Prof. Mons. Antonio Miralles
Pontificia Universidad del Santa Cruz
Videoconferencia, el
La predicación en el tercer milenio: desafíos y oportunidad
Juan Pablo II, entre las "prioridades por
¿Cómo lanzar de nuevo el ministerio de la predicación? Es fácil
darse cuenta que no se trata solamente de dar un nuevo empuje a lo que se ha
hecho hasta ahora, sino también de enfrentar los nuevos desafíos del actual
contexto humano y social, que se revelan también como nuevas oportunidades de
evangelización. Para encontrar una verdadera respuesta seguiremos una
indicación de Benedicto XVI en su primer Mensaje al día siguiente de su
elección a sucesor de San Pedro. En el «afirmar con fuerza la decidida voluntad
de continuar en el empeño de realización del Concilio Vaticano II",
añadió: " Los documentos conciliares no han perdido su actualidad con el paso
de los años; al contrario, sus enseñanzas se revelan particularmente
pertinentes ante las nuevas instancias de
El Lumen gentium enuncia
el principio de base del ministerio sacerdotal de la predicación: “Los
presbíteros […] en virtud del
sacramento del orden, han sido consagrados como verdaderos sacerdotes del Nuevo
Testamento, según la imagen de Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote, para predicar
el Evangelio", y añade una preciosa indicación:
"Participando, en el grado propio de su ministerio del oficio
de Cristo, único Mediador, anuncian a todos la divina palabra", LG 28/1. "A todos" entonces, y aquí ya nos
encontramos con un desafío de primer nivel. El decreto Presbyterorum Ordinis refuerza esta amplitud de destinatarios de la
predicación: " Los presbíteros, pues, se deben a todos, en
cuanto a todos deben comunicar la verdad del Evangelio que poseen en el
Señor ", PO 4/1, y luego enumera las dos mayores categorías de
destinatarios: de una parte, " En las regiones o núcleos no cristianos
", porque "los hombres son atraídos a la fe y a los sacramentos de la
salvación por el mensaje evangélico"; y por otro lado, "pero en la
comunidad cristiana ", pero entre este el decreto conciliar señala una
categoría en cuyo confrontas la predicación se vuelve de modo particular un
desafío, es decir " aquellos que comprenden o creen poco lo que celebran
", PO 4/2.
En relación a los contenidos de la predicación, el decreto indica una importante tarea que constituye otro desafío: aquel "de enseñar la palabra de Dios, e invitar indistintamente a todos a la conversión y a la santidad", PO 4/1. Sobre esta estela Giovanni Paolo II se ha movido señalando con el dedo como primera prioridad pastoral del nuevo milenio como la santidad: "Es hora de proponer nuevamente a todos con convicción esta "medida alta" de la vida cristiana ordinaria", NMI 31/3. Es este un verdadero desafío a los sacerdotes porque, como enseña el decreto conciliar, les corresponde realizar en sí mismos la palabra de Dios que tienen que enseñar a los otros, cfr. PO 13/2. Cada uno tiene que ver si está persiguiendo esta "medida alta."
Otra oportunidad de predicación y, al mismo tiempo, apremiante desafío nos propone Juan Pablo Paolo II, en la encíclica Redemptoris missio, cuando se refiere a los "areópagos modernos […] El areópago representaba entonces [a los tiempos de san Pablo] el centro de la cultura del docto pueblo ateniense, y hoy puede ser tomado como símbolo de los nuevos ambientes donde debe proclamarse el Evangelio ", RM 37.c/1. No los ve el Pontífice como agrupaciones humanas, sino como áreas culturales.
"El primer areópago del tiempo moderno es el mundo de la comunicación, que está unificando a la humanidad y transformándola —como suele decirse— en una « aldea global ». ", RM 37.c/2. No se trata sólo de empeñarse en ellas para multiplicar la difusión del mensaje cristiano; sino - explica el Pontífice -se trata de un hecho más profundidad, porque la evangelización misma de la cultura moderna depende en gran parte de su influjo", ibidem. Volveremos sobre este punto.
"Existen otros muchos areópagos del mundo moderno […]. Por ejemplo, el compromiso por la paz, el desarrollo y la liberación de los pueblos; los derechos del hombre y de los pueblos, sobre todo los de las minorías; la promoción de la mujer y del niño; la salvaguardia de la creación, son otros tantos sectores que han de ser iluminados con la luz del Evangelio", RM 37.c/3. La predicación es llamada a iluminar estas temáticas con la luz del evangelio.
"Hay que recordar, además, el vastísimo areópago de la cultura,
de la investigación científica, de las relaciones internacionales que favorecen
el diálogo y conducen a nuevos proyectos de vida", RM 37.c/4.
Los desafíos al ministerio de la predicación en el nuevo milenio
inciden ante todo en el contenido. Al respeto el decreto Presbyterorum Ordinis contiene un criterio de auténtica eficacia:
"es siempre su deber enseñar [de los presbiterios], no su propia
sabiduría, sino la palabra de Dios ", PO 4/1. Son palabras claras en las
que repica el eco de la admonición de san Pablo a no falsificar la palabra de
Dios: "Se encuentran con facilidad vendedores de la palabra de Dios, pero
nosotros actuamos por convicción; todo procede de Dios y lo decimos en su
presencia, en Cristo", 2 Cor 2, 17. El verbo kapêleúein, que
El hablar “como movido por Dios en Cristo" ocurre de modo
especial en la predicación que es parte de la acción litúrgica. Sobre ella el
Concilio también ha expresado un claro criterio: " las fuentes
principales de la predicación serán
Los nuevos desafíos y, al mismo tiempo, oportunidades para el
relance del ministerio de la predicación en las circunstancias del nuevo
milenio solicitan, además de la fidelidad a la palabra de Dios, también de
seguir este otro criterio ofrecido por el decreto Presbyterorum Ordinis: "la predicación sacerdotal, muy difícil
con frecuencia en las actuales circunstancias del mundo, para mover mejor a las
almas de los oyentes, debe exponer la palabra de Dios, no sólo de una forma
general y abstracta, sino aplicando a circunstancias concretas de la vida la
verdad perenne del Evangelio", PO 4/1. El conocimiento de estas
circunstancias no deriva solamente de las experiencias del predicador sea sobre
hechos personales sea sobre las personas que encuentra. Los horizontes
cognoscitivos son más vastos, y él tiene que valerse de la cultura y de la
ciencia. También en relación a esto se revela preciosa la enseñanza conciliar:
"La experiencia del pasado, el progreso científico, los
tesoros escondidos en las diversas culturas, permiten conocer más a fondo la
naturaleza humana, abren nuevos caminos para la verdad y aprovechan también a
No es que el ministerio de la predicación exija al predicador de ser
un estudioso de todo el saber que determinan de modo consistente el actual
contexto cultural y social; pero sí le exige abertura de espíritu y puesta al
día informativa, no superficial, bien sí en profundidad. Los nuevos areópagos
ponen en mayor medida esta exigencia. Giovanni Paolo II la subrayó respeto al
mundo de la comunicación, que él presentó como el primer areópago del tiempo
moderno: " No basta, pues, usarlos [los medios de comunicación] para
difundir el mensaje cristiano y el Magisterio de