María y la evangelización de la familia
Dr. Rodney Moss, Johannesburg

El estrecho vínculo entre la Bienaventurada Virgen María y toda la historia de la salvación fundamenta la afirmación de su papel decisivo en la evangelización de la familia. Lumen Gentium afirma: "María, en efecto, ha entrado profundamente en la historia de la salvación y en cierta manera reúne en sí y refleja las exigencias más radicales de la fe. Al honrarla en la predicación y en el culto, atrae a los creyentes hacia su Hijo, hacia su sacrificio y hacia el amor del Padre" (n° 65).

En un mundo cada vez más secularizado la familia cristiana está en crisis. María, como instrumento de la evangelización, sugiere tres enfoques para enfrentar esa crisis.

En primer lugar, por medio de su unión con la obra salvífica de Cristo, María es modelo para la Iglesia y, en especial, para la Iglesia doméstica, la familia, de "la fe, el amor y la unión perfecta con Cristo" (Lumen Gentium, 64). En la encíclica Redemptoris Mater, se observa que María es "la Estrella del mar para todos los que todavía se encuentran en el camino de la fe" (n° 4). La familia contemporánea necesita con urgencia modelos de rol y, como explica la Carta de la Congregación de la Educación católica (2 de marzo de 1988): "La Virgen es, al mismo tiempo, la realización histórica más elevada del Evangelio (...) y la mujer que, por su autocontrol, su sentido de responsabilidad, su apertura a los demás y al espíritu de servicio, su fuerza y su amor, se ha realizado de la manera más completa a nivel humano" (n° 15).

En segundo lugar, la familia cristiana necesita renovarse y adquirir una interioridad más profunda para poder enfrentar los desafíos actuales. Cuanto mejor entendamos la verdad sobre María, la primera discípula, tanto más los discípulos actuales comprenderán, a nivel espiritual y existencial, las verdades sobre el Padre, Cristo, la Iglesia y la humanidad. María ha tenido una vida contemplativa: "María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón" (Lc 2,19). Ahora guía a sus hijos hacia una inteligencia cada vez más profunda de los niveles de la fe. La contemplación orante de los misterios de la fe es el medio más eficaz para la evangelización de la familia.

En tercer lugar, la paz del mundo exige una profunda preocupación por la justicia, los pobres, los marginados y los olvidados. En su Magnificat, María encarna la doctrina social católica. El Santo Padre afirma en Redemptoris Mater: "La verdad sobre Dios (...) no puede ser separada de la manifestación de su amor preferencial a los pobres y los humildes, un amor celebrado por el Magnificat y luego expresado por las palabras y las acciones de Jesús" (n° 21).

En conclusión, la evangelización actual de la familia exigirá una visión más profunda del misterio salvífico de Cristo; una espiritualidad renovada cuyo fundamento sea la contemplación y la interiorización; y, por último, una pasión por un mundo renovado de justicia y paz para todos. María es la clave.