la realidad de la mujer, la juzga a la luz de la Palabra de Dios y toma decisiones con respecto a las acciones que deben transformar esa realidad.

Actualmente se pueden distinguir dos corrientes en la teología feminista. La primera, cuestiona hasta las bases mismas de la autoridad de toda la cultura judeocristiana y la segunda la que cuestiona algún esquema de estructura general de la teología dejando en pie la estructura misma.

La teología feminista actualmente – tercero - ha incorporado la categoría de "género" y con ella la propuesta se ha ampliado mucho más: hombres y mujeres están llamados a replantearse los roles culturales asignados tradicionalmente a cada uno de los sexos para proponer un nuevo orden de relaciones de igualdad y equidad para todos.

Aunque ha sido la mujer la que ha empujado decisivamente la reflexión teológica sobre su necesaria participación en la vida eclesial en condiciones de igualdad, hoy es un trabajo que debe ser hecho por todos, hombres y mujeres. No basta ser mujer para hacer una reflexión teológica. No basta que el teólogo trate temas sobre la mujer. Hoy la teología esta llamada a incorporar en su reflexión la dimensión genérica si quiere responder a los desafíos actuales y ser coherente con el principio evangélico "no hay más judío, ni griego, ni esclavo ni libre, ni hombre ni mujer" (Gal 3,28). Pero esta incorporación de la reflexión feminista en la teología, supone una conversión personal, un replanteamiento a fondo de nuestros roles y un deseo profundo de crear nuevas relaciones genéricas para apuntar a un nuevo orden mundial más acorde con la comunidad de hermanos que debe ser la Iglesia.